jueves, 23 de octubre de 2014

ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA INVASION Y OCUPACION DEL ARCHIPIELAGO CANARIO POR LOS EJERCITOS ESPAÑOLES-VI



Eduardo Pedro García Rodriguez


1490 Agosto. Córdoba. día en blanco S.-AS, RS,ACV, pc. IX-14go-VIII/I-2.
 Para que enbíen rrelación de Xerez lo que se vendieron los canarios.

Don Fernando e Doña Ysabel etc. A vos Pedro de Vique, vecino de la cibdad de Xerez de la Frontera, salud e gracia. Sepades que a nos es fecha relación que vos tovistes cargo por Pedro de Vera, nuestro gouernador de la Grand Canaria, de vender los Canarios e Canarias quel truxo de la ysla de la Gomera e que auéys la cuenta e rrazón dello. E que asy mismo que vos ouistes cargo de vender por Doña Beatriz de Bouadilla otros ciertos canarios e Canarias de la dicha ysla. E, porque nos queremos saber la verdad de los que fueron e que presios; lo vaheron e a qué personas se vendieron, mandamos dar esta nuestra carta para vos por la qual vos mandamos que del ora que vos fuere leyda e notificada fasta ocho días primeros siguientes, parescades personalmente ante los de nuestro consejo e traygades los libros e mmorias e otras escripturas que ayades tocantes a lo susodicho por que nos lo mandemos ver e en ello se prouea segund cumple a nuestro servicio. E no fagades ende al so pena çinco mill mrs. Dada en Córdoua, a. (blanco) días del mes de agosto año de noventa. E otrosy trahídas ante nos las escripturas e abtos que en qualquier manera sobre esto ayan pasado, que veído, vos haremos pagar vuestro gasto e devido salario que ayades de aver por la venida a nuestra corte e estada en ella e por la vuelta a vuestra casa. Don Aluaro, deán de Seuil1a, An-drés doctor, Antonius doctor, Didacus doctor. Yo Luys del Castillo escrivano etc. (D.J.Wölfel)

1491 Abril 10. Por Real Cédula la corona de la metrópoli cede el Señorío de Agüimes en Tamaránt (Gran Canaria) a la secta católica. En cuanto a la enajenación de jurisdicciones o, 1o que es igual, la venta de pueblos, la Corona española, a pesar de las promesas de no enajenación hechas por los Reyes Católicos, accedió a las pretensiones de algunos señores colonos establecidos en las islas. En el ámbito de las islas nombradas como realengas los núcleos de población dependían o pertenecían a la jurisdicción real.
1491 Septiembre 27. Córdoba (f. 81). Orden a Francisco Maldonado, pesquisador de la isla de la Gran Canaria, para que vea los canarios que viven con Fernando de Guanarteme y el asiento que con éste se hizo al conquistar la isla, y si hay más de cuarenta, que fueron los concedidos para que en ella viviesen con dicho Guanarteme, los haga salir para que vayan a cualquier parte del Reino o fuera de él, donde quisieren. Dicha medida se debe a la petición presentada por Fernando de Porras, en nombre del concejo, justicias y vecinos de Gran Canaria, que temen que se levanten tales canarios, que han pasado de cuarenta a ciento cinquenta en ocho años, dado el escaso número de cristianos. Don Alvaro. Deán de Sevilla. Alcocer. Malpartida. Mármol. (E.Aznar; 1981)
1493. Las Bulas alejandrinas de Partición, constituyen una de las últimas aplicaciones de una vieja y extraña teoría jurídica, elaborada explícitamente en la corte pontificia a fines del siglo XI, enunciada por primera vez en el año 1091 por el papa Urbano II (pero que quizá traza su paternidad a Gregorio VIII) y conforme a la cual todas las islas pertenecen a la especial jurisdicción de San Pedro y de sus sucesores, los pontífices romanos, quienes pueden libremente disponer de ellas”. (Weckmann, Luís. Constantino el grande y Cristóbal Colón. FCE, México, 1992. p. 24.)
1492 Julio 13.Valladolid. Don Fernando y doña Ysabel etc. Por quanto vos Alonso de Lugo llevay cargo por nuestro mandado de conquistar la ysla de La Palma, que está poder de canarios ynfieles, e fue asentado con vos, por nuestro mandado avque para las costas y gastos que fiziéredes en la dicha conquista os avíamos faser merced de la mitad de los quintos a nos pertenescientes de las cosas que fueren tomadas por vos o  por otras gentes que lleváredes para la dicha conquista o por las fustas e navíos que para ello lleváredes de qualesquier vecino de la ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de la Bervería. Por ende, por haser bien e merced a vos Alonso de Lugo, en alguna enmienda de las costas e gastos que en la ysla de La Palma, que vos lleváys a cargo por nuestro mandado, avéys de faser, por la presente vos fazemos merced de la mitad de los quintos que a nos pertenescente nos avemos de aver de qualesquier tomas e cavalgadas que vos e las gentes que lleváredes o vuestros navíos e fustas para la dicha conquista tomaren de qualesquier vecinos de la ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de Berbería; e la otra mitad, de los otros quintos, es nuestra merced e voluntad que vos el dicho Alonso de Lugo la recibáys e cobréys para en quenta e parte de pago de las setec;ientás mill que nos vos avemos a dar para la dicha conquista de La Palma; e s y caso fuere que la mitad de los dichos quintos montare e valieren más de las dichas setec;ientas mill maravedís, que vos avemos a dar por la dicha conquista, que seyendo pagado de la mitad de los quintos, a la persona o personas a quien nos mandaremos. E por que se sepa lo que ansí recebís e cobráys, mandamos que lo que ansí recibiéredes e cobráredes e anos pertenecieren de la mitad de los dichos quintos lo recibais por ante escrivano público, e dello tengáys cuenta e rasón, por que por virtud della se pueda saber e averiguar lo que por vos ansí fuere recebido; e si viéremos que cunple a nuestro servicio embiar persona que esté presente al recebire cobrar de los dichos quintos, que lo podades fazer.

