APUNTES PARA UN ESTUDIO DE LA ONOMÁSTICA CRISTIANA
IMPUESTA AL PUEBLO GUANCHE
Capitulo VIII (II)
F
Eduardo
Pedro García Rodríguez
Fernando
Guanarteme, Don.
Según la historia oficial colonial, el 3 de mayo de 1481, fue bautizado
en la Península
Ibérica Tenesor Semidan, el converso y pusilamine más conocido como don Fernando
Guanarteme, uno de los personajes claves en la toma de Tamaránt por parte de
los castellanos al ponerse incondicionalmente al servicio de los invasores.
Habiendo dejado de ser Guanarteme por fallecimiento de su esposa (los
guanartemes lo eran en función de estar casados con la reina), fue el artífice
de la incorporación cruenta de Tamaránt (Gran Canaria), al Reino de Castilla.
Viaja varias veces a la Corte
de los nefastos Reyes Católicos, quienes apadrinaron su bautizo por el rito
católico, ceremonia celebrada en las Cortes Generales de la ciudad de
Calatayud, el 30 de mayo de 1481, día de San Fernando. Dejó descendencia en sus
hijas las infantas Margarita Fernández - que casa con Miguel de Trejo- y
Catalina Hernández de la que hay numerosa descendencia en Tamaránt (Gran
Canaria).
Participó con sus parientes y
allegados en la invasión y conquista de Chinech (Tenerife), por su ayuda el
esclavista y jefe de las hordas invasoras Alonso Fernández de Lugo le concedió
varias datas de las tierras usurpadas.
Un de las
batallas más cruentas de llevada a cabo durante la invasión de Tamaránt (Gran
Canaria) por los castellanos fue la de Ajodar, en el años 1483, en el
transcurso de la misma, su pudo haber cambiado el curso de la historia colonial
de nuestra nación, de no haberse interpuesto el converso Thenesor Semidan,
totalmente entregado a la causa de los invasores, quien con su intervención
evitó el total aniquilamiento del ejército mercenario castellano. La economía
castellano-aragonesa no hubiese podido soportar los costos de otra armada, (la
invasión y conquista de las islas de Benahuare-La Palma- y Chinech-Tenerife-
fueron concedidas a mercenarios y empresarios privados a cambio de los despojo
del botín consistente en eslavos,
ganados y tierras) por lo cual posiblemente los proyectos de ocupación de la
isla hubiesen sido postergados, dando tiempo a la reorganización de los canarios
los cuales ya conocían las técnicas de guerra de los invasores y además podían
disponer de las armas modernas
arrebatadas a los mismos.
Uno de los
relatos en torno a dicha batalla que hasta nosotros ha llegado se lo debemos al
criollo Marín de Cubas, (a pesar del error en la fecha, como sabemos el
masacrador de pueblos Pedro de Vera había desembarcado en Las Isletas el 18 de
Agosto de 1480) quien nos describe los entresijos de la misma en los siguientes
términos: “Volviendo á Canaria con felicidad de viaje Miguel Mujica y D.
Fernando Guadartheme al Puerto de las Isletas, jueves 24 de Octubre del mismo
año, fue mucho el gozo de Pedro de Vera por saber cómo tan bien le había ido, y
mandóse á Hernán Peraza que dejando á los gomeros á su cuidado, éste fuese con
Doña Beatriz á la Gomera;
vino al Real á besar la mano de Pedro de Vera y se fue haciendo muchas ofertas
y cumplimientos.
Estaban las
cosas de Canaria muy revueltas y alteradas, primero con fingidas paces, después
de la prisión de Guadartheme quedaron muy tristes cuanto contentos los
cristianos, prometieron dar la obediencia en cogiendo la sementera; creyólos
Pedro de Vera y faltaron á ello rebelándose y siendo peores que nunca; luego
nombraron otro rey ó Guadartheme, llamado antes Tazarte, un gaire alto, seco y
prieto, de grande esfuerzo, nombrado por el mes de Marzo después de la prisión
del otro y éste hizo matar á dos religiosos de Santo Domingo, de cuatro que
asistían con Pedro de Vera, que había traído á Canaria, y fue así: había mucho
cigarrón que comía las cebadas y legumbres, sustento de los canarios, y fueron
al término de Tafira el P. Fr. Martín de Cañas, que llevaba un Santo Cristo y
también para predicarles de caminos de fe de Dios, con Fr. Juan de Lebrija,
sacerdotes ambos; fueron arrojados de un alto risco tajado como el tajo de
Ronda y nunca soltó de la mano el Santo Cristo el P. Cañas; sus cuerpos
llegaron á la sima y por memoria llaman hoy las Cuevas de los Frailes, en
Tafira, el sitio donde cayeron por haber al pie del risco algunos socavones ó
grutas, escorias de un volcán.
