jueves, 21 de febrero de 2013

GUANCHES CON NOMBRES CATÓLICOS Y ALGUNOS DE SUS DESCENDIENTES







APUNTES PARA UN ESTUDIO DE LA ONOMÁSTICA CRISTIANA IMPUESTA AL PUEBLO GUANCHE


Capitulo VIII (II)



F


Eduardo Pedro García Rodríguez

Fernando Guanarteme, Don.
Según la historia oficial colonial, el 3 de mayo de 1481, fue bautizado en la Península Ibérica Tenesor Semidan, el converso y pusilamine más conocido como don Fernando Guanarteme, uno de los personajes claves en la toma de Tamaránt por parte de los castellanos al ponerse incondicionalmente al servicio de los invasores. Habiendo dejado de ser Guanarteme por fallecimiento de su esposa (los guanartemes lo eran en función de estar casados con la reina), fue el artífice de la incorporación cruenta de Tamaránt (Gran Canaria), al Reino de Castilla. Viaja varias veces a la Corte de los nefastos Reyes Católicos, quienes apadrinaron su bautizo por el rito católico, ceremonia celebrada en las Cortes Generales de la ciudad de Calatayud, el 30 de mayo de 1481, día de San Fernando. Dejó descendencia en sus hijas las infantas Margarita Fernández - que casa con Miguel de Trejo- y Catalina Hernández de la que hay numerosa descendencia en Tamaránt (Gran Canaria).
Participó con sus parientes y allegados en la invasión y conquista de Chinech (Tenerife), por su ayuda el esclavista y jefe de las hordas invasoras Alonso Fernández de Lugo le concedió varias datas de las tierras usurpadas.

Un de las batallas más cruentas de llevada a cabo durante la invasión de Tamaránt (Gran Canaria) por los castellanos fue la de Ajodar, en el años 1483, en el transcurso de la misma, su pudo haber cambiado el curso de la historia colonial de nuestra nación, de no haberse interpuesto el converso Thenesor Semidan, totalmente entregado a la causa de los invasores, quien con su intervención evitó el total aniquilamiento del ejército mercenario castellano. La economía castellano-aragonesa no hubiese podido soportar los costos de otra armada, (la invasión y conquista de las islas de Benahuare-La Palma- y Chinech-Tenerife- fueron concedidas a mercenarios y empresarios privados a cambio de los despojo del botín consistente en  eslavos, ganados y tierras) por lo cual posiblemente los proyectos de ocupación de la isla hubiesen sido postergados, dando tiempo a la reorganización de los canarios los cuales ya conocían las técnicas de guerra de los invasores y además podían disponer de las armas  modernas arrebatadas a los mismos.

Uno de los relatos en torno a dicha batalla que hasta nosotros ha llegado se lo debemos al criollo Marín de Cubas, (a pesar del error en la fecha, como sabemos el masacrador de pueblos Pedro de Vera había desembarcado en Las Isletas el 18 de Agosto de 1480) quien nos describe los entresijos de la misma en los siguientes términos: “Volviendo á Canaria con felicidad de viaje Miguel Mujica y D. Fernando Guadartheme al Puerto de las Isletas, jueves 24 de Octubre del mismo año, fue mucho el gozo de Pedro de Vera por saber cómo tan bien le había ido, y mandóse á Hernán Peraza que dejando á los gomeros á su cuidado, éste fuese con Doña Beatriz á la Gomera; vino al Real á besar la mano de Pedro de Vera y se fue haciendo muchas ofertas y cumplimientos.

Estaban las cosas de Canaria muy revueltas y alteradas, primero con fingidas paces, después de la prisión de Guadartheme quedaron muy tristes cuanto contentos los cristianos, prometieron dar la obediencia en cogiendo la sementera; creyólos Pedro de Vera y faltaron á ello rebelándose y siendo peores que nunca; luego nombraron otro rey ó Guadartheme, llamado antes Tazarte, un gaire alto, seco y prieto, de grande esfuerzo, nombrado por el mes de Marzo después de la prisión del otro y éste hizo matar á dos religiosos de Santo Domingo, de cuatro que asistían con Pedro de Vera, que había traído á Canaria, y fue así: había mucho cigarrón que comía las cebadas y legumbres, sustento de los canarios, y fueron al término de Tafira el P. Fr. Martín de Cañas, que llevaba un Santo Cristo y también para predicarles de caminos de fe de Dios, con Fr. Juan de Lebrija, sacerdotes ambos; fueron arrojados de un alto risco tajado como el tajo de Ronda y nunca soltó de la mano el Santo Cristo el P. Cañas; sus cuerpos llegaron á la sima y por memoria llaman hoy las Cuevas de los Frailes, en Tafira, el sitio donde cayeron por haber al pie del risco algunos socavones ó grutas, escorias de un volcán.

