viernes, 12 de julio de 2013

CAPITULO XIII-V



FEMÉRIDES DE  LA NACIÓN CANARIA



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVI


DECADA 1581-1590


CAPITULO XIII-V

Eduardo Pedro García Rodríguez


1584.
El trato carnal de Niculoso de Ponte con Catalina Jordana aparece probado en el proceso contra Bartolomé de Ponte y Jordana por querer pasar a las Indias en 1584, no obstante su calidad de descendiente de conversos. En ese año declaró Bartolomé que era hijo de Niculoso de Ponte y Catalina. Jordana y nieto de Pedro de Ponte y Catalina de las Cuevas,

Declaró, asimismo, que Ana de Vergara "fué mujer del padre de este declarante",

A primera vista tal afirmación podría interpretarse como que ya era viudo Nicu1oso de Ana de Vergara al contreer matrimonio con Catalina Jordana; pero si nos atenemos a que Niculoso falleció en 1570 con anterioridad a su legitima esposa, Ana de Vergara, ya que Bartolomé de Ponte tenia veintiséis años de edad en 1584, hemos de llegar a la conclusión de que nació en 1558 y que, por tanto, su padre tenia que ser soltero en 1561, al contraer matrimonio con Su prima, sobre este bastardo de Ponte nada dicen los genealogistas canarios, (A, H, N,: Inquisici6n, leg, 152-5,)

1584. Nace en Eguerew (La Laguna) el capitán, Diego de Arevalo y Arce, criollo  hijo del Licenciado Juan de Arévalo y Arce. Diego casó en 1619, contra la voluntad de su padre, porque estaba y se casó «en presipitasión y hallándose a punto de muerte». Diego casó, sin embargo, con María de Vargas, hija del médico sevillano Pedro López de Vargas. Diego falleció meses más tarde, en 1619. Dejaba preñada a su esposa, que dio luz a un hijo, «Canuiii» puse en el bautizo el nombre y el apellido del padre. El suegro y abuelo se negó a reconocer los derechos de la viuda y del recién nacido, alegando «la dicha enfermedad, a la qual se le mandaba que no se juntase con su mujer, y a ella lo mismo, por todos los medicos desta ciudad», de modo que el póstumo no podía ser nieto suyo. Siguió a esta oposición un largo pleito en la Real Audiencia de Winiwuada (Las Palmas), que terminó en favor del nieto. María de Vargas otorgó testamento en abril de 1621 y se trasladó con su hijo a Sevilla, donde vivía en 1644, casada por segunda vez.
1584. Nace en Mazo Benahuare (La Palma) el criollo Pedro Henríquez Almeida. Militar, marino y constructor naval. Ocupó diversos cargos en la administración colonial española en América, concretamente en Puerto Rico, donde destacó como responsable de la estrategia defensiva de sus costas, desempeñando en la ciudad y puerto de San Juan los oficios de almirante y de cabo general de flota además del de contador-juez oficial real del lugar. En La Española aparece como capitán de forasteros de la ciudad de Santo Domingo. En 1640 el rey español Felipe IV le encarga la construcción de seis galeones, de 550 toneladas cada uno, con destino al servicio real, lo que viene a probar su pericia en el arte de fabricar naos.
1584.
Las obras del muelle de Santa Cruz de la Palma fueron iniciadas por el Ingeniero cremonés al servicio de la metrópoli Leonardo Turriano, y era el único que merecía este nombre en el archipiélago, existiendo con anterioridad un desembarcadero, pues se cita éste en una sesión del Cabildo de 14 de Noviembre de 1561.

1584.
En septiembre, los propietarios del heredamiento del Ingenio azucarero de San Juan de Güímar en la isla Chinet (Tenerife), con la excepción de Luís Horosco, venden cada uno su parte al capitán Juan de Vega Albarnas (portugués, vecino de Santiago en Cabo Verde). Las deudas y el poco rendimiento del negocio propician la retirada de los Alarcón de la hacienda de Güímar. En la escritura de venta se detalla la propiedad especificando las tierras dadas a censo perpetuo y los arrendamientos a tiempo parcial Arguenta declara que tiene 13 tributarios en censo enfitéutico y otros tributos temporales que Juan de Vega asume. Las casas donde moran Arguenta y Hernando tienen que alquilárselas a Juan de Vega durante el tiempo que siguen viviendo en San Juan de Güímar.

