lunes, 15 de junio de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-LVI




1994.

La independencia que queremos

Se nos ha criticado, y con razón, que nuestra propuesta independentista libertaria no está definida con claridad. Cierto es que los colectivos e individualidades que entendemos que cualquier propuesta de emancipación social anarquista en Canarias pasa ineludiblemente por la liberación nacional no henos perfilado nuestro proyecto como las mismas circunstancias políticas nos han demandado y que ahora, en la actualidad, nos continúan pidiendo quizás con mayor rigor.



El movimiento libertario, que en las Islas actúa, sufre una división sobre este tema que ha generado momentos de polémica y enfrentamiento1. Mientras para las organizaciones anarcosindicalistas y otras en su periferia la cuestión nacional canaria equivale a interclasismo y apoyo a la creación de un nuevo Estado —refugiándose en el manido tópico de "mi patria es el mundo y mi familia la humanidad" para justificar su españolismo—, para el resto de colectivos e individualidades, con una línea autónoma y sin remoras estatalistas de tipo organizativo, el independentismo es algo que indudablemente ha de incorporarse al discurso y a la acción en que éste se base.

. El anarcoespañolismo

El anarcosindicalismo en Canarias es algo testimonial, nominal, y si mantiene su presencia en las Islas es por el apoyo económico que recibe de las cúpulas de sus respectivas organizaciones estatales. Es fácil de entender, pues, que resultaría demasiado arriesgado para quienes en Canarias participan de esas siglas poner en cuestión el marco referencial de lucha, acercándolo a la realidad inmediata, y, en coherencia, romper con una estructura organizativa que les lleva en muchas ocasiones a reproducir sin más lo que otros han decidido en lugares distantes y distintos al nuestro. El resultado es evidente: mantienen testimonialmente una sigla que nada auténticamente liberador aporta al negarse su propia autonomía, su propia capacidad de decisión y acción, de creación personal y colectiva; la militancia queda supeditada a lo que La Organización decida y la insatisfacción, la frustración, aparece ante la incapacidad real de desarrollar las tareas que otras personas en situaciones y lejanos lugares se han marcado para dar respuesta a su realidad.

Un anarcosindicalismo canario

Muy diferente ha sido, sin embargo, la posición que el anarcosindicalismo organizado de las Islas adoptó en  épocas de mayor incidencia social y política. Con valentía y auténtica visión revolucionaria se manifestó durante los años treinta de este siglo en mítines y en la prensa con un independentismo autogestionario y federalista2 que incomprensiblemente no se reivindica, por los actuales anarcosindicalistas de las Islas, con el orgullo con que se hace al rememorar la revolución asturiana del 34, el 19 de julio barcelonés o las colectivizaciones aragonesas. Al contrario, se silencia, contribuyendo así al desconocimiento que de su misma historia tiene el pueblo trabajador canario, a quien se le hurta, también por parte de los historiadores oficiales cobijados en las universidades de las Islas, de sus episodios de marcado acento libertario o descaradamente tergiversándolos. Pero si el anarcosindicalismo canario de la década de los treinta intentaba abrir nuevas sendas emancipatorias proponiendo la independencia como inevitable para protagonizar la autodeterminación —la autogestión consiguiente al estallido revolucionario—, lo hacía porque era heredero de una tradición libertaria que en el seno del movimiento obrero isleño se habla venido manifestando desde comienzos de siglo con una estructura y funcionamiento marcada por una rabiosa autonomía, por un aferramiento a la realidad en la que intervenía, que lo hacía sabedor de su propia capacidad y posibilidades reales. No se optaba por la independencia desde un alegre aventurerismo, sino conscientes de que ello era así por la misma dinámica de la emancipación social. Los anarcosindicalistas canarios de la década de los treinta eran independentistas porque eran sinceramente revolucionarios.

