jueves, 16 de octubre de 2014

MUJERES AFRICANAS SINGULARES-XXIII




LA REINA DE CANARIA

Fundamentación histórica

Faneque Javier Hernández Bautista


Introducción

Los hechos que vamos a estudiar tuvieron lugar a caballo entre     82 y    8 los postrimeros años de la conquista de Gran Canaria. Dicha proceso se extendió en dos períodos que se definen por la diferente actitud de sus capitanes de guerra. Durante la primera fase ( 78- 80) Juan Rejón establece el Real de Las Palmas después de ganar la batalla del Guiniguada y asegura la presencia castellana venciendo a los portugueses en el desembarco de Las Isletas sufriendo algunas derrotas en sus correrías por el interior debido a la falta de bastimentos y a las frecuentes disensiones entre los capitanes por la estrategia seguida que culminan con el ajusticiamiento de Pedro de Algaba.

Durante la segunda fase, en la que se encuadra el poema histórico, (   8 - 8 ) Pedro de Vera, con numerosos refuerzos y mando unificado, reactiva la campaña militar con razias de destrucción en ambos reinos indígenas que partían desde el Real y también desde la Torre de Agaete después que esta fuera construida para abrir un segundo frente.

Una de estas correrías supone la muerte en mala lid de Doramas que cambia el signo de los enfrentamientos. Es entonces que se manifiesta la debilidad de los guanartemes que tratan de pactar la rendición, procurando salvaguardar libertades y franquezas de los canarios, al tiempo que denuncian la crueldad de los métodos de  conquista. Primero el Guanarteme de Telde    acude a Calatayud, acompañado de su esposa, la Guayarmina de Telde, y de un séquito de Guayres, prestando vasallaje a los Reyes Católicos, aunque luego esta legación iba a desaparecer misteriosamente, quedando descabezado el reino. Más tarde en     es el Guanarteme de Gáldar con cuatro de sus Guayres quien se presenta en la Corte de Córdoba para sellar las paces en unas circunstancias forzadas que trataremos de desvelar en nuestro estudio y que determinarán en un corto espacio de tiempo  la rendición de la isla.

Las correrías de los extranjeros que se parapetan detrás de las murallas y tapias de la torre que recientemente ha sido levantada en la rada de Agaete (  ) llevan un tiempo asolando las costas y medianías del norte  robando mujeres y ganado, provocando la huída hacia las montañas de los nativos, sobre todo desde que en febrero llegaran los refuerzos gomeros de Hernán Peraza (2).

En el valle de Guayedra con toda probabilidad se oculta la familia real canaria. Un grupo de mujeres baja  a la costa a bañarse en las charcas en sus rituales de purificación cuando se produce el asalto de la cuadrilla de soldados que irrumpe por sorpresa en la playa. Algunas de las maguadas (mujeres en guanche)  huyen entre la maleza pero las más jóvenes y codiciadas,  son apresadas al salir del agua, o bien, cuando subiendo el risco, se despeñaron al ser perseguidas por los ágiles gomeros. En andas pudo ser conducida una de las muchachas malheridas hasta Agaete, donde va a ser recibida por el Alcaide de la Torre Don Alonso Fernández de Lugo junto con el resto de soldados de la guarnición. Podemos imaginar lo que allí ocurre con las nativas confinadas pero no tenemos datos para atestiguarlo. Lo único cierto y comprobado es que una de aquellas mujeres, visiblemente preñada cuando la capturaron, llegó a España tiempo después “doliente a la muerte” como diría su protector, Juan de Frías (3) cuando le fue confiada. Hemos de suponer que o bien se riscó cuando huía, quedando muy malherida, o bien fue objeto de violencias sin nombre por parte de los acuartelados…o ambas cosas. Marín de Cubas describe con profusión de detalles (  ) una de estas correrías: la que tiene lugar en los riscos de Tirma cuando dos mujeres, una muchacha rubia y una mujer mayor que la acompaña, después de matar lanzando piedras a un castellano, cuando se ven rodeadas y sin escapatoria, deciden despeñarse antes que convertirse en esclavas ¿Puede ser esta la crónica de la captura de la Reina de Canaria?

Sí sabemos con certeza que en fechas próximas a estos hechos, había pasado a formar parte de la guarnición de Agaete, por encomienda de Pedro de Vera,  un nativo de Lanzarote, que llevaba muchos años en Canaria, llamado Juan Mayor quien, haciendo las veces de espía y de traductor ( ), se aprestaría a advertir al Alcaide de la Torre de que la joven señora capturada era Abenchara Chambeneguer, la hija del Faycán Chambeneguer y esposa de Tenesor Semidán, el temido Guanarteme de Gáldar.

Es razonable pensar que el de Lugo y Hernán Peraza no iban a desaprovechar aquella formidable noticia para acreditar su mérito ante los Reyes Católicos y escapar así del largo destierro forzado de Agaete donde no se daban las condiciones para coronarse de gloria con la centena de hombres que constituían la guarnición, incapaces, por sí mismos, de decantar el curso de la guerra contra los indígenas. Creemos por tanto que,   contando con   la anuencia del general Pedro de Vera, la infortunada Guayarmina (“reina” en la lengua nativa) fue embarcada urgentemente, una vez descubierta su identidad y a pesar de su grave estado de salud, rumbo a la Península, para ser entregada como cautiva a los Reyes Católicos. El profesor Ladero señala que “fue traída a Castilla, seguramente en el viaje que Miguel de Mujica hizo por entonces, pues estaba ya en la península a finales de agosto”.

Es efectivamente a finales de agosto cuando Abenchara, que está moribunda, es confiada, como ya hemos adelantado, al Alcaide del Alcázar don Juan de Frías. Su captura debió pues producirse a principios de verano o incluso antes, pues no sabemos el tiempo que pasó encerrada en la torre antes de su embarque.

La entrega de la cautiva tuvo lugar en la ciudad de Córdoba porque allí estaba en aquellos momentos situada la Corte, por su proximidad a la frontera con el Reino de Granada. Desde Córdoba se dirigían las operaciones de guerra contra los nazaríes por lo que los Reyes, cada año, durante los ocho en que allí estuvo instalada la Corte, se  trasladaban al Alcázar de esta ciudad al comienzo de cada campaña militar, tras el parón del invierno. Así es que, nos cuenta Rumeu de Armas (6), Fernando llega a Córdoba a fines de marzo de 1842, e Isabel se retrasa algo, con motivo de estar embarazada,  llegando a fines de abril. Será exactamente a 31 de agosto cuando los Reyes Católicos reciben a  la Reina de Canaria que está muy enferma y la entregan al cuidado del Alcaide del Alcázar, quien, según el autor antes citado, no es el Obispo de Canaria sino otro personaje homónimo, afirmación que compartimos teniendo en cuenta los sólidos argumentos del historiador. A esos argumentos añadimos, en su apoyo, el hecho de que los pagos a este personaje se extendieron durante al menos dos años más, hasta    8 , como se acredita en una partida de las cuentas referida al salario de una nodriza para alimentar a un esclavito del príncipe Juan que está también bajo su custodia, junto a unos lebreles de caza. No parecen éstas tareas muy apropiadas para el Obispo de Canaria, que es a su vez un Capitán General de la conquista de Gran Canaria, sino para el Alcaide de un palacio real.