Los linderos del heredamiento estaban fijados así: de una parte la casa-convento de Ntra. Sra. de Candelaria y el pueblo de Candelaria, por otra parte el Lomo de Agache, por arriba tierras de Arafo y la cumbre de Güímar, por abajo la costa de la mar.

Detallan asimismo un inventario del ingenio, diciéndonos que tenía un molino de cañas, una casa grande de purgar, una casa de prensa con tres prensas y una casa de calderas con cuatro peroles de cobre grandes.

Otros elementos de la propiedad eran las tierras de cañas y frutales, bodegas, un molino de pan, un término de ganado en Agache, dos tanques grandes de argamasa y cantería donde recogen el agua del Río, una casa de palomar, casas de moradas y cuevas de esclavos. Argenta poseía ella sola y también vende en ese momento, unas tierras en Chimaje, unas casas sobradadas en Candelaria y el mesón que estaba junto al convento de Candelaria. Por otro lado Francisco y Martín poseían cada uno, un octavo del. heredamiento. Esta parte, un cuarto, estaba indivisa porque Martín se encontraba fuera de la isla viviendo entre Ayamonte, Lanzarote y frecuentes viajes a Indias, siendo administrada su parte por Francisco de Alarcón.

Algunas de esas tierras, cuevas y casas habían sido previamente entregadas a diferentes arrendatarios. Estos contratos y tributos también fueron respetados y asumidos por Juan de Vega.

En la venta permaneció fuera la parte de Luís Horosco y Leonor de la Peña, un octavo, que serán los únicos sucesores de Pedro de Alarcón que seguirán en el ingenio de Güímar durante ese período. En ambos casos, Juan de Vega se hizo cargo de las deudas pendientes con diversos acreedores: Pedro de Soria, Diego Suárez, Bernardino J ustiniano y don Fadrique de Vargas. Juan de Vega nombró a Francisco González mayordomo de la hacienda y continuó su negocio de tráfico de esclavos de África a América, lo que era su principal actividad. De hecho, se concertó con Hernando de Alarcón para que la parte que le había de pagar por la venta del ingenio la invirtiera en el negocio esclavista. También Juan de Vega apoderó a su yerno Juan de Espíndola Escorcio, para que controlara las rentas de la propiedad.

El heredamiento, en esos momentos va renovando los cultivos, potenciando la plantación de viñas, que ya habían iniciado los Alarcón.

Unas veces los tributarios penen problemas, pero progresivamente se va conformando el agrupamiento vecinal en torno al “Tanque de abaxo”», lugar del emplazamiento pocos años después de la ermita de San Pedro del Tanque.

A partir de 1590, Juan de Vega o sus apoderados, van devolviendo la propiedad de forma escalonada, suponemos que no cumplió con los censos y una parte vuelve a los Vargas en compensación de los tributos debidos y otra parte, que corresponde al propio
patrimonio que compró Pedro de Alarcón, vuelve a Arguenta y a los herederos de Hernando de Alarcón, que progresivamente irán vendiendo, apareciendo nuevos arrendadores y administradores.

Luís Horosco se va encargar de administrar la parte suya, la de Arguenta y la de los Vargas hasta su muerte, a principios de 1597.

Al mismo tiempo, Fadrique de Vargas Manrique, vendió su tributo y los censos debidos a Juan de Fresneda, Tesorero de la Santa Cruzada. De la transacción se encargó el mercader Luís Galván y el acuerdo se hizo ante el escribano de Madrid, Gabrie1 de Rozas en diciembre de 1596, por 112.000 mrs. de moneda de Castillal. En el acuerdo había una cláusula por la cual Juan de Fresneda estaba obligado a presentar fianzas de 6000 ducados. Para ello presenta a Francisco Fiesco, Pedro Afonso Mazuelos y a Lázaro Hernández, los cuales son aceptados por Juan de Alzola que era el comisionado por don Fadrique en el asunto.

