martes, 8 de octubre de 2013

MANUEL DE OSSUNA Y VAN-DEN-HEEDE





1921 Julio 9. Fallece el criollo Manuel de Osuna y van –den-Heede. Fue una triste fecha para las letras canarias, y muy especialmente para los estudios históricos de la colonia.

Cupo a la Villa de la Victoria el honor de recibir los restos del sabio publicista, pues sentía él tal predilección por su «Quinta de los Pinos», que, olvidando quizás de su delicada salud, fue a pasar el verano al pintoresco sitio, bajo cuyo cielo y a la sombra de los pinares, comenzó algunas de sus obras. Como  todos los sabios, murió como verdadero católico habiendo llevado con resignación ejemplar todas sus dolencias.

D. Manuel de Ossuna y van-den-Reede había nacido en La Laguna a 22 de febrero de 1845, siendo hijo del también distinguido canario don Manuel de Ossuna Saviñón, miembro de las Reales Academias de Ciencias Naturales de Madrid y Barcelona, correspondiente del Museo de Historia Natural de Francia, de la Sociedad Geográfica de París, etc., diputado a Cortes (1842), presidente de la Junta central de la Provincia (1843), autor y traductor de varias obras y el primer naturalista que clasificó los in- sectos de Tenerife, y de doña María del Carmen vanden-Heede y Mesa, su mujer.

Fue el señor De ossuna y van-den-Heede individuo de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación; correspondiente de la Real Academia Española y de la de la Historia; de1a Sociedad lmperial de Naturalist» de Moscou; de la-Real Sociedad Geográfica de Madrid; de la de Geografía Comercial de París; del Instituto Geográfico Argentino; de la Sociedad Geográfica del Brasíl y de la de Geografía y Estadística de Méjico; de la Sociedad Africana de Italia y del Museo Comercial y Colonial de Nápoles; miembro honorario del Supremo Consejo y fundador activo de la Junta local  del gran diario internacional «El Mundo Latino»; presidente de la Comisión científica encargada de fijar el lugar de la batalla de Acentejo; socio agregado de la Sociedad Española de Historia Natural; Benemérito del Patronato Social de Buenas Lecturas; miembro honorario y director de la Real Sociedad Económica de Tenerife; vocal del Congreso Internacional de Americanisths celebrado en el convento de la Rábida (1892) y del segundo Congreso español de Geografía Colonial y Mercantil celebrado en Barcelona (1913); profesor de Historia en Barcelona (1913); profesor de Historia Universal y Literatura latina en la Escuela de Derecho de La Laguna, de Derecho Político y Administrativo en la misma; de Geografía e Historia en el Instituto, catedrático de Derecho Natural en la Sección Universitaria de Canarias, etc., etc.

Así mismo fue caballero comendador de la Orden civil del Mérito Agrícola, nombrado por los trabajos que llevó a cabo en sus propiedades, en especial en la indicada Quinta, donde, a costa de cuidados, había logrado sostener un hermoso pinar, a pesar de ser zona contraria a esta vegetación. Lo cual, unido a haber conseguido para el pueblo de la victoria el título de Villa, ésta le nombró su hijo adoptivo.

Desde muy joven hallábase  dedicado a los estudios científicos, principalmente a los históricos, gusto que parecía heredar de su padre y de su tercer abuelo el importante historiador don José Antonio de Anchieta y Alarcón. Dejó publicadas las siguientes obras: El Regionalismo en las Islas Canarias, dos tomos, el primero impreso en 1904 y el segundo en 1916. Consideraciones sobre el fundamento del Derecho y la Ciencia Política, publicada la primera edición en 1874 y la segunda en 1916; La Inscripción de Anaga, publicada en 1889; “El Problema de Canarias, aclaraciones históricas" impreso en 1911; Cultura social de Canarias en los reinados de Carlos III y Carlos IV, publicada en 1914; Impresiones de viajes e investigaciones científicas, editada en 1912;

Discurso sobre las distintas fases porque ha pasado el globo terrestre, desde su lejano origen a la actualidad, determinando la aparición y desarrollo de la materia organizada y la trascendencia de los modernos descubrimientos geológicos a la Geografía y a la Filosofía de la Historia, impreso en 1886; Noticias sobre la flora y fauna de Anaga, editada en 1898; XVI centenario de la paz de la Iglesia por Constantino, publicada. en 1913; El problema de la Atlántida y la Nación española, impresa en 1917 y 1920; Movimiento intelectual y científico de Canarias desde 1874 hasta el presente, (1920); y Correspondencia y autógrafos de don M. de Ossuna y van-den-Heede, de la que sólo se llegó a. imprimir un pliego en 1920. También publicó innumerables artículos en revistas y periódicos científicos de España y del Extranjero, dejando una inmensa labor histórica, geográfica y filosófica.

Su biografía aparece en el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, de Montaner, en la Enciclopedia Hispano-Americana de Espasa, y en diversos boletines y periódicos.

De su fallecimiento se ocuparon, a más de la prensa del país, importantes diarios madrileños, entre los que podemos citar A B C, El Debate, La Epoca y La Acción.

Con gran acierto, el Excmo. Ayuntamiento de esta ciudadd, en sesión de 16 de abril último (1924), acordó dar el nombre de Manuel de Ossuna y van-den-Heede» a la antigua calle de Chaves, y la Real Sociedad Económica de Tenerife en sesión de 29 de mayo, acordó, así mismo, poner una lápida en la casa donde vivió y escribió sus obras
.nuestro biografiado, decisión que se llevará a. cabo el día que sean trasladados sus restos al Cementerio de esta población, que será probablemente-en septiembre de 1926.

Revista de Historia, por la índole de sus estudios y por su patriotismo, que le hace amar a los isleños ilustres, por su fin, en una palabra, no podía. en manera alguna olvidar al historiador, dejando de dedicarle aunque sea estos cortos y desaliñados párrafos; líneas que sólo se proponen sostener o avivar el recuerdo del canario   insigne que consagró a exaltar a su pueblo toda una vida, abrazando el estudio desde los primeros años de su existencia, para después penetrar en investigaciones patriótica que reivindicaran las honras y glorias de su tierra. (José Peraza de Ayala y Vallabriga; 1924:65-7)



No hay comentarios:

Publicar un comentario