E por esta nuestra carta mandamos a qualesquier capitanes e maestres e contramaestres e otras qualesquier personas, que vos fueren a la dicha conquista, que vos acudan e faganacudir con los dichos quintos, que ansí a nos pertenecieren de las cabalgadas que ansí fisieren en la dicha ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de la Berbería, e que tomen vuestra carta de pago, con las quales, e con el traslado de esta. nuestra carta, mandamos que les sean recebidos e pagados en cuenta, e ques non sean pedidos nin demandados otra vez. E mandamos a los nuestros contadores maiores e a sus oficiales que ansy entren el traslado desta nuestra carta en los nuestros libros, e vos sobrescriban e den e tomen el oreginal, por que por virtud della vos sea acudido con los dichos quintos. E los unos ni los otros etc. (con enplazamiento etc.). Dada en Valladolid, a XIII de jullio de XCII años.= Yo el Rey.=Yo la Reyna.=Yo Ferrand Alvares.=Registrada, Rodericus, doctor. (A. Rumeu 1975:420)

1493. Alonso Fernández de Lugo y sus tropas de mercenarios y excarcelados, desembarcan en el puerto de Tazacorte, en la isla Benahuare. Después de emplear las argucias menos heterodoxas que imaginarse pueda, y tras algunas escaramuzas con los cantones que se habían preparado para la defensa, consigue con engaños y en un acto de traición, sorprender a Tanausú y sus guerreros en la entrada de la Caldera de Taburiente. A partir de este momento, comenzó el saqueo inmisericorde de la isla capturando y esclavizando a los nativos tanto de los bandos guerra como de paces, los cuales fueron remitidos a los mercados esclavistas de España, conjuntamente con las pieles de los ganados depredados, orchilla y demás despojos. Con el botín enviado a España y formando parte del mismo, iba el valeroso caudillo palmero Tanausú, quien prefirió dejarse morir de hambre antes que llevar una vida de esclavo, protagonizando así la primera huelga de hambre que tubo lugar en Canarias.

Dada por sometida la isla, el esclavista Fernández de Lugo, reparte el dominio de las tierras y aguas despojadas entre los mercenarios que le acompañaron en la aventura y entre los mercaderes que le financiaron la operación. Dejando un presidio de guarnición y un gobernador, regresa a Península Ibérica para dar cuenta a los reyes católicos de los resultados de tan “gloriosa victoria”, y solicitar las capitulaciones para la conquista de la isla  Chinech (Tenerife).