 En las “Cuentas de la conquista de Gran Canaria” que hizo públicas el profesor Ladero, el tal Juan de Frías justifica los gastos que hizo en medicinas, purgas y jaropes y en el salario de un maestro sanador para atender durante todo el mes de septiembre a la joven canaria que se debatía entre la vida y la muerte.

Durante ese mes viven en el Alcázar, más que conviven,  la reina de Castilla y la reina de Canaria dado que no pudo haber relación entre ellas por la grave situación de salud de esta última. Curiosamente, cuando llegan a Córdoba, ambas se encontraban en avanzado estado de gestación, habiendo nacido sus hijas con una diferencia de tres meses. Primero la infanta María, a fines de junio, quien de mayor llegará a ser Reina de Portugal y, a fines de septiembre, Catalina la canaria. La coexistencia es tan corta porque los Reyes Católicos abandonan Córdoba  un día después del nacimiento de la hija de los Reyes de Gáldar, hecho que no puede ser fortuito. Una nota de Rumeu señala que la Reina Isabel no apareció por Andalucía durante la campaña de    8 , en la que sí participó el Rey Fernando, por lo que hemos de concluir que no volvieron a verse.

La niña canaria nace, con la exactitud de las citadas cuentas, el día  0 de septiembre de    
Así lo atestigua Juan de Frías cuando informa del pago de seis reales a la partera. A partir de entonces se va a producir una pronta recuperación de su madre, como puede deducirse de la necesidad de confeccionarle vestidos nuevos y del pago de los salarios del sanador. Como anécdota curiosa, referimos ciertos gastos habidos, después del parto, en frisa blanca y pardilla para la ropa de cama de la niña y en frisa verde y lienzo para los vestidos y camisas de Abenchara, además de algunos complementos como tocas y zapatas. Por cierto que Bethencourt Alfonso estima que la recién nacida tuvo también nombre guanche, ostentando el mismo de su madre por lo que podríamos llamar, si esto se confirmara, a la infanta canaria como Catalina  o como Abenchara hija.

Pensamos que uno de los motivos de la pronta recuperación de Abenchara y de la prosperidad de su parto, pudo ser la visita no esperada de su marido, el guanarteme Tenesor Semidán, quien, tras acordar su entrega, debió ser recibido por los Reyes en la misma Corte cordobesa donde estaba cautiva y enferma la reina de Canaria. Posteriormente a principios de octubre, después  de recibir con toda probabilidad el bautismo en el magno escenario de la Mezquita de Córdoba y de  ver  a su hija recién nacida, emprendería el viaje de vuelta, no sin antes haber sellado una capitulación casi incondicional, con muy pocos derechos; entre ellos, los de ostentar la propiedad del valle de Guayedra, “donde estaba el espíritu de sus antepasados”, y  el de garantizar protección  para  las libertades y costumbres de los canarios; y muy gravosos deberes, como los de aceptar la sumisión a los Reyes Católicos, cristianarse, contribuir sin armas a la pacificación de Gran Canaria y combatir junto a los españoles en las campañas de  conquista de las islas de La Palma y Tenerife..

Una nueva cita de Marín de Cubas (7) puede resultar esclarecedora acerca de los motivos de la entrega voluntaria de Tenesor cuando explica que en la cueva donde fueron apresados los canarios “algunos dormían con mujeres y la espía dijo que el uno de ellos que tenía una mozuela era el Guanarteme de Gáldar, que por sus amores vino allí”. En nuestra opinión estas palabras, puestas en boca del informante Juan Mayor se prestan a confusión, mereciendo otra interpretación: lo que el Guanarteme habría comunicado al “lengua” es que se entrega en el lugar pactado, en compañía de sus leales, por amor a su mujer.

 Asimismo, un trabajo de profesor Wölfel (8) precisa la imposibilidad de una captura a tenor de la forma en que esta se produjera y en el modo en que fuera recibido por el general de Vera según atestiguan las crónicas (9), decantándose claramente por la hipótesis de una entrega voluntaria aunque yerra en cuanto a los motivos de la misma y a la fecha del evento.

Puesto que  Abenchara fue capturada, como señala el profesor Ladero, a mediados de     82 y alumbra a su hija Catalina a finales de septiembre en el Alcázar de Córdoba, tuvo que ser en ese mismo verano cuando Fernando habría acordado su entrega, aceptando o incluso proponiendo que Abenchara  fuera canjeada por su vasallaje a los Reyes de España. Es la única posibilidad que contempla de recuperar a su mujer y a su futura hija.  Así, después de recibir el bautismo, regresa de inmediato a Gran Canaria ( 0), embarcando a principios de octubre, en el Puerto de Santa María en la nave fletada por Miguel de Mujica (11). El 24 de este mes, será recibido en Las Palmas por Pedro de Vera quien muestra su sorpresa y satisfacción  por la antelación con la que llegan los esperados refuerzos y bastimentos (  2). Después de hacer honores al general, Fernando Guanarteme, desde el Real, envía emisarios a sus súbditos de Gáldar para cumplir con la capitulación. Más tarde abandona con sus guayres el Real,  sin custodia alguna, y se dirige hacia el interior de la isla. Es efectivamente en noviembre de    82 cuando tiene lugar el tagoror de Cendro en que el Guanarteme converso trata de convencer a los gobernantes de Telde de sellar la capitulación, alzándose en su contra Tasarte, junto al recién coronado guanarteme Bentejuí, para continuar con la resistencia.

Este primer viaje de Fernando Guanarteme a la Corte no está bien documentado y ya hemos advertido que los especialistas confunden la fecha de su “captura”, que, según Rumeu y Ladero, se realiza un   2 de febrero de    8 , una fecha “imposible”, pues tenemos la certeza histórica de que a finales de 1482 ya participa del lado castellano en la batalla de Ajódar, y de que está presente, a principios de    8 , en el cerco del Bentayga, para ser protagonista en abril de ese mismo año de la capitulación de Ansite, por lo que su entrega  a Alonso Fernández de Lugo y su  estancia en Córdoba tuvo que ser muy anterior, en el verano de   82, como creemos estar demostrando.

