miércoles, 15 de abril de 2015

EVANGELIOS APOCRIFOS-XXXIX




Santiago fue el único de los discípulos del Señor que "entró" en Él. Los  demás tomaron sus enseñanzas con corazón sincero y fuerza, mas no  llegaron a estar dentro del Señor.

Les aconsejo leer también la  epístola de Santiago en la Biblia. No hay lecciones más exactas para  el iniciado espiritual que los capítulos 1 y 2 de esta epístola bíblica.

Pero aquí les doy otra versión, diferente, escrita quizá luego de la  resurrección del Cristo. A ver qué os parece:

La Epístola secreta de Santiago

2. Puesto que me pediste te enviara el  libro secreto que el Señor nos reveló, a  mí y a Pedro, cumplo tu encargo. Pero  te escribo en caracteres hebraicos y te  lo envío exclusivamente a ti. Y, puesto que eres un instrumento de salvación  para los santos, cuida celosamente de no comunicar a demasiadas gentes este  texto que el Salvador no deseaba  fuera conocido por todos sus doce  discípulos. Más afortunados  serán los que se salven por la fe en ese discurso.

3. Hace diez meses, te envié también  otro libro secreto que el Salvador me  reveló. Pero, vistas las circunstancias, considero ese libro como revelación  exclusiva que el Salvador me hizo

5. Ciento cincuenta días después de que resucitara de entre los muertos, le  preguntamos: «¿Te fuiste para dejarnos?»

Mas Jesús respondió: «No, pero me iré al lugar de donde he venido. Si queréis
acompañarme, ¡venid!».

6. Y todos le respondieron diciendo: «Si nos lo pides, iremos».

El Salvador dijo: «En verdad os digo: nadie entrará nunca en el reino de los  cielos porque yo se lo pida, sino sólo si estáis henchidos de él. Dejad a lago  (Santiago) y a Pedro para que yo pueda henchirlos de ese reino.» Y, tras  llamar a éstos, se los levó aparte, pidiendo a los demás que siguieran  hacìendo aquello en lo que estaban ocupados.

10. Mas yo le contesté: «No nos hables, Señor, de la cruz y de la muerte,  porque está lejos de nosotros».

Y el Señor respondió: «En verdad os digo, que nadie se salvará si no tiene fe  en mi cruz. Mas quienes tengan fe en mi cruz, para ellos será el reino de los  cielos. Por eso os digo que os hagáis ávidos de muerte, de la misma manera  que los muertos codician la vida, porque lo que buscan les será revelado. ¿Y  qué podría perturbarlos? Mientras que vosotros, si consideráis la muerte, ella  os enseñará la buena elección. En verdad os digo, que ninguno que tema a la  muerte se salvará, pues el remo de la muerte pertenece a quienes por ellos  mismos se han sumergido en la muerte. Haceos mejor que yo: ¡Haceos  semejantes al hijo del Espíritu Santo!».

11. Y yo le pregunté entonces: «¿Señor  cómo seremos capaces de profetizar  sobre quienes nos piden que profeticemos sobre ellos? Pues muchos nos lo  piden y se vuelven hacia nosotros para escuchar oráculos de nuestra boca».

12. El Señor respondió: «¿Acaso no sabéis o que, con la cabeza de Juan, fue  también tajada la cabeza de la profecía?».

Mas yo le dije: «¿Cómo es posible, Señor, cortar la cabeza a la profecía?».

El Señor respondió: «Cuando llegues a saber lo que quiere decir cabeza, y que  la profecía procede de la cabeza, entonces comprenderás el sentido de o la  expresión se le cortó la cabeza. He empezado 0 por hablaros en profecía y no  habéis comprendido; ahora os hablo en  claro y seguís sin entenderme. Como si  fuerais vosotros quienes os sirvierais  de mí a manera de parábola en las  parábolas y como alguien que es claro en lo que es claro».

13. «Apresuraos, pues, a salvaros antes  de que os veáis obligados a hacerlo.

Estad, por tanto, atentos al acuerdo con vosotros mismos y procurad, si fuera  posible, llegar a ello antes que yo, porque así el Padre os amará».

«Odiad la hipocresía y los malos pensamientos: pues es  del pensamiento de
donde nace la hipocresía, y la hipocresía está lejos de la verdad.

14. «No permitáis, pues, que el reino de los cielos se desvanezca, pues es  como un plantón de palmera cuyos frutos se extienden a su alrededor. Le  renacen hojas que, cuando echan brotes, consumen su vigor. Y lo mismo  ocurre con los frutos que brotan de él: una vez cosechados, son comidos.

Ciertamente eran buenos y, si se pudiera producir una nueva planta, la
encontraríais.

16. «Cuidad la palabra. Pues la primera  parte de la palabra es fe, la segunda  amor, la tercera obras; de las tres, viene la vida. Porque la palabra es como  un grano de trigo; cuando alguien lo siembra es que tiene fe en él; y cuando  germina, lo ama porque ve varios granos en lugar de uno solo. Y cuando  labora, se salva porque del grano hace alimento dejando, de nuevo, algunos  otros para sembrarlos. Y también vosotros, así, podéis recibir el Reino de los  Cielos. Sólo si recibís este verdadero: conocimiento, seréis capaces de  encontrarlo».

18. «Confiad, pues, en mí, hermanos míos; sabed qué es la gran luz. El Padre  no me necesita; porque un Padre no necesita del hijo, es el hijo el que  necesita al padre. Hacia Él voy, porque el Padre del Hijo no necesita de  vosotros».

«Escuchad la palabra, aprended la gnosis, amad la vida y nadie os perseguirá,  nadie os oprimirá, sólo vosotros mismos».

19. «Oh, vosotros, miserables; oh, vosotros, desgraciados; oh, vosotros, que  reivindicáis la verdad; oh vosotros,  falsificadores; oh vosotros, pecadores  contra el espíritu, ¿seguiréis escuchán dome ahora que tenéis la ventaja de

Iglesia Cristiana Gnóstica Litelantes & Samael Aun Weor
www.iglisaw.com


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