Dando orden
Pedro de Vera de castigar á los canarios, y corregir sus malos términos,
andando muy desmandados y atrevidos, dijo á D. Fernando de Guadartheme que les
fuese á hablar y presto poner lo que á ello debía necesario enviándoles con
Juan Mayor su recado, y pusiese preso á quien fuese causa de las alteraciones.
Llevando su demanda caminaron á Gáldar donde estaban muchos canarios que
alegres de verle libre y gustosos quisieron luego seguirle y ser con él de parte
de Sus Altezas, impidiéronlo allí unos ministros ó capitanes de Tazarte, aunque
él asistía en unos riscos muy pendientes y barrancos junto al mar más de cuatro
leguas de allí, y Arminda, única
heredera de la Isla,
su sobrina, muchacha de 18 años, hija de Guanache Semidan, que fue
Guadartheme llamado el Bueno; ésta ya estaba casada con un muchacho hijo del
Guadartheme de Telde, á quien los españoles llamaron Tazartico, recogidos con
mucha gente en la montaña de Bentaiga, y según sus leyes y lo que habían
jurado, primero deben escoger la muerte que entregarse; quedó muy triste D.
Fernando, y Juan Mayor procuraba reducirlos con la verdad, y no fue posible.
Llegaron á la
montaña de Bentaiga, qué es de tierra muy roja á modo de almagre y encima tiene una fábrica admirable de la Naturaleza que es un
peñón de riscos muy altos y pendientes en torno con una subida á lo alto muy
peligrosa; tiene al pie muchas cuevas y caseríos con cantidades de huesos de
gentiles á modo de sepultura, y una fuente de buena agua aunque es poca sale
corriente á fuera; había en lo alto muchas familias y ganados que parecían
hormigas. Subió á lo alto Don Fernando y Juan Mayor y allí se alegraron de
nuevo ofreciéndole el gobierno y mando de Rey como antes, y no lo admitió
porque había visto la cara del Rey de Castilla y dándole su verdadera palabra
que cumplirá á morir; inclinábanse todos á lo que les suplicaba y prometía con
Juan Mayor; admitiólo su sobrina Arminda y no quiso Tazartico, respondieron los
de Telde, y por último todos en que no debían desamparar á su Señor natural
hasta morir primero; refieren el agravio de Pedro de Vera que fue dejarlos en
Lanzarote desnudos enviados á vender y ahora haría lo mismo. Hechas grandes
diligencias en sacarles á la verdad se disculpaban en hacer lo que ordenase el
Tazarte.
Volviese D.
Fernando Guadarheme al fuerte de Gaete, de donde se dio aviso de todo a Pedro
de Vera, que luego envió en una barca una compañía y a su hijo Rodrigo de Vera,
capitán de infantería, con otros para lo
necesario, de allí salieron en la barca por la costa hacia el sur al poniente
de la Isla, y
desembarcaron en una playa ahora llamada Tazartico, al pie de un risco así
llamado junto á otro muy alto que los divide un barranco llamado Tazarte,
porque fue donde Don Fernando, Juan Mayor y Rodrigo de Vera hablaron á Tazarte
y Tazartico, que habían llevado la nueva, y fue en vano el viaje; de todo se
dio cuenta en el Real y dijo Pedro de Vera: "Pues si ellos no quieren
venir acá, yo iré allá".
Prevínose la
gente que había de ir contra los canarios á buscar á sus fortalezas, y la
prevención de guarnecer el Real que no fuese acometido. Salió con brevedad
camino de Gáldar guardando el paso del risco no lo cogiese el enemigo, llegamos
á Bentaiga á poner sitio al risco que sola una subida, que un hombre desde
arriba puede él solo defender, tiene no más; tomóse la vanguardia Miguel de
Mujica con sus 300 vizcaínos; sitió el paso, estuvimos allí quince días en los
cuales no sacamos de los canarios ningún
fruto; echaban grandes piedras desde lo alto á rodar, eran á modo de molino con
un agujero en medio y un palo atravesado para que cuando rodasen viniesen
siempre iguales; matáronnos ocho españoles, y desde lo alto del risco más
empinado arrojaban
pedazos de
niños divididos en trozos, que se debían morir, que causaba mucho horror á los
cristianos; y en tanto peligro quiso acometer Miguel de Mujica sin ocasión;
envióse á buscar más gente, y hecho el escuadrón fuimos á acometerles con más
furia que la pasada, y nos hallamos engañados porque la noche antes se habían
huido todos llevando consigo á su
Señora. En lo alto de aquel risco empinado á modo de torre hay una grande
llanura con una fuente á modo de charco; dejaron aquella noche una gran hoguera
ardiendo con que juzgamos no haber fraude alguno.
