lunes, 6 de octubre de 2014

PERVIVENCIA DE LOS ANTIGUOS CANARIOS: Extincionismo vs Ciencia




Introducción

“La historia es, pues, necesaria; pero no es “inocente”. Por eso los pueblos se ven a veces obligados a recuperar su memoria colectiva que les había sido arrebatada, ocultada o falsificada.(…)Porque cuando se trata de aherrojar a un pueblo, lo primero que se hace es falsificarle o arrebatarle la imprescindible experiencia que significa su historia. Por eso la historia rigurosamente científica, pero que es cosa de todos, tarea en la que todos pueden y deben colaborar, es vital para una colectividad que quiera ser libre de sus destinos” M. Tuñón de Lara

Este texto del historiador Tuñón de Lara puede trasladarse perfectamente a la realidad canaria. La historia la escriben los vencedores, y en Canarias no ha sido una excepción. Los hechos históricos han sufrido, desde la conquista, tergiversaciones y ocultación de datos interesados, hecho que hasta el día de hoy sigue presente. Las motivaciones han sido y son, evidentemente políticas. La recuperación de la memoria histórica del pueblo canario, pone en peligro los patrones ideológicos de la supuesta “españolidad” de las islas,  resultando  esta  decisiva  para  la  toma  de  conciencia  nacional  propia.  Este fenómeno de negación continuada lo podemos comprobar en todos los ámbitos de la sociedad isleña, desde la exclusión casi total de los contenidos canarios en la educación básica, marginación de los estudios más críticos e innovadores, hasta la manipulación e incluso ocultación de los estudios científicos que pongan en entredicho el discurso oficial. Uno de los aspectos específicos más ocultados y tergiversados hasta la saciedad lo constituye la pervivencia étnica antropológica y cultural de los antiguos canarios, asunto que en la actualidad sigue constituyendo un tabú en una significativa parte de la sociedad insular. Estas pervivencias explican la existencia -aún habiendo transcurrido más de cinco siglos- de un amplio legado cultural precolonial, que abarca desde miles de palabras, costumbres agroganaderas, tradiciones, folklore, sincretismos religiosos, hasta fiestas, deportes, gastronomía etc. Lógicamente este legado ha puesto de siempre en entredicho las teorías extincionistas tan difundidas durante el franquismo y otros tiempos pretéritos, llegando su influencia hasta nuestros días. En la actualidad, la mayoría de la población canaria (independientemente de su nivel académico) desconoce una versión de un mínimo carácter científico del devenir histórico de las islas y más concretamente de la etapa anterior a la conquista y los primeros siglos posteriores.

Objetivos

Los objetivos de este artículo no van más allá de una labor divulgativa, aunque no niego mi  pretensión  de  estimular  a  los  futuros  compañeros  historiadores  (y  a  todos  los canarios en general) a profundizar en el conocimiento y divulgación de la experiencia vital del pueblo canario que supone su propia historia. Por otro lado  propongo desterrar cierto vocabulario que creo obsoleto en el estudio de la historia de Canarias como lo son “Prehistoria” y “aborigen”.  El primero porque considero que atribuir a la conquista la “comienzo de la historia” en detrimento de la “prehistoria”, que sería el periodo precolonial, lleva implícito un marcado cariz ideológico excesivamente subjetivo.

Algunos historiadores prefieren denominar a este periodo como protohistoria, época prehispánica o periodo precolonial. La denominación Aborigen  procede del griego ab
orige (desde el origen) haciendo referencia a una población desde la prehistoria, algo que nunca se produjo en el archipiélago, donde las dataciones no sobrepasan el siglo VIII a.c. de antigüedad. Por tanto resulta, desde un punto de vista científico, más incorrecta aún si cabe que guanche, ya que esta última denominación, aunque originaria de  la  isla  picuda,  se  ha generalizado  para todo  el  archipiélago  como  lo  recoge  el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.  Sin embargo emplearé preferentemente denominaciones como antiguos canarios o indígenas que considero más adecuadas. Por último también aprovecho para reivindicar una ciencia histórica más justa y menos eurocentrista, que no sólo afectan negativamente a las islas, sino al resto de continentes no   europeos.   Creo   que   esto   es   fundamental   para   cultivar   una      conciencia verdaderamente universalista

Orígenes

El estudio de nuestra historia ya comienza desde poco después  finalizada la conquista, donde   crece el interés acerca de la procedencia de la población indígena. La idea generalizada en la sociedad isleña a día de hoy, sobre sus antepasados, se caracteriza por la infravaloración pero sobre todo por el desconocimiento. Entre otras cosas, se supone que los indígenas canarios desconocían su procedencia y hechos históricos, primando una imagen de una población “salvaje” y muy mitificada. Lo cierto es que las mismas crónicas ya no solo reconocen la existencia de una historiografía eminentemente oral, sino de la conciencia clara de los antiguos canarios sobre su procedencia:

“No tenían libros, ni historias; sólo mandaban a la memoria cantares y corridos de hazañas de sus antepasados…”

Escudero
“…y en corrido sabían de memoria la historia de sus antepasados, que entre ellos se quedaban; contaban consejas de los montes claros de Atlante en África”

Marín i Cubas

Los antiguos canarios poseían una riquísima historiografía oral, igual que el resto de los pueblos amazighes (beréberes). Gracias a esta, la población de las islas poseía una memoria histórica, que aunque épica, recogía los aspectos más fundamentales de su devenir histórico, como sus personajes más destacados y su procedencia continental africana. No son pocos las impresiones de los mismos cronistas acercas del origen de los antiguos canarios:

“Destas opiniones puede seguir el lector la que le pareciere y más le cuadrare; que la mía es que ellos son africanos y de allá traen su descendencia, así por la vecindad de las tierras, como por lo mucho que frisan en costumbres y lengua, tanto que el contar es el mismo de unos que de otros. Allégase a esto también que los manjares son los mismos, como es el gofio, leche, manteca…etc. Sean los que se quisieren, desde que hay gentes  en  estas  islas  hay  memoria  de  más  de  mil  y  quinientos  y  tantos  años”. Espinosa. (Siglo XVI)

“[…] nombrando casi siempre los montes claros que son en África, los de Atlante de donde parece tenían su origen, y muchos ríos y arboledas de aquellos sitios de donde se verifica tenían el alma por inmortal”.
Marín y Cubas.

“Dejadas alteraciones y opiniones que acerca de la venida de los naturales de estas islas hay, de donde hayan venido, la más verdadera es que los primero que a estas islas de Canaria vinieron fueron de África, de la provincia llamada Mauritania (…)”
Abreu Galindo

“[...] Y se puede bien creer que si de aquel tiempo acá, que se levantó Mahoma, se poblaron estas islas de africanos, siguieron los canarios los ritos y secta de Mahoma; de manera que no hay que dudar, sino ser muy cierto y averiguado, que los pobladores de estas islas de Canaria vinieron de esta parte de África”.

Abreu Galindo.

“La lengua de los guanches viejos, que aun hasta hoy tienen su población junto a
Candelaria, es muy parecida a la de los moros de Berbería”.

Mediados del siglo XVII. Sir Edmond Scory.

Pero para acabar, mejor leamos lo que nos dice un antiguo canario directamente, en esta magnífica obra del portugués Gaspar Frutuoso “Saudades da terra”, donde recoge el testimonio de un indígena natural de Gran Canaria tras la conquista. Este  le cuenta de primera mano la clara conciencia sobre su origen norteafricano, así como el hecho de que los canarios vinieron del continente  antes de que llegara el Islam (la letra en negrita es mía):

“… tuvo gran amistad con un hombre honrado canario, natural de Gran Canaria, que se llamaba Antón Delgado, y extrañábase de que no tuviesen memoria los naturales de aquellas islas de dónde procedían; y preguntándole si tenían de esto alguna noticia, le respondió Antón Delgado, sonriéndose, que dónde podían proceder sino de esta Berbería, que estaba allí tan cerca. Y le replicó Andrés Martins que no podía así ser, porque si fuesen de allí tendrían la ley y secta de los moros y la misma lengua. A lo que respondió Antón Delgado: -Parece que en el tiempo cuando los habitantes de Canarias de la tierra de África vinieron a parar aquí, todavía no había la secta de Mahoma, que ahora siguen los moros; porque yo entiendo tres lenguas, a saber, la de Canaria, la de Tenerife y la de la Gomera, y todas se parecen mucho a la lengua de los moros. Y aun decía Antón Delgado que bien podía esto ser así, pues los canarios tienen todas las maneras de los moros en sus costumbres, así sus molinillos de mano, y usan gofio como moros y parece que aunque cambiaron el lenguaje que traían, no cambiaron algunas costumbres de su tierra, que habían visto con sus ojos y practicaban entre ellos allá. Y aunque los canarios tengan variedad, sus lenguajes casi todos tiran al de los moros”.

Gaspar Frutuoso.

Es de destacar que antes al igual que en la actualidad, en la sociedad europea se tiende a generalizar con el apelativo de “moro” a todo habitante norteafricano ya sea árabe o berebere. Por lo tanto no existía una distinción entre la lengua tamazight o berebere y la árabe. Por último la ciencia también nos avala los orígenes norteafricanos y concretamente amazighes de los antiguos canarios:
"La más destacada característica de los aborígenes canarios es la proporción extraordinariamente alta del grupo sanguíneo 0. Proporciones tan altas no se conocen en poblaciones europeas vivas. Sin embargo se acercan mucho a los primitivos canarios las tribus bereberes del Alto Atlas (Allison, 1952; Mourant, 1958), en los cuales el grupo sanguínero 0 llega hasta 78 y en algunos casos hasta el 80 %. Las relaciones entre los primitivos canarios y los bereberes también queda confirmada en el aspecto serológico"
(Schwidetzky, 1963)

Hoy por hoy ya está más que reconocido científicamente el origen continental africano, y más concretamente amazigh, de los antiguos canarios. Hasta el punto de que aún existen   paralelismos   culturales   y   antropológicos   entre   canarios   y   amazighes continentales que sorprendentemente han pervivido a cinco siglos de colonialismo llegando hasta nuestros días.

Pervivencias

La pervivencia de los antiguos canarios en la población canaria actual es una evidencia que cada vez resulta más difícil ocultar y tergiversar. Las pruebas científicas, estudios antropológicos, culturales, etc. entran continuamente en contradicción con el discurso oficial y la creencia generalizada, ya que esta pervivencia resulta ser mayoritaria. Por ello recientemente se han dado a conocer –de manera tergiversada-estudios que reconocen porcentajes de herencia antropológica muy bajos. Sin embargo no hace alusión a los numerosos estudios que se llevan realizando desde finales del siglo XIX hasta nuestros días que siguen apuntando a una clara continuidad poblacional: Verneau (1887),  Bethencourt  Alfonso  (1912),  Fischer  (1931),  Wölfel  (1957),  Schwidetsky (1957), Fusté de Ara (1958), García Talavera (1991)...y un largo etcétera.

Las pervivencias precoloniales pueden clasificarse en: Antropología, psicología, Lingüística (toponimia, palabras y expresiones),    costumbres agroganaderas, sincretismos religiosos y festivos, folklore, deportes, hábitat,  e incluso gastronomía.
Antropología

Por un lado la lectura correcta de las crónicas nos adelantan el escaso establecimiento de europeos y la mayoritaria pervivencia de los antiguos canarios, que progresivamente se les fue despojando de su cultura ancestral; la lengua, religión y modos de vida fueron sustituidos a la fuerza por los conquistadores. Las siguientes crónicas nos informan sobre la situación de la población indígena y europea tras la conquista:

“[…] después de sosegada la isla -de Tenerife, la última en conquistar- los más de los soldados se volvieron a Castilla a sus casas”.

Abreu Galindo

“A los peones i pagados se les dieron assimismo tierras y aguas según su seuicio, i estos las vendieron i se fueron, el que tenía con que irse no se quedaba porque había guerras siuiles en Granada”

Escudero
“Solos los pobres hidalgos aventureros stremeños, biscaínos, castellanos, que siruieron sin premio teniendo el maior riesgo i el cuerpo a el enemigo, les taparon la voca con unos riscos pelados, serca de la cumbre, en Telde, Agüimes, Tirajana, i Guía, y los más
como no podían augmentar, los vendían por nada”.

Escudero.

Estas crónicas nos describen aspectos claves sobre el destino de los conquistadores tras la conquista de las islas. Hemos de recordar que eran soldados pagados por la corona de Castilla y no conquistadores-colonizadores, que aunque muchos recibieron tierras acabaron vendiéndolas, volviéndose a Granada a luchar contra el último reducto musulmán de la península ibérica o aventurándose a la conquista de  América mucho más rica. Veamos datas de repartimiento de tierras:

“Por cuanto Pedro Manynydra, canario de la Gran Canaria, por servir a sus Altezas en definción de nuestra santa fe católica [...]”.

“Juana Sánchez, también canaria [...] lo cual vos do porque trabajó vuestro marido en la conquista y vos quedastes viuda [...]”.

“Juan de Uramas, Rodrigo el Coxo, Francisco de Leon y Fernando de Leon [...]
canarios [...] conquistadores [...]”.
“Pedro Camacho [...] natural de Gran Canaria y conquistador que fuiste destas dos islas [...]”.

“Antonio Díaz, canario como a conquistador [...]”.

“Pedro Vizcaíno [...] canario [...] por los muchos servicios que habéis fecho a Sus Altezas en especial porque fuestes conquistador destas dos islas de Tenerife e San Miguel de La Palma”.

Y un largo etcétera más de antiguos canarios que recibieron su lote de tierras por colaborar con la conquista. También muchos conquistadores dejaron a sus sirvientes sus posesiones al marchar  a tierras lejanas mucho más fértiles. Si acaso la mejor calidad de aguas, ganados y tierras quedaran en manos de la minoría acumuladora europea. Pero es lógico que se les tuviera contento a los indígenas más notables con su parte del pastel, de esta manera se certificaba y se legitimaba institucionalmente el colonialismo económico, social y cultural del Archipiélago por parte los Reyes Católicos. En 1455, ya en tiempos de Diego de Herrera, visitó las islas Cadamosto, que declara:
“se componían en su mayor parte de indígenas”;  Y tanto en las islas de señorío como en las realengas, se conoce por los cronistas que se celebraron tratados de paz con los conquistadores, que los naturales nobles recibieron repartimientos y todos se equipararon a la europea [...]”.

“Para que se comprenda la gran desproporción que siempre hubo en la nueva sociedad formada   por   indígenas   y   europeos,   basta  decir   que   medio   siglo   después   de conquistadas las cuatro islas menores, según Azurara, existían los siguientes hombres de  los  segundos:  60  en  Lanzarote,  80  en  Fuerteventura,  12  en  El  Hierro;  no computando ninguno a la Gomera porque probablemente no los habría, pues en rigor no estaba conquistada.
Bthencourt Afonso (s.XX)

Por  otro  lado  cabe  destacar  que  la  gran  mayoría  de  los  indígenas  vendidos  como esclavos en los mercados de Sevilla y Valencia (conocidos como “lotes blancos”) acabaron regresando a su tierra natal con los años:

“Este retorno (de esclavos canarios desde España) más o menos consentido llegó a
alarmar a los propios conquistadores, que elevaron sus quejas a los soberanos de
Castilla, ante el infundado temor de un levantamiento general”.

Rumeu de Armas. Siglo XX.

Otra vez Gaspar Frutuoso nos brinda una detallada descripción de la rápida adaptación- obligada- de la mayoría indígena al modo de vida cristiano .Este texto es un importantísimo documento que nos ofrece una imagen bastante detallada del modo de vida de la mayoría de los canarios un siglo tras la conquista (s. XVI):

“Los que quedaron de ellos –antiguos canarios- y las mujeres cambiaron después su
disposición, tanto que los hombres son ahora tan esforzados, valientes y ligeros, que ceden a los de las demás islas; y las mujeres de fieras, bravas y guerreras se tornaron mansas ovejas, afables y conversadoras; son muy hermosas, blancas y discretas, cortesas  y  bien  educadas,  algunas  están  casadas  con  portugueses,  otras  con castellanos, aunque los mestizos son pocos. Son de cuerpo gentil y en proporción, graciosas en el hablar, cantar y danzar según su costumbre […]. No tienen por amigo a quien  no  quiere  comer  y  beber  con  ellos;  cuando  van  a  la  ciudad  van  tan  bien trajeados y limpios como los más pulidos castellanos. Ellas son tan galantes y visten con tanto costo, que parecen tener grandes rentas, y lo sostienen todo con los quesos que hacen”.

Incluso la característica denominación de cristiano al paisano en los campos canarios parecen tener sus antecedentes en las mismas crónicas:

“[...] Y así ellos -los indígenas- y sus descendientes son muy católicos y cristianos, desde que se convirtieron, sin haberse hallado un tropiezo; y es tal esta gente de Canaria, que no se tienen por cristianos nuevos, sino por muy católicos y de gran devoción como se dirá adelante”.
Sedeño (s. XV)

Tradicionalmente también se ha generalizado el tópico de los apellidos, pero resulta evidente que Canarias no es Euskadi ni Cataluña, sino un territorio de ultramar que sufrió el un proceso semejante  de conquista y colonización al de Sudamérica. Veamos algunos ejemplos de como cada indígena bautizado recibió un nombre y apellido castellano:

Nº 1326.- Elvira Hernández, hermana de Pedro el Bueno e de Gaspar Hernández, mis criados, naturales desta isla [...].
Nº 306.- María de Lugo, mujer de don Pedro defunto, naturales de esta isla [...].
Nº 1303.- Pedro Martín, natural desta isla [...].
Nº 720.- Pedro Abtejo, gomero [...].
Nº 1292.- Francisco Hara, gomero [...].
Nº 362.- Alonso de Córdoba, canario [...].

Todas estas evidencias son corroboradas por más de un siglo de estudios científicos:

“¡Recorred los osarios de todos los cementerios de la isla y encontraréis en la razón de dicha que los cráneos ofrecen los mismos caracteres que los cráneos guanches coleccionados en los Museos y los que aun encierran cuevas funerarias. Esta prueba es terminante. Ni las falsificaciones genealógicas, ni la suplantación de documentos, ni las ocultaciones, ni las vanidades, ni el desenfado de los cronistas, pueden destruir la verdad histórica escrita en nuestros propios huesos!”.

Bethencourt Alfonso. Principios del siglo XX.

Antes que Bethencourt Alfonso ya Verneau a finales del siglo XIX escribía sobre los claros paralelismos entre la población guanche y la isleña contemporánea de su época. Pero a lo largo del siglo XX se han llevado a cabo los estudios más reveladores, científicos  y  en  profundidad  sobre  la  población  canaria,  los  cuales  siguen  siendo avalados por los avances en los estudios antropológicos. Veamos pequeños ejemplos de ello:

“Al cotejar los principales rasgos tipológicos de la población actual vinculados al esqueleto con los de la prehistórica, es de considerable interés por cuánto se ha afirmado repetidas veces de manera tendenciosa la desaparición, poco menos que completa, de la población aborigen. Por lo demás esta persistencia de los elementos de la antigua población nada tiene particular, si se considera el acusado aislamiento de los núcleos rurales que determinan la existencia en ellos de un elevado grado de endogamia, y había sido ya mencionada en los trabajos más antiguos de Verneau (1887), Fischer (1931) y Wölfel (1931) para todo el archipiélago, y en la más reciente de Schwidetzky en 1957 para la isla de Tenerife.

Una nota común a ambas poblaciones, prehistórica y actual, es la acusada hetereogeneidad  en  cuanto  a  su  textura  racial  se  refiere,  ya  advertida  desde  los primeros tiempos de la conquista y que aparece reflejada así mismo en anteriores trabajos sobre la antropología insular. Entre los diversos elementos que la constituyen
merece citarse, en primer lugar, el tipo cromañoide presente en todas las islas, aunque con importantes diferencias en lo que se refiere a su frecuencia numérica.

Por tanto, después de las observaciones de la mayor parte de los autores que han investigado en las islas, ha podido establecerse la persistencia hasta nuestros días de los elementos que constituían el complejo racial de las poblaciones prehistóricas aborígenes. Y esto no de forma esporádica, sino todo lo contrario, formando auténticos núcleos de población”.

Fusté de Ara (1958)

La antropóloga Ilse Schwidetzky realizó una auténtica investigación de campo en el Archipiélago  que  conformó  su  tesis  doctoral.  Su  estudio  fue  fundamental  para corroborar más detalladamente la evolución antropológica de la población isleña tras la conquista:

"Las islas Canarias ofrecen un campo extraordinario para la investigación antropológica. Primero porque en ellas una población prehistórica dejó en sus cuevas sepulcrales  y  en  sus  túmulos  un  material  óseo  excepcionalmente  abundante  (...) y además, la historia de la población de estas islas, en su evolución a partir de la conquista, es suficientemente conocida. Por lo menos desde Wölfel (1930) se sabe documentalmente que los grupos humanos prehispánicos no se extinguieron sino que sobreviven  en  la  población  actual,  después  de  un  inicial  y  rápido  proceso  de
cristianización y aculturación".

Ilse Schwidetzky. Año 1975.

Pervivencias culturales
Más que demostrada la continuidad poblacional precolonial en la población actual de las islas, nos resulta más fácil comprender como tras cinco siglos de aculturación haya podido llegar hasta nosotros al día de hoy, un amplio legado cultural de origen indígena. La magna obra de Manuel Alemán “Psicología del hombre canario”, fundamental para comprender la idiosincrasia de la población canaria, propone como premisa básica de influencia en nuestra psicología colectiva la raza guanche y nuestro devenir histórico. La infravaloración sobre sí mismo, sobre lo canario frente a lo de fuera,   son sólo algunos aspectos psicológicos heredados de una experiencia histórica de conquista e imposiciones colonialistas constituyendo el prestigio de lo español frente a lo canario y del colono frente al colonizado. La pervivencia lingüística toponímica, conserva más de
1.500 vocablos beréberes fosilizados   por todos los rincones del Archipiélago. Éstos difícilmente hubieran pervivido sino fuera por una población indígena que siguiera usando dicha denominación. Lo mismo podemos decir de las numerosas palabras conservadas en nuestra habla actual, como por ejemplo: gofio, tenique, tajaraste, sirinoque, tajinaste, gánigo, chola, jaira, beletén, guanil, teberite y un largo etcétera. Estas últimas décadas se han incrementado expresiones como ahul(=saludos) o numerosos antropónimos guanches. El folklore canario, uno de los más ricos del mundo debido a las diversas influencias, también conserva folklore de raíces prehispánicas sobre todo en el denominado “folklore de tambor”. El tajaraste, sirinoque, la meda, etc. las obras de investigación sobre etnografía del investigador Lorenzo Perera pueden ser muy ilustrativas al respecto. Costumbres agroganaderas como la marca en la orejas del ganado como distintivo identificador denominado teberite o chivirito dependiendo de la isla, sincretismos como la peregrinación a Candelaria, la fiesta del Charco en La Aldea, deportes como la lucha del garrote y la lucha canaria o prácticas tradicionales como el salto del pastor, el silbo –desaparecido en otras islas solo pervive en La Gomera- e incluso cabe destacar que tras más de cinco siglos de colonialismo el gofio siga siendo la base de la dieta canaria y muchos canarios aún continúen habitando en cuevas en
todas las islas. Son sólo algunos ejemplos. También resulta interesante el hecho de que existan paralelismos en las regiones habitadas por los amazighes menos arabizadas, como el teberite, el gofio y la lucha del garrote, entre otras.

Necesidad de definir el mestizaje isleño

Efectivamente, como hemos visto el pueblo canario es mestizo, pero debemos definir este mestizaje y comprender lo que dicho fenómeno supuso-y supone- en nuestra tierra. Los canarios aparte de un minoritario contingente demográfico europeo- fundamentalmente español y portugués- recibimos destacables aportes moriscos y subsaharianos en cifras no muy diferentes a las de europeos. Este hecho  fue  debido a la necesidad de mano de obra esclava en la explotación agrícola de la caña de azúcar, y a la dificultad de control de la población indígena:

“Trájose de Guinea negros para el servicio de los ingenios y viñas, que después sus dueños dejándoles libres por voluntad de sus Altezas tienen un pueblo donde habitan todos negros, en Tirajana [...]”. Trájose de Guinea las patatas, el maíz, raíces de plátanos, ñames y otras semillas”.

Marín i Cubas

Estas poblaciones se integraron más rápidamente con los indígenas debido a que pertenecían a una misma clase social, incluso llegando a unirse a los célebres alzados, es decir aquellos indígenas que siempre se negaron a aceptar el colonialismo y se replegaron a las zonas montañosas y aisladas:

“…muchos esclavos guanches e negros e moriscos de los vezinos e moradores de la dicha isla se an huido e ausentado e huyen de cada día e se han andado e andan por las sierras e montañas un año e dos e cuatro e cinco e más tiempo…”.

Escribanías del Cabildo de Tenerife

Tampoco debemos olvidar que la población de las islas antes de la conquista también presentaba un mestizaje. El lector habrá notado que he intentado evitar términos como raza prefiriendo el de etnia, ya que este término no lo considero adecuado. Aunque los indígenas eran netamente amazighes, debemos precisar que el berebere no es una raza homogénea, sino unas poblaciones heterogéneas autóctonas del norte de África con una cultura y lengua común. Un amazigh no es árabe, éstos son  originarios de la península arábiga.  Los  amazighes  son  pueblos  autóctonos  del  norte  de  África,  son  rubios  y morenos de raza blanca. El discurso oficial sobre la cuestión que tratamos en este artículo no siempre ha sido el mismo. En tiempos pretéritos, como por ejemplo en el periodo de la dictadura franquista, simplemente se mitificaba a los indígenas y a los conquistadores, pero por supuesto se negaba toda pervivencia de los primeros argumentando un aniquilamiento y extinción. Hoy sin embargo el poder esgrime un discurso acorde al estatus actual de las islas y sus intereses económicos. Se reconoce un mestizaje muy particular donde, por supuesto, el aporte mayoritario es el europeo, sobre todo español. Un mestizaje al ideal cosmopolita interesado e irreal (al menos a nivel histórico) de las islas. Se busca con este discurso legitimar el estatus dependiente actual de las islas Canarias y el modelo de desarrollo insostenible impuesto. La cuestión objetivamente es contradictoria, ya que el mestizaje que divulgan lleva implícito un carácter de despersonalización  de la identidad isleña, insinuando la inexistencia de una identidad nacional canaria. Somos mestizos,   pero este mestizaje es y debe ser enriquecedor, aunque seamos de mayoritaria procedencia amazigh. Ser más o menos mestizos no va en detrimento de la existencia de pueblos y naciones, porque si así fuera ninguna existiría en la actualidad.
Conclusiones

La conclusión, a la luz de las pruebas historiográficas y científicas, no puede ser otra que en la población canaria actual, a pesar de los aportes demográficos posteriores a la conquista   sigue dominando el componente indígena. Este hecho es clave para comprender como tras este extenso periodo temporal desde la conquista hasta hoy, perviva –aunque en franco retroceso- un legado cultural tan importante. Otra cuestión muy diferente es el estatus político que tras cinco largos siglos de españolización a ultranza ha borrado toda memoria histórica y rasgos culturales más fundamentales como la lengua y gran parte de la cultura. Sin embargo por un lado debemos felicitarnos por el aumento de investigaciones y la difusión de estas –aunque muy reducida- creciente. Pero por otro debemos lamentar que tras más de veinte años de autonomía, no sólo se siga negando el derecho a una adecuada divulgación de la realidad histórica y cultural del Archipiélago en pleno siglo XXI, sino la exclusión y reducción de la identidad isleña a lo meramente folklórico y turístico. (Rumen Sosa Martín)


BIBLIOGRAFÍA
-ACOSTA ARMAS, Jonay. “Tinganar; Las mentiras de la colonización” (inédito)
-AMASIK, Áfrico.1985. “El árbol de la nación canaria”  La Laguna-Tenerife: Ed. Benchomo
-CONCEPCIÓN, José Luís. “Los guanches que sobrevivieron y su descendencia”
CCPC
-GARCÍA- TALAVERA, Francisco. “Comunicación presentada en la Universidad de verano de Agadir "Historia de los Imazighen" VII – 2000”
- HERNÁNDEZ HERNANDEZ, Pedro.  1997, “Natura y cultura de las Islas
Canarias” La Laguna-Tenerife: Tafor publicaciones, S.L.
-HUPALUPA. 1987. “Magos, maúros, mahoreros o amasikes”
-LORENZO PERERA, Manuel J. 1983 “¿Qué fue de los alzados guanches?”  Madrid. Secretariado de publicaciones de la Universidad de La Laguna.




2 comentarios:

  1. Mi más sincera felicitación. Nuestra historia está aún por escribir. Ahí están miles de legajos sinn leer y muchas evidencias arqueológicas sin trabajar. Tenemos una deuda.

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