Dando orden Pedro de Vera de castigar á los canarios, y corregir sus malos términos, andando muy desmandados y atrevidos, dijo á D. Fernando de Guadartheme que les fuese á hablar y presto poner lo que á ello debía necesario enviándoles con Juan Mayor su recado, y pusiese preso á quien fuese causa de las alteraciones. Llevando su demanda caminaron á Gáldar donde estaban muchos canarios que alegres de verle libre y gustosos quisieron luego seguirle y ser con él de parte de Sus Altezas, impidiéronlo allí unos ministros ó capitanes de Tazarte, aunque él asistía en unos riscos muy pendientes y barrancos junto al mar más de cuatro leguas de allí, y Arminda, única heredera de la Isla, su sobrina, muchacha de 18 años, hija de Guanache Semidan, que fue Guadartheme llamado el Bueno; ésta ya estaba casada con un muchacho hijo del Guadartheme de Telde, á quien los españoles llamaron Tazartico, recogidos con mucha gente en la montaña de Bentaiga, y según sus leyes y lo que habían jurado, primero deben escoger la muerte que entregarse; quedó muy triste D. Fernando, y Juan Mayor procuraba reducirlos con la verdad, y no fue posible.

Llegaron á la montaña de Bentaiga, qué es de tierra muy roja á modo de almagre y encima tiene una fábrica admirable de la Naturaleza que es un peñón de riscos muy altos y pendientes en torno con una subida á lo alto muy peligrosa; tiene al pie muchas cuevas y caseríos con cantidades de huesos de gentiles á modo de sepultura, y una fuente de buena agua aunque es poca sale corriente á fuera; había en lo alto muchas familias y ganados que parecían hormigas. Subió á lo alto Don Fernando y Juan Mayor y allí se alegraron de nuevo ofreciéndole el gobierno y mando de Rey como antes, y no lo admitió porque había visto la cara del Rey de Castilla y dándole su verdadera palabra que cumplirá á morir; inclinábanse todos á lo que les suplicaba y prometía con Juan Mayor; admitiólo su sobrina Arminda y no quiso Tazartico, respondieron los de Telde, y por último todos en que no debían desamparar á su Señor natural hasta morir primero; refieren el agravio de Pedro de Vera que fue dejarlos en Lanzarote desnudos enviados á vender y ahora haría lo mismo. Hechas grandes diligencias en sacarles á la verdad se disculpaban en hacer lo que ordenase el Tazarte.

Volviese D. Fernando Guadarheme al fuerte de Gaete, de donde se dio aviso de todo a Pedro de Vera, que luego envió en una barca una compañía y a su hijo Rodrigo de Vera, capitán  de infantería, con otros para lo necesario, de allí salieron en la barca por la costa hacia el sur al poniente de la Isla, y desembarcaron en una playa ahora llamada Tazartico, al pie de un risco así llamado junto á otro muy alto que los divide un barranco llamado Tazarte, porque fue donde Don Fernando, Juan Mayor y Rodrigo de Vera hablaron á Tazarte y Tazartico, que habían llevado la nueva, y fue en vano el viaje; de todo se dio cuenta en el Real y dijo Pedro de Vera: "Pues si ellos no quieren venir acá, yo iré allá".

Prevínose la gente que había de ir contra los canarios á buscar á sus fortalezas, y la prevención de guarnecer el Real que no fuese acometido. Salió con brevedad camino de Gáldar guardando el paso del risco no lo cogiese el enemigo, llegamos á Bentaiga á poner sitio al risco que sola una subida, que un hombre desde arriba puede él solo defender, tiene no más; tomóse la vanguardia Miguel de Mujica con sus 300 vizcaínos; sitió el paso, estuvimos allí quince días en los cuales no sacamos  de los canarios ningún fruto; echaban grandes piedras desde lo alto á rodar, eran á modo de molino con un agujero en medio y un palo atravesado para que cuando rodasen viniesen siempre iguales; matáronnos ocho españoles, y desde lo alto del risco más empinado arrojaban
pedazos de niños divididos en trozos, que se debían morir, que causaba mucho horror á los cristianos; y en tanto peligro quiso acometer Miguel de Mujica sin ocasión; envióse á buscar más gente, y hecho el escuadrón fuimos á acometerles con más furia que la pasada, y nos hallamos engañados porque la noche antes se habían huido todos llevando consigo á su Señora. En lo alto de aquel risco empinado á modo de torre hay una grande llanura con una fuente á modo de charco; dejaron aquella noche una gran hoguera ardiendo con que juzgamos no haber fraude alguno.

