UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 151-1550
CAPITULO VIII-III
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1543.
El capitán don Juan López de
Isasti, que había partido de Cádiz Escoltando la flota de Indias con dos naos y
una carabela hasta las Canarias, encontró al1í una nao francesa y tres pataches
que habían capturado una carabela cargada de vinos de las islas. López de
Isasti los atacó inmediatamente, y logró, primero, rescatar la carabela
española; luego, rendir la nao francesa, y, por último, forzar a emprender una
desesperada huída a los pataches restantes. Juan López de Isasti regresó con su
magnífica presa a Sanlúcar y entregó a las autoridades los 70 prisioneros
franceses, que se enviaron a servir a las galeras, como represalia al trato que
aquella nación infligía a los cautivos españoles. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)
1543 junio 2.
…SOBRE UN CAMINO QUE VA PARA “EL LOMO
DEL CABALLO”.
Las Palmas.
“Muy magníficos señores, Lope
Sanchez Calderón vezino de la villa de
Agüimes besa las manos de vuestras señorias e les suplico thengan por bien de
me hazer merçed de un pedaço de tierras
que es en la comarca de Agüimes en que puede
aver çincuenta hanegadas de tierras que se puedan aprovechar que an por
linderos por la parte de arriba el camino que va para la majada de Alvaro
Afonso e por el parte de abaxo el camino que va por do dizen el Ancon que va
por las salinas y el lomo del cavallo, las cuales están montuosas.”
1543 julio 16.
BARTOLOMÉ
DE TOVILLEJA SOLICITA DEL CABILDO TÍTULO
DE UNAS TIERRAS CERCA DEL CARRIZAL QUE LE FUERON DADAS POR LA IGLESIA. Las Palmas..
“…Bartolomé de Tovilleja vezino
desta isla en Agüimes veso las manos de vuestras señorías e digo que puede aver quatro años poco más o menos que me fueron dadas en
Agüimes por la yglesia treynta hanegadas de tierra para senbrar
que lyndan por la
una parte el barranco
de dicho lugar
en Agüimes e de otro cabo el barranquillo de la huerta del Carrizal e de la parte de arriba tierras de Alonso Garçia e tierras de
herederos de Bartolome Pelos segund
constara a vuestras señorías por el titulo que dello me fue dado por el por el
dean e cabildo que es este de que hago
demostraçion e del tiem- po que me fue dado
a esta parte he desmontado e poseido
la dicha tierra como cosa mia e porque no estoy seguro con la data de la
yglesia a cabsa del pleito que por vuestras señorias se trata con el dean e
cabildo sobre los ter- minos de dicho lugar por no perder dichas tierras e lo que en ellas he tra- bajado suplico
a vuestras señorias me hagan merçed
de darme las dichas tierras
porque por data de vuestras señorias las
posea e tenga e no por data de la yglesia y en ello reçibire merçed.
En cabildo XVI de Julio 1543
años. Que se le dan estas tierras syn
per- juizio de terçero e que no use del título de la yglesia.E por los dichos
señores gobernador e Regidores vista la
dicha petiçion e titulo de que hizo demostraçion dixeron que le davan las dichas tierras que pide e
donde las pide syn perjuizio de terçero
e con las condiciones de las tierras de
sequero e con que no use del titulo e
data que dellas le fue hecho por la
yglesia e mandaronselo asentar en el libro de Repartimientos e que se le de titulo del- las”. ”
(Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique
Martín Santiago. Génesis y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)
1543 Julio 16.
Los criollos canarios de la otra
banda del Océano, establecidos en la colonia de Santa Marta (Colombia) por el
adelantado don Pedro Fernández de Lugo cuando la invasión y conquista de
aquellas lejanas tierras, sufrieron un feroz ataque por parte de los franceses,
que saquearon y quemaron la ciudad. El tercer adelantado de Canarias, don
Alonso Luís Fernández de Lugo, al tener noticia de aquella desgracia, preparó a
sus ex-
pensas una flota de tres
bergantines, conduciendo gente, munición y artillería, a más de 3.000 pesos de
socorro, flota que zarpó de Santa Cruz de Tenerife y con cuyo auxilio se pudo
reedificar la ciudad, evitando que los colonos la desamparasen. Además pidió
inmediatamente al Emperador por carta de fecha 18 de diciembre de ese mismo año
que se construyese en la misma una fortaleza para protección de sus moradores.
