Introducción
“La historia es, pues, necesaria;
pero no es “inocente”. Por eso los pueblos se ven a veces obligados a recuperar
su memoria colectiva que les había sido arrebatada, ocultada o falsificada.(…)Porque
cuando se trata de aherrojar a un pueblo, lo primero que se hace es
falsificarle o arrebatarle la imprescindible experiencia que significa su
historia. Por eso la historia rigurosamente científica, pero que es cosa de
todos, tarea en la que todos pueden y deben colaborar, es vital para una
colectividad que quiera ser libre de sus destinos” M. Tuñón de Lara
Este texto del historiador Tuñón
de Lara puede trasladarse perfectamente a la realidad canaria. La historia la
escriben los vencedores, y en Canarias no ha sido una excepción. Los hechos
históricos han sufrido, desde la conquista, tergiversaciones y ocultación de
datos interesados, hecho que hasta el día de hoy sigue presente. Las
motivaciones han sido y son, evidentemente políticas. La recuperación de la
memoria histórica del pueblo canario, pone en peligro los patrones ideológicos
de la supuesta “españolidad” de las islas,
resultando esta decisiva
para la toma
de conciencia nacional
propia. Este fenómeno de negación
continuada lo podemos comprobar en todos los ámbitos de la sociedad isleña,
desde la exclusión casi total de los contenidos canarios en la educación
básica, marginación de los estudios más críticos e innovadores, hasta la
manipulación e incluso ocultación de los estudios científicos que pongan en
entredicho el discurso oficial. Uno de los aspectos específicos más ocultados y
tergiversados hasta la saciedad lo constituye la pervivencia étnica
antropológica y cultural de los antiguos canarios, asunto que en la actualidad
sigue constituyendo un tabú en una significativa parte de la sociedad insular.
Estas pervivencias explican la existencia -aún habiendo transcurrido más de
cinco siglos- de un amplio legado cultural precolonial, que abarca desde miles
de palabras, costumbres agroganaderas, tradiciones, folklore, sincretismos
religiosos, hasta fiestas, deportes, gastronomía etc. Lógicamente este legado
ha puesto de siempre en entredicho las teorías extincionistas tan difundidas
durante el franquismo y otros tiempos pretéritos, llegando su influencia hasta
nuestros días. En la actualidad, la mayoría de la población canaria
(independientemente de su nivel académico) desconoce una versión de un mínimo
carácter científico del devenir histórico de las islas y más concretamente de
la etapa anterior a la conquista y los primeros siglos posteriores.
Objetivos
Los objetivos de este artículo no
van más allá de una labor divulgativa, aunque no niego mi pretensión
de estimular a
los futuros compañeros
historiadores (y a
todos los canarios en general) a
profundizar en el conocimiento y divulgación de la experiencia vital del pueblo
canario que supone su propia historia. Por otro lado propongo desterrar cierto vocabulario que
creo obsoleto en el estudio de la historia de Canarias como lo son
“Prehistoria” y “aborigen”. El primero
porque considero que atribuir a la conquista la “comienzo de la historia” en
detrimento de la “prehistoria”, que sería el periodo precolonial, lleva implícito
un marcado cariz ideológico excesivamente subjetivo.