Los continuos desmanes que los invasores conquistadores que quedaron en la isla, cometían en los atribulados hawaras, acabaron por agotar la proverbial paciencia de éstos, quienes decidieron alzarse contra el férreo dominio de los extranjeros. Estando Lugo, enfrascado en la invasión de la isla de Chinech (Tenerife), recibió noticias de la rebelión de los benahoritas o hawaras y no queriendo ausentarse de esta isla, envío como su lugar teniente a la de Benahuare (La Palma) a Diego Rodríguez de Talavera con una partida de treinta mercenarios. Llegados a la isla reunieron a un contingente de palmeros de los bandos de paces y con el resto de la guarnición, inició una operación de “castigo,” consiguiendo reducir a los alzados más que por las armas, por la argucia y engaños. Una ves cautivos, Talavera ejecuto ejemplar y “cristiana justicia” en los por segunda ves sometidos hawaras, pasándolos a cuchillo, ahorcándolos y, quemándolos vivos.
1493. Preparativos para la invasión y conquista de Chinech (Tenerife): Una vez ultimados los asuntos relativos a la conquista de la isla Benahuare (La Palma), Alonso de Lugo, desde la isla de Tamaránt se desplaza a España para ultimar el convenio o capitulaciones para la conquista de Chinech (Tenerife), por esas fechas (octubre de 1493), la chancillería de los reyes católicos expide un importante conjunto de cédulas tendentes a iniciar la proyectada invasión y conquista. En éstas se concede a Alonso Fernández de Lugo el título de gobernador de la isla una vez “reducida,” en la cédula de 28 de diciembre se le faculta para que proceda en unión de un delegado regio al repartimiento de las tierras usurpadas (aunque posteriormente esta potestad quedó totalmente en manos de Alonso de Lugo), por otra de 29 de diciembre los reyes disponen que el capitán general de la armada  Iñigo de Artieta organice el transporte del ejercito invasor, deberá ser llevado a cabo por la armada de Vizcaya, "Para que lleve a Tenerife, antes de mediados del mes de marzo de 1494, 1.500 peones y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones y 60 jinetes de las islas de Canarias que ya están pobladas por cristianos, así como 1.000 cahíces de trigo y harina, 300 cahíces de cebada, 2.000 quintales de bizcocho, artillería, herramientas, bestias y demás mantenimientos, de acuerdo con el asiento hecho con Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, sobre la conquista de Tenerife, ordenándole que no lleve derecho alguno por dicho transporte e impidiéndole sacar parte de las tropas una ves desembarcadas éstas en Tenerife."(E. Aznar Vallejo, 1981,:72.D.348).
 Pero el Capitán General de la escuadra castellana Iñigo de Artieta, con quien Lugo mantenía una deuda pendiente a cuenta de los quintos que por la invasión y conquista de la isla de Benahuare (La Palma), el Almirante decía pertenecerles. Iñigo de Artieta sin negarse a cumplir la real orden, fue exponiendo una serie de excusas y dilaciones, hasta que finalmente, Lugo tuvo que arrendar naves de particulares para transportar las tropas mercenarias, animales y pertrechos de guerra.
 Es evidente que Alonso Fernández de Lugo, era incapaz de mantener algún tipo de relación con los personajes de su época en la que mediaran intereses económicos, sin que acabara siendo demandado por estos, o éste los demandase. De esta regla no pudo sustraerse la relación entre Iñigo de Artieta y Alonso de Lugo, así éste que siempre fue enemigo peligroso por lo artero de sus métodos, posiblemente despechado por no haber recibido la colaboración del almirante en sus planes para la invasión de la isla Chinet  (Tenerife), demanda ante la Corona de Castilla a Iñigo de Artieta, así el Consejo de Castilla expide Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que "entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma, concedidos por el rey para la conquista de dicha isla, ya que teme que el Almirante Mayor de la Mar le exija la mitad que le corresponde por merced real, cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros puertos de Andalucía, y para que informe si dicho Almirante había percibido la mitad de los quintos obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con que títulos, para poder resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se ha de registrar ante el escribano que nombre dicho asistente, las presas hechas por las que ha de dar fineza Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse la mitad de tales quintos hasta la resolución real."(Ibidem:72.D.351)
En cuanto a la cantidad de efectivos que componían el Ejército invasor los cronistas no coinciden en sus apreciaciones, así Fray Alonso de Espinosa aventura que las tropas invasoras estaban compuesta por unos novecientos hombres, sin que mencione a los caballos y  la artillería.
Por su parte, el ingeniero de fortificaciones cremonés Leonardo Torriani, al servicio de las coronas de Castilla y Aragón en su "Descripción de las Islas Canarias" nos dice que la expedición invasora constaba de unos mil soldados y cuarenta caballos, ambos cronistas están totalmente herrados en sus apreciaciones como veremos a continuación, es bien conocido lo aficionados que eran los cronistas de la conquista a dar cifras exageradas del numero de los enemigos y a reducir el de las tropas propias tanto en numero de operativos como en las bajas habidas de uno u otro bando, por ello vamos a tratar de aproximarnos al numero real de mercenarios que componían el ejército invasor.
En la mencionada cédula de 29 de diciembre de 1493, se dicta el convenio para el transporte de las tropas desde la metrópoli a Tamaránt (Gran Canaria), en éste, quedó estipulado como limite máximo para el embarque de la totalidad de las huestes mercenarias reclutadas la fecha 15 de marzo de 1494 que se componían según el asiento, de <<...mil e quinientos peones e çiento de caballo, y además estipula que, e de las islas de Canaria, que están pobladas de Cristianos, cuatroçientos peones e sesenta de caballo...>>. Por este documento queda claro que, el ejército conquistador reunido en la Isleta, Tamaránt (Gran Canaria), constaba de 1.900 peones y 160 caballos, para cuyo transporte según testimonio del propio Alonso Fernández de Lugo se emplearon 30 navíos, a éstos habría que sumarles los isleños aportados como auxiliares - a quienes Lugo les debió la vida- por los Menceeyes de Naga, Güímar, Abona y Adexe los cuales podemos cifrar a la baja en unos 600 guerreros, teniendo en cuenta que de los resto de las hordas de Lugo que alcanzaron el lugar de Añaza (Santa Cruz) después de la derrota de Centejo, estos lograron embarcar con engaños a 300 de los auxiliares güímareros (los cuales fueron vendidos como esclavos), nos induce a pensar que el numero de auxiliares fue mayor del que Proponemos, por tanto, el total estimado para el contingente invasor es de 2.500 peones y 160 caballos, este dato queda corroborado por el historiador don Tomás Marín de Cubas, quien posiblemente lo tomó de A. Cedeño y que refiriéndose a la segunda entrada de los españoles dice: ."Buscáronse espías y dieron por aviso que no tenía gente junta de pelea para venir a buscarlos a la playa, porque había gran mortandad en la tierra, o ya fuese por estar apestados por la corrupción de más de 2000 cuerpos que quedaron por enterrar el año pasado en la batalla de Centejo...".
1493 Febrero 28. Barcelona (f. 28). Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma concedidos por el rey para la conquista de dicha isla, ya que teme que el Almirante mayor de la Mar le exija la mitad que le corresponde por merced real, cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros puertos de Andalucía, y para que informe si dicho almirante había percibido la mitad de los quintos obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con qué títulos, para poder resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se ha de registrar ante el escribano que nombre dicho asistente, las presas hechas, por las que ha de dar fianzas Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse la mitad de tales quintos hasta la resolución real. El Rey y la Reina. Parra. Don Alvaro. Don Juan de Castilla. Alcocer. Chanciller. Oropesa. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 28. Zaragoza (f. 51). Orden a Iñigo de Artieta, capitán general de la armada, para que lleve a Tenerife, antes de mediados del mes de marzo de 1494, 1.500 peones y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones y 60 jinetes de las islas de Canarias que ya están pobladas por cristianos, así como 1.000 cahices de trigo y harina, 300 cahices de cebada, 2.000 quintales de bizcocho, artillería, herramientas, bestias y demas mantenimientos, de acuerdo con el asiento hecho con Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, sobre la conquista de Tenerife, ordenándole que no lleve derecho alguno por dicho transporte e impidiéndole sacar parte de las tropas, una vez desembarcadas éstas en Tenerife. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Señalada: Comendador Mayor. Chacón. Ulloa. Conforme a lo capitulado, Rodeericus.  (E.Aznar; 1981)
. Valladolid (f. 18). Merced a Alonso Fernández de Lugo, vecino de Sevilla, en concepto de pago para la conquista de la isla de La Palma, de los quintos que a la Corona pertenecen de cautivos, ganados y bienes de los canarios. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Acordada. Don Alvaro. Johannes. Antón. Franciscus licenciatus. Castillo. (E.Aznar; 1981)
1494. Benahuare (La Palma) Francisca de Gazmira (Francisca palmense, S. XV y XVI). Las promesas realizadas por el futuro Adelantado Alonso  de Lugo a los hawaras (palmeros) que hubiesen ayudado en la conquista, asegurándoles vida y haciendas, son rotas sistemáticamente por la parte invasora, que llevada de su codicia requisa ganados y esclaviza, empleando como excusa falsas rebeldías, a numerosas personas de los bandos de paces. La actividad de Francisca de Gazmira está documentada a partir de 1494, denunciando ante la Corte los abusos de que era objeto la población hawara. Entre los hechos denunciados destaca la selección entre los distintos bandos de 25 muchachos de ambos sexos para enviar como rehenes a los Reyes católicos y más tarde vendidos como esclavos; grupo al que seguiría, cinco meses más tarde, otro compuesto por más de cien personas que sigue idéntico fin, sin mencionar los constantes robos de ganados de que son objeto estos bandos. Los Reyes castellano-Aragonés se hacen eco de las denuncias planteadas por Francisca de Gazmira e inician una serie de pesquisas que conducen en 1500 a la localización y liberación de un grupo de esclavos en Jerez de la Frontera, compuesto por canarios, gomeros, guanches y, entre ellos, algunos palmeros del bando de Gazmira.
1494. Antes del primer desembarco en regla de  las tropas invasoras en Añazu, Lugo costeó la isla Chinech con el propósito de hacer una nueva razzia, la que efectivamente llevó a cabo por la parte norte, (posiblemente por el mismo lugar de Icoden (Icod) donde había desembarcado en 1479) consiguiendo un botín de 300 esclavos y 20.000 cabezas de ganado; los esclavos fueron inmediatamente enviados a la Gomera y desde allí a los mercados esclavistas de Sevilla y Valencia. En cuanto al ganado lo destinaron para el consumo del ejército invasor. El historiador don Antonio Rumeu de Armas pone en duda el numero de cabezas de ganado capturado por parecerle excesivo, nosotros creemos que la cifra mencionada, puede adaptarse a la realidad, teniendo en cuenta que en una isla más pequeña que Chinech (Tenerife) como es la Gomera la señora de la misma doña Inés Peraza, es demandada por el obispo de Canaria y Rubicón, fray Miguel López de la Serna, quien en 24 de marzo de 1490 reclama a doña Inés 40.000 cabezas de ganado cabrío, alegando que los compró de los expolios del anterior obispo don Juan de Frías.

1494. Francisco Palomar mercader genovés y “vecino de la ciudad de Valencia”, que se encontraba en Gran Canaria, amigo y socio del mercenario Alonso Fernández de Lugo, al que compró 87 esclavos guanches capturados en Güimar, y que serían vendidos luego en la referida ciudad del levante español. Este Francisco Palomar o Palomares, se hizo con propiedades en la Isla. En ese mismo año 1494 compraría al señalado Fernández de Lugo, en unas condiciones muy ventajosas, el ingenio azucarero y tierras aledañas que éste poseía en Agaete, propiedades de las que tuvo que desprenderse para hacer frente a los gastos de la inavasión y conquista de Tenerife.

1494 Mayo. Una flota al mando del invasor y esclavista  Alonso  de Lugo zarpa desde Tamaránt (Gran Canaria) con destino a Chinech (Tenerife). Quince embarcaciones transportaban a un gran ejército al que acompañaba un grupo de guerreros de Tamaránt, capitaneados por Maninidra.

1494 Mayo 2. El invasor esclavista,  Alonso Fernández de Lugo, al desembarcar por Añazu (Santa Cruz), hizo una torre para defensa de sus tropas mercenarias. Si bien los cronistas callan dónde se levantó, no por eso es difícil fijar su emplazamiento, ya que es conocido el paraje por donde entraron las fuerzas de Lugo; y siendo el objeto del torreón amparar a los mercenarios, hemos de sospechar que estaba junto al campamento, o sea en los alrededores de la plaza de San Telmo, pues allí acampó el ejército castellano. El torreón de Añazu persistió hasta que la población europea de Añazu (Santa Cruz) comenzó a formarse en la orilla izquierda del barranco de Araguigo (Santos,) después de la erección de la iglesia del templo de la secta católica de la Concepción.

1494 Mayo. Encuentro en La Jardina (Gracia) entre el gran Kebehi Benchomo y el capitán de los mercenarios Alonso de Lugo. Las tropas españolas invasoras acamparon en las proximidades de Gracia, que fue así escenario del singular encuentro. El fraile Espinosa recoge con puntualidad las incidencias del mismo.