(En: A.
1543 agosto 20
PETICIÓN DE ALONSO GARCíA DE UNAS TIERRAS DE
SEQUERO ENCIMA DEL INGENIO DE AGUIMES Y OTRO PEDAZO POR
ENCIMA DEL CAMINO REAL QUE VA A TELDE.
Carrizal. “En el Carrizal comarca del lugar de Agüimes
que es en esta ysla de la
Gran Canaria estando
en viysitaçion de la dicha
comarca el magnifico caballero el liçençiado
Alonso de Corral gobernador e justiçia mayor desta dicha ysla por sus
magestades e los señores Anton de Serpa e Zoilo Ramirez Regidores desta ysla e
diputados de la dicha vysitaçion en
presençia de Pedro Ximenez escrivano de
sus magestades e tiniente del señor
Juan de Ariniz escrivano mayor del cabildo desta dicha ysla fue
presentada una petiçion de Alonso Garçia
su tenor de la qual es este que se
sigue. Magnificos señores, Alonso Garçia vezino en Agüimes e aguazil por la
justiçia Real en el dicho lugar suplico a vuestras señorias me agan merçed de un
pedaço de tierras montuosas e de sequero que son en la comarca del dicho
lugar ençima del yngenio de Agüimes e açequia que porçima del ba en que avra
treynta hane- gadas de tierra poco más o menos que lyndan de la parte de abaxoo
con el eçequia e de la vanda de arriba con un albarrada e de la otra parte el bar- ranco de Aguatona
e de la otra parte el barranquillo del
yngenio e debaxo de dicho yngenio otro pedaçuelo que avra dos fanegas de senbradura poco más o
menos e lynda con tierras de la bagaçaca (Bagasera ¿) que
hera del yngenio e por la vanda
de abaxo con el camino real que va a
Telde la qual tierra hasta agora no
a sydo aprovechada de nadi e
en darseme Reçibire merçed, prospere nuestro señor su magnifico ayuntamiento e graçia.
E por los dichos señores governador e Regidores vista fue respondido que se le
dan las dichas tierras syn perjuizio de terçero e con las condiçiones de las tierras
de sequero e mandaron que se les de titulo dellas.” (Rafael Sánchez Valerón y Felipe
Enrique Martín Santiago. Génesis y
desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI) (Rafael Sánchez Valerón y Felipe
Enrique Martín Santiago. Génesis y
desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)
1543 Octubre 29. Unos de los mas famosos Marinos franceses del siglo
XVI, Jean Alfonse de Saintonge ataca Winiwuada n Tamaránt (las Palmas de Gran
Canaria).
El gobernador de la metrópoli en
Tamaránt (Gran Canaria) Alonso del Corral, llevó a efecto una hazaña digna de
no ser olvidada en los anales coloniales canarios. Apareció aquel día en la
rada de Las Palmas el célebre corsario francés Juan Afonso que en la noche
anterior había tenido el atrevimiento de desembarcar en el puerto de las
Isletas, penetrar en el castillo, sorprender la guarnición y apoderarse de tres
naves mercantes que en aquellos mares estaban fondeadas. Al saberlo, el
gobernador hizo llevar algunas piezas de artillería a la playa y con ellas
ahuyentó al pirata y le obligó a retirarse de aquellas aguas.
El primer problema que se plantea
al tratar de la personalidad de Jean Alfonse es el de su patria o nacionalidad.
Los portugueses, no ya en época reciente, sino en vida de Alfonse, lo
consideraban natural de aquel reino, como lo prueba la carta de perdón que le
fué ofrecida por el rey don Juan III si reingresaba a su servicio y como lo
ratifican dos documentos del Archivo de Simancas; los españoles defienden y
abogan por que nació en España, y más concretamente en la villa de Santoña; y,
por último, los franceses, con singular tenacidad, han defendido la condición
de compatriota de Jean Alfonse, a quien consideran como legítima gloria de
Francia, tierra en la que pasó la mayor parte de su vida, entrando al servicio
de su marina y de sus reyes y tomando parte en las grandes empresas navales
francesas del siglo XVI.