Siguiéndoles las huellas dos leguas adelante largas se mejoraron de sitio en otra fortaleza llamada Ajódar; es más angosta que la primera, tendrá de ancho un tiro de arcabuz, los riscos muy pendientes y empinados, la subida dificultosa y sola una veredilla por andenes, en lo alto tenían una fuente bastante para cien personas que allí habría cada día; y aquí tenían á su Señora la Reina, Reconocióse otra vereda por donde se podían huir y en ésta se puso Pedro de Vera con su gente, que era el Tercio Viejo; y por la otra Miguel Mujica con la suya, empezó á subir y habiendo llegado á media cuesta retirando á los canarios y ellos huyendo con gran falsedad á meterlos en el peligro, rodaron tantas piedras juntas y tan grandes, que no se juzgó ni imaginó que tanto daño nos hiciesen, pues nunca los canarios fueron victoriosos si no fue en esta ocasión, mataron del tercio de Mujica 130 hombres, y hubo muchos heridos, y una rueda llegó á Miguel de Mujica y derribándole le quebró ambas piernas, y quedó tan mal herido que vivió quince días; no aprovechaban pies para huir, brazos para subir, dónde no estuviese lleno de peligro, dónde podía escapar hombre con la vida; murieron muchos caballeros de esfuerzo y personas de más cuenta, y muchos heridos de pedradas, lo más de piernas y brazos y tal vez en la cabeza. Pedro de Vera salió retirándose de aquel sitio, llamando la gente á toda prisa, un valle arriba, casi un medio cuarto de legua, á escuadronarse con su tercio, Los canarios juzgando que huíamos bajaron del risco 140 de ellos y quitando las armas á los muertos querían seguirnos; Guadartheme los detuvo, y primero que ellos bajasen cuando pasó el estrago mayor de las ruedas de piedras, les daba voces desde abajo, diciéndoles: "Amigos, parientes, no me matéis, dejad las piedras"; y dejando de arrojarlas, bajaron diciendo: "Salta fuera, Guayedra, que viene el día que hemos de quedar dueños de nuestra tierra, que estos perros traidores, que mataron á su Dios, nos la quieren quitar, y tú por un vestido que te dio el de España te has dejado engañar, y ahora podemos darte otra vez la tierra, salta fuera de peligro, no te mate alguna piedra de éstas",

Algunos castellanos censuraron la tibieza del Guadartheme, pero también los españoles podían tener experiencia de que los canarios siempre desde los riscos tenían armada empalizada y trampas de arrojar piedras, que no era menester que Guadartheme, aunque lo sabía y había usado siempre contra nosotros, ahora quisiera ó no decir lo que tenían tramado á la subida del risco.

Cantaron esta victoria como quisieron, de que Pedro de Vera huyó, que pudiera, mas fue falso; porque retirados en un llano y escuadronados esperamos al enemigo que no quiso llegar aunque Guadartheme se tomaba la mano en apadrinar á los canarios, Juró Pedro de Vera por la barba de vengar la injuria y con alguna poca de cólera llamó á Guadartheme y le mandó que asistiese á enterrar los muertos; hizo traer todos los heridos á desembarcar y el escuadrón fue por tierra á Gáldar y en una Casa Canaria grande hizo Hospital ó enfermería, y en otra grande fuera del lugar decían misas todos los días los religiosos de San Francisco y Santo Domingo y algunos clérigos. Llamóse la iglesia del Sr. Santiago; murió Miguel de Mujica y aquí fue enterrado con honroso enterramiento; dejó por heredero de los maravedíes en que había servido á S. M. que le estaba debiendo de su servicio y préstamos, á su primo Juan de Severio Mujica, en que después le dieron repartimientos. Curados los heridos y dejando lo necesario con un fuerte en el lugar para custodia, dio Pedro de Vera la vuelta al Real de Las Palmas. Mucho contento recibió Pedro de Vera de besar la mano al Obispo D. Juan de Frías, que poco ha había venido de Lanzarote, juzgando estar ya pacífica y allanada la furia de los gentiles y muy admirado de la rebeldía, todo era aplacar la cólera que tenía contra ellos Pedro de Vera; alistó la gente, recogió la más que pudo llevar consigo camino de Gáldar, y el Obispo quiso seguirle y visitar á Santiago, nueva Iglesia y cementerio de invictos héroes muertos por la fe de Jesucristo, como decía el Obispo.

Sabiendo que el enemigo estaba en Tirajana y sus términos, recogió Pedro de Vera poco menos de mil hombres con algunos gomeros que llevó; hizo embarcar compañías por mar llevando lo más estorboso, y lo grueso de la gente llevó por tierra; envió espías delante y salimos de Gáldar día de Santa Engracia por Abril año 1476 miércoles 16; descubrimos por el camino el alto risco de  Bentaiga que ya no tenía gente; tenía árboles en su llanada, una palma y un muy alto pino y dícese tienen allí un buen charco de agua, sitio inhabitable por el mucho hielo y frío. Desembarcó la demás gente en el Puerto Tazartico con silencio por los canarios, que hubo aviso estaban fortificados en una fortaleza llamada Ancite, cerca de Tirajana, que hoy llaman El Sitio; divisábanse otros riscos con más gente llamados Veneguera y Mogán, y antes de sitiar el Peñón de Ancite se mandó á acometer á otras fuerzas y pregonó fuesen todos pasados á cuchillo cuando por bien no se quisiesen dar al Rey de España.

Envió Pedro de Vera á su hijo Rodrigo de Vera con tres compañías y con Guadartheme á un risco peinado altísimo llamado Titana que tenía la subida por una montaña agria y de malos pasos, por donde de improviso ganaron los cristianos la entrada quedando de guarda veinte arcabuceros, no juzgando los canarios el modo de serles tomados los pasos, donde mataron á 25 canarios y los demás pidieron la obediencia con muchas familias que hicieron bajar ante Pedro de Vera y amigablemente fueron perdonados y tratados; trajeron grandes cantidades de bastimentos, gofio, cebada, cecina, cabras, manteca, higos pasados, dátiles y otras cosas de su uso; mandáronle que se fuesen á habitar á Gáldar ó á su territorio como antes.

Luego que estos canarios salieron de Titana, al mismo punto otros desmandados la ocuparon llenándola como hormigas, con más fiereza que los primeros; mandaron fuesen á sitiar á otra llamada Fataga, donde estaba el Rey Tazarte con la gente más feroz y atrevida; en aquella tierra áspera y muy agria envióse delante á Guadartheme para que les avisase del peligro en que todos los canarios estaban de morir á cuchillo no reduciéndose por bien; fue por dos partes á un tiempo, cogidas las entradas y salidas con increíble presteza y valor, que los canarios se hallaron suspensos y aturdidos; halló Guadartheme á un tío suyo que era Faisaje ó Consejero, á quien sentó bien la propuesta de perdonar á los canarios; mandó Pedro de Vera que bajasen todos abajo sin armas, y el feroz de Tazarte no queriendo reducirse ni poder pelear por estar ya sitiados, se llegó á la punta más empinada del risco y cruzando los brazos al pecho dijo dos veces muy alto: "Atistirma, atistirma", y dio una vuelta en el aire y se desriscó de aquella eminencia. Bajó el Faisaje viejo, hermano de la Reina de Gáldar, mujer de Guanache ya difunto, y después fue cristiano y tuvo el nombre del padrino, Juan Delgado; fueron todos perdonados y mandados á sus sitios á coger sus sementeras, de que iban muy gustosos.

