En mi anterior publicación sobre este tema, decía
que dado que ya no podemos sino confiar en tener nuestro ganado en granjas al
uso o en áreas ganaderas semi estabuladas, era precisa la producción de pastos
en aquellos lugares donde otras actividades no sean posibles y que ahora son
patrimonio de zarzales y otras malezas que, aunque cumplan una función de
sujetar el terreno y que este no se pierda por la erosión de los elementos
atmosféricos, resultan peligrosos al incrementar el riesgo de Incendios
Forestales. Recuerdo cuando se segaba la hierba y se almacenaba en parvas, y
más o menos cada cual tenía su reserva de pasto para lo más crudo del invierno.
Esta costumbre debe recuperarse, porque entre otras cosas permite la recogida
de semillas de estas especies y su posterior siembra, al mismo tiempo que
proporciona abundante y excelente pasto, totalmente natural y libre efectos
secundarios, tanto para los animales como para quienes consuman los productos
de ellos derivados.
Lo que defino como áreas ganaderas, serían aquellas
parcelas donde no fuera perjudicial la estancia del ganado en pequeñas
temporadas, que estarían acotadas y continuamente vigiladas y evaluadas, para
prevenir que esta modalidad pusiera en riesgo los ecosistemas locales, del
mismo modo que se recuperaría las antiguas vías pecuarias para el tránsito del
ganado de unas a otras, recurso que es posible rentabilizar para el turismo.
Con un control veterinario, la comercialización de
estos productos también estaría regulada y protegida frente a productos
foráneos de ínfima calidad, porque lo barato termina por costar caro; Ya sé que
con una economía domestica pobre o inexistente, no queda más remedio que echar
mano de marcas blancas, pero es intolerable y hasta proseguible legalmente, el
vender basura como alimento sano. He trabajado en unos frigoríficos y sé de qué
hablo; Como muchos he podido constar la diferencia entre nuestros productos
tradicionales y los que se nos venden como la panacea natural más sana.
Dicen nuestros campesinos jocosamente que de cuatro
cartones de leche y unas cucharada de mantequilla se puede hacer un litro de
leche de vaca y , aunque pueda parecer “una magada”, no dejan de tener razón;
Si a la leche pura se le quita la grasa, solo queda el suero de la misma, con
lo que con el cuento de la leche desnatada, compran a precios de hambre la
leche pura, le sacan la mantequilla y nos venden el suero por leche y encima a
precio de esta y con el rollo de que es sanísimo incluso, después de haberla
despojado de todo. Lo mismo pasa con la carne de cochino, que solo produce
colesterol “del bueno”, pero con el rollo del colesterol nos inflamos de pollo
hormonado [Con hormonas femeninas] y vaca vieja criada con algo de hierba y
muchos desechos de carne y pescado molidos, a precio de ternera, llegando a
cotas trapientas cuando de carne molida para hamburguesas se trata, pues entre
los desechos de carne molida se incluyen toda la grasa que le quitan al animal
sacrificado ¿O es que creen que se tira? Y encima, te las sirven quemadas que
no asadas, para que el gusto de la parte quemada disimule su auténtico sabor, o
después de estar sumergida en salsas picantes días enteros, con el mismo fin de
disimular el sabor que tienen. Es indudable que si comes mucha carne y no
quemas esas calorías con trabajo o ejercicio engordas, pero no es lo mismo
comer carne de un animal bien alimentado y sano, que de uno alimentado con
piensos industriales, chocolates y hormonas de crecimiento y engorde rápido, de
lo que no se salva ni el pavo, con todo el cuento de que es la carne con menos
grasa.
Con la producción avícola pasa exactamente lo mismo
que con el resto de la ganadería; Quizás el único problema que podría surgir en
este terreno, sería la gran producción de los excrementos de ave, que una
excesiva filtración hacia el acuífero podría perjudicarlo, pero de nuevo se nos
ofrece una solución en la fabricación de abonos orgánicos para consumo interno
y exportación de los excedentes a lugares donde las tierras sean de escasos
nutrientes. A este respecto, decir que el popular “guano” que se usa en
nuestros campos, sencillamente es excremento de aves marinas, traído del Cono
Sur americano, tras acumularse durante millones de años en las costas de
aquellas latitudes.
Desde la Vieja Fortaleza, Rukaden Ayt Anaga.
9 Abril 2015
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