jueves, 23 de octubre de 2014

ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA INVASION Y OCUPACION DEL ARCHIPIELAGO CANARIO POR LOS EJERCITOS ESPAÑOLES-V





Eduardo Pedro García Rodriguez

1479. Por medio del Tratado Alcaçove – Toledo Portugal se compromete a no intervenir en la conquista de las Canarias con lo que abandonan La Gomera.

1479.
En la Rada de Arguineguín en Tamarant el capitán de mar, Pedro Hernández Cabrón, desembarcó con un numeroso grupo de soldados bien armados que el había facilitad el invasor Algaba, sin duda deseoso de complacerlo y que fuera su aliado en sus deseos de enviar de nuevo a España al general Juan Rejón. Por este motivo le cedió tropas, barco y avituallamientos, así como palabras de aliento para llevar a cabo su empresa para adentrase en el valle de Tirajana, dispuesto a capturar un buen número de aborígenes y venderlos a buen precio en los mercados de Valencia y Sevilla.

1479        Agosto 24.  Una importante expedición militar invasora a la captura de esclavos, acaudillada por el obispo Juan de Frías y el capitán de la mar Pedro Hernández Cabrón, sufrió una seria derrota en los alrededores de La Caldera (Tamaránt) por obra de los valientes e indómitos guanches  de  Tirajana. Los castellanos experimentaron cuantiosas pérdidas en muertos y heridos; al mismo tiempo que revestía circunstancias trágicas la difícil retirada. Pedro Hernández Cabrón después de haber depredado en Tirahana con sus tropas de mercenarios inicia la marcha hacía la costa donde estaban fondeados los navíos. Como los canarios vieron ir a los cristianos al puerto, comenzaron también ellos a ir en su seguimiento; ya media cuesta, que es áspera y alta, dieron en los cristianos con grande ímpetu y gritería, que parecía hundirse la tierra, y los desbarataron, y mataron veinte y seis cristianos y hirieron más de ciento.

1479 Diciembre (s.d). Toledo (f. 33). Provisión, a petición de fray Andrea de Añis, nuncio y comisario apostólico de la santa indulgencia y conversión de Canarias, para que tanto él como Pedro de Setién, tesorero general de dichas indulgencias, y sus colaboradores puedan predicar por todo el reino la bula de Sixto IV, también valedera para los reinos de Portugal y Navarra, y de la que fue primer nuncio fray Andrea de Bolaño, ya difunto. Dicha petición está motivada por las maniobras de ciertas personas que pretextando la anulación de la bula pretenden utilizar la limosna para otros fines y por la comprometida situación de las tropas enviadas desde Sevilla, en número superior a los tres mil quinientos hombres, para la conquista de Gran Canaria, en la que han fundado la Villa de Las Palmas, El Rey. Camañas. Reg: Diego Sánchez. . (E.Aznar; 1981)
1480. Entre otras cosas que el gobernador Pedro de Vera hizo, luego que envió preso a Juan Rejón, fue mandar aprestar dos navíos, diciendo quería ir hacer guerra a Tenerife, a los guanches, y hacer una entrada; y mandó a percebir doscientos canarios de los que andaban en el real, haciéndoles grandes promesas y ruegos, con intento de desembarazarse de ellos, enviándolos a Castilla, por la poca confianza que de ellos tenía y por entender que, teniéndolos consigo, no se podía hacer ningún ardid contra los canarios, que ellos no fuesen avisados de éstos.
1480 Febrero (s.d.) (s.i.) (F. 175). Iguala y composición de la capitulación que los doctores de Talavera, Villalón y Lillo, del Consejo, firmaron en nombre de los reyes con Alonso Quintanilla, contador mayor de cuentas del Consejo, y Pedro Fernández, capitán de la mar, sobre la armada que éstos preparan para Gran Canaria. El acuerdo mantiene los términos del memorial ya existente, fechado en Toledo el 24 de febrero de 1480, salvo en los 100.000 maravedís consignados para que un mercader llevase ropa y otras cosas menudas; estos términos son: 200.000 maravedís de trigo y cebada, 250.000 maravedís del flete de los navios de Pedro Fernández Cabrón y de otros que se han de mandar, 36.000 maravedís para el capitán Pedro de Vera, 48.000 maravedís como sueldo de los veinte caballeros, 120.000 como sueldo de los cien vasallos de monte y 20.000 maravedís de los gastos hechos por Juan Rejón; estas sumas más las que irán apareciendo antes de la partida hacen 900.000 maravedís, de los que Alonso de Quintanilla pone 300.000 y Pedro Fernández 600.000, ofreciéndose a Pedro de Vera participar con la mitad de la parte correspondiente a Pedro Fernández, debiendo proveer los beneficiarios las gentes y navíos necesarios en un plazo de 10 años. Se concede que durante l0 años ni el Almirante ni sus lugartenientes lleven derecho alguno sobre las pesquerías y presas hechas en Gran Canaria, renunciando los reyes a los quintos sobre cueros, sebo, esclavos y armazón y sobre las presas hechas en las islas de infieles, salvo en la Mina de Oro, y comprometiéndose a impedir que Diego de Herrera haga presas en Gran Canaria y que concierte paces en Tenerife y La Palma. [falta el final] (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 3. Toledo (f. 155). Orden al Almirante mayor de la mar, al guarda mayor de la saca del pan de la ciudad de Jerez de la Frontera y sus lugartenientes, y al concejo y vecinos de Jerez de la Frontera, así como a los del Puerto de Santa María y demás villas de señorío del arzobispado de Sevilla y del obispado de Cádiz, para que permitan al alcaide Pedro de Vera, venticuatro de Jerez, o a quien su poder tuviere, sacar doscientos cahices de trigo y doscientos de cebada para la gente que va o está ya en la conquista de Gran Canaria y otros treinta cahices de trigo y veinte de cebada para una fortaleza [el nombre está en blanco], bajo juramento de emplearlos para tal fin. Se ordena que dicha saca tenga prioridad sobre cualquier otra ya acordada. El Rey y la Reina. A vila. Acordada y señalada: Villalón y Li//o. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 2). Orden al concejo y vecinos de Sevilla para que levanten en la ciudad y su término cien ballesteros de monte que han de unirse a la gente que Pedro de Vera, gobernador y capitán de Gran Canaria, llevará a la conquista de dicha isla; dichos ballesteros han de presentarse con sus ballestas y almacén, y para su alimentación se concede que tengan parte en las presas que allí se hagan. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 154). Orden a los concejos y vecinos de las ciudades de Sevilla y Jerez de la Frontera y de la Villa de Lebrija, así como al resto de villas y lugares de Andalucia, para que dejen sacar libres de todo derecho el bizcocho y demas cosas necesarias para el aprovisionamiento de la gente que está ya en la conquista de Gran Canaria y de la que ahora va al mando de Pedro de Vera, capitán y gobernador de dicha conquista. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 174). Poder a Pedro de Vera, gobernador y capitán de las islas de Canaria para repartir, a las personas que viven o quieren ir a vivir a Gran Canaria, los ejidos, dehesas y heredamientos de dicha isla, según lo que por sus méritos o estado hubieren menester, y para nombrar los oficios necesarios, ya sean anuales o vitalicios-. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Vil/alón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 175). Orden a don Alonso Enríquez, Almirante mayor de la mar, y a sus lugartenientes para que no perciban derechos sobre el pan enviado a Gran Canaria ni sobre los esclavos que desde allí se traen, mientras que dure la conquista, ya que dicha conquista pertenece a la Corona. (E.Aznar; 1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 2). Orden al concejo de la ciudad de Sevilla, para que rec1ute en su término 100 ballesteros de monte, que deben unirse al gobernador Pedro de Vera que marcha a la conquista de Gran Canaria. El Rey y la Reina. Camañas. Señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Febrero 4. Una real cédula promulgada en la metrópoli por los Reyes Católicos en la ciudad de Toledo, ordena a Pedro de Vera, genocida y gobernador impuesto de Tamaránt (Gran Canaria) que “proceda al repartimiento de todos los exidos (campos de labor) y dehesas y heredamientos de a dicha ysla entre los caballeros e escuderos e marineros e otras personas que en dicha isla están”. Este repartimiento empezaría tres años antes de concluir la conquista de la isla, que finalizó el 29 de abril de 1483.

