1995.
La
Asociación de
Prensa Deportiva de Tenerife hace justicia al conceder el «Premio Dedicación
Deportiva» a un ilustre del deporte tinerfeño, Roberto Hernández Illada.
Roberto Hernández Illada es y fue toda una dinastía en el fútbol
portuense, el cual ha aportado mucho por el deporte de esta ciudad. Roberto, es
de esos hombres a los cuales es difícil ver a su lado negativo ya que tiene
unas cualidades innatas (amabilidad, interés, etc.). Desde muy pequeño le
gustaba el fútbol y un día del mes de Mayo de 1949, mi hermano
Alberto me entusiasmó para formar un equipo que sería el Once Piratas, del cual
fue Presidente y entrenador hasta el año 1961-1962. Evidentemente fue
presidente y entrenador del CD. Once Piratas desde
1949 hasta 1961-62, secretario del CD. Puerto Cruz, desde 1957 hasta 1961-62 y
presidente del Atlético Puerto Cruz desde 1978 hasta 1981.
Al Once Pirata le dedicó toda su juventud, estuvo plenamente dedicado a
él desde 18 hasta los 31 años, y al contraer matrimonio se retiró.
Especialmente tiene muy gratos recuerdos de aquella época pues más que un
equipo era una familia de fútbol, nosotros hacíamos de encargados del
material, cuidadores del Estadio del Peñón, lavandera de los equipos, etc...
El Once Piratas fue el equipo que mantuvo viva la llama del fútbol en el
Puerto de la Cruz por
los años cincuenta al desaparecer el único representativo que era el Unión
Portuense, después de haber desaparecido el Norte fruto de la unión entre los
equipos del Valle: Portuense, Orotava y Realejos.
Como todo el fútbol de aquella época, donde además de la técnica que se
poseía se practicaba un fútbol de mucha garra y corazón empleando el ardor en
la lucha por la victoria.
En el Puerto de la
Cruz no existía por esa fecha ningún equipo representativo
sino solamente equipos de categorías inferiores entre los que destacaban el
Juventud Portuense cuyo presidente era Juan Pacheco García, y el Once Piratas y
la afición portuense pedía a gritos un equipo representativo de la ciudad, de
superior categoría por lo que un grupo de aficionados encabezados por Don Luís
Perdomo, delegado del Frente de Juventudes, Venancio Martín, Domingo Bello y
varios más que ahora mismo no recuerdo, formamos el CD. Puerto Cruz a base de
jugadores que militaban en el Juventud Portuense y el Once Piratas y otros como
Berto, Soriano, etc. Dándonos de alta en Segunda Categoría Regional, creándose
un ambiente alrededor del equipo.
Sobre todo con mucho cariño dos alineaciones de los dos equipos de mi
vida; el Once Piratas que alineaba habitualmente Chicotulo o Chanchi, Quico,
Perís Saavedra, Guillermo, Alberto, Cuco, Rómulo Rizal, Fernández, Pancho y
Roda. El Puerto Cruz recuerdo su alineación más habitual: Tito o Gutiliano,
Alberto, Galindo, Elfidio, Berto, Arturo, Germán, Soriano, Pagés, Del Pino y
Vicente. Estas alineaciones fueron las fundadoras de ambos equipos, además de
otros muchos jugadores que no los nombro porque son muchísimos y podría olvidarme
de alguno.
Durante mi etapa como secretario del club, el encuentro que más recuerdo
es el mismo que recuerdan todos los aficionados, el Puerto Cruz - Silense,
del año 1961, aunque luego en otras etapas hubo muchos encuentros que recuerdan
los aficionados como el mejor. Pero de ese partido Silense – Puerto Cruz, tiene
muchos y muy buenos recuerdos, pues significó para el Puerto Cruz el ascenso a
Primera Categoría Regional y además se registró en el Estadio El Peñón, el
mayor lleno de su historia hasta esa fecha, y en toda la zona el ambiente era
increíble, recuerda con mucha nostalgia ese día.
También hubo momentos malos, y pasó algún mal trago, pero casi
no los recuerda, aunque sí hubo uno que lo recuerda muy entrañablemente; en
un partido celebrado en el año 1949-1950 entre el Once Piratas y el San Felipe,
un equipo formado por jugadores formidables de esta ciudad, perdimos por dos
goles a uno, ese día, a sus 18 años, lloró en el Estadio El Peñón siendo la primera
vez que lloraba por el fútbol. Recuerda que el inolvidable deportista Lorenzo
Abreu (q.e.p.d.), escribió una nota en el periódico "Aire Libre" que
se titulaba "Roberto lloró a sus 18 años", emocionante de verdad.
Muchas fueron las anécdota pero recuerda una con mucho cariño: en
los años 1953-54, cuando estaba cumpliendo el servicio militar en Las Palmas
como cabo furriel, ganaba 50 pesetas mensuales, que las enviaba cada mes a mi
madre para pagar las letras de 100 pesetas que había firmado para pagar el
material del Once Piratas. Y hay otra que me hacía mucha gracia y es que hubo
una temporada cuando militaba en el Puerto Cruz de Segunda Categoría se goleaba
a todos los equipos por 7-0, 8-0. Y un día nos tocó jugar con el UD.
