domingo, 14 de julio de 2013

TEJINA DE TEGUESTE-V



TOMADO DEL LIBRO: EL MENCEYATO DE TEGUESTE: APUNTES PARA SU HISTORIA

Eduardo Pedro García Rodríguez


CAPITULO VI-V

TEJINA DE TEGUESTE



Industria
En 1948 se ponen en marcha las destilerías que llevan el nombre de San Bartolomé, el patrón de Tejina que en cada agosto recibe de los vecinos la ofrenda alzada de los corazones. Los gestores de esa forma animaron a los propietarios de terrenos para que fueran acostando al pie del surco los trozos de caña. La compra de la cosecha, al peso, se hizo sin reparos, y se empezó a moler en un improvisado trapiche, que instalan junto al hoy instituto que lleva el nombre del científico Antonio González y del que muy pronto se trasladan al actual emplazamiento, en el camino hacia La Barranquera.
Primero hicieron azúcar moreno y miel de caña. Luego vendría el ron, el blanco y ambarino néctar, que calienta más que la parra y tiene una medida diferente a la del vino.
Grandes y chicos trabajaban en los momentos de mayor exigencia. Después del corte llega el rito alegre de cargar los camiones y echarse un cacho de caña a la boca, para recuperar fuerzas y calmar la amargura del trabajo. Manuel de León, clarinete de la Banda Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife, iba con su padre a la finca de la familia del catedrático Agustín Cabrera, que tenían a medias, y de la que había que sacar todo el provecho. “Los más chicos nos ocupábamos en recoger las hojas, con las que se alimentaba a las vacas, y lo que estaba seco se empleaba como cama para sacar el estiércol”. El mejor momento llegaba en la tarde, cuando se repetía el rito de correr tras el camión hasta guindarse de sus tablas, haciendo filigranas entre nubes de polvo y baches, para coger una caña que chupar hasta que el bagazo decía basta.
Destilerías de San Bartolomé llegó a recibir 6 millones de kilos anuales, hasta que en 1984 se dejó de plantar. Unos años antes se había perdido el mercado africano, al que se enviaba el producto a granel en barricas. La Guinea Española y el Sáhara eran fieles y excelentes consumidores del producto. La melaza sudafricana vino a sustituir al líquido fuente de alcohol que se venía cosechando en suelo isleño. Allá se cultiva en fincas que se pierden en el horizonte y que hay que recorrer en avión.
San Bartolomé se ha reafirmado comercialmente bajo su denominación Cocal. La modernización en el sistema de embotellar llegó a la fábrica, que inicialmente requería 30 personas para sacar 300 cajas al día, y en la que hoy con tres operarios consigue 15.000 botellas a la hora. (Zenaido Hernandez)
Cooperativa agrícola de Tejina

En octubre de 1947 se aprobaban los estatutos y se nombraba la primera Junta Rectora de la Sociedad Cooperativa Agrícola Cosecheros de Tejina, inscrita con el número 3.137 del Registro Oficial de Cooperativas. La formaban Don Manuel Hernández González, Don José Hernández González, Don Andrés Hernández González, Don Narciso González González, Don Manuel Hernández González, Don Marcelino Hernández González, Don Gregorio González Rodríguez y Don José González Rodríguez.

Desde entonces han pasado sesenta años, y la entidad ha querido conmemorar dicho aniversario con la elaboración de una investigación en la que se analice su evolución histórica, desde sus inicios hasta la actualidad. Un estudio en el que se ponga de manifiesto la importancia de la Sociedad Cooperativa Cosecheros de Tejina, no sólo desde el punto de vista económico de los socios que la integran y la han integrado, sino, también, del sector agrario canario. Por otra parte, no menos importante, la Cooperativa es mucho más que una empresa generadora de riqueza y empleo en la comarca en la que opera (Punta del Hidalgo, Bajamar, Valle Guerra, Tejina y Tegueste), se trata de un ejemplo de emprendiduría cuya proyección, cuya imbricación social, no se le escapa a nadie y merece ser resaltado.