Un hijo de Juan de Fresneda, Pedro, casó al poco tiempo con la hija de Luís Horosco, Juana Luisa Cervellón, asentándose en el valle y tomando parte activa en la vida municipal en las décadas siguientes. Otro personaje que en ese año se integra en la zona es Alonso de Fonseca, cuñado de Hernando de Alarcón. Es el administrador de los bienes de sus sobrinos en un principio y luego, comprándoles, terminará instalándose en el valle y en 1602, figura como alcalde del 1ugar.

El resto, que eran los bienes que pertenecieron a Francisco de Alarcón, fue adquirido por García Fernández de Valcárcel. Este propietario va a tener una gran importancia al favorecer y estimular el poblamiento de la zona del Tanque donando los terrenos necesarios para la construcción de la ermita. Reconoce los anteriores tributarios y medianeros de Juan de Vega y establece nuevos censos de parcelas con viña, una casa pajiza y un almud de tierra para nuevos colonos, entre los que hay varios hijos de antiguos propietarios, una nueva generación que va tomando el relevo.

1584 Enero 23.
Se presentaron en el puerto de El Hierro una nao francesa con un pataje y una zabra de la misma nacionalidad con propósito de apoderarse de las embarcaciones allí surtas. Eran éstas un navío de la isla de Tenerife, que estaba cargando pastel, propiedad de Diego López, y dos barcas herreñas del vecino de Valverde Baltasar Hernández Lemos. Los navíos, que procedían de Ruan y con tripulación luterana, trataron el 23 de enero de acometer a las embarcaciones canarias; para ello las acometieron por la fuerza, y aunque desde tierra se hizo una defensa encarnizada, llegando a morir en la refriega uno de los vecinos, no pudieron impedir que los piratas cargasen con las barcas y el navío, con los que se situaron en las afueras del puerto.

Envalentonados los franceses se acercaron de nuevo al surgidero con propósito de desembarcar para robar la tierra; mas las milicias y el paisanaje armado, que ya habían tenido tiempo de concentrarse en la playa, se lo impidieron repetidas veces hasta que los piratas desistieron de su empeño.

Entonces, viendo los vecinos que los franceses hacían señas para rescatar, y temerosos de su ruina si llegaban a saquear las casas y bodegas, acordaron que fuese como mensajero a entrevistarse con ellos Miguel de Molinos. Este acudió confiado a la llamada, se ofreció como rehén, y solicitó de los piratas que enviasen uno de sus jefes a tierra como garantía de sus buenos propósitos; pero los bandidos, desleales, acordaron retenerlo para más asegurar el rescate, colocándolo en la proa de uno de los navíos con arcabuces enfilados para que lo viesen desde tierra los vecinos.

Los piratas, seguros, ya del rescate, se avinieron a tratar de él con Diego López, y concertándolo en seis pipas de vino, que al final elevaron a ocho, devolvieron las embarcaciones y el mensajero cautivo internándose seguidamente en el Océano. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1584 Marzo 18.
El rey español Felipe II, accediendo a las demandas del Cabildo de La Palma por boca de su mensajero Benito Cortés Estopiñán, decidió enviar a dicha isla un nuevo ingeniero militar, y escogió para tal comisión al italiano Leonardo Torriani, a quien dio instrucciones para el caso por Real cédula de 18 de marzo de 1584. Leonardo Torriani se trasladó con dicho cometido a las Canarias en el indicado año, y arribó a La Palma a fines del mes de agosto, donde residió por espacio de cerca, de dos años dirigiendo la construcción del muelle de Santa Cruz de La Palma y planeando la edificación de una nueva fortaleza en La Caldereta. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1584 Marzo 23. Una nao francesa se presenta en el puerto de La Estaca, en Esero (El Hierro), con ánimo de apresar a cuantos navíos se encontraran allí fondeados. Los franceses apresaron un bajel tinerfeño y dos pequeños navíos bimbaches (herreños). Todos fueron liberados a cambio de ocho pipas de vino.