Morales Padrón (   ) y Santiago y Rodríguez (    ) son los investigadores que, hasta ahora, más se acercan a la verdad cuando plantean la hipótesis, a la vista de las Cuentas de la Conquista, de un primer viaje a la Península a mediados de     82 pero sin atreverse a reconocer la extorsión a la que se somete al guanarteme. Prefieren hablar de que este acompaña a su mujer embarazada hasta la Corte y de que la Reina de Canaria ha de permanecer allí como rehén tras haber alumbrado a su hija. Recordemos que el propio Ladero (15) defiende que Abenchara, de la que no sabe su nombre, fue capturada con antelación a su esposo por lo no es razonable aceptar la posibilidad de que viajara como acompañante. El único cabo suelto que debemos reconocer en nuestras conjeturas es la cortedad de ese primer viaje. Pero sabemos de las urgencias de los Reyes para conseguir que el cautivo Fernando Guanarteme regresara cuanto antes a la isla para así culminar la conquista de Gran Canaria, como bien recoge Marín de Cubas a través de sus privilegiadas fuentes, cuando Fernando el Católico insta al Guanarteme a volver  “luego que fuese cristiano, con la brevedad posible”.

Si un viaje entre Gran Canaria y Andalucía podía durar entre una y dos semanas (  0 días tardó en llegar la flota de Juan Rejón que determinó la fundación del Real de Las Palmas), debemos calcular tres semanas para el viaje en barco de ida y vuelta y al menos dos meses para, después de presentarse ante los Reyes en Córdoba y ser allí bautizado, esperar la leva que hace Miguel de Mujica en Vizcaya de ballesteros y colonos para después retornar al puerto de Santa María y poner rumbo al puerto de Las Isletas. Todo esto debe suponer un mínimo de tres meses y puesto que existen pruebas, en las Cuentas de la conquista, de que el barco de vuelta parte a “primero día de octubre de     82” desde el Puerto de Santa María, tuvo que ser a principios del verano, poco después del rapto de Abenchara, cuando Tenesor debió entregarse a las cuadrillas de Fernández de Lugo y Hernán Peraza con la mediación del intérprete Juan Mayor. Concluimos en consecuencia que tiempo antes de nacer su hija él ya había acordado su entrega.

Tenemos dudas acerca del lugar donde se dice que fue bautizado. Algunos autores hablan de Calatayud, confundiendo este viaje con el realizado en   8 por un guanarteme de Telde, cuyo nombre desconocemos, aunque el investigador Rumeu de Armas  no duda en identificarlo como Armide Yacocon, también reconocido en las crónicas como Aymedeyacoán, hermano del en esas fechas fallecido rey de Telde Ventagoo y padre de la princesa Tenesoya. Otros sitúan equivocadamente el evento en Toledo por el hecho de que quien dirige la ceremonia es el recién nombrado Arzobispo de Toledo Don Pedro de Mendoza. Otros, como Rumeu y Ladero, sin documentación de apoyo, lo sitúan en Madrid porque datan incorrectamente el hecho en febrero de    8 cuando los Reyes Católicos efectivamente se encontraban en dicha localidad.

Pero sabemos que en el verano de     82 los Reyes están en Córdoba y si, como ya hemos dicho, abandonan esa ciudad a principios de octubre, al mismo tiempo que el guanarteme emprende su viaje de vuelta, hemos de concluir que la ceremonia de su bautismo se oficia en la misma Ciudad de Córdoba.

Nos apoyamos de nuevo en el documentado Marín de Cubas quien comenta en relación con el lugar del evento: “…hasta llegar a Calatayud por el camino de Córdoba donde estaban sus altezas, saliendo gran concurso a verlos por los caminos, y sentían mucho que los reputasen en el número de los moriscos y estos eran los más que venían a verlos”. Creemos que Marín corrige el documento original y por confusión con el viaje del Guanarteme de Telde de    8 cita el lugar de Calatayud. Pero es evidente que no tiene ningún sentido decir que Calatayud (Aragón) está “en el camino de Córdoba (Andalucía), donde están los reyes”. La descripción que hace, por otra parte, de la existencia de numerosos espectadores al paso de la comitiva, mayoritariamente moriscos, nos hace pensar que la escena se desarrolla en Andalucía y no en Madrid. ¿Por qué se empeñan los investigadores en llevar la ceremonia a Madrid cuando en las propias Cuentas de la Conquista se certifica el pago del traslado de ida y vuelta del Guanarteme desde Sevilla a Córdoba en 1482 (16) y cuando en la Información Guanartémica de    2 se recoge la declaración de Don Fernando de Álvarez que “este testigo lo vido después de baptizado en la ciudad de Córdoba donde a la sazón estaban sus altezas”?

De confirmarse esta hipótesis, el templo en que se realiza la ceremonia de bautismo del rey canario y de algunos de sus guayres acompañantes (que recibieron como presentes las tierras de Agumastel, Las Isletas y la costa de Guanarteme) hubo de ser la misma Mezquita-Catedral de Córdoba, por la proximidad de una cuadra hasta el Álcazar Nuevo donde está el Palacio Real y por la magnificencia del acto que se describe en las crónicas, oficiado por todo un Arzobispo.

En la ciudad de Córdoba, tras el retorno del guanarteme, permaneció Abenchara todo un año como rehén. Nada más llegar, debió haberse producido la ceremonia de su bautizo, mientras estuvo cerca de la muerte, recibiendo un nombre cristiano que según Suárez de Quintana es Ana y según Nuñez de la Peña es Juana Fernández ( 7).

A pesar de las numerosas contradicciones en que incurren los genealogistas valoramos el trabajo realizado por Miguel Rodríguez Díaz de Quintana (  8), y postulamos que Abenchara es la misma persona que él reconoce como Juana Fernández, la madre de Margarita y Catalina, y que este autor, inexplicablemente, no relaciona con la reina de Canaria, cautiva en el Alcázar de Córdoba. Nos decantamos  por tanto por el nombre de Juana, apoyándonos asimismo en la posibilidad, no contrastada, de que Juana, la hija de los Reyes Católicos, la que fuera más tarde Reina de Castilla, que contaba en aquel momento con    años de edad, haya sido testigo de su bautizo.