Los que defienden la última
opinión están en lo cierto, y el confusionismo ha nacido de las relaciones
sostenidas por Jean Alfonse con los lusitanos y de su matrimonio con una
portuguesa. Mellin de Saint-Gelais, autor de los Voyages adventureux du capitaine Jean Alfonse (publicados por el
librero de Poitiers Jean Marnef en1559) asegura que este ilustre navegante
nació en Sainctonge, cerca de la villa de
Cognac, lugar identificado hoy día con Saintonge, modesta aldea de la municipalidad de Saint Meme, cantón de
Segonzac y departamento de Cognac .En
nuestros días, La Ronciere
asegura que nació en Sables d'Olonne;
pero es más probable la primera aseveración que la segunda.
Su verdadero nombre era el de
Jean Fonteneau, conforme revelan los documentos descubiertos por Musset ,
aunque era vulgarmente conocido por Jean Alfonse, según testifican estas mismas
fuentes. La causa del trueque de apellidos no fue otra que su matrimonio con la
portuguesa Valentina Alfonso o Afonso, perteneciente, con toda probabilidad, a
una familia de afamados navegantes. Este dato, unido, a otros ya consignados,
como la carta de perdón que le ofreció el rey Juan III si reingresaba a su
servicio, prueban que Jean Fontaneau debió residir en Portugal desde muy joven,
ejercitándose en la navegación, realizando importantes viajes a las Indias
Orientales (como lo prueba la minuciosa descripción, de visu, de aquellas lejanas comarcas en su famosa Cosmographie) y siendo considerado por
los lusitanos como un verdadero naturalizado.
Cuarenta años de su vida los
había pasado Jean Alfonse recorriendo los mares del mundo en arriesgadísimas
expediciones piráticas. Seguramente más de una vez habría cruzado por las aguas
de las Canarias y saqueado y robado en ellas, pues consta que en distintas
ocasiones desde el estrecho de Magallanes hasta el grado 42 de latitud norte
(Estados unidos) había atravesado las aguas atlánticas, saqueando en uno de estos
viajes a Puerto Rico. La fama de sus empresas marítimas puso en disputa sus
servicios entre Portugal y Francia. Ango, en su afán por encontrar en rivalidad
con los portugueses un paso abierto hacia las islas Molucas, no cejaba en su
empeño de lograrlo, siguiendo la ruta del veneciano Cabot, por el Océano
boreal, o por el estrecho de Magallanes, si fracasaba el primer intento. Para
ello había contratado Ango al célebre navegante italiano Leone Pancaldo,
compañero de Magallanes en su famosa expedición como piloto del navío Trinidad. Ocurrían estos hechos en 1531,
pero Portugal, que disponía de una magnífica organización de espionaje en los
puertos franceses, consiguió por medio de su agente secreto Palha, con bonita
oferta de 1.600 ducados, que Pancaldo rescindiese su contrato con Ango, que
sólo le ofrecía 300
libras de renta al año.
No contentos los portugueses con
el éxito de dejar al armador francés sin piloto, trataron de restarle toda
posibilidad de partida ganándose la colaboración de Jean Alfonse, y de esta
época data la oferta del rey Juan III de tomarlo a su servicio, previo el
olvido y perdón por Su "expatriación" voluntaria. Mas Alfonse no se
dejó sobornar por el oro portugués y siguió al servicio de Francia, su
verdadera patria, si bien es verdad que nunca debió llegar a las islas Molucas,
pues en su famosa Cosmographte puede
apreciarse que ignoraba en absoluto la ruta de aquellas codiciadas islas.
En los años precedentes al ataque
a Las Palmas de Gran Canaria, Jean Alfonse había hecho un largo viaje hacia
Guinea, de regreso del cual le fue ofrecida por Jean Frangois de La Rocque , señor de Roberval,
el mando de la flota que había de marchar al Canadá.
En efecto, el año 1534, Jacques
Cartier, marino francés de gran experiencia, adquirida navegando con los
portugueses, había iniciado la exploración del Canadá, recorriendo sus
ensenadas y costas. Un segundo viaje, efectuado en 1535, tampoco pasó de ser
una exploración más o menos minuciosa. Fué precisamente en 1540 cuando el rey
de Francia organizó una expedición plenamente colonizadora, dando el mando de
aquellos territorios, con título de virrey, al señor de Roberval y nombrando a
Jacques Cartier capitán general, piloto y organizador de la misma.