Siguiéndoles
las huellas dos leguas adelante largas se mejoraron de sitio en otra fortaleza
llamada Ajódar; es más angosta que la primera, tendrá de ancho un tiro de
arcabuz, los riscos muy pendientes y empinados, la subida dificultosa y sola
una veredilla por andenes, en lo alto tenían una fuente bastante para cien
personas que allí habría cada día; y aquí tenían á su Señora la Reina,
Reconocióse otra vereda por donde se podían huir y en ésta se puso Pedro de
Vera con su gente, que era el Tercio Viejo; y por la otra Miguel Mujica con la
suya, empezó á subir y habiendo llegado á media cuesta retirando á los canarios
y ellos huyendo con gran falsedad á meterlos en el peligro, rodaron tantas
piedras juntas y tan grandes, que no se juzgó ni imaginó que tanto daño nos
hiciesen, pues nunca los canarios fueron victoriosos si no fue en esta ocasión,
mataron del tercio de Mujica 130 hombres, y hubo muchos heridos, y una rueda
llegó á Miguel de Mujica y derribándole le quebró ambas piernas, y quedó tan
mal herido que vivió quince días; no aprovechaban pies para huir, brazos para
subir, dónde no estuviese lleno de peligro, dónde podía escapar hombre con la
vida; murieron muchos caballeros de esfuerzo y personas de más cuenta, y muchos
heridos de pedradas, lo más de piernas y brazos y tal vez en la cabeza. Pedro
de Vera salió retirándose de aquel sitio, llamando la gente á toda prisa, un
valle arriba, casi un medio cuarto de legua, á escuadronarse con su tercio, Los
canarios juzgando que huíamos bajaron del risco 140 de ellos y quitando las
armas á los muertos querían seguirnos; Guadartheme los detuvo, y primero que
ellos bajasen cuando pasó el estrago mayor de las ruedas de piedras, les daba
voces desde abajo, diciéndoles: "Amigos, parientes, no me matéis, dejad las
piedras"; y dejando de arrojarlas, bajaron diciendo: "Salta fuera, Guayedra, que viene el día que hemos de quedar
dueños de nuestra tierra, que estos perros traidores, que mataron á su Dios,
nos la quieren quitar, y tú por un vestido que te dio el de España te has
dejado engañar, y ahora podemos darte otra vez la tierra, salta fuera de
peligro, no te mate alguna piedra de éstas",
Algunos
castellanos censuraron la tibieza del Guadartheme, pero también los españoles
podían tener experiencia de que los canarios siempre desde los riscos tenían
armada empalizada y trampas de arrojar piedras, que no era menester que
Guadartheme, aunque lo sabía y había usado siempre contra nosotros, ahora
quisiera ó no decir lo que tenían tramado á la subida del risco.
Cantaron esta
victoria como quisieron, de que Pedro de Vera huyó, que pudiera, mas fue falso;
porque retirados en un llano y escuadronados esperamos al enemigo que no quiso
llegar aunque Guadartheme se tomaba la mano en apadrinar á los canarios, Juró
Pedro de Vera por la barba de vengar la injuria y con alguna poca de cólera
llamó á Guadartheme y le mandó que asistiese á enterrar los muertos; hizo traer
todos los heridos á desembarcar y el escuadrón fue por tierra á Gáldar y en una
Casa Canaria grande hizo Hospital ó enfermería, y en otra grande fuera del
lugar decían misas todos los días los religiosos de San Francisco y Santo
Domingo y algunos clérigos. Llamóse la iglesia del Sr. Santiago; murió Miguel
de Mujica y aquí fue enterrado con honroso enterramiento; dejó por heredero de
los maravedíes en que había servido á S. M. que le estaba debiendo de su
servicio y préstamos, á su primo Juan de Severio Mujica, en que después le
dieron repartimientos. Curados los heridos y dejando lo necesario con un fuerte
en el lugar para custodia, dio Pedro de Vera la vuelta al Real de Las Palmas.
