lunes, 29 de junio de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA




UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1521-1530
CAPITULO VI-XXVII



Eduardo Pedro García Rodríguez


1627. Añazu (Santa Cruz) despegaba ya con 900 habitantes, termina de construir la parroquia de la Concepción de la secta católica y el puerto es frecuentado por numerosos buques mercantes. En 1632, Alonso Llarena propone solicitar que la Real Audiencia fuese trasladada a Tenerife por ser esta isla «más rica, más poblada...».

1527.  Fue ocupado el puesto de inquisidor en la colonia canaria por  Luis de Padilla, tesorero de la Catedral, quien inicialmente continuó la labor de su predecesor. Realizó actos públicos de fe en 1530 y en 1534, en los que penitenció a algunos cristianos nuevos de judío y, sobre todo, a moriscos, la mayoría fugitivos. La falta de medios de la Inquisición canaria, las desventajas que acarreaba su dependencia de Sevilla y la importancia estratégica del Archipiélago aconsejaron, seguramente, elevar de rango la organización del “Santo Oficio” en Canarias.

1527. designó el Cabildo de los colonos europeos asentados en la isla de Chinech un nuevo mensajero (Regidor Francisco de Lugo) y entre otras cosas pedía "...ayuda de fazer un muelle que la dicha ysla tyene necesidad en el puerto más principal...que ha por nombre Santa Cruz, en donde suelen venir muchas naos é navyos, asy de los que van á las Yndias, yslas, y Tyerra Firme, como para la Especiería, como otros muchos que en la dicha ysla tratan é se fornecen de bastimentos, é otras cosas que en la dicha ysla ay para sus viajes..."  Agregaban los Regidores "...que por ser el dicho puerto costa brava, muchas vezes á acontecido thener trabajo las dichas naos e navíos que en el puerto están, é se an perdido gentes é barcas é cada día se pierden; é thenyendo é aviendo el dicho muelle...las contrataciones en la dycha ysla, serían en más cantidad, por donde las rentas de Vuestra Magestad de cada día aumentarían é acrecentarían..."

Parece ser que el primer muelle se construyó antes de 1551, pues consta que en Octubre de ese año, un temporal 1o arruinó y en sesión del 31 se acordó su reparación; en Julio de 1552 parece asimismo que "á causa de la mucha mar..." había recibido la débil obra del muelle de Santa Cruz serio detrimento, " desclavando los tablones que estaban allí puestos..."; en la sesión de 15 de Julio se dispuso, "...la construcción de la fortaleza junto á la plaza que está hecha de baluarte entre la dha Plaza é baluarte della á la mar,
adonde está una laja entre la caleta é el muelle...".

1527.
Según el investigador Serra Ráfols: “Un criado, seguramente analfabeto acusa a Elvira Díaz colona residente en La Laguna de que "estava leyendo en un libro en el qual leya muchas veces..., y que este testigo preguntó a Martin Fernández, que asy mismo era criado de la dicha Elvira Díaz. ..-Decid, ¿qué libro es éste, que nuestra, señora dexa de leer en él ? -El qual le dixo: -Dalo al diablo, que no lo entiendo, que es hebraico; y que oyó decir a Pedro, que es fraile de la Orden de San Francisco, y es sobrino del Adelantado, que el dicho libro era Biblia; pero este religioso declara a su vez que no conocía en aquella casa sino una Biblia en latín.  Se ve que Fernández no lo distinguía muy bien del hebreo. El denunciante añade, empero, con más visos de fundamento, que Elvira es "conversa y que ha oído desir que es hija de reconciliados" y por ello trata muy mal a sus criados, especialmente los días de Pascua.

Seguramente de ahí arranca todo el episodio, que solo tiene un interés pintoresco.

Hasta aquí Serra Ráfols; mas de seguro que el curioso episodio le hubiese merecido otro comentario si hubiese tenido en sus manos la prueba irrefutable de que Alonso Díaz e Inés Tristán, padres de Elvira, eran judíos de Sanlúcar de Barrameda, reconciliados y condenados por el Santo Oficio después de diversos procesos.

1527 Enero 11.
El tráfico de esclavos negros extraídos del continente por colonos y criollos canarios fue más intenso de que comúnmente se ha venido creyendo.