El 23 de mayo de 1541 partía
Cartier por delante, conduciendo la mitad de la expedición, y al arribar a las
costas americanas, que recorrió y exploró durante varios meses, esperó en vano
la llegada de su jefe, Jean Frangois La Rocque con el resto de la flota, la que supuso
naufragada y perdida por el largo plazo transcurrido sin establecer contacto
con ella.
Mientras tanto, el señor de
Roberval se desesperaba en La
Rochela por carecer de, un piloto que se atreviese a
conducirlo a América, hasta que Jean Alfonse, de regreso de las costas de
Guinea, vino a sacarle del apuro. El 16 de abril de 1542 la escuadrilla de
Roberval, conducida por Alfonse, abandonaba las costas francesas rumbo al
Canadá. En la isla de Terranova encontraron las naves de Cartier el 8 de junio
de 1542, al que pidieron les guiase por el río San Lorenzo; pero Cartier, que
se creía en posesión de un magnífico descubrimiento-un mineral de gran riqueza
aurífera-, traicionó a su jefe y abandonó de noche y en secreto las costas de
América. Jean Alfonse condujo entonces la expedición por el interior del Canadá
hasta dejarla en puerto seguro para partir él solo con su nave inmediatamente
rumbo a Europa con objeto de demandar los oportunos socorros. La cuarta
expedición de Cartier, en junio de 1543, está de seguro relacionada con esta
petición de auxilios de los colonos de Canadá.
Al arribo de Jean Alfonse a La Rochela se encontró con
que la guerra entre España y Francia había sido declarada en su ausencia, y que
los españoles la habían inaugurado por mar con la magnífica presa de 29 navíos
de pesca franceses que venían de Terranova ignorantes de la ruptura de
hostilidades. En mayo de 1543 consta documentalmente que Jean A fonse se
encontraba en La Rochela
preparando una nueva expedición.
Esta debió hacerse a la mar a
fines de aquel verano, por cuanto en el mes de octubre se hallaba en aguas de
las Islas Canarias. Alfonse iba en un navío de La Rochela , La
Collette , en
colaboración con otro de San Juan de Luz, La
Madeleine , capitaneado por Martín Dagorrecte, decididos
ambos a la práctica del corso, para lo que se separaban, avisándose uno a otro,
con objeto de aumentar sus fuerzas en el momento del abordaje.
Noticiosos de que en el Puerto de
la Luz se
encontraban anclados tres navíos con cargamento de azúcar, decidieron aquella
misma noche del 29 de octubre de 1543 atacarlos en un golpe de audacia y
sorpresa.
Para ello, se fueron acercando
las naves a tierra con el mayor sigilo y con tal arte que apenas fueron de
nadie sentidos. Jean Alfonse dispuso entonces el desembarco de sus hombres,
amparados en la oscuridad, los que, poniendo el pie en la playa, se dirigieron
hacia la fortaleza de las Isletas, de la que se apoderaron por sorpresa. Una
vez allí montaron un cañón, y mientras amenazaban a una carabela y dos urcas
cargadas de azúcar, los navíos franceses entraron y las rindieron. Todavía
estuvieron los piratas algunas horas desembarcados en tierra, hasta que
congregadas las milicias, al mando del gobernador don Alonso del Corral, y
transportada al puerto la artillería de campo propiedad del regidor don Bernardino
de Lezcano Múxica, que tenía a la puerta de su casa montada, se obligó al
enemigo a evacuar la fortaleza y reembarcar en sus naves.
Durante algunos días permaneció
Jean Alfonse a la vista de la ciudad, con sus barcos engalanados con los
estandartes de Francia, haciendo mofa de los de la tierra, hasta que torció su
camino, para no vérsele más por aquellas aguas.
Jean Alfonse estaba de regreso en
La Rochela en
diciembre de 1543, mes en el que hizo su entrada, conduciendo tres navíos y una
barca por él apresados.
Distintos documentos franceses
publicados por Georges Musset nos ilustran sobre el ulterior destino de los
navíos expoliados y de su cargamento, aunque este historiador francés, mal
informado, admita que el robo se debió efectuar en alta mar o en la isla de la Madera , supuesto punto de
destino de los Expedicionarios.