Mucho contento recibió Pedro de Vera de besar la mano al Obispo D. Juan de
Frías, que poco ha había venido de Lanzarote, juzgando estar ya pacífica y
allanada la furia de los gentiles y muy admirado de la rebeldía, todo era
aplacar la cólera que tenía contra ellos Pedro de Vera; alistó la gente,
recogió la más que pudo llevar consigo camino de Gáldar, y el Obispo quiso
seguirle y visitar á Santiago, nueva Iglesia y cementerio de invictos héroes
muertos por la fe de Jesucristo, como decía el Obispo.
Sabiendo que el enemigo estaba en Tirajana y sus términos, recogió
Pedro de Vera poco menos de mil hombres con algunos gomeros que llevó; hizo
embarcar compañías por mar llevando lo más estorboso, y lo grueso de la gente
llevó por tierra; envió espías delante y salimos de Gáldar día de Santa
Engracia por Abril año 1476 miércoles 16; descubrimos por el camino el alto
risco de Bentaiga que ya no tenía gente;
tenía árboles en su llanada, una palma y un muy alto pino y dícese tienen allí
un buen charco de agua, sitio inhabitable por el mucho hielo y frío. Desembarcó
la demás gente en el Puerto Tazartico con silencio por los canarios, que hubo
aviso estaban fortificados en una fortaleza llamada Ancite, cerca de Tirajana,
que hoy llaman El Sitio; divisábanse otros riscos con más gente llamados
Veneguera y Mogán, y antes de sitiar el Peñón de Ancite se mandó á acometer á
otras fuerzas y pregonó fuesen todos pasados á cuchillo cuando por bien no se
quisiesen dar al Rey de España.
Envió Pedro de
Vera á su hijo Rodrigo de Vera con tres compañías y con Guadartheme á un risco
peinado altísimo llamado Titana que tenía la subida por una montaña agria y de
malos pasos, por donde de improviso ganaron los cristianos la entrada quedando
de guarda veinte arcabuceros, no juzgando los canarios el modo de serles
tomados los pasos, donde mataron á 25 canarios y los demás pidieron la
obediencia con muchas familias que hicieron bajar ante Pedro de Vera y
amigablemente fueron perdonados y tratados; trajeron grandes cantidades de
bastimentos, gofio, cebada, cecina, cabras, manteca, higos pasados, dátiles y
otras cosas de su uso; mandáronle que se fuesen á habitar á Gáldar ó á su
territorio como antes.
Luego que
estos canarios salieron de Titana, al mismo punto otros desmandados la ocuparon
llenándola como hormigas, con más fiereza que los primeros; mandaron fuesen á
sitiar á otra llamada Fataga, donde estaba el Rey Tazarte con la gente más
feroz y atrevida; en aquella tierra áspera y muy agria envióse delante á
Guadartheme para que les avisase del peligro en que todos los canarios estaban
de morir á cuchillo no reduciéndose por bien; fue por dos partes á un tiempo,
cogidas las entradas y salidas con increíble presteza y valor, que los canarios
se hallaron suspensos y aturdidos; halló Guadartheme á un tío suyo que era
Faisaje ó Consejero, á quien sentó bien la propuesta de perdonar á los
canarios; mandó Pedro de Vera que bajasen todos abajo sin armas, y el feroz de
Tazarte no queriendo reducirse ni poder pelear por estar ya sitiados, se llegó
á la punta más empinada del risco y cruzando los brazos al pecho dijo dos veces
muy alto: "Atistirma, atistirma", y dio una vuelta en el aire y se
desriscó de aquella eminencia. Bajó el Faisaje viejo, hermano de la Reina de Gáldar, mujer de
Guanache ya difunto, y después fue cristiano y tuvo el nombre del padrino, Juan
Delgado; fueron todos perdonados y mandados á sus sitios á coger sus
sementeras, de que iban muy gustosos.
Llegamos á
otra fortaleza muy larga y áspera llamada Gitagana y por no detenemos pasó el
ejército á dar visita á Ansite, lunes 28 de Abril; ésta era la última donde
estaba la fuerzas de la isla con el Tazartico, reyezuelo de Telde y la Reina Arminda;
tenían propuesto todos primero morir que entregarse, y bien de mañana se hizo
escuadronar en tres partes del ejército de á trescientos hombres y las espías
hallaron dos fáciles subideros; se pregonó la guerra fuese á sangre, sin
perdonar á vidas por estar aquí los culpables en la muerte de Mujica y sus
vizcaínos; aquí se reconoció había de costar triunfo la victoria por la
rebeldía de los canarios, que habían respondido á todo. Más, Guadartheme se fue
á Pedro de Vera, con el semblante tristísimo, casi llorando por el desastroso
fin que se les esperaba con su sobrina, y alcanzó de ir primero á hablarla y á
ver si podía reducir á algunos. Cogidas ya las entradas con buena guarda de
gente, se fue á ellos Guadartheme y al reconocerle alzaron todos á un tiempo,
niños, hombres y mujeres los gritos y voceríos que resonó por aquellos
barrancos casi media legua fue grande la alegría que de su vista tuvieron;
habló á su sobrina y prima que fue reducida con todos los canarios y las
canarias y todas las familias que se les llegaron de aquel territorio, menos
Tazartico y un Faisaje viejo de Telde, que ambos se desriscaron, llevándose el
muchacho al viejo le cogió de un brazo ): diciendo: "Atistirma,
atistirma", y de un salto bajaron hechos pedazos.
