jueves, 18 de julio de 2013

MARTIN FIERRO-XIX



[INVASIONES DE LOS INDIOS]
Antes de aclarar el día Empieza el indio a aturdir La pampa con su rugir, Y en alguna madrugada,
2795    Sin que sintiéramos nada, Se largaban a invadir.
Primero entierran las prendas En cuevas, como peludos; Y aquellos indios cerdudos,
2800    Siempre llenos de recelos, En los caballos en pelos500 Se vienen medio desnudos.
Para pegar el malón El mejor flete procuran;
2805    Y como es su arma segura,

Vienen con la lanza sola Y varios pares de bolas Atados a la cintura.
De ese modo anda liviano,
2810    No fatiga al mancarrón501; Es su espuela en el malón, Después de bien afllao, Un cuernito de venao Que se amarra en el garrón
2815    El indio que tiene un pingo Que se llega a distinguir, Lo cuida hasta pa dormir; De ese cuidado es esclavo; Se lo alquila a otro indio bravo

2820    Cuando vienen a invadir.
Por vigilarlo no come, Ni aun el sueño concilia. Sólo en eso no hay decidla. De noche, les asiguro,
2825    Para tenerlo seguro
Le hace cerco la familia.
Por eso habrán visto ustedes, Si en el caso se han hallao, Y si no lo han oservao
2830    Ténganlo dende hoy presente, Que todo pampa  valiente Anda siempre bien montao.
Marcha el indio a trote largo, Paso que rinde y que dura;
2835    Viene en dirección sigura Y jamás a su capricho. No se les escapa vicho En la noche más escura.
[REGRESO DE LAS INVASIONES, DISTRIBUCIÓN DEL BOTÍN Y FIESTAS]
Aquel desierto se agita Cuando la invasión regresa:
2925    Llevan miles de cabezas De vacuno y yeguarizo. Pa no aflijirse es preciso Tener bastante firmeza.
Aquello es un hervidero
2930    De pampas, un celemín "*; Cuando riunen el botín Juntando toda la hacienda, Es cantídá tan tremenda Que no alcanza a verse el fin.
2935 Vuelven las chinas cargadas Con las prendas en montón. Aflije esa destrución.

Acomodaos en cargueros **
Llevan negocios w enteros
2940    Que han saquiado en la invasida.
Su pretensión es robar, No quedar en el pantano. Viene a tierra de cristianos Como furia del infierno,
2945    No se llevan al gobierno ** ¡Porque no lo hallan a mano.
Vuelven locos de contentos Cuando han venido a la fija. Antes que ninguno elija
2950    Empiezan con todo empeño, Como dijo un santiagueño ™, A hacerse la repartija.
Se reparten el botín Con igualdá, sin malicia;
2955    No muestra el indio codicia. Ninguna falta comete: Sólo en esto se somete A una regla de justicia.
Y cada cual con lo suyo 2960    A sus toldos enderiesa.
Luego la matanza empieza, Tan sin razón ni motivo, Que no queda animal vive De esos miles de cabezas.
2965    Y satisfecho el salvage
De que su oficio ha cumplido, Lo pasa por ahí tendido Volviendo a su haraganiar; Y entra la china a cueriarsa
2970    Con un afán desmedido


A veces a tierra adentro Algunas puntas se llevan; Pero hay pocos que se atrevan A hacer esas incursiones,

2975    Porque otros indios ladrones Les suelen pelar la breva *".
Pero pienso que los pampas Deben de ser los más rudos; Aunque andan medio desnudos
2980    Ni su convenencia entienden: Por una vaca que venden Quinientas matan al ñudo!
Estas cosas y otras piores Las he visto muchos años;
2985    Pero si yo no me engaño Concluyó ese bandalage "*, Y esos bárbaros salvages No podrán hacer más daño.
Las tribus están desechas;
2990 Los caciquessa más altivos Están muertos o cautivos, Privaos de toda esperanza, Y de la chusma5" y de lanza5" Ya muy pocos quedan vivos.
2995     Son salvages por completo Hasta pa su diversión, Pues hacen una junción Que naides se la imagina. Recién le toca a la china
3000    El hacer su papelón¡a.
Cuanto el hombre es más salvage Trata pior a la muger. Yo no sé que pueda haber Sin ella dicha ni goce.
3005     ¡Feliz el que la conoce Y logra hacerse querer!
Todo el que entiende la vida Busca a su lao los placeres. Justo es que las considere