Toledo (f. II). Merced a Pedro de Vera de la gobernación y capitanía, así por tierra como por mar, de la isla de Gran Canaria, cuya conquista junto a la de Tenerife pertenece al rey, y de la alcaidía de la fortaleza de la villa del Real de Las Palmas, recibiendo así mismo el cargo de corregidor, con autoridad para poder disponer de los distintos oficios. Por esta carta se ordena a Pedro de La Algaba, alcaide de la fortaleza, que entregue ésta al nuevo gobernador se otorga poder cumplido Pedro de Vera para que resuelva las diferencias entre los capitanes de la conquista. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Villalon y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Abril 13. Toledo (f. 147). Comisión y poder cumplido a Diego de Merlo, asistente de Sevilla, y al cronista Alonso de Palencia, ambos del Consejo Real, y a Pedro de Cervantes, diputado provincial de la Hermandad, y Juan de Lugo, vecinos de Sevilla, para que entiedan en todo lo concerniente a la conquista de Gran Canaria y puedan enviar navíos, gentes y mantenimientos a dicha conquista, con respaldo real. El Rey y la Reina. Álvarez de Toledo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)
1481. el  invasor, capitán-gobernador colonial, Pedro de  Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una  segunda operación de esclavización y despojo contra el Valle de Tirajana.  Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por  vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la  retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres de los invasores.
1480 Abri1 13. Toledo (f. 177). Comisión a Diego de Merlo, asistente de la ciudad de Sevilla, y al cronista Alonso de Palencia, ambos del Consejo Real, ya Pedro de Vera, capitán y gobernador de Gran Canaria, para que averiguen los gastos habidos por Juan de Lugo, vecino de Sevilla, y su compañía en el envío de dos naves y gentes de a pie y de a caballo para la conquista de Gran Canaria, y que según la capitulación firmada por éstos con Diego de Merlo y Alonso de Palencia, representantes de los reyes, se les pagarían después de conquistada la isla o antes de acabar tal conquista si con otra gente se hacía repartimiento. Ordenándose a dichos comisionados que entreguen a Juan de Lugo copia del montante de dichos gastos para que le sirva, junto con la carta de pago y la presente carta real, para cobrar de las rentas de la isla y de los quintos que en ella tiene el rey las cantidades debidas, y mandando al tesorero de las bulas de conquista que
asiente el traslado de esta carta en los libros y devuelva el original a Juan de Lugo. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Diciembre 12. La Corona de Castilla envía otra armada para reforzar las tropas de invasión en la isla Tamaránt (Gran Canaria)  se partió el capitán Miguel de Moxica con los doscientos vizcaínos, los más ballesteros, despacharon los Reyes Católicos con toda diligencia al asistente de Sevilla Diego de Merlo, que de la gente que tenía Hernán Darias Saavedra, mariscal y provincial de la Santa Hermandad de la Andalucía, proveyese luego dos compañías de jinetes y una de ballesteros, de las cuales vinieron por capitanes Esteban de Junqueras, hidalgo valiente, con ciento y cincuenta ballesteros, y el capitán Pedro de Santiesteban con treinta jinetes, y el capitán Cristóbal de Medina, con veinte y cinco jinetes. Los cuales se embarcaron en San Lúcar de Barrameda, en cinco navíos.

1481. Por si lo había olvidado, el Católico recordó a Pedro de Vera el deber de continuar la guerra, conquistando Chinech (Tenerife) y Benahuare (La Palma). En albalá dirigida al provisor de Villafranca, la reina expuso los planes para 1481: “los concejos de las behetrías de mis regnos”, darían todos los galeotes e marineros que son obligados a me servir, cada e quando fisiere o mandase faser armada”. Remitido un tercio para transportar la primera cosecha de “omicianos”, los restantes quedarían en reserva, con destino a la armada “gruesa”, que se proyectaba para abril. Recién terminados los movimientos de Galicia, contra el Obispo de Santiago, abundaban caballeros inculpados, a causa de la guerra. El 17 de enero de 1481, Isabel les invitó a servir “por su persona” y a su costa, “con la gente” y durante el tiempo que acordasen con el Justicia Mayor, nunca inferior a seis meses: “sepades que después que yo mandé conquistar la Isla de la Gran Canaria, e por la gracia de nuestro señor se ganó e los infieles della se convirtieron a nuestra santa fe católica”, Pedro de Vera y “mis gentes e capitanes, que están en la dicha costa”, emprendieron la conquista de  Chinech (Tenerife y Benahuare (La Palma)”, igualmente "en poder de ynfieles". Imposible “reducir... las dichas islas, sin que aya de yr e vaya más gente”, para que los naturales fuesen “convertidos” o “lançados” de la tierra, apelaba a los “omicianos”, por ser sus vasallos reacios al servicio en las armas y caro el soldado profesional. Cumplido el tiempo asentado, certificado de Pedro de Vera y Michel de Monxica, les haría libres de culpa y de acudir a la guerra, por los días de su vida. (L. Al. Toledo)
1481. Reconociendo Pedro de Vera que la fuerza toda de los canarios estaba en la parte del poniente de Canaria, á la de Gáldar, y que allá no se podía ir sin grave peligro por un risco atajado en el camino de montes y asperezas de más de cinco leguas, fue de acuerdo que de aquella parte estuviese un fuerte para que de él se les corriese la tierra, y por todas partes se les combatiese. Asistían los más en las cuevas enriscadas de Tirajana, tierra agrísima, en Tirma, Tazarte, Ancite que es un inexpugnable peñón, y Arjoda, con innumerables asperezas. Mandó Pedro de Vera embarcar lo necesario, y rodeando la Isla halló por puerto capaz al de qaete; cerca de la playa halló una buena y grande casa capaz que era fama ser fábrica y habitación de los mallorquines que estas Islas frecuentaban antes de la venida de Juan de Bethencourt por el año de 1360 en adelante, como dijimos en el Libro Primero. Esta llamaban los canarios Roma, es cuadrada, de á 25 pasos la cuadra, por de fuera tiene muchos paredones y casillas llenas de huesos de gentiles; es toda de piedra sola, regularmente puertas de piedras que parecen de una sola, tal es su igualdad y ajuste sin mezcla de barro ni tierra, de grueso de dos varas ó siete palmos muy largos; de ella al mar se sigue un paredón con saeteras á modo de muralla, la puerta angosta á la parte del sur; en ella se fabricó el fuerte subiéndola de tapias y maderos y tablas de palmas, y en dos meses se acabó; puso en ella Pedro de Vera veinte hombres y por Alcaide al capitán Alonso  de Lugo; y dejándole la orden más conveniente dio la vuelta al Real de Las Palmas. (Tomás Marín de Cubas [1694] 1993)
1481. Dos años después de la victoria guanche en Tirajana  en otoño,  el capitán-gobernador, Pedro de Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una segunda operación de castigo esclavización y  despojo contra el Valle de Tirajana.
 Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por  vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la  retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres.  Ansite, una gran fortaleza natural ubicada en Tirajana. Allí los canarios se habían hecho inexpugnables. Pedro de Vera trajo a la isla  a todos los hombres disponibles y reos convictos desde las islas ya dominadas, Titoreygatra (Lanzarote),  Erbania (Fuerteventura) y la Gomera, para lanzar una gran ofensiva. Avanzó con  todo este ejército hasta el pie de esta fortaleza. Seiscientos hombres  guanches y más de mil mujeres y niños intentaron resistir. El converso y traidor Fernando  Guanarteme (Thenesor Semidán) intentó convencerles de que se rindieran y sólo recibió frases de desprecio e insultos y llamándole Guayedra por traidor, pero persistiendo en el empeño logró convencerles prometiéndoles buen trato por parte de los mercenarios de Pedro de Vera. La mayoría se entregó, excepto  Bentehuy, el hijo del Guanarteme de Telde le dijo al traidor de su a su tío y  anterior rey Fernando Guanarteme, enviado por los conquistadores  españoles para pactar la rendición de los canarios asediados en  Ansite: Déjanos morir con honra… Canarias existe: mírala en píe sobre  estos roques”.Y este glorioso Guanarteme y el Faycan de Telde,  se dirigieron hacia un  gran precipicio “y, gritando al cielo ¡¡Atis-tirma!!, abrazados se dejaron caer y desriscaron, sin poderlos estorbar que no muriesen.” Lo  mismo hicieron otras dos mujeres, en otro risco, que hasta hoy se dice  el Risco de las Mujeres”.
1481. El Papa Sixto IV incluye los capítulos del Tratado de paz de Alcáçovas sobre Canarias, Fez y la costa del continente africano en su bula Aeterní regís, de Roma, a 21 de junio de 1481, con lo cual corrobora el Tratado entre Castilla y Portugal.
1481 Noviembre 30. Muere en combate el gran Doramas frente a los invasores españoles, Marín de Cubas nos dejo una acertada descripción del suceso. “Bien sentidos los españoles de las burlas pesadas de los canarios y sus  atrevimientos, intentando Pedro de Vera el castigo, por acuerdo de todos, salió día de San Andrés, miércoles, dejando bastante guarnición en el Real, con 50 lanzas de á caballo y 200 peones, en busca del enemigo camino de la sierra hacia el valle de Tenoya ó Tenoja antes de Arucas; llevaban los caballos entre sí apartados, cogido mucho campo.
Capitaneábalos el general Pedro de Vera, llevaba el pendón blanco de dos puntas con Castilla y León en señal de paz, como siempre lo traía el Alférez Jáimez, dispuestos primero todos como cristianos y hecha exhortación de hacer cada uno el deber á ley de bueno; habiendo caminado una legua se veían algunos canarios armados que se iban juntando, y medía legua adelante se vieron muchos en los riscos emparedados ó metidos en corrales de piedra á modo de fortaleza, esperando llegasen á ellos; hicimos alto y de improviso venían el valle arriba muchos canarios armados de montantes de palo, muy presurosos á los caballos; era ésta la cuadrilla del afamado Doramas que venían del mar donde se habían bañado hasta que la nueva de nuestra llegada les hizo venir; disparándoles primero los ballesteros algunos tiros y otros de fuego, más no dando lugar á más fuerza alancearlos, que se les hizo mucho daño; pelearon algunos con gran reputación, tanto de los cristianos como de los gentiles, y lo más célebre fue el estrago que hizo Doramas; meneaba en rueda con una mano su espada, que no había á entrarle hombre alguno; otros tiraban un dardillo que pasaba á un hombre armado y á un caballo, y de afuera los tiros de fuego les hacían daño, y decía Doramas: "Llegad á mí seis, doce y veinte y no tiréis de afuera", y siempre estuvo gritando y diciendo oprobios de "perros fementidos, traidores", en su lengua; hacía muchos movimientos con el cuerpo, ya retirado, ya descubierto, empleando sus golpes á su salvo.
Viendo Pedro de Vera que se señalaba en mayores estragos, le conoció y se fue á él; porque el primero que lo acometió fue Juan de Rores, que picando recio el caballo se entró tanto que quebrándole Doramas la lanza, también le quebró la cabeza del revés; siguióle Pedro López, soldado de á pie, y también le llevó la espada de la mano, desbaratando otros de á caballo; entraron otros dos, con Pedro de Vera, á rodearlo como á toro; el primero sobre el costado izquierdo, que tal no juzgó Doramas, fue Diego de Hoces, cordobés, que le hirió sobre la espalda derecha y llevó de retorno un revés que le quebró la pierna izquierda; entró luego Pedro de Vera dándole segunda lanzada por el pecho y luego le dieron un balazo en un brazo; al primero dijo Doramas: "No te irás alabando"; á Pedro de Vera: "No eres tú quien me ha muerto sino este traidor por detrás"; y por último, "que no tirasen de afuera como perros traidores, que á todos bebería la sangre"; y luego comenzó atontado, desangrándose, á pedir agua, con las ansias de la muerte; juzgaron que quería bautizarse y fue para beber; trájola uno de á caballo casi 80 pasos de allí en un sombrero alemanisco lleno de agua; echáronla en un casco de hierro, bebióla y salía clara por las heridas, y luego murió. Fue cortada la cabeza y traída delante por un canario cautivo en una asta gruesa de sus camaradas, que se dejaron prender por no desampararle; los otros canarios fueron de huída al verle ya herido; picaba el sol, eran las diez del día; deshiciéronse los paredones y descansando algún poco dio Pedro de Vera la vuelta al Real. Estuvo muchos días en la Plaza de San Antón la cabeza para escarmiento de atrevidos; la espada de palo que él jugaba con una mano como si fuera una caña no podía un español á dos manos bien menearla; la fuerza que tenía dio admiración á todos; no era muy alto de cuerpo, mas era grueso, ancho de espaldas, gran cabeza, el rostro redondo, las narices pequeñas y muy anchas las ventanas, la edad mediana, bien repartido de miembros.” (Tomás Marín de Cubas [1694] 1993)
1483. Un de las batallas más cruentas de llevada a cabo durante la invasión de Tamaránt (Gran Canaria) por los castellanos fue la de Ajodar, en el transcurso de la misma, su pudo haber cambiado el curso de la historia colonial de nuestra nación, de no haberse interpuesto el converso Thenesor Semidan, totalmente entregado a la causa de los invasores, quien con su intervención evitó el total aniquilamiento del ejército mercenario invasor. La economía castellano-aragonesa no hubiese podido soportar los costos de otra armada, (la invasión y conquista de las islas de Benahuare(La Palma) y Chinech (Tenerife) fueron concedidas a mercenarios y empresarios privados a cambio de los despojo del botín consistente en  eslavos, ganados y tierras) por lo cual posiblemente los proyectos de ocupación de la isla hubiesen sido postergados, dando tiempo a la reorganización de los canarios los cuales ya conocían las técnicas de guerra de los invasores y además podían disponer de las armas  modernas arrebatadas a los mismos.
1483 Enero. En los inicios del mes, partió el sanguinario conquistador, general Pedro de Vera con lo más lucido de sus tropas, pasando por Arucas y la costa de Lairaga, asentándose en Gáldar mientras esperaba a su cuerpo auxiliar de gomeros comandados por Herrera que partían desde Agaete.
Es aquí donde averigua Vera el punto exacto donde se encuentra el último baluarte de resistencia, donde los defensores siguen fuertes al mando de Bentejuí, acompañados del faicán de Telde y de la princesa Arminda, que además era muy respetada por los canarios, por ser la heredera de Guayasen. El sitio, en concreto, es el Bentaiga, un roque que destaca por una altura de sesenta metros sobre el sitio más alto de la montaña de Tejeda, de magníficos acantilados de basalto, que la hacían inexpugnable.
En la base, donde descansa el roque, se encontraban cuevas grandes que demostraban lo importante de este asentamiento indígena. Unos estrechos peldaños, hechos por la mano del hombre, permitían peligrosamente acceder hasta la plataforma, donde se celebraban ceremonias de culto por el rito de la Iglesia del Pueblo Guanche, y en aquel momento, donde también hacía las veces de lugar de encuentro para debatir la defensa de la patria.
En la cima se encontraban los guerreros y valientes, que luchaban con su vida, para no someterse a los bárbaros invasores. Luchar por la libertad, por la patria, contra las vejaciones, el expolio y la esclavitud.
1483 Abril 29. Los últimos canarios que resisten a las tropas de la Corona de Castilla se rinden en la fortaleza natural de Ansite ante la imposibilidad de seguir luchando por la independencia de Tamaránt (Gran Canaria). Ante la rendición en masa de los pocos guerreros que aún mantenían la lucha, Bentejuí, último guanarteme de la Isla, y el faycán de Telde, se suicidan arrojándose al vacío desde las alturas de Ansite. Otros muchos optaron por el suicidio antes de caer vivos en manos de las tropas mercenarias castellanas. Con este triste pero heroico capítulo culminó la ocupación y conquista de la Isla de Tamaránt (Gran Canaria) tras cinco años de guerra continúa desigual y heroica defensa por parte de los canarios.

