lunes, 3 de octubre de 2011

NO PUEDE MORIR JAMÁS QUIEN DE ESCLAVO SE LIBERA






Eduardo Pedro García Rodríguez*

“Ante la desesperación del momento, cuentan las crónicas que numerosos saguntinos deciden perecer consumidos por el fuego antes que rendirse al general cartaginés. La crónica también cuenta que esa misma noche un grupo salió de la ciudad "a la desesperada" hacia el campamento cartaginés, para acuchillar a todos aquellos que encontraran a su paso. La consigna no deja de ser descabellada -"morir matando"-. Sin embargo, la superioridad numérica de los cartagineses presagiaba el triste final de los desesperados saguntinos. Desde lo alto de la muralla mujeres y niños contemplan el fatal desenlace y muchas de ellas deciden asesinar a sus criaturas antes de lanzarse desde lo alto de la fortaleza al vacío. Poco después, entran los cartagineses ordenando el asalto general sin compasión. Se puede decir que perecen en el intento más que los que se entregan al general.”

Así nos cuentan algunos historiadores españoles la defensa que hizo Sagunto, ciudad-estado de origen griego situada en la península ibérica (es decir, una colonia) un par de siglos antes de la era actual. La defensa de aquella ciudad y las correrías mercenarias y depredatorias del castellano Rodrígo Díaz de Vivar, el “Cid campeador”, o los nefastos Reyes Católicos y otros ejemplares similares de la misma fauna, eran ensalzados y fueron los ejemplos que durante la dictadura fascista-nacionalcatólica española nos inculcaban en las escuelas (allí donde las había) los enseñantes españoles y criollos españolizados de  esta colonia como ejemplos a seguir en nuestra futura vida de adultos para mejor servir a la “madre patria”. Dictadura que continúa vigente en esta Nación Canaria sin Estado, si no en la forma sí en el fondo, de manos de los herederos físicos e ideológicos de los colonos y criollos de servicio, cuyos apellidos se perpetúan en el poder colonial generación tras generación y siglo tras siglo.

Por el contrario, nuestros héroes Matrios que fueron capaces de ofrendar en sublime sacrificio el bien más preciado del ser humano como es la propia vida en aras de la libertad de su pueblo, fueron y son demonizados por aquellos que presumen de gestas heroicas que nunca fueron suyas, y cuyo estandarte siempre ha sido el oro y rojo, es decir, el oro y la sangre o lo que es lo mismo, Rojo y Gualda, en honor de los cuales y durante siglos, han hecho correr verdaderos ríos de sangre inocente.

Los canarios actuales estamos obligados a no olvidar a aquellos de nuestros ancestros que no quisieron entregarse ante la descomunal y brutal superioridad armamentística de unas hordas invasoras depredadoras e inhumanas, no se prestaron a ser esclavos y no bajaron sus altivas cabezas ante dos maderos cruzados. Entre los muchos de nuestros antepasados que optaron por la libertad plena, nos ha quedado memoria, entre otros, de los siguientes:

