sábado, 6 de junio de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-XLIVIII



1997.
Guanches del         xvii

Ahora que aún suenan los ecos del reciente traslado de la Virgen de Candelaria a La Laguna de Agüere, así como los polémicos sucesos del Corpus de La Orotava, nos padece oportuno sacar a colación unos sucesos que confirman el dicho de que la Historia se repite.



Los hechos ocurrieron durante las festividades del día de Candelaria de 1588. Dice al respecto un documento recientemente publicado (M. Fariña, 1997), presentado en La Orotava, en diciembre de ese mismo año, por el guanche Pedro Hernández: "... Todos los años, por el día de Nuestra Señora de Candelaria se hace procesión de la Casa de Nuestra Señora hasta la iglesia de San Blas (,..) que la Imagen sale en sus andas y en procesión de llevarla sobre sus hombros los Naturales que descienden de los Naturales que eran antes que la isla se ganase y en contorno y en redondo de la dicha Imagen suelen ir todos los Naturales porque es fiesta suya, y la Imagen les pareció a ellos mucho tiempo antes que cristianos ganasen la dicha Isla (...)y estando en este uso antiguo e posesión, el día de Nuestra Señora deste mes pasado de febrero, continuando los dichos Naturales su posesión e costumbre, queriéndose hacer la dicha procesión, cuatro de ellos tomaron las andas de dicha Imagen, yendo los demás junto a ella y la sacaron desde su altar, trayéndola a la capilla de la dicha iglesia, de donde se recomenzaba a hacer la procesión. Y ¡rayéndola sobre sus hombros los dichos Naturales, y estando congregada mucha gente, el dicho Cristóbal Trujillo de la Coba, y Gaspar Yones, Regidores y otros, con alboroto y escándalo, diciendo el dicho Trujillo que tenía comisión del Gobernador e que venía en su lugar, e con vara de justicia en las manos, fueron rempujando a los dichos Naturales y llegando a los que tenían las dichas andas por fuerza, y sin reverencia de Nuestra Señora se la quitaron por fuerza, y porque los dichos naturales con modestia y mansedumbre decían e requerían al dicho Trujillo de la Coba que no les quitase de su posesión e que aquello les pertenecía por ser Naturales, el dicho Trujillo y los demás les afrentaron delante de la dicha Imagen llamándoles de bellacos e majaderos e picaros, y en son de quererlos afrentar les decían que eran unos Guanches de baja suerte".

A partir de ahí se sucedieron los pleitos y demandas de justicia por parte de los guanches ante la Real Audiencia, reclamando sus derechos. Pero lo que más llama la atención, incluso a mí, que llevo muchos años en el tema, es la cantidad de guanches —más de un centenar— con nombres y apellidos castellanos, pero a los que se sigue considerando como naturales (guanches) a finales del siglo XVI y comienzos delXVll, unidos ante la justicia en causa común, frente al poder religioso y civil.

Con toda probabilidad, Fray Alonso de Espinosa hablaría con alguno de ellos para obtener información de primera mano durante la elaboración de su famosa "Historia de Nuestra Señora de Candelaria".

Así, con el mencionado documento fechado en La Orotava el 31 de diciembre de 1588, compareció Pedro Hernández en nombre de Francisco Hernández, Juan Fernández, Luis Rodríguez, Francisco González, el capitán Pedro Rodríguez, Salvador González, Alonso Rodríguez, Juan Rodríguez, Diego Díaz de Vera, Antón Sánchez, Andrés Hernández, Lázaro Sánchez, Rodrigo Martín y los demás sus consortes, todos guanches naturales de Candelaria.
Y como, por lo que se ve, el pleito continuó durante largos años, a este documento le sucedieron los siguientes:

"En La Laguna, el 2 de febrero de 1601, otorgan poder a Lázaro Sánchez, en representación de Juan Gaspar, Francisco González, Pedro Delgado, Juan de Torres, Pedro Martín, Bastión Hernández, Francisco González el Mozo, Pedro Díaz, Amador González, el bachiller Luis García, Antón García, Diego de Torres, Juan de Torres, Francisco de Torres, Gaspar Díaz, otro Luis García (...) por nos e por los demás naturales (guanches)".

"En Garachico, el 19 de marzo de 1601, Juan de Mena el Viejo y Juan de Mena el Mozo, Martín de Mena, Diego de Mena y Pedro de Mena, Melchor Asencio, Antonio Esíévez, Juan de Betancort y Pablo de Betancort, Miguel González, Baltasar Asencio, todos naturales (guanches) y vecinos de las bandas de Daute, otorgan poder a Juan Marrero, natural y vecino de Candelaria ".

"En Candelaria, el 18 de marzo de 1601, Pedro Hernández, Fernando Pérez, Juan Pestaño, Marcos González, Casoar Pérez y Luis Hernández naturales (guanches), otorgan ooder a Juan Marrero, guanche, para que los representé ante la Real Audiencia de Canaria. En un documento aparte, carta de poder a Juan Marrero concedida por los naturales-de Candelaria, el capitán Juan Albertos, Leonardo Rodríguez, luán Cabrera Real, Juan López de la Fortaleza, para que prosiguiera el pleito en curso".

"En Buenavista, el 18 de marzo de 1601, Felipe Martín y Sitan Delgado el Viejo, Luis Martín y Luis de Ibaute, Melchor Ideóme, Diego Jácome, Gaspar González del Valle, Antón Maríín, Antón Pérez, Leandro Martín, Nicoloso Martín, Lorenzo Hernández, Pedro Martín Betancorí, Manuel Martín, Amador Hernández, Juan Rodríguez del Valle, Luis Martín y Pedro Martín (hermanos), Sebastián Hernández, Baltasar Guerra, Gaspar Díaz, Bastían González, Domingo Hernández, Baltasar Díaz y Esteban Martín, naturales (guanches) y vecinos del Beneficio de Daute, dan poder a Juan Murrero, natural de Candelaria ".

"En la Orotava, el 21 de marzo de 1601, Juan de Rivero, Cristóbal de Palanzuelos, Juan de la Sierra, Agustín Hernández y Juan Hernández,, Domingo Rodríguez, Alonso Pérez, hijo de Inés Pérez, Martín González, vecinos de Güimar, y naturales de la isla de Tenerife, otorgan poder a Juan Marrero... ",

A esta larga nómina de guanches podemos añadir algunos más, reseñados en otros documentos de la época. En la probanza de nobleza de la familia Armas-Negrín de Tenerife se presentan como testigos en La Laguna, Buenavista y S, Pedro de Daute (Garachico), en 1568: Juan Luis, natural de Tenerife, Juan de Regla, también guanche, Marcos Rodríguez, igualmente guanche; los guanches de 100 años Hernando Delgado y Rodrigo Hernández, Pedro González, también guanche..,

Y en los protocolos de Sancho de Urtarte, entre 1573 y 1583, referidos al Valle de Güimar, aparecen los siguientes guanches: Juan Fernández Hidalgo, hijo del mencey don Fernando de Anaga, Miguel de Güimar, Hernando de Baute, antiguo hidalgo de Naga, casado con doña Ana, hija del mencey de Abona; Andrés de Güimar , casado con doña María, hija del mencey de Adeje, apellidado también Llerena y gran defensor de sus hermanos guanches ante los Reyes de España; don Juan de Tegueste, pariente del mencey y abuelo de Francisco Hernández, mayordomo de la ermita del Socorro en 1588. Todos estos notables guanches vivían en Candelaria. A su vez, en Chacaica (Güimar), entre otros vivía el guanche Mateo de las Casas, junto a varios indígenas de Gran Canaria.

Una prueba más de la integración de los naturales en la nueva sociedad es que por aquellas fechas casi todos los alcaldes de Candelaria y del Valle de Güimar eran guanches, como hace constar Urtarte respecto a Martín Rodríguez, Marcos González y Antón Hernández. Asimismo, tienen igual naturaleza el maestre de campo de las milicias del Valle, Antón Albertos yjít capitán Francisco Rodríguez Izquierdo.

Lo más interesante de estos documentos es que nos muestran explícitamente, con nombres y apellidos, a_un sector de la población guanche que ya se había integrados en la nueva sociedad pero que aún conservaba parte de sus costumbres y su identidad íntegra. No así la gran mayoría, totalmente asimilada y desnaturalizada, que desde la conquista se había mezclado con los europeos y residía en los principales núcleos de población (La Laguna, La Orotava, Los Realejos, Icod, Garachico...) ejerciendo, en gran parte, de sirvientes o semiesclavos, salvo algunos privilegiados.

Tampoco debemos olvidarnos de los cientos que nunca se integraron (los alzados), y que conocí varón su lengua y costumbres refugiándose en LJS enrubies y lugares recónditos de la isla, resistiendo como etnia hasta mediados del siglo XVIIL Otro dato interesante que podemos extraer de estos documentos es que al comparecer en Garachico y Buenavista, en 1601, guanches vecinos de esas localidades, solidarizándose con sus hermanos del Sin en el lamentable pleito sobre la Virgen de Candelaria, nos están indicando que aún por esas fechas continuaban con la tradición de celebrar los festejos del día de la Virgen, aunque ya traspasado del 15 de agosto al 2 de febrero, unidos en fervor popular. Como lo hacían sus antepasados, que dejaban guerras y rencillas y se hermanaban durante las fiestas del Beñesmer.

Pues bien, a la vista de esta extensa relación de guanches —quizás sea la primera voz que se nomina más de un centenar— viviendo en distintas localidades de Tenerife a finales del siglo XVI y comienzos de! XVII, pensamos, una ve/ más, en la imperiosa necesidad que tiene nuestro pueblo de ir saliendo de las tinieblas históricas a las que se le ha sometido secularmente. Aquellos que esgrimen el tema de los apellidos para asegurar que aquí sólo quedaron cuatro guanches y que todos descendemos de los conquistadores y colonos tienen en esto una prueba palpable y fehaciente de que la realidad es otra. Los tres apellidos que más se repiten en los guanches que aparecen en los documentos antes mencionados: González (el más abundante), Rodríguez y Hernández, que representan el 33% del total, son los mismos que prevalecen en la población tinerfeña actual, como podemos comprobar tomando como referencia los censos de Santa Cruz y La Laguna. En concreto, el apellido González lo lleva aproximadamente el 5% de los tinerfeños, mientras que en Las Palmas el más frecuente es Santana, que representa al 3,5% de la población, y sin embargo allí los González ocupan el quinto lugar, con el 2,5%.

Curiosamente, entre lodos los González, Rodríguez, Hernández, García, Pérez, Martín, Díaz, Betancort, Delgado, etcétera de los guanches anteriormente citados aparece un único apellido autóctono: Ibaute o Baute. No obstante, a éste habría que sumarle todos los Bencomo, Tacoronte, Guanche, etcétera, que también son frecuentes en nuestra isla.
Como reflexión final, me atrevo a sugerirles a mis paisanos que sean portadores de todos esos apellidos, y otros muchos que no se citan aquí, y que su familia lleve muchas generaciones afincada en Tenerife, que empiecen a pensar en la alta posibilidad que tienen de ser descendientes de guanches, máxime si tenemos en cuenta que tras la conquista la población autóctona, que quedó en abrumadora mayoría, como ya se está empezando a demostrar, fue bautizada y les cambiaron sus nombres originales de Acaimo, Bentor, Guanchifira, Tinguaro, etcétera por Pedro González, Marcos Rodríguez, Agustín Hernández o Fernando Pérez. La verdad, más tarde o más temprano, siempre sale a relucir, por mucho que algunos se empeñen en ocultarla.

Francisco García-Talavera Casaña en: www.elcanario.net

(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)


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