Eduardo Pedro Garcia Rodríguez
Ataque de
Charles Windon a La Gomera
(1744):
Son rechazados valerosamente de La Gomera los ingleses:
Honor de La Gomera y nuevo crédito de todas las Canarias fue también su hijo don Diego Bueno de Acosta, cuando, siendo capitán comandante de aquella isla, la defendió de la escuadra inglesa de Carlos Windon, en 1744. La Gaceta de Madrid publicó esta heroica acción en los siguientes términos: Por carta del mariscal de campo don Andrés Bonito, comandante general de Canarias, con fecha de 23 de junio, se ha tenido noticia que el día 30 de mayo antecedente descubrieron en la isla de La Gomera dos navíos de línea y una fragata de guerra ingleses que, bordeando con pabellón francés, reconocieron el puerto y entrando en él dieron fondo el 31. Y, poniendo bandera inglesa, empezaron el cañoneo contra la Villa y sus dos fuertes, sin que cesase el fuego desde las dos de la tarde hasta el obscurecer, y el siguiente primero de junio le continuaron con el mayor esfuerzo desde que amaneció hasta las 10 de la mañana, que dispuso el comandante inglés escribir al que mandaba la porción de milicias que prontamente pudieron juntarse para la defensa, entregase luego los dos castillos y proveyese su escuadra de abundante provisión de vino, carnes y otros víveres; y que, en su defecto, por conocer inútil la resistencia, arruinará toda la isla sin admitir ruegos ni condiciones. A cuya insufrible arrogancia satisfizo don Diego, capitán de las milicias y comandante, que por su ley, por su rey y por su patria estaba resuelto con sus fieles compañeros a sacrificar gloriosamente la vida y que, si intentase medir las fuerzas con algún desembarco, encontraría más obras que palabras. Y en vista de tan no esperada constancia, resolvió el general inglés tripular sus lanchas y hacer el último esfuerzo, invadiendo la isla y asaltando la Villa; pero, antes de pisar la playa, salieron al encuentro las milicias, soldados y marineros y, desengañado y confuso el comandante inglés, retiró sus lanchas y se hizo a la vela, llevando maltratadas las jarcias y las entenas por el cañón de los fuertes que, siendo de poco calibre, no pudo ofender a los buques. Aunque los ingleses arrojaron 5000 balas contra la Villa, sólo parece que perdió la vida un escribano que había salido a poner en cobro sus papeles, otro hombre y una mujer. "Una escuadra inglesa (escribe Mosieur Desormeauz en su Historia de España) desembarcó sus tropas en la isla de La Gomera; pero fueron vencidas y perseguidas hasta sus propios bajeles por las milicias de la isla".
Ya tres años antes, en 1740, habían los gomeros
mostrado a los ingleses su intrepidez nativa. Un corsario de esta nación seguía
cierto barco que transitaba de La
Palma a Gran Canaria, cargado de variedad de dulces.
Refugióse a la playa del Azúcar, de La Gomera, en el valle de Hermigua. Acuden al punto
los isleños a su socorro y, aunque el barco pereció contra un roque por
precipitación de los marineros, quitaron los milicianos la vida cinco ingleses
y aprisionaron a dos. No contentos con esto, el capitán don Pedro Salazar y don
Fernando Peraza se entraron armados de sus fusiles en la lancha de la nave
perdida, a fin de perseguir la del corsario que huía con toda diligencia.