3010    El hombre de corazón. Sólo los cobardes son Valientes con sus niugeres.

Pa servir a un desgraciao
                                 Pronta la mujeR está;
                      
3015    Cuando en su camino va
                                 No hay peligro que la asuste;
Ni hay una a quien no le guste Una obra de caridá.
No se hallará una muger
3020    A la que esto no le cuadre. Yo alabo al Kterno Padre No porque las hizo bellas, Sino porque a todas ellas Les dio corazón de madre.
3025    Es piadosa y diligente
Y sufrida en los trabajos. Tal vez su valer rebajo Aunque la estimo bastante; Mas los indios inorantes

3030    La tratan al estropajo5".
Echan la alma trabajando Bajo el más duro rigor; El marido es su señor, Como tirano la manda,
3035    Porque el indio no se ablanda Ni siquiera en el amor.
No tiene cariño a naides Ni sabe lo que es amar; ¡Ni qué se puede esperar
3040    De aquellos pechos de bronce! Yo los conocí al llegar Y los calé *" dende entonces.

Mientras tiene qué comer Permanece sosegao.

3045    Yo, que en sus toldos he estao Y sus costumbres oservo, Digo que es como aquel cuervo Que no volvió del mandao *".
Es para él como juguete 3050    Escupir un crucifijo.
Pienso que Dios los maldijo Y ansina el ñudo desato **;

El indio, el cerdo y el gato Redaman *° sangre del hijo.
3055    Mas ya con cuentos de pampas No ocuparé su atención. Debo pedirles perdón, Pues sin querer me distraje. Por hablar de los salvages
3060    Me olvidé de la junción.
Hacen un cerco de lanzas. Los indios quedan ajuera; Dentra la china ligera Como yeguada en la trilla
3065 Y empieza allí la cuadrilla A dar giieltas en la era.
A un lao están los caciques, Capitanejos y el trompa, Tocando con toda pompa
3070    Como un toque de fagina; Adentro muere la china, Sin que aquel círculo rompa.
Muchas veces se les oyen A las pobres los quejidos;
3075    Mas son lamentos perdidos: Alrededor del cercao, En el suelo, están mamaos Los indios, dando alaridos.

Su canto es tina palabra,

3080    Y de ahí no salen jamás. Llevan todas el compás, «lokú-ioká» ™ repitiendo; Me parece estarlas viendo Más fieras que Satanás.
3085    Al trote dentro del cerco,
Sudando, hambrientas, juriosas, Desgreñadas y rotosas, De sol a sol se lo llevan. Bailan aunque truene o llueva,
3090    Cantando la mesma cosa.
[CRUZ]
El tiempo sigue en su giro Y nosotros, solitarios, De los indios sanguinarios No teníamos qué esperar.
3095    El que nos salvó al llegar Era el más hospitalario.
Mostró noble corazón, Cristiano anhelaba ser. La justicia es un deber,
3100    Y sus méritos no callo: Nos regaló unos caballos Y a veces nos vino a ver.
A la volunta de Dios Ni con la intención resisto.
3105    El nos salvó..., pero ¡ah, Cristo!,
Muchas veces he deseado No nos hubiera salvado Ni jamás haberlo visto.
Quien recibe beneficios
3110    Jamás los debe olvidar; Y al que tiene que rodar En su vida trabajosa, Le pasan a veces cosas Que son duras de pelar "*,
3115    Voy dentrando poco a poco En lo triste del pasage; Cuando es amargo el brebage El corazón no se alegra. Dentro una virgüela *" negra
3120    Que los diezmó a los salvages.
Al sentir tal mortandá, Los indios, desesperaos, Gritaban alborotaos: «Cristiano echando gualicho *".
3125    No quedó en los toldos vicho Que no salió redotao *".
Sus remedios son secretos, Los tienen las adivinas; No los conocen las chinas,
3130    Sino alguna ya muy vieja, Y es la que los aconseja, Con mil embustes, la indina.
Allí soporta el paciente Las terribles curaciones,
3135    Pues a golpes y estrujones, Son los remedios aquellos: Lo agarran de los cabellos Y le arrancan los mechones.