Esta publicación conmemorativa ha sido estructurada en siete capítulos. Se ha optado por realizar un análisis temporal y no temático.

Las distintas secciones y apartados del texto responden a los hechos y circunstancias más relevantes que han influido en el devenir de la cooperativa durante los sesenta años de su historia.

En el capítulo inicial, “Los primeros pasos, 1947-1950”, se estudia la formación de esta entidad agraria atendiendo al contexto socioeconómico de ese momento. La cooperativa se fundó en 1947, recién terminada la Segunda Guerra Mundial que tan graves consecuencias había ocasionado al sector agroexportador isleño. Ahora bien, las dificultades para la actividad agrícola canaria ya venían desde mucho antes –crack de 1929, Guerra Civil, Autarquía…– Todas estas circunstancias, a buen seguro que fueron motivaciones más que suficientes, para que un grupo de agricultores tomateros de Tejina decidieran unir sus fuerzas con el fin de hacer frente a estas
dificultades y posibilitar un futuro algo más halagüeño.

El segundo capítulo, “La primera gran expansión, 1950-1960”, viene referido al posterior crecimiento que experimentó Cosecheros de Tejina con la incorporación de nuevos socios, ya que durante ese decenio se pasó de 33 a 244. Pero este proceso trajo consigo aparejado un cambio de actividad principal, con el inicio de la comercialización de plátanos en sustitución de las exportaciones de tomates. Todo ello provocó importantes reajustes en sus estructuras productivas y organizativas para adaptarse a la nueva realidad a la que tenía que hacer frente.

Durante los años sesenta, la Cooperativa, lejos de estancarse en sus primitivos orígenes, continuó con la introducción de innovaciones en su entramado institucional. Así, uno de los hitos más destacados de esta época fue la constitución de una sección de crédito que, además, actuaría como sucursal de la Caja Rural Provincial fundada en 1962.

Por tanto, a las mejoras introducidas en la comercialización y en el suministro de inputs, la Sociedad también proporcionaba a sus asociados servicios financieros, convirtiéndose así en “Cooperativa Agrícola y Caja Rural Cosecheros de Tejina”.

La década siguiente podemos caracterizarla como “Una etapa de transición” en la que la Cooperativa amplió el número de socios, al tiempo que extendía su ámbito de actuación fuera de la localidad de origen. En esta época también se produjeron importantes cambios en el sector platanero, que, indudablemente, tuvieron su impacto sobre la actividad de la entidad. Asimismo, se procedía a la diversificación de la gama de productos agrícolas que comercializaba con la creación de la sección de hortalizas. Todo este proceso condujo a la consolidación de Cosecheros de Tejina, siendo una buena prueba de ello el incremento sustancial de las ventas del almacén.

Los años ochenta y los comienzos del decenio posterior fueron testigos de una nueva expansión de las actividades de la entidad, de ahí que el capítulo correspondiente se titule, “Plátanos, hortalizas y flores”.

Efectivamente, a las dos secciones constituidas en el seno de la Cooperativa, se añadía ahora la de flores y plantas ornamentales. Esta nueva faceta de la comercialización abría perspectivas novedosas para la oferta exportadora, más aun si tenemos en cuenta el paulatino debilitamiento de los envíos de plátanos. Por su parte, la sección de hortalizas y otras frutas, cuyo destino era, fundamentalmente, el mercado interno, continuó consolidándose. El resultado final fue un nuevo incremento de los asociados y, por ende, de los suministros que proporcionaba el almacén. Esta circunstancia implicó una ampliación de las instalaciones de Cosecheros de Tejina para poder atender la demanda creciente de sus miembros. Y todo ello ocurría en una de las etapas de mayor incertidumbre para el agro insular, como consecuencia del proceso de integración de Canarias en la Comunidad Económica Europea y la creación del Estado de las Autonomías en España.

