viernes, 31 de enero de 2014

LUÍS FRANCISCO BENÍTEZ DE LUGO Y BENÍTEZ DE LUGO, VIII MARQUÉS DE LA FLORIDA, PIONERO DEL ESPIRITISMO EN ESPAÑA Y CANARIAS




1876 mayo 2.
Fallece el criollo canario y primer espiritista canario Luis Benitez de Lugo.
Nacimiento
“Luís Fco. Benítez de Lugo y Benítez de Lugo nació en la Villa de la Orotava (isla de Tenerife) el día 1 de Abril de 1837. Era hijo primogénito de Luís Jerónimo Benítez de Lugo y del Hoyo Solorzano, VII Marqués de la Florida, y de Elena Benítez de Lugo y Urtusáustegui, quienes habían contraído matrimonio en La Orotava el 1 de Mayo de 1836.
Fueron sus  abuelos paternos Luís Bonifacio Benítez del Hoyo Lugo y Sotomayor, VI Marqués, muerto en 1847, cuando nuestro protagonista contaba diez años de edad, y María de la Candelaria del Hoyo Solorzano, que falleció en 1852, cinco años más tarde.
Sus abuelos maternos lo fueron Francisco Bautista Benítez de Lugo Arias de Saavedra y María de la Concepción Urtusáustegui y Monteverde, quien sobreviviría a su marido y fallecería en 1860.
Su padre, Luís Jerónimo, murió el 8 de Agosto de 1856, dejándole huérfano a los diecinueve años y con cinco hermanos menores, un varón y cuatro niñas.
Su madre, Elena, le sobreviviría, pues murió el 6 de Febrero de 1887, once años después que su hijo. Este, pues, sucedió a su padre en el título, siendo el VIII Marqués de la Florida desde temprana edad.
Estudios y actividad política
Estudió el Bachillerato en el Instituto Provincial de Canarias (La Laguna, Tenerife), que superó con notable aprovechamiento, dejando un magnífico recuerdo entre sus profesores.
A fines del verano de 1859, ya huérfano de padre, marcha a Madrid para estudiar las carreras de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central. Su llegada a la capital coincide con el gobierno de Leopoldo O’Donell en el período de la Unión Liberal.
En 1860 se afilia al partido Progresista, al tiempo que comienza su quehacer literario colaborando en diversos periódicos.
En septiembre de 1862 cuando Benito Pérez Galdós acude a Madrid a estudiar, Florida actúa como su fiador, institución necesaria en la universidad de entonces. A partir de aquí nace entre ellos una intensa amistad.
En 1863 obtiene el grado de Bachiller en Derecho Administrativo y en 1864 el de Bachiller en Derecho Civil y Canónico.
Entre los años de 1862 y 1863, Florida fue asistente asiduo de la tertulia de canarios que se reunía en el “Café Universal”, de la que formaban parte, entre otros, Fernando León y Castillo, Benito Pérez Galdós, Barcino Guimerá, etc. Sobre esto escribió Galdós algunas páginas en su España Trágica.
A comienzos de abril de 1863, empieza a publicarse en Madrid la revista Las Canarias, dirigida por el economista palmero Benigno Carballo Wangüemert, de cuya redacción formaban parte, además, Fernando León y Castillo y Luís F. Benítez de Lugo. Su primer trabajo publicado en esta revista, fue el que tituló “El Último Aliento de un Pueblo”.
Sólo se habían editado cuatro números cuando el Marqués de la Florida se aparta de la redacción de la revista, solidarizándose con un grupo de canarios que habían sido reticentes a la misma desde el principio, entre los que se encontraba su paisano, amigo y correligionario en ideas políticas y espiritistas José Plácido Sansón. Las causas de esta decisión tuvieron su origen fundamental en cuestiones de política local canaria, más que de orden personal. Se inicia así una época de dura campaña y enfrentamiento dialéctico entre los que representaban posiciones antagónicas.
También en torno a 1863 ingresa en la Asociación Científica, en muchos de cuyos debates intervino, destacando por “su buen decir, que distingue al hombre literato, erudito y de rica fantasía”, según palabras de León y Castillo (1)  en la Memoria de la Asociación. En el mismo año, entra como socio del Ateneo Científico y Literario de Madrid, y en 1864 es socio, asimismo, de La Tertulia.
La intensa participación en política del Marqués de la Florida se acrecienta en esta época, siendo designado representante canario en el Comité Central del partido Progresista.
“La Noche de San Daniel”
Florida fue protagonista principal de los acontecimientos que las páginas de la historia conocen como “La Noche de San Daniel”, ocurridos el 10 de Abril de 1865. Tales hechos tuvieron su origen en el expediente que se ordenó abrir a Emilio Castelar, catedrático de Historia en la Universidad Central, por orden del ministro de Fomento, Alcalá Galiano, en reacción a un artículo de aquel titulado “El Rasgo” y publicado en el periódico La Democracia, donde criticaba duramente la cesión de bienes pertenecientes al Patrimonio Real que la Reina Isabel II había acordado para atender la bancarrota nacional, quedándose con una cuarta parte del producto.
El rector, Juan Manuel Pérez de Montalbán, se negó a obedecer la orden del ministro y fue destituido. Florida recoge entonces el encargo de sus compañeros estudiantes, de hacer una petición para solicitar un permiso a las autoridades y celebrar una serenata en honor del destituido rector, que le es concedido. A última hora, sin embargo, el ministro de la Gobernación, González Bravo, prohibió el acto.
Dos noches después, el lunes, día de San Daniel, los estudiantes deciden, con o sin autorización, dar una pitada al nuevo rector nombrado por el Gobierno, don Diego Miguel Baamonde y Jaime, Marqués de Zafra. Durante el día, sólo ocurrieron pequeñas escaramuzas entre estudiantes y guardias; mas, al llegar la noche se produjo lo inesperado: la tragedia. En el mismo centro de Madrid, una durísima carga efectuada por la guardia al mando de Narváez, terminó con el sangriento balance de 12 muertos y 193 heridos.
En razón de su protagonismo, Florida es buscado como cabecilla, teniendo que permanecer oculto. Sale de Madrid y se traslada a Sevilla, en cuya universidad se matricula cursando varias asignaturas del preparatorio de la carrera de Filosofía y Letras. Terminado este curso de 1864-65, aprobó Historia Universal, Literatura Española y Literatura Latina.
Entretanto, las consecuencias de la “Noche de San Daniel” continúan, sucediéndose los debates en el Senado y el Congreso. El 21 de Julio cae el Gobierno de Narváez, al que sucede de nuevo la Unión Liberal, con O’Donell al frente.
Por este mismo tiempo, Florida es nombrado socio de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife, y entra a formar parte, también, de la Academia Matritense de Jurisprudencia y Legislación.