Los invasores castellanos dan por  hecho, la ocupación de la isla de Tamaránt aunque esta no fue efectiva hasta que la Princesa Arminda (conocida por los invasores como Almendrabella)  fue entregada de manera previamente pactada con los invasores en un pre-acuerdo, tal como recoge el historiador don Tomás Marín de Cubas:“[...] Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora, única heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor Guanache Semidán, tío del Guadartheme y otros Gaires y Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho insistió Pedro de Vera que viniese luego, más llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más esforzados y que asistiese con Guadartheme y se fuesen a vivir a Gáldar.” (Marín de Cubas, [1.694] 1.993:165)

1476 Abril 29. Martes a las diez de la mañana diose fin aquí á la invasión y conquista por parte de los españoles de la isla Tamaránt.

 Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de  Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora, única heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor Guanache Semidán tío de Guadartheme y de otros Gaires y Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho instó Pedro de Vera que viniese luego, mas llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más esforzados y que asistiesen con Guadartheme y se fuesen á vivir á Gáldar.

1483. En el verano hubo un levantamiento parcial de los guanches, quienes ajusticiaron a algunos frailes,  los que arrojaron por el  risco del Lentiscal; probablemente a los dos dominicos que acompañaban a Pedro de Vera: Fray Pedro de las Cañas y Fray Juan de Lebrija, encubridores de los desmanes del capitán invasor.

1485. Desde que las islas se conquistaron, la esclavitud fue una de las instituciones que más se arraigaron en las costumbres, adquiriendo esclavos ya por medio de presas en el vecino Continente, ya por compras a los buques negreros que iban con ese objeto a Guinea, o por repartos al rendirse cada una de las islas. Estas adquisiciones se trasmitían luego por los medios que reconoce el derecho y se enumeraban en los testamentos, en- tre el ganado que formaba parte de la herencia.

El obispo don Juan de Frías legaba en 1485 a la fábrica de su Catedral tres esclavos que tenía, cuyos nombres consigna en su donación, “E así mesmo el dicho Sr. Obispo dijo, que por cuanto tenía siervos e esclavos e esclavas entre los cuales tenía tres… e otro que compró al provisor Diego Sánchez, que los daba… a la fabrica de la dicha Iglesia Catedral de Canaria”.

Año 1487: Las continuas tropelías, exacciones y vida licenciosa llevada por el joven y pervertido criollo Fernán Peraza, que las quejas llegaron al trono de Castilla, mandado a llamar a la Corte por la Reina Isabel y, oídos los cargos que pesaban sobre el libertino por la venta como esclavos a doscientos de sus súbditos gomeros, con la connivencia de unos patrones de Naos de San Lucar de Barrameda, la Reina, como era habitual en ella arrimó la braza para su sardina, y castigó al disoluto Fernán Peraza a casarse con la envenenadora y ninfomana Beatriz de Bobadilla, quien era dama del afecto del Rey Fernando. ”Matando así dos pájaros de un tiro”.

