EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN
CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVI- DÉCADA 1501-1510
CAPITULO V (II)
Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1504. […] Otro documento, también de grande interés, debemos a la vigilancia del mismo Tribunal (de la Inquisición). En su afán por averiguar el origen y descendencia de todas las familias de las monarquías autóctonas Canarias, ordenaba en 1504 al Licenciado Bartolomé López de Tribaldos, único Inquisidor entonces de las Canarias, la formación de un padrón general referente a estas islas que comprendiese, con la debida separación, los españoles, indígenas y moriscos y los esclavos de Guinea y Berbería. El padrón se levantó y fue dirigido a Sevilla, sin dejar desgraciadamente copia alguna en el archivo de Las Palmas
Generalmente se ha creído que la
raza primitiva isleña desapareció poco después de la conquista, diezmada por
las privaciones, los trabajos de una forzada servidumbre y la deportación, llegando
tal vez sus escasos restos a fundirse con las últimas capas sociales de la
población advenediza que vino a repoblar su suelo, perdiéndose de este modo el
tipo característico de su origen.
Este error, en que han incurrido
escritores eminentes nacionales y extranjeros por no haberse detenido a
examinar con atención los datos que abundantemente proporcionan los archivos
públicos y privados del Archipiélago, está hoy plenamente reconocido y se
comprueba suficientemente a la luz de la investigación histórica, siendo
numerosos y fehacientes los datos y noticias sobre los cuales puede
establecerse la autenticidad de nuestra afirmación.
Desde luego, un observador atento
e ilustrado distinguirá en la raza que hoy puebla las
Canarias el tipo español, más o
menos mezclado con la sangre árabe-ibérica, y el indígena, adulterado con
frecuencia como aquél con la sangre de las diversas razas bereber, judía y
negra que, sucesivamente, han venido a cruzarse con ella sobre el suelo isleño.
Mas a pesar de esta adulteración que ha ido siempre en progresión creciente, el
tipo primitivo, siguiendo la ley de la herencia, descuella siempre como
originario, apa- reciendo de generación en generación los rasgos típicos de su
fisonomía, el color de su piel, el de sus ojos y el matiz especial de su
cabello.
Muchos son los documentos que, a
raíz de la conquista, vienen a demostrar la fusión de las dos razas, vencida y
vencedora, sus alianzas, su influencia en la colonización del país y las
ramificaciones que entre el pueblo y la nobleza se establecieron como producto
de esa misma unión.
Los libros de datas o
repartimientos conservan en sus páginas auténticos comprobantes
de estos procedimientos, y hasta
en las primeras crónicas hallamos también numerosas indicaciones que nos
autorizan a creer que, la nobleza indígena, no fue del todo relegada al olvido
por aquellos a quienes se encargó la división del suelo. En efecto, desde la
remota rendición de Lanzarote podemos observar que, el desgraciado rey
Guadarfia, solicitó de Juan de Bethencourt la concesión del lugar donde había
de fijar su residencia, con algunas tierras de labor necesarias al sustento de
su familia. El barón normando, haciendo justicia a tan modesta pretensión, donó
al despojado rey el castillo de Zonzamas con la condición de no poder nunca
fortificarlo, añadiendo trescientos acres de tierra y bosque sujetos al
impuesto del quinto que había señalado como contribución general a todos los
nuevos propietarios, con reserva sólo de la orchilla.
Guadarfia quedó muy satisfecho
con esta dádiva, añaden los capellanes de Bethencourt, porque nunca creyó
obtener tanto ni tan bueno.
Los dos reyes de Fuerteventura
recibieron a su instancia casas y hogar y un lote de 400 acres de terreno, con
lo que ambos quedaron también al parecer indemnizados.