La modificación del protocolo de adhesión del Archipiélago al Mercado Común en 1992, significó la plena integración de las Islas en la Unión Europea. El Poseican y la reforma de la Pac proporcionaron un nuevo escenario para el conjunto de la agricultura canaria y, claro está, para la Cooperativa. Ante esta nueva coyuntura, no se
amedrentaron, más bien al contrario, decidieron transformar sus estructuras y afrontar el reto. Para ello se modificaron sus antiguas secciones, con el fin de convertirse en Organizaciones de Productores.

Sin embargo, ello no fue óbice para que la entidad atravesara una de sus etapas más complicadas, debido al deterioro de la actividad agrícola de las Islas, en general, y de sus socios, en particular.

En el capítulo final, que hemos titulado “La Cooperativa de hoy y del futuro”, se pone de manifiesto cómo la entidad ha puesto en marcha una serie de reformas internas que le permitirán, a buen seguro, superar las dificultades citadas anteriormente y encarar con grandes expectativas el porvenir inmediato. Pero, quizás lo más importante es que esta reestructuración se esté realizando sin abandonar los principios fundacionales de Cosecheros de Tejina, que desde sus inicios le han permitido afrontar todos los retos a los que han tenido que hacer frente desde 1947.

No quisiéramos terminar estas páginas sin hacer constar una serie de merecidos agradecimientos. En primer término, a la Junta Rectora de la Sociedad Cooperativa Agrícola Cosecheros de Tejina, que confió en este equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna para la realización de este libro conmemorativo. Queremos destacar también el apoyo prestado por el personal administrativo de la entidad, y en particular de Don Hernán Tejera Oval, de Doña Jacinta González Hernández y de Doña María José González González, que siempre atendieron, de manera solícita y sin perder el buen ánimo, nuestras peticiones de información. Y como no, a los socios de la Cooperativa, que son el principal activo de la misma, por haber creído en este proyecto. En particular queremos expresar nuestra gratitud a los herederos de Don Andrés Hernández González, a Don Antonio Miguel Rodríguez Acosta y su esposa Doña María del Carmen Hernández González, y a Don Pedro Adrián Bello, historia viva de la Sociedad, por el tiempo que nos dedicaron para la realización de unas entrevistas que, sin lugar a dudas, han contribuido a enriquecer de manera sustancial el texto que ahora se presenta.(Tomado de: Pasado y futuro de la agricultura en la comarca 60 aniversario).

Industrias agro alimetaria

Cosecheros de Tejina, primera empresa canaria en obtener el sello RUP en rosas y strelitzias

