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Francis Coleman MacGregor publicó en 1831 una obra extensa y minuciosa sobre Canarias. Parte de ese libro lo dedicó a describir los modos y las costumbres que observó en los pueblos y en las gentes durante su larga estancia en las islas. Sobre las prácticas y ritos cristianos dejó por escrito, entre otras muchas curiosidades, las que siguen:
[…] Mientras que en las clases altas la falta de fe y el desprecio de todo lo sagrado llegan a ser excesivos, las clases bajas, por el contrario, se mantienen en una lamentable ignorancia en todo lo relativo a la religión. Saben simplemente que están obligados a ir a la iglesia para oír misa los domingos y determinados días de fiesta, que allí, en momentos concretos, deben repetir oraciones, ponerse de rodillas o golpearse el pecho, y que si han hecho todo esto han cumplido con sus deberes religiosos ese día.
[…]Los hombres se apoyan contra las columnas y paredes de la iglesias y fuman, si bien subrepticiamente, su cigarro; las damas o bien se sientan en las sillas que sus criados les han puesto detrás o bien se acomodan en el suelo con las piernas cruzadas, mezcladas con las demás mujeres, cuchicheando de vez en cuando con sus vecinas. Además, turban a cada momento el recogimiento de la misa el ruido continuo de los que entran y salen y el corretear de los niños y los perros.
[…] Entre las fiestas más famosas de Tenerife están las que se celebran en Candelaria todos los años el 2 de febrero y el 15 de agosto, en honor de una imagen de
Fuente: "Histoire naturelle des îles Canaries I, 2. Les Miscellanées Canariennes." (Barker Webb, Phillip, 1839).
Publicado por: Maria Gomez Diaz
Octubre de 2014.
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