lunes, 1 de junio de 2015

:::El sabor y el tagoror:::


Sabor (sabar o sabur) y tagoror (ta-gurur-t) son dos de las palabras más conocidas de la lengua que hablaban los antiguos isleños, el amazighe insular. Con ellas, canarios y guanches se referían a sendos órganos colectivos de decisión, que recibían su nombre del lugar donde se llevaban a cabo las deliberaciones.

Desde un punto de vista etimológico, observaremos coincidencias semánticas en el lexema de ambos vocablos. El de tagoror, [G•R], hace referencia a un ‘cercado’ o al ‘patio de una casa donde se guarda el ganado’. Es, por tanto, el mismo origen que el de la palabra goro, usada en nuestras Islas para denominar al ‘cercado circular de piedras destinado a guardar el ganado menor’.
Asimismo, la raíz de sabor, [Š•B•R], nos remite a un tipo de ‘cercado o seto de piedras que rodea una propiedad’ (Reyes García 2004).
El sabor
Tenían lugares públicos fuera de los pueblos, donde hacían sus desafíos, que era un compás cercado de pared de piedra, y hecha una plaza alta, donde pudiesen ser vistos. La orden que tenían, queriendo salir al desafío, era pedir licencia a los doce consejeros de la guerra, que llamaban gayres y había seis en Telde y otros seis en Gáldar (con cada guanarteme, seis); a este consejo llamaban Sabor [Abreu Galindo (ca. 1590, II, 2) 1977: 151].
En cada bando de Gran Canaria existían dos órganos colegiados. El primero, de carácter civil, estaba formado por el guanarteme, el faycán y seis representantes de la nobleza. Su función era la de asesorar al jefe sobre cuestiones relacionadas con el gobierno y la justicia, además de ser el encargado de sancionar la elección del nuevo guanarteme. La palabra que los antiguos canarios usaban para referirse a este consejo no ha llegado hasta nuestros días.
Sí lo ha hecho la que utilizaban para denominar a la otra institución colegiada presente en la Isla, el sabor. Era éste un órgano de tipo militar, integrado por los guaires, que «puede que fuese convocado solo en casos de crisis o en actos festivos» [Navarro y Del Arco (1987) 1996: 38]. Sus funciones estaban relacionadas con la defensa del territorio, los pastos y el ganado. Además, el sabor arbitraba los juegos de fuerza y habilidad practicados entre los guerreros canarios.
El tagoror
El tagoror era el órgano colegiado presente en los diferentes menceyatos de Tenerife. Estaba compuesto mayoritariamente por ancianos, parientes del rey o achimenceyes, y otra gente de prestigio reconocido.
En las fuentes suele describirse como un círculo de piedras, situado en alguna llanura cerca de la casa del mencey. Sobre la piedra más alta estaría sentado el jefe, mientras que el resto de los consejeros se colocarían, según su rango, más cerca o más lejos de él.
Las tareas del tagoror eran similares a las del órgano colegiado de carácter civil presente en Gran Canaria, comprendiendo la designación y el asesoramiento del mencey, al tiempo que actuaba de tribunal de justicia. Era, por lo tanto, sustancialmente diferente del sabor, aunque a menudo se los haya presentado como equivalentes.
El fenómeno del tagoror era algo más cotidiano y extendido entre los guanches. Además de ser el lugar donde el mencey llevaba a cabo sus asambleas, hay testimonios que nos indican su uso como lugar de reunión entre los antiguos isleños de Tenerife. Así lo afirma fray Alonso de Espinosa en su Historia de Nuestra Señora de Candelaria:
[...] este tagoror acostumbraban todos a tener delante de sus casas, mayor o menor, según la calidad y posibilidad de la persona, donde se juntaban a sus conversaciones. Y era costumbre que, cuando algún huésped venía, no entraban en casa, sino sentábase en el Tagoror sin hablar palabra, y cuando allí le veían salía el señor de la posada y entrábalo en ella (Espinosa (1594: 34v) 1980: 54).
Algunas de estas prácticas se mantuvieron hasta hace relativamente poco, hasta que los ladrillos y el asfalto acabaron sepultando lo que en su día fue algo más que un corral de piedras.

Fuentes, bibliografía y textos complementarios

ABREU GALINDO, Juan de. (d. 1676) 1977. Historia de la Conquista de las siete Islas de Canaria. Ed. crítica con Introducción, Notas e índice por Alejandro Cioranescu. S/C Tenerife: Goya.
CASTELLANO GIL, José M. (1995) 2002. Historia de Canarias para jóvenes. Tenerife: Cabildo, CCPC.
ESPINOSA, Alonso de. (1594) 1980. Historia de Nuestra Señora de Candelaria. Introducción de Alejandro Cioranescu. S/C Tenerife: Goya.
NAVARRO MEDEROS, Juan Francisco, y Mª del Carmen del Arco Aguilar. (1987) 1996. Los aborígenes. Tenerife: CCPC. (Historia Popular de Canarias, 1).
REYES GARCÍA, Ignacio. 2004. Diccionario etimológico de insulismos amazighes. S/C Tenerife: Foro de Investigaciones Sociales.

Autor: Néstor Bogajo

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