Atención, abrir en una nueva ventana.La Cooperativa Cosecheros de Tejina ha recibido, recientemente, el permiso para utilizar el símbolo gráfico de las RUP en su producción de rosas y estrelitzias al cumplir con las exigencias establecidas por la Unión Europea en cuanto a calidad diferenciada, materia prima básica originaria de Canarias en un 90% del volumen y métodos de producción respetuosas con el medio ambiente, lo que la convierte en la primera empresa ornamental canaria que usa este etiquetado.
Anteriormente, esta cooperativa- en su búsqueda por crecer y mejorar su producción para adaptarse a los cambios y a las exigencias dentro de los mercados locales y de terceros países- se le había otorgado la utilización de este sello en el área hortofrutícola, concretamente, en: Papaya, aguacates, calabacines, melón, pepinos y pimientos dulces entre otros. En respuesta a si los consumidores canarios conocen este símbolo, Tejera respondió que “existe un gran desconocimiento de lo que significa este distintivo. Por eso es importante que se realicen campañas informativas para que den a conocer que las producciones que lo lleven son netamente canarias y, que con ello, se están incentivando los productos locales y la rentabilidad de quienes trabajan en el sector agropecuario, y por tanto, a una parte de la economía canaria”.
“Vivimos en una sociedad con poca memoria. Solo miramos por lo inmediato, lo coyuntural. No le damos ningún valor a lo pequeño, lo local, lo nuestro, el esfuerzo, el trabajo; solo prestamos atención a lo virtual, “la modernidad”, sin raíces, sin mirar hacia atrás a nuestra historia, a nuestra cultura.
Tejina se sitúa en la zona de contacto de los materiales antiguos de Anaga y las lavas recientes que cubren el valle de Tegueste. Allí, junto a una pequeña fuente que aflora donde el barranco de Agua de Dios abrió una ventana en el cauce, nació el pueblo de Tejina.
En los inicios del siglo XX se construyeron primero una acequia de tierra y luego de mampostería para alimentar charcas de barro entre el barranco y la zona de Porlier. Esos precarios depósitos de agua para regar fueron construidos bajo la dirección de maestros venidos de Tamaraceite y San Lorenzo, en la vecina isla de Tamarán.
En años posteriores, se construyó una presa de mampostería gracias a una sociedad de regantes del barranco, con su correspondiente canalización hacia la costa de Tejina y Valle de Guerra, implantándose cultivos de tomates, plátanos y otros regadíos de la zona. En los años treinta del pasado siglo, llegaron a la zona importantes caudales de las galerías procedentes del valle de Güímar por el canal de Araca y posteriormente Río Portezuelo. Gracias a ello, la comarca se convirtió en uno de los emporios más importantes en el cultivo de tomates y plátanos de Tenerife.
La crisis de valores del mundo agrario que hemos sufrido en las últimas décadas ha dejado gran parte de las infraestructuras agrarias infravaloradas o infrautilizadas: la presa cargada de sedimentos, algunos canales en estado ruinoso, charcas de barro en abandono.
La cultura agraria ha perdido totalmente su valor, y la sociedad vive de espaldas al entorno donde se asienta. Es incomprensible que hace apenas dos meses hubiera serios problemas ante la falta de agua de riego en la zona. El agua de algunos pozos es de una calidad muy problemática.
A ello se suma que en estos momentos agua de buena calidad corra por el barranco hacia el mar, olvidando las importantes infraestructuras de aprovechamiento construidas cuando éramos pobres.
Mientras, amplias fincas y estanques carecen de actividad agraria, tierras balutas al fin y al cabo, con una tasa de paro muy preocupante y sufrimos limitaciones en el suministro de alimentos frescos. Tenemos una grave falta de cultura agraria; las instituciones y el sistema educativo y formativo tienen mucho que hacer.
Hemos de recuperar una cultura del ayer que puede alumbrar el mañana; tenemos en Tejina numerosos maestros, como don Domingo González, que son una biblioteca de la historia y la cultura y sobre todo del conocimiento del medio.
Los duros caminos que han abierto los tejineros en tiempos no tan lejanos parece que tendremos que volver a abrirlos, cortando y limpiando de zarzas y pese a la burocracia alejada de la realidad.
La producción de alimentos y la cultura de la tierra nos obligan a optimizar cuantos recursos tenemos en las Islas. Lo que está ocurriendo en la costa de Tejina y otros puntos de las Islas nos obliga a recordar el famoso proverbio chino atribuido a Confucio sobre enseñar a pescar de hace ya más de dos mil quinientos años.
El estado de los canales y estanques abandonados, con el agua de los barrancos terminando en el mar, nos indica que algo funciona mal en nuestra tierra; hasta hace unos años esto era un vergel agrícola. Hemos de reconducir esta situación. El sudor de la frente, el trabajo y la sabiduría popular son una alternativa al paro y a las tierras abandonadas.
Hagamos de esta tierra un pueblo socialmente más justo y ambientalmente más sostenible. Gracias, don Domingo.” (W. Rodríguez Brito)
Al pasar por la carretera que lleva de la ciudad de La Laguna al barrio de Bajamar (TF-13), a la altura de Tejina, se puede observar cómo el embalse que hay en el barranco de la salida del pueblo vierte agua a través de una tajea que hace de rebosadero. Luego corre barranco abajo hacia la costa, donde se pierde en el mar.
Como éste caso hay otros tantos en Tenerife, situaciones en las que la capacidad de almacenaje se deja de lado en beneficio de la gestión de galerías que pertenecen a sociedades privadas. La entidad Balten, del Cabildo de Tenerife, embalsa agua sobrante en diversas charcas cuyas obras se financiaron con dinero público, pero que suelen albergar el excedente de galerías privadas.
Luego, en épocas de estío, cuando el agua de riego se hace más necesaria, nadie se acuerda de aquellos metros cúbicos que discurrieron barranco abajo por Tejina u otros sitios de la isla. ¿Es bueno prepararse para tiempos de sequía? (Rafael González).