BENTEJUÍ […] mandaron fuese a sitiar otra llamada Fatiga, donde estaba el Rey Tazarte (Tadsart, ‘rebeldía’, ‘dignidad’), con la gente más feroz y atrevida; en aquella tierra áspera y muy agria envióse delante á Guadartheme para que les avisase del peligro en que todos los canarios estaban de morir á cuchillo no reduciéndose por bien; fue por dos partes á un tiempo, cogidas las entradas y salidas con increíble presteza y valor, que los canarios se hallaron suspensos y aturdidos; halló Guadartheme á un tío suyo que era Faisaje ó Consejero, á quien sentó bien la propuesta de perdonar á los canarios; mandó Pedro de Vera que bajasen todos abajo sin armas, y el feroz de Tazarte no queriendo reducirse ni poder pelear por estar ya sitiados, se llegó á la punta más empinada del risco y cruzando los brazos al pecho dijo dos veces muy alto: "Atistirma, atistirma", y dio una vuelta en el aire y abrazado al faykan de Telde se desriscaron desde aquella eminencia el 29 de abril de 1483. (Marín de Cubas [1694] 1993,: 163-4). También nos dejo un mensaje de dignidad canaria en su repuesta al  mensajero del criminal Pedro de Vera, el converso Fernando Guanarteme: “Todavía Canaria no ha desaparecido del mundo y aquí la tienes toda sobre estos cerros” (Bentejuí en: Viera y Clavijo (1772) 1982, I: 529).
TANAUSÚ o Atanausu fue el jefe del cantón hawarita de Aseró, uno de los doce bandos segmentarios en los que se dividía la isla de Benahuare (La Palma), Su nombre podría traducirse por «El obstinado». Debido a que «ta» en guanche indica género femenino, probablemente el nombre verdadero sería Aktanasut, pero al ser trascrito al castellano derivó en Tanausú.
Viendo la imposibilidad de penetrar en la Caldera y de realizar una conquista militar de este territorio, Alonso Fernández de Lugo recurre a la traición y el engaño (tácticas habituales en los españoles de todos los tiempos), y convoca a Tanausú a una reunión en el paso de Adamacansis para tratar la paz a través de Juan de Palma, un familiar de Tanausú que se había convertido al catolicismo. Cuando Tanausú acude a dicha reunión acompañado de su sequito se ve envuelto en una emboscada en la cual es apresado.
Ya capturado, Tanausú es conducido en barco a España en 1493, pero durante el trayecto se niega a comer dejándose morir de hambre, ¡Vacaguaré! ¡Vacaguareé! Fueron las únicas palabras que pronunció durante su cautiverio. Aktanasut  protagonizó la primera huelga de hambre llevada a cabo en Canarias.
Según la tamusni (historia oral,) una historia de amor le unió a Acerina, la que sería su mujer y que acabó eligiéndolo en vez de a su primo Mayantigo, en el llano de Taburiente, dentro de la Caldera del mismo nombre. Acerina llegó a amar tanto a Tanausú, que se dejó morir encuevada, según la tradición de los antiguos hawuaras.
BENTOR, o Ventor, uno de los últimos menceyes que se enfrentó con las armas a la invasión de Chinet (Tenerife) Debió nacer sobre el 1463 y murió en 1495 o 1496, cuando decidió que su Espíritu Libre viajara al seno de Magek para encontrarse con los de sus ancestros, suicidándose ritualmente arrojándose al vacío desde el Risco de Tigaiga en el lugar conocido como El Lance.
Con su muerte física, se perdió uno de los grandes defensores de la Matria Canaria. Este, se negó a rendirse ante las tropas invasoras castellanas, pese a que los tabores guanches estaban enfermos de la “Modorra” y la sangría que la batalla de Eguerew (La Laguna) había representado para los guerreros, como recoge la declaración de los testigos aportada en la información de Margarita Guanarteme (1526), que indica como en dicha acción "mataron al Rey Grande que se llamaba el Rey Venitomo de Taoro, y don Alonso de Lugo envió a Fernando Guanarteme  para que se viera con el rey Ventor, hijo de Venitomo, para requerirle se diese volviendo con la respuesta que el nuevo rey no se quería dar…"
Guanarteme iba al frente de quienes llevaban clavada en una pica la cabeza de Tinguaro o Benchomo (no se sabe con exactitud si aquella cabeza correspondía a uno u otro hermano.) La repuesta de Bentor a la embajada de Lugo fue: enviarle aquella cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole que cada cual supiese guardar la suya.
ICHASAGUA…Llevaban los comisionados poderes del adelantado para negociar la paz bajo las mismas condiciones del Tratado de Los Realejos, con olvido de todo lo pasado; proposiciones que acabaron por aceptar algunos de los principales alzados, siempre que el Mencey Ichasagua entrara en el concierto.
Aceptado el principio de acuerdo, la asamblea se dirigió hacía el lugar del actual pueblo de Arona, al sitio denominado El Llano del Rey, el cual hasta fines del siglo XVIII en los documentos oficiales se cita como El Llano del Rey Ichasagua. Cuando llegó la comitiva a presencia del Mencey encontraron a éste en píe rodeado de algunos de sus consejeros, mirando al numeroso grupo que se le aproximaba, al frente del cual venía el infante Izora, cuando éste llegó a su presencia y después de dirigirle un saludo le dio a conocer su misión y las proposiciones de paz. El Mencey Ichasagua, sin corresponder al saludo de Izora, sin pronunciar una sola palabra, recorrió con la mirada los rostros de todos los circunstantes como tratando de adivinarles el pensamiento, tiró de pronto de un puñal que llevaba al cinto y se lo hundió en el pecho. Así, cumpliendo con la tradición de sus ancestros, mediante el suicidio ritual murió el penúltimo Mencey Guanche, sin siquiera molestarse en dar repuesta a las propuestas que el verdugo Alonso Fernández de Lugo le trasmitía a través de unos renegados.
Tras el fallecimiento del Mencey Ichasagua, algunos de los alzados aceptaron las paces propuesta por los mercenarios invasores  y consiguieron arrastrar consigo a muchos de los alzados. La historia es testigo del poco honor que los españoles hicieron a lo pactado, como es habitual en ellos. Otros, los más indómitos, se dispersaron por las cumbres y montes manteniendo viva la lucha contra el invasor. Con el transcurso del tiempo, unos se fueron integrando en la nueva sociedad, otros, continuaron su lucha y su vida en las zonas más inaccesibles de nuestra geografía, y si bien con el tiempo las acciones de guerra se fueron aminorando, no es menos cierto que estos alzados jamás se rindieron al invasor, por tanto, podemos afirmar que aún continuamos en guerra con la potencia invasora, en una especie de tregua indefinida no declarada. (Eduardo P. García Rodríguez)
Son  cientos los héroes anónimos mujeres y hombres canarios que  ofrecieron en aras del Amor a la Matria y a  la libertad el máximo sacrificio que un ser humano  puede ofrendar, su propia vida.