Llegamos á otra fortaleza muy larga y áspera llamada Gitagana y por no detenemos pasó el ejército á dar visita á Ansite, lunes 28 de Abril; ésta era la última donde estaba la fuerzas de la isla con el Tazartico, reyezuelo de Telde y la Reina Arminda; tenían propuesto todos primero morir que entregarse, y bien de mañana se hizo escuadronar en tres partes del ejército de á trescientos hombres y las espías hallaron dos fáciles subideros; se pregonó la guerra fuese á sangre, sin perdonar á vidas por estar aquí los culpables en la muerte de Mujica y sus vizcaínos; aquí se reconoció había de costar triunfo la victoria por la rebeldía de los canarios, que habían respondido á todo. Más, Guadartheme se fue á Pedro de Vera, con el semblante tristísimo, casi llorando por el desastroso fin que se les esperaba con su sobrina, y alcanzó de ir primero á hablarla y á ver si podía reducir á algunos. Cogidas ya las entradas con buena guarda de gente, se fue á ellos Guadartheme y al reconocerle alzaron todos á un tiempo, niños, hombres y mujeres los gritos y voceríos que resonó por aquellos barrancos casi media legua fue grande la alegría que de su vista tuvieron; habló á su sobrina y prima que fue reducida con todos los canarios y las canarias y todas las familias que se les llegaron de aquel territorio, menos Tazartico y un Faisaje viejo de Telde, que ambos se desriscaron, llevándose el muchacho al viejo le cogió de un brazo ): diciendo: "Atistirma, atistirma", y de un salto bajaron hechos pedazos.

Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de  Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora, única heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor Guanache Semidán tío de Guadartheme y de otros Gaires y Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho instó Pedro de Vera que viniese luego, mas llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más esforzados y que asistiesen con Guadartheme y se fuesen á vivir á Gáldar.

Diose fin aquí á la conquista, martes á las diez horas del día 29 de Abril del señor San Pedro Mártir año de 1483 en Ansite, junto á Tirajana donde hoy se llama El Sitio, por memoria.” (Marín de Cubas, [1694] 1993)

En la Datas de Tenerife, primeros documentos públicos generados en la isla a raíz de la invasión y conquista aparece  la figura de un Fernando Guanarteme bajo diferentes grafías, según recoge don Elías Serra Rafols en Las Data de Tenerife, libros I al IV de Datas originales, en la Data número 17 de fecha 6 de junio de 1499 mediante la cual recibe unas tierras en las lomadas de Acentejo, el 23 de enero de 1500 Fernando Guanarteme presenta el alvalá para su registro en el libro de repartimientos, figurando como testigo un Francisco Guadarteme, sobrino del Guad.

740-20. Figura como: Hernan Guanarted, En las Datas: 184-26.  938-52. 940-40. 1290-14. 1.811-20, figura grafíado como Guadarteme, en las 17. 55. 222-5.313-40. 403-59. 434-12. 634-34. figura como Guanarteme. Además de otras grafías como: 740-20, Fernando Guanarted. 800, Fernan Gonarteme. 1.211-40, Hernando Guarteme. 1.49-14, Guadalteme. 1.879-42, Guarateme.

Fernando Guanarteme, Don.
El II. Sobrino del Guanarteme Thenesor Semidán. Canarii cristianizado Formó parte de las tropas auxiliares que capitaneadas por Maninidra participaron en la invasión y conquista de la isla Chinech (Tenerife) dirigida por el aventurero esclavista y masacrador de pueblos  Alonso Fernández de Lugo, participaron en la batalla de La Laguna en la mañana del 13 noviembre de 1495.

Recibió importantes datas de tierras en Acentejo, Tegueste, Tejina, Abona y Adeje. Casó con la canarii María Fernandez Vizcaina, quien trajo en su dote tres esclavos guanches y una casa en Añazu (Santa Cruz).

Según De Arribas, los pobladores guanches canarii confirieron en 1514 un poder con objeto de que no fuesen obligados a ir a las razzias de esclavos en el continente ante el escribano Antón Vallejo, como consta al folio 715, firmado por los nobles guanches canarii. (B. Alfonso, tomo II pagina 209)

Data 1.341: Hernando Guanarteme. 59 f. De ta. de s. En el Reino de Abona e unas cuevas q. Se llama Hing.. (roto) Lindan con un barranco de la moradas... rey de Abona e lindan con un mal país. Digo q. Do en nombre de sus Majestades, 3 c. En el dho lugar. 20-VI-1522- 7-X-1564 PARECIÓ Juan Alonso, e como marido de Leonor Hernández, mujer que diz q. Es difunta, como hija y heredera q. Dijo ser (de) H.G. y por sus hijos y de la dicha L.H., su mujer, presentó este título. Ts. Hernando Ortiz, Diego Gómez. Domingo Angadura. (Datas de Tenerife)

