(Euphorbia balsamifera.
Fam: Euphorbiaceae)
Descripción
La tabaiba dulce o mansa es un arbusto de hasta 2
metros de altura, de tallos grisáceos muy ramificados desde la base, lo que le
da un porte achaparrado, característica que permite
distinguirla rápidamente de las tóxicas tabaibas amargas (Euphorbia
lamarckii y E. regis-jubae), cuyas ramas se separan del suelo a
partir de un tronco principal, dándole a la planta un porte mas estilizado.
Las hojas de la tabaiba dulce se agrupan en rosetas
en los extremos de las ramas, siendo más redondeadas que las de la tabaiba
amarga. En el centro de la roseta de hojas se desarrollará la inflorescencia,
de pequeñas flores amarillas, que formará un único fruto
rojizo, en tricoca. Este carácter es importante a la hora de diferenciar las
tabaibas dulces de las amargas, ya que en estas últimas siempre se van a
desarrollar varias tricocas juntas.
En verano pierde sus hojas a consecuencia de la
elevada insolación y de la casi inexistencia de precipitaciones en el piso
bioclimático en el que se sitúa. Se trata de un mecanismo para evitar la
pérdida de agua por transpiración: Durante esta época del año, el tallo asumirá
la función fotosintetizadora, ya que posee cloroplastos en su interior.
La fitonimia de esta especie, que la transmisión
textual ha consignado como tabaiva, tabaliba, tabayba, tabayua,
tabayva, taybayba, thabbayba, tobaiba, tobaibo, trabaya, tubayba,
pertenece al dominio del amazighe insular. Nuestra tabâba, un
substantivo femenino singlar, se desarrolla sobre el lexema [B•(B)], que
también acoge el nombre continental de la cañaheja o tapsia (abu), muy
recomendada para el ganado, y el de un árbol (abubu).
Este vocablo fue exportado por los emigrantes
canarios a diversos países de Sudamérica, así como a los archipiélagos de
Madeira y Cabo Verde.
El nombre del género (Euphorbia) fue
designado en memoria de Euphorbos, médico del rey Iuba II de Mauritania.
Mientras que el epíteto específico balsamifera (del latín balsamum
‘bálsamo’; fer ‘tener, llevar’) hace referencia al carácter medicinal
y curativo de su látex, siendo la única especie de tabaiba que no
posee látex cáustico.
Las primeras crónicas que hacen referencia a la
tabaiba dulce vienen de la mano del naturalista latino Plinio en su obra Historia
Natural (Lib. VI, cap. 37), en la que relata las expediciones de Iuba II
en el siglo I de nuestra era.
Mucho más tarde, en la primera mitad del siglo
XVI, el humanista extremeño Vasco Diaz Tanco visita el Archipiélago y escribe
dos poemas. En uno de ellos, el titulado Los veinte triumphos, incluye
una sección dedicada al «Triunfo canario isleño, en el cual se notan las
admirables cosas que en las islas de Canaria hay y ha habido», y donde hace una
relación de las plantas que encontró en su viaje, nombrando la tabaiba en una
estrofa que recoge también otras menciones botánicas adjudicadas a La Gomera,
isla en la que vivió durante unos años [Díaz Tanco (1531) 1934: 21] :
Vi olmos y buxos y balos sabinas,
vináticos, palmas, cipreses, laureles,
vi plátanos, cedros y linaloeles,
vi thiles, thabbaybas, tanbién azeiunas,
vi assaz marmulanos, pimientas muy finas,
vi thexos cadeços, tanbién orouales,
vi dragos perfectos muy medicinales,
tanbién leña santa para medicinas.
vináticos, palmas, cipreses, laureles,
vi plátanos, cedros y linaloeles,
vi thiles, thabbaybas, tanbién azeiunas,
vi assaz marmulanos, pimientas muy finas,
vi thexos cadeços, tanbién orouales,
vi dragos perfectos muy medicinales,
tanbién leña santa para medicinas.
Por supuesto, la formación naturalista del ilustrado Viera y Clavijo no podía ignorar la presencia de la Tabaiba mansa, que cita en dos de sus obras más conocidas: Noticias de la Historia General de las Islas Canarias y Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias, haciendo una detallada descripción de la planta.
Otros finos observadores que han reseñado esta
especie son Philip B. Webb, en su «Phytographia canariensis», incluida en la Historia
Natural de las Islas Canarias que publicó con Sabin Berthelot (1846-1847),
y F. Börgesen que, en 1924, escribe Contribuciones al conocimiento de la
vegetación de las Islas Canarias, en la que ofrece una detallada
descripción tanto de la estructura externa como interna de las tabaibas.
Usos
Estamos ante una de las plantas
canarias de mayor uso etnobotánico y con más propiedades medicinales conocidas.
Por un lado, su látex balsámico posee numerosos componentes químicos
útiles en fitoterapia, como los triterpenos cicloartenol y lanosterol. Por otro
lado, su madera ha sido empleada para fabricar utensilios y hacer fuego.
Incluso, se ha consignado el posible uso de los frutos como adornos personales.
Las propiedades más conocidas de la leche de
tabaiba son las de fortalecedora de las encías, emoliente y salivatoria. Para
este fin, se deja secar la leche al sol, formándose una pasta de consistencia
chiclosa que se mastica. En épocas recientes, se ha llegado a añadir azúcar al chicle
de tabaiba para mejorar su sabor; incluso, en algunos casos, desconociéndose
sus virtudes curativas, se ha mantenido esta antigua costumbre que ya fue
documentada por Viera y Clavijo [(1866-69) 1982: 404]:
Esta leche, de que abundan todas las
partes de este arbusto, es un goma resina, que se coagula prontamente al sol; y
como entonces pierde la corta acrimonia que puede tener en su estado de
líquida, la suelen mascar con gusto nuestros paisanos para desalivar y
fortalecer la dentadura.
Jaén Otero recogió su uso como dermático para
sanar verrugas y callos al ser aplicada directamente sobre la piel. También
está documentado su empleo para la cura de nacidos y de heridas o grietas de la
piel. Además, diluyendo el látex en aceite se forma una cataplasma que se
aplica sobre el pecho para tratar los catarros.
La leche de tabaiba dulce es, por otro lado, un antídoto
para los efectos del látex cáustico del cardón y la tabaiba amarga.
Bethencourt Afonso [(1911) 1994: 470] describe
cómo se sacaban tiras de corteza de esta tabaiba para fabricar «tomisas», una
especie de cuerda que se utilizaba en la fabricación de techos de las casas
antiguas.
Además, su madera corchosa se apreció muchísimo
para fabricar los tapones de las barricas de vino, mientras
que su látex servía para sellar las grietas que pudieran tener los toneles.
Esta función como “pegamento” se administró en los usos más diversos: la
fabricación de trampas para pájaros o, mezclándola con sangre de drago, para
sellar cartas.
Distribución y abundancia
La tabaiba dulce es una especie perteneciente a
la flora antigua africana y que se encuentra distribuida por
todo el norte de África, desde Somalia hasta Canarias.
Esta especie domina la franja de vegetación
característica de la zona baja de todas las Islas, formando los tabaibales
dulces, dispersos desde casi el nivel del mar hasta aproximadamente 200 m.s.m.,
donde limitan con los cardonales. Aún así, podemos encontrarla a mayor altitud
si las condiciones del medio son xéricas, como ocurre en las crestas de los
barrancos.
A veces es la única especie dominante de la
comunidad, como ocurre en los tabaibales dulces de Gran Canaria, y otras veces
comparte su dominio con otras especies similares, como el cardoncillo (Ceropegia
fusca) o la tolda (Euphorbia aphylla), aunque con esta última en
condiciones aerohalófilas.
Es una especie que, a pesar de ser relativamente
abundante, se encuentra protegida por la legislación canaria. Además, fue
declarada en el año 1991 símbolo vegetal de la isla de
Lanzarote. Actualmente, su principal amenaza es la destrucción del hábitat, que
ha sufrido una gran regresión debido a la masiva urbanización del litoral de
las Islas.
Glosario
|
látex: jugo lechoso de muchas plantas.
tricoca: fruto en cápsula que se abre en tres valvas. cáustico: quemante o corrosivo: destructor del tejido vivo. Que tiene sabor urente, abrasador. aerohalófila: especie que presenta apetencia por zonas de brisa marina intensa, lo que provoca condiciones especiales de elevada salinidad y gran azotamiento de la vegetación por el viento. |
Bibliografía |
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arqueológico de Tenerife.
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MORALES
PADRÓN, F. (ed.). 1993 (1978). Canarias: crónicas de su conquista.
Transcripción, estudio y notas. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo, 2ª
ed. (Ínsulas de la Fortuna, 2).
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T. E. Díaz González; P. L. Pérez de Paz; M. Arco Aguilar, y O. Rodríguez
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de Historia Natural de las Islas Canarias. Las Palmas de Gran Canaria:
Mancomunidad de Cabildos.
|
Autor:
Fayna Brenes Quevedo En: Revista Mundo Guanche.
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