Los tres navíos (llamados luzt
por los franceses, especie de carabela), previamente "equipados de
guerra" por Alfonse, fueron vendidos en La Rochela , el 24 de enero de
1544, por precio de 66.000 escudos. El contrato está firmado, de una parte, por
Jean Fonteneau "llamado Alfonse", capitán de La
Colette , y Martín Dagorrecte, capitán de La
Madeleine y de otra, por Gilles Gaultyer, en nombre y
representación de Robert Lousmyer, maestre del navío La
Catherine } de la matrícula de Vateville y vecino de
Codebec, en Normandía.En el documento se hace constar que los navíos procedían
de las presas hechas por ambos capitanes.
Los cofres de azúcar que
constituían el rico y codiciado cargamento de los navíos debieron repartírselos
proporcionalmente los piratas y armadores, pues entre enero y febrero de 1544
se llevaron a cabo en La
Rochela multitud de transacciones a base de este producto
canario, en las que tomaron parte Martín Dagorrecte y Martycot de Ohauchau,
capitán y maestre, respectivamente, del navío de San Juan de Luz La
Madeleine , Pernotton de Souyman, tripulante del mismo
buque, y los armadores de La
Rochela Etienne Portyer, Guillaume Méreau, Jean Nicolas y
Jean de La Mothe.
El azúcar era entonces uno de los productos que tenía más
aceptación y mejor precio en cualquiera de los mercados europeos. (En: A. Rumeu
de Armas, 1991)
1543 octubre 29. En la cuarta guerra tuvo lugar el ataque del
corsario francés Jean Alfonse de Saintonge
que el lunes 29 de octubre de 1543 apareció en el puerto de Las Isletas
y acercándose con el mayor sigilo a tierra, desembarcó sus hombres amparados
por la oscuridad, y se apoderaron por sorpresa de la fortaleza de La Luz , entonces en construcción,
clavando una pieza de artillería de bronce.
Una vez allí montaron un cañón y
mientras amenazaban los tres navíos anclados -una carabela y dos urcas cargadas
de azúcar- entraron y las rindieron; estuvieron los piratas algunas horas en
tierra hasta que congregadas las milicias al mando del Gobernador D. Alonso del
Corral, y transportada al puerto la artillería propiedad del Regidor D.
Bernardino de Lezcano Múxíca, se obligó al enemigo a evacuar la fortaleza y
reembarcar en sus naves.
Las fortificaciones que en aquella
época existían en la ciudad capital a quien en 1515 el Emperador de la
metrópoli había concedido el título de noble ciudad, situada al E. de la isla
en el extremo derecho de la rada comprendida entre el llamado puerto de Las
Isletas o de La Luz
y La Laja cuya
extensión se aproxima a una legua, se reducían al Castillo de la Luz en construcción y la
muralla de piedra y barro de diferentes gruesos y alturas: en el resto de la
isla se hallaban las Torres de Agaete y la de Gando. (En: José María Pinto y de
la Rosa. 1996)
1543 noviembre 6.
SANCHO
MARTÍNEZ DE CÁDIZ SOLICITA NUEVA MERCED DE UN PEDAZO DE TIERRA QUE HABÍA
COMPRADO A LOS HIJOS DE RODRIGO LARIOS
EN LOS MONDRAGONES.
Las Palmas. “…Sancho Martinez de Cadiz beso las manos de vuestras señorias y les suplico me hagan
nueva merçed de un pedaço de tierra que yo e conprado de los menores hijos de Rodrigo Larios que son en la comarca
de Agüimes que se dicen los
Mondragones, que seran
hasta quatro hanegadas
de tierras en sembradura poco más o menos, que alindan con la una parte con tierras de Mertin de Mireles e por la otra
parte de arriba de barranco
con tierras de Cosme Espindola e por la otra parte de
abaxo con el barranco de Guayadeque e por la parte de arriba con una albarrada
que va por ençima de los Riscos del dicho barranco e no enbargante que yo he comprado la dicha tierra, suplico a vuestras señorias
me manden dar titulo della porque
tenga mejor derecho, y en ello reçibere merçed.
E por los dichos señores justicia e Regimiento vista la
dicha petiçion fue respondico que se le
dan las dichas tierras que pide y donde
las pide sin per- juyzio de treçero e con las condiciones de las tierras de sequero y mandaron- selas
asentar en el libro de los repartimientos y dalle titulo dellas…” (Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique Martín Santiago. Génesis y desarrollo de
Ingenio durante el siglo XVI)
No hay comentarios:
Publicar un comentario