miércoles, 31 de julio de 2013

IMÁGENES PARA EL RECUERDO: RECORDAR ES REVIVIR-15







Lugar de culto guanche:

En este bosque de Agua García  nuestros ancestros tuvieron un lugar de culto a nuestras Deidades, como sabemos la espiritualidad de nuestros antepasados giraba en torno a la Diosa Madre Chaxiraxi y la Naturaleza, por ello estos espacios cultuales generalmente se encuentran situados en lugares recónditos, muchos de ellos en los claros de los bosques. Hoy en día en el bosque de Agua García, entre Tacoronte y El  Sauzal, en el lugar conocido como Las Crucitas o Bailadero de Las Brujas, existe un claro  cuyo centro está ocupado por un antiquísimo aceviño, árbol sagrado guanche, el círculo está formado por pinos visiblemente más antiguos que los Insignes, los cuales fueron replantados en los años cuarenta del pasado siglo por un ingeniero de montes el  español Ortuño, y curiosamente, respetaron  los primitivos pinos canariensis que conforman dicho círculo, este hecho en si no tendría nada de particular si no fuera por dos detalles significativos; el primero es que, al replantar los pinos insignes respetaron el gran círculo que forma la guaracha o bailadero; ocupando el centro del círculo está un aceviño en el cual hay dos cruces colocadas de manera desordenadas y que suelen estar “boca a bajo”, en el suelo están otras dos fijadas a unos soportes y que, como las del árbol están descuidadas durante todo el año hasta la llegada del primero de mayo, en esta fecha alguien limpia el entorno pinta de blanco las peanas de las cruces y el círculo de piedras que rodean al árbol,  colocan debidamente las cruces y las adorna con flores, así como el entorno. Hasta aquí todo normal si quienes se toman tantas molestias año tras años en adornar el entorno pretendiesen rendir culto a las cruces. El ya mencionado investigador Javier García Miranda y quien estas líneas escribe, hemos intentado hallar una explicación a tan peculiar manera de mantener y cuidar el bailadero de Las Crucitas o de La Brujas, iniciamos una visita a dicho lugar un tres de mayo, si bien encontramos el entorno limpio y adornado de flores no había quien supiera darnos una explicación razonable sobre tal hecho, pero Javier más tenaz que yo, volvió al año siguiente y recogió de unos ancianos la siguiente información: “...Venimos aquí porque éste lugar trae buena suerte, desde siempre nuestros padres y abuelos lo han hecho. Dicen que aquí quiso morir un “hombre santo” hace muchos años y dejo encargada a su familia, que hoy viven en La Esperanza, que cuidaran de este lugar. Antes, se dice que venían a bailar aquí las brujas, pero ahora ya no hay.


 Ante la pregunta ¿Por qué se decía que era un santo? Responde la informante “lo que se dice santo; en realidad no lo era (en el sentido del santoral católico) pero, según le oía hablar a los viejos era una persona que hacía el bien y curaba a las gentes”.

“Pasamos  la víspera la noche aquí rezando, pero la del propio día de la cruz no, porque entonces vienen los curanderos a hacer sus cosas y la gente no puede estar.”.

Otro informante Braulio de la Paz, natural de Ravelo, nos cuenta: “Donde hoy están las crucitas, decía mi abuela que antes estaba el bailadero de las brujas (Maguadas, sacerdotisas guanches). 

Yo recuerdo ver, al anochecer del día de la cruz, a los viejos bailando como locos; Antes se enramaba la entrada de la cueva La Labrada, que decían que era una cueva santa”.  




En las imágenes, con el Etnólogo y Musicólogo Javier García Miranda y el investigador Emiliano Bethencourt (Este ya en el Seno de Magek), un tres de mayo de 1998.





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