martes, 4 de octubre de 2011

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA INVASIÓN Y OCUPACIÓN DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO POR LOS EJÉCITOS DEL REINO DE ESPAÑA 1402-1847



Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen

Breve introducción


Después de finalizada la invasión y conquista de las diferentes Islas que conforman la Nación Canaria  por parte de los países europeos de la Península Ibérica Castilla y Aragón, el sometimiento de los vencidos no fue total tal como los conquistadores hubiesen deseado, produciéndose en diferentes épocas y por distintas causas alzamientos contra el férreo gobierno que mantenían los estamentos tanto coloniales como criollos dominantes en el Archipiélago y que con diferentes métodos continúan manteniendo.

La conflictividad social en las Islas Canarias, ha sido una constante durante más de cinco siglos de opresión de un sector criollo minoritario pero que dispones de todos los medios proporcionados por el colonialismo, ejerce la función de control y dominio  sobre el resto de la misma. El sector de población mayoritario pero más desprotegido, ha estado siempre sometido a los intereses de la metrópoli mediante los canarios y criollos de servicio, primero con la esclavitud, después por una situación de vasallaje, y posteriormente, obligados a sobrevivir bajo las férreas estructuras Criollas-Caciquiles, las cuales no escatimaban – ni escatiman-medios para dominar todos los medios económicos, sociales, culturales y espirituales de la nación canaria.
 
Todo ello ha motivado que en diversas épocas el pueblo se amotinase a pesar del pesado yugo que les tenían- y tienen puesto - en el cuello las estructuras coloniales dominantes.

Por ser sobradamente conocidos los alzamientos y motines que como consecuencia de las situaciones reseñadas, nos limitaremos a dar una nota cronológica de los mismos, evitando así al posible lector, un motivo más de aburrimiento al ojear estas páginas.

 Durante los alzamientos y motines protagonizados por el sufrido pueblo Canario, los poderes dominantes tanto coloniales como criollos no han dudado un ápice en emplear los métodos represivos más inhumanos, sanguinarios y desproporcionados. Desde pasar a cuchillo a poblaciones enteras, colgar masivamente en murallas y plazas, extrañar y condenar a galeras, hasta las prácticas relativamente recientes de arrojar a los detenidos al mar introducidos en sacos, atados de píe y manos y con un peso añadido (Pandullo) para asegurar el hundimiento del condenado, o arrojarlos a profundas cimas como la de Jinamar en Tamarant (Gran Canaria) (Como prueba de la penúltima masacre llevada a cabo en Nuestra Nación por el nacionalcatolicismo fascista español veamos una carta de súplica dirigida al General Franco jefe supremo del fascismo de aquel país, por el nada sospechoso de demócrata el Obispo de la secta católica en Canaria, Antonio Pildain y Zapiain, rogando la conmutación de la pena de muerte al patriota Juan García Súarez “El Corredera”, de la cual reproducimos los siguiente párrafos:

“Excelentísimo Señor: Yo, Antonio Pildain y Zapiain, obispo de la diócesis apostólica de Las Palmas, me veo en la obligación, como pastor de almas y padre espiritual de los canarios, de pedirle la conmutación de la pena capital de Juan García Suárez, condenado a muerte en un consejo de guerra celebrado en esta plaza. Esta muerte sería muy mal vista en Canarias, donde no pasó nada, puesto que todas las barbaridades que aquí se cometieron fue por parte de los nacionales y no de los republicanos. No quisiera ahondar mucho en el tema y recordarle a V.E. todo lo que ocurrió en esta isla, y especialmente en la sima de Jinámar, donde murieron miles de personas...”

Otras formas de represión empleadas durante el último tercio del siglo XX por los fascistas españoles en Canarias fueron el arrojar a los represaliados en  profundos pozos naturales o artificiales como en Las Cañadas del Teide, donde eran arrojados de manera masiva, o enterrarlos en los montes, han sido algunas de las fórmulas represivas sufridas por los canarios. Sin que entremos a reseñar los diferentes métodos de tortura empleados en sus cuarteles por las denominadas fuerzas de seguridad del Estado Español en Canarias, o las prisiones flotantes ancladas en el Puerto de Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife), compuestas por barcos de la naviera Rodríguez López, o los fusilamientos del Barranco del Hierro (Barranco Ganígues), además de “Las Sacas” de los Salones de Fiffe.
 