En el otoño de 1865, se desata en Madrid una epidemia de cólera en la que Florida jugaría un abnegado papel, dando muestras de sus altos valores morales y conciencia solidaria.
Destinado al barrio de Jacometrezzo, como miembro de la Junta de Socorro del Distrito Centro de la Sociedad Amigos de los Pobres, Florida llevaría a cabo una destacada labor de ayuda organizando actos benéficos y aportando de su propio bolsillo numerosísimas ayudas a familias afectadas. También su amigo José Plácido Sansón colabora en esta tarea.
La situación política seguía inestable, como ocurriría en muchos períodos a lo largo de este agitado siglo XIX en España. Disuelto el gobierno por O’Donell y convocadas elecciones para el 27 de diciembre de 1865, el partido Progresista, coligado con el Demócrata, proclama un Manifiesto en el que recomienda el más completo retraimiento en dichas elecciones.
Este clima de inestabilidad desemboca inevitablemente en conspiraciones de levantamientos revolucionarios, cuya iniciativa corresponde a los progresistas, encabezados por Prim. En estos hechos, Florida, como miembro del Comité Central del partido Progresista, participa activamente.
Después de un conato fracasado, tiene lugar el levantamiento de los sargentos del cuartel de San Gil el 22 de Junio de 1866, que también fracasó y que dio lugar a una enconada represión, incluido el fusilamiento de sesenta y seis personas, casi en su totalidad militares.
Desde 1866 hasta comienzos de 1868, en que se traslada a Tenerife, no hay demasiados datos sobre la vida del Marqués. Una vez en su isla natal comienza dirigir el periódico El Progreso de Canarias, que iniciaría su publicación en Santa Cruz de Tenerife el 2 de Mayo de 1868. Entre sus redactores estaban Miguel Villalba Hervás (2). Emilio Serra y Ruz, Darío Cullen Sánchez, José Mª Pinto y Vega, entre otros. Dejó de publicarse a finales de Julio de 1869, refundiéndose con otros dos periódicos republicanos, El Guanche y La Libertad, creándose La Federación, que comenzó a salir el 3 de Agosto, dirigido por su amigo y paisano Miguel Villalba Hervás.
El primer número de El Progreso de Canarias se presenta con una nota de la Redacción titulada “2 de Mayo de 1808 – 2 de Mayo de 1868″, un homenaje a los héroes de aquella fecha que se enfrentaron a las huestes napoleónicas, y a los “ínclitos legisladores de Cádiz”, al tiempo que se invoca la protección de “vuestros sacros manes” (3). Numerosos fueron los artículos publicados por Florida en este periódico, con notable contenido político.
El día 5 de Octubre de 1868, como consecuencia de los movimientos revolucionarios que llevaron al derrocamiento del trono de la Reina Isabel II, que tuvo que huir a Francia, se forma la Junta Superior de Gobierno de Canarias, de la que formaría parte el Marqués de la Florida. A él le fue encargado por unanimidad la redacción del primer Manifiesto al pueblo de la Junta, titulado “Habitantes de la Provincia de Canarias”, que salió publicado en El Progreso de Canarias del 10 de Octubre de 1868.
En sesión efectuada por la Junta el 23 de Octubre, además de nombrar el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, siguiendo las disposiciones del nuevo Ministerio de la Gobernación, la Junta presentó el programa político y económico que profesaba, elaborado por la comisión nombrada al efecto, de la que formaba parte Florida, quedando aprobado en los siguientes términos:
 - Sufragio universal y libre.
- Independencia y vida propia del municipio.
- Descentralización administrativa de la Provincia.
- Cámaras electivas en representación de la voluntad nacional y de la entidad provincial.
 - Unidad de fueros.
- Jurado para toda clase de delitos.
- Inamovilidad judicial.
- Inviolabilidad del domicilio.
- Seguridad individual.
- Abolición de la pena de muerte.
- Libertad de cultos.
- Libertad de imprenta sin depósito, fianza ni editor responsable.
- Libertad de comercio.
- Libertad de asociación y reunión.
- Libertad de enseñanza.
- Abolición de las quintas y matrículas de mar.
- Abolición de la esclavitud.
- Contribución única, directa, individual y proporcional.
- Desestanco de todo lo estancado.
- Libertad de las industrias del estado.
- Milicia Nacional voluntaria.
- Restablecimiento y mayor amplitud de la ley de desamortización de las cortes constituyentes de 1855.
- Aplicación a las provincias ultramarinas de España de todos los principios expuestos.
- Reducción del ejército.
El 5 de Noviembre la Junta, una vez llevados a cabo sus cometidos, acuerda disolverse, al igual que las del resto del Estado, atendiendo la orden del Gobierno en este sentido de fecha 21 de Octubre.
El 13 de Noviembre de 1868 se constituye la Diputación Provincial de Canarias, de la que entra a formar parte el Marqués de la Florida y la mayor parte de los miembros de la antigua Junta Revolucionaria.
Entre los días 27 y 30 de Enero de 1869 se celebran en Canarias las elecciones para diputados a Cortes, en las que el Marqués de la Florida es candidato por los progresistas y demócratas. Los manejos de diversos personajes sujetos a la influencia oficial lograron que no saliese elegido, aunque por un margen mínimo de votos.
Nuevamente vemos a nuestro protagonista en la Diputación, esta vez de suplente, en la que tuvo una destacada actuación, hasta la suspensión de los derechos constitucionales determinada por ley en las Cortes del 5 de Octubre -que serían restablecidas el 21 de Diciembre- , como consecuencia del alzamiento federal de Septiembre de 1869. El Gobernador Civil de Canarias, Eduardo Garrido Estrada, investido de poderes omnímodos, comenzó a ordenar una serie de destituciones, siendo una de las primeras la del Marqués de la Florida, que dejaría de ser miembro suplente de la Diputación el 26 de Octubre de 1869.
También durante 1869, Florida había ingresado como miembro del Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, siendo nombrado vocal del jurado encargado de evaluar los trabajos sobre literatura que se presentasen.
En 1870, Florida es nombrado presidente del Casino de La Orotava. En ese año se declaró una epidemia de viruela en ésta, su Villa natal, prestando notables servicios por los cuales se le propuso conceder la Cruz de Beneficencia, que él rehusó aceptar.
El 16 de Agosto de 1870 es elegido como Rey de España Amadeo de Saboya. En el mes de Diciembre, el día 27, Prim muere en atentado en la Calle del Turco, Madrid, quedando el nuevo Rey sin su principal valedor. Las Cortes son disueltas.