El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos. Llegados frente afrente, Alonso de Lugo y Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como intérprete de Guillén Castellano, quien conocía el habla indígena por haber estado  antaño cautivo. Lo que el capitán gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras  el régulo taorino es fácil de adivinar. En primer lugar, la amistad con los reyes de Castilla y la sumisión política a este reino, circunstancia la segunda que invalidaba virtualmente la primera. En segundo término, la conversión al cristianismo. A cambio de un vejamen y una claudicación les prometía, como recompensa, que el «rey de España...”Los tomaría y recibiría debajo de su amparo y protección y les haría muchas mercedes».

La repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y dignidad sorprendentes, digna del gran caudillo que era. E lo relativo a la prometida amistad puntualizó “Que ningún hombre que no fuese provocado de otro e irritado, la había de rehusar”

En punto a religión “Que ellos que cosa era cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y se informarían, y así con más acuerdo darían repuesta”.

Especial énfasis puso el monarca guanche en replica a  la tercera demanda, que le humillaba y hería. Rechazó de plano someterse al rey de España, no era de ese parecer porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido y así pensaba morir.

No habiendo posibilidad de avenencia, el caudillo guanche y el capitán de los invasores  se separaron, dedicándose durante varias jornadas a adiestrar sus fuerzas el castellano y a movilizar sus hombres el Caudillo guanche.
1494 Mayo 28?. Uno de los acontecimientos históricos más importantes desarrollados durante el expansionismo del entonces naciente imperio colonial español, tuvo lugar en la comarca de Acentejo o Centehun, en el sitio que a partir de entonces tomó el nombre de La Matanza de Acentejo, en Chinech. (Tenerife) en este lugar en la segunda quincena del mes de mayo, las tropas invasoras mercenarias dirigidas por el destacado mercenario y traficante de esclavos al servicio de las coronas de Castilla y Aragón Alonso Fernández de Lugo vio doblada su altiva e insolente cerviz, ante el más grande caudillo que ha tenido la Matria Canaria, el grande entre los grandes de su tiempo, Kebehi Benchomo.
La batalla de Acentejo supuso la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en sus conquistas imperialistas, no sólo en Canarias (cuya conquista duró casi un siglo), sino que, en las innumerables batallas sostenidas por la conquista del Continente americano, las tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de hombres como la que sufrieron en el encuentro de La Matanza de Acentejo, donde un cuerpo de ejército guanche compuesto por 300 hombres dirigidos por el Achimencey Chimenchia/Tinguaro, (hermano del Kebehi Benchomo), infligió al ejército invasor la mayor derrota que jamás sufrieran los ejércitos españoles en sus aventuras coloniales durante la baja Edad Media.
1494. Noviembre 8.  Madrid. El Rey e la Reyna. Por quanto en el asiento que por nuestro mandado se tomó con Alonso de Lugo sobre la conquista de la ysla de Tenerife, que es una de las Canarias, se asentó que dentro de diez meses contados desde el día que desenbarcase en la dicha ysla la diese ganada; lo qual, por algunos justos ynpedimentos, dis que lo no a podido haser, e nuestra merced e voluntad es que la dicha conquista se continúe. Por la presente prorrogamos el dicho término de los dichos diez meses para lo susodicho por otros dies meses conplidos, contados desde el día que se fenecieren los otros dies meses primeros. De lo qual mandamos dar la presente, firmada de nuestros nombres e fecha a VIII de noviembre de XCIIII años. =Yo el Rey. =Yo la Reyna. (A. Rumeu 1975:432)
1494 Noviembre 14. Se enfrentan defensores guanches e  invasores esàñoles en Eguerew (La Laguna).

Creemos que la ciudad de La Laguna, la cual asienta sus cimientos en unos terrenos que fueron generosamente regados con ríos de sangre de cientos de nuestros antecesores, debe rendir  justo y merecido homenaje a quienes ofertaron el bien más preciado como es la vida, en aras de sus ideales de una Patria Libre, y que hasta la fecha han sido injustamente ninguneados por una sociedad que como la lagunera, presume de sus antecedentes presuntamente fundacionales.

Un frío y lluvioso amanecer del día catorce de noviembre del año 1494, en las inmediaciones de las faldas de la Sierra de Sejeita (San Roque), en los terrenos conocidos posteriormente como Finca del Obispado y hasta la altura de la entrada del actual Barrio Nuevo, en La Jardina, Chinech unos tabores de guerreros guanches compuestos por hombres enfermos que apenas podían sostenerse en pie debido a los estragos que en ellos -y en la población en general- estaba causando el envenenamiento de las aguas nacientes, Eres, fuentes y riachuelos,  llevado a cabo por las tropas invasoras y, que éstas denominaron como "modorra".