Los cronistas de la invasión y sometimiento de las islas nos dejaron constancia de que muchos de nuestros ancestros prefirieron la muerte antes que la esclavitud, también nos cuentan que muchas mujeres se encerraron con sus hijos en cuevas y se dejaron morir ante que caer en manos de los invasores extranjeros, extremo este corroborado por los modernos hallazgos arqueológicos.

“No se le ocultaba á Pedro de Vera Lo que pasaba, procurando verse con Guadartheme de Gáldar, que no fue posible. Corríase la tierra por todas partes, y entre ellos los gomeros fueron muy señalados en fuerzas y valor; algunos veinte tuvieron luchas y desafíos célebres con los canarios; saliendo ciertos castellanos y gomeros de la Torre del Gaete á traer ganado ó cautivos, cogiendo la playa del mar, vieron salir de una cueva dos mujeres huyendo por sobre unos riscos, la una era madre, algo anciana, y la otra era su hija, muy hermosa, de mucho cabello y rubia, con unos faldellines de pieles y lo demás desnudo, como en todas se veía; éstas, viendo llegar á querer subir el risco tras ellas, arrojaron tantas piedras que mataron á un soldado é hirieron á muchos á la subida del risco de Tirma; mas viendo la resistencia dos castellanos subieron rodeando otro camino por unos andenes bien peligrosos, y pudiendo la más anciana huir y escapar, volvió sobre la moza, que se ponía en defensa, y pareciéndole imposible escapar de cautiverio, desenvolvióle el cabello largo á la moza y dándose dos vueltas al brazo derecho con él se arrojó del risco abajo trayéndosela consigo, se hicieron pedazos y hoy llaman el Salto de las Mujeres. Hubo otras canarias que buscando leña fueron sentidas de los castellanos, y también se desriscaron.” (Marín de Cubas [1694] 1993:154)


OTRO RECORDATORIO:

Kebehi Benchomo; Chimenchia-Tinguaro; Doramas; Hautacuperche; Badeñol;Haineto; Secundino Delgado Rodríguez; Bartolomé García Lorenzo; Javier Fernandez Quesada; Hupalupa (Hermogenes Afonso de la Cruz) Miguelón: Helio Rodríguez Figueróa; Benahuya (Chucho Dorta); Leonor Iniesta Ramos (Leo): Ichasagua (Manuel Martín Domínguez); Tomás Francisco Chavez Mesa; Vitito; Tito Stinga; José Peraza González; Marcelino Santana Santana; Uli Daren (Emiliano Bethencourt Expósito); Beneharo de Anaga (José Diego Díaz-Llano Guigou)… Sus Espíritus Libres están  acogidos en el seno de la Diosa Magek.

*Miembro de la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo

Fuentes consultadas: Eduardo P. García Rodríguez,  Reconstitución del Menceyato de Adeje.
Juan Bethencourt Alfonso, Historia del Pueblo Guanche.

Chinech, want’ ijumaynut Magek n 7º akano n tallit taynay tagwancet




























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