El 2 de Enero de 1871, don Amadeo entra en Madrid, y el día 4 forma gobierno el general Serrano. Poco después se convocan elecciones de Diputados a Cortes, que tienen lugar en la Península entre el 8 y el 11 de Marzo. En Canarias además de éstas, primero, se celebraron las de la Diputación Provincial, a continuación. En ambas es candidato el Marqués de la Florida, pero ahora desde un posicionamiento radical. Una vez más, por escasa diferencia de votos, no logra ser diputado a Cortes, saliendo en su lugar Feliciano Pérez Zamora. Sin embargo, si resulta elegido en las elecciones provinciales por la circunscripción de La Orotava, ingresando nuevamente como miembro de la Diputación Provincial de Canarias.
El 20 de Julio, el Gobierno de la nación entra en crisis y don Amadeo encarga a Ruiz Zorrilla, progresista radical, amigo íntimo de Florida, que forme nuevo gobierno, lo cual hace, reservándose la cartera de Gobernación. Precisamente en estos momentos, Florida llega a Madrid -donde luego permanecerá- formando parte de una comisión mixta de republicanos y radicales, enviada por el partido republicano de Santa Cruz de Tenerife, de la que formaban parte también Emilio Serra y José María Pinto, con el objeto de felicitar a Ruiz Zorrilla por su nombramiento. Pero este gobierno sólo duró setenta y cinco días, hasta que se produjo una nueva crisis, dimitiendo Zorrilla.
Florida y la Masonería
En el verano de 1871, entra Florida en la Masonería, estando su título fechado en Madrid el 12 de Septiembre. Toma como nombre masónico “Tingüale”, integrándose en el capítulo “Nephtalí”. Aparece como Gran Maestre su amigo y jefe en el partido Progresista, Manuel Ruiz Zorrilla. A tono con la época, es interesante anotar que muchos de sus amigos y correligionarios fueron masones: Prim, Villalba Hervás, Rafael Calzadilla, Pedro Mariano Ramírez…
Diputado a Cortes
En el mes de Diciembre de 1871, el Comité Progresista Democrático de Santa Cruz de La Palma en Canarias, elige al Marqués de la Florida como representante en el Comité Central de Madrid, donde continúa con su intensa vida política.
Después de varias crisis gubernamentales, sucédense en el poder central diversos gobiernos de escasa duración presididos por Sagasta, Serrano-Topete y Ruiz Zorrilla. Este último disuelve las Cortes y convoca nuevas elecciones para el mes de Agosto de 1872. En las mismas, se presentó en las filas radicales el Marqués de la Florida, resultando elegido diputado a Cortes por la circunscripción de La Orotava. Toma posesión de su escaño el 16 de Septiembre siguiente. Comienza así una nueva época para el Marqués de la Florida.
Villalba Hervás comenta la labor de Florida en estas Cortes en los siguientes términos: “En aquel Congreso, uno de los de más digna alabanza que registra nuestra historia parlamentaria… se distinguió por su ardiente liberalismo, por su espíritu reformista, por sus vastos conocimientos y su palabra fluida y elegante, siempre urbana y cortés, con frecuencia áticamente incisiva, no pocas veces enérgicamente elocuente. Como no debía su elección al favor del Gobierno sino a la libre voluntad del pueblo, y como a nada aspiraba para sí, votó en algunas ocasiones contra la mayoría radical de que formaba parte…” (4).
Luís F. Benítez de Lugo, intervino en numerosos debates parlamentarios. He aquí algunos de los más importantes en los que participó:
1. llamamiento al servicio a las armas a 40.000 hombres.
2. Abolición de la pena de muerte por delitos políticos.
3. Relaciones económicas entre el Clero y el estado.
4. Presupuesto de ingresos para 1872 a 1873.
5. Abandono del Peñón de la Gomera.
6. Establecimiento de una factoría en la costa occidental de  Marruecos.
Formó parte, asimismo, de numerosas comisiones parlamentarias. Vamos a nombrar sólo algunas: Comisión del Proyecto de Ley creando el Banco Español Hipotecario, de la que fue secretario; Comisión de la provincia de Madrid, dentro de la Comisión española encargada de realizar los trabajos preliminares para la Exposición Universal de Viena de 1873; Comisión para la terminación de los ferrocarriles de Córdoba a Bélmez y de Granada a Bobadilla; Comisión para la ampliación de la red telegráfica de la Península…
Destacamos también una intervención de Florida en la sesión parlamentaria del 6 de Febrero de 1873, donde presentó al Congreso una exposición de 300 vecinos “de la ilustre y antiquísima liberal ciudad de Cuenca”, en la que se solicitaba la aprobación del proyecto de ley para la abolición de la esclavitud y de esta manera España entrase “en el concierto general de todas las naciones que han emprendido la filantrópica tarea de considerar al hombre como uno y con sólo un derecho, sin hacer caso de preocupaciones de color, ni tampoco de interesadas diferencias de razas”.
Nace la I República
El 8 de Febrero de 1873, don Amadeo de Saboya presenta a Ruiz Zorrilla su abdicación, desencadenada por la llamada “cuestión artillera”. Dos días después, reunidos en el Congreso los senadores y diputados, proclaman la República, procediéndose a la votación del poder ejecutivo, que quedó encabezado por Estanislao Figueres. A partir de entonces Florida se incorpora a las filas del partido Republicano Federal.
El 4 de Marzo entra como nuevo Gobernador Civil de Canarias Miguel Villalba Hervás, amigo íntimo de Florida, como ya hemos visto, por recomendación de éste, a quien había sido ofrecido previamente el cargo, permaneciendo en el mismo hasta comienzos de Octubre.
Entre los días 10 al 13 de Mayo, se celebran elecciones a Cortes Constituyentes. En ellas, Luís F. Benítez de Lugo sale elegido nuevamente diputado. Las nuevas Cortes comenzaron sus sesiones el 1 de Junio, tomando Florida posesión de su escaño el día 5. Recibió el encargo de formar Gobierno Pi y Margall.
Benítez de Lugo entró a formar parte de la Comisión Permanente de Presupuestos, con otros siete diputados, de la que al poco tiempo fue presidente, hasta la caída de la República, tras el golpe de estado del General Pavía. También fue elegido para formar parte de la Comisión Inspectora de las operaciones de la Deuda Pública y en votación realizada en la sesión del 24 de Junio, es nombrado tercer secretario de las Cortes Constituyentes.
Numerosas fueron las intervenciones de Luís F. Benítez de Lugo en estas Constituyentes de la primera República, hasta el último momento de su efímera existencia, siendo los temas económicos, en los que era un verdadero especialista, una de sus principales áreas de actuación. Notables fueron sus duelos dialécticos en torno a diferentes aspectos económicos con el Ministro de Hacienda en el segundo gobierno de Francisco Pi y Margall, José Carvajal y Hué, que continuaría posteriormente en el mismo cargo en el gobierno formado por Nicolás Salmerón, tras la renuncia de Pi y Margall el 18 de Julio. Precisamente, en el momento de la caída de la República, el nombre de Luís F. Benítez de Lugo se barajaba como futuro ministro de Hacienda o de Ultramar.
El 6 de Septiembre, el gobierno Salmerón entra en crisis, siendo elegido en su lugar Emilio Castelar, al que se da amplios poderes. El sábado 20 se suspenden las sesiones de la Asamblea hasta el día 2 de Enero de 1874.
El 23 de Noviembre de 1873, obtiene Luís F. Benítez de Lugo el grado de Licenciado en Derecho por la Universidad Central, título que se había ido retrasando por su intensísima participación en los asuntos públicos.
Caída de la República
El día 2 de Enero de 1874, compareció el Gobierno ante las Cortes en la que iba a ser la última sesión de la joven República. Aquella, en la que el Gobierno se sometía a una proposición de confianza, fue una jornada intensa en el Congreso. Numerosos son los diputados que expresan sus críticas a Castelar, entre éstos Benítez de Lugo; y también quienes prestan su voz y argumentos en apoyo del presidente y su gobierno. Eran ya las 5 de la mañana del día 3, cuando se somete a votación la proposición de confianza, que resultó derrotada. Entre estos votos en contra está el de Luís F. Benítez de Lugo. Inmediatamente, Castelar presenta su dimisión, así como la de su gobierno, que le es admitida, al tiempo que propone que no se interrumpa la sesión para buscar un sustituto que pueda formar gobierno y superar la crisis, proposición que es tomada en consideración. Entretanto, el entonces Capitán General de Madrid, General Pavía -Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque- había venido siendo puntualmente informado de las deliberaciones del Congreso.
A las siete menos cinco de la mañana se inicia la votación de la proposición de Castelar. Apenas había comenzado el escrutinio, cuando llegan al Congreso las primeras noticias del golpe de estado de Pavía, el cual rodea a las Cortes con sus tropas y conmina al desalojo de las mismas. Inmediatamente, en el Congreso se suceden todo tipo de intervenciones y manifestaciones de los diputados en apoyo de la República, siendo notables las ofrecidas por Benítez de Lugo. Por fin las tropas entran en el Congreso, que es desalojado.
Tras este acto de fuerza, días después, los diputados de aquellas Cortes elevan sus protestas a los Tribunales Supremos de Justicia y de Guerra, sin resultado, desgraciadamente, como era de esperar. Benítez de Lugo tomó parte activa en estas gestiones y encargado por la Cámara, llevó los documentos probatorios del golpe de Estado a las sedes respectivas de estos Supremos Tribunales.
Regreso a Canarias
Una vez cumplidos estos deberes para con el Parlamento disuelto, siendo extraño y contrario a las orientaciones políticas del nuevo gobierno, poco tenía que hacer ya en Madrid el Marqués de la Florida. Decide, pues, abandonar la Capital, camino de ser nuevamente Corte, ya que el 29 de Diciembre de ese año sería restaurada la monarquía, y regresa a Tenerife para retomar sus asuntos e intereses particulares. Llega a su isla natal el 21 de Marzo de 1874.
Luís F. Benítez de Lugo venía pretendiendo desde hacía algunos años a Francisca Delgado Trinidad y O’Shee, joven natural de La Laguna, de la misma edad que el Marqués de la Florida. Su familia, por parte de madre, era de ascendencia irlandesa, y había llegado a Canarias en el siglo XVII, como muchas otras familias de esa misma procedencia, integradas plenamente en la sociedad canaria. El 11 de Octubre de 1875, contraen matrimonio, y la joven pareja fijó su residencia en la población de Güimar.
El matrimonio no tuvo descendencia. Sin embargo, el Marqués de la Florida tenía un hijo nacido el 30 de Agosto de 1868, producto de su relación con María de la Encarnación Rodríguez Suárez, que estuvo en sus primeros años al cuidado de su madre, siempre atendido en sus gastos y educación por Florida a través de su encargado, don Antonio Miranda.
Este hijo se llamó Félix Eleuterio Benítez de Lugo y Rodríguez. Se licenció en Derecho en Madrid en 1893 y llegó a ser diputado a Cortes por primera vez, por Santa Cruz de Tenerife, en las elecciones de 1907, y posteriormente lo continuaría siendo durante un total de ocho elecciones más, hasta 1936. Asimismo, fue Comisario General de Seguridad, con categoría de Director General, en 1917 y 1922, y Subsecretario de Hacienda en 1923. Fue, también, Académico Profesor de la Real Academia de Jurisprudencia y Catedrático de la Escuela Superior de Comercio desde 1915. Murió en Madrid el 29 de Diciembre de 1946, a la edad de 78 años.
Su muerte
A fines de Febrero de 1876, Luís F. Benítez de Lugo se resiente de su salud, siempre condicionada por su vieja enfermedad del corazón, de la cual ya en Madrid habían aparecido síntomas, y se traslada a Santa Cruz de Tenerife, a casa de su amigo y médico, Darío Cullen.
Terminaba el mes de Abril, cuando su situación se complica. Dándose cuenta de lo grave de su estado de salud, llama a su amigo y Notario, el palmero Rafael Calzadilla, a quien da cuenta de sus últimas voluntades y disposiciones testamentarias. Finalmente, la tarde del 2 de Mayo de 1876, desencarna a la edad de 39 años.
Quizás aquí serían también aplicables las palabras de Néstor A. Rodríguez Escudero, cuando en su obra Historia del Espiritismo en Puerto Rico, se refiere a la vida y muerte de Manuel Corchado y Juarbe en 1884, contando sólo cuarenta y cuatro años, coetáneo de Florida, amigo, diputado natural de Puerto Rico, y espiritista como él. Dice Rodríguez Escudero: “Lástima fue que un pensador de tan claras convicciones y tanta valentía para expresarlas viviera tan poco… Cometió un error: un hombre de su altitud espiritual no podía ser político. Y al insistir en serlo le costó la prematura muerte”.
Según nos relata su íntimo amigo el Dr. Miguel Villalba Hervás, en la “Necrología” que le dedicó, leída por su autor en sesión extraordinaria celebrada por el Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife el 24 de Julio de 1876 (5): “No decoraron sus funerales los símbolos de ninguna religión positiva. Luís era filósofo, y las teocracias son siempre más o menos enemigas de la filosofía. Era racionalista, y las teocracias tienden fatalmente a deprimir la razón. Era liberal, y las teocracias no se adunan con la libertad. Era, en fin, entusiasta por la causa del progreso humano, y el ideal de las teocracias es ligar los progresivos movimientos del espíritu a la inmutabilidad del dogma. Pero siguió sus restos hasta la postrer morada un numerosísimo acompañamiento; hombres de diversas localidades, de todos los partidos y creencias, incluso dos respetables sacerdotes católicos, superiores a la coacción y el miedo. Nunca habíamos visto aquí una manifestación que tan a lo vivo significase el triunfo moral de una gran idea y la apoteosis de grandes virtudes públicas y privadas. En casi todos los semblantes se dibujaba profundísimo pesar; ninguno dejaba traslucir un sentimiento innoble ni menos acusaba indiferencia, mil veces más amarga que el odio. La losa sepulcral cubrió los inanimados despojos de Luís Francisco Benítez de Lugo, alumbrada la fúnebre escena por los últimos rayos crepusculares de la tarde del 4 de Mayo.”
Termina Miguel Villaba Hervás su Necrología con estas significativas palabras, llenas de amistad, respeto y admiración: “Como hombres, recordaremos tu testamento, y aprenderemos a ser fieles a la augusta voz de la naturaleza… Como ciudadanos, tendremos muy presentes tu entereza, tu desinterés, tu consecuencia inquebrantable, tu fe en el progreso, tu pureza digna de Arístides.”
“¡Descansa en paz, amigo inolvidable! Y si es verdad que tu espíritu imperecedero comunica con este planeta por corrientes misteriosas – estas últimas palabras hacían referencia a las convicciones espiritistas de Florida -, recibe esta pobre ofrenda de fraternal cariño. ¡Ojalá me fuera dado tejer una esplendente corona, digna de orlar tu preclaro nombre en el templo de la inmortalidad!”.
Obra literaria
Su obra literaria se halla dispersa en las numerosas editoriales y artículos periodísticos que publicó. En El Progreso de Canarias, periódico que dirigió a su regreso de Madrid, dio a la luz gran número de editoriales entre los que destacan los titulados “Lo Convexo y lo Cóncavo”, “La Herencia de Narváez”, “González Bravo”, “La Lista Civil”, “Cuestión de Números”, “Vanidad de Vanidades”, “Recuerdos”…, trabajos que eran, según Villalba Hervás, “notabilísimos por la galanura de su estilo y profunda intención”, y que fueron con frecuencia mutilados por la censura; muchos otros se conservan que no vieron la luz. Dejó sin terminar una serie de artículos sobre “la Libertad en Canarias”, donde se revelaba como maestro en Filosofía de la Historia. Existen, entre sus papeles, versos inéditos que podrían componer un volumen, y una recopilación de cuentos publicados en periódicos, los cuales estaba corrigiendo para editar un libro. Su estilo estaba dominado por lo desbordante de su fantasía, “que en muchas ocasiones se imponía a la forma”, en opinión de su sobrino Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, gran admirador de su persona y obra. Varios de sus trabajos fueron recogidos por éste, su sobrino, en un volumen que bajo el título Estela de un Muerto publicó en Madrid en 1907.
Luís F. Benítez de Lugo espiritista
El Marqués de la Florida está unánimemente considerado como uno de los grandes pioneros del Espiritismo en España, y especialmente en las Islas Canarias.
Según nos informa su sobrino Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, “su creencia en los fenómenos de éste - el Espiritismo – procedía de su fuerza magnética con la cual levantaba pesadas mesas sin contacto material con ellas. Eso le llevó al Espiritismo… quizá también a su consoladora y bien meditada filosofía…” (6).
Tal como señalamos anteriormente, el Marqués de la Florida se trasladó a Madrid para estudiar a finales de verano del año 1859. Suponemos que sus primeros contactos con las experiencias psíquicas y mediúmnicas se produciría poco después en la capital española, no porque poseamos datos fidedignos que nos lo confirmen, sino atendiendo a lo temprano de la fecha para Canarias – el momento de la introducción del Espiritismo en nuestras Islas se sitúa en el año 1860 – y a la presencia en Madrid de su paisano y amigo José Plácido Sansón y Grandy, ya introducido en estos estudios. En todo caso, es indudable que ya a comienzos de abril de 1863 estaba profundamente iniciado en el Espiritismo, de cuya filosofía y principios se había impregnado, como puede colegirse de la lectura de su primera colaboración en la revista Las Canarias, un escrito que con el título “El Último Aliento de un Pueblo” salió a la luz en la citada publicación el 4 de abril de ese año.
En dicho artículo, Florida deja traslucir el ideario espiritista en frases como “…existe un vínculo interno y espiritual entre todos los hombres; con cada uno de nuestros semejantes nos hallamos ligados por lazos invisibles. Existen manos, fuerzas y voluntades superiores que dirigen nuestros afectos… genios que llevan nuestro ser a otros seres, que ponen en relación nuestra alma con otras almas, cambiando nuestros sentimientos por los que emanan de otras voluntades tan libres como la nuestra…”. Y más claro aún cuando, en medio de elucubraciones filosóficas y metafísicas sobre los orígenes de la creación y del ser humano, habla de la pluralidad de mundos habitados y la reencarnación como ley que explicaría el enigma de las simpatías y antipatías espontáneas entre los hombres: “Yo tengo la creencia, o por lo menos el presentimiento, de que allá en los solemnes, augustos y sublimes instantes de la creación, cuando Dios, casi antes de expresar su voluntad, veía cumplido su mandato, me figuro que al formarse los innumerables espíritus que existen y han existido en el casi invisible planeta terráqueo, y el número, aún más inmenso de aquellos, que el estudio del cielo nos permite suponer viven o han vivido en otras atmósferas más perfectas que la nuestra; en ese momento de la sublime creación, los seres conscientes debieron haber emanado a manera de torbellinos, que marcharon unidos a encarnarse, que se han encontrado ya otras veces en diferentes vidas, que desde entonces vienen tejiendo y anudando los lazos de la simpatía”.
Desde Enero de 1868 hasta Julio de 1871, Florida permanece en Tenerife. Conocemos que en este período su actividad espiritista fue notable, siendo el alma de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife, a la que alude  Marcelino Menéndez y Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles (7).
De la mano del historiador tinerfeño Marcos Guimerá Peraza, traemos nuevos datos de la labor espiritista de Luis Fco. Benitez de Lugo y de paso de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife, con referencia a otros espiritistas cuyos nombres desconocíamos. La fuente es un trabajo biográfico sobre D. Tomás Fidel Cólogan de Bobadilla, Marqués de  la Candía (1813-1888), publicado en el tomo 33 del Anuario de Estudios Atlánticos (1987, págs. 161-220).  En el apartado del mismo que lleva por título “Magnetismo”, se alude a una faceta “curiosa” – según expresión del historiador – del biografiado, cual era su creencia y posiblemente práctica del sonambulismo, magnetismo e hipnotismo. Y como prueba recoge cierta correspondencia inédita muy interesante para nosotros de su amigo D. Nicolás Power y Arroyo (1820-1884).
La primera carta lleva fecha del 31 de enero de 1879 y, entre otras cosas, dice:
“Existe aquí –  Santa Cruz de Tenerife - una sociedad de espiritistas que posee un gran sonámbulo. Se llama Miranda y es muy joven. Mujer no hay ninguna. El Presidente de esa sociedad es un tal Félix López, natural del Puerto – Puerto de La Cruz – y tenedor de libros de Cumella”.
Y en otra, fechada el 4 de febrero siguiente, parece que en respuesta a una de D. Tomás Fidel del día 1º, le informa así:
“Ayer salí expresamente para evacuar por mí, la diligencia que V. se sirve encargarme por su apreciable del 1º.
Vi al sonámbulo. Le dije mi objeto y me contestó que tanto él como su hermano menor habían trabajado poco después de la muerte del Marqués de La Florida, que era su magnetizador; que hace poco que han empezado nuevos ejercicios bajo la voluntad de otro; que ni antes ni ahora podían responder a ciertas preguntas, para lo cual le dijese yo de lo que se trataba. Como lo ignoraba le repliqué me dijese él, cuáles o a qué género pertenecen las preguntas que no pueden satisfacer y me dijo que no respondían a nada que tratase del porvenir ni a lo relativo a intereses pecuniarios. Comprendí por lo tanto que no es como lo pintan, el tal sonámbulo, pues contándole yo varios casos muy sorprendentes, se quedó con la boca abierta asegurando que él no llegaba a tanto.
En vista de esto, creo que V. debe prescindir de todo experimento con el tal”.
Durante su permanencia en el Congreso como diputado, fueron frecuentes, en los debates parlamentarios, las alusiones mutuas entre Florida y otros diputados, relacionadas con sus comunes convicciones espiritistas, especialmente con José Navarrete y Vela Hidalgo, militar y republicano federal, representante de la provincia de Cádiz. Éste, en la sesión del 10 de Julio de 1873, comenzaba su discurso así: “Siento no ver en esos bancos las personas a quienes voy a contestar, por más que dado mi criterio filosófico, esta, para mí, no es gran dificultad, pues tengo el recurso de evocar sus espíritus (risas)”.
El 16 de Octubre de 1872, se debatió en el Congreso un dictamen de la Comisión sobre el llamamiento al servicio de armas de un contingente de 40.000 hombres. El diputado José Navarrete, capitán de artillería, intervino consumiendo el primer turno en contra de la totalidad. Comentando el artículo 2º del proyecto, que exceptuaba a las provincias vascas y a Canarias de contribuir a llenar ese contingente, alude a su amigo Florida y pide que si los diputados de las provincias beneficiadas no votan en contra, al menos se abstengan de votar en pro de este proyecto; si no por otra razón, porque “los exceptuados no deben votar un tributo de sangre contra sus hermanos”.
Sintiéndose aludido, Florida corresponde a su buen amigo “compañero mío en algo, ya que no correligionario político”, comentario que, evidentemente, hacía referencia a sus comunes convicciones espiritistas. Seguidamente Florida expresa que aunque “como representantes de toda la Nación”, tienen derecho a opinar sobre todo proyecto, una práctica parlamentaria… una cortesía… no permite a los representantes de una provincia que se halle exceptuada en una ley, que es onerosa para las demás, el dar su voto en la cuestión”. Por tanto “no tomamos parte en la discusión y votación”. Y termina diciendo: “… Nosotros, representantes de una provincia siempre olvidada por todos los gobiernos; nosotros, que venimos aquí a hacer patente sus necesidades y aspiraciones, no debemos comenzar por una injusticia para con nuestros hermanos de la Península”.
En el debate sobre el Presupuesto de ingresos para el período de 1872 a 1873, celebrado el 7 de Diciembre de 1872, interviene Florida defendiendo varias enmiendas. También habló Navarrete, dando pruebas de su convicciones espiritistas, secundadas por Florida: “Yo, que en esta ocasión desearía ser inspirado por espíritus de gran superioridad  - el Marqués de la Florida: Bien, bien… -  que llenasen de claridad mi entendimiento, y de arrebatadora magia mis frases…”.
Durante el segundo gobierno de Pi y Margall, el 2 de Julio de 1873, en el debate sobre el estado de la Hacienda, el diputado José Navarrete hace alusión de manera favorable a Florida, a la sazón presidente de la Comisión de Presupuestos, y dice: “Mi respetable amigo el Sr. Benítez de Lugo… que coincide conmigo en la manera de apreciar sus relaciones con las inteligencias invisibles que vagan por el ancho azul, está conforme con mi opinión… sin más diferencia que la de reconocer él la deuda por su valor nominal, amortizando todos los años en pública licitación por valor, v. g. de 500, 600 o 700 millones: el procedimiento es realmente más conservador, pero el resultado es el mismo: Yo votaría el proyecto del Sr. Benítez de Lugo”. Posteriormente, en la sesión del 3 de Julio, se continuaría esta discusión. En ella Florida agradece a Navarrete “el recuerdo de ese algo superior que a ambos nos es común”.
Otra de las grandes preocupaciones del Marqués de la Florida fue la abolición de la pena de muerte, tema sobre el que realizó diversas intervenciones parlamentarias. Esta preocupación fue compartida, como no podía ser menos, por sus coetáneos espiritistas.
Tras la sublevación que se había producido el 10 de Octubre de 1872 en el Arsenal del Ferrol, al grito de “¡Viva la República Federal!”, fue presentada una proposición de ley para la abolición de la pena de muerte por delitos políticos, por parte del diputado y espiritista Navarrete. En la sesión del 26 de Octubre se nombró la comisión que debía dar dictamen sobre esa proposición de ley, integrada por siete diputados, entre los que estaba el Marqués de la Florida. La Comisión ofreció su dictamen al Congreso el 8 de Noviembre siguiente, acordándose someterla a su fallo en los mismos términos en que su autor la presentó. Esta decía:
Artículo 1º. Queda abolida la pena de muerte por delitos políticos.
Artículo 2º. Quedan derogadas las disposiciones del Código penal y demás leyes en cuanto se opongan a lo que en la presente se dispone.
En la sesión del 25 de Noviembre, Florida presentó una exposición de vecinos de Argamasilla de Alba, provincia de Ciudad Real, en la que se ruega al Congreso se apruebe la proposición sobre la que se acaba de dar dictamen, por la que “se hace ley el humanitario pensamiento de abolir la pena de muerte para los delitos políticos”.
Ruiz Zorrilla se opuso a la misma, y a pesar de ello sólo noventa y ocho diputados de la asamblea votaron en contra, mientras que lo hicieron en pro cincuenta y ocho. Este fue el motivo del primer y serio distanciamiento entre Florida y su jefe político y causa principal de su alejamiento del partido radical; hecho, por otra parte, que evidenciaba una vez más su independencia de carácter. Esta circunstancia se repitió en varias ocasiones más, votando Florida en contra de la mayoría radical a la que pertenecía, cuando la postura oficial del entonces su partido iba en contra de sus más íntimas convicciones.