Como comprobante de este último aserto tenemos el contrato firmado en estas fechas en Sevilla (España)  ante el escribano Alonso de la Barrera por Cristóbal de Ponte, maestre de un navío anclado en el Guadalquivir, y los mercaderes Antonio de Franquis Luzardo, "genoves estante en Cadiz", y Juan Bautista, Sopranis, residente en Sevilla, por el cual se comprometía Ponte a conducir, para venderlas en las Islas Canarias, un importante porcentaje de mercancías, con compromiso de trasladarse más adelante a las islas de Cabo Verde para invertir el importe en negros africanos.

Sin embargo, los recelos de Portugal al ver cómo ingleses y franceses y españoles violaban las leyes prohibitivas, salteando directamente en las costas de Guinea, trajo alguna que otra vez de rechazo extorsiones para 1os criollos canarios, de las que protestaron vivamente cerca de Felipe II. Cuando los navíos regresaban de Cabo Verde con su carga humana eran detenidos en ruta por los mismos portugueses, que confiscaban el cargamento con el pretexto de haber sido adquiridos en "Guinea o otras partes prohibidas", siendo inútiles cuantas protestas hacían los mercaderes sobre la legitimidad de sus transacciones.

Entonces intervino el embajador español  en Portugal, don Juan de Borja, y pudo salvarse tal escollo obligando a los comerciantes canarios a navegar acompañados de una "información" expedida por las autoridades lusitanas con objeto de garantizarse contra los navíos de control de Portugal.

Estos antecedentes, unidos al interés puesto por los colonos criollos canarios en el asunto al enviar un mensajero a la corte y obtener la intervención a su favor de todo un embajador, prueba que el tráfico de esclavos con Canarias debió ser muy activo en todo aquel siglo. Por otra parte, lo confirman, junto a la persistencia de elementos raciales negroides en pequeños sectores de la población insular, la documentación de la época, en la que es frecuente encontrar alusiones sobre el particular que nos ocupa: compraventa de esclavos, cartas de libertad, pesos, fugas, etc., etc. Los fondos de la Inquisición revelan también su importancia y número; así, por ejemplo, en las listas de procesados entre 1568-1572 aparecen "Domingo de Ponte y otros seys esclavos de Pedro de Ponte", señalándose posteriormente otro proceso incoado en Tenerife "contra los esclavos de Pedro de Ponte". El testamento, ya citado, del propietario del ingenio, de Telde Cristóbal García del Castillo, otorgado en 1539, nos revela los nombres de los veinticuatro negros esclavos que servían a sus órdenes en las faenas propias de su industria. Análogas citas documentales pudieran añadirse que corroboran la importancia de la trata de negros en Canarias.

Dicha trata sirvió para disimular el contrabando negrero con las Indias, pues consta positivamente que muchos navíos portugueses o de otras naciones cargaban en Cabo Verde su mercancía humana, alegando que se dirigían al archipiélago afortunado, y luego iban a descargar en las Antillas o en el continente.

Es más; cabe presumir que el mismo Pedro de Ponte, que tenía factores y corresponsales propios en América y Cabo Verde, hubiese participado-emulando a su padre-en el negocio, con objeto de cubrir las necesidades de mano de obra en las despobladas regiones de Adeje para el cultivo de sus espléndidas posesiones y el manejo de los ingenios, y para surtir a las Antillas de tan codiciada mercancía y en el terreno de la suposición que el mismo John Hawkins-cuyos viajes a Guinea anteriores a 1562 no parecen probables-acaso fuese introductor en el Archipiélago de buen número de esclavos africanos.