Sin memoria

Pocas voces se alzan hoy en el seno de las organizaciones estatalistas libertarias atreviéndose a defender la necesaria autonomía organizativa y una actuación sobre la realidad ceñida a ésta, dejando de importar modelos extraños. Desde los comités o desde otras posiciones de jerarquía (es hora de que las cosas se llamen por su nombre y se reconozca que ello existe en las mismas entrañas de las estructuras organizativas que teóricamente basan su existencia en el propósito de destruirla) se acalla el debate y se resucitan los viejos tópicos. No puede existir debate cuando se recurre al tópico ideológico sacralizado en los santos evangelios personalizados en los acuerdos congresuales.

La visión negativa de la liberación nacional puede verse perfectamente si se analiza la prensa anarcosindical hecha en las Islas desde el comienzo de la transición hasta el presente. Ni una expresión positiva ante la misma ha tenido cabida en sus páginas; han tenido que ser los fanzines, y las posiciones autónomas, quienes han tenido que airear que existen otras alternativas desde lo libertario a la cuestión nacional, que la liberación nacional tiene una expresión antiestatal, de acción directa, autogestionaria y federalista.

España = Estado

Las organizaciones de ámbito estatal, reclámense de la ideología que sean, son esencialmente españolistas. El españolismo no es patrimonio de la derecha ni se manifiesta más visceralmente cuanto más se aproxime al fascismo; está presente también en quienes citan y recitan a Marx o Bakunin y niegan que el pueblo trabajador isleño sea esencialmente distinto a otros y que sea necesario que éste se reconozca a si mismo y profundice en su propia definición como un rasgo más de los que ha de plantearse para encaminarse, por sí mismo, hacia mayores cotas de libertad y bienestar en los caminos de la autogestión. El españolismo es enemigo de la Libertad, es uniformador, negador de la diferencia, centralista, jerárquico, opresor, como cabe esperar de una ideología generada por un Estado, creado por un pacto de las clases poderosas de diversas zonas geográficas para perpetuar su dominación.

El que el Estado se maquille mediante procedimientos descentralizadores, creando el Estado de las Autonomías, nada cambia en esencia. Por un lado, porque se sigue conservando la misma estructura piramidal (el papel de los "ciudadanos" es semejante en un Estado centralizado que en el actual) y por otro, porque con ello se intenta reforzar la idea de una España plural, como supuesta suma de comunidades. Pero al mismo tiempo persiste la misma cultura españolista y, por supuesto, las funciones de defensa siguen bajo un ejército reaccionario, vigilante ante cualquier manifestación que ponga en cuestión la sagrada unidad de su Patria.

Estado, territorios y fronteras

Las fronteras estatales no son algo inmutable, eterno. Como la historia —y el mismo presente— nos demuestra, constantemente están cambiándose de demarcación y sobre los mapas se dibujan nuevas rayas con las que los grupos de poder se reparten las riquezas, los recursos materiales y humanos... Además rara vez un estado encierra en sus fronteras a toda una nación y no solo a ella.

Es propósito de cada Estado el dar cohesión a sus súbditos, hacerles participes de ese Estado, definido por unos territorios, unas gentes que en ellos habitan, y una estructura juridico-política que los organice. Genera para ello una cultura de Estado, como es el caso del españolismo. Hacernos sentir españoles es su propósito, hacernos cómplices, sin que nos demos cuenta, de quienes nos oprimen y económicamente nos explotan, colaborando responsablemente en nácar perdurar el Sistema que para ese fin han creado.

El españolismo es una ideología de Estado y capitalista.

Optamos por la destrucción de las fronteras, mas no de las diferencias culturales. Son precisamente los oprimidos de esta tierra los depositarios de su cultura nacional, diferenciadora de otros pueblos. Cultura nacional, no obstante, contaminada también por la cultura burguesa. Abogamos, entonces, por el impulso de una cultura popular canaria; una cultura que asumiendo las expresiones autóctonas (eliminando aquellas que se oponen a una liberación total del ser humano) incorpore otras que nos encaminadas hacia la emancipación global por nuestras misma actuación colectiva y personal.