1584 Abril 25.
Se tuvo aviso en la isla de Tenerife, procedente de la Gran Canaria, de que en Francia se estaba disponiendo una poderosa escuadra para atacar a las Islas Afortunadas; mas tal pronóstico dejó de cumplirse y en ese año no ocurrió ningún otro suceso particular en el Archipiélago. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)
1584 Mayo 1. Las mercedes de Conde y Marqués de Lanzarote son otorgadas, según Reales Decretos de 9 de septiembre de 1567 y de 1 de mayo de 1584, respectivamente, a Agustín de Herrera y Rojas, Señor de Lanzarote y Fuerteventura, por Felipe II. Según Viera y Clavijo, Agustín de Herrera "estaba adornado de méritos personales que le hacían digno de mandar todas las Canarias y no era incapaz de conquistarlas de nuevo".
Era hijo de  Pedro Fernández de Saavedra y  Constanza de Sarmiento. Casó en primeras nupcias con  Inés Benítez de las Cuevas, hija de  Pedro Ponte, de quien no tuvo descendencia. Con la lanzaroteña Bernardina de Cabrera tuvo dos hijas ilegítimas, llamadas Juana y Constanza de Herrera, casada esta última con  Gonzalo Argote de Molina. En 1588 contrajo matrimonio en Madrid con  Mariana Henríquez Manrique de la Vega, de quien tuvo un hijo que detentó su mismo nombre y le sucedería en el señorío. De su actividad político-militar podemos destacar: sus constantes entradas en Berbería a la caza de esclavos y cuanto de algún valor pudiera robar y su mando en Madeira como Capitán General de esa Isla.  Agustín de Herrera y Rojas se presenta como una de las figuras coloniales más sobresalientes en la historia de las islas denominadas señoriales. Su muerte tiene lugar en Teguise, Titoreygatra (Lanzarote) en 1598. El título Marqués de Lanzarote se expidió, mediante carta de sucesión, el 24 de febrero de 1967 en favor de D. Luís Benítez de Lugo y Massieu, hijo de D. Luís Benítez de Lugo y Ascanio (Marqués de la Florida) y Dña. Rosario Massieu y Fernández del Campo (Marquesa de Arucas), recientemente fallecida. 

1584 Mayo 28.
El criollo Luís de Aguirre nació en Eguerew (La Laguna). Tomó el hábito de San Agustín en 1548 y fue martirizado y quemado en el pueblo de Guecija por los moriscos, en la noche de Navidad de 1568. En el siglo pasado se trató de beatificarlo. Fueron sus padres Juan Pérez de Aguirre, regidor de Tenerife y doña Elvira de los Ríos. Luís de Aguirre trabajaba, cuando le sorprendió la muerte, en una obra titulada Excelencias Teológicas, cuyo paradero se ignora.

1584 Junio 8.
144.- Proceso de execución del Lcdo. Borrera contra los bienes de Juan Alonso.
Año: 1584. Escribano: Rodrigo Sánchez del Campo

En la noble ciudad de San Cristóbal, que es en la isla de T., en 8- VI -1584 con el Capitán Lázaro Moreno de León, Gobernador e Justicia mayor de la isla de Tenerife e de la de la Palma, por el Rey nuestro señor, por presencia de mí Rodrigo Sanches del Campo, escr. públ., uno de los del número de ella por el Rey, nuestro señor, pareció presente el Lcdo. Borrera, abogado e vo de esta isla, e presentó una escritura de tributo y otros recaudos e por ella pidió mandamiento de execución por contía de catorce doblas e tres reales e juró serle debidos. (Datas de Tenerife, libro V de datas originales)

1584 Agosto. Llega a la Isla Chinet (Tenerife) un navío en que viajaba el nuevo gobernador impuesto por la metrópoli a la isla Juan Núñez de la Fuente. En compañía de este venía el Ingeniero cremonés al servicio de la metrópoli Leonardo Torriani, en escala  hacía la Isla Benahuare (La Palma) donde debía hacer un estudio de las defensas de aquella isla. Posiblemente desde esta estancia en Chinet, Torriani comenzó a recopilar datos en torno a los principales núcleos de asentamiento de europeos en nuestra islas, especialmente de sus defensas tal como dejo recogido en su obra,  los cuales reproducimos a continuación:

De la ciudad de San, Cristóbal  de la isla de Tenerife



Esta ciudad, edificada después de la conquista, es la mayor y la más habitada de todas las demás de estas islas. Además de las mil casas que contiene, cada una de ellas tiene a su lado gran espacio de huerta, llena con naranjeros y otros árboles hermosísimos. Está situada en una amplia y espaciosa meseta encima de las montañas, las cuales, al prolongarse en dirección de la punta de Naga por espacio de dos millas y media, le forma alrededor un hermosísimo y agradable anfiteatro. Por hallarse en lo alto, en dirección norte, tiene mucha niebla, con lluvias y grandísimas intemperies, por los vientos septentrionales que la azotan y la enfrían continuamente; y por esta razón las fachadas de las casas que miran hacia norte son muy húmedas, y la mitad de las calles que están descubiertas en aquella dirección, llenas de yerbas, por la humedad que las hace .brotar durante todo el año.

Las casas son bajas y tétricas; pero desde lejos, mirando desde la altura de alguna montaña vecina, toda la ciudad tiene buen aspecto, por ser las calles rectas, las casas llenas de árboles, y agradable la laguna. Aquí residen la justicia y el concejo, los hidalgos ricos y mercaderes de España, de Francia, de Flandes, de Inglaterra y de Portugal; entre éstos y los isleños, hay gente muy rica.

La ciudad tiene de  largo mil quinientos pasos, y de ancho mil setecientos, y un circuito de cinco millas y seiscientos. La laguna se forma por la reunión de1as aguas de los montes circunvecinos, se llena por medio de un riachuelo que viene desde el norte, y se desagua por otro que corre en dirección del levante. Tiene poco fondo, y durante el verano a menudo se seca completamente. Es muy útil para el ganado que pasta en su alrededor, en número infinito. Para los que tiran el arcabuz es un verdadero deleite, por la diversidad de los pájaros y animales que viven en ella; tanto más, que está muy cerca de las casas., de modo que resulta útil y agradable, sin cansar y exigir mucho camino.

La ciudad está abierta por todas partes y no tiene ninguna clase de murallas para poderla proteger contra los enemigos, ni se ha pensado alguna vez en fortificarla.

Efectivamente, todas las fuerzas y defensas de estas islas deben estar sobre el mar; porque por otra parte el enemigo, o no puede desembarcar sino en los puertos fortificados que tienen guardia, o, si desembarca en otros puntos, no puede emprender marcha ni hacia esta ciudad, ni a los demás lugares y poblaciones. Además, por ser la ciudad tan grande y desordenada, costaría demasiado su fortificación, por más que sea débil y de poco bulto; de modo que no tratamos más de este particular.

Del puerto de Santa Cruz de la isla de Tenerife



Este Puerto, que antiguamente se llamaba Añazo, es  famoso no sólo por la conquista que hicieron 1os cristianos, que desembarcaron en la Caleta de los Negros, sino también por el comercio y las mercancías  de tantos navíos que vienen aquí desde regiones muy lejanas para cargar las frutas que se producen en la parte que va desde La Orotava en dirección del levante. También es importante para la seguridad de la ciudad y de los demás lugares circunvecinos, por depender de él toda su defensa.

La villa consta de doscientas casas, habitadas por pescadores y marineros. Su fortaleza es la mayor y la mejor acomodada de todas las demás de estas islas; pero no sirve de defensa contra los navíos de los enemigos que entran en el puerto para robar, por estar situada en un punto desde donde no puede cubrir bien la entrada. Tampoco alcanza con su artillería los dos desembarcaderos principales donde los enemigos podrían saltar en tierra, tanto para saquear esta villa como para coger la fortaleza, caso de no hallarse en ella buena guardia, o también para emprender marcha contra la ciudad, caso de hallarse en número bastante para poderlo hacer.