Fernando Manuel Oramas, Don.
Casado en El Realejo en 1766 con Josefa García de la Guardia Linares, hija de Juan García Linares y Catalina de la Guardia. Sus hijos, Fernando y Francisco, nacieron en La Habana. (José A. Oramas  2002)
Fernando Osorio, Don.
Natural de Tenerife, recibe a renta del también guanche Pero de Trujillo un rebaño de 25 cabras por tres años, desde el día de Navidad. La renta a de ser en los dos primeros años 48 cabrillas hembras de un año y en el tercer año 12 cabrillas de un año, y Fernando Osorio se quedará con las 25 cabras del arrendamiento. Ts.: Juan  Barrial y Fernán Esteban Cárdeno.—Fernán Esteban Cárden. 1510 diciembre 11. fol. 571 r. F. Clavijo Hdez, 1980:207)

Fernando Osorio, Don.
Fue uno de los firmante del escrito en el que los nobles y plebeyos del distrito de Adeje separadamente con fecha 8 de enero  de 1511 dirijen al Adelantado la siguiente petición firmada por  Andrés de Güimar, D. Pedro, y D. Alonso, hijos del Mencey de Adeje, Francisco de Aponte, Alonso de Bonilla, Fernando de Ossorio y Juan Delgado, indígenas. Solicítase que en atención á haberse mandado por pregón que todos vengan á vivir á poblado en el término de seis meses y digan donde oyen misa, se revoque la orden, por ser corto el plazo y tener mujeres é hijos, ó se amplíe; y pidiendo además que en atención á que en Icod y Daute todo el terri­torio son heredades, se les señale la antigua corte de Adeje por residencia. El original existe en el oficio le de cabildo. Otra solicitud se halla así mismo en dicho año dirigida al cosistorio de Tenerife por Guanches y Gomeros, en el que se expresan todos los guanches que hay en la isla y donde oyen misa; y ape­lan porque de Adeje pocas veces pueden venir por impedírselo sus ganados. (B.delaS.E.A. del P.) (Arribas, 1993:131-132)

Fernando Pérez, Don.
Guanche natural de Candelaria, firmante de la Carta de poder dada a Juan Marrero, guanche, para que este último haga valer ante la Real Audiencia de Canaria el antiguo derecho y preeminencia del que gozaban los naturales de Tenerife, de cargar las andas de la Virgen de Candelaria, tanto en el día de su fiesta mayor como en las procesiones extraordinarias que con dicha imagen se pudieran realizar. Candelaria (Tenerife), 18 de Marzo de 1601, ante Tomás de Palenzuela.

Fernando ó Hernando Tacoronte, Don
el 2º hijo de Acaimo, mencey de Tacoronte), casó con María González. (Cipriano de Arribas y Sánchez, 1993:74) Según Ciuranescu se obligó a pagar Francisco López, mercader 15 maravedis de moneda de Canaria por ropa que compró. (A.Ciuranescu, 1997:4-8)

Fernando Tacoronte, Don
Data de Akaimo, rey de Tacoronte
Llamado Fernando Tacoronte después de bautizado por el rito católico, según García Ramos tuvo repartos de tierras en Tegueste, como consta en el Libro 1°. Original, cuaderno 10°, folio 41; en el Libro 2° original, cuaderno 12°, folio 6, y en el Libro 1°. por testimonio al folio 298. Y también en Igueste y Arona, según De Arribas. Murió en La Laguna testando ante Alonso Gutiérrez al 1°. de Marzo de 1520, folio 499; declarando que otorgaba su testamento hallándose “en las casas de su morada” y ordenando se le enterrara en la iglesia de la Concepción.

