1957 diciembre 31.
Se suicida en París (Francia) Oscar Domínguez Palazon
LOS DERROTEROS VITALES
El autor de esta obra nació en La Laguna (1906), pero vive su
infancia en Tacoronte.
Los primeros rudimentos de la
pintura los recibe de su padre, pintor aficionado. En 1927 está
ya en París,
como corresponsal de
los negocios de su familia
en la exportación de plátanos.
Vuelve a Canarias al año siguiente para cumplir el servicio militar, y en 1929
está de nuevo en la capital francesa, donde en 1934 es admitido en el grupo
surrealista. Gracias especialmente a sus contactos pudo celebrarse en 1935, la II Gran Exposición
Internacional Surrealista, que tuvo como sede especial la capital tinerfeña. Su
última visita a las Islas tuvo lugar en 1936, de modo que su residencia va a
estar especialmente en París, donde era conocido como “el dragón de Canarias”.
Estuvo casado con Maud Bonneaud
(Limoges, 1921-Madrid, 1991), coleccionista y autora de esmaltes y esculturas
surrealistas. Una vez divorciada de Oscar Domínguez caso en 1955 con Eduardo
Westerdahl, siendo conocida com Maud
Westerdahl.
Tras una intensa actividad
artística en la capital francesa, se suicida el 31 de diciembre de 1957.
La acromelagia, su
afición a la
bebida y los
trastornos depresivos- fue internado en un sanatorio psiquiátrico en
tres ocasiones- terminaron por abocarlo a esta fatal decisión.
Domínguez tuvo etapas diversas en su trayectoria artística,
desarrollada, como se indicaba, esencialmente en París.
La etapa surrealista (1929-1938)
La influencia más marcada la
recibe de Marx Ernst y Salvador Dalí. A este periodo corresponde Máquina de
coser... Algunos de sus motivos ya los había utilizado Dalí, como la presencia
del piano, el león o las figuras informes. Él aporta, sin embargo, aspectos
propios del medio canario, tales son los terrenos volcánicos o el drago, así
como las mariposas (en relación con las colecciones que su padre tenía). Los
trabajos realizados entre 1933 y 1937 muestran un vocabulario formal que bebe
de los propiamente dalinianos. Pero como indicaba el profesor Fernando Castro,
Domínguez sólo adopta la manera de Dalí, pero no se apropia del contenido del
lenguaje (1978, p.
45)
Desde el punto de vista técnico, es indudable que apenas hay
paralelos entre la obra del catalán y el nuestro, pues la habilidad en el
dibujo que muestra Domínguez es más bien modesta.
En 1934 inaugura una nueva técnica muy utilizada por el
grupo surrealista, la decalcomanía.
En la pintura de Domínguez hay determinados objetos
recurrentes, tales son las latas de sardinas y los abrelatas, porrones,
imperdibles, pianos, fonógrafos, despertadores, cerraduras, máquinas de fotos,
bicicletas, máquinas de coser y escribir, revólveres... En el orden animal destacaron
los toros, leones, caballos, gallos y mariposas. Entre los vegetales, el drago.
Etapa cósmica (1938-1939)
Sin abandonar los presupuestos surrealistas, pues son
plasmaciones realizadas sin control de la conciencia, Domínguez realiza paisaje
cósmicos que recrean formaciones volcánicas, erupciones lávicas, corrimientos
de tierra. Algunas telas de etos momentos recuerdan la pintura de Ives Tanguy.
Los años que abarcan esta fase de la guerra mundial es bien
parca, por lo que se trata de un período poco conocido.
La etapa de las redes recibe este nombre por las
composiciones apretadas en las que toda la tela parece estar cubierta por
alambres de espino. Ejemplo de ello es El Bosque (1938)
La faceta de las mujeres desmontables se caracteriza por el
predominio de la figura femenina, frecuentemente con miembros extremadamente
alargados, deformes, especialmente las manos.