La autonomía por la independencia

Quienes actuamos desde posiciones autónomas, hemos de reconocer, haciendo sincera autocrítica, que no hemos contribuido en demasía a explicar nuestras posiciones sobre la cuestión nacional, tal como al principio del escrito apuntábamos. Al contrario, nos hemos quedado en cuatro consignas que, aunque firmadas con una A, a los ojos de buena parte de la gente se las asimila a las habituales propuestas estatistas  independentistas. La falta de un contacto o coordinación estable del área autónoma-libertaria ha propiciado que no se haya contado con la suficiente capacidad para desarrollarlas en profundidad y hacer una divulgación extensa de la misma.

Los anarcosindicalistas de los años treinta no son los únicos independentistas con planteamientos libertarios. Durante la transición, y aún antes, el movimiento independentista que se manifestó bajo propuestas de lucha armada —aunque desarrolladas de manera incipiente y desordenada— también contó con participación anarquista. Cubillo, desde Argelia, también incluía "A las barricadas" en sus programas radiofónicos y llamaba a ]os anarquistas a engrosar las filas del MPAIAC3, contando con adhesiones en este sentido4, y en la calle hablan expresiones de la misma (pintadas de "independencia", con la A encirculada, banderas negras e independentistas ondeando juntas en las manifestaciones populares...) .

Sin embargo, a pesar de tanto fervor y sentimiento nadie explicó en ese momento, ni lo han hecho hasta el presente, qué querían esos anarquistas. Salvando las condiciones que dictaba la clandestinidad, en ningún momento trascendió, desde los anarcos que estaban organizados en el MPAIAC, cómo es que cohabitaban con gentes que postulaban no ya la desvinculación del Estado español, sino la creación de un nuevo Estado. Nadie tampoco acierta a entender, ni ellos lo explicaron en su momento, cómo compartían organización con posiciones, además de estatistas, de claro talante burgués y francamente xenófobas. Quizás ello tenga que ver con el desconocimiento y la confusión ideológica del momento, aderezado con una vía de escape de un activismo impulsivo, poco dado a la reflexión.

Nacionalismo burgués

Al igual que el españolismo es una ideología estatista que ayuda a contener el sistema de explotación, el nacionalismo canarista cumple igual función.

Un amplio sector de la burguesía canaria intenta ahora reubicarse tras la entrada de Canarias en la Europa de los mercaderes y el nuevo marco institucional del Estado de las autonomías y por ello juega al nacionalismo. Podrán adheridse, en un momento dado, más amplios sectores de la burguesía que ahora defiende postulados más españolistas, dependiendo de si sus intereses no quedan suficientemente protegidos o son incapaces de pactar un acuerdo que les satisfaga con los capitales europeos. Llegado el momento, si las cosas se le complican, podrán apostar por la ruptura y abogar por la creación de un estado canario, incluso algunos de sus líderes airean ya la posibilidad de conversión de las Islas en un Estado libre asociado, al estilo de Puerto Rico. Mientras tanto juegan al nacionalismo canarista como en un pasado no excesivamente lejano lo hacían por el nacionalismo españolista. Al nacionalismo canarista se han atraído buena parte de los cuadros sindicales y políticos de la izquierda tradicional del Archipiélago y comparte con ellos las prebendas del poder, mientras lo rentabilizan garantizándose una paz social y dando a su gestión determinados tintes progresistas que en nada cuestionan el actual sistema de dominación.

Antes ya citábamos cómo es que la misma dinámica y extensión del movimiento autónomo—libertario habla contribuido, junto a la incomprensión manifestada por la ortodoxia anarcosindicalista y aláteres, a que nuestra proposición de liberación social y nacional se confunda con una cohabitación de clases que den lugar al surgimiento de un estado canario. ¿Tiene realmente algo que ver nuestra propuesta con la que acábanos de describir? Nuestra proposición no sólo está lejos de ella, sino radicalmente enfrentada. Primero, porque se desarrolla lejos de las estructuras que la burguesía ha diseñado para garantizar su dominación de clase. No tiene, ni tendrá nunca por tanto, una expresión institucionalizada como la que acabamos de describir. Nunca pudra plantearse como programa electoral... Nuestra propuesta independentista nace de la necesidad de emancipación clasista y, como tal, acogiendo la necesaria liberación de la opresión nacional que la burguesía y su estado (hoy el español) ejerce. Si, hoy, determinados sectores de la burguesía canaria se sienten agraviados y se desmarcan de sus tradicionales posiciones españolistas, no significa que vayan a hacer dejación de su dominación; no es otra cosa —como ya hemos repetido-- que una reacomodación a una nueva situación, en la que busca posicionarse de forma ventajosa.