Nada sabemos de cómo transcurrió el encierro de Abenchara madre hasta que por fin pudo regresar a Gran Canaria. Imaginamos que, después de sellada la Capitulación de Córdoba y recuperada su salud, su estancia en el Alcázar fue todo lo plácida que puede ser la vida de una cautiva por mucho que sea su prisión un palacio real, es decir, añorando su tierra, su familia y la libertad perdida. En las cuentas del Alcaide del Alcázar se dice: “gasté con la dicha reina de Canaria, de su mantenimiento de once meses y medio que la tuve en mi poder, hasta quince días de agosto que la entregué a su marido por mandado del Rey nuestro señor, para llevarla  a su tierra…,  000 maravedíes”

Es efectivamente, con posterioridad a la capitulación de abril en Ansite, probablemente en julio, después de un triste beñesmén, cuando Fernando Guanarteme, una vez entregada en Las Palmas su sobrina Arminda Masequera y su hija Guayarmina, la esposa del inmolado Bentejuí, viaja por segunda vez a la Corte, situada nuevamente en Córdoba, para acudir al rescate convenido. La entrega está fechada, como dijimos, a      de agosto de, momento a partir del cual regresará a la isla acompañado de Juana, su esposa, y de Catalina, su hija pequeña. Ambas llevarán en su honor los apellidos Hernández o Fernández, como indistintamente se escribía en el lenguaje de la época, y Guanarteme.

Durante este segundo viaje el Guanarteme canario va a tener la oportunidad de compartir el séquito del Rey Fernando con otro ilustre cautivo, el rey de Granada, Boabdil el chico (9), pues ambos fueron exhibidos por las calles de Córdoba como símbolos de poder. Boabdil será pronto liberado de su cautiverio, pudiendo regresar a su país, al igual que había sucedido con el Guanarteme, con la finalidad de provocar la guerra civil, lo que habría de favorecer  los intereses castellanos. Marín de Cubas nos lo cuenta a su modo: “Vino a visitarle y estuvo con Guanarteme tres días Muyel Adaly, rey de Granada llamado el Chico porque, vivo el padre, reinó él”.

Rumeu habla de otro viaje del Guanarteme en    8 visitando Sevilla y Córdoba para defender los derechos de  los canarios esclavizados. Señala como prueba una Real Cédula de   0 de agosto de ese año desagraviando a los aborígenes expulsados de las violencias de que eran víctimas. Entendemos que este viaje, mientras no haya otras pruebas que lo confirmen, no puede ser dado por cierto pues dicha cédula pudo ser promovida, como defiende el profesor Wolfel, por el Obispo Frías, a instancias del propio Guanarteme, quien en el viaje anterior de, según el propio Rumeu, antes de embarcarse para Gran Canaria, estuvo en la ciudad de Sevilla y “al contemplar la suerte de los canarios allí desterrados, solicitó para ellos un trato de favor consiguiendo de momento el retorno de cuarenta de ellos,…  encomendando al Obispo Juan de Frías la defensa de los indígenas maltratados”. Coincide por otra parte dicha cédula con el año del fallecimiento del Obispo lo cual puede no ser una simple coincidencia.

En el tercer viaje probado de Fernando Guanarteme a la Península, este acude a la Corte española acompañado por dos de sus hijas: Margarita Fernández (Guayarmina) que está encinta, y que va  a dar a luz en España a su hija María de Carvajal Guanarteme (20) (otro nombre de una infanta real que en aquel momento contaba con dos años de edad) , y Catalina Hernández, la niña que nació en Córdoba, la llamada en el documento de Simancas “Catalina la canaria” (2 ) quien pasó a ser con   años la menina de la infanta María. Recordemos que son de la misma edad y origen pues ambas nacieron, como ya anticipamos, entre las paredes del Alcázar de Córdoba en el verano de   82.

Los motivos del viaje no están claros. Quizá la reivindicación de mejores condiciones de vida para él y su familia. Según testimonio de Rumeu sabemos que en     87, durante ese viaje, el Guanarteme tuvo que presentarse ante el que más tarde será Obispo de Málaga, Don Pedro de Toledo, Limosnero Mayor de los Soberanos, en demanda de auxilio. En su libro de cuentas se lee todavía esta curiosa partida: “Di a Guanarteme, rey que fue de Canaria, entretanto que su alteza lo despachaba, cuatro reales para comer”.

La evidenciada penuria del guanarteme podría explicar la dejación de la niña en la corte al no poder sostenerla o quizá podemos pensar que el viaje se haya realizado ex profeso para incorporar a la niña como menina a instancias de los Reyes y por ello iría, dada su corta edad,  acompañada de su hermana mayor.

Ultílogos

Juana Fernández

Nos preocupamos en todo momento por saber qué fue de Abenchara. ¿Por qué no acompaña a su familia en esta expedición? Puesto que su hija menor es muy pequeña, tiene tan solo cinco años, debemos pensar que o bien ha contraído nuevos esponsales o no está en condiciones de afrontar el viaje por deterioro de su salud. Hemos optado por esta última posibilidad a sabiendas de que difícilmente una madre iba a desprenderse de una hija tan pequeña a menos que hubiera asumido previamente, por su bien, su incorporación a la Corte al servicio de una Infanta. Pero lo cierto es que no tenemos constancia de los derroteros de su vida, salvo en una dudosa reseña del genealogista contemporáneo Miguel Rodríguez Díaz de Quintana para quien Juana Fernández, apoyando  la primera de las posibilidades citadas,  habría sido  “una mujer notoria en la Villa de Gáldar y madre de varios vástagos reales, tanto habidos con don Fernando como con su hermano Maninidra y aun con otros nobles sujetos de la principal élite masculina de la corte”.

Fernando Guanarteme

Del Guanarteme tenemos también una nebulosa acerca del fin de sus días. Tras la conquista de Tenerife, según algunos autores, Fernando pasa a residir a La Laguna donde tiene varios hijos con Inés, una esclava guanche, esposa del también guanche Cristóbal Hernández de Taoro. Allí moriría muy viejo, según esta errónea versión de los hechos,  en torno al año       9, con más de noventa años, habiendo hecho testamento en     2 ante el escribano Antón Vallejo.

En nuestra opinión estos autores confunden el testamento de Fernando Guanarteme que, de existir, no ha aparecido, con el de un familiar suyo que ostenta su mismo nombre tras su muerte. Como prueba de ello argumentamos que en dicho documento no se cita ni se reconoce a las hijas grancanarias Ana, Margarita y Catalina y además se aduce,  para realizar dicho testamento en
   2, un motivo (“por cuanto yo voy en la armada que el Rey nuestro Señor envió a hacer en estas Islas contra el Reino de Francia”), que es imposible de aplicar al viejo Fernando Guanarteme, pues si viviera entonces habría superado los 80 años no pudiendo por ello formar parte de ninguna leva. Acerca de este Fernando Guanarteme II, que asume el nombre de su egregio deudo, sabemos, por una de sus declaraciones ante escribano, que ha nacido en torno a     70 lo que equivale a decir que tenía más de 45 años cuando, entre otros, firma en 1514 la famosa petición de exención para las cabalgadas en Berbería. Se trataría por tanto de un segundo documento incorrectamente atribuido a Tenesor Semidán, quien habría fallecido mucho antes.