Bajo el reinado de don Amadeo de Saboya, el 18 de Enero de 1873, el Vizconde Torres Solanot, una de las grandes figuras del Espiritismo español, escribía a Florida en referencia a la petición de un indulto o conmutación de pena intercedida por el Círculo Espiritista de Ciudad Real, en favor de un soldado desertor condenado a muerte; en virtud de la cual la Sociedad que el preside – Sociedad Espiritista Española, de Madrid – ha acordado que una Comisión, en la que se espera se integre Florida, lo soliciten del Presidente del Gobierno, y si fuera preciso del Jefe del Estado; para lo cual le invitaba a verse en el Congreso con Joaquín de Huelbes y Temprado. El telegrama de Ciudad Real invocaba de “los buenos espíritus su inspiración”. Solanot lo contestó con otro: “Diputados espiritistas van a reunirse con los de esa provincia para implorar clemencia real. Sociedad gestionará activamente. Confianza en Dios”.
Proposición de Ley para la enseñanza oficial del Espiritismo
Y llegamos al que puede considerarse momento culminante del quehacer espírita de Luís F. Benítez de Lugo y una de las más extraordinarias páginas de la historia del Espiritismo en nuestro país y en el mundo: la presentación de una proposición de Ley para la enseñanza oficial del Espiritismo. En torno a este insólito acontecimiento su sobrino, Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, hace el siguiente comentario en un artículo que le dedicó años después de su muerte glosando su memoria: “Lo más original de ésta época y en esta raza que hace de lo poco vulgar objeto de burlas, y con mucha ignorancia acuña en el troquel del ridículo lo que no se sabe y no se medita, fue la proposición de ley que presentó con otros cuatro diputados pidiendo la enseñanza oficial del Espiritismo” (8).
En la sesión del 26 del Agosto de 1873, se dio lectura por primera vez y pasó al Gobierno, acordando se imprimiera y repartiera a los diputados, una enmienda de José Navarrete al Título II, art. 30, párrafo tercero, del proyecto de ley de reforma de la Segunda Enseñanza y las facultades de Filosofía  Letras y de Ciencias. La enmienda venía firmada, además, por Luís F. Benítez de Lugo, Anastasio García López, Manuel Corchado y Juarbe, y Mamés Redondo Franco. He aquí su contenido:
“Los Diputados que suscriben, conociendo que la causa primera del desconcierto que por desventura reina en la nación española, en la esfera de la inteligencia, en la región del sentimiento y en el campo de las obras, es la falta de fe racional, es la carencia en el ser humano de un criterio científico a que ajustar sus relaciones con el mundo invisible, relaciones hondamente perturbadas por la fatal influencia de las religiones positivas, tienen el honor de someter a la aprobación de las Cortes Constituyentes la siguiente enmienda al proyecto de ley sobre reforma de la segunda enseñanza y a las Facultades de Filosofía, Letras y Ciencias”.
“El párrafo tercero del art. 30, tit. II, se redactará del siguiente modo: 
“Tercero, Espiritismo.
“Palacio de las Cortes, 26 de Agosto de 1873.- José Navarrete.- Anastasio García López.- Luís F. Benítez de Lugo.- Manuel Corchado.- Manuel Redondo Franco”.
El destacado orador Sr. José Navarrete fue el encargado de defender en la siguiente legislatura esta enmienda que, de ser aprobada, había de llevar el estudio del Espiritismo a la Segunda Enseñanza y a la Universidad oficial.
La disolución de aquellas Cortes, a raíz del golpe de estado del General Pavía, impidió su discusión. Sin embargo, siempre permanecerá como imperecedero monumento que demuestra la influencia que en España alcanzó el Espiritismo y la notable y amplia representación que obtuvo en las memorables Cortes Constituyentes de la Primera República española.
Ante la eventualidad de que discutiesen las Cortes la enmienda presentada por los diputados espiritistas, se formularon las siguientes bases de enseñanza:
                    PROGRAMA DE UN CURSO ELEMENTAL DE ESPIRITISMO
“Prolegómenos.- Nociones de Cosmología y de Antropología.
Tratados Sumarios.- 1º Pluralidad de mundos habitables y habitados. Cosmografía comparada.      
2º Concepto de Espíritu. Vida Libre. Encarnaciones.
3º Teoría del progreso. Progreso universal indefinido.
4º Fundamento de la Filosofía, la Moral y la Religión. Síntesis espiritista.
5º Ideal social humano.
6º Espiritismo experimental. Magnetismo, sonambulismo lúcido, fenómenos espontáneos y sistemas de comunicación con el mundo invisible”.
Veamos seguidamente la primera parte sintética y expositiva de dicho cuadro:
“Primer Tratado: Dios. Segundo Tratado: La Creación. Tercer Tratado: El Espíritu. Estos tratados se resumen en un credo espiritista o sea la Trinidad Universal: Dios, la creación, el espíritu”.
“La segunda parte analítica comprende: Filosofía espiritista. Estudio del hombre y de la naturaleza como base de la creencia. Primer Tratado: el hombre (Antropología). Segundo Tratado: La ciencia, la cosmología y la filosofía.  Tercer Tratado: la fe y la religión”.
“La tercera comprende Ciencia Espiritista, a saber: Primer Tratado: Magnetismo y fluidos. Segundo Tratado: Espiritismo experimental y de la comunicación. Tercer Tratado: La vida futura y la reencarnación. Cuarto Tratado: Vida Planetaria, problemas sociales: doctrina espiritista en sus múltiples aplicaciones y caridad”.
“La cuarta parte es un resumen del espiritismo, a saber:  Primer Tratado: Catecismo de la Doctrina Kardeciana; código moral y religioso. Segundo Tratado: Conclusiones de la filosofía espiritista; progreso indefinido. Tercer Tratado: El Espiritismo aplicado a las ciencias físico-naturales; de las artes y de la industria. Cuarto Tratado: La nueva revelación; fe en lo porvenir; el ideal espiritista”.
