miércoles, 10 de septiembre de 2014

INDUMENTARIA DEL PUEBLO GUANCHE SEGÚN EL DR. JUAN BETHENCOURT ALFONSO



Recopilado por Eduardo P. García Rguez.

Cabellos: Tanto los hombres como las mujeres llevaban suelto el cabello, muy bien escarmenado, a la espalda. Los más tenían el pelo rubio o castaño, algunos rojos, y otros negros como ala de cuervo. Los hombres eran bien barbados, y se dejaban crecer la barba sin cortarla nunca (Arona).

Todos llevaban el cabello suelto sobre los hombros y se dejaban crecer la barba (Barranco Hondo, Candelaria).
El color del pelo era rubio (Arafo).

Se cuenta que las guanchas tenían hermoso cabello que llevaban suelto que lo recogían formando un ruedo sobre la cabeza para que descansara el cántaro cuando iban por agua.
Vestidos: Pieles de oveja para los vestidos, que es lo que se han encontrado en las momias de Taganana (Taganana).
Llevaban el vestido sin mangas; y gorritas o cachuchas de cuero. Se recogían el pelo (Igueste de Candelaria).

En Abona vestían los hombres como un pantalón de pieles ceñido a las piernas hasta el tobillo, sujeto a la cintura, y una zamarra que le caía más baja de la cintura en invierno, abierta por delante y abrochada con unos palitos —a guisa de botones— que sabía antes cómo los llamaban. La cabeza la cubrían con una especie de sombrero semiesférico o algo cónico, hecho de piel con los pelos para afuera, con cuatro costuras que se partían en cruz sobre la copa y quedando los bordes como pequeñas alas.

Otros se ponían un pequeño zurrón como si fuera ensanchado por la boca, tirando el fondo atrás sobre la nuca, como gorro catalán.

Las mujeres llevaban como una camisa más o menos ceñida desde el cuello a los tobillos, sin formar piernas o pantalón como en  el hombre; cubriéndose la cabeza con una barretina o gorro catalán (mo­delo), de piel, tirando el fondo a la espalda. Al cuello llevaban varios hilos de cuentas de barro.

El vestido en vida no era igual al amortajado, pues los había en­contrado el viejo Sierra unos que se conocían eran amortajados, y es­taban enzurronados y puestos de intento de cierto modo, y otros sor­prendidos por la muerte sin haber sido amortajados (Arona).
Los vestidos eran de pieles de distintos colores y de juncos, con collares de cuentas de arcilla y de hueso (Granadilla).

Las mangas en las mujeres terminaba ceñidas, como una vuelta a manera de pulsera (Arafo).

El vestido era como una camisa larga sin cuello que llegaba a media pierna (Igueste de Candelaria).

En una cueva de Igueste de Candelaria descubrí el año 1885 una necrópolis bastante extraña de 9 cadáveres... Los más tenían collares de cuentas de arcilla al cuello y algunos, además, alrededor de la cin­tura (Igueste de Candelaria).

La mujer se ponía una correa alrededor de la frente; y otra en el cuello para diferenciarse la soltera de la casada (Sur de Tenerife).

Tamarcos. El tamarco de los niños se lo ataban por detrás, recogi­do hacia arriba con una correa (Nicolás Moreno. Sur de Tenerife).

Sombreros: Por sombreros, unos usaban pequeños zurrones de ganado cabrío u ovejuno —conservando el pelo hacia afuera— y otros pequeños casquites, como si fueran sacados de la cabeza o de parte de ella de las ovejas (Güímar).

Montera. La montera se llamaba guapilete.
Usaban monteras de pellejas (que no recuerda el nombre), que se ataban por debajo de la barba, le caía por detrás una cosa, y era picudo como una mitra (Nicolás Moreno. Sur de Tenerife).

Las monteras de los guanches las llamaban guapiletes (Agustín Reyes, del Valle de San Lorenzo).

—Zapatos: Los usaban de piel de perro, buen calzado; de piel de cerdo, era fuerte para la plantilla o suela; de piel de macho cabrío, bas­tante fuerte para plantilla o suela.

Agustín Reyes, del Valle de San Lorenzo se encontró habrá 60 años, en las dos cuevas de la Fuente de Beñas, en el barranco de Chija, un xerco o majo de suela de cochino, con la forma de los xercos de la baja nobleza, según hemos descrito; y otro mejor que el anterior, pero ya incompleto (Arona).

(Otro informante) No sabe de zapatos, pero dice vio algunas mo­mias con cueros envolviendo los pies, pero que no sabía (Arona).

Indumentaria de los reyes. Los reyes tenían corona. (Según Ci­priano Arribas, era como un pellico o gorro de pieles, con 5 orejas hacia arriba, por delante).

El rey usaba corona de flores silvestres en ciertos actos (Arona).
El rey usaba una especie de calzón corto de pieles y encima como una pequeña túnica ceñida a la cintura con un cinto de juncos; al cuello un collar de conchas marinas y huesitos; a la cabeza como un gorra de juncos y en la mano un palo como de un metro a guisa de cetro.

Siempre le acompañaba una comitiva (Barranco Hondo, Cande­laria).

Vestidos de los nobles. Los príncipes y oficiales se ceñían la cintura con una faja más ancha que la mano, con pieles de colores especiales, be­rrendas, según su categoría, además de un bastón o palo de forma tam­bién especial según sus categorías: ambas cosas eran insignias de mando. La añepa era una lanza labrada de un modo particular (Arona).
(Juan Bethencourt Alfonso)


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