Bajaron del
peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas,
acompañados de Guadartheme, rendidos
ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la
Señora, única
heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y
verdadero señor Guanache Semidán tío de Guadartheme y de otros Gaires y
Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las
Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho instó Pedro
de Vera que viniese luego, mas llevóse en rehenes consigo ciento sesenta
canarios de los más esforzados y que asistiesen con Guadartheme y se fuesen á
vivir á Gáldar.
Diose fin aquí
á la conquista, martes á las diez horas del día 29 de Abril del señor San Pedro
Mártir año de 1483 en Ansite, junto á Tirajana donde hoy se llama El Sitio, por
memoria.” (Marín de Cubas, [1694] 1993)
En la Datas de Tenerife, primeros
documentos públicos generados en la isla a raíz de la invasión y conquista
aparece la figura de un Fernando
Guanarteme bajo diferentes grafías, según recoge don Elías Serra Rafols en Las
Data de Tenerife, libros I al IV de Datas originales, en la Data número 17 de fecha 6 de
junio de 1499 mediante la cual recibe unas tierras en las lomadas de Acentejo,
el 23 de enero de 1500 Fernando Guanarteme presenta el alvalá para su registro
en el libro de repartimientos, figurando como testigo un Francisco Guadarteme,
sobrino del Guad.
740-20. Figura
como: Hernan Guanarted, En las Datas: 184-26.
938-52. 940-40. 1290-14. 1.811-20, figura grafíado como Guadarteme, en
las 17. 55. 222-5.313-40. 403-59. 434-12. 634-34. figura como Guanarteme.
Además de otras grafías como: 740-20, Fernando Guanarted. 800, Fernan
Gonarteme. 1.211-40, Hernando Guarteme. 1.49-14, Guadalteme. 1.879-42,
Guarateme.
Fernando Guanarteme, Don.
El II. Sobrino
del Guanarteme Thenesor Semidán. Canarii cristianizado Formó parte de las
tropas auxiliares que capitaneadas por Maninidra participaron en la invasión y
conquista de la isla Chinech (Tenerife) dirigida por el aventurero esclavista y
masacrador de pueblos Alonso Fernández
de Lugo, participaron en la batalla de La Laguna en la mañana del 13 noviembre de 1495.
Recibió
importantes datas de tierras en Acentejo, Tegueste, Tejina, Abona y Adeje. Casó
con la canarii María Fernandez Vizcaina, quien trajo en su dote tres esclavos
guanches y una casa en Añazu (Santa Cruz).
Según De Arribas, los
pobladores guanches canarii confirieron en 1514 un poder con objeto de que no
fuesen obligados a ir a las razzias de esclavos en el continente ante el
escribano Antón Vallejo, como consta al folio 715, firmado por los nobles guanches
canarii. (B. Alfonso, tomo II pagina 209)
Data 1.341:
Hernando Guanarteme. 59 f.
De ta. de s. En el Reino de Abona e unas cuevas q. Se llama Hing.. (roto)
Lindan con un barranco de la moradas... rey de Abona e lindan con un mal país.
Digo q. Do en nombre de sus Majestades, 3 c. En el dho lugar. 20-VI-1522-
7-X-1564 PARECIÓ Juan Alonso, e como marido de Leonor Hernández, mujer que diz q. Es difunta, como hija y heredera q. Dijo ser (de) H.G.
y por sus hijos y de la dicha L.H., su mujer, presentó este título. Ts.
Hernando Ortiz, Diego Gómez. Domingo Angadura. (Datas de Tenerife)
Fernando
Manuel Oramas, Don.
Casado en El Realejo en 1766 con
Josefa García de la
Guardia Linares, hija de Juan García Linares y Catalina de la Guardia. Sus hijos,
Fernando y Francisco, nacieron en La
Habana. (José A. Oramas 2002)
Fernando Osorio, Don.