1487 Enero 20. En Real Cédula expedida en Salamanca, decían los reyes de la metrópoli: «Por cuanto Nos mandamos conquistar la isla de Gran Canaria, que los infieles enemigos de nuestra santa fe católica tenían ocupada, e después que la hubimos para Nuestro Señorío por la gracia de Dios, por nuestro mandado la dicha isla fue poblada de gentes de nuestros Reinos e la encorporamos e habernos por encorporada con nuestro patrimonio e Corona Real. E por cuanto por los vecinos e moradores de la dicha isla nos fue suplicado e pedido por merced que le diésemos nuestra carta, en que les asegurásemos e le prometiésemos, que agora ni en tiempo alguno ni por alguna manera la dicha isla no será enajenada ni apartada de nuestra Corona Real; Nos, por hacer bien e merced a los dichos vecinos e moradores e pobladores de la dicha isla, e porque de aquí en adelante mejor se puede e sea más noblecida, por la presente seguramos e prometemos e damos nuestra fee e palabra Real, como Reyes e Señores, por Nos e por los Reyes nuestros subcesores, que después de Nos vernán, que agora ni en tiempo alguno no enajenaremos ni enajenarán, ni apartaremos ni apartarán la dicha isla, ni cibdades, ni villas, ni lugares de ella ni de parte della con término de Señorío poblado o despoblado excepto la por Nos mandado dar al Obispo que es o fuere de la dicha isla e si lo ficiéramos Nos o cualquiera de Nos o los Reyes que después de Nos fueren queremos sea de ningún valor ni efectoe que para siempre jamás se guarde esta merced»

1488. Tras la rebelión de los Gomeros de 1488 Pedro Aguachiche fue expulsado junto a doscientos gomeros más a la isla Tamaránt (Gran Canaria). El invasor y genocida al servicio de Castilla Pedro de Vera Mandó apresar a todos, y ordenó ahorcar a los hombres, y vender a las mujeres y los niños como esclavos. Aguachiche fue subido en la horca, y por el peso que ya soportaba ésta por los otros que se encontraban allí, calló al suelo. Pedro de Vera ordenó entonces que lo ahogaran al día siguiente, y así lo tiraron con las manos y los pies atados. Cuenta la crónica de Marín de Cubas que, antes de la llegada del barco a puerto, ya se encontraba allí Aguachiche sano y salvo. Pedro de Vera ordenó que fuera ahogado de nuevo al día siguiente, y nuevamente Aguachiche consiguió liberarse, alegando nuevamente de manera astuta que se había librado gracias a la "intervención" de Santa Catalina. A partir de aquí Aguachiche pasó al servicio de Alonso Fernández de Lugo, y participó en la conquista de La Palma y Tenerife.