Feria de Artesanía "Artejina"

Se celebra la primera semana de Junio en la Plaza de la Iglesia de Tejina y en el Complejo parroquial donde reúne a más de cien artesanos de las islas. Es una de las más completas de Canarias y solo se expone artesanía canaria pura.

Una desaladora para Tejina
 La sequía, el exceso de flúor en el agua de consumo y la subida del precio del caudal procedente de las galerías y los pozos de la Isla han obligado al Cabildo de Tenerife a acelerar el proyecto para la construcción de una planta desaladora en Tejina. Es la principal solución que propone la Corporación insular para suplir la carencia de agua de riego en el nordeste del municipio que amenaza en la actualidad los cultivos de más de 2.000 agricultores.
El Cabildo de Tenerife ha sacado a información pública tanto la planta de desalación de agua de mar de Tejina, para la que hay una primera partida de 5,5 millones de euros, como la red de riego y mejora de la planta depuradora de esta zona del municipio, con una partida de 8,1 millones de euros.
Ambas infraestructuras permitirán aumentar los caudales de los que dispone el municipio tanto para el riego de fincas, parques y jardines, como para el agua del grifo para los vecinos. El agua desalada abastecería a las cosechas y las viviendas, mientras que las aguas residuales tratadas servirían para la vegetación de los espacios públicos.

La desaladora de Valle de Guerra lleva más de una década entre los planes del Consejo Insular de Aguas, órgano dependiente del Cabildo. En 2001, impulsar esta obra era visto como la "única manera" de garantizar el abastecimiento y el suministro de agua para uso urbano, agrícola y turístico. Su instalación estaba prevista sobre la plataforma costera lagunera a 12 metros de altitud.
Sin embargo, su construcción se ha ido retrasando hasta que ahora el invierno más seco de los últimos 60 años y las llamadas de alerta de los agricultores de La Laguna han obligado a la Corporación insular a retomar el proyecto.
La capacidad de desalación de esta estación será de 5.000 metros cúbicos (dos piscinas olímpicas) de agua de mar al día y se prevé que se puedan ampliar hasta 10.000 metros cúbicos al día en un futuro. Esta agua se elevará hasta Finca El Pico para abastecer a Tejina, Valle de Guerra y Bajamar, y luego se elevaría hasta el casco de La Laguna y llegaría también a los municipios vecinos de Tacoronte y Tegueste.
Según el proyecto, son varias las razones por la que el nordeste precisa de forma urgente esta instalación. En primer lugar figura la sobreexplotación del acuífero de la Isla. "La extracción supera a la recarga útil por infiltración, lo que obliga a realizar obras de reperforazión de las galerías para el mantenimiento de los caudales. Esta necesidad de inversiones periódicas se deriva en una disminución de la rentabilidad de los aprovechamientos, un aumento del precio del agua y un empeoramiento de su calidad", señala el informe.
Ante esta situación, la tendencia en los últimos años ha sido aumentar la explotación de los pozos costeros. "Sin embargo, ya es tan alta que la solución ya no puede venir de este tipo de explotaciones". Además, el documento precisa que "el excesivo bombeo de algunos pozos ocasiona la intrusión de agua de mar con la consiguiente pérdida de calidad".
Embalses
De ahí que la gran solución sea la obtención de agua desalada a través de una planta propia en el lugar que permita incrementar el caudal del servicio con agua de calidad tanto para la agricultura y la ganadería como para el consumo humano. (Laura Docampo).
Molinos de gofio
En Tejina afortunadamente aún quedan dos molinos de gofio establecimientos conocidos y con tanta tradición como el Molino de Gofio Raúl y el Molino de Gofio Doñana, una visita a estos molinos a cualquier hora del día deja claro que el consumo de gofio sigue siendo muy apreciado.
La capacidad emprendedora de los tejineros de pone de manifiesto también en esta actividad, con la renovación de esta industria, diversificando la oferta de productos elaborados en sus instalaciones, las calidades y cualidades del producto se han ido diversificando hasta adaptarse en los últimos años a las nuevas necesidades de los consumidores. En su carta aparecen combinaciones de todo tipo, desde el tradicional de trigo hasta otras mezclas como el de millo; el de trigo, millo y cebada; el gofio de régimen; las harinas de repostería; y hasta un gofio realizado con cinco cereales y dos legumbres.
“Los cambios en los hábitos alimentarios han provocado que su demanda y consumo corresponda más a una cuestión de “memoria colectiva”, que a una necesidad y apetito por él. Paradójicamente, si bien es cierto que el consumo local desciende y como consecuencia de ello y de otros factores, cierran un número importante de molinos en las islas, no es menos cierto que a la par y como producto del proceso de globalización y del ingenio de algunos de estos empresarios molineros, éstos han extendido su influencia e incrementado su producción en nuevos mercados y creado nuevos consumidores foráneos. En la actualidad, el consumo del gofio ha dejado de ser patrimonio de consumidores locales y rurales para serlo de otros más globales y urbanos, pasando de ser un elemento esencial en la alimentación diaria en el ámbito doméstico a un consumo más esporádico y prácticamente fuera de casa, con excepción de los momentos festivos.
Con la aparición de estos nuevos consumidores urbanos, se crean en cierta medida unas
nuevas relaciones entre el campo y la ciudad, de modo que el “consumo de gofio” en los establecimientos de restauración, evoca de alguna forma la vinculación con la tierra, con “lo nuestro”.