E1 Estado no libera, oprime

Tampoco existen paralelismos con las tradicionales posiciones independentistas del Archipiélago, hoy testimonialmente mantenidas por CNC y FREPIC, una vez que el PCAC —la expresión independentista del comunismo ortodoxo— se diluyó por sí sólo y hasta alguno de sus antiguos líderes hoy pastan por la CoCa y que HCL se enfrascara en una división interna que posteriormente dio lugar al MAC, dejándose de tener noticias de ambos desde hace tiempo. Este nacionalismo, igualmente burgués, que se diferencia del nacionalismo canarista por sus planteamientos de abierta ruptura con el Estado español y la creación de un Estado canario y por su vocación panafricanista, puede confluir perfectamente con Coalición Canaria (CoCa) si se dan ciertas condicionas en un momento dado (un mayor radicalismo verbal y cierto protagonismo a sus líderes puede bastar...), pues en esencia optan por mantener el actual sistema de dominación de clase. Cuando algún periódico publicó un 28 de diciembre la "inocentada" de que Cubillo -el histórico líder del MPAIAC y CNC- fichaba por la CoCa muchas personas dieron por cierta la noticia, viendo como lógico que Cubillo intente hacerse un hueco bajo el sol que un día ayudó a prender.

Cualquier iniciativa que opte por el Estado coso alternativa a la opresión nacional es esencialmente burguesa y no va a transformar las condiciones en que se produce las relaciones de producción y dominación presentes. Nosotros nos manifestamos como independentistas porque somos anticapitalistas, porque consideramos que para superar al actual Sistema debemos destruir todos los aparatos en los que se basan las clases dominantes (de Europa, América o Canarias...) para perpetuar su dominio, debemos destruir el Estado y cualquier organización burocrática que lo genera.

Nuestra opresión cultural, étnica, es pareja a la opresión o explotación económica, ya que son las condiciones históricas en que se ha desarrollado ésta las que han hecho que aquella se manifestara como un elemento necesario que la garantizase. La opresión nacional es una manifestación más de la opresión capitalista, porque el capitalismo en Canarias se ha desarrollado bajo formas coloniales.

No cabe plantearse una liberación de clase, dejando intacta la opresión nacional, como tampoco sirve pencar en una liberación nacional obviando la opresión da clase. La doble opresión nacional y de clase debe tener una solución conjunta, al mismo tiempo. La revolución, por tanto, pasa por la independencia.

Independentismo libertario

La alternativa que defendemos parte de la autoorganización cerno método. La autoorganización tiene como eje la asamblea de iguales, la desaparición de las jerarquías, la disolución del poder. La autoorganización es posible impulsarla desde ya, desde los barrios, los cetros de trabajo, etc., como forma alternativa de organización al Sistema (entiéndase, partidos, sindicales s instituciones mediante la que el Sistema nos indica que "participemos"). Es la democracia directa que se opone a la democracia burguesa, delegada, burocrática.

La sociedad canaria que propugnamos no vendrá cono resultado de unas elecciones, sino que surgirá a través de la acción directa y la autogestión. Las candidaturas llámense como se quieran llamar) no sirven para proporcionar la autoorganización popular, sino que la frenan, potenciando el reformismo y negando el protagonismo colectivo. Los medios empleados son los que van perfilando los fines.

Los procesos autoorganizativos marcarán las pautas de cómo será la sociedad canaria del porvenir. La coordinación de estas realidades, mediante delegaciones revocables, articularán el movimiento, al que desde ahora lo va enriqueciendo también las variadas cuestiones que se plantean desde los movimientos sociales de raíz asamblearia (ecologismo, feminismo, antimilitarismo...), cuyas aportaciones habrán de ir  incorporando siempre que vayan en un fortalecimiento de la alternativa autoorganizativa. El poder estará en la base, disuelto; vaciadas las instituciones de sentido y parapetadas tras ellas la burguesía y los burócratas que las defienden, nuy poco esfuerzo costará desprenderse para siempre de ellas, simplemente porque no servirán para nada: significará que el pueblo canario ejerce su autogobierno, que Canarias es independiente, que nadie ajeno a su pueblo manda sobre él...