La historia no nos ha transmitido
el reparto que se hiciera a los jefes subalternos de esas islas, únicas
entonces conquistadas, pero debemos suponer que recibieron algunas tierras
donde apacentar sus ganados y depositar sus semillas, porque siendo escaso el
número de colonos europeos y considerando como hecho indubitado la tranquilidad
que sucedió a la conquista, es casi evidente que no fue vulnerado el derecho de
propiedad de que disfrutaban los isleños, pues de lo contrario se hubieran
suscitado sublevaciones, quejas y conflictos cuyo recuerdo hubiera llegado de
algún modo hasta nosotros.
Después de la rendición de Gran
Canaria, el rey D. Fernando Guanarteme obtuvo el tér-
mino de Guayedra, laderas áridas
y desoladas que se extienden más allá de Agaete, y cuando llegó el momento de
la rendición de Tenerife, los reyes de aquella isla recibieron de Alonso de
Lugo numerosas datas de que también participó el rey de Canaria y los guerreros
que le acompañaban, prestando relevantes servicios a aquel
general.
La costumbre establecida de
recibir los indígenas en el bautismo el nombre de sus padri-
nos y protectores y la de
castellanizar, traduciéndolos, los sobrenombres con que se distinguían entre
los suyos; dio lugar posteriormente a que fuese de una dificultad casi
insuperable la investigación de sus filiaciones y la correlación exacta de sus
complicadas y numerosas alianzas. Sin embargo, el estudio más detenido de esas
mismas antigüedades ha principiado a ilustrar esta parte tan oscura de la
historia isleña, porque conocidos algunos de aquellos enlaces ha sido menos
difícil deducir la veracidad de otros y asentar sobre bases más sólidas la
afirmación antes enunciada de que, la raza autóctona, constituyó el fondo de la
población del Archipiélago después de conquistado, sin que hubiese desaparecido
total ni parcialmente como antes había llegado a supo-nerse.
Ejemplos nos ofrece, desde los
albores de la conquista, el primer y despótico señor de las islas menores,
Maciot de Bethencourt, cuando se unió legítimamente con Teguise, hija de
Guadarfia, demostrando con este enlace a normandos y españoles el aprecio que
le merecía la raza subyugada. Otro pariente suyo, que llevaba el nombre de
Maciot Perdomo de Betancor -hijo de Arriete Perdomo y de Margarita de
Bethencourt, naturales de Normandía-, hallándose en Lanzarote y siguiendo tan
notable ejemplo, obtuvo por esposa a la infanta canaria Thenesoya Vidina, que
se llamó Luisa en el bautismo católico, célebre por su rapto en los Bañaderos y
de cuyo enlace pretenden descender muchas hidalgas familias del Archipiélago.
En Gran Canaria casó la hija de
Guayasen el Bueno, de quien fue tutor el Guánarteme D. Fernando, con Bernando
de Guzmán uno de los conquistadores, hijo de Alonso Pérez de Guzmán-, natural
de Toledo, señor de Batres y Alenvillet, habiendo trocado en el bautismo
católico su nombre de Arminda por el de Catalina; y la hija legítima del
Guanarteme, la infanta Guayarmina, que llevó luego el nombre de Margarita, casó
con Miguel de Trexo Carvajal, hijo de Alonso Pérez Carvajal, señor de Grimaldo
y la Corchuela y de Elvira Fernández Trexo.
Otra isleña de Gran Canaria, hija
hermosísima del guaire Utindana o Autindara -her-
mano éste de Thenesoya--, que
recibió en el bautismo católico el nombre de doña Catalina Fernández
Guanarteme, casó con el capitán Francisco de Cabrejas, que obtuvo como
conquistador extensos repartimientos de tierras y aguas en Gáldar y de cuyo
enlace hay numerosa descendencia.