En la variedad está el gusto

En la actualidad, existe una gran diversidad de tipos de gofio que se ha incrementado tanto como la capacidad de los molinos de producirlos.

Y es que, aunque los ingredientes sean más o menos los mismos en la mayoría de los molinos, en su elaboración influyen múltiples factores: el grado de tueste que se le dé al grano, la cantidad de sal que se añada, la separación de las muelas en el momento de la molturación, la fórmula de proporción de granos (cereales o legumbres), entre otros. La combinación de cualquiera de estos elementos es lo que hace que cada molino sea en
sí un laboratorio con sus propias “fórmulas magistrales”.

Algunas de ellas pertenecen al patrimonio familiar y otras son producto del ingenio del molinero o molinera.

De esta manera, cada molino proporciona al gofio características diferentes según sea la
presencia mayor o menor de unos u otros elementos que intervienen en las mezclas y las
exigencias de la clientela: un color más o menos tostado, un sabor más o menos equilibrado, así como una textura agradable al paladar. Ello es debido a que, aunque los molinos son pequeñas o medianas industrias, la elaboración del gofio sigue siendo una actividad artesanal.” (Alberto García Quesada).
La mediana y pequeña industria en Tejina esta en auge no sólo para atender las necesidades locales sino que además prestan sus servicios en otros punto de la isla, así tenemos multitud empresas transformadoras de productos agrícolas, de talleres de mecánica del automóvil, carpinterías de aluminio y madera, gasolineras, empresas de construcción etc., etc.
Tradición molinera en Tejina

A Jesús Hernández Alonso, Suso, como es conocido en Tejina, el oficio de molinero le viene de atrás. Desde la época de su tatarabuelo materno existía un molino de viento en la zona de El Ramal.

De allí pasó a la zona cercana a la presa que va hacia Bajamar, y se movía con agua “cuando los inviernos eran inviernos”. En Tejina, su abuelo regentó el molino y utilizaba un motor de gasoil, hasta que en 1948 llegó la electricidad al pueblo. Los motores eléctricos de entonces siguen funcionando hoy en el molino de gofio.

Este año se cumplen 15 años en los que Jesús lleva regentando el Molino de gofio Raúl (así es como se llamaba su padre) y en el que junto a él trabajan otras dos personas más.