Etapa metafísica: el influjo de Chirico (1942-1943)
Esta etapa supone la primera exposición individual del
artista (1943). Allí se exhibe una
obra que recuerda
a Chirico. Ahora
aparecen objetos simbólicos
incluidos en paisajes extraños,
silenciosos, enigmáticos. Las formas son también distintas, pues muestra composiciones
equilibradas, de preciso dibujo, anticipo de su etapa picassiana. Ejemplo de
ello en Danse à Saint-Tropez (1942).
Etapa Picassiana (1944-48)
Domínguez había conocido a Picasso durante la guerra. Su
obra muestra la admiración por el malagueño, como así lo indican la deformación
y esquematización de la figura humana. El tinerfeño conserva, sin embargo, su
sesgo personal. Es la época, además, de sus exposiciones en la antigua
Checoslovaquia, país en que más muestra se hicieron de su obra, tras Francia.
“Mujer peinándose” (1945)
Etapa de esquematización o del “triple trazo” (1949-1953)
Su pintura muestra un refinamiento de línea y color. Es la
etapa de “los ateliers”, los talleres, pues el artista recrea el suyo con
asiduidad. “Ninette llega a la puerta del país de las maravillas” (1952)
Etapa final (1954-1957)
Este período supuso la vuelta a la decalcomanía, ahora
utilizada con tela y óleo. “Composición” (1955-56).
Una de sus últimas obras,
realizada en 1957, es Le clown. El profesor Fernando Castro indicaba de ella
que es una visión agria, despiadada y trágica en la cual autoironiza su propia
deformación acromelágica y el papel de payaso que le estaba tocando
interpretar, rodeado de un auditorio de snobs y pedantes. Esta obra revela el
más absoluto desengaño de la vida y manifiesta la hondura de sus frustraciones
y su inevitable insatisfacción. Es un
anuncio de su próxima muerte (1978, p. 61). Ya en abril de 1956, tras un
internamiento, comentaba en una carta a Maud y Eduardo Westerdhal: pueden estar
seguros de que esta vez la cura ha sido radical. Después de pasar cinco semanas
en el infierno, estoy completamente curado y completamente feliz (...). Mi
decisión es irrevocable.
He terminado con
la vida mundana
y todos los esnobard et imbéciles que me rodeaban
(Catálogo, 1996, p. 305).
El pasado año 2006 supuso el
centenario del nacimiento del artista. Para celebrar este fecha, distintas
instituciones publicas y privadas han organizado iniciativas diversas que
tienen como fin homenajear al artista, al tiempo que colocarlo en el lugar que
le corresponde, no en vano fue uno de los autores más destacados de la
vanguardia española, aunque residiera gran parte de su vida en Francia.
Entre estas iniciativas anotamos
las siguientes:
La exposición Éxodo hacia el sur:
un itinerario de automatismo absoluto (1938-
1942), con sede en el Instituto
Cabrera Pinto de La Laguna ,
y bajo comisariado de Ana Vázquez de Parga (del 30 de septiembre al 10 de
diciembre de 2006). La muestra quedó dividida en cinco secciones: La sombra
terrestre (I), Encuentro en Chemillieu (I), Las Nuevas tendencias (I),
Marsella, la comunidad lúdica (IV), y Supervivencia del surrealismo en el París
ocupado: la main plume (V), y recogió la labor desarrollada por las nuevas
generaciones del surrealismo en la década de 1930. Se mostraron trabajos de más
de una veintena de autores, entre los que citamos a Bretón, Tanguy, Ernst,
Dalí, Magritte, Brauner, Lam, Massón, Matta y el propio Domínguez. La exposición se
acompañó de un
ciclo de cinco
conferencias, desarrolladas en el Museo de la Ciencia y el Cosmos, del
14 al 18 de noviembre pasado.
Congreso Internacional
Surrealismo siglo XXI, llevado a cabo en la Universidad de
La muestra Óscar Domínguez. El surrealismo volcánico,
celebrada en el Instituto
Cervantes de París (mayo-junio de 2006).
