viernes, 21 de noviembre de 2014

¿QUIENES SOMOS LOS MAZIGIOS CANARIOS?





Eduardo Pedro García Rodríguez
Capitulo III-II


Hemos querido dejar en último lugar el estudio de los primitivos habitantes de la isla de Ghumara por las especiales características étnicas que muestran notables diferencias con el resto  de los antiguos habitantes del Archipiélago. Esta particularidad es debido a que no recibió aportes poblacionales importantes después de la primera arribada manteniéndose prácticamente pura, exceptuando dos pequeños grupos compuestos de individuos con ascendencia cromañoides prehistóricos y semitas históricos, el resto mayoritario de la población lo compone un tipo racial del cual Verneau,  dice: <<otro tipo de cráneo corto y narices anchas y cuya procedencia se ignora, constituía una pequeña minoría de Canaria y Hierro, y abundaba en la Gomera. Era de pequeña estatura, sepultaba sus cadáveres en cuevas, y el núcleo principal residía en la Gomera.>> y a la cual Buenaventura Bonnet, imbuido por su espíritu nacionalista se empeña en encontrar para la misma un origen europeo,  denominándola  raza de Furfooz.
Veamos  los planteamientos que sobre los primitivos gomeros expone Bonnet, << Todavía florecientes las tribus de Cró-Magnón, vivían al occidente de Europa otras razas, que se distinguían por ser más o menos braquicéfalas. Estas razas estuvieron representadas por escaso número de individuos hasta la dispersión los cazadores del reno, en que nuevos grupos vinieron a repoblar los lugares que éstos dejaron vacantes. Estos nuevos pobladores no desarrollaron su historia sino en el periodo neolítico.>> continua más adelante diciendo: <<Una particularidad de esta raza era la frecuencia de la perforación oleocraniana del húmero, que se encuentra en 25 individuos de ciento a principios del periodo neolítico. Esta perforación que se interpretó equivocadamente como carácter simio, o por lo menos de inferioridad, es común en mayor o menor grado en casi todas las razas actuales. Sin embargo en las dos primeras razas fósiles, la de Canstad y la Cro Magnon, no se ha observado dicha perforación, lo cual prueba e induce a creer que fue introducida en Europa por la tercera raza cuaternaria, la de Furfooz>>
<<...Estos hombres pulimentaban la piedra; vivían en moradas o en cuevas; en estrechas canoas surcaban los lagos y las costas de los mares; disponían de alimentación: pescado, carne, leche, frutas de todas clases, la mayor parte de nuestros cereales y algunas legumbres; poseían animales domésticos, el perro, el buey, la cabra, la oveja, el cerdo y quizás el caballo; sin dejar de ser cazador y pescador, es principalmente pastor, y se ensayó en los rudimentos de la agricultura; tallaba la piedra con admirable perfección, la pulimentó y supo elaborar una cerámica, si tosca, no desprovista de cierta elegancia.
Con el coral, ámbar y otras materias, trabajó pendientes, collares y brazaletes de formas muy variadas; vivía en sociedades bastantes numerosas, organizadas en clases por la división del trabajo; consideraba a la mujer a cuyo cargo estaban las faenas de la casa y quizás las del campo; en cuevas naturales entierra a los muertos, cree en la inmortalidad del alma y en la existencia de otra vida, practica la magia y rinde culto a los espíritus, apareciendo así las manifestaciones más primitivas del sentimiento religioso.
De las descripciones anteriores se ve perfectamente que entre los cráneos estudiados por Verneau en la Gomera y los de la raza Furfooz, existe una verdadera conformidad. El cráneo es corto en ambas, las fosas nasales anchas, la estatura pequeña y sepultaban a sus cadáveres en cuevas naturales. La semejanza es tan notable que no es posible rechazarla.  Del examen verificado por nosotros en el Museo Municipal de húmeros gomeros auténticos, hemos comprobado con verdadera sastifacción que también tienen perforada la fosa oleocraniana. La identidad, es pues, indiscutible.