En las siguientes páginas vamos a dar un breve repaso a algunas efemérides históricas relativas a la invasión del archipiélago así como de  los alzamientos y motines que han tenidos lugar en el transcurso de nuestra historia colonial, los cuales narraremos en la forma más breve posible para no aburrir al posible lector y, para no extendernos en exceso en unos hechos que, aunque son conocidos ya que han venido jalonando nuestra historia colonial, han sido poco divulgados, y que, en todo caso, son prácticamente desconocidos por las generaciones de jóvenes canarios actuales.
 
ANTIGÜEDAD CLÁSICA

Siglo VII a.n.e. Los fenicio de Gades ya habían navegado por esta aguas desde sus asentamientos en Gades, desde el  y navegaron la costa Atlántica de África, pasando por Canarias y continuando hasta lo que hoy es Senegal. La tesis es que las islas descritas por Hannón en el Cuerno del Oeste (actual Cabo Jubi), no podían ser otras que las Islas Canarias cuya teoría es también defendida por el también estudioso Schmidt. El mismo comentario indica que la exploración continuó desarrollándose por otras islas de este archipiélago, presentando una de ellas actividad volcánica (posiblemente sería la isla de Chinech (Tenerife).
S. VIII a.n.e. Homero, en La Odisea, sitúa Los Campos Elíseos, « ... En lo último de la tierra, donde pasan los hombres una vida tranquila y dulce, sin experimentar nieves, inviernos rígidos ni lluvias, sino un perenne aire fresco nacido de las respiraciones de los céfiros que el océano exhala».
S.V a.n.e. La descripción de la Atlántida, realizada por Platón en sus Diálogos: Críticas y Timeo, concuerda con la posición del Archipiélago Canario, cuyas masas emergidas serían los restos del mítico continente hundido.
Siglo V a.n.e. Según el relato de una navegación púnica al mando del cartaginés Hannón efectuada hacia el año 425 a.n.e. en la que,  partiendo de Cartago (en la actual Túnez), se navegó rodeando África hasta internarse en las profundidades del Golfo de Guinea, en la desembocadura del Camerún. El único manuscrito que subsiste en la actualidad data del siglo X.
Es más que probable que la expedición de Hannón arribara a algunas de las Islas Canarias, y posteriormente establecieran asentamientos en las islas de Esero (Hierro) Tamarant (Gran Canarias) y Chinech (Tenerife) juzgar por los abundantes indicios arqueológicos de adscripción feno-punica que se han descubierto en las islas, especialmente grabados rupestres y símbolos representativos de la Diosa Tanit, Diosa suprema de Cartago.
Siglo V a.n.e. Según el historiador griego Herodoto (nacido en 484 a.n.e.), una expedición fenicia auspiciada por el faraón Necao II (proclamado rey en 610 a.n.e.) circunnavegó el continente africano por primera vez. El faraón quería buscar un paso hacia occidente desde el mar rojo. Tras fracasar en el intento de construir un canal que uniese el mar Rojo con el Mediterráneo a través del Nilo, decidió buscar un paso hacia occidente por el Sur. Cuenta Heródoto que varias naves fenicias circunnavegaron el continente africano, denominado entonces Libia, en una expedición penosa que efectuó largas paradas para conseguir provisiones, y que tardó dos años en llegar a las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar)). En las Islas Canarias existen indicios arqueológicos y culturales de indudable ascendencia egipcia, (ritos funerarios, trepanación, pinturas etc.
Siglo V a.d.n.e. Las islas Canarias fueron frecuentadas por pueblos marineros desde la más remota antigüedad. Creemos que existen suficientes vestigios materiales para así afirmarlo, si bien hasta la fecha no se han prospectado yacimientos submarinos que hayan aportado pecios de origen feno-púnicos, y romanos, sí existen evidencias de la existencia de los mismos en las islas de Benahuare (La Palma) y Erbania (Fuerteventura) e incluso en la costa norte (Icoden) de la isla de Chinech (Tenerife). La esperanza de encontrar pecios de naves hundidas desde el siglo V. a.d.n.e. es escasa a que de haberse producido algunos naufragios durante las expediciones, la turbulencia del Océano Atlántico que rodea nuestras islas y a las fuertes corrientes que por ellas pasan. No obstante, la recuperación por parte de equipos de arqueología submarina de ánforas de origen fenicio y romano datadas entre los siglos V y III a.d.e.a., atestiguan la navegación de los pueblos mencionados por nuestras aguas, especialmente de los cartagineses, quienes se aprovechaban de la abundancia de túnidos y otras especies con las que elaboraban una pasta denominada garum, que venía a ser el caviar de la época, así como  la obtención del tinte de la púrpura proporcionado por un molusco abundante en nuestras costas. Igualmente existen vestigios de posibles factorías fenicias en Titoreygatra (Lanzarote) y Chinech (Tenerife) (Punta La Rasca), además de abundantes restos de ánforas de tipologías feno-púnica encontradas en yacimientos situados en el interior las  islas, las cuales han sido estudiadas por eminentes especialistas en la materia entre ellos la Dra. María C. del Arco Aguilar.