Por esta razón, algunos ingenieros, teniendo en consideración la gran importancia que tiene la defensa de el parecer de rodear la villa con cinco baluartes, o de atrincherar  toda la playa. La primera fortificación hubiese sido demasiado costosa y de poca ayuda, porque no habría gente para defenderla; la segunda era de poco gasto y de poco efecto, por no haber lugar apropiado donde colocar algunas piezas de artillería seguras, para defender el Puerto de Caballos, la Caleta de los Negros y el Paso Alto, que son los lugares más importantes para un desembarco Por tanto, me parece que en el Puerto de Caballos se levante un pequeño bastión que, con dos culebrinas y dos falconetes, defienda hasta más allá de la Caleta de los Negros, hacia la villa; y otro igual en Paso Alto, que guarde con igual artillería el embarcadero que está debajo y el poso entre éste
y la montaña, por donde puede pasar el enemigo (caso de poder desembarcar más allá, hacia Naga), así como la mitad de la playa, en dirección de la villa, como se ve en los dos dibujos que siguen.

El castillo de la villa está mal situado, tanto para la gente que debe defenderlo como para las municiones y artillerías, y demasiado al interior, de modo que no cubre la playa. Por esta razón es preciso que se le dé una forma mejor y que se le aumente en dirección del mar, cogiendo dentro aquel lugar de la lengua de piedra que resulta tan cómoda, que, por quedarse fuera, flanquea la playa que tiene a su lado, y debajo de sí asegurará mejor los navíos que están en el puerto. También se necesita hacer un foso por la parte de la tierra, puesto que se puede hacer, sin que se necesite mucho gasto. Las casas de las municiones y de los soldados y del castellano, en el nuevo reparto, quedan más desembarazadas y mejor ordenadas que las primeras; y la cisterna está dispuesta en un patio hacia el norte, mientras que al presente está en una habitación cubierta, en la parte del sur, donde; por no estar el agua purificada por los rayos del sol, es de un color muy desagradable y en pocos días se corrompe.

Con esta fortificación se asegura la villa y la ciudad, porque en otro lugar no se puede desembarcar y emprender marcha, sino en uno de los tres puntos de esta playa; y
si ella puede oponer resistencia, no es cosa juiciosa dejarla detrás para dirigirse hacia la ciudad, siendo así que el enemigo, sin ella, no puede apoderarse del puerto; y también
porque, a mitad del camino, tendría que pasar por un paso estrecho, alto y naturalmente fuerte, que se llama el paso de La Cuesta, donde con algunas trincheras y cuatro falconetes de campo .(de que se dispone en la ciudad para este efecto) se podrá resistir eficazmente.

De la Villa de Garachico

Esta villa es de 400 casas, situada sobre una pendiente suave de la montaña, hacia el norte, habitada por gente noble y rica, porque su región, que llega a Los Realejos, es de tanta fertilidad y belleza cuanto es posible en sitio cualquiera, llano o montuoso. En su parte superior tiene bosques hermosísimos y aguas corrientes, y en los extremos, campos feracísimos de viñas, azúcares y trigo. Debajo está el mar, cerca de una milla y media, cuyo provecho es digno de consideración, tanto por las pesquerías como por la carga de los navíos. Hay en esta villa una playa a manera de media luna, que forma puerto. Y, siendo así que, con su comodidad, los enemigos podrían aprovecharse para desembarcar secretamente y saquear y quemar la villa, estaría bien, para la seguridad de los navíos y del embarcadero, que se hiciese en un alto que está al lado, un pequeño cas-
tillo en que puedan caber cuatro culebrinas.

Aunque esta villa y puerto de mar no tenga más de 400 casas, es la más rica y de mayor comercio de todos los lugares y ciudades de estas islas, porque todos los productos que se sacan desde Realejos hacia poniente se cargan aquí, en este puerto. Tiene pocas alturas y está debajo de altísimas montañas; pero en dirección del mar es muy fuete, porque está rodeada por piedras quemadas de los antiguos volcanes (que aquí llaman malpaís), que impiden el desembarco hasta la primera playa hacia Levante, en donde, aunque el enemigo pueda saltar en tierra con bonanza, la entrada es tan estrecha, que sólo cuatro hombres bastan para defenderla.


La entrada del puerto es estrecha; y dicho puerto está de tal modo azotado por el viento del norte, que los navíos que se hallaran entonces en el puerto, cuando reina dicho viento, se pierden todos inevitablemente. Esto se podría remediar, con poner a la entrada dos muelles, como se ve en el dibujo; y, como no son grandes, en poco tiempo se podrían terminar. Tampoco requerirían mucho gasto y, en cambio, serían de mucho provecho para la protección del puerto, porque en aquel punto, por el lado de la villa, se le podría añadir un pequeño castillo

Sin embargo, como estas gentes no gustan ni de comodidad, ni de seguridad, ni de hacer cosas útiles para los demás, me fundo en los muelles ni en poner la fortaleza donde me-
jor convendría. Solamente creo que a la actual, que está hecha a manera de casa cuadrada, sin torres ni baluartes y estrecha, se le deben aumentar las cortinas rojas, la una en dirección del puerto, por donde el enemigo tiene que pasar si viene para desembarcar, y la otra en dirección del peñasco, para alejar las naves grandes, que no estén allí al ancla.

Y, aunque ésta no sea verdaderamente una fortificación, sino un lugar cómodo y apropiado para la artillería, que sería suficiente (porque desde el interior de la tierra ninguna fortaleza puede cubrirse contra los lugares que la dominan), también se pueden añadir a la dicha fortaleza vieja las dos cortinas de fuera y los cuatro baluartes pequeños que se han visto en el dibujo (opinión del gobernador), que serán solamente adorno de la villa y guarda de las artillerías; pero, como éstas quedarán más altas que la plaza de la fortaleza, no serán de tanto efecto como siendo bajas, sobre las cortinas rojas, que debajo forman parapeto, porque dentro son tan bajas como la plaza.

El principal sitio que domina la villa es San Pedro de Daute; desde donde se descubre y se alcanza el interior de las casas y de la fortaleza. Su acceso es fácil para el enemigo, si desembarca en una de las tres caletas hacia poniente; y, de paso, puede saquear la villa de Buenavista, que tiene 200 casas, Los Silos, con otras tantas, y Daute, que es una grande finca de un hidalgo catalán, en que se halla un ingenio, es decir el edificio en el cual se hace el azúcar. Por .consiguiente, este lugar merece mayor consideración que los
demás, según en el siguiente capítulo se dirá.

De San Pedro de Daute, en Garachico.



Sobre esta altura se halla la iglesia de. San Pedro de frailes dominicos, y algunas casas de pescadores. Está todo lleno de precipicios que caen sobre el puerto y sobre el mar, de modo que es de mucha incomodidad para quienes viven allí, e imposible rodearlo con algunas defensas para seguridad de Garachico, que se halla debajo. Y, a pesar de estar encima y dominando la villa, su mismo lugar está, a su vez, dominado por la montaña, donde se indica con la letra F; por cuya razón soy de parecer que sobre este sitio F se edifique una pequeña fuerza, que con algunas artillerías de campo guarde el sitio de San Pedro, de manera que el enemigo no pueda alojarse en él ni colocar artillería. Con ello se conseguirían dos resultados, es decir, que se defendería este lugar sin ninguna fortificación, y se quitaría su importancia como posición dominante de la villa.

No hay que tener en cuenta la posibilidad de que el enemigo, con terraplenar la iglesia o alguna casa, se pueda proteger contra el fuego de la fuerza de la montaña, o de que suba más arriba que éste último, para demolerlo, porque ésta es tan alta, que descubre todo cuanto haya abajo y el camino por el cual se sube a ella es muy estrecho y difícil, que sólo cuatro hombres bastan para defenderlo de modo que no pensamos como cosa posible el que el enemigo tome la montaña, porque, si esto ocurriese, se puede bajar a la villa y saquearla por otras partes, sin tomar la fuerza alta.

eduradobenchomo@gmail.com

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