(Viera y Clavijo)
(Viera y Clavijo)
Ataque de Van der Does (1599):
Tal era el sistema de las cosas en 1610, cuando don Gaspar de Castilla Guzmán y doña Inés de la Peña se decían cuartos condes de La Gomera. Esta era el bajo imperio de esta familia. Sin embargo, aquel intermedio que hubo entre el conde presidente y el conde don Gaspar es una época célebre en La Gomera, por haber sucedido entonces (1599) la famosa invasión que ejecutó allí la armada holandesa en número de 76 naves, al mando de Pedro Van der Does. Estos valerosos rebeldes, que ya se veían poderosos en el mar, conociendo que para la idea que seguían de apoderarse del comercio de Oriente y Occidente era muy importante algún puerto de las Canarias, se echaron ansiosos sobre la isla de La Gomera con sobradas fuerzas para subyugarla y oprimirla. Ya el año antecedente habían tomado una de las Azores. Pero la inmortal gloria y singular valor de los gomeros en la defensa de la patria parecerá sin duda menos sospechosa, celebrada por una pluma que no se interesaba en ella. Los gomeros, que merecían entonces un Tucídides, solo tuvieron al maestro Gil González Dávila. Véanse aquí sus expresiones. "En el año de 1599, la liga de las islas de Holanda y Zelanda bajó con armada de 76 navíos y 10.000 hombres de guerra y acometió las islas de Canaria. Los de la tierra se pusieron en defensa con tanto esfuerzo, que al enemigo le retiraron al mar con pérdida de su general y gente. Lo que pasó en la isla de La Gomera, que es una de las Canarias, y del valor de aquellos buenos vasallos, es justo quede en memoria. Sucedió un martes, 13 d junio de 1599, habiendo echado en tierra el enemigo siete compañías de mosqueteros, piqueros y arcabuceros y desembarcado 150 hombres mosqueteros, que a un mismo tiempo marchaban con los demás a la sorda, por diferente camino, sin son de caja. Los de la villa enviaron siete soldados de los suyos que reconociesen el paso del enemigo, y en particular la manga de 120 y, si viesen la ocasión acometiesen. Así lo hicieron en la ladera que está sobre el puerto, cerca de la ermita de San Sebastián, y les ganaron las armas, sin haber muerto ni peligrado ninguno; sólo salieron los cinco de ellos heridos. Estuvo el enemigo en as islas haciendo el daño que pudo hasta 8 de julio. Los naturales le mataron 2.000 hombres y con la artillería le echaron al fondo la capitana y algunas lanchas y vasos". Sin duda que ver espartanos en La Gomera es uno de los más bellos espectáculos de la historia moderna de nuestras islas. Reservamos para otro libro dar noticia puntual de lo que sucedió en la Gran Canaria, adonde se dirigió este armamento después que le salió tan mal su tentativa en La Gomera. ¡Qué equivocado escribía el autor de Historia metálica de Holanda, cuando sienta que el almirante Van der Does tomó y saqueó la Villa de La Gomera! Sólo es cierto que los holandeses quemaron la ermita de Santiago, en el distrito de Alajeró; que maltrataron la antigua torre, en donde se solían guardar los caudales de las flotas de Indias que se refugiaban allí, y que se llevaron la artillería, os archivos de a isla y la campana mayor de la parroquia.
Ataque de berberiscos a La Gomera (1617):
También se sabe que otra escuadra de 14 buques batió infructuosamente aquel puerto en septiembre de 1617, durante algunos días. Pero no fueron los gomeros tan favorecidos de la fortuna contra los argelinos, como contra los holandeses. La idea de cautiverio, el nombre de moros, de sarracenos y piratas servían entonces como de rémora que cortaba muchas veces el valor de nuestros canarios. Ya hemos referido la invasión que ejecutaron cinco mil berberiscos en Lanzarote, año de 1618, y cómo, después de haber hecho allí terribles males, se echaron victoriosos sobre La Gomera, desembarcando sin mucha oposición. Aunque los habitantes se habían refugiado a los montes, no dejaron de llevarse algunos cautivos que cogieron en la cueva de Vargas, dentro del barranco de la Villa. A una vieja que no había tenido bastante vigor para huir la llevaron los bárbaros a las playas y, enterrándola en la arena hasta la cintura, la hicieron blanco de sus bocas de fuego. Saquearon la Villa de San Sebastián. Desmantelaron la torre; quemaron la casa de los condes, los archivos, los edificios principales. Algunos años antes se habían llevado dos piadosos, esto es, dos conventos de religiosos mendicantes: el uno de padres dominicos en el valle de Hermigua de La Gomera, dedicado a San Pedro Apóstol, en 18 de marzo de 1611, y el otro de padres franciscanos en la Villa de Valverde, la capital del Hierro, con algunas limosnas. (Viera y Clavijo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario