miércoles, 5 de agosto de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-CXV



EL TELAR CANARIO, LOS TELARES DE FUERTEVENTURA


En la Sala de Arte de nuestra Entidad se presentó recientemente una muestra de telares de Fuerteventura, a la cual corresponden' las fotos que aquí ofrecemos, y que complementamos con el trabajo de nuestra colaboradora Caridad Rodríguez Pérez Galdós, licenciad» en Historia y especialista en este tema.

Fuerteventura se ha caracterizado siempre por un clima seco y poco contrastado, consecuencia en parte de la escasa altura de la isla y en parte de su proximidad al desierto del Sahara, lo que ha dado como resultado un paisaje árido y una extrema pobreza de recursos naturales a sus habitantes. La vegetación, matorrales de poca altura, prácticamente se reduce a sistemas Klenia-Euphorbion. A su vez la agricultura ha retrocedido en los últimos años, por la falta de agua y de innovaciones técnicas, reduciéndose a pequeñas huertas familiares y a algunas superficies de plantaciones de tomates para la exportación.

La principal actividad económica tradicional es el pastoreo, fundamentalmente de caprino, encontrándose en la isla grandes manadas. No ocurre lo mismo con el ganado lanar, cuyos rebaños mayores cuentan apenas con unas 20 ovejas que suelen tener un régimen estante, dándose un mínimo de trashumancia.

La posesión de ovejas se justifica utilizando la leche junto con la de cabra para la elaboración de quesos. Cuando la cantidad de lana es considerable se vende a compradores marroquíes. Sólo una mínima parte es preparada para tejer en telares de la isla.

TRATAMIENTO DE LA LANA

El   tratamiento   de consta de siete fases:

La    lana

1) TRASQUILADO: La oveja es trasquilada por el pastor en el menguante de abril. Esta es la única operación realizada por el hombre. El resto de las labores, desde que se corta la lana hasta que se confecciona la pieza, son realizadas por la mujer.

2)  PRIMER LAVADO:   Se realiza, a) en un estanque de agua dulce, lo que ha resultado siempre muy difícil por la escasez de agua, b) En la orilla del mar. Según la tradición, el agua salada evita que los tejidos se tracen.

En los dos casos, se introduce la lana en una cesta y ésta a su vez dentro del agua, utilizándola a manera de cernidora hasta que el agua sale completamente limpia. En este primer lavado no se usa jabón nunca.

3)  SECADO: Se desmenuza el vellón y se extiende al aire libre, al sol, para   que  seque  completamente, guardando   la   lana   en   cestas  o sacos.

4)  CARDADO: Esta operación se realiza para evitar que la lana se apelmace, utilizando para ello las cardaderas.
5)  HILADO: Es un proceso particularmente vigente y agradablemente recordado  entre  las  mujeres  de Fuerteventura. Es un trabajo limpio, descansado, que se practica a cualquier hora del día y en cualquier lugar. Los útiles empleados son el huso de madera y la rueca, una simple caña de barranco abierta en dos por uno de sus extremos.

6)  PREPARACIÓN  DE  MADEJAS. ENMADEJADO: La lana una vez hilada, se enmadeja con ayuda del aspa. Aspar.

7)  SEGUNDO LAVADO: Las madejas se lavan con agua fría, pero esta vez con jabón.
8)  OVILLADO: Se ovilla la lana. Y ya se puede pasar a preparar la urdimbre y a enhebrar el telar.

MATERIALES EMPLEADOS

1)  Lana de oveja.  Es ta  materia prima más utilizada.

2)  Lana de camello. Dejó de emplearse hace aproximadamente unos 30 años. Se destinaba exclusivamente para hacer dibujos rayados en las mochilas y costales de grano. Su preparación es similar a la de la lana de oveja.
3)  El lino.Dejó de cultivarse hace años en la isla.

4)  El algodón. Muy corriente durante los años 40-50, en los que llegaron a plantarse considerables extensiones de terreno en la isla.

5)  Trapos viejos. De telas usadas cortadas en tiras y unidas unas a otras para la confección de "traperas", que servían de abrigo y hoy se usan en la decoración.

COLORES UTILIZADOS

Los colores utilizados son los naturales de la lana de oveja: el blanco y el marrón. Y el beigegrisáceo como resultado de la unión de los dos anteriores.

El color anaranjado de la lana de camello.

El color azul conseguido con tintes naturales a base de cascaras de granada y de orines, para un tipo determinado de mantas.

TIPOS DE TEJIDOS

En Fuerteventura, tradicionalmente, se trabajó siempre el telar con dos o cuatro perchadas (lizos).

Los tipos tradicionales que hemos encontrado en Fuerteventura, son:
—  Tejido plano
—   Espiga
—   Cordón
—   Mantas de chochos
El dibujo, a base de rayas verticales y horizontales, viene dado por la forma de preparar la trama y la urdimbre.

Distinguimos tres categorías de piezas confeccionadas en telar:
A)   Prendas   personales:   chaquetas, fajines, abrigos.
B)   Prendas de cama: mantas, traperas.
C)   Bolsas de trabajo: alforjas, costales, mochilas.

EL TELAR

Por ser muy pesadas y consistentes, las maderas utilizadas tradicionalmente para la construcción de telares eran la riga o tea. Teniendo en cuenta la escasez de bosques en la isla, estas maderas fueron seguramente importadas a Fuerteventura y trabajadas allí, posteriormente, por algún carpintero.

El telar de tipo horizontal, con un enjulio y un plegador exclusivamente, presenta un diseño característico común a toda la isla, haciéndose notoria la falta de telares con enjulio bajo, hecho que vendría a corroborar la idea de que la evolución ha sido mínima desde la llegada de los mismos a la isla.

La habitación del telar suele estar situada en el exterior de la casa y suele usarse como granero y almacén de los aperos de labranza.

LA TEJENDERA

Tejendera, Tejedera o Tejedora, son los nombres con los que se conocen a las mujeres que se dedican al oficio.

Aunque cabrían algunos matices:

TEJENDERA: Es la profesional, trabaja para la calle, aceptando encargos.
TEJEDERA: Es   una del nombre anterior.
Deformación

TEJEDORA: Es la mujer que trabaja el telar para su casa.

La tejendera, a pesar de trabajar para la calle, dedica gran parte de su actividad diaria a cuidar su casa y su familia y ayudar a su marido en las faenas propias de la agricultura.
Aunque la tejendera también hilaba, cuando ella aceptaba un encargo se le traía la lana ya preparada. Se cobraba el trabajo en metálico, y estaba muy mal remunerado.

Las tejenderas que quedan hoy en Fuerteventura tienen más de 70 años y ya no tejen ni tienen telar, todas padecen enfermedades relacionadas con la columna vertebral y el reúma. Por lo que creemos que su punto de vista sobre la artesanía como forma de producción no podrá jamás coincidir con el nuestro. Fue con estas mujeres con las que hablamos para obtener nuestra información.

LAS HILADAS

La principal actividad comunitaria, relacionada con el trabajo del telar, eran las hiladas. Se celebraban con cierta regularidad y son todavía hoy particularmente recordadas, ya que brindaban la oportunidad a los jóvenes de ambos sexos de establecer una comunicación, hecho muy difícil entre los grupos campesinos, hasta hace unos años.

Las hiladas solían convocarse por rotación en las casas particulares de la localidad, bien de las tejenderas o de las hilanderas. El día elegido solía ser el sábado por la tarde cuando empezaba a oscurecer y duraban hasta las 11 ó las 12 de la noche. Asistían vecinos, sin distinción de edad o sexo.

El motivo, y en la mayoría de los casos "la disculpa", era la necesidad de hilar una gran cantidad de lana en un mínimo de tiempo. La anfitriona colocaba en el centro de la habitación principal de la casa (habitación que suele ser sala de estardormitorio) una gran cesta llena de lana.

Mientras las niñas jugaban o escarmenaban la lana, las jóvenes sentadas en torno a la cesta hilaban; sus novios o pretendientes les sostenían las ruecas, y las mujeres de edad supervisaban.

Entre las 9 ó 10 de la noche, y una vez que el trabajo estaba justificado, se podía dejar de hilar y el grupo se dedicaba a cantar (acompañados en ocasiones de instrumentos musicales: timple y guitarra), a bailar y sobre todo a jugar, practicando juegos tan inocentes como "El molino", "El anillito" o "El correchamisos", aunque nunca exentos de una cierta maticia o doble sentido.

EVOLUCIÓN

Los telares alcanzan su apogeo en Fuerteventura entre los siglos XVII y XVIII, comenzando la decadencia a finales de este siglo y principios del XIX, llegando a ser durante el siglo XX una actividad marginal. Esta línea presenta ciertas perturbaciones, entre las que destaca la recuperación provocada por la guerra española a causa de la gran demanda de prendas de abrigo para los soldados. En los años de la postguerra esta actividad se mantiene, a causa de la profunda crisis por la que atraviesa el país, para comenzar a decaer a partir de los años cincuenta y acabar por desaparecer en la década de los setenta.

Caridad Rodríguez Pérez-Galdós en: Revista Aguayro
Año XII nº 138, diciembre  de 1981.
(Archivo Personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)



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