Sancho de Berrera, llamado «el
viejo», hijo de Diego de Berrera y de doña Inés Perazá:
señor que fue de las islas de
Lanzarote y Fuerteventura, había casado por el mismo tiempo en primeras nupcias
con doña Violante de Sosa, hija del señor de la villa de Fernán Núñez, de quien
no tuvo sucesión, heredando su estado y señorío una hija natural que hubo en
doña catalina de Fía, hija de Guillén de Fía, nieto éste del rey de Lanzarote,
Luís Guarfia. Esta niña, que tal vez legitimó -según las costumbres de aquellos
tiempos y aún cuando hubiera nacido viviendo su legítima esposa-, se llamó doña
Constanza Sarmiento, que casó con su primo Pedro Femández de Saavedra, tronco
de los marqueses de Lanzarote y de los señores de Fuerteventura. Enlazados
luego con la primera nobleza de España, son hoy sus últimos representantes los
marqueses de Bélgica y los condes de Santa Coloma.
Al rendirse la isla de Tenerife,
el rey Bencomo de Taoro dejaba también dos hijas. Dácil, cantada por Viana en
su poema heroico, eligió el nombre de Mencia y casó con Gaspar Hemández
(Adxoña), rey que había sido de Abona, y María, que era el nombre de la segunda,
se enlazó con Juan Doramas, hijo del célebre guerrero de este nombre. La
princesa Dácil, o sea doña Mencia, hubo de su citado matrimonio una hija
llamada Catalina que fue la casada con el capitán de caballos Hernán García del
Castillo, dando lugar con este enlace a la ficción poética de Viana.
Después de la rendición de los
reyezuelos de Tenerife, cada uno tomó un nombre especial, habiéndonos
conservado la historia algunos de estos nombres. El rey Bencomo se llamó
Cristóbal; el de Anaga, Pedro de los Santos; el de Güímar, Juan de Candelaria;
el de Tacoronte, Fernando; el de Abona, Gaspar Hernández; el de Icod, Blas
Martín; el de Tegueste, Antonio; el de Daute, Gonzalo; el de Adeje, Diego. Este
último casó con una señora de la familia del Adelantado, llamada doña Catalina
de Lugo, de cuyo consorcio hubo varios hijos. Entre éstos se cita a doña María
de Adexe y Lugo, que se unió con el príncipe guanche Pedro de Adexe y, en
segundas nupcias, con el isleño Andrés de Llerena.
El ilustre guerrero Maninidra –hermano
del guanarteme D. Fernando, conocido des-
pués de su bautismo católico con
el nombre de Pedro, que tanto cooperó a la conquista de Tenerife donde obtuvo
un buen repartimiento, dejó a su muerte, ocurrida en las vecinas playas del
continente, dos hijos llamados Pedro e Inés. Pedro casó con María de León,
natural de Canaria, e Inés con Miguel González, de la misma procedencia, siendo
de notar que de este último enlace nació Agustín Delgado, héroe famoso en
América a quien tantas veces cantó Castellanos en sus «Elegías de varones
ilustres de Indias» y Herrera en sus «Décadas».
Ibone de Armas, hijo del rey de
armas Juan Negrín, indígena de La Gomera, representó también un brillante papel
en las guerras de la conquista, obteniendo como otros canarios mercedes de
hidalguía y repartimiento de tierras con
escudo de armas.
Guillén. Castellano, casado con
María Perdomo, intérprete de Lugo en la conquista de Tenerife y conquistador de
Gran Canaria y La Palma, era también isleño y fue progenitor por la línea materna
del maestre de campo Gonzalo de Jaraquemada, que obtuvo el título de Regidor de
La Laguna en 20 de octubre de 1497.
Entre los guerreros naturales de
la Gran Canaria que acompañaron a Alonso de Lugo a
Tenerife, son de notar los cuatro
hermanos Pedro García, Juan Prieto (Moreno), Alonso Pérez y Rodrigo Alvarez,
inscritos en los libros de datas de aquella isla con cuantiosos donativos
inmuebles que revelan la importancia de sus servicios. Pedro García era llamado
el Comendador, y estaba casado con otra isleña de Canaria, Isabel García,
ennoblecidos ambos y su numerosa descendencia con diplomas de hidalguía y
brillantes escudos de armas.
