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Domingo
de 10 febrero de 2013.
Publicado por: admin en
10 febrero, 2013 en Editorial Deja
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La subvención graciosa que
hace el Estado a aquello desempleados con cargas familiares que lo están
pasando muy mal, y que son 400 euros, vienen siendo restregados reiteradamente
por el propio Gobierno intentando demostrar el tremendo esfuerzo que hacen en
favor de los mas desfavorecidos. Lo que para ellos es una gratificación
desinteresada, para los que las perciben es su pírrico sueldo motivado por una
situación económica que no han provocado, sobre todo teniendo en cuenta que no
da ni para comer acelgas todos los días.
El debate interesado
provocado por algunos tratando de demostrar sus escasos sueldos y que no
corresponde a su representación como gobernantes, argumentando que cualquier
político con responsabilidades en Europa cobra el doble, es una falacia que se
sacan ahora de la manga para despistar y para justificar otros muchos
hechos injustificables. Es cierto que Presidente y Ministros de
países europeos cobran el doble, pero también es cierto que los trabajadores y
desempleados, también cobran el doble, y si por casualidad reclamamos esas
cantidades para los gobernantes, también debemos de hacerlo para los currantes,
equilibrando una balanza que pueda satisfacer a unos y a otros , no a unos
pocos.
Estamos seguros que el
obrero de calificación más baja, o quizás el mismísimo desempleado, si sus
ingresos son superiores a 2.000 euros, le va a importar tres cominos si su
Presidente se forra, legalmente claro y con la connivencia de los ciudadanos,
por lo tanto la cuestión no es equiparar los sueldazos de concejales, alcaldes,
directores generales, consejeros, presidentes y un largo etcétera a sus
homónimos europeos, si no tratar de igualar los sueldos de tos los ciudadanos a
los del resto de Europa, que por cierto seríamos justos con a un número
infinitamente superior de ciudadanos.
400 euros para quienes
tienen que mantener a una familia o 1.000 euros ( a veces ni llegan),
para los que se pasan todo el día trabajando es una burla a la sociedad y a la
inteligencia, y sobre todo un reparto poco equitativo de nuestros recursos y
nuestra riqueza.
Es cierto que no estamos en
un buen momento, pero insistimos que hay que priorizar, y lo primero es dar de
comer al que más lo necesita, y no plantearnos si los sueldazos de los
privilegiados es insuficiente para lo que representan. La realidad
es que ellos con esos sueldos “insuficientes” pueden comer caviar mañana si les
apetece, mientras muchos ciudadanos buscan restos de comida en la basuras
de los contenedores.
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