Rambla en el Estadio El Peñón y ganamos por tres cero, abrazándose con mucha
alegría al final del encuentro los jugadores del Rambla, porque sólo habían
perdido por 3-0.
Fue también presidente del Atlético Puerto Cruz,
evidentemente fue una época pasajera, pues sólo estuvo de 1978
a 1981 con el Atlético Puerto Cruz, como presidente en Segunda Categoría y
lograron el ascenso a Primera Categoría pero tuve que dejarlo por motivos de
salud. Esta etapa le sirvió para conocer de cerca que el fútbol había cambiado
y no era lo mismo que antes, pues el dinero se había apoderado del deporte y
se había perdido algo el amor a los colores, aunque debe decir que los
jugadores que componían el Atlético Puerto Cruz jugaban por afición.
Para él todos los presidentes que ha tenido el Puerto Cruz han sido
buenos dirigentes y merecen mi total estimación, aunque unos habrán tenido
más suerte que otros y por tanto habrán sido mejores unos que otros.
También ha tenido el Puerto Cruz muy buenos entrenadores y unos con más
suerte que otros, pero del que mejor se acuerda por haber sido el que estuvo de
entrenador en su etapa es Ramón Mesa, ya que era un entrenador que le gustaba
mucho enseñar las cosas del fútbol no sólo a los jugadores del primer equipo
sino también al resto de la cantera. Asimismo guarda un buen recuerdo de
Venancio que fue el primer entrenador y de Chicote entre otros.
Refiriéndome a la época de 1949 a 1957, nadie cobraba un duro,
pero a partir de 1957 - 1958, en que se formó el Puerto Cruz ya se empezó a
pagar algo, pero muy poco, yo recuerdo que cuando el Puerto Cruz se empezó a
consolidar se pagaban 10.000 pesetas por temporada a cada jugador pero todos a
la hora de firmar no pedían nada y firmaban en blanco, no recuerdo si alguno se
quedó sin cobrar.
La única herencia deportiva que ha dejado son sus tres hijos, dos varones
y una hembra, que ninguno quiso practicar el fútbol, aunque son muy
aficionados, pero practican el deporte de la natación, waterpolo, salvamento y
socorrismo en el Club Natación Martiánez de esta ciudad.
El Club Deportivo Once Piratas del Puerto de la Cruz celebró el cuarenta
aniversario de su fundación, en el complejo turístico de Martiánez. En el
transcurso del emotivo acto se dieron cita los antiguos jugadores, que
militaron en sus filas y que rememoraron sus mejores años como deportistas e
integrantes del club en la ciudad turística. Su presidente, Roberto Hernández
IIIada, durante el periodo 1949 y 1961 destacó la significación de la entrañable
ceremonia, del encuentro de unos compañeros, que hicieron época en el fútbol
del Norte de Tenerife.
Roberto Hernández IlIada, que fue el presidente y fundador del "Once
Piratas" señaló a El Día que "nuestro equipo fue fruto de las
reuniones de un grupo de chicos que nos reuníamos aquí, por el año cuarenta y
nueve, en la
Playa Martiánez, en un campito que había de tierra, que se
denominaba "San Carlos"; entonces tenía 16 años y formamos el
"Once Piratas".
El equipo permaneció hasta 1961, según explicó Roberto Hernández,
"jugó en categorías juveniles; primero empezamos por la categoría de
infantiles, luego juveniles, para pasar como clubes adheridos y muchos de
nuestros chicos pasaron al equipo titular del Puerto de la Cruz, que en aquella época
era el Club Deportivo Norte, que lo presidía Andrés Martín García, al que le
siguió Pedro Pérez Noda. El CD. Puerto Cruz fue fundado en 1957, con jugadores
del "Once Piratas" y de otro equipo, que entonces se denominaba
"Portuense"; es el que ahora está".
Con respecto a las figuras que desfilaron por el "Once
Piratas", Roberto Hernández Illada recordó a Peri (Pedro Real González),
Alberto Hernández lIIada y Manuel Fernández del Pino. Estos tres jugadores
pasaron directamente al Norte" en aquella época, en el año 50. Más
adelante fueron pasando algunos, pero que no se trataban de grandes ases del
fútbol.
Roberto Hernández enumeró las diferentes dificultades que se presentaban
en el fútbol local en aquellos años. Precisó que "los obstáculos eran considerables,
no había balones. Sólo disponían de un balón para entrenar y para jugar y
tampoco podíamos contar con el campo como ahora. Ensayaban en la playa, subían
a la fuente de Martiánez y después jugaban en "El Peñón" o cuando nos
tocara.
Los entrenamientos en el Estadio El Peñón tuvieron lugar de forma regular
pasado los años cincuenta”.