Algunos historiadores prefieren
denominar a este periodo como protohistoria, época prehispánica o periodo
precolonial. La denominación Aborigen
procede del griego ab
orige (desde el origen) haciendo
referencia a una población desde la prehistoria, algo que nunca se produjo en
el archipiélago, donde las dataciones no sobrepasan el siglo VIII a.c. de
antigüedad. Por tanto resulta, desde un punto de vista científico, más
incorrecta aún si cabe que guanche, ya que esta última denominación, aunque
originaria de la isla
picuda, se ha generalizado para todo
el archipiélago como
lo recoge el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Sin embargo emplearé
preferentemente denominaciones como antiguos canarios o indígenas que considero
más adecuadas. Por último también aprovecho para reivindicar una ciencia
histórica más justa y menos eurocentrista, que no sólo afectan negativamente a
las islas, sino al resto de continentes no
europeos. Creo que
esto es fundamental
para cultivar una
conciencia verdaderamente universalista
Orígenes
El estudio de nuestra historia ya
comienza desde poco después finalizada
la conquista, donde crece el interés
acerca de la procedencia de la población indígena. La idea generalizada en la
sociedad isleña a día de hoy, sobre sus antepasados, se caracteriza por la
infravaloración pero sobre todo por el desconocimiento. Entre otras cosas, se
supone que los indígenas canarios desconocían su procedencia y hechos
históricos, primando una imagen de una población “salvaje” y muy mitificada. Lo
cierto es que las mismas crónicas ya no solo reconocen la existencia de una
historiografía eminentemente oral, sino de la conciencia clara de los antiguos
canarios sobre su procedencia:
“No tenían libros, ni historias;
sólo mandaban a la memoria cantares y corridos de hazañas de sus antepasados…”
Escudero
“…y en corrido sabían de memoria
la historia de sus antepasados, que entre ellos se quedaban; contaban consejas
de los montes claros de Atlante en África”
Marín i Cubas
Los antiguos canarios poseían una
riquísima historiografía oral, igual que el resto de los pueblos amazighes
(beréberes). Gracias a esta, la población de las islas poseía una memoria
histórica, que aunque épica, recogía los aspectos más fundamentales de su
devenir histórico, como sus personajes más destacados y su procedencia
continental africana. No son pocos las impresiones de los mismos cronistas
acercas del origen de los antiguos canarios:
“Destas opiniones puede seguir el
lector la que le pareciere y más le cuadrare; que la mía es que ellos son
africanos y de allá traen su descendencia, así por la vecindad de las tierras,
como por lo mucho que frisan en costumbres y lengua, tanto que el contar es el
mismo de unos que de otros. Allégase a esto también que los manjares son los
mismos, como es el gofio, leche, manteca…etc. Sean los que se quisieren, desde
que hay gentes en estas
islas hay memoria
de más de
mil y quinientos
y tantos años”. Espinosa. (Siglo XVI)
“[…] nombrando casi siempre los
montes claros que son en África, los de Atlante de donde parece tenían su
origen, y muchos ríos y arboledas de aquellos sitios de donde se verifica
tenían el alma por inmortal”.
Marín y Cubas.
“Dejadas alteraciones y opiniones
que acerca de la venida de los naturales de estas islas hay, de donde hayan
venido, la más verdadera es que los primero que a estas islas de Canaria
vinieron fueron de África, de la provincia llamada Mauritania (…)”
Abreu Galindo
“[...] Y se puede bien creer que
si de aquel tiempo acá, que se levantó Mahoma, se poblaron estas islas de
africanos, siguieron los canarios los ritos y secta de Mahoma; de manera que no
hay que dudar, sino ser muy cierto y averiguado, que los pobladores de estas
islas de Canaria vinieron de esta parte de África”.
Abreu Galindo.
“La lengua de los guanches
viejos, que aun hasta hoy tienen su población junto a
Candelaria, es muy parecida a la
de los moros de Berbería”.
Mediados del siglo XVII. Sir
Edmond Scory.
Pero para acabar, mejor leamos lo
que nos dice un antiguo canario directamente, en esta magnífica obra del
portugués Gaspar Frutuoso “Saudades da terra”, donde recoge el testimonio de un
indígena natural de Gran Canaria tras la conquista. Este le cuenta de primera mano la clara conciencia
sobre su origen norteafricano, así como el hecho de que los canarios vinieron
del continente antes de que llegara el
Islam (la letra en negrita es mía):
“… tuvo gran amistad con un
hombre honrado canario, natural de Gran Canaria, que se llamaba Antón Delgado,
y extrañábase de que no tuviesen memoria los naturales de aquellas islas de
dónde procedían; y preguntándole si tenían de esto alguna noticia, le respondió
Antón Delgado, sonriéndose, que dónde podían proceder sino de esta Berbería, que
estaba allí tan cerca. Y le replicó Andrés Martins que no podía así ser, porque
si fuesen de allí tendrían la ley y secta de los moros y la misma lengua. A lo
que respondió Antón Delgado: -Parece que en el tiempo cuando los habitantes de Canarias
de la tierra de África vinieron a parar aquí, todavía no había la secta de
Mahoma, que ahora siguen los moros; porque yo entiendo tres lenguas, a saber,
la de Canaria, la de Tenerife y la de la Gomera , y todas se parecen mucho a la lengua de
los moros. Y aun decía Antón Delgado que bien podía esto ser así, pues los
canarios tienen todas las maneras de los moros en sus costumbres, así sus
molinillos de mano, y usan gofio como moros y parece que aunque cambiaron el
lenguaje que traían, no cambiaron algunas costumbres de su tierra, que habían
visto con sus ojos y practicaban entre ellos allá. Y aunque los canarios tengan
variedad, sus lenguajes casi todos tiran al de los moros”.
Gaspar Frutuoso.
Es de destacar que antes al igual
que en la actualidad, en la sociedad europea se tiende a generalizar con el
apelativo de “moro” a todo habitante norteafricano ya sea árabe o berebere. Por
lo tanto no existía una distinción entre la lengua tamazight o berebere y la
árabe. Por último la ciencia también nos avala los orígenes norteafricanos y
concretamente amazighes de los antiguos canarios:
"La más destacada
característica de los aborígenes canarios es la proporción extraordinariamente
alta del grupo sanguíneo 0. Proporciones tan altas no se conocen en poblaciones
europeas vivas. Sin embargo se acercan mucho a los primitivos canarios las
tribus bereberes del Alto Atlas (Allison, 1952; Mourant, 1958), en los cuales
el grupo sanguínero 0 llega hasta 78 y en algunos casos hasta el 80 %. Las
relaciones entre los primitivos canarios y los bereberes también queda
confirmada en el aspecto serológico"
(Schwidetzky, 1963)
Hoy por hoy ya está más que
reconocido científicamente el origen continental africano, y más concretamente
amazigh, de los antiguos canarios. Hasta el punto de que aún existen paralelismos culturales
y antropológicos entre
canarios y amazighes continentales que
sorprendentemente han pervivido a cinco siglos de colonialismo llegando hasta
nuestros días.
Pervivencias
La pervivencia de los antiguos
canarios en la población canaria actual es una evidencia que cada vez resulta
más difícil ocultar y tergiversar. Las pruebas científicas, estudios
antropológicos, culturales, etc. entran continuamente en contradicción con el
discurso oficial y la creencia generalizada, ya que esta pervivencia resulta
ser mayoritaria. Por ello recientemente se han dado a conocer –de manera
tergiversada-estudios que reconocen porcentajes de herencia antropológica muy
bajos. Sin embargo no hace alusión a los numerosos estudios que se llevan
realizando desde finales del siglo XIX hasta nuestros días que siguen apuntando
a una clara continuidad poblacional: Verneau (1887), Bethencourt
Alfonso (1912), Fischer
(1931), Wölfel (1957),
Schwidetsky (1957), Fusté de Ara (1958), García Talavera (1991)...y un
largo etcétera.
Las pervivencias precoloniales
pueden clasificarse en: Antropología, psicología, Lingüística (toponimia,
palabras y expresiones), costumbres
agroganaderas, sincretismos religiosos y festivos, folklore, deportes, hábitat, e incluso gastronomía.
Antropología
Por un lado la lectura correcta
de las crónicas nos adelantan el escaso establecimiento de europeos y la
mayoritaria pervivencia de los antiguos canarios, que progresivamente se les
fue despojando de su cultura ancestral; la lengua, religión y modos de vida
fueron sustituidos a la fuerza por los conquistadores. Las siguientes crónicas
nos informan sobre la situación de la población indígena y europea tras la
conquista:
“[…] después de sosegada la isla
-de Tenerife, la última en conquistar- los más de los soldados se volvieron a
Castilla a sus casas”.
Abreu Galindo
“A los peones i pagados se les
dieron assimismo tierras y aguas según su seuicio, i estos las vendieron i se
fueron, el que tenía con que irse no se quedaba porque había guerras siuiles en
Granada”
Escudero
“Solos los pobres hidalgos
aventureros stremeños, biscaínos, castellanos, que siruieron sin premio
teniendo el maior riesgo i el cuerpo a el enemigo, les taparon la voca con unos
riscos pelados, serca de la cumbre, en Telde, Agüimes, Tirajana, i Guía, y los
más
como no podían augmentar, los
vendían por nada”.
Escudero.
Estas crónicas nos describen
aspectos claves sobre el destino de los conquistadores tras la conquista de las
islas. Hemos de recordar que eran soldados pagados por la corona de Castilla y
no conquistadores-colonizadores, que aunque muchos recibieron tierras acabaron
vendiéndolas, volviéndose a Granada a luchar contra el último reducto musulmán
de la península ibérica o aventurándose a la conquista de América mucho más rica. Veamos datas de
repartimiento de tierras:
“Por cuanto Pedro Manynydra,
canario de la Gran
Canaria , por servir a sus Altezas en definción de nuestra
santa fe católica [...]”.
“Juana Sánchez, también canaria
[...] lo cual vos do porque trabajó vuestro marido en la conquista y vos
quedastes viuda [...]”.
“Juan de Uramas, Rodrigo el Coxo,
Francisco de Leon y Fernando de Leon [...]
canarios [...] conquistadores
[...]”.
“Pedro Camacho [...] natural de
Gran Canaria y conquistador que fuiste destas dos islas [...]”.
“Antonio Díaz, canario como a
conquistador [...]”.
“Pedro Vizcaíno [...] canario
[...] por los muchos servicios que habéis fecho a Sus Altezas en especial
porque fuestes conquistador destas dos islas de Tenerife e San Miguel de La Palma ”.
Y un largo etcétera más de
antiguos canarios que recibieron su lote de tierras por colaborar con la
conquista. También muchos conquistadores dejaron a sus sirvientes sus
posesiones al marchar a tierras lejanas
mucho más fértiles. Si acaso la mejor calidad de aguas, ganados y tierras
quedaran en manos de la minoría acumuladora europea. Pero es lógico que se les
tuviera contento a los indígenas más notables con su parte del pastel, de esta
manera se certificaba y se legitimaba institucionalmente el colonialismo
económico, social y cultural del Archipiélago por parte los Reyes Católicos. En
1455, ya en tiempos de Diego de Herrera, visitó las islas Cadamosto, que
declara:
“se componían en su mayor parte
de indígenas”; Y tanto en las islas de
señorío como en las realengas, se conoce por los cronistas que se celebraron
tratados de paz con los conquistadores, que los naturales nobles recibieron
repartimientos y todos se equipararon a la europea [...]”.
“Para que se comprenda la gran
desproporción que siempre hubo en la nueva sociedad formada por
indígenas y europeos,
basta decir que
medio siglo después
de conquistadas las cuatro islas menores, según Azurara, existían los
siguientes hombres de los segundos:
60 en Lanzarote,
80 en Fuerteventura, 12
en El Hierro;
no computando ninguno a la
Gomera porque probablemente no los habría, pues en rigor no
estaba conquistada.
Bthencourt Afonso (s.XX)
Por otro
lado cabe destacar
que la gran
mayoría de los
indígenas vendidos como esclavos en los mercados de Sevilla y
Valencia (conocidos como “lotes blancos”) acabaron regresando a su tierra natal
con los años:
“Este retorno (de esclavos
canarios desde España) más o menos consentido llegó a
alarmar a los propios
conquistadores, que elevaron sus quejas a los soberanos de
Castilla, ante el infundado temor
de un levantamiento general”.
Rumeu de Armas. Siglo XX.
Otra vez Gaspar Frutuoso nos
brinda una detallada descripción de la rápida adaptación- obligada- de la
mayoría indígena al modo de vida cristiano .Este texto es un importantísimo
documento que nos ofrece una imagen bastante detallada del modo de vida de la
mayoría de los canarios un siglo tras la conquista (s. XVI):
“Los que quedaron de ellos
–antiguos canarios- y las mujeres cambiaron después su
disposición, tanto que los
hombres son ahora tan esforzados, valientes y ligeros, que ceden a los de las
demás islas; y las mujeres de fieras, bravas y guerreras se tornaron mansas
ovejas, afables y conversadoras; son muy hermosas, blancas y discretas,
cortesas y bien
educadas, algunas están
casadas con portugueses,
otras con castellanos, aunque los
mestizos son pocos. Son de cuerpo gentil y en proporción, graciosas en el
hablar, cantar y danzar según su costumbre […]. No tienen por amigo a
quien no
quiere comer y
beber con ellos;
cuando van a
la ciudad van
tan bien trajeados y limpios como
los más pulidos castellanos. Ellas son tan galantes y visten con tanto costo,
que parecen tener grandes rentas, y lo sostienen todo con los quesos que
hacen”.
Incluso la característica
denominación de cristiano al paisano en los campos canarios parecen tener sus
antecedentes en las mismas crónicas:
“[...] Y así ellos -los
indígenas- y sus descendientes son muy católicos y cristianos, desde que se
convirtieron, sin haberse hallado un tropiezo; y es tal esta gente de Canaria,
que no se tienen por cristianos nuevos, sino por muy católicos y de gran
devoción como se dirá adelante”.
Sedeño (s. XV)
Tradicionalmente también se ha
generalizado el tópico de los apellidos, pero resulta evidente que Canarias no
es Euskadi ni Cataluña, sino un territorio de ultramar que sufrió el un proceso
semejante de conquista y colonización al
de Sudamérica. Veamos algunos ejemplos de como cada indígena bautizado recibió
un nombre y apellido castellano:
Nº 1326.- Elvira Hernández,
hermana de Pedro el Bueno e de Gaspar Hernández, mis criados, naturales desta
isla [...].
Nº 306.- María de Lugo, mujer de
don Pedro defunto, naturales de esta isla [...].
Nº 1303.- Pedro Martín, natural
desta isla [...].
Nº 720.- Pedro Abtejo, gomero
[...].
Nº 1292.- Francisco Hara, gomero
[...].
Nº 362.- Alonso de Córdoba,
canario [...].
Todas estas evidencias son
corroboradas por más de un siglo de estudios científicos:
“¡Recorred los osarios de todos
los cementerios de la isla y encontraréis en la razón de dicha que los cráneos
ofrecen los mismos caracteres que los cráneos guanches coleccionados en los
Museos y los que aun encierran cuevas funerarias. Esta prueba es terminante. Ni
las falsificaciones genealógicas, ni la suplantación de documentos, ni las
ocultaciones, ni las vanidades, ni el desenfado de los cronistas, pueden
destruir la verdad histórica escrita en nuestros propios huesos!”.
Bethencourt Alfonso. Principios
del siglo XX.
Antes que Bethencourt Alfonso ya
Verneau a finales del siglo XIX escribía sobre los claros paralelismos entre la
población guanche y la isleña contemporánea de su época. Pero a lo largo del
siglo XX se han llevado a cabo los estudios más reveladores, científicos y
en profundidad sobre
la población canaria,
los cuales siguen
siendo avalados por los avances en los estudios antropológicos. Veamos
pequeños ejemplos de ello:
“Al cotejar los principales
rasgos tipológicos de la población actual vinculados al esqueleto con los de la
prehistórica, es de considerable interés por cuánto se ha afirmado repetidas
veces de manera tendenciosa la desaparición, poco menos que completa, de la
población aborigen. Por lo demás esta persistencia de los elementos de la
antigua población nada tiene particular, si se considera el acusado aislamiento
de los núcleos rurales que determinan la existencia en ellos de un elevado
grado de endogamia, y había sido ya mencionada en los trabajos más antiguos de
Verneau (1887), Fischer (1931) y Wölfel (1931) para todo el archipiélago, y en
la más reciente de Schwidetzky en 1957 para la isla de Tenerife.
Una nota común a ambas
poblaciones, prehistórica y actual, es la acusada hetereogeneidad en
cuanto a su
textura racial se
refiere, ya advertida
desde los primeros tiempos de la
conquista y que aparece reflejada así mismo en anteriores trabajos sobre la
antropología insular. Entre los diversos elementos que la constituyen
merece citarse, en primer lugar,
el tipo cromañoide presente en todas las islas, aunque con importantes
diferencias en lo que se refiere a su frecuencia numérica.
Por tanto, después de las
observaciones de la mayor parte de los autores que han investigado en las
islas, ha podido establecerse la persistencia hasta nuestros días de los
elementos que constituían el complejo racial de las poblaciones prehistóricas
aborígenes. Y esto no de forma esporádica, sino todo lo contrario, formando
auténticos núcleos de población”.
Fusté de Ara (1958)
La antropóloga Ilse Schwidetzky
realizó una auténtica investigación de campo en el Archipiélago que
conformó su tesis
doctoral. Su estudio
fue fundamental para corroborar más detalladamente la
evolución antropológica de la población isleña tras la conquista:
"Las islas Canarias ofrecen
un campo extraordinario para la investigación antropológica. Primero porque en
ellas una población prehistórica dejó en sus cuevas sepulcrales y
en sus túmulos
un material óseo
excepcionalmente abundante (...) y además, la historia de la población
de estas islas, en su evolución a partir de la conquista, es suficientemente
conocida. Por lo menos desde Wölfel (1930) se sabe documentalmente que los
grupos humanos prehispánicos no se extinguieron sino que sobreviven en
la población actual,
después de un
inicial y rápido
proceso de
cristianización y
aculturación".
Ilse Schwidetzky. Año 1975.
Pervivencias culturales
Más que demostrada la continuidad
poblacional precolonial en la población actual de las islas, nos resulta más
fácil comprender como tras cinco siglos de aculturación haya podido llegar
hasta nosotros al día de hoy, un amplio legado cultural de origen indígena. La
magna obra de Manuel Alemán “Psicología del hombre canario”, fundamental para
comprender la idiosincrasia de la población canaria, propone como premisa
básica de influencia en nuestra psicología colectiva la raza guanche y nuestro
devenir histórico. La infravaloración sobre sí mismo, sobre lo canario frente a
lo de fuera, son sólo algunos aspectos
psicológicos heredados de una experiencia histórica de conquista e imposiciones
colonialistas constituyendo el prestigio de lo español frente a lo canario y
del colono frente al colonizado. La pervivencia lingüística toponímica,
conserva más de
1.500 vocablos beréberes
fosilizados por todos los rincones del
Archipiélago. Éstos difícilmente hubieran pervivido sino fuera por una
población indígena que siguiera usando dicha denominación. Lo mismo podemos
decir de las numerosas palabras conservadas en nuestra habla actual, como por
ejemplo: gofio, tenique, tajaraste, sirinoque, tajinaste, gánigo, chola, jaira,
beletén, guanil, teberite y un largo etcétera. Estas últimas décadas se han
incrementado expresiones como ahul(=saludos) o numerosos antropónimos guanches.
El folklore canario, uno de los más ricos del mundo debido a las diversas
influencias, también conserva folklore de raíces prehispánicas sobre todo en el
denominado “folklore de tambor”. El tajaraste, sirinoque, la meda, etc. las
obras de investigación sobre etnografía del investigador Lorenzo Perera pueden
ser muy ilustrativas al respecto. Costumbres agroganaderas como la marca en la
orejas del ganado como distintivo identificador denominado teberite o chivirito
dependiendo de la isla, sincretismos como la peregrinación a Candelaria, la
fiesta del Charco en La Aldea ,
deportes como la lucha del garrote y la lucha canaria o prácticas tradicionales
como el salto del pastor, el silbo –desaparecido en otras islas solo pervive en
La Gomera- e
incluso cabe destacar que tras más de cinco siglos de colonialismo el gofio
siga siendo la base de la dieta canaria y muchos canarios aún continúen
habitando en cuevas en
todas las islas. Son sólo algunos
ejemplos. También resulta interesante el hecho de que existan paralelismos en
las regiones habitadas por los amazighes menos arabizadas, como el teberite, el
gofio y la lucha del garrote, entre otras.
Necesidad de definir el mestizaje
isleño
Efectivamente, como hemos visto
el pueblo canario es mestizo, pero debemos definir este mestizaje y comprender
lo que dicho fenómeno supuso-y supone- en nuestra tierra. Los canarios aparte
de un minoritario contingente demográfico europeo- fundamentalmente español y
portugués- recibimos destacables aportes moriscos y subsaharianos en cifras no
muy diferentes a las de europeos. Este hecho
fue debido a la necesidad de mano
de obra esclava en la explotación agrícola de la caña de azúcar, y a la
dificultad de control de la población indígena:
“Trájose de Guinea negros para el
servicio de los ingenios y viñas, que después sus dueños dejándoles libres por
voluntad de sus Altezas tienen un pueblo donde habitan todos negros, en
Tirajana [...]”. Trájose de Guinea las patatas, el maíz, raíces de plátanos,
ñames y otras semillas”.
Marín i Cubas
Estas poblaciones se integraron
más rápidamente con los indígenas debido a que pertenecían a una misma clase
social, incluso llegando a unirse a los célebres alzados, es decir aquellos
indígenas que siempre se negaron a aceptar el colonialismo y se replegaron a
las zonas montañosas y aisladas:
“…muchos esclavos guanches e
negros e moriscos de los vezinos e moradores de la dicha isla se an huido e
ausentado e huyen de cada día e se han andado e andan por las sierras e
montañas un año e dos e cuatro e cinco e más tiempo…”.
Escribanías del Cabildo de
Tenerife
Tampoco debemos olvidar que la
población de las islas antes de la conquista también presentaba un mestizaje.
El lector habrá notado que he intentado evitar términos como raza prefiriendo
el de etnia, ya que este término no lo considero adecuado. Aunque los indígenas
eran netamente amazighes, debemos precisar que el berebere no es una raza
homogénea, sino unas poblaciones heterogéneas autóctonas del norte de África
con una cultura y lengua común. Un amazigh no es árabe, éstos son originarios de la península arábiga. Los
amazighes son pueblos
autóctonos del norte
de África, son
rubios y morenos de raza blanca.
El discurso oficial sobre la cuestión que tratamos en este artículo no siempre
ha sido el mismo. En tiempos pretéritos, como por ejemplo en el periodo de la
dictadura franquista, simplemente se mitificaba a los indígenas y a los
conquistadores, pero por supuesto se negaba toda pervivencia de los primeros
argumentando un aniquilamiento y extinción. Hoy sin embargo el poder esgrime un
discurso acorde al estatus actual de las islas y sus intereses económicos. Se
reconoce un mestizaje muy particular donde, por supuesto, el aporte mayoritario
es el europeo, sobre todo español. Un mestizaje al ideal cosmopolita interesado
e irreal (al menos a nivel histórico) de las islas. Se busca con este discurso
legitimar el estatus dependiente actual de las islas Canarias y el modelo de
desarrollo insostenible impuesto. La cuestión objetivamente es contradictoria,
ya que el mestizaje que divulgan lleva implícito un carácter de
despersonalización de la identidad
isleña, insinuando la inexistencia de una identidad nacional canaria. Somos
mestizos, pero este mestizaje es y debe
ser enriquecedor, aunque seamos de mayoritaria procedencia amazigh. Ser más o
menos mestizos no va en detrimento de la existencia de pueblos y naciones,
porque si así fuera ninguna existiría en la actualidad.
Conclusiones
La conclusión, a la luz de las
pruebas historiográficas y científicas, no puede ser otra que en la población
canaria actual, a pesar de los aportes demográficos posteriores a la
conquista sigue dominando el componente
indígena. Este hecho es clave para comprender como tras este extenso periodo
temporal desde la conquista hasta hoy, perviva –aunque en franco retroceso- un
legado cultural tan importante. Otra cuestión muy diferente es el estatus
político que tras cinco largos siglos de españolización a ultranza ha borrado
toda memoria histórica y rasgos culturales más fundamentales como la lengua y
gran parte de la cultura. Sin embargo por un lado debemos felicitarnos por el
aumento de investigaciones y la difusión de estas –aunque muy reducida-
creciente. Pero por otro debemos lamentar que tras más de veinte años de
autonomía, no sólo se siga negando el derecho a una adecuada divulgación de la
realidad histórica y cultural del Archipiélago en pleno siglo XXI, sino la
exclusión y reducción de la identidad isleña a lo meramente folklórico y
turístico. (Rumen Sosa Martín)
BIBLIOGRAFÍA
-ACOSTA
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-AMASIK,
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La
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-CONCEPCIÓN,
José Luís. “Los guanches que sobrevivieron y su descendencia”
CCPC
-GARCÍA-
TALAVERA, Francisco. “Comunicación presentada en la Universidad de verano
de Agadir "Historia de los Imazighen" VII – 2000”
-
HERNÁNDEZ HERNANDEZ, Pedro. 1997,
“Natura y cultura de las Islas
Canarias” La Laguna-Tenerife :
Tafor publicaciones, S.L.
-HUPALUPA.
1987. “Magos, maúros, mahoreros o amasikes”
-LORENZO
PERERA, Manuel J. 1983 “¿Qué fue de los alzados guanches?” Madrid. Secretariado de publicaciones de la Universidad de La Laguna.
Mi más sincera felicitación. Nuestra historia está aún por escribir. Ahí están miles de legajos sinn leer y muchas evidencias arqueológicas sin trabajar. Tenemos una deuda.
ResponderEliminarBuenas tardes !
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