lunes, 17 de agosto de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-XXVI



2005 diciembre 29.

LA SEGUNDA MIRADA O LA MEMORIA MADRE

Presentación de Trópico gris de Antonio Cubillo

Los que hemos tenido la suerte de conocer a don Antonio Cubillo Ferreira, canario de nación y de asunción, sabemos que a él le gusta más hablar que escribir. A este claro canario de nación, como se puede ver en la precisa y apropiada genealogía familiar de la página 191, hoy lo tenemos presente y nadie mejor que él para hablarnos de este libro como parte de unas memorias que todavía tienen mucho que contarnos.


Yo voy sólo a poner tres teniques en el círculo de nuestra atención ver si se aviva en medio de ellos el fuego de la memoria canaria. Más importante que el orden de los teniques es que se active en medio de ellos el fuego de nuestra memoria madre. Ese niego está en cada uno de nosotros, pero tenemos que verlo y que aportarlo.

Tenique número uno. La literatura canaria es la imaginación y la memoria escrita o cantada o hablada o callada de la nación canaria. Y sin memoria no somos nadie. Y, como decía Cristóbal del Hoyo Sotomayor, un ilustrado tinerfeño, hace más de 150 años, los canarios casi nunca hemos sido favorables a nuestra nación. Si no somos favorables a nuestra nación, por muy favorables que seamos a todas las naciones del mundo, nadie se va a preocupar por nuestra casa. Y esta casa es una piedra clave en la construcción de la nación humana. ¿Por qué? Porque si no nos preocupamos por nosotros mismos, nuestra preocupación por los otros será una fuga y una falacia.

El colonialismo es ante todo el mapa de una mentira y ese mapa foráneo y falso sólo podemos cambiarlo con un punto de vista propio.

Tenique número dos. La España que mató a Antonio Cubillo para que la colonia de Canarias no entrara, por derecho propio y apoyada por nuestra África libre, en el comité de Descolonización de las Naciones Unidas, esa misma España, ha mantenido a los canarios montados en esta mágica alfombra voladora: somos la única colonia del planeta Tierra que ha dejado de serlo sin que se sepa ni cómo ni cuándo.

Los canarios siempre hemos sido muy cultos, desde el Quinientos, desde el primer centenario que siguió a la conquista europea. Sin embargo, seguimos en el mapa de la mentira colonialista, del que han logrado salir muchísimos pueblos de apariencia menos culta que nosotros. Mientras vivamos en este mapa de la mentira trabajaremos para otros. Y ahora podemos ver con cierta claridad cómo, en ese mapa mantenido, la lucha de liberación nacional ha sido aprovechada casi en exclusiva por los contrarios a esa liberación, por los mantenedores del mapa de la mentira.

Tenique número tres. El mapa de la mentira impuesta se desmonta rápidamente con el mapa-verdad de una memoria propia. Esta memoria de Antonio Cubillo es personal y es también una memoria nacional de los canarios. Si la desconsideramos o la apocamos o la olvidamos, desconsideramos y apocamos y echamos en olvido nuestro propio patrimonio, nuestra propia memoria, y estaremos matando la alternativa de un mapa nuevo, y estaremos colaborando con el matonismo que comenzó aquí con la conquista.

El mentirismo en que estamos es más mortal, depredador y marrullero que aquel continuo matonismo original.

El colonialismo es también una falta de respeto total que, inseminada informativamente, en la palabra y en el pensamiento corrientes, nos mantiene en esta cultura de la mentira, a la que todos y cada uno le damos nuestro poder con la falta de respeto, personal y plural, hacia nosotros mismos.

Cuando España, con el matonismo o con el mentirismo, mató a Secundino Delgado y a Tinguaro y a Doramas y a Anatausú y a todos los otros, encendió una montaña de fuego cuya memoria sólo podemos apagarla nosotros, porque ese fuego y esa memoria son nuestros.

A pesar de España, Antonio Cubillo está vivo hoy aquí con toda su memoria viva, si sabemos respetarla. Si no nos respetamos a nosotros mismos, no podemos respetar a nadie, porque nuestro respeto no tiene poder libre y trabaja para el poder depredante de otros. Respetar viene de respectare o remirar o hacer una segunda mirada o mirar bien y con la verdad de un punto de vista independiente. Esa nueva mirada puede borrar de un golpe el mapa-mentira y cambiarlo por el mapa libre de una memoria propia. Esto, si queremos hacerlo realmente, lo podemos hacer ahora mismo.

Esta memoria libre y nueva es también un rememorie o un recuerdo vivo o un recorazonamiento de esta nación descorazonada. Del descorazonamiento al recorazonamiento, como de la dependencia a la independencia, personal y nacional, el paso hoy no es difícil, porque todos los pueblos de la tierra lo han dado antes que nosotros. El paso no es difícil, pero hay que darlo, de modo personal y plural.

Y lo podemos dar ahora mismo. Levantando, con nuestra atención descolonizada, ahora mismo, repito, el fuego vivo de la memoria canaria, en medio de estos tres teniques o tínquenes o chíniques, que son, como el Teide de nuestra memoria madre, una copa piramidal de reconocimiento y respeto a esta memoria preciosa y continuable de don Antonio Cubillo, que hoy está aquí para todos nosotros, en presencia y en libro. Y, como nadie lo ha dicho, que yo sepa, me toca a mí decirlo: en esa presencia suya, de energía entonada y jovial, está siempre latente la presencia de su dama, de su mujer, tan real como anónima.

En este horizonte, podemos dejar, con confianza, que sobre el libro hable su autor, con mucha más autoridad que todos los vampiros de la mentira juntos. Y también podemos hablar de él todos los lectores: después de leer  este libro de título hermoso (Trópico gris en que se ha engrisado nuestra espléndida luz madre u original) y de muchas memorias familiares, como vamos a oír enseguida. Una nación es una casa o familia, que no se puede gobernar desde fuera por mucha bondad que nos quiera vender el vecino.

Además de escucharlo, ahora podemos aprovechar la oportunidad de hacerle preguntas, porque a don Antonio Cubillo le encantan tanto las preguntas que quizá sea conveniente un moderador para que dé tiempo de atenderlas a todas.
Pablo Amasik

Agüere, Tinet, Tamaska aknarú, 29.12.2005 de la era papal.


Adición para los amigos de la memoria madre o rememoria o recorazonamiento o reenmadramiento (para ti, querido Guaire, y por la luz de la misma Pupila una).

Con respectare o respetar se relaciona también la religión. Esta palabra no viene de religare o religar, ya que todo y todos estamos enmadrados en la Energía Madre una: si algo o alguien pudiera desamarrarse, desaparecería instantáneamente; pero esta desaparición es imposible porque todo se transforma y nada se destruye. Religión viene de relegere o releer o reinterpretar o rever o ver por segunda vez esta aparente y múltiple realidad mendaz que coloniza el mundo y depreda nuestra vida.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)


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