“29. 1520, marzo, 1:
Fernando Tacoronte, vo. y natural, hace testamento: fórmulas de fe. Manda que le entierren en la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción; los clérigos le digan sendas misas y sus 9 días; a la Cruzada, a la Merced ya las ermitas acostumbradas a cada una 5 mrs.; le digan 1 vigilia y su cabo de año. Dice que, como tiene pocos bienes y muchos hijos, deja a su mujer y le encarga que cumpla por su alma; además que le digan 5 misas a la Pasión de Ntro. Señor Jesucristo. Cobren: de Mateos, vaquero de Pedro de Lugo, 3.750 mrs. que le debe por un contrato que está ante Alonso de Llerena; de Leonor de Tacoronte, mujer de Fernando Esteban, 2 gallinas que le debe con las rentas que pudieren merecer de 8 años a esta parte; de Francisco Suárez 1.000 mrs. de cierta escarda que le hizo y fuese con ellos; de Benito, sobrino de Hernán Guerra, 45 marra-nas por un contrato que está en su caja; de Francisco de Flandes por un contrato que está ante Juan Márquez 120 cabrillas, pagaderas por septiembre de 1522. Deudas que debe: a Alonso de Herrera lo que pareciere por un contrato que pasó ante Juan Márquez, y dice que, como tiene otros contratos con él y le tiene pagado mucho de ello, se averigüe la cuenta y se muestren sus finiquitos y lo que pareciere que se le debe que se lo paguen; a Alonso de Herrera 21/2 fanegas de trigo a 200 mrs.; a Yebone Fernández 2 castrados puercos; a Gonzalo Díaz, yernos de Velázquez, 1.080 mrs.; Bastián de lcod, porque recaudó de Pedro Mación por él, 3 doblas, dice que Pedro Mación resta debiendo a Bastián de Icod 1 dobla, ya que eran 4; a Juan de Adeje 7 reales que cobró por él; a Juan de Abona 2 1/2 reales. Dice que la mitad de la casa en que vive es de Diego de Güímar, primo de su mujer, difunto, y la tiene porque le hace bien por su alma, ya que cada sábado es obligado a encender 1 candela, y así ha de ser para siempre a todos los que después de él la heredaren. Que todas las otras deudas que vinieren en buena verdad hasta 100 mrs. con juramento que las paguen. Nombra albaceas a su mujer María de Güímar y a Gaspar Fernández. Nombra herederos a María Fernández, su mujer, ya sus hijos Francisco, Juana, Catalina, Mary, Luis y Ana Fernández, y a Fernando y Antón, por iguales partes, después de sacada la mitad de la hacienda de su mujer. Otorgado en las casas de la morada de Fernando Tacoronte.- Ts. Diego Gómez, Juan González, Miguel Castellano, Martín Muñoz y Baltasar Afonso, vs. Y ests.- Por no saber: Diego Gómez”. [Manuel Lobo. Protocolos de Alonso Gutiérrez (1520-1521). La Laguna: Instituto de Estudios Canarios/Aula de Cultura de Tenerife.1979; pp. 53-54]. (En: Bethencourt Alfonso, 1997:181-188)

Fernando Tacoronte, Don.
 (Del mismo nombre que su abuelo paterno), contrajo matrimonio en la parroquia de Vilaflor, en el año 1636, con Isabel Francisca, hija de Francisco Pérez Araña y de Inés Lorenzo, casados a su vez en Vilaflor en el año 1611. (Nelson Díaz, 2002, t.2:332)

Fernando Tacoronte, Don.
Hijo de don Miguel González Tacoronte y doña María Francisca,  casado con Isabel Francisca. (Nelson Díaz, 2002, t.2:332)

Fernando Tacoronte, Don.
Hijo de don Miguel González Tacoronte (o Reverón) y doña Catalina Leonor García del Castillo. Don Fernando era natural de La Escalona y casado en 1758 con María de Bethencourt, hija de Agustín de Bethencourt y de Lucía Hernández. (Nelson Díaz, 2002, t. 2: 333)

Fernando Tacoronte Bethencourt, Don.
Natural de La Escalona, el cual casó en Vilaflor en 1801 con María Benita Trujillo Rodríguez, natural de Vilaflor e hija de Miguel Trujillo Suárez y de Gregoria Rodríguez Feo, siendo nieta paterna de Juan Trujillo y de Rita Suárez, y nieta materna de José Rodríguez Feo y de María Candelaria Fumero Mena, todos natura­les de Vilaflor. Fernando Tacoronte Bethencourt y su esposa, María Be­nita Trujillo, se avecindaron en el pueblo de Vilaflor de Chasna donde de­jaron larga descendencia que perpetuó el apellido Tacoronte en dicholugar. (Nelson Díaz, 2002, t. 2: 333)

Fernando, Don
1502 Febrero 24. Sevilla. Orden al gobernador de Gran Canaria para que haga justicia en la petición de don Fernando, canario, antiguo rey de Anaga, a quien Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife, prohibió pasar su hacienda desde esta isla a la de Gran Canaria, a donde se trasladó por mandato real, y le tomó la mitad de su ganadoy dos esclavos, que había comprado a Alonso de Lugo por ser sus parientes. Se ordena, así mismo, que dicho gobernador previo juramento de pobre de don Fernando, haga que un letrado y procurador le ayude en dicha causa y que los escribanos públicos de dicha isla no le lleven derecho alguno por las escrituras que pasen ante ellos. Don álvaro. Ovispo de Oviedo. Fernandous Lincenciatus. Joannes Licenciatus. Zapata. Muxica. Ruiz de Castañeda. E. Aznar)

Filiberta de la Rosa Fernández de Córdoba, Doña.
Casó con Mateo García del Castillo. (Díaz Dorta, N.)