Lo que no admite dudas es que fue en las Canarias donde John Hawkins aprendió a valorar la importancia de la trata de esclavos como espléndido negocio que se abría a su audacia, y que, sugerido o no por Pedro de Ponte, tomó a partir de 1560 el firme propósito de no descansar hasta llevarla a cabo. Si hasta entonces los portugueses y los franceses habían sido los únicos en traficar clandestinamente con esclavos y mercancías,
él abriría a su patria, Inglaterra, los nuevos mercados de América, que pagaban con barras de oro la audacia de los navegantes del Océano. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1527 Febrero 22.
Se presentó el colono Cristóbal de Ponte ante los miembros del Cabildo diciendo que él era notorio “hijo dalgo” (hidalgo) y ser de linaje tan notorio que era uno de los vecinos más ilustres de Génova, como consta de los papeles y testimonios que presentó al tiempo que fue admitido por vecino en esta isla y que habiendo impuesto el Concejo de esta isla sisa general, se le había llevado a él, estando exento de pecho y contribución. En vista de esta representación el Adelantado Mayor de esta isla, estando en Cabildo con el teniente gobernador, cuatro regidores, un jurado y el escribano Antón de Vallejo, mandaron se le devolviese la sisa, ya que por los recaudos que había presentado al tiempo que había sido admitido por vecino, era hombre hijo dalgo; que le amparaban y defendían en la posesión en que estaba y que gozase de las libertades y franquicias que deben ganar los nobles. Estos papeles originales están protocolados ante Francisco Fernández en 20 de abril de 1678, a petición de don Cristóbal de Ponte Xuares, caballero de la Orden de Alcántara.
Natural de la ciudad de Génova, pasó a esta isla Chinech (Tenerife) por los años de 1500, donde casó con Ana de Vergara, hermana de Pedro de Vergara, invasor-conquistador, regidor y Alguacil mayor de esta isla de Tenerife. Tuvo del Adelantado, Alonso Fernández de Lugo, datas de tierras y aguas. Donó el sitio para fundar el convento de San Francisco de Garachico y un real de agua para su abastecimiento. De este convento son patronos sus descendientes. Declara en su testamento por su hija natural a María de Ponte, que casó con Juan Clavijo, y mandó 100 doblas a su nieta Francisca, hija de estos últimos, para su casamiento.
En sus últimas voluntades manda que sus dos hijos fabriquen y concluyan la fábrica de la capilla mayor del mencionado convento, con toda decencia, que se levantó bajo la advocación  de nuestra señora de los Ángeles, donde se trasladaron sus restos y los de su mujer. Con cuya disposición y cumpliendo su voluntad su hijo Pedro de Ponte otorgó instrumento de ajuste con un oficial carpintero para fabricar dicha capilla mayor con un monte de 400 doblas, documento que pasó ante Antón Martín en 1545, al folio 331. Sus hijos otorgaron partición de sus bienes en 16 de mayo de 1554, ante Francisco de Rojas.
Fueron sus hijos: Bartolomé y Pedro de Ponte y la hija natural María de Ponte, que casó con Juan Clavijo, quienes le dieron por nieta a Francisca de Ponte.
Bartolomé de Ponte, hijo primogénito de don Cristóbal, fijo su residencia en Garachico y casó con doña María de las Cuevas, hermana de doña Catalina de las Cuevas y esposa de su hermano Pedro. Testó don Bartolomé ante Juan de Ancheta en 1543, dejando a su mujer como tutora de sus hijos: Cristóbal, Bartolomé y Luís de Ponte, Ana de Vergara y Melchora de las Cuevas; Luis y Melchora murieron niños. A la muerte de su marido, doña María de las Cuevas fundó mayorazgo de sus bienes a favor de Bartolomé de Ponte y sus descendientes, ante Álvaro de Quiñónez en 1580.
Pedro de Ponte, hijo 2º de don Cristóbal, fue regidor de esta Isla y fundador del mayorazgo de Adeje, de su castillo y casa fuerte, título concedido por el Rey Felipe II de España y I de Portugal. Casó con doña Catalina de las Cuevas, cuñada de su hermano Bartolomé. Testó don Pedro ante Juan de Ponte en 1568, al folio 316 de su registro. Tuvieron por hijos a:
a)  Nicoloso de Ponte, hijo mayor, 2º señor de su mayorazgo castillo y casa fuerte de Adeje y regidor de esta isla. Casó con doña Ana de Vergara, su prima hermana, hija de Bartolomé.
b)  El Maestre de Campo don Alonso de Ponte, hijo segundo, que llevó el segundo mayorazgo y casó con doña Elvira de Vergara y Alzola, su sobrina.
c)  Doña Isabel de Ponte, que casó con el capitán don Francisco de Valcárcel y Lugo, regidor de esta isla y 1º Alguacil mayor de ella por su majestad el Rey.
d) Otros hermanos que murieron sin sucesió
1527 febrero 22.
Un colono pudiente, Cristóbal de Ponte.
 “Caballero natural de la ciudad de Génova, pasó a esta isla  por los años de 1500, donde casó con Ana de Vergara, hermana de Pedro de Vergara, conquistador, regidor y Alguacil mayor de esta isla de Tenerife. Tuvo del Adelantado, don Alonso Fernández de Lugo, datas de tierras y aguas. Donó el sitio para fundar el convento de San Francisco de Garachico y un real de agua para su abastecimiento[1][1]. De este convento son patronos sus descendientes. Declara en su testamento[2][2] por su hija natural a María de Ponte, que casó con Juan Clavijo, y mandó 100 doblas a su nieta Francisca, hija de estos últimos, para su casamiento.