1488 Julio 23. Recluta en Galicia de algunos “Ilustres” soldados para la conquista y  “civilización” de las islas de  Benahuare (La Palma) y Chinet (Tenerife):
<<Doña Ysabel, Por La Graçia De Dios Reyna De Castilla E De Leon, De Aragon...,Sepades Que Después Que Yo Mandé Conquistar La Isla De La Gran Canaria, E Por La Graçia De Señor Se Ganó E Los Infieles Dellas Se Convirtieron A Nuestra Santa Fee Catolica, Yo, Entendiendo Ser Cumplidero E Serviçio De Dios E Mio E En Acreçentamiento De Nuestra Santa Fee Católica, He Mandado Conquistar Las Islas De Tenerife E La Palma, Que Están En Poder De Los Infieles, E Para Ello E Enviado Mis Gentes E Capitanes Que Están En La Dicha Conquista; E Porque Las Dichas Yslas Non Se Pueden Ansy Enteramente Acabar De Ganar E Reducir Los Infieles Dellas A Nuestra Santa Fee Sin Que Pueda Ir E Vaya Más Gente Para La Dicha Conquista; E Acatando Cuanto Nuestro Señor Diós Sería Servido Que Los Dichos Infieles Sean Convertidos A La Dicha Nuestra Santa Fee O Sean Lançados De Las Dichas Islas;....E Por Cuanto Yo Soy Informada Que En El Eryno De Galicia Ay Alguna Personas Que Han Fecho E Cometido Algunos Delictos De Diversas Calidades E Salteamiento De Iglesias E Monasterios E Otros Excesos Que Se Ha Fecho, Por Lo Cual Han Caydo E Incurrido En Diveras Penas Çeviles E Creminales...Por La Presente De Mi Propio Mutuo E Çierta Ciencia E Poderío Real Absoluto,...Podades Acordar E Acordades Co Ellos, E Cada Uno De Ellos, Que Vayan A Servir Por Sus Personas A Las Dichas Yslas, E Con Cuanta Hayan De Yr, E A Su Costa, Al Dicho Serviçio A La Dicha Conquista De Las Dichas Islas, Por El Tiempo E Tiempos Que A Vos Bien Visto Fuere, Con Tanto Que Non Puedan Ser Menos De Seys Meses, Contados Desde El Dia Que Se Presentaren Ante Pedro De Vera, Mi Gobernador E Capitán De Las Dichas Yslas, E Ante Michel De Moxica, Mi Receptor En Ellas, Fasta Ser Conplido Dicho Tiempo; E Prometer E Segurar En Mi Nonbre Que Las Tales Personas Que Asy Sirvieren En Las Dichas Islas(Borrón) Staren El Dicho Tiempo, A Su Costa Como Dicho Es, ...Sean E Serán Por Mi Perdonados De Todos E Cualesquier Crímenes E Excesos E Delictos E Robos E Fuerças E Muertes De Ome E Salteamientos De Caminos E Quebrantamientos De Iglesias E Monasterios E Otros Cualesquier Delictos,... Dada En La Çibdad De Murcia, A XXIII Dias De Jullio, Año Mill E Quatroçientos E Ochenta E Ocho Años.- Yo El Rey E Yo La Reyna.=>>
1490. Decidida por Maldonado y Saavedra la empresa de la invasión de Chinech (Tenerife) y madurado el proyecto, se acordó convocar las tropas reclutadas en Canaria y Fuerteventura y embarcarlas en el puerto de las Isletas, para caer con ellas por sorpresa sobre las desiertas costas de Añazu (Santa Cruz).

Así se verificó en la primavera de aquel año y, como la travesía era de pocas horas, se hallaron los buques fondeados en aquella rada antes que los guanches pudieran advertir su presencia. Sin embargo, aquella soledad no se prolongó largo tiempo, pues los guanches estaban siempre alerta sabiendo, tal vez, que la isla vecina había pasado ya el poder de sus enemigos. El mencey de Anaga, rey de aquel distrito, al ver los buques reunió al momento un buen número de guerreros, gente dispuesta y ágil, y apostándose con ellos en la cuesta esperó en una buena posición el ataque de los invasores. El inexperto e impaciente Maldonado, después de desembarcar sin dificultad sus tropas, compuestas de 150 soldados entre castellanos y canarios, sin esperar a Saavedra que con las milicias de Fuerteventura se hallaba todavía a bordo, se alejó de la playa y principió a trepar la cuesta de Ufru (Ofra), llena entonces de matorrales y difíciles pasos, esperando con esta precipitación llegar al llano antes que pudieran oponerse los guanches; pero éstos, saliendo de su emboscada en el sitio más peligroso y 1anzando sus piedras y dardos en medio de sus acostumbrados gritos, detuvieron la marcha del gobernador, quien, a pesar de la sorpresa, pudo sostener el choque y esperar a Saavedra que oportunamente vino a socorrerlo.

Con este auxilio, y aunque en sitio tan desventajoso, pudo prolongarse la lucha y dar lu-
gar a que los jefes acordasen una prudente retirada que se verificó en buen orden y con lentitud, llevándose sus heridos y embarcándose todos sin dilación, no siendo hostilizados por los guanches, satisfechos con haber obtenido aquella fácil victoria, la cual sería conocida como la batalla de Ufru (Ofra).

Los invasores, dejando cien hombres muertos en la cuesta y un número considerable de heridos, regresaron a Canaria avergonzados de su derrota y dispuestos a no repetir tan inútiles y costosas aventuras.


1490 Febrero 20. Ecija (f. 144). Sobrecarta a Diego López de Raro, gobernador del Reino de Galicia, y a las justicias, especialmente las de dicho reino, para que guarden a Alonso Rodríguez, vecino de Santiago, el perdón concedido por la Reina, en carta a don Fernando de Acuña, gobernador que fue de dicho reino, a favor de los homicidas del Reino de Galicia que sirvieron a su costa seis meses en la conquista de Gran Canaria, de lo que tiene carta de servicio de Pedro de Vera, gobernador de dicha isla. El Rey y la Reina. Parra. Johannes. Alonso. Antonius. (E. Aznar; 1981)

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