Florencia María Pérez, Doña.
Hija de don Pedro (o Francisco) Rodríguez y de doña Jacobina Rodríguez. Hacia 1631 se casó con don Juan Gaspar Delgado Natural. Doña Florencia María murió el 5 de octubre de 1661, después de testar. 

Florencia María, Doña.
Esposa y prima hermana de don Diego Delgado de Medina con quien contrajo matrimonio el 16 de marzo de 1692, fue sepultada en la iglesia de San Pedro el 23 de abril de 1720, a los 67 años de edad. En el momento de su muerte se hallaba viuda de don Diego Delgado.

Florencia, Doña.
Hija de don Juan Pérez Gabriel Delgado y de Doña Ana María Diaz de Armas, naturales del pago de La Zarza. Nacida en  1694), esposa desde 1717 de don Juan Delgado Texera.
Florentina, Doña.
Hija de don Luís de Torres Bencomo y doña Josefa de Páez Galdona. Nació en 1728, esposa desde 1752 de don Juan Díaz Márquez.
Florentina, Doña.
Hija de doña María Núñez Bello y don Juan Díaz Delgado. Nació en  1750.
Francisca Acosta, Doña.
Esclava que lo fue primero  del alcalde real de Vilaflor Antonio José Acosta y lue­go lo fue de Josefa Feo. La citada Francisca Acosta era hija de la también esclava María Catalina. (Nelson Díaz, 2002:114)

Francisca Benítez, Doña.
Natural de La Gomera, su hija Lutgarda caso con don Marcos González, hijo de doña Juana Maria y Cristóbal Mexías y nieto materno de don Salvador González Guanche o Natural y doña Beatriz González.

El 30 de agosto de 1824 se casó y veló en la iglesia de San Pedro de Güímar con doña Josefa Jorge Rodríguez, hija de don Domingo Jorge Castellano y de doña Bernarda Rodríguez Simeón; celebró la ceremonia el presbítero don Nicolás Rodríguez Torres, con licencia del beneficiado servidor don Antonio Rodríguez Torres, actuando como testigos don Juan Delgado Natural, don Miguel Benito Ximénez y don José Campos Benítez, de la misma naturaleza y vecindad. Se establecieron en la calle de San Pedro Arriba.

Sabemos que el Sr. Díaz Montijo se ausentó a América, pero en el padrón parroquial de 1866 figuraba empadronado en la casa nº 86 de Güímar, en la calle de San Pedro Arriba, con 70 años; le acompañaban doña Josefa Jorge, de 66 años, dos hijos: doña Ignacia (de 36 años) y don Ignacio (de 30); y don José María, huérfano, de tan solo 8 años de edad.

En ese mismo año 1866 figuraba entre los electores elegibles para cargos municipales, con una cuota de contribución de 10'213 escudos. En 1868 continuaba como elector y su cuota se había elevado a de 22'985 escudos.

Don Vicente Díaz Rodríguez falleció en su domicilio de Güímar, sito en el barrio de Chacaica, el 29 de marzo de 1869; contaba 74 años de edad y había recibido los Santos Sacramentos; al día siguiente se le hizo el oficio de corpore insepulto en la iglesia de San Pedro ya continuación recibió sepultura en el cementerio de dicha localidad. Le sobrevivieron su esposa y tres de sus hijos: doña Blasina, viuda, doña Ignacia, casada,
y don Ignacio, soltero.

Tuvieron seis hijos: Don Pedro (1825); don Pedro (1829); doña Teresa (1831); doña Blasina (1833), que casó y enviudó; doña Ignacia (1836), casada con don Vicente Díaz Campos, vecinos de El Escobonal, con sucesión; y don Ignacio Díaz Jorge (1839). (Octavio Rodríguez Delgado, 1996)

Francisca Béthencourt o Betancor, Doña.
Hermana de Catalina Rodríguez, quien contrajo matrimonio con Pedro de la Sierra, hijo de Antón de la Sierra y María González Maninidra, de claro origen grancanario o canarii. María era nieta del famoso guayre Maninidra; y Antón, natural de Gran Canaria, pudiera además ser pariente de Bentagaire (algunos historiadores aseguran que se trata del propio Bentaguayre).

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