La publicación espiritista Revista de Estudios Psicológicos, de Barcelona, fundada y dirigida hasta su muerte por José María Fernández Colavida, primer traductor de las obras de Kardec al castellano, publicó unos comentarios en relación a este Proyecto de enmienda para la inclusión del Espiritismo en la enseñanza oficial, de los que entresacamos estos párrafos:
“Singular contraste. En el mismo momento en que nuestra desventurada patria hispana se halla hondamente perturbada en sus esferas políticas y religiosas; cuando envalentonadas las huestes clericales por falta de fe racional en los hombres que debieran buscar en los elementos de toda manifestación de progreso moral e intelectual, la indispensable armonía con que establecer el equilibrio, afianzar la paz en la sociedad y en los hogares, facilitar la enseñanza moral y libertar las conciencias del pesado yugo de una religión impuesta por la fuerza bruta que hace millares de víctimas para escalar un poder que en vano pretende conquistar; cuando el terror y el espanto se introducen en las masas ante el desconcierto reinante en el orden moral y espiritual; cuando la hoguera inquisitorial amenaza; cuando se levanta el cadalso liberticida a las mismas puertas del santuario de la libertad, de aquella libertad conquistada a costa de tantos y tan grandes sacrificios, cinco hombres de corazón, cuyos nombres escribirá la historia con caracteres de oro y bendecirá la posteridad, cinco hombres, repetimos, han levantando su voz inspirada en pleno Parlamento, para presentar una enmienda al artículo 30 de la Ley de Instrucción Pública, consistente en el establecimiento de una Cátedra de Espiritismo, adicionada a la Facultad de Filosofía”.
“Valor a toda prueba se necesita para desafiar el ridículo en pleno Parlamento, ante la glacial indiferencia de los unos, de los más, ante el ateísmo de unos pocos y la completa y pasional ceguera de las religiones positivas. Y ese valor lo han tenido hombres de la talla moral e intelectual de don José Navarrete, don Manuel Corchado, don Luís F. Benítez de Lugo, don Anastasio García López y don Mamés Redondo Franco”.
“Que la historia nacional grabe en sus páginas estos nombres como el más bello ejemplo de civismo, en la hora crítica que atraviesa España”.
Caída la República, y estando ya Florida en Tenerife, un grupo espiritista le escribe nombrándole Presidente  honorario, con fecha 23 de Septiembre de 1874: “hoy – le escriben – sólo media docena de creyentes lo componemos; y esperamos de vuestra amabilidad e ilustración nos guíe por la difícil senda que vamos a emprender”. Y añaden: “Hemos escrito al Sr. Vizconde de Torres Solanot, como V. nos indicó”. Firman el Presidente Abelino A. Ramos y el Secretario Juan Gutiérrez.
El Espiritismo fue para el Marqués de la Florida el perfecto ideal que norteó su vida, la filosofía que explicaba racionalmente las más ancestrales interrogantes del hombre, la ética que daba sentido a su quehacer volcado al bien común, la ciencia que rompía irracionales tabúes y diluía definitivamente innumerables mitos esclavizadores de las conciencias.
Su amigo y gran poeta José Manuel Pulido (9), no pudo menos que reconocer la importancia que las convicciones espíritas habían representado en la vida de Florida. Así, del poema que en sentido homenaje le dedicó tras su muerte, extraemos este significativo e inequívoco fragmento (10):
                                              Espíritu de gigante
                                             En ciencia y virtud fecundo,
                                             Para recorrer el mundo
                                             Le basta sólo un instante.

                                              Audaz invoca la ciencia
                                             La estudia, piensa y medita,
                                             Y en su cerebro se agita
                                             La idea de otra existencia.

                                              Y tanto en su mente zumba
                                             Y tanto puede esa idea,
                                             Que otro universo se crea
                                             A las puertas de la tumba.
Creemos que es tarea imprescindible recuperar y reivindicar el significado que la insigne figura del Marqués de la Florida tuvo para el Espiritismo en España, hasta ahora escasamente destacada. En la intimidad de su ser se reunían en grado sumo las virtudes que el paradigma espírita propugna y alienta: mente de elevado tenor, inquisitiva, inquieta, lanzada al progreso; corazón inflamado de las más altas y puras aspiraciones humanas de amor y de justicia para los hombres, y voluntad férrea en la consecución de sus ideales. Los que en la actualidad mantenemos encendido en estas islas la antorcha del ideal espírita, esperamos saber corresponder a este ilustre antecesor, eminente espíritu de progreso, continuando la luminosa senda que con su vida nos marcó.” (Idafe 2013, en: Grupo Espírita de La Palma)

NOTAS
1) Fernando León y Castillo (1842-1918) es una de las personalidades canarias más destacadas de todo el siglo XIX. Historiador nacido en Telde (Gran Canaria), político y periodista. Estudió derecho, y pronto se integró en las actividades políticas en las filas liberales, en las que militaría a lo largo de su vida y de las que durante muchos años sería líder indiscutible en la isla de Gran Canaria. Su primera presencia en las Cortes coincidió con la subida al trono del rey Amadeo I.
Fue Ministro de Ultramar y Embajador de España, fundador de la revista España (Madrid), y destacado orador político, capacidad de la que haría gala en su actividad parlamentaria. Su obra Mis Tiempos (1921) es un documento de gran interés sobre la vida española de la segunda mitad del siglo XIX.
2)) Miguel Villalba Hervás (1837-1899) nació en la Villa de La Orotava, Tenerife. Se licenció en Leyes por la Universidad de La Laguna. Actuó en política en las filas del partido republicano tinerfeño. Fue Diputado provincial por Canarias, Secretario del Gobierno civil de la provincia y gobernador civil en 1873. Periodista e historiador, fue elegido Diputado a Cortes por Tenerife en 1881 y posteriormente repetiría en 1886, año en el que se radica en Madrid. Allí ejerció la profesión de abogado, convirtiéndose en un profesional de prestigio. Sucedió a Salmerón en la dirección de La Justicia. En 1898 fue elegido Diputado por Matanzas, Cuba, cargo del que no llegó a posesionarse por la pérdida para España de la gran isla antillana.
3)  “Manes”, figuradamente el espíritu o las almas de los muertos.
4)  “Necrología del Marqués de la Florida”, por Miguel Villalba Hervás, en la revista La Ilustración de Canarias, 31 de Enero de 1883.
5) “Necrología del Marqués de la Florida”, por Miguel Villalba Hervás.
6) Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, “Canarios Notables: El Marqués de la Florida” (artículo), publicado en El Museo Canario, nº 108, de 23 de Enero de 1901.
 7) 2ª Edición, Tomo VII, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1932, cap. IV: “Artes mágicas y espiritismo”.
8) Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, “Canarios Notables: El Marqués de la Florida”, en El Museo Canario, nº 108, de 23 de Enero de 1901.
9) José Manuel Heráclito Pulido Álvarez de la Fuente (1845-1900) fue fundador y director del periódico El Memorándum (1874-1895); abogado, se licenció en derecho por la Universidad de Oviedo. Pulido fue orador, periodista, político de filiación republicana y poeta. Su poesía es frondosa, llena de énfasis oratorio, característica de los poetas de la época. Sus composiciones revelan los últimos destellos del romanticismo canario. El reconocimiento popular a su ingente labor en favor del pueblo se concretó en la puesta de su nombre a una de las principales calles de Santa Cruz de Tenerife: La Rambla de Pulido.

 

 

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