Así pues nos decantamos por creer lo que se dice en la Información solicitada por su hija Margarita Fernández Guanarteme (Guayarmina) quien deja constancia de que su padre ”de los trabajos que padeció en la conquista de ellas adoleció en tiempo que estaba de partida para la Corte de sus Majestades y de la dolencia falleció de la presente vida pobre y necesitado”.

Catalina Hernández

De quien sí podemos fijar  la fecha de su muerte es de su hija Catalina, de quien hasta hace muy poco se pensaba que había fallecido de niña al no tenerse noticias posteriores. El profesor Lobo Cabrera (22) ha rescatado un testamento y tras su estudio sostiene que se corresponde con la última voluntad  de Catalina Hernández, la hija del Guanarteme nacida en Córdoba. No es por tanto, como dice la tradición genealógica, Catalina de Guzmán, la sobrina del Guanarteme, quien contaría en aquella fecha con más de 20 años de edad, la que entró en     87 al servicio de la infanta María como menina. Argumentamos en  favor de la opinión del profesor Lobo Cabrera que las meninas, como dice el Diccionario de la Real Academia, son por definición “Miembros de la nobleza que en la corte española entraban desde niñas al servicio de la familia real”. Apoya este argumento el contenido del documento de Simancas citado en el que se consignan los gastos de una cama para Catalina la canaria: una arroba de lana para los colchones y media arroba para dos almohadas, puesto que se puede deducir, dado su escaso peso (una arroba en la Castilla de esa época equivalía aproximadamente a   2 kilos),  que se trata de colchones y almohadas para la infanta y su menina de corta edad que duermen en la misma habitación.

Cuando ya es una doncella, aquella menina regresará a Gáldar, teniendo numerosa descendencia de tres diferentes maridos: el castellano Pedro de Vega, a quien entendemos que se haya otorgado el apodo de “El Rey” (con quien tuvo dos hijos) el navarro Adán Acedo (con el que tuvo dos hijos y dos hijas) y el indígena canario Blas Rodríguez (con el que tuvo una hija). Con dicha prolija descendencia enlaza, después de dieciséis generaciones, una parte importante de la población grancanaria actual. Los tres matrimonios se sucedieron sin que hubiera enviudado. Parece que como princesa canaria, “hija de don Hernando de Guanarteme, rey que fue de esta Isla” conserva el privilegio de repudiar a su maridos y tener nuevos enlaces al modo en que lo hacían las mujeres indígenas. Sabemos igualmente que era una mujer muy católica, no en vano pasó gran parte de su infancia en la Corte junto a Isabel I y las infantas reales,  y que vivió con mucha penuria al final de sus días, viniendo a morir a Agüimes en febrero de    2 , a la edad de     años, en casa de una persona de su familia, aquejada de la peste, epidemia que había asolado la isla dos años antes.

Recapitulación final

Debemos recordar que este relato que hemos fundamentado históricamente, tuvo un precedente mejor conocido: el rapto de Tenesoya y su canje posterior, para recuperarla, por un numeroso grupo de rehenes cristianos, hechos que cantaran bellísimamente Cairasco de Figueroa en octavas reales en el siglo XVI y  Néstor Álamo en preciosa prosa poética en el siglo XX (2 ).

Pero esta vez es el propio Guanarteme quien se ofrece a sí mismo en sacrificio de rendición para recuperar a su mujer y a su hija lo que dota de una justificable debilidad humana a personaje tan controvertido y coloca en insostenible situación a los métodos de la conquista castellana que no pueden ser justificados éticamente ni siquiera en el contexto bajomedieval, como muy bien se refleja en la tradición caballeresca cuando Guzmán el Bueno, en  29 , no rinde la plaza de Tarifa ante los denostados, por inhumanos, sitiadores benimerines aun a sabiendas de que abocaba a su hijo a la muerte.

En este caso hablamos de una estratagema urdida para forzar la toma de Gran Canaria utilizando como rehenes a una mujer y a una niña pequeña. Ni la crueldad inherente a los tiempos de las guerras de reconquista ni el fanático catolicismo de los reyes, para quienes los nativos no serían más que unos bárbaros infieles, permiten dar amparo a tamaña iniquidad histórica.

NOTAS

Deseamos glosar la excepcional utilidad en esta modesta investigación de la obra “Historia de las siete islas de Canaria” de Marín y Cubas que aparece citada constantemente en estas notas.

Como bien dicen Millares Torres y el profesor Wölfel, Marín de Cubas maneja fuentes primarias que no conocen otros historiadores lo cual se refleja en los textos copiados, organizados a modo de un conjunto de traslados (copia y pega que diríamos ahora) con un estilo propio del siglo XVI del manuscrito fechado en     87. La edición publicada por la RSEAP del Las Palmas se corresponde sin embargo con el manuscrito fechado en    9 que viene a ser la nueva redacción que da Marín a los textos antiguos que había recopilado. El autor introduce  en esta segunda redacción numerosos añadidos erróneos que debieran ser limpiados en una edición crítica del primer original manuscrito como demandaba mi viejo profesor de Hª de Canarias Don José Régulo Pérez en el Proemio de la publicación citada. Solo así se explica que se describan detalles de la batalla del Guiniguada o del almuerzo de los canarios en el Palacio Real  o del despeñamiento de una nativa para evitar  ser capturada como esclava, como si estuvieran siendo vividos por el narrador. En conclusión pensamos que ante la  obra corregida de Marín,  sin algunos aditamentos del segundo manuscrito, estaríamos dando nueva lectura a fuentes primarias de excepcional valor histórico que podrían suponer una revisión de los hechos de la conquista castellana de Canarias a tenor de su probada verosimilitud.

 .  LADERO QUESADA, M.A,: “Las cuentas de la conquista de Gran Canaria”, en Anuario de Estudios atlánticos nº  2 Madrid-Las Palmas,  9  , p.27

La torre de Agaete se terminó a fines de septiembre de 1481

2.   FRAY JOSÉ DE SOSA: “Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria”, Ediciones del Cabildo Insular de
Gran Canaria,  99 , p.  9


 2
“Visto por el capitán general Pedro de Vera la aspereza de la tierra, el ánimo y soberbia de la gente y que la suya, aunque españoles valientes, cada día apocándose, iba a menos, despachó aviso a la Corte de lo que sucedía pidiendo socorro a los señores reyes y sus majestades le enviaron mucha gente, bastimentos y municiones. Con la mayor parte de este socorro vino  Alonso de Lugo el cual asistía en el puerto de Agaete donde habían hecho los españoles una torre de fuertes tapias de la cual muchas veces salía con los suyos a hacer presas y correrías en los canarios y sus gruesos ganados y mieses sazonadas, siendo esto mucha ayuda para conseguir más breve la conquista…Después vino también allí Fernando Peraza, señor de la Gomera y El Hierro por mandado del rey y ambos con sus soldados lo hacían valerosamente”

 .  RUMEU DE ARMAS “ El alcaide de Alcázar de Cordoba Juan de Frías, protector de la reina de Canaria” Revista el Museo Canario XLIII  98

“Primeramente gasté con la reina de Canaria, en el mes de septiembre de dicho año, que estuvo mal todo el dicho mes, que me la entregaron doliente a la muerte, se gastaron en medicinas y purgas y jaropes y otras cosas que fueron menester para su dolencia, y en un maestro que la curó,   0 maravedíes”.