Les hacen mil heregías *"

3140    Que el presenciarlas da horror. Brama el indio de dolor Por los tormentos que pasa; Y untándolo todo en grasa Lo ponen a hervir al soL
3145    Y puesto allí boca arriba, Al rededor le hacen fuego; Una china viene luego Y al tíido le da de gritos. Hay algunos tan malditos
3150    Que sanan con este juego.
A otros les cuecen la boca Aunque de dolores cruja; Lo agarran y allí lo estrujan, Labios le queman y dientes
3155    Con un güevo bien caliente De alguna gallina bruja.
Conoce el indio el peligro Y pierde toda esperanza; Si a escapárseles alcanza
3160 Dispara como una liebre; Le da delirios la fiebre Y ya le cain con la lanza.
Esas fiebres son terribles, Y aunque de esto no disputo
3165    Ni de saber me reputo, Será, decíamos nosotros, De tanta carne de potro Como comen estos brutos.
Había un gringuito cautivo
3170    Que siempre hablaba del barco, Y lo augaron en un charco Por causante de la peste. Tenía los ojos celestes Como potrillito zarco B0.

3175    Que le dieran esa muerte Dispuso una china vieja; Y aunque se aflige y se queja, Es inútil que resista. Ponía el infeliz la vista B1
3180    Como la pone la oveja.
Nosotros nos alejamos Para no ver tanto estrago. Cruz sentía los amagos De la peste que reinaba,
3185    Y la idea nos acosaba
De volver a nuestros pagos.
Pero contra el plan mejor El destino se revela: ¡La sangre se me congela!,
3190    El que nos había salvado, Cayó también atacado De la fiebre y la virgüela.
No podíamos dudar Al verlo en tal padecer
3195    El fin que había de tener,
Y Cruz, que era tan humano, «Vamos, me dijo, paisano **, A cumplir con un deber.»
Fuimos a estar a su lado
3200    Para ayudarlo a curar. Lo vinieron a buscar Y hacerle como a los otros; Lo defendimos nosotros, No lo dejamos lanciar.
3205    Iba creciendo la plaga Y la mortandá seguía; A su lado nos tenía Cuidándolo con pacencia. Pero acabó su esistencia
3210    Al fin de unos pocos días.


El recuerdo me atormenta, Se renueva mi pesar, Me dan ganas de llorar; Nada a mis penas Igualo:

3215    Cruz también cayó muy malo * Ya para no levantar.
Todos pueden figurarse Cuánto tuve que sufrir; Yo no hacía sino gemir,
3220    Y aumentaba mi aflieión No saber una oración Pa ayudarlo a bien morir.
Se le pasmó la virgüela, Y el pobre estaba en un grito;
3225    Me recomendó un hijito,
Que en su pago había dejado. «Ha quedado abandonado, Me dijo, aquel pobrecíto.»
«Si vuelve, busquemeló», 3230    Me repetía a media voz.
«En el mundo éramos dos, Pues él ya do tiene madre: Que sepa el fin de su padre Y encomiende mi alma a Dios.»
3235    Lo apretaba contra el pecho Dominao por el dolor; Era su pena mayor El morir allá entre infieles. Sufriendo dolores crueles
3240    Entregó su alma al Criador.
De rodillas a su lado       * Yo lo encomendé a Jesús. Faltó a mis ojos la luz; Tube un terrible desmayo;
3245    Caí como herido del rayo
Cuando lo vi muerto a Cruz.





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