También entre los apellidos
españoles adoptados por los bautizados isleños, encontramos los de Mena, León,
Vera, Lugo, Alcubilla, Cabrera, Beltrán, Magdaleno, Ramos, Camacho, Armas y
otros mil que sería prolijo enumerar. Algunos, sin embargo, eran traducción de
sus sobrenombres, como las casas de Dara o Tara –dialecto de la Gran Canaria- o
la Sierra de Bentagaire, eligiendo otros el de la localidad donde habían
nacido o el título de nobleza o
apodo que llevaban antes, como Guanarteme, Bencomo, Doramas, Tahodio, Tegueste,
Daute, Maninidra y Bendidagua.
Es pues indudable, que los
naturales de estas islas, cuyo valor, rango y condiciones personales les hizo
distinguir del resto de la raza conquistada, después de haber sido poderosos
auxiliares de los conquistadores formaron parte de la población isleña,
obteniendo valiosas extensiones de terreno, empleos honoríficos y cartas de
hidalguía, tan codiciadas en el siglo XVI por el fuero, distinción y respeto
que producía a los agraciados.
Hubo, no obstante, muchos
indígenas que, desconociendo el valor de la propiedad inmueble o dedicados
desde su infancia a apacentar sus ganados -empleo que para ellos nada tenía de
innoble, cayeron luego en el descrédito y se confundieron con las últimas capas
sociales por haber ignorado los elementos de que se componía la nueva sociedad
en que ingresaban.
Esta alternativa de buena y mala
fortuna produjo múltiples alianzas que levantaron o hi-
cieron descénder a los
representantes de la raza canaria, según la extensión e importancia de las
datas que les habían caído en suerte.
Todavía un siglo después de la
rendición de Tenerife, el P. Fr. Alonso de Espinosa decía hablando de los
guanches: «Los naturales desta Isla, no exceptuando a los de las otras pues
todos creo tuvieron un principio y origen, fueron gentiles hallólos el
Evangelio desembarazados y produjo varones aprobadísimos y de gran celo de tanto
religión y cristiandad, varones de ingenios delicadísimos y caudalosos, así en
las humanas como
en las divinas letras esmerados,
varones que no sólo con la toga, no sólo con el bonete, más también con la
espada han mostrado su valor y la virtud de sus antepasados.
A pesar de la autorizada opinión
de Espinosa, creemos que los canarios convertidos no disfrutaban en general de
los beneficios y garantías de la raza conquistadora. Es tristemente cierto que,
en las pruebas de nobleza exigidas para ingresar en los colegios mayores, era
necesario acreditar no ser descendiente de canario, morisco ni judío, cuya
disposición debió influir poderosamente en las poblaciones isleñas para ocultar
su verdadera filiación, excepción hecha de esas familias antes citadas y otras
que pudiéramos recordar, descendientes de los guanartemes y menceyes, las
cuales habían sido desde luego ennoblecidas, ocupando ya por sus alianzas una
posición excepcional.
La Inquisición contribuyó también
por su parte a producir aquel triste resultado, pues se apresuró a inscribir en
sus secretos registros a los conversos canarios, mirándolos con suspicaz
desconfianza. El temor de aparecer en esas odiosas listas y sufrir las amargas
decepciones que eran su inevitable consecuencia, contribuyó lastimosamente a la
ocultación de los apellidos «notados», a la suplantación de padres y abuelos ya
la invención de árboles genealógicos tan fantásticos como ridículos.
No era, sin embargo, empresa
fácil sorprender la vigilancia de los ministros del Santo Oficio ni alterar las
ocultas fuentes donde aquellos recogían tan importantes noticias, ya esta
incansable persecución debemos hoy los datos más auténticos sobre la
existencia, alianzas y filiaciones de la raza convertida.
El registro donde se daba asiento
a los que aquel tribunal marcaba con su sello de reprobación, salvado
milagrosamente de las injurias del tiempo, nos suministra un nuevo y curioso
«Nobiliario» cruzado de numerosas líneas «canarias», producto de la unión de
ambas razas y extraño a todas las relaciones oficiales de los libros
genea-lógicos, nobiliario que hace desviar con frecuencia y enturbia el sereno
río de noble sangre que corre por las venas de algunas familias del
Archipiélago, que debieron considerar esto como más honroso para ellas.( Agustín
Millares Torres; 1977 t. I:186-91)
1504.
942-56.-Gonzalo Martín de Utrera.
Hove dado 50 f.
dende el camino de Taoro antes de las tas. d Espino en la parte de la
montanuela e vos fueron tomadas para dehesa; vos do a vos el dho. G. M. 50 f. de ta. en Heneto en
refaición de las q. así vos fueron tomadas, lindero Alonso de las Hijas de una
parte y de la otra el camino q. va a la cueva del mocán. S. f. [registrada 1504]. (Datas de Tenerife,
libros I al IV)
1504 Enero 2.
357-15.-Juan Pérez de Çorroça el
moço. 28 f.
a donde quiera q. al dho. vuestro padre fueren dadas las suyas q. por mí le son
dadas so la condición de los cinco años. q. vos den cumplimiento a 100 f; de sembradura con lo
de vuestro padre. 11-1-1504. (Datas de Tenerife, libros I al IV)
359-17.-Gomes García Gallego,
cantero. Una suerte de r. en el agua grande de Taoro más 4 f. para hacer una viña más 10 f. en Acentejo junto con
una ta. de Juan Delgado. Ts. Juan Camacho y Diego Delgado [sin firma].
22-VI-1502. (Datas de Tenerife, libros I al IV)
1504 Enero 4.
389-45.-Juan Benites. 6 f. de r. en el río de Goyma. 4-1-1504. (Datas de Tenerife, libros
I al IV)
1504 Enero 6.
368.-Bestias, mandamiento.
En vi de henero de Mdiiii años su
Señoría del señor Adelantado don Alonso
Fernández. de Lugo dixo que mandava e mandó, que todas las bestias que non son
de servycio ansy yeguas como burras y burros, que las yeguas que todas entre
manadas conforme ala ordenança so la pena que está puesta; y que las burras y
burros salvajes que todos de oyen tercero día los lleven sus dueños a la Punta
del Hidalgo, con cargo que dende en adelante qualquier persona que los fallare
en heredad, conviene a saber viñas o panes, que las pueda matar su dueño del
tal pan o vyña, sy quisiere o que la aya perdido, que sea a su escoger del
dueño, y tómela el dueño por suya y sy estovieren en la dehesa que está puesta
para los bueyes e bestias de servycio que pague medio real por cada vez que
fuere tomada.
369.-Vacas de los de fuera.
Otrosy que mandava e mandó que de
oy en tercero día que todas las vacas que son de fuera de la ysla, que se
entiende de los vecinos de fuera, que dende mañana domingo en tercero día, que
salgan de La Laguna y se vayan para Abona, en tal manera que salgan de la dicha
Laguna y dehesa con todo su término segund está ordenado todo en Cabildo y que
en este medio tienpo todos marquen y hierren e cada uno vaya por su cabo, las
vacas de los vecinos estrangeros Abona y las de los vecinos a Acentejo y que de
alli non salgan fasta que por el Cabildo les sea mandado adonde an de salir lo
qual manda a todos los vaqueros que asy lo fagan y cunplan, que el término
pasado yncurran cada uno dellos en pena de dos milI mrs. Por cada un día que
las dichas vacas non sacare, e las dichas vacas non pasen del término de Abona
porque Adexe queda para los ganados menudos de los vecinos, y su Señoría lo
manda asy todo pregonar porque venga a su
noticia; testigos Fernando de
Trosillo e Mateo Vyña e Gerónimo de Valdés e Pero Mexía, regidores, y otros
muchos.
1504 Enero 7.
294-21.-Pedro de Vergara,
Gerónimo de Valdés y Cristóbal de Aponte. Digo q. por cuanto yo he hecho e fice
repartimiento y donación en mí y en Cristóval de Aponte y Gerónimo de Valdés de
un herido de agua para una sierra q. es en las tas. y aguas de C. de A. con las
montañas q. pudiere aprovechar para tablazón, para lo cual así facer habíamos
de contribuir como nos copiese por tercios; por ende agora es mi voluntad en
nombre de Sus Altezas y por mí de vos traspasar en este dho. repartimiento mi
tercia parte q. me pertenece a vos P. de V., mi alcalde mayor. 7-1-1504. .
(Datas de Tenerife, libros I al IV)
1504 Mayo 6.
402-58.-Pero Muñoz, bachiller, 8 f. de r. en Taoro más para
viñas más 6 c. de s. 6-V-1504. (Datas de Tenerife, libros I al IV)
1504 Enero 7.
370.-Pregón. .fol.49 r.
Pregonóse públicamenie esta
ordenança en sábado e domingo, por tres pregones públicamente, por Bartolomé
pregonero público en este día en vii de enero de Mdiiii años a que fueron
testigos Fernando del Espinar e Juan Pícar e Pedro de Córdova e Juan Gonzales y
otros muchos.
1504 Enero 8.
399-55.-Pero de Vergara mi
alcalde mayor. 3 f.
de r. en Taoro abajo del camino las cuales vos doy con su agua. 8-1-1504.
(Datas de Tenerife, libros I al IV)
1504 Enero 9. “Otrosy ordenaron e mandaron que por quanto fué
apregonado públicamente por mandado de su Señoría e Regimiento en el año de
mili y quinientos años e agora non se halla el dicho pregón, al qual se
refieren sy se falla, es y non que valga en su lugar e sea avydo por ley dende el dicho año de quinientos, que todos
los guanches y guanchas cativos non pudiesen ser horros syn servyr primero diez
e seys años a su señor, por los muchos dapños e robos que fazian los dichos
gual1ches pastores de los ganados, por que se ahorravan con los dichos robos los
unos a los otros con los ganados de sus señores; por tanto se ovo esta ley por buena e agora de nuevo se confirma e que
se entiende e sea entendido dende el dicho año de quinientos acá. De lo qual se
afirma que pasó, su Señoría e su alcalde mayor, e Mateo Vyña e Fernando de
Llerena e Gerónimo de Valdés, regidores.
Otrosy se apregonó que todos los
guanches horros se posyesen a soldada dentro de cierto término, que es pasado
en el año de quinientos como dicho es, que todos los guanches horros se
pusyesen a soldada y que saliesen de donde andavan alçados y fuera de poblado,
con cargo que non lo cunpliendo que serían cativos por cierto tienpo, la mitad
para quien los tomare y la otra mitad para los propios, lo qual afirman todos
los sobredichos que pasó en verdad y mandan que por non lo ayer cunplido que
venga a devida esecución los que non lo han conplido.”
1504 Enero 9.
En ix de enero ne Mdiiii años.
371.-Cabildo.
Este dicho día fueron juntos en
Cabildo su Señoría del señor Adelantado, e el Teniente, el bachiller Pero
Fernández de Valdés, e su alcalde mayor Pedro de Vergara, e los regidores
Fernando de Trosillo, Gerónimo de Valdés e Mateo Vyña y Lope Fernández y
Fernando de Llerena y Pero Mexía; e asy su Señoría como los dichos señores
regidores mandaron e ordenaron que todas las personas nonbradas en una su
nómina, maten los cuervos que cada uno dellos se echó y asentó, so pena por
cada uno que no matare cinco mrs. por cabeça, e para la esecución e cargo asy
para el rescibir como para todo lo demás a de tener cargo Pero Mexía, regidor,
que le ha de dar cada uno del cuervo que matare la cabeça, para lo qual dan de
término de un año que comiença desde año nuevo; el qual término pasado que faga
esecutar en los que non ovieren cunplido por los dichos cinco mrs. por cabeça,
por la Justicia e que lo notifique el dicho Pero Mexía; asentáronle de salario
por. cada cabeça una blanquita al dicho Pero Mexía desta moneda que faz en tres
blanquitas un maravedí.
372.-Nómina de los cuervos que le
echaron a las personas en ella contenidos. fol. 49 v.
El señor don Pedro c cuervos
El bachiller Valdés L y den
frdo. de Trosillo CL y den
El Alcalde Vergara CL y den
Mateo Vyña CL y den
Frdo. Llerena CL y den
Pero Mexía L y den
Gerónymo de Valdés CL y den
Lope Fernández CL y den
Guillén CL y den
Pero López de Villera CL y den
Diego de Mesa L y den
Lope de Mesa L y den
Alonso de las Hijas c y den
Gonzalo Rodríguez CL y den
Xuares de Quemada c y den
Albornós L cuervos
Ortega de Vega L y den
Juan franco LXXX yd.
Juan Ruys de Requena C L y den
E todos los castellanos que son
labradores a cinquenta y los que no son
labradores a treynta.
Cristóval de Aponte CC L
A Blasyno C L
Gonzalo Yanez de Dabte cc
A Frdo. de Castro cc
A Juan fernándes porto-
gués el de Taoro XL
Alfonsyanes arrendador de
su Señoría LXXX
Alfonso Vello LXXX
Salvador Lorenço LXXX
Gonzalo Díaz LXXX LXXX
Antón Martines LXXX
E todos los portogueses
labradores a cinquenta y los otros a treynta.
A Bartolomé Herrero C L
A Juan Perdomo c
A todos los otros labradores
naturales de las yslas a -L y a los otros
a xxx..
A todos los canarios a treynta
cuervos cada uno.
A todos los gomeros a treynta.
A todos los guanches a treynta.
373.-Ganado, mesta. fol.50 r.
Ordenaron e mandaron que todas e
qualesquier personas vecinos e moradores desta ysla, e los otros que ganados
tienen en esta ysla de Terierife, que fasta en fin del mes de junio, vengan con
sus ganados marcados e herrados a la mesta, para que todo se asiente ante
escrivano e que todos sean tenudos a marcar ya herrar sus ganados e que non
tengan ninguno más de una marca e hierro, puesto que tenga muchos fijos; y el
hierro de las vacas y yeguas y cabras e ovejas y en todo ganado, que sea un
hierro; e asy mesmo el que no veniere en el dicho fin del mes de junio como
dicho es: lo de Anaga e sus términos y Tegueste y Tacoronte fasta el paso de la
Candelaria que todos sean obligados a venir encima de La Laguna fasta el cerro
del Viento Viejo; y los de Taoro y Guymar que se juntan a las dos montañuelas
de Taoro; y los de Ycode y Dabte y Adexe se junten en el palmar de Dabte; e que
el que ansy no veniere que pierda el dicho ganado para los propios con tal que
sy el ganado que qualquier persona toviere fuera arrendado y non lo
cunpliere que le sean dados
cientaçotes públicamente, entiéndese sy
fuere gomero o guanche e sy fuere de otra condición que pague dos mill mrs.
para los propios. E la pena pagada o non que todavía sea tenudo de cunplir lo
susodicho.
374.-Alcalde de la mesta.
Nonbraron por alcaldes de la
mesta a Bartolomé Herrero para La Laguna e para Taoro Juan Franco e para Dabte
Antón Martínez e que tomen los aconpañantes que quisyeren.
375.--Ganado del Adelantado.
Otrosy ordenaron e mandaron que
el ganado que esté arrendado de marca del señor Adelantado que non pueda legar
a su ganado que tiene Navarro ni lo de Navarro a lo de los otros con media
legua, ecebto los que tovieren otras marcas, que puedan andar donde quisieren,
so pena de seyscientos mrs, por cada vez e por la segunda doble; e por la
tercera mill DCCC; y sy fuere guanche o gomero cientaçotes.
376.-Guanches.
Otrosy ordenaron e mandaron que
por quanto fué apregonado públicamente por mandado de su Señoría e Regimiento
en el año de mill y quinientos años e agora non se halla el dicho pregón, al
qual se refieren sy se falla, e sy non que valga en su lugar e sea avydo por
ley dende el dicho año de quinientos,
que todos los guanches y guanchas cativos
non pudiesen ser horros syn servyr primero diez e seys años a su señor,
por los muchos dapños e robos que fazian los dichos guanches pastores de los ganados, por que se ahorravan con los
dichos robos los unos a los otros con
los ganados de sus señores; por tanto se ovo esta ley por buena e agora de nuevo se confirma e que
se entiende e sea entendido dende el dicho año de quinientos acá. De lo qual se
afirma que pasó, su Señoría e su alcalde
mayor, e Mateo Vyña e fernando de Llerena e Oeró-
nimo de Valdés, regidores.
377.-Guanches. fol. 50 v.
Otrosy se apregonó que todos los
guanches horros se posyesen a soldada dentro de cierto término, que es pasado
en el año de quinientos como dicho es, que todos los guanches horros se
pusyesen a soldada y que saliesen de donde andavan alçados y fuera de poblado,
con cargo que non lo cunpliendo que serían catívos por cierto tíenpo, la mitad
para quien los tomare y la otra mitad para los propios, lo qual afirman todos
los sobredichos que pasó en verdad y mandan que por non lo aver cunplido que
venga a devida esecución los que non lo han conplido.
318.-Çapatos.
Ordenaron e mandaron que todos
los çapatos de cordován zayenes e enforrados, valgan a dos reales y los otros a
real y medio de dos puntós que en la ordenança pasada se contiene, e dende
abaxo; a los çapatos vacunos a dos reales y medio de los dichos puntos, e dende
abaxo; so las penas puestas.
E de solar unos çapatos de
trabajo de correa a cincuenta, e dende abaxo al
respeto so las dichas penas; e que los enforros sean fechos como los
haze Jorge Váez enforrados, puertas e todo lo que se requiere como se faz en en
la ysla de la Madera.
319.-Acequia. fol. 33 r.
Ordenaron e mandaron que para
sacar el acequia de Taoro, todos los que tienen tierras den e paguen para sacar
la dicha agua por hanegas, a cincuenta mrs. la qual den y paguen luego. E que
non queriendo pagar que les sea sacada prenda, e dentro al tercero día se venda
e sy non quisyeren, la tierra que se resuma para lo que su Señoría mandare; el
qual cargo ha de tener Lope Fernández para la recabdança de los dichos mrs., e
por quanto en el partimiento de la paga
quedaron algunos que non pagaron ny an pagado el acequia que se filo,
hordenaron y mandaron que después de cogida la paga deste nuevo repartimiento
que se dé luego copia para que se cobre lo del repartimiento primero, en manera
que paguen todos ygualmente.
380;-Fueron apregonadas estas
hordenanças por mandado de su Señoría y regidores susodichos, éstas que se
fizieron e hordenaron en nueve días de enero deste año de Diiii, en domingo xvi
del dicho mes del dicho año en la plaça
pública desta villa en faz de mucha parte del pueblo, que ende estava que lo
vieron e oyeron; a que fueron testigos Pero Mexía, Guillén Castellano, Fernando
de Lerena, Alonso Sánchez, Pero Fernández de y Antón de Vallejo, escrivano
público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario