jueves, 16 de enero de 2014

CORSARIO EN LA ISLA GHUMARA





Eduardo Pedro García Rodríguez

1829 febrero 21.

1828. Marzo 15. El Comandante General de Canarias informó a Madrid que, días atrás, había hecho aguada en La Gomera "un corsario insurgente, fingiéndose Nortea­mericano". Y, lo que es más significativo, el embajador de los Estados Unidos en Madrid remitía, el 21 de febrero de 1829, a su gobierno una nota del cónsul en Canarias, en la que señalaba que las "costas de esas islas han sido últimamente infestadas de piratas', por lo que convenía adoptar medidas para proteger el comercio. Con anterioridad, el propio cónsul norteamericano en Canarias, Peyton Gay, había insistido repetidamente ante su Embajada sobre las "bárbaras capturas de tres barcos ingleses y tres franceses" en aguas próximas a Canarias, y sobre la incidencia del problema en la navegación y el comercio norteamericano.

Quizá se tra­tara de una degeneración del antiguo corso que, convertido en mera pira­tería, también era duramente perseguido, a la sazón, por la Marina yanqui en aguas del Caribe. (Manuel de Paz-Sánchez, 1994).

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