 .  TOMÁS MARÍN DE CUBAS: “Historia de la conquista de las siete islas de Canaria”.Capítulo IX Folio    Vuelto

“Se corría la tierra por todas partes y entre los gomeros fueron muy señalados en fuerza y valor algunos veinte que tuvieron luchas y desafíos celebres con los canarios. Saliendo ciertos castellanos y gomeros de la torre de Agaete a traer ganado o cautivos, cogiendo la playa de la mar, vieron salir de una cueva dos mujeres huyendo por sobre unos riscos, la una era madre, algo anciana, y la otra, su hija, muy hermosa, de mucho cabello y rubio con unos faldellines de pieles y lo demás desnudo como en todas se veía. Estas, viendo llegar a querer subir el risco tras ellas, arrojaron tantas piedras que mataron a un soldado, e hirieron a muchos a la subida del risco de Tirma. Mas viendo la resistencia dos castellanos subieron  rodeando otro camino por unos andenes bien peligrosos y pudiendo la más anciana huir y escaparse volvió sobre la moza que se ponía en defensa y pareciéndole imposible escapar de cautiverio le desenvolvió el cabello largo a la moza y dándose dos vueltas al brazo derecho con él se arrojo del risco abajo trayéndosela consigo; se hicieron pedazos y hoy llaman el Salto de las Mujeres. Hubo otras canarias que buscando leña fueron sentidas de castellanos y también se desriscaron.

 .  TOMÁS MARÍN Y CUBAS: “Historia de la conquista de las siete islas de Canaria” Capítulo IX Folio    , RSEAP, Las Palmas de Gran Canaria,  98 .

“Del Real de Las Palmas corrían la costa hasta Maspalomas y Tirajana y cerca de Agüimes. En el barranco de Guayadeque halló Pedro de Vera un canario con ganado que no huyó y preguntado dijo que era cristiano y se llamaba Juan Mayor, natural de Lanzarote, que fue de los muchachos que los vecinos mas principales, vasallos de Diego de Herrera, trajeron treinta como en rehenes. Hablaba velozmente la lengua canaria y sabía toda la isla a palmos. Era cautivo del Guanarteme de Galdar, y allí fue preguntado por dónde asistía y qué era su intento, y queriéndose venir con Pedro de Vera se lo estorbó, y le dijo que pasase a Agaete con Alonso Fernández de Lugo y fuese espía de lo que pasaba, avisándole de todo, que se le daría el premio merecido, y dio la vuelta al Real de Las Palmas”.

 .  RUMEU DE ARMAS “El alcaide de Alcázar de Cordoba, Juan de Frías, protector de la reina de Canaria” Revista el Museo Canario XLIII  98 .

“No estará de más señalar algunos antecedentes que enmarquen el acontecimiento. Fernando el Católico se presentó en la ciudad de los califas el 29 de marzo de     82, mientras su esposa la reina Isabel, algo retrasada en el viaje, demoraría la entrada hasta el 2  de abril. Los monarcas se alojaron en el llamado Alcázar Nuevo, espléndida residencia en la que van a permanecer hasta el primero de octubre, una vez finalizada la campaña del año indicado. En un orden estrictamente familiar hay que señalar el alumbramiento por la reina Isabel, el 28 de junio, de la Infanta María, llamada con el tiempo a ser reina de Portugal por su matrimonio con Manuel I el Afortunado”.

7.   TOMÁS MARÍN Y CUBAS: “Historia de la conquista de las siete islas de Canaria”

“Juan Mayor, cumplió tan bien su palabra, que en pocos días de asistencia de espía fue de mucho provecho. Le trajeron nuevas al alcaide de que en un lugar junto al pueblo de Gáldar, en una cueva que mira al nacer del sol, habían entrado ya cerca de noche quince hombres que allí han de dormir. Fueron tres cuadrillas con la espía, rodearon la cueva y entraron donde estaban dormitando, que sin poderse menear ni aún rodear fueron presos y atados; y algunos dormían con mujeres y la espía dijo que el uno de ellos que tenía una mozuela era el Guadartheme de Gáldar, que por sus amores vino allí. Llegados ante el alcaide Lugo y los demás fue mucha la alegría que hubo con tan buena presa. Se dio luego la nueva a Pedro de Vera. Antes de romper el día llegó el propio con la carta. Fue de sumo gozo la prisión del rey Guayedra que era el que tantos males nos había hecho y ya nos juzgamos libres de tantos trabajos por haber dado fin a tantas fatigas como se padecían en Canaria”.


 8.    DOMINIK JOSEPH WÖLFEL “Don Juan de Frías: El gran conquistador de Canarias”  Museo canario  9 

“Las circunstancias de la prisión prueban que entonces hubo una entrega voluntaria del guanarteme a los conquistadores y no una prisión. Irse a dormir tan cerca de los españoles, sin centinelas ni guardias, hubiese sido una tontería más que un atrevimiento. Pero el guanarteme va al Real de Las Palmas como huésped muy honrado y no como prisionero. Alonso de Lugo le acompaña, no le lleva. No hay tentativas de los indígenas de libertarlo, el gobernador Pedro de Vera va a su encuentro con pompa, no con aparejo de guerra; le abraza, le da todos los honores debidos a su rango, y en el Real es tratado como huésped distinguido y no como prisionero. El alcalde mayor lo acompaña como el mejor intérprete y cuando vuelve de la Península se pone el guanarteme a la cabeza de un ejército de indígenas cristianizados. Todo esto sería un enigma, si no tuviésemos ahora su clave”.

