sábado, 27 de julio de 2013

CAPITULO XIII-XXI




FEMÉRIDES DE  LA NACIÓN CANARIA


UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVII


DECADA 1581-1590


CAPITULO XIII-XXI




Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen

1590. Desembarcan en Erbania (Fuerteventura) 40 soldados ingleses con la intención de saquear la Villa de Bethancuria, siendo rechazados. En ese mismo año, un corsario inglés apresa una carabela portuguesa frente a las costas de Titoreygatra (Lanzarote). El Marques de la isla se ve obligado a pagar rescate para liberar a la tripulación.

1590.
La isla de Fuerteventura fue escenario de una operación militar de gran envergadura, siendo sargento mayor de ella Jerónimo de Aguilera Valdivia. Los ingleses desembarcaron en la isla poniendo en tierra una pequeña columna de 40 mosquetes ros con bandera, tambor y pífano, con propósito de saquear la capital, cometiendo todo género de desmanes.

Puesto Aguilera al frente de sus hombres les salió al encuentro, combatiéndose por ambas partes, a distancia, con la arcabucería, hasta que enarbolando el alférez mayor el estandarte y dada por Aguilera la orden de ataque, lograron arrastrar a los invasores hasta la costa, obligándolos a reembarcar .Es digno de hacer resaltar cómo en esta ocasión de guerra contrastó el espíritu animoso y osado de Aguilera con la indolencia, rayana en cobardía, del hermano del señor de la isla, don Fernando de Saavedra.

En el mismo año ocurría en aguas de Lanzarote otro suceso de distinta índole. Había zarpado del puerto de Arrecife una carabela que conducía a Sancho de Berrera Ayala y a Francisco Amado, que iban a vender a la isla de la Madera buena porción de trigo que llevaban embarcado.

Apenas se habían separado de las costas de la isla cuando se les cruzó en el camino un poderoso navío británico, que no se avino a otras razones que a conducirlos al puerto de Naos para tratar de rescate. Puestos de acuerdo en la compensación, el inglés recibió “quatro botas de vino, ciertas vacas, una docena de carneros, pan fresco y otras cosas de legumbre”, pudiendo así recuperar Amado y Herrera la libertad y la carabela.

Sucesos como el presente se repetían en el Archipiélago en el período que historiamos con extraordinaria frecuencia, y tanto las cartas de don Luís de la Cueva y Benavides como las de don Tomás de Cangas (con particularidad las de este último) aluden a una serie ininterrumpida de piraterías y actos vandálicos. (A.Rumeu de Armas, t.II. 2ª pte. 1991)

1590.  Naufraga y se pierde en las costas de la isla de Chinech (Tenerife) la nave Santa Ana de Buenaventura, en viaje hacía las Indias españolas.

1590. En este año, se pierden en Chinech (Tenerife) dos goletas de aviso, las cuales iban en comisión para América.

1590. Llega al Puerto de Arrecife, en Titoreygatra (Lanzarote) el ingeniero cremonés  Leonardo Torriani, el cual estaba al servicio de la corona castellana, quien llevó a cabo el actual sistema defensivo del Castillo de San Gabriel, que comprende el amurallamiento almenado, barbacana principal, nueva distribución interior, y los Puentes de Las Bolas.

El Puerto de Arrecife en particular y los de Canarias en general, sufrieron grandes males por parte de mercaderes piratas, estafadores y por la poca organización de La Corona castellana hacia ellos.

1590. El campesinado en la colonia de Canarias constituía el grupo mayoritario de la sociedad canaria del Antiguo Régimen. Al margen de un pequeño número de enclaves portuarios que sostenían el comercio exterior de las islas y de las capitales y de los pueblos principales, donde radicaba un numeroso servicio doméstico y algunas actividades artesanas, el resto de los pueblos de Canarias son zonas rurales, donde la actividad casi exclusiva de sus habitantes es la agricultura.

La colonización aportó un grupo importante de colonos campesinos libres que acudían atraídos por la posibilidad de obtener datas de tierras en el reparto. Ahora bien, si la sociedad de comienzos del siglo XVI en las islas de realengo estaba caracterizada por la abundancia de pequeños y medianos propietarios, la composición social del campesinado tendió a degradarse entre los siglos XVI y XVII.

Junto al deterioro de las condiciones económicas del campesinado propietario surgido de la invasión y colonización hay que señalar que las islas conocieron además una intensa inmigración de colonos trabajadores sin tierras, que se empleaban como arrendataríos o simples jornaleros. En tal sentido, la llegada de trabajadores portugueses a las islas durante el siglo XVI parece ser un fenómeno muy importante, llegando a constituir un sector mayoritario de la población en algunas áreas como en la isla de Benahuare (La Palma) o en la comarca de Daute en Chinech (Tenerife) donde el mayor terrateniente era precisamente de origen portugués. Estos inmigrantes portugueses que acuden a la colonia acuciados por la dureza del régimen señorial en el alto Portugal, supusieron un aporte significativo en la implantación del cultivo azucarero y tuvieron gran importancia en algunas actividades económicas como el transporte de mercancías, hasta el punto de que en el siglo XVI se generalizó el vocablo portugués «almocrebe» para designar el oficio de arriero.

En las islas denominadas de señorío la situación del campesinado resultaba muy precaria. Sometido al pago de fuertes rentas de quintos a los señores por la importación y exportación de frutos y los diezmos que debían pagar al clero de la secta católica, la tendencia del campesinado de las áreas feudales señoriales era la emigración hacia las islas denominadas de realengo. En la Gomera la presión económica de los señores feudales (además de los continuos apresamientos de sus habitantes para ser vendidos como esclavos en España) estuvo a punto de provocar el despoblamiento de la isla, hasta el punto de que en 1590 se hablaba de la necesidad de repoblarla con 200 nuevos colonos traídos de Portugal. Por su parte, las islas de Titoreygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura) tenían una escasa población dada la tendencia de los vecinos a huir de aquellos lugares a causa de la presión feudal señorial y de las frecuentes sequías que daban un carácter terrible a las crisis de subsistencia. La tendencia al despoblamiento de Titirygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura) en el siglo XVI era compensada por las frecuentes correrías de los señores en la costa del continente para capturar esclavos y traer siervos mazigios con que poblar sus islas.

El desarrollo del viñedo supuso una reorganización de las estructuras sociales en las islas; de un lado generó una tendencia hacia la explotación indirecta de la tierra, con la parcelación de parte de las grandes haciendas y la puesta en cultivo de tierras hasta entonces no explotadas, pero, por otra parte, la mayor demanda de trabajo que requiere el cultivo vitícola dio lugar a una intensificación del trabajo asalariado.

Aparentemente en el siglo XVII se aceleró la tendencia a la fragmentación de la propiedad campesina, de manera que en las áreas vitícolas comenzamos a apreciar la formación de un campesinado que sólo puede subsistir combinando sus ingresos como pequeño propietario y como jornalero. Es posible que esta tendencia a la fragmentación de la pequeña propiedad y el desarrollo del proletariado rural fueran las causas esenciales de la reducción en el tamaño de las unidades familiares que se aprecia en las islas entre los siglos XVI y XVII, pues la fragmentación de la pequeña propiedad, no sólo reducía las necesidades de fuerza de trabajo para la explotación de las tierras domésticas, sino que también forzaba la marcha de los hijos mayores, que tendrían que tomar el camino de la emigración, el trabajo a jornal o el servicio doméstico, situación que mantuvo hasta las últimas décadas del siglo XX.

1590
Este año el dominico Alonso de Espinosa, autor de un libro sobre la virgen de Candelaria, en la localidad de Icod en Chinech (Tenerife) se hizo pasar por comisario de la Inquisición  española en Canarias, motivo por el cual fue llamado a Tamarant (Gran Canaria) donde fue reprendido públicamente por el nefasto tribunal.

“Alonso de Espinosa dio a entender que trata especial comisión de “Canaria” para ello, en otra ocasión hizo publico que por la vía de Garachico había remitido las averiguaciones al Santo Oficio.

Véase como ejemplo la declaración de Diego Ochoa de Valdés: “.,. dixo que lo que sabe es que un fray Alonso de Espinosa. de la orden de Santo Domingo, avia cosa de dos meses, poco mas o menos. que fue a la caleta de Sant Marcos, do se hazen las fragatas, y estava este testigo que fue despues quel capitan Belasco vernia y el dicho fray Alonso le respondio que de Canaria y este testigo le pregunto por el dicho capitan Belasco y el dicho fray Alonso les respondio que lo avia visto en las casas de la Inquisigion, que le avia dicho que quando se avia de yr a Thenerife, porque dezian tenia detenida la barca, y que esto le avia dicho a el dicho capitan para ver lo que le respondia, porque bien sabia él que no podra venir tan presto, porque era cosa llana que los señores de la Inquisigion avian ya comunicado con él cosas muy secretas por donde no podia venir el dicho capitan tan presto y que este testigo le dixo que no dixese aquello, que parecia mal a personas de su habito dibulgarlo, y luego que anduvo mirando los navios. le convido este  testigo para que comiese con él, y estando en la mesa tornó a tratar el negogio, en que vino el dicho fray Alonso a dezir que no avia venido o, otra cosa de Canario, sino a hazer la averiguación del dicho capitan Belasco por el Santo Officio, y que le avia hecho muy bien la cama y que ,en una barca que avia partido de Garachico embiava los recaudas que ya habría doblado la punta, y que él que se iva a Candelaria,” (A.Rumeu de Armas, t.1. 2ª pte. 1991)

1590 Febrero 25.
Don Luís de la Cueva hizo su solemne entrada en La Laguna seguido de vistosa comitiva de caballeros y en medio de las salvas de la arcabucería. Los regidores, uniformados y con la mayor pompa, le recibieron a la entrada de la ciudad, acompañándole hasta las casas del Cabildo, donde fue espléndidamente obsequiado.

Días más tarde verificóse el alarde general, concentrándose en La Laguna todos los tercios de milicias con sus banderas y oficiales, que fueron revistados marcialmente por el capitán general.

El resto de su estancia lo empleó La Cueva en visitar las fortificaciones de la isla y en recorrer sus caletas y desembarcaderos, deteniéndose particularmente en la caleta de San Marcos de Icod para ínspeccionar la construcción de las seis fragatas acordadas.

Es probable, por no decir seguro, que desde Tenerife se trasladó don Luís de la Cueva a la isla de La Palma y a la de La Gomera, dando por finalizada la jornada militar de aquel año.

El viaje a Tenerife lo debió repetir meses más tarde, pues consta de manera íncontrovertible que el 26 de junio de 1590 moraba en Garachico, pues por esa fecha acudió a recibir a las monjas franciscanas del convento de Santa Clara, de La Laguna, que se dirigían a fundar el de San Diego de dicha villa. (A.Rumeu de Armas, t.2.1991)

1590 Marzo 2.
Antes de partir de Las Palmas con rumbo a Tenerife don Luís de la Cueva y Benavides delegó el mando militar en la isla de Gran Canaria, como lugarteniente suyo, en su propio hijo primogénito, “teniendo en consideración-dice el título a que vos don Alonso de la Cueva y Benavides, mi hijo, no aveis de faltar a la obligación con que nacistes al servicio de Su Magestad, poniendo el cuidado que para ello se requiere”. (A.Rumeu de Armas, t.2.1991)


1590 Marzo 4.
Don Luís de la Cueva y Benavides capitán general de Canarias desembarcó en Tenerife, saliendo a esperarle en la playa de Candelaria el corregidor don Tomás de Cangas, acompañado por los regidores Luís de San Martín,   y Gaspar de Soria, con quienes visitó el venerado santuario y de quienes recibió los primeros homenajes del Cabildo tinerfeño. (A.Rumeu de Armas, t.2.1991)

1590 Junio.
Mayor complicación supuso para la isla de Tenerife la cédula que por junio o julio de 1590 ganó el Cabildo de Gran Canaria, en uso de un justificado derecho y con razones indiscutibles, para que se hiciese repartimiento de soldados entre todas las islas, pues hasta ahora ella sola había venido soportando el incómodo peso de la casi totalidad de los 600 soldados. Tocaban a Tenerife en el reparto 200 infantes.

Ello produjo una reunión extraordinaria del Cabildo y la consiguiente alarma, exteriorizándose una vez más el criterio, desde el primer día divulgado, de ser el presidio "dañoso" para todos, "porque no tiene esta ysla necesidad de soldados, por tener mucha gente ordenada y preparada, que acude con presteza a la defensa".

Más impresión produjo el conocimiento del auto del presidente de la Real Audiencia, de agosto de 1590, conminando al Cabildo a pagar 850 ducados anuales para los gastos de alojamiento de la tropa, y exigiendo meses después, en diciembre de 1590, el depósito inmediato, en poder del pagador Gaspar de Ayala, de la cantidad proporcional "que monta. El alojamiento de los soldados que su Señoría truxo a. estas yslas, dende 19 dias del mes de julio del año de ochenta y nueve hasta fin de diciembre de 1590" .

Contra todas estas disposiciones acordó el Cabildo presentar recurso en la corte, por medio de su propio solicitador , mas sin dejar de hacer valer sus derechos cerca del capitán general. Quisieron los regidores apelar ante la Real Audiencia; mas La Cueva les advirtió que "no se podía apelar ante ningún Tribunal", viéndose entonces obligados tan sólo a presentar un escrito de súplica ante el gobernador.

Para más exacerbar los ánimos, decretó, sin autorización ni permiso del Cabildo, la saca de maderas de los bosques insulares, y ello, colmando ya la medida de la paciencia, provocó el envio a Madrid de un mensajero extraordinario para quejarse de las continuas extorsiones del capitán general, sin perjuicio' de que el "solicitador" en la corte las pusiese lo antes posible en conocimiento del Rey. Unianse además como razones de peso para provocar esta determinación los abusos y tropelías llevados acabo en Icod de los Vinos por el capitán Velasco, un miserable desalmado, a quien don Luís de la Cueva había encomendado la construcción de las celebérrimas fragatas en la playa de San Marcos.

El designado para defender los derechos de la isla, siguiendo la inmemorial costumbre, no fué otro que el personero general Francisco de Mesa, quien con tal motivo iba a ser otra víctima del furor de Velasco. Se hallaba presto a zarpar de la caleta de San Marcos, en agosto de 1590, un navío de Setúbal en el que embarcaría Mesa, cuando el capitán Velasco, que ya suponía que conducía el pliego de cargos contra su persona, decidió, para impedir la comisión, arrestar por la violencia al maestre y arrancar las velas al navío. El Cabildo puso en conocimiento de La Cueva el atropello, y nadie pudo impedir que Mesa arribase en otro navío sano y salvo a la Península para hacer valer ante el Rey los privilegios y derechos de la isla.

El resultado de las gestiones conjuntas del solicitador Rodríguez Suárez y del mensajero Francisco de Mesa, fueron dos importantes Reales cedulas de 31 de octubre y 21 de noviembre de 1590. Por la primera, enterado el Rey de que don Luís de la Cueva había aplicado el fondo de propios del Cabildo de Tenerife a los gastos del alojamiento de soldados y otras cosas contrarias a la costumbre, no queriendo escuchar las apelaciones de los regidores, prohibía terminantemente tales abusos, exigiendo al capitán general el respeto más absoluto para la facultad que tenían los regidores de :poder administrar y distribuir sus propios; por la segunda, enterado asimismo el Rey de las violencias cometidas contra un regidor mensajero ("que nos venía a dar noticia de los agravios, insolencias y extorsiones que los capitanes y gente de guerra que había en la dicha ysla hacían con los vecinos y naturales de ella") , ordenaba que don Luís de la Cueva no alterase la costumbre inmemorial que tenía la isla de nombrar sus mensajeros en la corte.

El capitán general iba perdiendo día a día posiciones en el Consejo de guerra, y cuando apenas llévaba año y medio en el ejercicio del mando, su gestión aparecía como ineficaz a todas luces y su persona excesivamente gastada.

Poco después de estas ocurrencias, en febrero de 1591, don Luís de la Cueva conminó al Cabildo al pago sin demora de los gastos de alojamiento, desde el 19 de julio de 1589 al 31 de diciembre de 1590, y aunque éste envió a parlamentar al regidor Luís Bernal de Ascanio, el capitán general ordenó el encarcelamiento de los regidores hasta tanto que
hiciesen efectiva la cantidad. Don Tomás de Cangas redujo a prisión a todos ellos, y sólo de esta manera, "vejados y oprimidos para redimir la prisión", pudo conseguir que éstos ordenasen la venta del trigo del Cabildo, por repartimiento entre los vecinos, para que no se produjese una baja en los precios, con la consiguiente ruina de todos.

El verano de ese año de 1591, durante una breve ausencia en La Palma del corregidor Tomás de Cangas, fué aprovechado por los regidores para extremar sus protestas, acordando enviar como mensajero a Alonso Cabrera de Rojas y como ayudante de mensajero al prior del Convento de Santo Domingo, fray Jerónimo de Paz, para que demandasen la derogación de los alojamientos, se quejasen una vez más de las violencias de La Cueva y su subordinado el corregidor Cangas y trabajasen sin descanso por que "S. M. se lleve a los soldados". (A. Rumeu de Armas, t.2.1991)
1590 Octubre 20.  Como familiar de ese sancto consejo de Ynquizision y selozo de las cosas tocantes a el y a su secrepto hago saber a buestra señoria como a ocho dias que fui a el pueblo de san juan a negosios mios y alli me dijo luis rodriguez hijo de sebastian rodriguez que es bezino de Garachico que abia pasado por aquel pueblo vn frai alonso de espinoza publicando que el capitan hernando velasco quedaba prezo en esa sancta Ynquiziçion y que el venia a hazer informasiones contra el dicho hernando velasco y preguntando a diego de valdes que rreside en este pueblo en la fabricasion de las fragatas si avia barca de canarias me dixo que no sabia mas de que vn fraile frai alonso de espinosa que es el contenido haziendose ofisial de vuestra señoria le dixo benia a entender en cosas contra el dicho capitan y porque me pareze a vzado de mucho atrevimiento si es ofisial de vuestra señoria en aver guardado mal el secrepto que vuestra señoria encarga a sus ofisiales y tenido en poco las sensuras de no lo aver hecho ansi yo como hombre themerozo de dios y vsando bien el ofisio que vuestra señoria me a encargado y por lo que la consiensia me dañe acudo a vuestra señoria para que con tiempo ponga el rremedio como siempre lo haze a quien deseo con animo de dios servir y asertar en todo cuya persona nuestro señor guarde y de la mayor dignidad que merese
  De thenerife 20 de octubre 1590 annos
  Bartholome de Carminatis.[Rúbrica] 
1590 Octubre 9. Córdoba. AS, RS, ACW, pc. IX-I490-X/5-6.
Juan Garrido, vecino de Córdoua Para que bueluan v nos dineros que dió por vn Canario.

Don Fernando e Doña y sabel etc. Al corregidor e alcalde de la cibdad de Córdoua e a los alcaldes de la villa de Agado ( ?) e a todos los regidores, asystentes qualesquier de todas las cibdades, villas e logares de los nuestros rreynos e señorío etc. salud e gracia. Sepades que Juan Garrido, vezino de la dicha cibdad de Córdoua, nos fizo rrelación... diziendo quel ovo comprado e compró de Jhoan Coronel, vecino desa dicha villa de Agado (?), vn esclauo Canario, su color blanco, de los de la Gomera, por precio e contía de syete milI mrs. El qual diz que se lo vendió por cabtiuo de buena guerra e selo obligó gelo de lo facere lo fazer çierto e sano, e que sy por nos le fuese mandado quitar al dicho Canario o dar por horro, que él se obligaua e obligó de darle e tornar los dichos syete mill mrs. que ansy por él le dió, desde el día que le fuese tomado fasta tres meses primeros syguientes, e que rrenunciaua e rrenunció su propio fuero e juridición e se lo metía al fuero e juridición de la dicha cibdad de Córdoua, segund que paresció por un testimonio de obligación que ante nos en el nuestro consejo presentó e nos suplicó e pidió por merced le mandásemos dar nuestra carta mandándole pagar los dichos syete mill mrs. que ansy por el dicho Canario le dio pues era ya dado por horro segund lo mostró por fe del obispo de Canaria que gelo tomó por virtud de nuestros podeeres, o
como la nuestra merced fuese. E nos tovímoslo por bien, por que vos mandamos que veades el dicho testimonio de obligación e s y fallardes que pasado el término en el con(tenido), le esecutedes en todo e por todo segund que en él se contiene, quánto e cómo con fuero e con derecho devades, e contra el thenor e forma dél non vayades nin pasades nin consyntades yr nin pasar. E los v nos nin los otros etc. Dada en Córdoua, a nueve días de otubre de xc años. Don Aluaro -Johannes doctor –Andrés doctor -Antonius doctor -Yo Al. del Mármol escr. etc. (D.J.Wölfel)

1590 Noviembre 30.
Francisco de Aizola Vergara, Regidor nombrado Alcaide de la fortaleza de Santa Cruz por ser Hijosdalgo y haberse visto sus papeles y concurrir en su persona las calidades que se requieren y que ha servido mucho tiempo de Capitán de Infantería, y que su padre Pedro de Vergara sirvió como tal Capitán y de Alcaide de la Fortaleza de esta isla. El Capitán General D. Luís de la Cueva Benavides, no aprobó el nombramiento y designó en su lugar al Regidor Tomás Grimón, quien en I59I solicitó del Cabildo se le diese el salario del año anterior, acordándose no se le diera por no haber sido nombrado por dicho Cabildo, por cuyo motivo tiene pendiente la resolución de un pleito.
1599.
Los nativos de estas islas fueron en ocasiones materia de cesión o venta, en especial en la Península Iberica. Los conquistadores llegaron a abonar parte de las deudas contraídas durante la preparación y gastos de la conquista con nativos, o más bien, como los que se habían rebelado o presentado batalla, que en Tenerife fueron mayoría, aunque bien es cierto que el conquistador Lugo, traicionando la palabra dada, hizo esclavos también entre los hombres de paz. Recuérdese que el conquistador Alonso de Lugo había pedido, para la conquista, préstamos al duque de Medina Sidonia (Enrique de Guzmán), a los mercaderes genoveses Viña y Palomar, al clérigo mallorquín Angelate, y al comerciante Guillermo de Blanco (comerciante de esclavos), e incluso llegó a empeñar a sus hijos Pedro y Fernando a Inés Peraza para "que le diese sobre ellos batimentos para la dicha conquista". Finalizada la conquista, el duque de Medina Sidonia reclamó la devolución del capital invertido y sus intereses, abonando Lugo con "dineros, esclavos y ganados". A Angelate y a Blanco les entregaría, según lo convenido, "de los esclavos e ganados que ay o se ovieren de los de la dicha conquista a cumplimiento de setenta esclavos e mil e quinientas cabezas de ganado"; a Mateo Viña, treinta y cinco esclavos; a Palomar, ochenta esclavos (Romeu de Armas "Alonso de Lugo en la corte de los Reyes Católicos"); a Suárez de quemada le entregó "catorce o quince esclavos" por haber acudido a Castilla "a concertar la venida de la gente del duque de Medina Sidonia"; al bachiller Soto, le agració con "seys esclavos"; a Diego Maldonado, "otros seys esclavos"; incluso un Mencey, que Viera y Clavijo opinaba era Bencomo, rey de Taoro, fue regalado al embajador de Venecia por el rey Fernando de Aragón. Por su parte la investigadora María Rosa Alonso postula que fue el de Daute.
Número de esclavos en Tenerife durante el s.XVI y XVII:
Si tomamos La Laguna como pieza de análisis de la mano de Marcos Martín y de Manuela Marrero, vemos que todo parece indicar que éstos (los esclavos) debieron de ser numerosos en esta época. La isla apuntaba cifras del 33,13% de la población, que M. Marrero cree procedían, en especial, de una creciente importación de extranjeros que fueron sustituyendo paulatinamente al esclavo indígena; La Laguna superaba el porcentaje antes señalado, y, como ejemplo, véase como en la parroquia La Concepción, entre 1548 y 1599, de las 222 partidas de bautismo registradas, 137 correspondían a esclavos. La población de La Laguna en 1514, según la más antigua relación o censo conocido, redactado en el mes de octubre con el fin de limpiar La Laguna, de , cuyas aguas se abastecía la villa, aunque incompleta, nos habla de 1580 habitantes y también de 3000, este último número mucho más probable y donde parece se incluían los esclavos o parte de ellos, dado que en este año se censan 1658 esclavos (o sea, más que ciudadanos libres), lo cual sitúa a La Laguna entre las ciudades con más número de esclavos en orden a la población residente. Procedencia de los esclavos y de los comerciantes negreros: El 75% de los esclavos del s.XVI eran negros africanos, siguiéndoles en número los llamados prietos con un 10%, moriscos el 12% y moros el 1%. Los suministradores más importantes eran portugueses, pues al fin, eran ellos quienes controlaban las costas de Africa, abasteciendo de esclavos desde sus factorías de Cabo Verde y Santo Tomé, lo cual hace que la presencia portuguesa en La Laguna fuera relativamente importante. En la relación para la limpieza de La Laguna de 1514, vemos varios portugueses: Juan Alvarez, residente en la Villa de Arriba; a Ximón González y Gonzalo Estévanes con residencia en la calle que va a Sta.María; a Fernando Martín como residente en la calle Sancto Spiritus; a un sastre, portugués, de la calle Rafael Font; a Alfonso Peres; a Francisquianes; a Juan Afonso, a Alonso Ramos; a Fernad Baes; y a Alonso Yanes, como residente en la calle Santa María; todos, o casi todos, mercaderes de esclavos. No obstante lo dicho, no debemos descartar ni olvidar la conquista de esclavos por los propios hispanos en Berbería hasta 1572 en que se prohibió por Real Cédula,
"porque avemos sido ynformados que algunos particolares desas yslas van a hazer entradas en Berbería por cobdicia de traer algunos moros os mandamos que de aquí adelante ni dexeys ni consintays que ninguna persona vezyna ni natural vaya a la dicha Verberia..."
; a pesar de ello, Felipe II volvió a conceder licencias a los vecinos de Gran Canaria para hacer dos entradas al año, para, finalmente, no ponerles ninguna limitación.
Laguneros propietarios de esclavos:
En el s. XVI se comerciaba en los lugares de Castilla con esclavos, lo mismo que con cualesquiera otras mercancías; los poseedores de esclavos laguneros eran casi siempre personas de las consideradas de calidad o categoría, o por lo menos adineradas. Analizando un grupo de 688 dueños de esclavos nos dan los siguientes resultados:
Entre labradores hay 22 esclavos.
Entre industriales (vestido, calzado, madera, etc.) hay 103 esclavos.
Entre funcionarios de la administración americana hay 26 esclavos.
Entre titulados académicos hay 90 esclavos.
Entre soldados, hombres de armas hay 19 esclavos.
Entre profesionales liberales hay 70 esclavos.
Entre religiosos hay 33 esclavos.
Entre comerciantes al por mayor hay 93 esclavos.
Entre transportistas hay 6 esclavos.
Entre nobles hay 59 esclavos.
Partiendo de asientos de diversa procedencia, se podría dar con precisión el nombre de alguno de los propietarios de esclavos de esta época. Como síntesis valgan los siguientes:
"María de Soria, mulata, a quien su dueño, Pedro de Soria, regidor, había dado..".
"Francisco Alarcón, concede la libertad el 6-03-1575 a cambio de 15.000 mrs. A Alarcón, negro de 50 años de edad...".
"Juan, esclavo de Andrés Fonte, regidor, contaba...".
"Hernando, morisco, esclavo de Hernán González de Hinojosa...".
"Juan Alonso, guanche, bautiza a un hijo suyo cuya madre es Juana de Peña, esclava de Leonor de la Peña...".
"Simón Alvares, portugués, hace bautizar a una esclava llamada Juana...".
"Cornieles Van Enden, bautiza a tres criaturas hijas de María, su esclava".
"Pedro Rico, morisco, bautiza a siete esclavos...".
"Malgarida, criada que había sido se Simón Álvarez, hace bautizar a una esclava suya...".
"Baltasar Marrero y María Hernández, recibieron 106 ducados por liberar a su esclava Isabel Hernández, negra, de 40 años de edad...".
"Juan, esclavo de Francisco Pérez de Vitoria...".
"Gaspar, esclavo de Martín Sánchez...".
"Juan, hijo de Tomás Garvin y de Luisa su esclava...".
"Gonzalo Ianes bautiza a su hijo Domingos, fruto de sus relaciones con Isabel, su esclava...".
"Juan Alvarez de Fonseca dueño de Ana..."... etc.
Esclavos tinerfeños:
En relación con los esclavos procedentes de la propia isla de Tenerife, se suponía sólo serían esclavizados aquellos que se opusieron a la ocupación, o sea, los "alçados" en armas, mas, sin embargo, según poder dado por Alonso de Lugo a sus socios en presencia del escribano público y testigos, éstos podrían
"pedir et demander en juisio a fuera de él e recibir, e recobrar, en su nombre e para ellos, cualesquier esclavos e ganados e otras cosas pertenecientes a la dicha conquista, que sean, asy en poder de doña Veatriz de Bobadilla como de otras cualesquiera personas, asy dados en guarda e en encomendados o hurtados...".
En cuanto a los esclavos llamados "de las paces", por concesión de la Corona hecha efectiva en las capitulaciones, pertenecían a don Alonso de Lugo, y entre ellos se encontraban todos los canarios de Anaga, Adexe, y Abona; pues bien, el conquistador los repartió con sus socios poniéndoles la condición de que no podían venderlos fuera de los reinos de Sus Altezas y que la transacción se hiciera por escritura ante escribano público y con anotación de precio, lo cual era debido a que era de temer que, en un futuro próximo (como así sucedió), los Reyes declarasen libres a los mencionados esclavos y obligasen en 1498 a devolverles los bienes confiscados. Tal proceder, en Alonso de Lugo, era de lo más natural, dado que era conocido como hombre de poca palabra; recuérdese, en la retirada de Acentejo, cómo cometió la felonía de engañar y cautivar a un buen número de indígenas auxiliares, vasallos del Mencey de Güimar, aliado suyo que le proporcionó mantenimientos para el ejército, así como la información valiosísima de la tierra que se proponía conquistar, y sin que tal proceder creara problemas a su conciencia, los lleva a Valencia, donde fueron vistos entre los días 5 al 9 de octubre de 1494 por el alemán Jerónimo Münzer, y, vendidos en los diversos mercados esclavistas de la península, lo que confirman los calificativos que él, o sea sobre Alonso de Lugo se hicieron de "hombre de dudosa solvencia moral y de más dudosa fidelidad de palabra" (Alonso de Lugo. Consejo Superior de Investigaciones Científica. Pág.20), lo que reafirma haciendo esclavo al hijo del rey Bentor de Taoro, para quien Lugo fue irrespetuoso y desalmado. Cierto (como dice Valencia Castañeda) es que una Ley de estos reinos, si no prohibía la servidumbre, a lo menos reconocía ser "contra razón de natura" y mandaba a los jueces a que ayudasen a la libertad, mas, el Castilla del s. XVI se comerciaba en los pueblos y ciudades con esclavos igual que con cualquier otra mercancía; por ejemplo, el 27 de agosto de 1521, Juan Bizcaíno, criado del conde de Benavente, cambió un esclavo negro y con una señal en el rostro, apreciado en 7.000 maravedís y por una mula tasada en el mismo valor, Bennassar en su tratado Valladolid en el Siglo de Oro nos comenta la gran población esclava existente en la ciudad en 1570, procedente, dice, de entre moriscos fundamentalmente, y luego de negros de Angola y Mozambique, siendo sus propietarios la nobleza, los licenciados, corregidores, algunos funcionarios, y empresarios, artesanos y hasta el propio clero (ejemplo de canónigo de la Catedral de Santiago, Francisco Estaquero, residente en Valladolid; Santiago López, canónigo de la Iglesia Mayor, entre otros, poseían uno o varios esclavos. (José Álvarez Fernández)













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