Natural de
Tenerife, recibe a renta del también guanche Pero de Trujillo un rebaño de 25 cabras por tres años, desde el día
de Navidad. La renta a de
ser en los dos primeros años 48 cabrillas hembras de un año y en el tercer año 12 cabrillas de un
año, y Fernando Osorio se quedará con las 25 cabras del arrendamiento. Ts.: Juan Barrial y Fernán Esteban Cárdeno.—Fernán
Esteban Cárden. 1510 diciembre 11. fol. 571 r. F. Clavijo Hdez, 1980:207)
Fernando Osorio, Don.
Fue uno de los firmante del escrito en el que los nobles y plebeyos del distrito de
Adeje separadamente con fecha 8 de enero de 1511 dirijen
al Adelantado la siguiente petición firmada por
Andrés de Güimar,
D. Pedro, y D. Alonso, hijos del Mencey de Adeje, Francisco de Aponte, Alonso de Bonilla, Fernando
de Ossorio y Juan Delgado, indígenas.
Solicítase que en atención á haberse mandado por pregón que todos vengan á vivir á poblado en el término
de seis meses y digan donde oyen misa, se
revoque la orden, por ser corto el plazo y tener mujeres é hijos, ó se amplíe; y pidiendo además que en atención á que en
Icod y Daute todo el territorio son heredades, se les señale la antigua
corte de Adeje por residencia. El original existe en el oficio le de
cabildo. Otra solicitud se halla así mismo en dicho
año dirigida al cosistorio de Tenerife por Guanches y Gomeros, en el que se
expresan todos los guanches que hay en la isla y donde oyen misa; y apelan
porque de Adeje pocas veces pueden venir por impedírselo sus ganados. (B.delaS.E.A. del P.) (Arribas, 1993:131-132)
Fernando Pérez, Don.
Guanche
natural de Candelaria, firmante de la
Carta de poder dada a Juan Marrero, guanche, para que este último haga valer ante la Real Audiencia de
Canaria el antiguo derecho y preeminencia del que gozaban los naturales de
Tenerife, de cargar las andas de la
Virgen de Candelaria, tanto en el día de su fiesta mayor como
en las procesiones extraordinarias que con dicha imagen se pudieran realizar.
Candelaria (Tenerife), 18 de Marzo de 1601, ante Tomás de Palenzuela.
Fernando ó
Hernando Tacoronte, Don
el 2º hijo de
Acaimo, mencey de Tacoronte), casó con María González. (Cipriano de Arribas y Sánchez, 1993:74) Según
Ciuranescu se obligó a pagar Francisco López, mercader 15 maravedis de moneda
de Canaria por ropa que compró. (A.Ciuranescu,
1997:4-8)
Fernando Tacoronte, Don
Data de
Akaimo, rey de Tacoronte
Llamado Fernando
Tacoronte después de bautizado por el rito católico, según García Ramos tuvo
repartos de tierras en Tegueste, como consta en el Libro 1°. Original, cuaderno
10°, folio 41; en el Libro 2° original, cuaderno 12°, folio 6, y en el Libro
1°. por testimonio al folio 298. Y también en Igueste y Arona, según De
Arribas. Murió en La Laguna
testando ante Alonso Gutiérrez al 1°. de Marzo de 1520, folio 499; declarando
que otorgaba su testamento hallándose “en las casas de su morada” y ordenando
se le enterrara en la iglesia de la Concepción.