...Este derrotero conviene en un todo con las narraciones históricas. Gomer, fue hijo de Jophet, según la Biblia, progenitor de los cimerianos que se establecieron en el norte del Ponto Euxino (mar negro), extendiéndose después por parte de la Grecia, Italia, Alemania y Francia. Parte de la descendencia del mismo Gomer se estableció en el país que fue de los gálatas, en la Galacia, región del Asia Menor, que en tiempos de los emperadores romanos formó parte de la provincia del Ponto, afirmación que se deduce el hecho de que los pueblos anteriores a los gálatas en la posesión de aquel territorio se llamaban “Gomares”, descendientes de Gomer. A éstos alude Ezequiel en su profesía, cuando habla de los pueblos de Gog, que se reunían contra Israel.
Del Asia Menor, esos pueblos de espíritu aventurero y expansivo se trasladaron al Africa. De los “Gomares” del Ponto descienden los “Gomer”, una de las cinco antiquísimas tribus que poblaron Berbería, sobre todo en las costas del Mediterráneo, desde los confines de Ceuta hasta el río Muluya, que en otra época dividió la Mauritania Tingitana de la Cesariense.
De estas regiones, los Gomer o Gomeros, por etapas sucesivas aportaron a la Canarias, principalmente a la isla de la Gomera, que de ellos es indudable que tomó el nombre, como también, Vélez de la Gomera. ( B. Bonnet, 1925:161-168)>>.
Según Antonio de Lebrija (Década 2ª. l.4º, cap.3), en África existe un belicoso género de hombres que se llaman gomeros, y se suelen asoldar para la guerra, que andan a viva quien venza, y estas mismas cualidades se encuentran en nuestros gomeros.
Ante éste cúmulo de incertidumbre sobre nuestros ancestros, un sabio francés enamorado de la rica cultura de nuestros ancestros, vino a poner  un poco de luz y orden en éste cajón de  sastre en que la historiografía oficial   había convertido la historia de Canarias. En su libro publicado en 1890, premiado por la Academia de Ciencias de París, Cinco años de estancia en Canarias, el doctor René Verneau, (1852-1938)  acaba su  introducción a la obra mencionada con las siguientes palabras: <<...Quizás este libro interese al lector, aprendiendo en  él lo que han sido son las islas Afortunadas, demasiado alabadas por unos, demasiado despreciadas por otros y mal conocidas por casi todos>>.
Creemos que este pensamiento de Veneau, encierra todo un compendio sobre la realidad social y cultural en Canarias, ya en el encabezamiento del primer capítulo de su obra nos advierte que: << Estas no son ni la Atlántida, ni las Górgades, ni las Hespérides, ni los Campos Elíseos de los griegos.>> Verneau, con toda su carga científica nos describe la auténtica historia de este nuestro pueblo. Un pueblo otrora autosuficiente, noble y orgulloso de su patria y portador de unos valores éticos y humanos superiores, se vio sin transición previa en una situación donde el hombre es explotado de manera inmisericorde por el hombre hasta las máximas consecuencias. Verneau desarrolla la micro historia, alejada de las rimbombantes historias de cartón piedra creadas para sastifácción y adulación de unos pocos sin historia.  La historia  que nos muestra Verneau, es la real, la de unos canarios embrutecidos por el corrompido poder colonial y sus fieles cancerberos, la oligarquía y el caciquismo locales, nos muestra un pueblo plagado de enfermedades, de miserias sin cuento, infectado por los piojos, las chinches y las pulgas. Las enfermedades de piel y pulmonares son tan frecuentes que se aprende a mal vivir con ellas como si fuesen un hecho natural, y donde además la mendicidad es la principal ocupación de los habitantes de las islas, esta situación de extrema miseria obliga a buscan en la brujería remedio para sus enfermedades, que una medicina sostenida por y para los ricos se niega a darles, y un consuelo espiritual que la corrompida iglesia les niega simplemente porque no pueden pagarlo, esta fue la verdadera realidad social del pueblo canario-mazigio y no la que edulcorados autores han pretendido trasmitirnos. Si bien la situación descrita tuvo lugar en un tiempo pasado no muy lejano, estimamos oportuno recordarlos por dos razones: la primera, porque en la actualidad continua existiendo en canarias un mayor índice de pobreza que en tiempos anteriores si comparamos el numero de habitantes actuales con el de épocas pasadas, segundo porque lamentablemente, los ciclos históricos en Canarias suelen repetirse más veces de las que desearíamos. 

LA PIEDRA COMO SOPORTE TRASMISOR DE CULTURAS

Cuando consultamos algún tratado sobre la historia del pueblo guanche, invariablemente nos encontramos con que, todo lo referente al periodo histórico pre-colonial, los autores lo encasillan como prehistoria guanche, entendemos que este vocablo referido a un periodo de nuestro pasado no es adecuado ya que este término se aplica a aquella parte de la historia del hombre de la cual se tiene conocimiento mediante los estudios arqueológicos sin que medien documentos escritos.

Por consiguiente, si tenemos en cuenta que la definición de prehistoria se aplica a un pasado anterior a la historia escrita (al margen del tipo de soporte empleado para la escritura), el periodo histórico de Canarias a que nos referimos debe ser tratado como Protohistoria ya que abundan los documentos escritos que tratan del mismo, estando escritos-además-en el soporte más perenne que el hombre ha usado para trasmitir sus mensajes a la posteridad, dejando reflejados en él sus pensamientos, perpetuar el recuerdo de hechos acaecidos, las suplicas a sus deidades e incluso sus leyes, este soporte no es otro que la piedra.

  En cuanto al estado actual de la cuestión sobre nuestro patrimonio arqueológico y etnográfico, da la impresión de que en torno al mismo se a creado en Canarias una especie de comisarios culturales que se han autoeregido en los únicos interpretes del pasado cultural de nuestro pueblo, amparándose en la “profesionalidad” o “especialidad” que les confiere sus títulos academicos, y que les sirven para formar círculos blindados donde sólo unos pocos privilegiados que creyendo estar en  posesión de la verdad absoluta sobre el acontecer histórico, deciden a su antojo que parte de nuestro pasado puede ser divulgado o no, dándose el caso de que, determinados medios de comunicación no publican los trabajos que les presentan algunos estudiosos de nuestra historia sin antes pasarlos por la censura de los directores ciertos organismos. Por otra parte, es frecuente que cuando estos profesionales realizan alguna prospección o estudio en los yacimientos arqueológicos canarios, los resultados obtenidos suelen manejarse entre los miembros de un círculo muy limitado de especialistas o son publicados en revistas especializadas extranjeras, o en otras locales también especializadas y  de difusión muy limitada por  sus precios elevados, por ello los canarios de a “pie” nos vemos obligados a ignorar los avances habidos en este campo, a pesar de que tanto los estudios realizados, como quienes los llevan a cabo, se sustentan de los presupuestos procedentes de los impuestos que pagamos todos los canarios.  Sería deseable  que tanto estos profesionales como los organismos de que dependen, mantuviesen un contacto más frecuente con la sociedad a través de los medios de comunicación populares locales, para que los ciudadanos estemos debidamente informados de los avances llevados a cabo en esta importante parcela de nuestra cultura.



Cuando se hace referencia al primitivo pueblo canario, se nos dice-con cierta carga peyorativa. que éste era un pueblo estancado en la era neolítica, es indudable que quienes así se expresan conocen de manera muy superficial nuestro pasado. Si bien es verdad que en aquellas islas donde abundan las cuevas amplias y espaciosas éstas eran preferidas como habitación, no es menos cierto que las mismas, eran ocupadas por solo  un 20% de la población, el resto vivían en poblados de casas construidas de dobles piedra seca, y con la techumbre compuestas de trocos y paja o ramas, cubiertas con una torta de barro o bien con lajas, la mayor parte de las cuevas utilizables eran dedicadas a centros cultuales y hospitales, pero principalmente para guardar los ganados, principal fuente económica de la sociedad guanche. Las cuevas situadas en lugares escarpados  de difícil acceso eran destinadas generalmente para guardar granos,  otras que reunían determinadas características se usaban como sepulturas. Siendo la sociedad guanche esencialmente ganadera, y que  practicaba la trashumancia estacional desplazando grandes rebaños, como es natural poco interés pusieron en desarrollar una cultura urbana, aún así, quedan suficientes vestigios arqueológicos para afirmar que en épocas inmediatamente anteriores a la llegada de los conquistadores europeos existieron núcleos urbanos estables donde se desarrolló una cultura humanamente avanzada. Esta cultura en lo material, había venido sufriendo un franco retroceso debido a la caída del imperio romano. Con el desplome de éste, se cortaron las comunicaciones con el exterior y islas quedaron inmersas en el olvido durante más de mil quinientos años, perviviendo sólo en la memoria de las leyendas y en los poetas clásicos.

            Este aislamiento forzó a los isleños a valerse solamente de los medios materiales que el entorno natural les ofrecía. Es bien sabido, que las islas carecen de metales factibles de ser manufacturados artesanalmente, aunque es evidente que los mismos ya manufacturados se conocieron y fueron utilizados en las islas como queda patente por las obras de ingeniería llevadas a cabo y de las cuales el cronista de la conquista de Gran Canaria  Antonio Sedeño nos da las siguientes noticias: <<...Tenían  muchas acequias de agua y con grande admiración tienen una gran peña viva agujerada por espacio de un cuarto de legua que atraviesa un gran cerro por donde condujeron parte de buena cantidad de agua por aprovechar con el riego buenas tierras; que llaman la Vega, y el principio nace de unos barrancos muy hondos y la subieron por unos acueductos haciendo calzadas por donde llaman Tejeda...>>. (Es posible que un acueducto similar al descrito por Antonio Cedeño y que se encuentra en el barranco de infierno en Adeje,  Tenerife, sea obra de la época.)

 Como hemos dicho, los guanches desarrollaron una cultura material basadas en los elementos que podían obtener de su entorno; y estos eran la piedra, el barro, los huesos y las materias vegetales, por ello cuando los europeos de la baja edad media iniciaron la conquista de las islas encontraron en ellas una cultura material que estaba en plena decadencia, no así en los aspectos espirituales y morales en los que eran muy superiores a los portados por los conquistadores (extremo éste ampliamente documentado por los propios cronistas de la conquista.) Por otra parte, cabe preguntarse si los pueblos que se adaptan al entorno en que habitan, como los antiguos griegos, o los que construyeron Petra; antiguos iberos; egipcios de las primeras dinastías; los actuales pueblos esteparios; los primitivos norteamericanos  Inuits y Lapones, ¿deberíamos darles el calificativo de neolíticos por el hecho de no desarrollar sus vidas en sociedades urbanamente organizadas?

LOS TENIKES GRABADOS DE CANARIAS




   Durante el siglo XIX un sector ilustrado de la sociedad canaria y algunos europeos, se ocuparon ampliamente en los temas referentes a la cultura aborigen, muchos de ellos motivados por un sentimiento romántico se esforzaron en destacar la figura del <<buen salvaje>>, otros, entre los que cabe destacar al doctor don Juan Bethencourt Alfonso, don Agustín Millares Torres Sabin Berthelot,  René Verneau y Webb, entre otros muchos, estos,  optaron por realizar un trabajo de investigación científica cuyos resultados una vez publicados han servido de fuente a  innumerables investigadores posteriores, excepto la magna obra del doctor Bethencourt Historia del Pueblo Guanche, la cual  aunque era citada con frecuencia por los autores, sufrió un inconcebible “olvido” por parte de los editores y organismos públicos durante casi un siglo. El esfuerzo intelectual de don Manuel A. Fariña González y el económico y editorial de don Francisco Lemus, consiguieron sacar a la luz esta joya de la historiografía canaria en 1991.

              Uno de los investigadores que más atención dedico a los grabados rupestres en las islas fue el doctor Bethencourt Alfonso, en la obra mencionada nos ofrece un amplio estudio, destacando los de la isla del Hierro sobre los cuales aporta unas traducciones realizadas por el eminente especialista Mr.Campbell. En dicho trabajo el doctor Bethencourt partiendo de estas traducciones sostiene la tesis de la ascendencia Íbera-turdetana de los primitivos canarios, entroncándolos lingüísticamente con los vascos, y expone la analogía de algunas palabras con el japonés y el celta, extendiéndolo a la lengua libíca-bereber y celta-bereber e incluso fenicio, egipcio, y romana, vestigios lingüísticos de  las múltiples culturas que pasaron o se asentaron en nuestro Archipiélago. Los petroglifos de Tenerife no son mencionados por el doctor Bethencourt, posiblemente por desconocimiento de los mismos o porque no les dio la importancia que atribuyó a los de La Palma, Gran Canaria y Hierro. En todo caso, centró su atención en los letreros de la imagen de la Diosa Chaxiraxi (La Virgen de la Candelaria), haciendo traducir por el mencionado Mr. Campbell las letras que esta tiene grabadas, el resultado de la misma da una procedencia Etrusca a la imagen (naturalmente se entiende que se refiere a la primitiva) según dicho autor. Por otra parte, no deja de ser interesante el contenido de uno de los  sesenta paneles cuyas traducciones aporta el doctor Bthencourt, el número cuatro perteneciente a la isla del Hierro que traduce como: Machisala Bimaku al /Machisala Bimaku poder <<Machisala el rey (o gobernador) de bimbachos>>, en este panel se recoge además el nombre más antiguo de un gobernador de la isla y aporta el gentilicio “Bimbache”.En una de las tabletas figura un personaje llamado Machi como rey de Tano,  (Tanu-Tenu=Teno) probablemente en Tenerife.



No cabe duda de que este planteamiento entra en contradicción con las afirmaciones de algunos cronistas coetáneos de la conquista de las islas por los europeos, quienes sostienen que los guanches desconocían la navegación, si esto era así ¿cómo se comunicaban entre islas?.

            El Ingeniero Cremonés al servicio de Felipe II, Leonardo Torriani en su <<Descripción de las Islas Canarias>>, refiriéndose a los habitantes de Gran Canaria recoge lo siguiente: <<...También hacían barcos del árbol drago, que cavaban entero, y después le ponían lastre de piedra, y navegaban con remos y con vela de palma alrededor de las costas de la isla; y también tenían por costumbre pasar a Tenerife y a Fuerteventura y robar...>>. Esta afirmación de Torriani, confirma que los guanches practicaban la navegación entre las islas aunque, de manera rudimentaria debido a la pérdida por desgaste y oxidación natural durante centurias de las herramientas metálicas que en su día usaron, las cuales no pudieron ser repuestas por depender del exterior el suministro de las mismas, lo que produjo el natural retroceso en las técnicas de ingeniería naval.

             El insigne naturalista e historiador de Canarias, Sabin Berthelot- cónsul de Francia en las islas- en su obra Antigüedades canarias, nos ofrece un interesantísimo estudio epigráfico y lingüístico  sobre los grabados rupestres de las islas. La parte de este trabajo dedicado a la isla del Hierro fue desarrollado con los materiales que le facilitó directamente el sacerdote herreño don Aquilino Padrón, el primer “explorador”  con curiosidad científica de “los letreros” del Hierro, quien aprovechando unas vacaciones en su isla natal en 1870 se interesó por los grabados e hizo los primeros dibujos de los mismos  que posteriormente cedió para su estudio a Sabin Berthelot.

GRABADO RUPESTRE-3

            El estudio esta ampliamente documentado por lo que me permito recomendarlo a aquellos lectores que estén interesados en el tema, la edición  que manejo es la de “Goya Ediciones”, Santa Cruz 1980. Berthelot, sostiene el planteamiento de que: <<...una lengua puede extinguirse en un lugar y ser reemplazada por otra; entonces el lingüista exclusivo ve  el nacimiento de una raza>>. Es lo que a pasado en las Canarias. Los descendientes de los guanches adoptaron todos el español, creyéndose que no existía más hasta el momento en que Berthelot demostró que ellos forman parte en realidad del fondo de la población de todo el archipiélago. Más adelante continua:  <<...o bien es la lengua de los conquistadores la que reemplaza a la de los pueblos conquistados; pero en este último caso, según los recuerdos tradicionales, las inscripciones lapidarias y los documentos históricos, las huellas del antiguo lenguaje se reconocen siempre en la extrañeza de ciertas expresiones, en las denominaciones topográficas y en los nombres propios que se trasmiten a los descendientes. Esta fue la suerte que corrió la lengua del antiguo pueblo de Canarias.>>. Por lo expuesto, queda claro que las bases de la antigua lengua de los canarios sigue vigente en gran parte, en los modismos y giros empleados por los castellanohablantes de nuestros pueblos y en la extensa toponimia (yo personalmente llevo más de dos mil quinientos topónimos recogidos hasta la fecha) en los nombres y apellidos de origen guanche que aún susciten en nuestras islas, pero, sobre todo, en los innumerables paneles con grabados rupestres alfabetiformes que existen en todas las islas, los cuales los especialistas-salvo algunas excepciones- no han sabido o no han querido traducir. Confiamos y deseamos, que de las nuevas generaciones de canarios surjan algunos capaces de emprender la noble tarea de sacar a la luz el riquísimo legado escrito que nos han dejado nuestros ancestros, y con ello reafirmar una identidad que continuamente pretenden usurparnos.

LOS PETROGLIFOS DE CHINECH (TENERIFE)


   La existencia de grabados rupestres en Tenerife estaba prácticamente descartada hasta el año 1982 (un Catedratico de la Universidad de La Laguna, hoy destacado investigador de los petroglifos canarios, afirmaba en una publicación impresa en Sevilla que en Tenerife no existían grabados rupestres, cuando se le  recuerda este hecho responde que fue “pecado de juventud”.)

  1991 fue el año en que se publicó el primer tomo de la obra del doctor Bethencourt Alfonso, este libro supuso para un gran sector de la sociedad canaria poder saciar la sed de conocimientos sobre el pasado isleño. La lectura de la mencionada obra impulso a un buen número de jóvenes y no tan jóvenes, así como a diversas asociaciones culturales, a patear los campos y barrancos en busca de los restos materiales de nuestros antepasados, con la misma ansiedad que un inclusero adoptado o no, busca a su madre biológica. Como resultado de esta búsqueda comenzaron a aflorar hallazgos arqueológicos de notable importancia y de los cuales la prensa se hizo eco en algunas ocasiones, esto despertó los celos de los especialistas de varias instituciones oficiales  quienes arremetieron contra los estudiosos de nuestra identidad, a través de orquestadas campañas de prensa dirigidas a mantener el estatus de privilegios y prebendas que  venían disfrutando. La reacción del mencionado colectivo acusando de saqueadores y destructores de los yacimientos a quienes de verdad se preocupaban –y siguen preocupándose - por los mismos, fue como mínimo lamentable.

Esta postura por parte de un colectivo habituado a una situación cómoda de trabajo en confortables despachos y que no fue capaz de encajar el hecho de que el patrimonio arqueológico canario es superior al que propugnaban, y al cual no se le estaba prestando-ni se le presta- la atención debida, posiblemente por que quienes dirigen estos organismos, tienen asumido que el patrimonio canario se compone solamente de Conventos, Iglesias y los Palacetes de una oligarquía otrora poderosa.

             Es indudable que, la presión social de aquellos momentos obligó a estos especialistas a dejar sus despachos y dedicar una parte mayor de su tiempo a los trabajos de campo gracias a los cuales se llevaron a cabo algunas prospecciones y estudios en varios yacimientos arqueológicos muchos de los cuales hacía ya tiempo que estaban localizados y catalogados.



              Quizás los primeros yacimientos de petroglifos de los que tuvo conocimiento el publico, fueron los de Hoya Fría (barranco del muerto), y los de Aripe (Guia de Isora), éste último, resultó prácticamente destruido por obras que llevó a cabo el ayuntamiento para una conducción de aguas lo que motivo cierta polémica en la prensa local por aquellas fechas. En cuanto al panel de barranco del muerto ya era conocido por los catedráticos M.C. Jiménez y A. Tejera, quienes lo dieron a conocer en el V congreso de Historia Canarioamericana en 1982, aunque  se concretaron solo en dos barcos desechando el resto del panel, posteriormente, el conservador del Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife don José Juan Jiménez González da a conocer un detallado trabajo sobre el yacimiento en el número 3 de la revista Investigaciones Arqueológicas, que edita la Dirección General de Patrimonio Histórico. El interés que suscitó el mencionado yacimiento movió al Gobierno Autónomo a promover expediente de declaración del lugar como zona arqueológica-bien de interés cultural, lo que comunica al Cabildo Insular de Tenerife en oficio de fecha  23 de marzo de 1992, a pesar de que el cabildo entiende que el mencionado decreto creaba un conflicto de competencias sobre la materia ya que las mismas les fueron traspasadas a los cabildos insulares por decreto del 12 de abril de 1988, no obstante el cabildo de Tenerife decide continuar con el expediente y lo comunica al Ayuntamiento de Santa Cruz con fecha el 6 de junio de 1996. A pesar  de haber sido declarado el yacimiento zona arqueológica-bien-de interés cultural, los paneles ya casi han desaparecidos debido al  empuje de las máquinas de las  constructoras sin que, al parecer, nadie haya puesto remedio a este atentado perpetrado contra la cultura canaria y universal.

La destrucción de yacimientos con paneles de grabados ha venido siendo tan sistemática que, induce a pensar en si estos actos de vandalismo no estarán dirigidos por ocultos intereses, pues, además de los mencionados han sido dañados o destruidos paneles en Chijafe; Arona; Fañabe; Santa Úrsula; Adeje; Geneto; Los Baldíos; Gonzalianez, etc., y conjuntos arqueológicos   “protegidos”como Guargacho, los Goros, en la Punta de La Rasca, el templo guanche de los Rodeos, Cañada de Los Ovejeros, Pirámide de Icod, etc., todos ellos en la isla de Chinet.

  La toma de conciencia por parte de la sociedad del inestimable valor arqueológico e histórico de los petroglifos de Tenerife, quizás se lo debamos al profesor don Rafael Oropesa Hernández, quien en Diciembre de 1991 denunció a través de los medios de comunicación la destrucción que de las piedras con grabados rupestres que se venia haciendo en Los Baldíos con motivos de unas obras de ensanche de la carretera, estos grabados que, en la zona son innumerables, habían sido descubiertos por el señor Oropesa y puesto en conocimiento de los organismos competentes en junio de 1986 y hasta aquel momento (1991), no  se había tomado ninguna medida para la  protección de los mismos, por el contrario las obras emprendidas por el Cabildo los estaban haciendo desaparecer al derribar los muros de las huertas lindantes con la carretera y ser reutilizadas las piedras en la reconstrucción de las paredes. A raíz de esta nueva polémica que tubo un amplio reflejo en la prensa, fueron recuperadas una importante cantidad de piedras con glifos y depositadas en el Museo Arqueológico de Tenerife, actualmente algunas de ellas están expuestas al público en una sala de reciente inauguración donde pueden ser admiradas por los estudiosos de nuestro pasado ancestral.


LA PIEDRA ZANATA

Uno de los hallazgos arqueológicos que más impactó en la opinión pública canaria durante la última década del pasado siglo, fue sin duda alguna el de la piedra zanata, zenete o zenetu, incluso superior al que motivó la polémica sobre las Bazinas o Pirámides Canarias.


El hallazgo del objeto en cuestión suscitó una clara división de posturas en la sociedad Canaria, en un bando estaban quienes apostaban por la autenticidad de la piedra, y en otro, los que cuestionaban la misma, entre estos últimos se encontraban determinados estamentos de la Universidad de La Laguna y representantes de un determinado partido político que no destaca precisamente por su defensa de la identidad canaria.

          Quizás la victima inocente de la polémica desatada en torno a la piedra Zanata fue un extraordinario canario de corazón, y traductor de los signos grabados en la piedra, el  catedrático de estudio Árabes e Islámicos de la Universidad de La Laguna don Rafael Muñoz Jiménez, quien como consecuencia de su participación el tema de la piedra Zanata, el cual se limitó a la traducción de los signos en ella grabados como hemos dicho, y a la publicación posteriormente de un libro sobre su trabajo. Éste investigador se vio atacado por algunos de sus colegas y por algunos de los políticos de turno, con tal virulencia que como consecuencia enfermó de tal gravedad que jamás logró recuperarse totalmente, por lo cual podríamos aplicar en este caso aquello de que <<Entre todos le matamos y el sólo se murió>>. En una de mis visitas durante su enfermedad me manifestó que sólo le acongojaba dos cuestiones, la primera, el futuros de sus alumnos en la Universidad, y la segunda el no poder dar fin a la traducción de los grabados de la isla del Hierro, estos pensamientos en un hombre que  estaba en la puerta de la muerte, nos da una idea de la grandeza del espíritu que animaba el pequeño cuerpo de aquel gran ser humano.

Y como el tiempo acaba dando la razón a quien la tiene, me sirvió de gran sastifacción el haber escuchado a una de las personas implicada en los ataques dirigidos al Sr. Muñoz, decir públicamente en una conferencia-coloquio que tuvo lugar en el “Centro de la Cultura Popular Canaria”, que en cuanto a la piedra Zanata <<se había cambiado el Chip>>, admitiendo ante la concurrencia la autenticidad de la piedra. Esperamos que en un futuro próximo nos sorprenda con otro cambio de “Chip” en cuanto a las Bazinas o Pirámides de Canarias.


MANIFESTACIONES RUPESTRES EN CHINECH (TENERIFE)

   Las manifestaciones rupestres en Tenerife han supuesto una sorpresa para la ciencia  no solo por la abundancia de yacimientos en toda la isla, también por lo variado de su temática. La zona más rica en paneles con grabados abarca desde Anaga hasta Teno, siendo más escasos en la banda norte donde hasta el presente han sido pocos los yacimientos localizados, quizas uno de los yacimientos más interesante sea el de Santa Úrsula, localizados por componentes de la Asociación Kebehi Benchomo. Las zonas que posen un mayor número de paneles son: Santa Cruz (Anaga, Los Campitos, Barranco de Santos, Hoya Fría, Taco, El Sobradillo), El Rosario (Llano del Moro, Montaña Bimargen, Jagua, El Tablero, Machado, Radazul, etc.). Candelaria (Polígono industrial, Araya, Igueste,). Güimar (Polígono industrial, Mal País, Montaña Blanca, etc.) Arico, (Guasiegre,).  San Miguel (Cambados, El Cabuquero, Roque de la Aldea, La Centinela,). Granadilla (Ifara). Arona, el Roque, La Abejera, Chijafe, Mal Paso, Los Goros, Roque Bisechi, Valle de San Lorenzo, etc.). Adeje, Fañabé, Tijoco bajo,) Guía de Isora, Aripe). El Tanque, Cañadas de los Ovejeros, Masca,). Santa Úrsula, (La Quinta,) La Matanza, (La Vica). La Laguna, (Gracia, La Verdellada, Los Genetos, Los Baldíos, Barranco de  Chamarta, Barranco de la Carnicería, San Lázaro, San Diego, Laderas de Gonzalianes, Jardina, Punta del Hidalgo,) Tegueste, (El Bucio) éstos son algunos de los lugares con paneles de grabados rupestres, existen otros muchos los cuales dejamos en el tintero por no hacer demasiado tediosa la lista de los mismos.

   Los soportes donde se encuentran las manifestaciones rupestres de la isla son fundamentalmente pétreos y suelen estar ubicados en emplazamientos elevados, desde donde puede contemplarse grandes extensiones del terreno y generalmente dotados de cierto aislamiento y segregación espacial, algunos suelen estar situados en montañas, roques y pitones, otros se localizan en las proximidades de fuentes de agua, barrancos, manaderos e incluso en  las orillas de las playas. Los grupos de petroglifos situados en la proximidades de fuentes de agua suelen estar formados por figuras pisiformes  siendo estas en algunos casos de grandes proporciones (Araya de Candelaria), y habitualmente están acompañadas de cazoletas y canalillos y de algunos signos alfabetiformes realizados con la técnica de abrasión. En general los grabados suelen estar realizados con diferentes  técnicas dependiendo en muchos casos de la dureza que presente el soporte pétreo. Hasta el momento se conocen estaciones de grabados practicados con técnica incisa fina y gruesa, de piqueteado,  de abrasión y rayado, los que a su vez se subdividen en varias formas. En cuanto a la temática de las inscripciones es bastante amplia, predominando las esquemáticas-geométricas, figurativas y alfabéticas, hasta el momento no se conocen pinturas rupestres en Tenerife.


   Un tema que sería interesante de estudio es el de la manifiesta similitud de los grabados rupestres de Canarias con otros localizados en el continente y en la costa atlántica de la Península Ibérica (Galicia y Portugal), además de otros similares localizados en lugares tan distantes como Irlanda, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, Cuba, México y algunos estados de Norteamérica. Estoy seguro de que un estudio serio sobre la correspondencia de nuestros grabados (especialmente los de tipo alfabetiformes y figurativos), con otros existentes en los países mencionados nos depararía más de una sorpresa.         


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