Creación del Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura
Contemporánea (IODACC), ubicado junto al Mercado Municipal de la capital
tinerfeña, que será abierto en 2008.
Reedición de la monografía Óscar Domínguez y el
Surrealismo (1978), trabajo de
Fernando Castro, profesor de la Universidad de La Laguna.
Reedición de Gaceta
de Arte y el Boletín Internacional del Surrealismo.
Ciclo de conferencias sobre el Surrealismo, desarrolladas en
el C.E.P., Centro de
Profesores I, de la capital grancanaria.
Realización de la película Óscar,
el color del destino. Se trata de un homenaje al pintor, interpretado aquí por
el actor norteamericano, aunque de origen portugués, Joaquim de Almeida.
Recreada en clave de suspense, la dirección corresponde al tinerfeño Lucas
Fernández, y cuenta
con actores como
Victoria Abril, Emma Suárez, Tony Cantó, Jorge Perugorría y
la canaria Kira Miró. El rodaje se realiza en Madrid, París, Praga y Tenerife.
Se prevé su estreno durante los meses de mayo- junio de 2007.
La muestra multimedia Óscar, desarrollada por
Delirium Teatro, que recorrió el
Archipiélago el pasado durante el
pasado mes de noviembre.
Homenaje al artista en el
cementerio parisino de Montparnasse, realizado en la primavera del pasado 2006.
Los restos del pintor descansan desde el 3 de enero de 1958 en el panteón de
los Noailles, junto a los de Sartre, Baudelaire, Cortázar o Man Ray, entre
otros.
MÁQUINA DE COSER
ELECTRO-SEXUAL
1934. Óleo sobre tela. 99 x 80
cm. Colección particular a. Lo que se ve.
En primer plano observamos un
cuerpo femenino que sale de unas formas vegetales, o es engullido por ellas.
Sobre su espalda cae sangre que atraviesa un embudo. Este fluido surge de la
boca de un toro. Sobre la cabeza del animal hallamos una paleta, elemento que
se repite más arriba. Detrás, una máquina de juegos, y sobre ella un imán
orientado hacia arriba.
En la plasmación dominan los
tonos pardos y verdosos. Frente a ellos, el blanco del textil y el embudo, y el
rojo y amarillo de la sangre y las paletas.
La tela tiene un
indudable sentido erótico. La mujer aparece aquí como una imagen pasiva, a
merced de sus caprichos, siguiendo quizá los recuerdos infantiles y la excesiva
protección que recibió, generalmente de personajes femeninos, cuando era niño.
En
1938, varios años
después de realizar esta obra, Domínguez realizó, para los Cantos de Maldoror
del conde de Lautréamont, una ilustración en la que ensambla de nuevo la figura
femenina y el mundo vegetal. Al estar enraizada en el suelo, la mujer es puesta
del lado de la pasividad, de la inacción.
La obra aparece bien descrita por el profesor Castro en su
obra Antología Crítica del
Arte en Canarias. Comentarios a la colección de
diapositivas. Guía del profesor” (nº
140, pp. 148-149). La comenta así:
Tendido en diagonal aparece un
desnudo femenino (maniquí o estatua), que una planta carnívora trata de
engullir. Mientras, sobre su dorso cae un hilo de su sangre (rojo sobre blanco)
que destila la enorme cabeza de un toro (minotauro). La paleta de pintor que se
halla junto a la cabeza del animal constituye un símbolo autobiográfico: la
sangre derramada es la sangre de Domínguez, es el pigmento - incandescente como
la lava - que su paleta destila. No es una visión abstracta del amor y de la
muerte, sino su visión; no es una teoría, sino una vivencia. Por eso, el amor
aparece asociado a los signos de la muerte y del sacrificio, pero también
aparece asociado al arte (la paleta del pintor); porque para los surrealistas
no había distinción entre el amor, la poesía y la muerte.
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