“29. 1520,
marzo, 1:
Fernando
Tacoronte, vo. y natural, hace testamento: fórmulas de fe. Manda que le
entierren en la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción; los
clérigos le digan sendas misas y sus 9 días; a la Cruzada, a la Merced ya las ermitas
acostumbradas a cada una 5 mrs.; le digan 1 vigilia y su cabo de año. Dice que,
como tiene pocos bienes y muchos hijos, deja a su mujer y le encarga que cumpla
por su alma; además que le digan 5 misas a la Pasión de Ntro. Señor Jesucristo. Cobren: de
Mateos, vaquero de Pedro de Lugo, 3.750 mrs. que le debe por un contrato que
está ante Alonso de Llerena; de Leonor de Tacoronte, mujer de Fernando Esteban,
2 gallinas que le debe con las rentas que pudieren merecer de 8 años a esta parte;
de Francisco Suárez 1.000 mrs. de cierta escarda que le hizo y fuese con ellos;
de Benito, sobrino de Hernán Guerra, 45 marra-nas por un contrato que está en
su caja; de Francisco de Flandes por un contrato que está ante Juan Márquez 120
cabrillas, pagaderas por septiembre de 1522. Deudas que debe: a Alonso de
Herrera lo que pareciere por un contrato que pasó ante Juan Márquez, y dice
que, como tiene otros contratos con él y le tiene pagado mucho de ello, se
averigüe la cuenta y se muestren sus finiquitos y lo que pareciere que se le
debe que se lo paguen; a Alonso de Herrera 21/2 fanegas de trigo a 200 mrs.; a
Yebone Fernández 2 castrados puercos; a Gonzalo Díaz, yernos de Velázquez,
1.080 mrs.; Bastián de lcod, porque recaudó de Pedro Mación por él, 3 doblas,
dice que Pedro Mación resta debiendo a Bastián de Icod 1 dobla, ya que eran 4;
a Juan de Adeje 7 reales que cobró por él; a Juan de Abona 2 1/2 reales. Dice
que la mitad de la casa en que vive es de Diego de Güímar, primo de su mujer,
difunto, y la tiene porque le hace bien por su alma, ya que cada sábado es
obligado a encender 1 candela, y así ha de ser para siempre a todos los que
después de él la heredaren. Que todas las otras deudas que vinieren en buena
verdad hasta 100 mrs. con juramento que las paguen. Nombra albaceas a su mujer
María de Güímar y a Gaspar Fernández. Nombra herederos a María Fernández, su
mujer, ya sus hijos Francisco, Juana, Catalina, Mary, Luis y Ana Fernández, y a
Fernando y Antón, por iguales partes, después de sacada la mitad de la hacienda
de su mujer. Otorgado en las casas de la morada de Fernando Tacoronte.- Ts.
Diego Gómez, Juan González, Miguel Castellano, Martín Muñoz y Baltasar Afonso,
vs. Y ests.- Por no saber: Diego Gómez”. [Manuel Lobo. Protocolos de Alonso Gutiérrez
(1520-1521). La Laguna:
Instituto de Estudios Canarios/Aula de Cultura de Tenerife.1979; pp. 53-54]. (En: Bethencourt Alfonso, 1997:181-188)
Fernando
Tacoronte, Don.
(Del mismo nombre que su abuelo paterno), contrajo matrimonio en
la parroquia de Vilaflor, en el año 1636, con Isabel Francisca, hija de Francisco Pérez Araña y de Inés Lorenzo,
casados a su vez en Vilaflor en el año 1611. (Nelson
Díaz, 2002, t.2:332)
Fernando Tacoronte, Don.
Hijo de don Miguel González Tacoronte y doña María Francisca, casado con Isabel Francisca. (Nelson Díaz,
2002, t.2:332)
Fernando Tacoronte, Don.
Hijo de don Miguel
González Tacoronte (o Reverón) y doña
Catalina Leonor García del Castillo. Don Fernando era natural de La Escalona y casado en 1758
con María de Bethencourt, hija de Agustín de Bethencourt y de Lucía Hernández. (Nelson Díaz, 2002, t. 2: 333)
Fernando
Tacoronte Bethencourt, Don.
Natural de La Escalona, el cual casó en Vilaflor en 1801
con María Benita Trujillo Rodríguez, natural de Vilaflor e hija de Miguel Trujillo
Suárez y de Gregoria Rodríguez Feo, siendo nieta paterna de Juan Trujillo y de Rita
Suárez, y nieta materna de José Rodríguez Feo y de María Candelaria Fumero Mena,
todos naturales de Vilaflor. Fernando Tacoronte Bethencourt y su esposa, María
Benita
Trujillo, se avecindaron en el pueblo de Vilaflor de Chasna donde dejaron larga descendencia
que perpetuó el apellido Tacoronte en dicholugar. (Nelson Díaz, 2002, t. 2: 333)
Fernando, Don
1502 Febrero
24. Sevilla. Orden al gobernador de Gran Canaria para que haga justicia en la
petición de don Fernando,
canario, antiguo rey de Anaga, a
quien Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife, prohibió pasar su hacienda desde
esta isla a la de Gran Canaria, a donde se trasladó por mandato real, y le tomó
la mitad de su ganadoy dos
esclavos, que había comprado a Alonso de Lugo por ser sus parientes. Se ordena,
así mismo, que dicho gobernador previo juramento de pobre de don Fernando, haga que un
letrado y procurador le ayude en dicha causa y que los escribanos públicos de
dicha isla no le lleven derecho alguno por las escrituras que pasen ante ellos.
Don álvaro. Ovispo de Oviedo. Fernandous Lincenciatus. Joannes Licenciatus.