9.   TOMÁS MARÍN Y CUBAS: “Historia de la conquista de las siete islas de Canaria”

“Envió Pedro de Vera que se lo enviasen bien guardado de los suyos, no se lo quitasen, señalando el día y que irían de acá por el camino del Bañadero a encontrarlo y que no se malograse lo que tanto había deseado. Salieron las espías delante habiendo caminado tres leguas casi camino de Guía. Divisamos la gente y su acompañamiento que se nos venía a juntar después de la bajada del risco. Causó en todos el regocijo que se podía esperar. Venía a pie con doce camaradas; le recibió  Pedro de Vera a pie, le echó los brazos al cuello, y con él venía Juan Mayor por intérprete que fue muy acariciado de Pedro de Vera, afianzándole su servicio. Le  llegaron un caballo de diestro muy aderezado y con dos hombres y no fue posible querer subir en él, y vinieron a pie el rey y los suyos. Salió toda la gente del Real a recibirle con salva, que mandó Pedro de Vera, dando gracias a Dios de ver en semejante estado la conquista y teniendo presente la causa de tantos males padecidos que allí tuvieron fin”.


 0.  TOMÁS MARÍN Y CUBAS: “Historia de la conquista de las siete islas de Canaria”

“Hospedáronse en el palacio real; asistían juntos y estando para sentarse a comer a la mesa y puestas las sillas, entró a verlos el rey y luego el camarero volvía los espaldares a la mesa, y dijo Su Majestad que no dejasen de comer y que se sentasen, y Guayedra volvía la que le tocaba a él solamente para que el rey se sentase, y que él quería servir en pie. El rey los mandó sentar; obedecieron, el uno como debiera estar se puso y los otros, como estaban las sillas vueltas, sin poder comer hasta después. Comía el Guayedra poco y desabridamente y preguntado por el rey qué manjar o comida le sería de mas apetencia dijo: por ahora unos datilitos y un puño de gofio de la cebada de mi tierra. Mandó el rey, que luego, que fuese cristiano con la brevedad posible los volviese Miguel de Mujica que había enviado a Vizcaya a recoger
200 hombres y algunos aventureros para que quedasen en la isla después de allanada a lo que se ofreció  Guayedra y siendo cristianos fuese la isla toda  por suya y volviesen a ella todos los canarios que estuviesen fuera libremente. Se bautizó con solemnidad real. Fueron padrinos el rey y la reina. Le echó agua el arzobispo de Toledo, don Pedro Gonzalez de Mendoza. Se llamó don Fernando Guanarteme”.


  . LADERO QUESADA, M.A,: “Las cuentas de la conquista de Gran Canaria”, en Anuario de Estudios Atlánticos nº  2 Madrid-Las Palmas,  9  ,
“Relación de la partida de Michel de Moxica e de las cosas que llevó.
Parece, por una carta firmada de Miguel de Moxica, su fecha en la villa del Puerto de Santa María a primero día de
octubre de   82, por do paresce que a la sazón partió el dicho Michel de Moxica para la Grand Canaria,…”


 2.  TOMÁS MARÍN DE CUBAS: “Historia de la conquista de las siete islas de Canaria”

“Pidió por merced le concediesen los riscos y dehesas para criar ganados llamados de Guayedra  y juzgando el rey le concedía alguna gran ciudad u otra cosa fue muy satisfecho. Tendrá de largo más de media legua y muy poco de ancho. A los otros concedió el Aumastel, la Isleta y la costa de mar llamada Guanarteme, cerca del puerto.

Los demás camaradas no se hicieron cristianos. Dio por merced a Juan Mayor la vara de alguacil mayor por toda su vida, y después pueden suceder en ella los de su familia primero que otra. Encargó mucho Su Majestad a Miguel  el cuidado de volverlos a Canaria con mucho regalo y asistencia y que procurase dar fin a la conquista con los mejores modos y medios, que en ello se requería. Recogidos 200 ballesteros por su cuenta y ciento aventureros a la fama de buenos repartimientos salieron para Canaria a principios del mes de octubre de    7 (?). Llegaba don Fernando Guanarteme al puerto de las Isletas el jueves 2  de octubre del mismo año; fue mucho el gozo de Pedro de Vera por saber cómo tan bien le había ido y mandó  a Hernán Peraza, que dejando los gomeros a su cuidado, este fuese con doña Beatriz a la Gomera; vino al Real a besar la mano a Pedro de Vera y se fue haciendo muchas ofertas y cumplimientos”.


  . MORALES PADRÓN, FRANCISCO “Canarias, crónicas de su conquista”, Ediciones del Cabildo Insular de
Gran Canaria  ª edición, 2008, pag. 

“…Hasta el momento la documentación, las crónicas, las conjeturas e hipótesis autorizaban a tratar un cuadro del

 
trienio    8 - 8 tal como lo dibujamos seguidamente:

-     En 1480 u 81 muere Doramas, se verifica una pacificación parcial de los canarios mediante un pacto con un
guanarteme anónimo que viaja a Calatayud.
-     En    82 Hernán Peraza desembarca con sus gomeros y se sitúa en Agaete junto a Alonso Fdez de Lugo. Fruto de sus operaciones es la captura de Tenesor quien viaja a Castilla en marzo-abril y allí es bautizado, retornando en octubre acompañado de M. Mujica y J. Mayor que lo han llevado.
-     En   8 el sometido Fernando Guanarteme colabora con los castellanos; los indígenas refugiados en Bentayga y Ajódar, donde son atacados, huyen más tarde hacia Ansite para rendirse en abril.


Las cuentas de la conquista obligan a cambiar este escueto cuadro porque consta en ellas que a mediados de   82 fue capturada una reina canaria esposa del guanarteme, la cual permaneció en la península hasta agosto de    8 en que es entregada a su marido para regresar junto con una hijita que ha parido en septiembre de    82. Tenemos pues al Guanarteme en la metrópoli en 1483 y después del mes de abril… ¿No ha estado en la rendición final según siempre se ha hecho constar?...

El enigma únicamente lo podemos solventar considerando la posibilidad de:

 .  En marzo-abril de    82 Fernando viaja a la península con su esposa encinta que permanece allí. D. Fernando regresó en octubre; no así la reina porque acababa de dar a luz y constituía un rehén.
2.   En    8 , tras la rendición de abril, Fernando Guanarteme viajó nuevamente a la península y recibió en agosto a su mujer e hija para retornar a Gran Canaria.


Si las cuentas nos aportan esta alternativa a costa de la reina de Canaria y su hijita amparadas por el Obispo Frías durante el    8 en que son entregadas a su señor, también las cuentas nos dicen que en enero de    8 la sumisión final se había dado pues se abonaban sueldos a mílites que estaban en Gran Canaria peleando desde 1478, 1479,
1480, 1482 y 1483. También las cuentas reconocen que en agosto de 1484 Miguel de Mujica era finado. Sabemos que
cayó en el ataque a Ajódar. Las cuentas respaldan pues la gran rendición de   8 …”


14. SANTIAGO Y RODRÍGUEZ, MIGUEL. “Los viajes de don Fernando Guanarteme a la península y el final de la conquista de Gran Canaria”. Homenaje a Elías Serra Rafols, 97 , Universidad de La Laguna Tomo IV, nota a pie de página    0

“…Y es que Muxica, sin duda fue el que acompañó al guanarteme a la Corte cuando a ella fue por primera vez y en  º de octubre de     82 embarcó para Gran Canaria, no en    8 ; también habría que suponer que la “reyna de Canaria” fue aprisionada antes que Tenesor y llevada a Castilla antes que él ya que estaba en Córdoba por lo menos en agosto de ese   82. ¿Y siendo aprisionada ella sola, no con el rey, se le habría dado la categoría que se le dio y se le hubiesen dispensado las atenciones que se le dispensaron de agosto de     82 a      de agosto de    8 ? Parece difícil concebirlo…

LADERO QUESADA, MIGUEL ÁNGEL . “ El gobernador Pedro de Vera en la conquista del reino de Granada”
Anuario de estudios atlánticos nº  2  9   p  0 -  


La conquista continuó en los meses siguientes: a mediados de     82, la “reina”, esposa del “guadarteme” de Gáldar, todavía en rebeldía, y que tenía en su poder buena parte de la isla, cayó prisionera de los castellanos al parecer. Fue traída a Castilla, seguramente en el viaje que Miguel de Mujica hizo por entonces, pues estaba ya en la península a finales de agosto.  El   2 de febrero de    8 , su esposo fue apresado y comenzó a colaborar con los castellanos; con esta ayuda la conquista entró rápidamente en vías de liquidación, porque este segundo “guanarteme” viajó a su vez a Castilla en abril de    8 , y fue recibido por los reyes en Madrid donde el cardenal Mendoza lo bautizó con el nombre de don Fernando de Guanarteme . En el mes de agosto seguramente regresó a Gran Canaria con su esposa, después de una estancia en Córdoba y Sevilla.


  . LADERO QUESADA, M.A,: “Las cuentas de la conquista de Gran Canaria”, en Anuario de Estudios atlánticos nº  2 Madrid-Las Palmas,  9  , p. 

Relación de objetos recibidos por Miguel de Muxica para su partida de El Puerto de Santa María en octubre de
1482…

  Que dio o pagó más por el gasto de un escudero que fue por lengua con Noguadarteme (sic) de Sevilla a Córdoba:
mil e quilla a Córdoba : mill e quinientos maravedíes.
Que pagó por alquiler de un mulo en que fue el dicho escudero que iba como lengua : setecientos maravedíes.


 7.  RUMEU DE ARMAS,ANTONIO “ El alcaide de Alcázar de Córdoba Juan de Frías, protector de la reina de
Canaria” Revista el Museo Canario XLIII  98

“La identificación de la reina resulta de momento imposible. En pleno siglo XVIII, con muy escaso valor por tanto, el cronista Núñez de la Peña la bautiza como Juana, mientras que el genealogista Suárez de Quintana la denomina, en la gentilidad, Abenechara Chaveneguer y, una vez cristianada, Ana Chaveneguer”.

 8.  RODRÍGUEZ DÍAZ DE QUINTANA, MIGUEL  “Revista de la Asociacion Canaria de Estudios Históricos  Rey
Don Fernando Guanarteme Museo canario p. 

“No queda la menor noticia del nombre de la que debió ser la progenitora de Catalina, hija del rey canario. Conjeturamos que lo haya sido la celebérrima Juana Fernández, mujer notoria en la Villa de Gáldar y madre de varios vástagos reales, tanto habidos con don Fernando como con su hermano Maninidra y aun con otros nobles sujetos de la principal élite masculina de la corte”


 9.   RUMEU DE ARMAS, ANTONIO  “Don Fernando Guanarteme y las princesas Guayarmina y Masequera en la corte de los Reyes Católicos. Revista de Historia Canaria Tomo XXX  9  y  9  La Laguna
“La ciudad de los califas le iba a deparar el raro espectáculo de contemplar a otro monarca cautivo: el rey Boabdil de Granada prisionero de los andaluces de resultas de la derrota de Lucena. Relatan las crónicas que al Rey Católico le enorgullecía pasear a caballo por las calles de Córdoba, llevando a diestra y siniestra a los dos monarcas prisioneros”

20. DEL RÍO AYALA, JUAN. “Un dato inédito sobre Margarita Hernández Guanarteme”
Determinados testigos confirman en los documentos rescatados por este investigador que  Margarita la hija de Fernando Guanarteme (Guayarmina Semidán) fue con su padre a la península, estando embarazada de su marido Hernando de Trejo y Carvajal y que allí nació su hija María regresando después a Gáldar.

2 . LOBO CABRERA, MANUEL “Nuevos datos sobre la  descendencia de Don Fernando Guanarteme”

Con ella se encariñó la infanta María, la tercera hija de los reyes Católicos y por tal motivo fue incorporada a su séquito residiendo en la Corte por espacio de cierto tiempo; para ello hubo necesidad de habilitarle una cama para su alojamiento. Así en las cuentas de la infanta quedan registradas las siguientes partidas:

“Trece varas y media de lienzo de presilla para una cama a Catalina la canaria y una arroba de lana para los colchones que son 78   maravedís. Dos almohadas de ras que costaron        mrs. y media arroba de lana para henchirlas a    mrs., que son 8 ”

22. LOBO CABRERA, MANUEL “Nuevos datos sobre la  descendencia de Don Fernando Guanarteme”

“El testamento que acabamos de describir corresponde a una hija de don Fernando Guanarteme,  nombrada Catalina Hernández Guanarteme. Su parentesco tan cercano con el Thenesor de Gáldar y su nombre fue lo que llevó a los historiadores y genealogistas del siglo XIX a confundirla con Catalina de Guzmán hasta tal punto que los matrimonios que tuvo aquella se le adjudicaron a esta última. Por una parte se puede relacionar e incluso identificar con la hija que en septiembre de     82 alumbraba en Córdoba la reina de canaria tal como se cita en Las cuentas de la conquista de Gran Canaria y que todos los historiadores solo en base a que no se vuelve a hablar de ella, la dan por muerta.

El segundo dato nos lo proporciona Rumeu de Armas. Este nos dice que en el tercer viaje que hizo don Fernando guanarteme a la Península le acompañaban su hija Guayarmina, ya bautizada con el nombre de Margarita, y su sobrina Masequera. Se puede dudar que en realidad sea esta última puesto que solo se basa para identificarla como tal el que se llamara Catalina… Posiblemente la que viajó fue la hija y no la sobrina.

23. La cita se refiere a las conocidas octavas reales de Cairasco de Figueroa insertas en la traducción de la
“Jerusalén libertada” de Torcuato Tasso y a la obra de Néstor Álamo “Tenesoya Vidina y otros relatos”



  

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