La mejor temporada del "Once Piratas" fue la comprendida por
los años 1949-50, según destacó Hernández lIIada, Luego hubo otras buenas y
fueron campeones de Tenerife y la Zona Norte y obtuvieron el trofeo a la
deportividad en tres ocasiones y disputaron varios torneos de campeones,
"No pasamos de las categorías juveniles y adheridos -añadía- porque era
muy difícil ascender a la primera y segunda; era para equipos de más
categoría",
En una primera fase el "Once Piratas desapareció de la escena
deportiva a finales de los años sesenta, según indicó su primer presidente,
luego reapareció en los albores de los setenta, bajo la dirección de Gregorio
Álvarez Carballo. Renació en las categorías de infantiles, para seguir a
juveniles y alcanzar la calificación de equipo de segunda categoría,
Unas setenta y dos personas vinculadas al "Once Piratas" se
reunieron en el Lago Martiánez para revivir aquellos años, para conocerse
incluso. Muchos no pudieron asistir por hallarse en el extranjero, por motivos
de salud o simplemente porque han fallecido. Entre los veteranos cabe destacar
a Félix Real González González, alcalde del Puerto de la Cruz, que militó en las filas
del "Once Piratas", A la reunión asistió en calidad de antiguo
miembro del equipo.
Como invitados especiales, Roberto Hernández citó al profesor don Jesús y
a compañeros de la prensa, "como Mínguez, que tenía un programa radiofónico
que se llamaba" Antena Olímpica"; Álvaro Castañeda, que nos hacía las
crónicas en aquella época, y otros que ya no están entre nosotros, pero que tienen
nuestro especial recuerdo y cariño, como el periodista Domingo Rodríguez,
fundador de "Jornada", y Julio Fernández, que siempre venía cuando
había un acto".
Salvador García Llanos dice que; bien sabe Roberto que no es la
primer vez que le atribuyo públicamente este título, el último romántico, por
lo demás bien merecido. Ahora, cuando van a homenajearle, a reconocer los
indudables méritos acumulados en la línea de sencillez que siempre le
caracterizó, está plenamente justificado. Y es que, ganado a pulso en la más
clásica concepción del genuino dirigente deportivo, su trayectoria es una
sucesión de hechos que acredita una singular profesionalidad y un
comportamiento altruista que, a su vez, reflejan un modo de entender el deporte
como ya no hay. Hasta dónde llegará esa personalidad que nadie le cuestiona! Al
revés: el paso del tiempo ha servido para reafirmar sus cualidades, para que se
le recuerde como un ejemplo de dedicación y de tesón a favor de las causas
deportivas. El fútbol y la natación han sido, en su caso, y en distintas épocas,
unas grandes pasiones, las que vivió y defendió con el ahínco de los luchadores
inagotables. Roberto, además, es un modelo de honestidad, de integridad. Las
adversidades de la vida han fortalecido su probidad. Por eso, él y sus más
allegados pueden caminar satisfechos por las calles portuenses. Ahora, quienes
le conocen bien, no sólo en el Puerto sino en cualquier latitud, le rinden un
justo tributo. Los bienhechores como él se lo merecen. Se trata de una
inmejorable oportunidad para cultivar la nostalgia de tiempos heroicos para el
fútbol y la natación de la localidad, así como los valores sempiternos de la
amistad, la que ha perdurado en justa correspondencia a quien supo granjearse
el afecto y el respeto de todos. Una ocasión formidable para hacer que el
último nombre de Roberto Hernández IIIada, el último romántico, quede
perpetuado en la pequeña gran historia del deporte portuense…//...
Pedro A. Gómez Barreto dice de Roberto que; este portuense de adopción,
ya que nació en Icod de los Vinos, sintió desde muy joven predilección por el
deporte. Así, en plena juventud, contaba con 18 años, fue en mayo de 1949
cuando fundó el C.D. Once Piratas, del que además fue su presidente y
entrenador, facetas que compartió hasta los primeros años de la década de los
60, exactamente hasta la campaña 61-62. Dedicó toda su juventud al Once Piratas
hasta que decidió poner punto y seguido a su vocación deportiva, todo ello
coincidiendo con su matrimonio. De la mano de Roberto Hernández Illada el C.D.
Once Piratas fue el único equipo que mantuvo la llama viva del fútbol en la
ciudad turística por los años 50 al desaparecer, por aquél entonces, el único
equipo representativo, la Unión Portuense. En 1957, junto a otros
compañeros, fundó el C.D. Puerto Cruz, del que fue su secretario. En la campaña
61-62 el club portuense logra la hazaña de ascender a Primera Regional, tras
un vibrante partido en el que venció al Juventud Silense, en el primer gran
lleno que registró el Estadio de El Peñón. Una circunstancia que deja bien clara
lo que Roberto Hernández Illada quiere al deporte ocurrió en la campaña 49-50,
cuando desempeñaba el cargo de presidente del C.D. Once Piratas. Al ver perder
a su equipo ante el San Felipe, por 2-1, Roberto lloró desconsoladamente en el
mismo escenario del choque. El inolvidable Lorenzo Abreu (q.e.p.d.) tituló en
el desaparecido periódico “Aire Libre": "Roberto lloró a sus 18
años". Otras de las anécdotas protagonizadas por el "Premio
Dedicación Deportiva 1995" sucedió en la campaña 53-54, precisamente cuando
Roberto Hernández cumplía su servicio militar en Las Palmas, como cabo furriel.