Zapata. Muxica. Ruiz de Castañeda.
E. Aznar)
Filiberta de la
Rosa Fernández de Córdoba, Doña.
Casó con Mateo García del Castillo. (Díaz Dorta, N.)
Florencia María Pérez, Doña.
Hija de don
Pedro (o Francisco) Rodríguez y de doña Jacobina Rodríguez. Hacia 1631 se casó
con don Juan Gaspar Delgado Natural. Doña Florencia María murió el 5 de octubre
de 1661, después de testar.
Florencia María, Doña.
Esposa y prima
hermana de don Diego Delgado de Medina con quien contrajo matrimonio el 16 de
marzo de 1692, fue sepultada en la iglesia de San Pedro el 23 de abril de 1720, a los 67 años de edad.
En el momento de su muerte se hallaba viuda de don Diego Delgado.
Florencia, Doña.
Hija de don
Juan Pérez Gabriel Delgado y de Doña Ana María Diaz de Armas, naturales del
pago de La Zarza. Nacida
en 1694), esposa desde 1717 de don Juan
Delgado Texera.
Florentina,
Doña.
Hija de don Luís de Torres Bencomo y doña Josefa
de Páez Galdona. Nació en 1728, esposa desde 1752 de don Juan Díaz Márquez.
Florentina,
Doña.
Hija de doña María Núñez Bello y don Juan Díaz
Delgado. Nació en 1750.
Francisca Acosta, Doña.
Esclava
que lo fue primero del alcalde real de Vilaflor Antonio José
Acosta y luego
lo fue de Josefa Feo. La citada Francisca Acosta era hija de la también esclava María Catalina. (Nelson Díaz, 2002:114)
Francisca Benítez, Doña.
Natural de La Gomera, su hija Lutgarda
caso con don Marcos González, hijo de doña Juana Maria y Cristóbal Mexías y
nieto materno de don Salvador González Guanche o Natural y doña Beatriz
González.
El 30 de agosto de 1824 se casó y veló en la iglesia de San Pedro
de Güímar con doña Josefa Jorge Rodríguez, hija de don Domingo Jorge Castellano
y de doña Bernarda Rodríguez Simeón;
celebró la ceremonia el presbítero don Nicolás Rodríguez Torres, con licencia
del beneficiado servidor don Antonio Rodríguez Torres, actuando como testigos
don Juan Delgado Natural, don Miguel Benito Ximénez y don José Campos Benítez,
de la misma naturaleza y vecindad. Se establecieron en la calle de San Pedro
Arriba.
Sabemos que el Sr. Díaz
Montijo se ausentó a América, pero en el padrón parroquial de 1866 figuraba
empadronado en la casa nº 86 de Güímar, en la calle de San Pedro Arriba, con 70
años; le acompañaban doña Josefa Jorge, de 66 años, dos hijos: doña Ignacia (de
36 años) y don Ignacio (de 30); y don José María, huérfano, de tan solo 8 años
de edad.
En ese mismo año 1866 figuraba entre los electores elegibles para
cargos municipales, con una cuota de contribución de 10'213 escudos. En 1868
continuaba como elector y su cuota se había elevado a de 22'985 escudos.
Don Vicente Díaz Rodríguez falleció en su domicilio de Güímar, sito en el barrio de Chacaica, el 29 de marzo de 1869;
contaba 74 años de edad y había recibido los Santos Sacramentos; al día
siguiente se le hizo el oficio de corpore insepulto en la iglesia de San Pedro
ya continuación recibió sepultura en el cementerio de dicha localidad. Le
sobrevivieron su esposa y tres de sus hijos: doña Blasina, viuda, doña Ignacia,
casada,
y don Ignacio, soltero.
Tuvieron seis
hijos: Don Pedro (1825); don Pedro (1829); doña Teresa (1831); doña Blasina
(1833), que casó y enviudó; doña Ignacia (1836), casada con don Vicente Díaz
Campos, vecinos de El Escobonal, con sucesión; y don Ignacio Díaz Jorge (1839).
(Octavio Rodríguez Delgado, 1996)
Francisca Béthencourt o Betancor, Doña.
Hermana de Catalina Rodríguez, quien contrajo matrimonio con Pedro
de la Sierra,
hijo de Antón de la Sierra
y María González Maninidra, de claro origen grancanario o canarii. María era
nieta del famoso guayre Maninidra; y Antón, natural de Gran Canaria, pudiera
además ser pariente de Bentagaire (algunos historiadores aseguran que se trata
del propio Bentaguayre).
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