En 22 de febrero de 1527 se presentó Cristóbal de Ponte ante los miembros del Cabildo diciendo que él era notorio “hijo dalgo” (hidalgo) y ser de linaje tan notorio que era uno de los vecinos más ilustres de Génova, como consta de los papeles y testimonios que presentó al tiempo que fue admitido por vecino en esta isla y que habiendo impuesto el Concejo de esta isla sisa general, se le había llevado a él, estando exento de pecho y contribución. En vista de esta representación el Adelantado Mayor de esta isla, estando en Cabildo con el teniente gobernador, cuatro regidores, un jurado y el escribano Antón de Vallejo, mandaron se le devolviese la sisa, ya que por los recaudos que había presentado al tiempo que había sido admitido por vecino, era hombre hijo dalgo; que le amparaban y defendían en la posesión en que estaba y que gozase de las libertades y franquicias que deben ganar los nobles. Estos papeles originales están protocolados ante Francisco Fernández en 20 de abril de 1678, a petición de don Cristóbal de Ponte Xuares, caballero de la Orden de Alcántara.
En sus últimas voluntades manda que sus dos hijos fabriquen y concluyan la fábrica de la capilla mayor del mencionado convento, con toda decencia, que se levantó bajo la advocación  de nuestra señora de los Ángeles, donde se trasladaron sus restos y los de su mujer. Con cuya disposición y cumpliendo su voluntad su hijo Pedro de Ponte otorgó instrumento de ajuste con un oficial carpintero para fabricar dicha capilla mayor con un monte de 400 doblas, documento que pasó ante Antón Martín en 1545, al folio 331. Sus hijos otorgaron partición de sus bienes en 16 de mayo de 1554, ante Francisco de Rojas.
Fueron sus hijos: Bartolomé y Pedro de Ponte y la hija natural María de Ponte, que casó con Juan Clavijo, quienes le dieron por nieta a Francisca de Ponte.
Bartolomé de Ponte, hijo primogénito de don Cristóbal, fijo su residencia en Garachico y casó con doña María de las Cuevas, hermana de doña Catalina de las Cuevas y esposa de su hermano Pedro. Testó don Bartolomé ante Juan de Ancheta en 1543, dejando a su mujer como tutora de sus hijos: Cristóbal, Bartolomé y Luis de Ponte, Ana de Vergara y Melchora de las Cuevas; Luis y Melchora murieron niños. A la muerte de su marido, doña María de las Cuevas fundó mayorazgo de sus bienes a favor de Bartolomé de Ponte y sus descendientes, ante Álvaro de Quiñónez en 1580.
Pedro de Ponte, hijo 2º de don Cristóbal, fue regidor de esta Isla y fundador del mayorazgo de Adeje, de su castillo y casa fuerte, título concedido por el Rey Felipe II de España y I de Portugal[3][3]. Casó con doña Catalina de las Cuevas, cuñada de su hermano Bartolomé. Testó don Pedro ante Juan de Ponte en 1568, al folio 316 de su registro. Tuvieron por hijos a:
a)  Nicoloso de Ponte, hijo mayor, 2º señor de su mayorazgo castillo y casa fuerte de Adeje y regidor de esta isla. Casó con doña Ana de Vergara, su prima hermana, hija de Bartolomé.
b)  El Maestre de Campo don Alonso de Ponte, hijo segundo, que llevó el segundo mayorazgo y casó con doña Elvira de Vergara y Alzola, su sobrina.
c)  Doña Isabel de Ponte, que casó con el capitán don Francisco de Valcárcel y Lugo, regidor de esta isla y 1º Alguacil mayor de ella por su majestad el Rey.
d) Otros hermanos que murieron sin sucesión.”  (Pedro A. Báez Díaz., 2004)
1527 Mayo 15. Los religiosos dominicos de la secta católica residentes en la antigua ermita de San Miguel de Eguerew (La Laguna), se trasladan a su nueva residencia. Era un convento de Santo Domingo de la Concepción, del que fue su primer prior fray Gil de la Santa Cruz.
 1527 Mayo 21.  En la çibdad del rreal de las palmas marts veynte vn dias del mes de mayo de y MXXVII annos antel sor ynqor el liçendo luys de padilla en abdia diego de contreras hijo de Juan nunnez mercader vo desta çibdad q dixo q es de hedad de diez y seys annos poco mas o mos to rreçebido avyendo jurado en forma de drcho dixo q puede aver mas de medio anno q fue despus q el sennor chantre de canaria le qujtaron el to de ynqor y ants q se lo quytasen muchas vezes en diversos dias este to oyo de ser a xpoual de sant clemeynt commo puco desta çibdad q fue penytençiado por el dho chantre syendo ynqor q el no avya hecholo porq el dho chantre lo penytençio y q asy commo el lo avya fho con el asy lo ayudase dios y le diese vuen vyaje y diziendo y echando muchas maldiçiones al dho 9chantre y q quando esto dezia el dho xpoual de sant clemynt estava psentvnas vezes su muger y otras vn q se dize q dias q escrevya mal y otras psonas de q no se acuerda y q lo suso dho dize po descargo de su conçiençia y porq su confesor se lo mando y pdo de odio dixo q no lo qre mal fuele leydo psevero en ello fuele mandado guardar secreto paso ant my anton bernal notro.  (Natalia Batista Pérez y Dan Munteanu Colán)
1527 Junio 21. La colona Elvira Díaz, vecina de Eguerew (La Laguna), mujer de Pedro de Lugo, regidor y vecino que fue, ahorra y da por libre a su esclavo Miguel, morisco, de color prieto, de unos 30 años, natural de Marruecos, que está presente, para que desde hoy en adelante sea horro, libre y exente. Lo horra porque el esclavo, alumbrado de la gracia del Espíritu Santo vino en conocimiento de nuestra Santa Fe católica, se hizo cristiano y recibió agua de bautismo, y además por su ahorramiento y libertad le dio 3 esclavos negros, que ella declara haber recibido.

1527. Continuaron los colonos canarios sus cabalgadas, entrando sin remilgos en la conquista portuguesa, donde los naturales, vasallos del Xarife, no podían ser mutados en carne de mercado. Habiendo adoptado al rey de Portugal por protector, la captura de 13 vecinos de Tamaraque y uno de Cabo Blanco, en 1527, por colonos canarios, puso en aprieto a Luis Sacoto, gobernador de Santa Cruz del Cabo de Guee. A tres meses del término de tregua de dos años, firmada con Muley Mafamedes, rey del Sus, negociaba Portugal prórroga por otros tantos, con el "irmâo mais velho", Muley Hamete, rey de Marruecos, que suspendió las negociaciones, supeditándolas al regreso de los raptados.
Sin posibilidad de defender Santa Cruz, por ser "mucha la frontera de moros", escasa la guarnición y subsistir los residentes, de lo que traían los naturales cada mañana. No habiendo sementeras, huertos ni ganado, en el término de la plaza, era seguro que de reanudarse las hostilidades, abandonarían el enclave, sin necesidad de perder batalla. Dirigiéndose a Pedro de Lugo, "Adelantado de Tenerife", Sacoto pidió la devolución de los cautivos. Entregó al de Cabo Blanco, porque estaba en su "isla", confesando no poder recuperar los restantes, por estar en Tamaránt (Gran Canaria), fuera de su jurisdicción.
Dirigiéndose a Juan III de Portugal, Sacoto advirtió que de lamentar el Xarife haber puesto el reino, "debajo de su bandera", la plaza estaría en precario, por lo que debía escribir al Emperador, consiguiendo que los cautivos fuesen devueltos en el primer barco, pues de no hacerlo, se acabaría la paz en "Africa". Fechada la carta a 14 de abril, disgustó al rey, pues al año siguiente gobernaba la factoría Antonio Leitâo. (L.Al.Toledo)




[1][1] Se otorgó la data y concierto del sitio en 15 de agosto de 1524, ante Ruy Blas, cura beneficiado de San Pedro de Daute, que está protocolada ante Francisco Fernández en 1719, al folio 264, a petición del síndico de dicho convento.
[2][2] Testó Cristóbal de Ponte en Garachico, ante Antón Martín, en 1º de diciembre de 1530 y un testimonio autorizado de este documento, por el escribano Mateo del Hoyo está protocolado ante Francisco Fernández en 1686, al folio 368.
[3][3] Don Pedro de Ponte otorgó poder ante Gaspar de Xexas en 1553, al folio 259, para suplicar al Rey Felipe le conceda licencia para fabricar un castillo en su hacienda de Adeje. Fundó dos mayorazgos, el uno, El de Adeje, en su hijo mayor Nicoloso de Ponte y otro en su hijo segundo Alonso de Ponte, por ante Juan López de Azoca, en 15 de abril de 1567. 

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