Ganaba 50 pesetas al mes, cantidad que remitía a su madre para que hiciera
frente al pago de las letras que había firmado, por el importe de cien pesetas
mensuales por la adquisición del material deportivo del C.D. Once Piratas.
La vinculación de Hernández Illada con el fútbol no culminaba aquí, toda
vez que del 78 al 81 se hizo cargo del ya desaparecido Atlético Puerto Cruz,
club con el que alcanzó también el ascenso a Primera Categoría. Con el paso de
los años, el amor por el deporte cobró nuevas iniciativas en el querido
personaje portuense y, en la actualidad, es presidente del Club Natación
Martiánez, organización que aglutina las actividades de waterpolo y salvamento
y socorrismo. Quien no recuerda aquellas memorables imágenes en las que la
plantilla del primer equipo de waterpolo lanza a la piscina a su presidente, en
señal de júbilo por conquistar el ascenso a la División de Honor Nacional.
También ha vivido jornadas destacadas con el Salvamento y Socorrismo, siendo
numerosos los títulos nacionales que figuran en el currículo del citado club
portuense. Si, indiscutiblemente la Asociación de Prensa Deportiva de Tenerife
hace justicia al conceder el «Premio Dedicación Deportiva 1995» a un ilustre
del deporte tinerfeño, Roberto Hernández Illada.
Isidoro Sánchez García decía de Roberto qué; sobre Roberto Hernández
Illada es escribir sobre el deporte en el Puerto de la Cruz, sobre medio siglo de la
historia de un pueblo marinero que combina de manera exquisita la actividad
turística con el deporte. Una buena prueba de ello lo constituye el amigo
Roberto. A Roberto lo conoce todo el mundo, chicos y grandes, hombres y
mujeres, por su amor y entrega al fútbol y a la natación en sus diferentes
modalidades. A mí me tocó compartir muchos de esos años que le estoy contando,
primero como jugador de fútbol en los años del Once Piratas, cuando yo
participaba en el equipo juvenil del Plus Ultra, de La Orotava, con Chile de
entrenador y que era amigo de Roberto, luego, muchos años después, como socio y
directivo del Club Natación Martiánez.
Cuarenta años de la vida alrededor del deporte en el valle son muchos
años. Por eso me siento legitimado para poder aceptar la invitación que me han
formulado los organizadores de su homenaje, detalle que agradezco, a la hora
de pergeñar algunas líneas en homenaje al amigo Roberto, deportista donde los
haya, por su entrega, por su dedicación, por su tiempo, por su amor y su fe en
la cantera deportiva del Puerto de la Cruz, por su compresión, por su fanatismo, por su
magisterio, por su entrega a una causa tan noble como el deporte, ya sea el
fútbol o la natación, o el salvamento o el waterpolo. Por todo ello no es de
extrañar que muchos de sus amigos, de sus pupilos, de sus alumnos, hayan
decidido organizarle un sencillo pero emotivo homenaje a un hombre que dedicó y
entregó su vida a una causa tan noble como el deporte en varias de sus
versiones y facetas donde siempre prevalecía la deportividad, la disciplina, la
valentía, la entrega y la formación humana. Gracias Roberto por tu enseñanza,
gracias a tu mujer, Esther, por su comprensión y por los muchos sufrimientos
que padeció a lo largo de medio siglo por aguantar tu entrega al Puerto
de la Cruz,
a su juventud. Espero y confío que tu ejemplo sirva de referente a la sociedad
portuense y que disfrutes largamente de tu trabajo y de tu labor deportiva…//….
El periodista José Manuel Martín escribía de Roberto qué; Estaba
claro que el deporte portuense tenía una deuda con Roberto Hernández IIIada.