Estas tropas invasores, enviadas  a Alonso  de Lugo como participación en la invasión y conquista de la isla a cambio de parte de los despojos del botín de guerra por el duque de Medina Sidonia, como participación de este noble español y  mercader de esclavos.

La tropa invasora estaba compuesta por mercenarios de la Hermandad de Andalucía, conocidos como los "pardillos" debido al capote corto de color pardo con que estaban uniformados, eran hombres cuyo oficio era la guerra, gentes carentes de ningún tipo de escrúpulos, sin más Dios que la muerte y la paga que por matar recibían, a éstos se unía las fuerzas de los asesinos y ladrones convictos indultados por los reyes católicos a condición de que sirviesen en la invasión y conquista de Tenerife a su costa durante seis meses, más los auxiliares isleños de otras islas reclutados casi todos ellos a cambio de ser liberados de la esclavitud. Como se puede ver, no eran simples aventureros bisoños los que vinieron a la conquista tras el señuelo de unos repartos de tierras, como nos lo han venido presentando la historiografía oficial por el contrario, eran tropas aguerridas y veteranas de las luchas sostenidas en las españas y en Italia.

Ello explica la enorme cantidad de crímenes, violaciones y cruentas tropelías sin cuento cometidas por estos mercenarios, aun después de dada por sometidas las isla, hasta que éstas fueron reembarcadas para España en 1497, según consta  documentalmente de los archivos notariales de Sevilla de la liquidación  de los sueldos de ese grupo expedicionario.

A esta caterva de mercenarios fue  a la que tuvieron que enfrentarse las tropas de Benchomo y sus aliados, tropas enfermas, presa de las fiebres producidas por el  envenenamiento de las aguas de fuentes, nacientes y eres, por parte de los "pardillos", quienes ya habían practicado con éxito este sistema de “guerra química" en las luchas de Granada. Curiosamente, esta epidemia de "modorra' no afectó a los denominados bandos de paces, sirviendo éstos incluso  de refugio a los soldados españoles con Lugo al frente quienes huían de la pestilencia como fue el caso del Menceyato de Güímar. Los cronistas recogen que los muertos guanches en la batalla de Aguere fueron miles; no es verdad, los guanche no cayeron bajo las armas de los temibles invasores, caían muertos antes de trabar combate víctimas de la "epidemia", y aún así, estuvieron a punto en varias ocasiones de obtener la victoria, esto nos demuestra el indomable espíritu que animaba a nuestros antepasados al preferir autoinmolarse en un suicidio ritual colectivo ante el enemigo que perder la patria y la libertad sin prestar batalla al invasor, no en vano los tabores acudieron a la lucha vestidos con sus vestidos mortuorios. Algún cronista dejo recogido que, “los guanches se presentaron a la batalla con las ropas de mortaja puestas”

Son los propios cronistas españoles quienes afirman que los guanches caían en la lucha a montones sin darles resuello.

Los hechos acaecidos en las laderas de Sejeita corresponden a las grandes epopeyas protagonizadas por los pueblos en lucha por su libertad e independencia. Sucesos menos significados que los que tuvieron lugar durante el desarrollo de la batalla de Eguerew han sido magnificados por historiadores, poetas y políticos, en cambio, los de esta y otras heroicas luchas sostenidas en nuestro país, han merecido siempre el silencio del mundillo intelectual dependiente canario, como si este ignorar los grandes acontecimientos protagonizados por nuestro pueblo obedeciese a consignas emanadas de determinados poderes fácticos, soslayando o ninguneando  acontecimientos que, para bien o para mal, han conformado la historia de nuestro pueblo. Gestas heroicas que a no dudar de haber sucedido en tiempos de Homeero, hoy sería cantadas y celebradas por toda la humanidad.

1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma, que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha Francisca de La Palma, para evitar que fuera a quejarse al rey. Don Alvaro. Alcocer. Chanciller. Malpartida. Oropesa. Mármol. (E. Aznar; 1981)

1496 Noviembre 21. Burgos. Carta de comisión para que se resolviese por arbitraje las diferencias surgidas entre Alonso de Lugo y los socios armadores el reparto del botín de la invasión y conquista de Chinech (Tenerife.) Eran designados árbitros Andres de  Odón y Francisco Riberol.

 [Al margen:] Alonso de Lugo y Francisco Palomar y otros.

Comisión sobre las diferencias de invasión y conquista de Tenerife.


Don Fernando e doña Ysabel por la gracia de Dios, etc. A vos Andrea de Hodón, arcediano de Reyna, e Francisco de Ryberol, mercader genobés, amos a dos juntamente, e no al uno syn el otro, salud e gracia. Sepades que Alonso de Lugo, nuestro goyernador de las yslas de Tenerife e La Palma, e Francisco Palomar e Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate, mercaderes, nos hizieron relación que los dichos mercaderes hizieron ciertos asyentos e capitulaciones sobre la conquista de la dicha ysla de Tenerife, de quel dicho Alonso de Lugo tova cargo, e cierta forma e conciertas condiciones contenydas en los dichos asyentos e capitulaciones; e que as y sobre las cosas que se hizieron en la dicha conquista como en los esclabos e ganados e otras cosas que en ella se adquirieron e tomaron, ay e se esperan aver muchas dyferencias e de- bates entre ellos para la aberyguación de lo sobre dicho, e que para averiguar e terminar entre ellos todas las dichas dyferencias e debates e quentas, por víade justcia e de concordya, ellos heran concertados de tomar por juezes a vos los dichos Andrea de Hodón, arcedyano de Reyna, e Francisco de Ryberol; e que en cosa de vosotros fuésedes discordes, e que podyésedes tomar por tercero a la persona que bosotros nonbrásedes, para que lo que uno de vosotros junta con el dicho tercero determinásedes a lo que pasase por determinación, e que de la sentencia o sentencias que por vosotros, o, seyendo dyscordes, por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, fuesen dadas e pronunciadas en las dichas diferencias e debates, heran concertados e que no pudiesen aver ni hobiesen apelación ni suplicación ni otro remedio alguno hordinario ni estrahordinario; e que para que oviese más conplido hefeto lo que vos los dichos juezes determynásedes, o el uno de vosotros con el dicho tercero, e que los mandásemos dar nuestra carta de comysyón, por virtud de la qual pudiésedes concer e determinar lo sobre dicho, según dicho es, o corno la nuestra merced fuese. E nos, de consentymiento de las dichas partes e a suplicación, tovímoslo por [bien] , e confyando de vosotros que soys tales que guardaréysel derecho de las partes e acordamos de vos cometer lo sobre dicho: por que vos mandamos que fagáys parescer ante vosotros los dichos Alonso de Lugo e Francisco Palomares e Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate,e veáys las escrituras de conciertos e asyentos que entre ellos pasaron sobre lo que toca a la dicha conquista de la dicha ysla de Tenerife, e en las otras escrituras e provanças e otras escrituras ante vosotros por ellos serán allegadas, evistas, averigüéys e determinéys por vía de justicia o de concordia, como a vosotros vien visto fuere, las dichas diferencias, debates e cuentas que entre los sobre dichos ay, por vuestra sentencia o sentencias asy ynterlocutorias como difinitibas, las qua!es podades llegar a devida execución con efetto, quanto e como con derecho debades; e mandamos a las dichas partes e a las otras personas de quien entendemos ser ynformados cerca de lo sobre dicho, que vengan e parescan ante vosotros a vuestros llamamientos e enplazamientos, en los plazos e so las penas que les pusiéredes o enbiardes poner de nuestra parte, las quales nos por la presente les ponemos e avemos por puestas e vos damospoder conplido para lo esecutar en las personas e vienes dellos que en ellas yncurrieran. Para lo qual todo vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e conexidades; e s y vos los dichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de Ryberol no fuéredes concordes, en la ss determinacion de lo sobre dicho, mandamos a la persona que bosotros nonbráredes e separedes, que se junte con vosotros para ello por tercero, e que lo que el unode vosotros determinare en lo sobre dicho juntamente, aquello pase e goardepor las dichas partes; e queremos e mandamos que de lo que por vosotros losdichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de Riberol fuere determinado cerca de lo que dicho es, o por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, non aya apelación ni suplicac;ión ni otro remedio alguno hordinario niestrahordinario; para lo qual vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e conexidades. E non fagades ende al, etc. Dada en la cibdad de Burgos, a veynte un días del mes de noviembre de XCVI años. =Don Alvaro. = Iohanes, episcopus asturicensis. = Iohanes, dottor. = Andrea,dottor.=Filipus, dottor.=Petrus, dottor.=Yo Alonso del Mármol, etc. (En: A. Rumeu 1975:455) 

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