Lo que distingue a este molino es que en él el gofio que se produce (en sus diferentes variedades –trigo, millo, trigo y millo, cinco cereales, de garbanzo…) se refina dos veces, lo que se nota mucho en el sabor. El negocio funciona a través del boca a boca y su propietario afirma que “no hay problemas con la competencia”, al referirse al otro molino que hay en Tejina, “porque cada uno mantiene su calidad, su clientela, y en general existe buena comunicación”.

Cierto es que la actual crisis alimentaria se está notando en la venta diaria del molino, además de que la edad media de los consumidores de gofio es superior a los 65 años.

Este molino está vinculado a la Asociación de Productores de Gofio de Canarias, y su propietario reconoce que hay bastante desunión entre los productores, sobre todo los molineros que envasan gofio están “muy condicionados por los precios que imponen las
grandes superficies”, motivo por el cual reclama una mayor unión entre los molineros.

El futuro, lo ve “un poco incierto, pero no creo que vayamos a desaparecer”, al tiempo que cree necesario “un apoyo real de las instituciones”. (Alberto García Quesada)
Equipamientos sociales
Tenencia de Alcaldía de Tejina. En marzo de 2008 el Ayuntamiento de La Laguna acometió obras de acondicionamiento de las instalaciones.
Para ello, el entonces concejal de zona, Juan Antonio Alonso, y la edil de Obras e Infraestructuras, Aymara Calero, comprobaron estuvieron al frente de estas labores, que persiguen mejorar las condiciones en las que se presta este servicio administrativo del ayuntamiento a los pueblos de Tejina, Bajamar y Punta del Hidalgo.
El  sábado 13 de marzo de 2012 abrió sus puertas el nuevo Centro Ciudadano del pueblo de Tejina, un nuevo y moderno lugar de encuentro para todos los tejineros.
Este Centro Ciudadano cuenta con un ambicioso equipamiento comunitario, de diseño arquitectónico vanguardista, que cuenta con una superficie útil de 765 metros cuadrados distribuidos en tres alturas. Está situado entre las calles Venecia, Paulino Sanz y la carretera general, ocupando la parcela del antiguo ambulatorio situado a la entrada al pueblo.
El citado centro dispone de tres plantas y tiene un carácter multifuncional, de manera que personas de todas las edades puedan disfrutar de sus prestaciones, pudiendo acoger de manera simultánea actividades de ocio y tiempo libre, cursos y talleres o reuniones de colectivos sociales, entre otras actividades.
En la planta baja se ubica el salón de actos con capacidad para 104 personas, un aula para los diferentes colectivos ciudadanos, dotada con dos equipos informáticos, una sala de encuentro, así como el puesto del dinamizador responsable del centro.
En la primera planta se encuentran cuatro aulas de formación para adultos, además de un aula infantil o ludoteca, con acceso independiente, que está dotada con mobiliario y baños adaptados para niños y su propio espacio exterior para el juego con pavimento de caucho exterior.
La segunda planta dispone de dos aulas más, además de una sala de estudios, con ordenadores y acceso a Internet, y de una terraza exterior preparada para actividades al aire libre con una superficie de 70 metros cuadrados.
Centro de Salud de Tejina

La Consejería de Sanidad y Consumo del Gobierno de Canarias inició la prestación sanitaria en el nuevo Centro de Salud de Tejina, en lo que al área de urgencias se refiere, estando prevista la apertura definitiva para este lunes, 11 de noviembre.
El centro está situado en la carretera general y tiene previsto atender a unos 10.201 usuarios, de los que 8.377 son adultos y 1.824 pacientes pediátricos.
Se trata de un inmueble de cuatro alturas, que ocupa una superficie de 3.131 metros cuadrados y que contó con un presupuesto para su ejecución global de 1.527.696 euros.
La planta baja está destinada a la entrada de ambulancias, el área de urgencias, la sala de educación maternal, sala de curas y otra de extracción de muestras. Además, albergará dos consultas polivalentes, sala de observación, área para médicos, una sala de fisioterapia y zona administrativa.

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