Soy partidario que los homenajes deben realizarse en vida y no después a título
póstumo. A los que han tenido esta feliz idea, por este merecido
reconocimiento, les doy mi aplauso. Es de las pocas personas en el ámbito
deportivo de mi pueblo que se lo merece. Naturalmente que yo no era nacido
cuando empezó su tarea en el deporte portuense. Mi andadura en los medios de
comunicación la inicié en 1976, y es a partir de ahí cuando tuve la suerte de
conocerle mucho más a fondo. Primero, como presidente del Atlético Puerto Cruz
y después en su etapa en el Club Natación Martiánez. Roberto tiene algo en
común a mí. Él lo guarda todo, desde artículos de prensa, las fotografías y
aquello que sea de interés. Yo soy igual, por ello conservo muchos artículos y
cintas de programas radiofónicos, de ahí que tenga varios suyos. Y por eso
entiendo como un buen día llegó a su casa como siempre, donde hoy tiene el
negocio, y se encontró en la obra de aliado, que le habían derribado una
habitación. Entre los escombros se marcharon muchos recortes de prensa y hasta
las fichas que conservaba del C.D. Once Piratas. Me imagino su cara al conocer
la fatal noticia, y más la de los obreros cuando se enteraron de la valiosa
documentación que se había perdido. Afortunadamente algunas cosas pudo
conservar tenerlas en otras dependencias de su casa. He tenido el privilegio a
lo largo de estos últimos años de poder contemplar muchas de las fotografías y
periódicos de la época. Curiosamente él nació en Icod de los Vinos en 1931. Su
madre era natural de Icod y su padre de Puerto de la Cruz, concretamente de la
calle Iriarte. Roberto es el mayor de todos sus hermanos. Cuatro de ellos
nacieron en Icod. Cuando cumplió los cinco años de edad, su familia decidió
marcharse definitivamente al Puerto de la Cruz, para vivir en la casa de su abuela, que
tenía la Pensión' "Brisas
del Teide". Sus dos últimos hermanos si nacieron en esta ciudad. Fue su
hermano Alberto, quién un buen día reunió a un grupo de chicos para formar un
equipo de fútbol. Se marcharon hasta Los Realejos para disputar un partido
informal, y al regreso, caminando al Puerto de la Cruz, antes no había tantos
medios para viajar, alguien pregunto, donde van esos piratas. De ahí salió el
nombre del C.D. Once Piratas. Roberto Hernández empieza a escribir su historia
como presidente y entrenador, un 28 de mayo de 1949. Aquellos primeros pasos
los dio junto a Martín Rodríguez Delgado, Santiago Plasencia, Julio Hernández
Álvarez, Juan Galindo que ejercía de masajista y segundo entrenador, así como
Juan Roberto Ríos Marrero que era jugador y directivo, entre otros más. El
equipo siempre competía en infantiles y juveniles. Sus colores fueron en
primera instancia el negro, y en el pecho lucían como escudo una carabela. Hubo
un gobernador civil de la época, que incluso les hizo cambiar el nombre del
equipo, del Once Piratas por el Once Porteño. No estaban para nada bien vistos
los piratas. Roberto dedicó toda su juventud al Once Piratas, hasta el punto de
llorar en los vestuarios, a lágrima viva como un niño pequeño, cuando su equipo
perdió contra el San Felipe, por 2-1. El adversario era muy superior y después
de un gran partido, el Once Piratas nunca mereció la derrota. El periódico
'Aire Libre", tituló: "Roberto lloró a sus 18 años". Otro botón
de muestra de su amor por el fútbol. Corría la temporada 53/54 y cumpliendo el
servicio militar en Las Palmas, le enviaba a su madre cien pesetas para pagar
las letras del material del Once Piratas. Durante su ausencia el equipo quedó
en las manos de Francisco Martín Fernández. Curiosamente en este intervalo por
el servicio militar, alguno de sus jugadores, pasaron al Juventud Portuense,
que presidía Juan Pacheco García, famoso por sus garbanzas tostadas. Hernández
IIIada como presidente y entrenador permaneció desde su fundación, el 28 de
Mayo de 1949 hasta la temporada 1961-1962. En 1957, junto a otros compañeros,
fue el artífice del nacimiento del actual C.D. Puerto Cruz, del que fue su
secretario hasta 1962. El club se puso en marcha, siendo su primer entrenador
Venancio Martín, mientras que Luís Perdomo Jiménez su cabeza visible en la
directiva. El Once Piratas siguió su camino en las categorías inferiores y
Roberto simultáneamente trabajo en ambas directivas. Incluso se le llegó a
conocer por la "directiva de la escoba", tanto sus componentes regaban
como barrían el campo de El Peñón. El agua la tenían que comprarla y en la
mayoría de las veces estos trabajos se realizaban por la noche. El C.D. Puerto
Cruz le tributó un merecido homenaje. Se enfrentaron en un partido amistoso las
primeras plantillas del Puerto Cruz, que militaba en la Primera Regional,
la máxima categoría por aquella época en Tenerife, frente a la U.D. Las Palmas
Aficionado de Primera Regional, en la campaña 1959-1960. Allí recibió placas y
el cariño del fútbol portuense, en una comida posterior, que se celebró
en la Pensión
"Brisas del Teide". Con el paso de los años, no duda ni un instante
en recordar aquellas dos formaciones de sus dos equipos del alma: Chicotulo o
Chanchi, Quico, Peris, Saavedra, Guillermo, Alberto, Cuco, Rómulo, Rizal,
Fernández, Pancho y Roda en las filas del C.D. Once Piratas. Y en C.D. Puerto
Cruz: Tito o Gutiliano, Alberto, Galindo, EIfidio, Berto, Arturo, Germán,
Soriano, Pagés, Del Pino y Vicente. Una de las mayores alegrías que vivió, fue
el ascenso memorable del C.D. Puerto Cruz, el último día de febrero
de 1960, a la
Primera Categoría Regional. Los portuenses superaron al
Juventud Silense por dos goles a cero. Aquel día el recinto de juego fue una
fiesta. Fue en 1962 cuando se marchó como dirigente para contraer matrimonio.
Se dedicó como aficionado a ver los partidos del Once Piratas y del Puerto
Cruz, tanto los de fuera como los de casa. Pero un buen día le llamaron para
ocuparse de la presidencia del Atlético Puerto Cruz. Era otra generación de
jugadores. Permaneció en este club desde 1978 a 1981, dejándole
luego el cargo a José Luís Rodríguez. Curiosamente bajo su mandato el equipo
ascendió a la
Primera Regional. Otras de las satisfacciones como presidente
fue la construcción de unos nuevos vestuarios en El Peñón. Poco a poco se fue
alejando del fútbol, quizás impulsado por la práctica de los deportes acuáticos
de sus tres hijos; Pedro Roberto, Juan Carlos y Mari Conchi, que practicaban la
natación, salvamento y waterpolo en CN Martiánez. Roberto empezó su andadura en
este club, primero como vocal, para pasar luego por el cargo de secretario,
hasta el año 1993, donde fue designado por la asamblea como presidente, sustituyendo
a José Antonio Marrero. Aquí volvió a demostrar sus dotes de gran dirigente
deportivo. El equipo logró el salto a la máxima categoría del waterpolo
nacional, al ganar la fase de ascenso a la División de Honor, que se
disputó en la piscina portuense, frente al Pueblo Nuevo, Ondarreta y San Feliú,
en mayo de 1994. Los jugadores lo festejaron y hasta lanzaron con ropa incluida
al presidente Roberto a la piscina. El "Diario de Avisos" publicó la
fotografía en portada. Recuerdo que en cada partido del Martiánez en casa,
Roberto solía salir de delegado y nunca se estaba quieto. Es una persona que
vive con mucha tensión los partidos. Como presidente del C.N. Martiánez estuvo
cuatro temporadas. Fue reemplazado por el vicepresidente Isidoro Sánchez García.
Y la asamblea lo nombró en 1997, presidente de honor, cargo que comparte con
José Antonio Marrero Córdoba. Roberto Hernández IIIada, tiene en su poder
algunas distinciones importantes, entre ellas una placa de la Federación Tinerfeña
de Fútbol, la medalla de bronce de la Federación Española de
Natación, y la
Asociación de Prensa Deportiva de Tenerife, le otorgó el
premio de Dedicación Deportiva en su edición de 1995. En la actualidad continua
acudiendo a El Peñón para ver fútbol, ya la piscina para visionar al Martiánez
en sus modalidades acuáticas. Es una pena que medio sino después, no esté en
competición el C.D. Once Piratas, que preside desde hace muchos años Gregorio
Aviares Carballo. En la distancia, nuestro amigo Roberto, no se pierde ninguna
información del Atlético de Madrid. Se aficionó al cuadro madrileño en el año
1941, según cuenta; "en aquella época bajo el nombre de Atlético Aviación,
allí jugaban muchos canarios en sus filas". Ojala
existieran en el deporte, más dirigentes como Roberto Hernández IIIada. ..//..
El histórico periodista santacrucero Álvaro Castañeda dijo que Roberto
era un romántico del fútbol; con sumo gusto y enorme satisfacción accedo a la
petición que me hacen desde el Puerto de la Cruz para que escriba
unas líneas sobre Roberto Hernández Illada. y accedo a ello además como una
obligación, porque de alguna forma indirecta yo también estuve ligado a través
de las páginas del siempre recordado 'Aire Libre" primero, y
posteriormente desde las de "Jornada Deportiva", a la historia
deportiva de Roberto y de su entrañable Once Piratas, al que tantas líneas casi
siempre encendidas de merecidos elogios dediqué y escribí en los dos periódicos
antes citados, donde se cantaban y contaban las mejores gestas, las páginas más
brillantes de aquel equipo llegó a causar admiración por propios y extraños. Un
equipo pletórico de estrellas, de jugadores de exquisita técnica, de grandes
virtudes deportivas y humanas. Y a mi memoria me vinieron ahora de Acevedo, de
Donato, de Pagés, de Elfidio, de Peris, de Tito, de Vicente, de Del Pino, de
Ravelo, de Alberto, de Peris Rial, de Pedro Luís Cobiella y de tantos y tantos
otros que ahora siento no recordar. Un equipo el Once Piratas -nombre que me
hace evocar tantos recuerdos- sabiamente dirigido por un romántico del fútbol.
Por Roberto Hernández Illada, que además de ser un ejemplar presidente
desempeñó y simultaneó todos los cargos. Y así desde finales de la década de
los 40, desde 1949 exactamente, hasta 1961. Pero en el Once Piratas no terminó
la labor. La continuó y la prodigó en el Atlético Puerto Cruz a donde también
recalaron sus "piratas". Y después el primer equipo de la ciudad
turística, del que recuerdo las épicas gestas de las Cinco Copas y el cariño
apelativo que se ganó de "Pequeño Real Madrid". Lástima que la
semilla que sembró Roberto no haya tenido su continuación. Todo porque ya en
el fútbol de hoy prima más el materialismo que el romanticismo. El poderoso Don
Dinero que los sentimentalismos de defender con el más puro espíritu amateur,
los colores del equipo del barrio. Del equipo del pueblo que les vio
nacer...//...
Mi amigo, el periodista portuense Juan Cruz Ruiz caracteriza a
Roberto, Brisas del Teide: Lo que más me gustaba de aquel tiempo, en el
Puerto dela Cruz, era la gente desprendida, los que hacían las cosas por amor
al arte; las sigue habiendo; es imborrable para mí, por ejemplo, el recuerdo
de Paco Afonso, el alcalde, yendo a visitar a sus amigos como si supiera, por
un sexto sentido adolescente, que los demás lo necesitaban; había mucha gente
así; mi amigo Manolo me llevaba a ver las palomas, Don Julio Cruz me regalaba
ropa cuando yo burlaba la vigilancia de mis padres para ir a la playa sin su
consentimiento; mi amigo Santiago Palmero trabajaba de sol a sol y tenía tiempo
para dedicárselo a los demás, y de qué manera, sobre todo en el campo del
deporte. Y entre todas esas personas que hacían cosas sin pedir nada a cambio
tenía un lugar de honor Roberto, Roberto Hernández Illada. Siempre le recuerdo,
con su pequeña carpeta desgastada, yendo y viniendo de su oficina -Brisas del
Teide, cerca de la
Panadería Torrent- al campo de El Peñón; se detenía, muy
brevemente, en la
Plazadel Charco, y allí despachaba algunos asuntos, hablando
de pie, con algún transeúnte que le pidiera un favor, le rogara que acelerara
cualquier trámite de gestoría o le hablara de los deportes. Era un deportista,
y era generoso como pocos ciudadanos lo han podido ser en nuestra ciudad o en
cualquier parte; lo fue cuando teníamos menos de todo -menos dinero, menos
posibilidades de progresar en el deporte, cuando los deportes tenían menos
repercusión en los medios- y lo siguió siendo, hasta ahora mismo, sin desmayo
alguno. No sólo fue un admirador de las cosas que ya estaban en marcha, sino
que fue fundador: fundó el Once Piratas, tan legendario, fundó el Atlético
Puerto Cruz, y regresó a las fundaciones relacionado con el deporte de la
natación, que siempre fue en el Puerto de la Cruz un deporte
democrático, un deporte para todo el mundo y al que todo el mundo era tan
aficionado. Fundar fue un riesgo; él lo asumió, y eso debió costarle mucho
dinero, y mucho tiempo: su oficio era la gestoría, yen aquel tiempo el Puerto
de la Cruz ya
daba mucho trabajo en ese sector, pero él sacrificó sus días y sus horas, y no
descuidó absolutamente nada ese otro renglón, el nutritivo, de su vida. Hoy que
sus amigos le rendimos homenaje sabemos que no sólo celebra esa generosidad
suya el mundo del deporte, sino que esa gratitud está acendrada en muchos
corazones portuenses de los que yo me siento, ahora y desde antes,
verdaderamente solidario.
Un sobrino de Iñaki Aranzamendi Villares ex compañero de un servidor de
pupitre en la clase del colegio San Isidro Salesianos de La Orotava,
llamado Iñaki Aranzamendi Rodríguez, escribía que Roberto era y es un
hombre entrañable: ¿Qué puede decir un joven como quien subscribe de Don
Roberto Hernández Illada que todos los portuenses no sepan? Sí, Don Roberto.
Porque su personalidad -excelente hombre- y su trayectoria deportiva -seria y
honrada- imprime un respeto infinito. Me he empapado muchas páginas sobre la
historia del C.D. Puerto Cruz y C.D. Once Piratas y he entablado mil y una
tertulias con la población noble y sencilla de nuestra ciudad; y siempre salen
a relucir dos nombres: Tito del Pino y Don Roberto Illada. El primero como
mejor futbolista de la historia "ranillera". Y el segundo como el
mejor dirigente. Y eso que nunca quiso estar en el candelero. Lo suyo era
trabajar en la oscuridad con hechos, la palabrería barata no tenía cabida en su
vida. Don Roberto fue fundador y presidente del C.D. Once Piratas (del año 49
al 62), secretario del C.D. Puerto Cruz (del 57-62), presidente del Atlético
Puerto Cruz (del 78 al 81), Y presidente del C.N. Martiánez (desde el año 77 como
directivo y desde el 93 al 97 como presidente). Porque en el mundo del
waterpolo también dejó una huella imborrable. Llevó al conjunto dirigido por
Cuartero a la División de
Honor en la que milita actualmente. Son muchos éxitos que brillan con luz propia
en su dilatada trayectoria deportiva. Y anécdotas miles. En una ocasión Don
Roberto se estaba duchando en una caseta en el Estadio El Peñón y lo dejaron
enjabonado. Son recuerdos sin mala intención que certifican que el cariño y la
admiración hacia su persona eran y es indiscutible. Mi deseo es imposible por
los problemas de salud que le acucian. Pero a mí me gustaría ver a Don Roberto
como presidente del actual C.D. Puerto Cruz. Si llevó al C.N. Martiánez a la
élite con dos premisas básicas -el trabajo y una buena organización-, no sería
una utopía militar en Segunda "B" o en Segunda "P”. Mis
propósitos son quiméricos. Pero lo que sí dejo patente en este comentario por
enésima vez es que Don Roberto Hernández Illada es una persona entrañable ya no
sólo en el plano deportivo sino también en el humano…//...
Otro gran amigo periodista portuense Andrés Chaves, llama a Roberto “El
Macafle": No es éste el primer homenaje que se le tributa,
merecidamente, a Don Roberto Hernández IIIada, más conocido por sus amigos con
el cariñoso mote de "el Macafle". El homenaje coincide con el
nombramiento de "Hijo Predilecto" con que le ha distinguido el
Ayuntamiento del Puerto de la Cruz. Roberto ha sido un docente del
deporte; primero en el fútbol y luego en la natación y el waterpolo. Yo
recuerdo que, cuando se retiró la primera vez para dedicarse a los negocios de
su padre -Don Vicente- en un salón de "Brisas del Teide", la
pensión/restaurante de la familia, se le organizó un ágape al que asistió mucha
gente del Puerto y de fuera. Entre ella Antonio Lemus, redactor-jefe de
Deportes que fue del periódico "La Provincia", de Las Palmas, ya fallecido. La
fama de Roberto como entrenador y deportista había trascendido los límites de
la isla. Ahora se le tributa otro homenaje a Roberto y me piden unas palabras.
Con mucho gusto. Roberto Hernández IIIada ha tenido mucho que ver en la
educación deportiva de los jóvenes portuenses, desde el famoso Club Deportivo
Once Piratas al Club Natación Martiánez, pasando por el Club Deportivo Puerto
Cruz. Es un hombre que ha dedicado su vida a los chicos, a formarlos
deportivamente y a que desarrollen la actividad deportiva con entusiasmo. O
sea, que este es un reconocimiento merecido, un acto de justicia. Hace 50 años
que Roberto fundó aquel equipo, el "Piratas", como le decíamos los
aficionados de entonces. Camiseta blanca y negra, como la bandera corsaria.
Qué recuerdos más bonitos y qué grandes futbolistas dio aquel equipo. Roberto
tiene, además, una edad indefinida, yo siempre lo veo igual, porque su
existencia está presidida por el entusiasmo y por el amor a las cosas bien
hechas. Ya era hora que su pueblo le distinguiera oficialmente y ya era hora
que aquel homenaje casi privado de los años sesenta se convirtiera ahora en un
gran reconocimiento popular a este portuense de pro, amigo de todo el mundo,
hombre bueno, cabal y generoso.
Desde niño oía decir que el fútbol en el Valle tenía tres florones, Chile
en la Orotava,
Roberto y Pacheco en el Puerto de la Cruz, claro que para Chile Hernández ex
entrenador del Juvenil Plus Ultra de La Orotava Roberto son Raíces de una
vieja amistad: Perdone el amigo que cuente vivencias personales pero están
muy arraigadas en mí y siempre afloran con los recuerdos. Hablar de Roberto
para mí es fácil. Tan fácil como ha sido su vida, apacible, tranquila, llena de
sencillez y de virtudes. Mi vida ha estado marcada por un deporte, el fútbol y
un equipo el Plus Ultra con todos sus componentes. Y doy gracias por ello
porque me permitió conocer muchas gentes con gran espíritu deportivo y con un
profundo concepto de la amistad y Roberto ha sido una de esas personas.
Siempre pensé que nuestras vidas, la suya y la mía, tienen una cierta afinidad
y creo que por eso nos ha unido una gran amistad. Contaré dos hechos que
enmarcan la caballerosidad del amigo dentro de nuestro deporte común. En sus
inicios el Juvenil Plus Ultra tuvo muchas contrariedades en material y sin
recursos económicos para adquirirlos. Necesitó ayuda, y el bueno de Roberto
nos la prestó y unas viejas camisetas de color verde de un equipo, que creo se
llamaba Cruz Verde y con el que Roberto tenía, como no, relación, nos solucionó
el problema. Lo que no se imaginó Roberto es que esa "su acción"
sirvió para engrandecer un deporte que llevamos muy dentro y que nos unió tanto
en la vida. Y fue curioso que a mayor rivalidad entre el Once Piratas y mi
equipo más amistad había entre nosotros. El otro hecho que engrandece su figura
sucedió cuando la muerte de mi madre. Ocurrió un viernes y el domingo siguiente
el calendario futbolístico nos había deparado un enfrentamiento Plus Ultra -
Once Piratas. Siempre el "Piratas" tuvo dificultades para vencemos y
con lo que me había sucedido y mi estado anímico muy decaído tenían la oportunidad
de vencernos. El Plus Ultra solicitó de la Federación Tinerfeña de
Fútbol el aplazamiento del partido y nos respondió que ya el Once Piratas lo
había solicitado, sin dámoslo a conocer, la suspensión del partido. Mi
reconocimiento y mi agradecimiento son el firme donde nuestra amistad se apoya.
(Bruno Juan Álvarez Abreu)