La emancipación nacional no la planteamos pues como una copia de la sociedad capitalista, donde subsiste la división dirigentes/dirigidos, sino que se evita la creación de cualquier nueva clase privilegiada o burocrática mediante la coordinación de las decisiones asamblearias.

Planteamientos igualmente autogestionarios debe tener la alternativa económica, lo que significa que el pueblo habrá de dotarse del conocimiento necesario para regirlo. Una economía que hará renuncia de tecnologías complicadas, con lo que se evita la necesidad de "especialistas" y de dependencias foráneas, y que habrá de producir de acuerdo a las necesidades reales sólo lo que haga falta. Una economía que respete el frágil medio de las Islas, utilizadora de energías renovables y que tiene en la reutilización y el reciclaje unas claves para su desarrollo.

Contra toda dominación, independencia

La alternativa independentista libertaria puede aportar al momento presente la clarificación de la que carece las otras alternativas que se reclaman por la emancipación nacional o por la liberación de clase. Precisamente en un momento en que la izquierda tradicional va haciendo aguas, una vez que el patrón soviético se desmoronó, y navega al pairo socialdemócrata o sus líderes desertan para asociarse a quienes han criticado como representantes políticos de la burguesía isleña, dejando a las bases huérfanas de cualquier referencia. Cuando, además, el desprestigio del Sistema cada vez es mayor, proporcional a los casos de corrupción que se ven obligados a destapar para ocultar la misma estafa colectiva que representa la existencia del Estado español. En una situación en que el independentismo canario que aboga por la creación de un nuevo Estado se ha quedado en una mera retórica verbal y concibe su proyecto como un mero cambio "administrativo", de bandera, uniformes y poco más... En estos turbios tiempos, donde el tiempo va asentando dónde queda cada cual, la alternativa independentista libertaria puede significar el acicate necesario para hacer emerger el protagonismo popular y unir la emancipación nacional a la de clase. Por lo pronto, procuraremos seguir divulgando, debatiendo, sin dejar de impulsar los movimientos asamblearios que le permitan al pueblo auto organizarse para solventar sus asuntos y que es la esencia misma de la propuesta. Ferinto, en Revista El Baifo nº6/7 de 1994.

"Hacernos sentir españoles es su propósito, hacernos cómplices, sin que nos demos cuenta, de quienes nos oprimen y económicamente nos explotan, colaborando responsablemente/ en hacer perdurar el Sistema que para ese fin han creado"
"La opresión nacional es una manifestación más de la opresión capitalista, porque el
capitalismo en Canarias bajo formas coloniales se ha desarrollado.
"La doble opresión, nacional y de clase, debe tener mía solución conjunta, al mismo tiempo. La revolución, por tanto, pasa por la independencia"
"La sociedad canaria que propugnamos no vendrá como resultado de unas elecciones, sino que surgirá a través de la acción directa y la autogestión. Las candidaturas (llámense como se quieran llamar) no sirven para promocionar la autoorganización popular sino que la frenan potenciando el reformismo y negando el protagonismo colectivo"

Notas:
1. "El Baifo", n° 5, pp. 26-27.
2. Trueno: "La CNT por la independencia de Canarias", en "El Baifo", n° 5, pg.5.
3. Ver el llamado "Libro Blanco del HPAIAC" en "Canarias, otro volcán", Ed. Hordago, 1978.
4. Ver el informe cuasi-policial de las detenciones de independentistas en 1978 del fascista periodista Carlos Millán Cazorla, Canica, en "Canarias pudo ser independiente. Jaque a Cubillo", edición de autor, 1981. También el articulo "IndependenciAnarqvía" en "Baile del Sol", n° 3.
5. "JndependenciAnarquia", en "Baile del Sol", n° 3.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)




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