lunes, 8 de julio de 2013

ATAQUE A LA ISLA TITOREYGATRA (LANZAROTE)






Eduardo Pedro García Rodríguez

1581 Marzo. Una Flotilla Francesa compuesta de dos navíos al mando de los capitanes Le Testu y la Motte, ataca la isla de Titoreygatra (Lanzarote).Capturan 3 navíos anclados en el Puerto de Arrecife y desembarcan en el, saqueando de paso los caseríos próximos. Al intentar avanzar hacia la Villa de Teguise son rechazados por el Conde de  Lanzarote con las milicias de la isla.

Tuvo lugar un ataque francés a Lanzarote,  por los capitanes Le Testu y La Motte. Los documentos españoles hablan de "Giraldo Tetu" y "Nyculao Mota". Como jefes de la flotilla, y hemos pretendido identificar al primero con un hermano o pariente del famoso cosmógrafo y navegante Guillaume Le Testu, a quien vimos morir auxiliando a Drake en las costas de Nueva España el año 1573; ambos, Giraldo y Guillaume, eran naturales de El Havre, y basándonos en esta comunidad de cuna y en la semejanza de sus apellidos, establecemos la identificación. En cuanto al segundo capitán Nyculao Mota reconocemos en él a Nicolas La Motte, capitán francés que dos años antes, en 1579, había combatido con una escuadra portuguesa a la altura de Pernambuco.

Componían la flotilla francesa dos navíos de 100 y 150 toneladas, artillados cada uno con seis piezas de hierro colado, y llevando abundante arcabucería. Su tripulación la componían unos cien hombres, y tenían como principal objeto comerciar con los portugueses de la torre de Arguin y de las islas de Cabo Verde, para lo cual llevaban en sus bodegas 45 fardos de telas y paños de Ruan, 6 cofres de mercaderías variadas y diversas barras de hierro.

Eran sus armadores (según la difícil ortografía española que no hemos en este caso podido identificar) seis ciudadanos de Ruan: los hermanos Nicolao y Cornelio Mariaxe, Jean Buduyn, monsieur De Cablet, almojarire de El Havre y monsieur De Bretagny, y la expedición estaba autorizada por el vicealmirante de Normandía La Meilleraye ("mosior de la Myllarada, almirante e lugarteniente del Almirante de Francia", según los documentos españoles).

Ahora bien; si tenemos en cuenta que por esta fecha, marzo de 1581, Catalina de Médicis había enviado (o enviaría tiempo más tarde) diferentes expediciones a las colonias portuguesas para sublevarlas en favor de don Antonio, prior de Crato, como la de Antoine Scalin en mayo de 1581 a las Azores, y las de jefe ignorado al Brasil y al castillo de Elmina, hay que pensar forzosamente que la expedición de Le Testu- La Motte, bajo la apariencia de viaje comercial-así se hicieron algunas de las otras-, debía llevar por auténtica misión establecer contacto entre el pretendiente portugués y las colonias lusitanas.

La flotilla francesa se hizo a la vela en El puerto de El Havre en el mes de febrero de 1581, dirigiéndose a las costas de Portugal y de allí a las Islas Canarias. La primera que avistaron fue la de Lanzarote, a mediados de marzo, en cuyo puerto de Arrecife recalaron con ánimo de piratear.

Los franceses aseguraron más tarde que habían desembarcado en tierra con bandera de paz y con propósito de comerciar lícitamente; pero de ser cierta esta última determinación no se compagina con sus primeros actos de vandalismo al tratar de apoderarse de los navíos españoles allí surtos y saquearlos a mansalva.

Se hallaban entonces fondeados en el puerto de Arrecife tres navíos españoles: dos, cargados de trigo, que se remitía a España, y otro de lana y quesos para vender en la isla de la Madera. Verlos los franceses y lanzarse sobre ellos fué cuestión de breves segundos.

Con este fin prepararon varias barcas, y acercándose a los navíos ahuyentaron a sus tripulantes a tiro de arcabuz y los asaltaron por la fuerza. Los franceses registraron los navíos sin quedar satisfechos de sus búsquedas, pues cuando comunicaron a Le Testu que contenían trigo, éste respondió decepcionado "que no quería ni trigo ni navíos". No obstante, las dos embarcaciones menores fueron saqueadas y su cargamento trasladado al navío mayor, que pretendían incorporarlo a la flota.

Pero no contaban los atacantes con las condiciones especiales del puerto de Arrecife, que requería marea alta para entrar y salir en el mismo; y así es que cuando fueron a franquearlo se encontraron con la barrera natural de escollos que impedían la salida.

Entonces optaron los franceses por desembarcar en tierra para robar, quizá con la esperanza de encontrar alguna provisión de buen vino, que era al parecer lo que con tanta ansiedad olfateaban.

La noche la pasaron, pues, los franceses en tierra en el saqueo y quema de algunos caseríos próximos, hasta que al amanecer una escuadra de 50 soldados con bandera decidió avanzar hacia la villa con ánimo de intimidar al conde de Lanzarote, obligándole a proveerlos de los víveres, mantenimientos y bebidas que necesitaban.

Este; que ya tenía concentradas sus fuerzas en el castillo de Guanapay, desde donde miraba vigilante los menores movimientos del enemigo, al darse cuenta de que avanzaban en tan corto número sobre la villa decidió cortarles el paso con sus milicias, y lanzándoles en vanguardia su propia infantería morisca, escaramuzaron contra ellos con tal ímpetu que les forzaron a huir precipitadamente, dejando en el campo tres muertos y un prisionero, sin otra baja por su parte que la del "quintador" Juan de León, que resultó herido en la refriega.

El prisionero, a quien a duras penas pudo salvar Rodrigo Barrios de las iras de los naturales, dispuestos a dejarlo tendido en tierra como a sus compañeros, llamábase Tomás Limonyer, y era natural de la comarca de Ruan.

Los franceses que huían se refugiaron entonces en el navío español que tenían dispuesto en el puerto de Arrecife, pero no sabiendo maniobrar con él hábilmente y viendo que los naturales desde las cercanías les atacaban "con piedras", sin descanso y con habilidad extraordinaria, tuvieron a la postre que desampararlo reembarcándose en sus propios buques.

Así acabó el desembarco de los capitanes Le Testu-La Motte en Arrecife, cuyo recuerdo totalmente desvanecido resucita ahora merced a la declaraciones de Tomás Limonyer y de algunos naturales testigos presenciales del mismo.

El conde de Lanzarote entregó el prisionero a Esteban de Jerez para que lo pusiese a disposición del Santo Oficio en Gran Canaria (prueba de que debía ser luterano), y en abril de 1581 ingresaba en las cárceles de la Inquisición en Las Palmas, sin que nada más sepamos de su suerte. (En: A. Rumeu de Armas, 1991).

eduardobanchomo@gmail.com



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