Plinio menciona una expedición realizada entre el año 25 antes de Cristo y el 23 después de la era, cuando en la Mauretania reinaba Juba II, coetáneo de Octavio Augusto, y en cuya época ya se conocían las islas y qué había de valor en ellas.
Tras la derrota de Cartago (146 a.d.e.a.,), Tánger pasa a la órbita del mundo romano. En el 38 a.d.e.ca., Octavio, el futuro emperador Augusto, eleva la ciudad de Tingis al rango de colonia. Sus habitantes adquieren por este hecho la categoría de ciudadanos romanos de pleno derecho. Hacia el 25 a.d.e.a., Augusto instala al frente de una Mauritania engrandecida con las antiguas posesiones de Bogud, al hijo del rey Juba I quien se convirtió en uno de los reyes más célebres de la antigüedad norteafricana: Juba II. Criado en Roma, fue uno de sus aliados. Casado por sus protectores con Cleopatra Selene, hija de Cleopatra y de Antonio, con la cual tuvo un hijo llamado Tolomeo. A su muerte (en el 23 o 24 d.e.a.), le sucedió su hijo quien reinó durante diecisiete años sobre Mauritania. Combatió junto a los romanos contra los rebeldes mazigios mandados por Tecfarinas, pero, como única recompensa por su fidelidad, fue mandado asesinar por Calígula en Lyon (Galia) en al año 40 d.e.a.
Mauretania o Mauritania es el nombre de una antigua región del norte de nuestro continente (África), que se correspondería con el territorio septentrional del actual Marruecos, las colonias españolas de Ceuta y Melilla y el oeste y centro de los territorios argelinos situados al norte de las montañas del Atlas. El reino de Mauritania no estaba situado en el lugar donde en la actualidad se encuentra la moderna Mauritania (al sureste del Sahara Occidental).
Sus habitantes nativos, pastores seminómadas de etnia imazighen, fueron conocidos por los romanos como «mauri» (palabra de la que desciende el término «moro» en castellano) y masaselios. A partir del siglo VI a.d.e., los feneicios y los cartagineses se fueron asentando a lo largo de la costa. Los masaselios pasaron a formar parte del reino númida de Masinisa en 203 a.d.e.a., tras la derrota de su monarca Sifax, que había sido aliado de Cartago en contra de Roma.
A principios del siglo II a.d.e.a., el reino de Mauritania se convirtió en un estado vasallo de Roma. Octavio designó a Juba II, hijo de Juba I de Numidia (reino que había sido anexionado por Roma y convertido en provincia romana) como rey de Mauritania. Juba II hizo de su capital, Cesarea, un centro cultural helénico y romano. Cuando murió, en el año 23, su hijo Tolomeo (nieto de Cleopatra) le sucedió en el trono, pero fue asesinado por orden del emperador Calígula en el año 40, con lo que el reino mauritano fue anexionado por Roma, y dividido subsiguientemente en dos provincias: Mauritania Tangitana (con capital en Tingis, actual Tánger) y Maurtitania Cesariense (con capital en Cesárea, actual Cherchell, en Argelia). La influencia romana se circunscribió fundamentalmente a la costa y a las colonias romanas, puesto que la soberanía sobre la mayor parte del interior de las provincias se ejercía mediante jefes mauritanos locales.
Los indígenas mauritanos fueron una fuente muy frecuente de caballería ligera como auxiliares de las legiones romanas.
Hacia el año 288, Dioclesiano separó la parte oriental de Mauritania Cesariense, creando una nueva provincia denominada Mauritania Sitifense. Estas dos provincias fueron incluidas por la secta católica en la diócesis de África, en tanto que la Tingitana pasaba a formar parte de la diócesis de Hispania. La provincia dio un emperador a Roma, Micrino.
A la llegada de los vándalos al norte de nuestro continente (África), la mayor parte de Mauritania era virtualmente independientemente. El cristianismo, que se había extendido por la región durante los siglos IV y V, se extinguió con la llegada de los árabes en el siglo VII.


Siglo II, a.n.e. El geógrafo griego Tolomeo en su guía geográfica  ya alude, con plena seguridad, a algunas de las Islas Canarias como Islas atlánticas.
Siglo II a.n.e. Plutarco (46-120) miembro de una familia acomodada, se formó ampliamente en historia, filosofía, literatura y  ciencia. Viajó por Egipto y Grecia.
S. I, a. n.e. La Eneida de Virgilio, narra Eneas y la Si bila, « ...Llegaron a los lugares alegres y vergeles apacibles de los bosques afortunados, a las islas de los bienaventurados, mansión de las almas dichosas. Su cielo es más puro y esplendoroso que el nuestro».
S. I, a. n.e. Diodoro Sículo sitúa en, las islas Atlánticas y Afortunadas, el jardín de las Hespérides que, entre toda clase de frutos maravillosos, producía las manzanas de oro.
Siglo I, a.n.e. Pilotos de Gades relatan sus viajes a las Islas Canarias que sirvieron de referencia al general romano rebelde Sartorio quien quiso habitarlas personalmente por su reconocida fertilidad (Plutarco o Salustio) e identificados como islas afortunadas (de los afortunados) o Campos Elíseos por ser tierra de buen clima, excelente fertilidad y por tanto de felicidad. La expedición se frustró por el asesinato de Sartorio.

Siglo I, a.n.e.  Descripción del geógrafo griego Estrabón  (63-21-) de las Islas Afortunadas (Islas Canarias) en su referencia al intento de circunnavegar África, utilizando la ayuda técnica, material y personal de los gaditanos, que navegaba tranquilamente por el Atlántico en ambas direcciones (Estrabón II 3-4 y III 5-11) cuyas condiciones marineras son alabadas por el mismo geógrafo.

Siglo I,  a.n.e. Plinio el Viejo [79]. Cayo Plinio Cecilio Segundo, nos ofrece la descripción física de unas islas, llamadas Afortunadas (Islas Canarias), con la siguiente nomenclatura: Junonia [Benahuare] La Palma? Pluvialia [Ecero] El Hierro? Pluvialia [Titoreygatra] Lanzarote? Capraria Gomera] La Gomera? Invallis [Chinet] Tenerife? Planasia [Tamarant] Gran Canaria?
Siglo I, a.n.e. Gayo Salustio Crispo (86-35) era de origen sabino, nacido en Amiterno. Fue, como Cicerón, un homo novus, que hubo de hacer carrera en Roma a costa de un gran esfuerzo personal. En política, se opuso a los optimates, encabezados por Pompeyo Magno, y desde un principio apoyó al rival de éste, Julio César, quien llegó a nombrarle gobernador de Numidia. A la muerte de César ya había amasado una inmensa fortuna, y se retiró de la vida pública para dedicarse a sus trabajos históricos. En sus escritos hace referencia a las Islas Canarias.
46 a.n.e. Fundación de la colonia romana de Cartago en el lugar de la antigua ciudad. Y introducción del calendario Juliano que sobrevivió hasta ser reemplazado por el calendario gregoriano en el año 1582 d.n.e.
40 a.n.e.  Juba II de Mauritania y su cierto viaje a las Islas Canarias en plena época romana, a las que llama “tierra de perros” debido a la gran proliferación de estos cánidos, según la nueva y somera descripción que hace Plinio.: Ombrión [Esero] El Hierro? Junonia [Benahuare] La Palma?  Junonia la menor [La Gomera] La Gomera? Capraria  [Maxorata] Fuerteventura? Ninguaria [Chinech] Tenerife? Canaria [Tamarant] Gran Canaria. Seguramente los nombres de Junonia Mayor y Junonia Menor fue puesto a estas isla en honor de la Diosa romana Juno. Existen grabados rupestres alfabetiformes con grafía latina en la isla Esero (Hierro) y otros localizados por el autor de éstas líneas en la zona de Los Baldíos en la isla Chinet (Tenerife).

NUEVA ERA OCCIDENTAL
29. Los romanos exploraron las Islas Canarias tal y como lo prueba la descripción que Plinio el Viejo hizo sobre la expedición enviada por Juba II, gobernador del protectorado romano de Mauritania (el actual Marruecos) aproximadamente entre el año 29 a.d.e.a., y el 20 de nuestra era, encontraron un templo en Junonia (el nombre romano para Benahuare-La Palma) probablemente evidencia de habitantes anteriores. No todas las islas del Archipiélago fueron visitadas por la expedición enviada por Juba II, es natural que sus habitantes ciertamente no muy numerosos en la época, se ocultaran de los exploradores exactamente igual que lo hicieron muchos siglos después ante los asaltos de esclavistas y piratas, sin que estos pudieran localizarlos tal como está debidamente documentado. Modernos trabajos arqueológicos realizados por competentes investigadores de la Universidad de La Laguna han demostrado mediante el análisis de carbono 14 en determinadas piezas y restos de semillas, que las islas estaban habitadas por lo menos desde el siglo V antes de la era actual. Y investigaciones más recientes apuntan hacía un poblamiento anterior al 3800 a.c. Por otra parte, en la isla de Esero (Hierro) existen grabados rupestres con signo alfabetiformes en caracteres latinos correspondiente a la época romana pre cristiana.
120. Los marinos de Tiro afirmaban que el mundo habitado limitaba al oeste con las Islas Afortunadas. Las Islas Afortunadas como el extremo occidental del mundo conocido fue establecido más formalmente cuando Ptolemeo (90 - 168), las adoptó como el primero meridiano para su Geographia. Esta fue el mapa clásico más famoso del mundo, utilizado durante casi 1500 años, hasta aproximadamente el año 1800. Los mapas holandeses utilizaban la cumbre del Teide  como su primero meridiano.
999 El árabe Ben Farroukh re-descubre las Islas Canarias; a las que los árabes-traduciendo su nombre latino-llaman Al Djezir al Khalidab (las islas afortunadas).

1016 Otra expedición árabe de exploración parece que llega a las Islas Canarias.

1291 Jacobo Doria, armador genovés, envía a Teodosio Doria y a Hugolino Vivaldi con dos galeras a explorar las islas, pero no logran llegar. Una se perdió; la otra fue a la costa del continente ( a Río de Oro?, llegó al Senegal?).

1300? Una nave de Cherburgo, llevada por los vientos contrarios, llega a las Islas Canarias. Vuelve a Francia y da nuevas del hallazgo (Las Casas, hist. I, 17; BAE, XCV, 64b. 65ª).

1310. Habían desaparecido los barcos del Temple del Golfo Grande, cuando el genovés Lancelotte Macello, "descubrió" la isla de su nombre, en 1310 o 1312. Residió 20 años en Titoteygatra (Lanzarote), avistando repetidamente Cabo de Bojador, sin atreverse a desembarcar, por tener mala reputación el vecindario.

1342. Francesch des Valers fue nombrado, el 16 de abril de 1342, capitán de una expedición que habría de partir de Bayona para explorar las Islas Canarias. Parece que fueron a Esero (Hierro), La Gomera, Benahuare (La  Palma) y Chinech (Tenerife). No se sabe más.
1312 Llegada accidental a las islas Canarias de marineros procedentes de Cherburgo.
1312 Lancelotto Malocelli (Lanzaroto Marocello, Lanzarote) genovés, hace una expedición exploradora a las Islas Canarias. Se asentó en la de Titoreygatra (Lanzarote, nombre europeo que, según se dice, recibió de él) y en ella vivió veinte años, hasta 1332, hasta que fue expulsado por los naturales, los Maxos.

1312? Los catalanes y mallorquines, durante el primer cuarto del s. XIV, hacen varias expediciones a las islas. En ellas efectúan asaltos, depredaciones y esclavizaciones de guanches, que venden posteriormente en los mercados de esclavos de Mallorca y Barcelona.
1334. El historiador milanés Benzoni afirma que este año llegó a la isla de La Gomera una expedición de 120 hombres enviada por el Príncipe de la Fortuna y que fueron rechazados, según recoge   Girolamo Benzoni en su obra,  Historia del Nuevo Mundo, escrita en 1565: Para Benzoni, la conquista de América llevada a cabo por los españoles no fue sino una campaña de saqueo y exterminio. Los conquistadores aparecen retratados como espejos de crueldad, seres ferozmente sanguinarios, codiciosos e interesados exclusivamente en enriquecerse.
1339. Aparece representada por primera vez la isla  Erbania (Fuerteventura) en un mapa europeo. Fue hecho por Angelino Dulcet y el nombre de la misma estaba escrito como “Forte Ventura”. Nadie se pone de acuerdo sobre el significado del nombre y son muchas las explicaciones ofrecidas. Todos están de acuerdo sobre la palabra “Forte/Fuerte” que significa fuerte, pero se discrepa bastante sobre el significado de Ventura... ¿Fortuna, Felicidad, Viento, Aventura? Aunque la isla era conocida por los europeos antes de 1339, no es hasta 1405 en ser invadida y ocupada y saqueada por éstos esclavizando a cuantos maxos pudieron.

Erbania (Fuerteventura) fue la segunda de las Islas Canarias (después de Titoreygatra) en ser invadida y saqueada por los normando y castellanos al mando de los piratas jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle. Los primeros pueblos coloniales establecidos por los europeos fueron Vega de Río Palmas y Betancuria (primera capital de la isla). Un censo perteneciente al año 1440 (registra durante la década de los 40) una población cerca de 1200 habitantes en la isla.
1339. La isla de La Gomera aparece nombrada en el portulano de Angelino Dulcert como “Gommaria”
1341 Julio. Emmanuele Pesagno y Niccoloso da Recco, genoveses, y Angiolino del Tegghia de Corbizz, florentino, en julio de 1341 hacen un viaje de reconocimiento de las islas en una expedición de tres carabelas enviada por Alfonso IV de Portugal. Contaron trece islas. Volvieron con despojos y con varios indígenas hechos  esclavos.
                              
Llegaron á Florencia cartas de comerciantes florentinos establecidos en la ciudad de Sevilla, fechadas el 15 de Noviembre de dicho año, y que contienen lo que vamos a manifestar en seguida».

«Dicen, pues, que el primero de Julio de este año, dos navíos equipados por el rey de Portugal con todas las provisiones necesarias para una travesía, yendo con ellos una pe- queña embarcación armada y tripulada por Florentinos, Genoveses, Castellanos y otros Españoles, se dieron á la vela desde la ciudad de Lisboa y se dirigieron hacia la alta mar, llevando además caballos, armas y otras máquinas de guerra, para la toma de las ciudades y castillos, en busca de las islas, que se dice vulgarmente haber sido encontradas, en las que desembarcaron, auxiliados de un viento favorable, después de cinco dias de navegación; y que al fin volvieron á su país en el mes de Noviembre trayendo lo que sigue: Cuatro hombres, habitantes de aquellas islas, y á más muchas pieles de machos cabríos y cabras, sebo, aceite de pescado, despojos de focas, madera de un color rojo semejante á la del Brasil, aunque los que la conocen niegan que sea de aquella; además, cortezas de árboles para teñir igualmente de encarnado, como asimismo tierra roja y otras cosas semejantes».

«El genovés Niccoloso da Recco, uno de los pilotos, respondió á las preguntas que se le hacían, diciendo, que desde la ciudad de Sevilla hasta las islas predichas, había como novecientas millas; pero que desde el punto llamado hoy Cabo de San Vicente, están mucho menos distantes del continente. Que la primera de estas islas exploradas era enteramente pedregosa y salvaje, abundando no obstante en cabras y otros animales, así como en hombres y mujeres desnudos, de un aspecto y costumbres feroces; añadió, que él y sus compañeros tomaron la mayor porción de pieles y sebo, sin atreverse á internarse mucho en la isla. Que pasando á otra isla más grande que la anterior, vieron venir hacia ellos en la playa multitud de gente, tanto hombres como mujeres, todos casi desnudos; entre éstos, algunos que parecían superiores á los otros, estaban cubiertos de pieles de cabras pintadas de amarillo y encarnado, y según podía juzgarse de lejos, estas pieles eran finas y delicadas y estaban artísticamente cosidas con cuerdas de tripa, y á lo que debía conjeturarse por sus actos parecían tener un jefe al cual manifestaban todos cierto respeto y obediencia. Estas gentes significaban el deseo de comunicar con los que estaban en los barcos y prolongar su morada.

Habiéndose separado algunos botes de los navíos para acercarse á la playa, como nadie entendía el idioma de los indígenas, nadie se adelantó tampoco á desembarcar; su lenguaje, dicen, es bastante dulce y vivo como el italiano.

Viendo que de los buques ninguno desembarcaba, algunos se empeñaron en llegar á nado hasta ellos: los tomaron, y éstos fueron los que llevaron consigo. En fin, viendo los marineros que nada útil podían sacar de allí, se dieron á la vela, y costeando la isla la encontraron mucho mejor cultivada en el Norte que en el Sur; vieron numerosas habitaciones, higueras y otros árboles, palmas estériles, coles y legumbres.

Desembarcaron en seguida veinte y cinco marineros armados, los cuales yendo á examinar qué especie de gentes habitaba aquellas casas, encontraron unos treinta hombres desnudos enteramente, que huyeron á su vista espantados al aspecto de las armas. Entrando otros en las casas, notaron que estaban fabricadas de piedras cuadradas, labradas con gran artificio y cubiertas de grandes y hermosas maderas. Encontrando las puertas cerradas y queriendo ver el interior, las rompieron con piedras, lo que irritó á los fugitivos cuyos gritos retumbaban por todo el aire. Después de haber así roto las puertas, entraron en casi todas las casas, donde encontraron higos pasados en cestos de palma, tan buenos como los de Cesena, y trigo más hermoso que el nuestro, siendo este grano más largo, más abultado y más blanco, como lo era igualmente la cebada y otros
cereales de que probablemente se alimentan los habitantes. Estas casas, muy bellas y cubiertas de hermosas maderas, eran muy blancas en el interior como si hubiesen sido albeadas con yeso. Encontré igualmente un oratorio ó templo en el cual no había absolutamente ninguna pintura ni adorno, tan sólo una estatua de piedra, representando la imagen de un hombre con una bola en la mano y desnudo, con un delantal de hojas de palma, que cubría las partes naturales, según la costumbre de los habitantes; la que quitaron de allí y habiéndola embarcado, la transportaron á Lisboa. Esta es la primera noticia que tenemos de los sacrilegios, profanaciones y depredaciones llevadas a cabo por los cristianos contra la ancestral Iglesia del Pueblo Guanche, de las muchas que tendrían lugar durante el periodo de la guerra de invasión de las islas por parte de los europeos.

Esta isla está muy poblada y muy cultivada, los habitantes recogen granos, trigo, frutas, sobre todo higos. Comen el trigo y los cereales á la manera de los pájaros, reduciéndolos enteramente á harina sin amasar ningún pan, y beben agua. «Al dejar esta isla, los marineros que habían observado otras muchas á la distancia de ésta, como unas cinco, diez, veinte y cuarenta millas, navegaron hacia una tercera, donde no encontraron otra cosa sino árboles muy altos que se elevaban hasta las nubes. Dirigiéndose desde allí á otra, la hallaron abundantemente provista de arroyos y de aguas excelentes, teniendo además muchos bosques y palomas, que mataban á palos y con piedras, y se las comían.

Dicen que son mayores que las nuestras y su carne del mismo gusto ó quizás mejor. Vieron también muchos halcones y otras aves de rapiña. No la atravesaron porque se presentaba enteramente desierta. Desde allí percibieron también otra isla, donde había altas rocas, la mayor parte del tiempo cubiertas de nubes; en ella son frecuentes las lluvias, pero en tiempo sereno ofrece un aspecto encantador, y la creían igualmente habitada».

«Después marcharon á otras muchas islas, las unas habitadas, las otras enteramente desiertas, hasta el número de trece; mientras así adelantaban, más encontraban, viéndose
el mar que las separa más tranquilo que entre nosotros, con muy buenos fondeaderos, aunque tenían pocos puertos; pero todas con abundancia de aguas. De las trece islas en donde desembarcaron, hay cinco que hallaron habitadas y bien pobladas; pero no todas lo estaban igualmente, teniendo unas más habitantes que otras».

Dícese también que se diferenciaban tanto por el idioma, que de ninguna manera pueden entenderse unos á otros, y además que no tienen ningún navío, ni ningún otro medio de venir á dar los unos con los otros, sino á nado. Encontraron asimismo otra isla donde no desembarcaron, puesto que en ella se manifestó una cosa sorprendente».

«Dicen, en efecto, que existe allí una montaña de treinta mil pasos ó más, visible en ciertos tiempos desde muy lejos, y en cuya cumbre se deja ver cierta cosa blanca; y como toda la montaña es de roca, este blanco parece tener la forma de una ciudadela; pero supone que en lugar de una ciudadela es una roca muy aguda en cuya cima estaría un palo del tamaño casi del mástil de un navío, de donde pendería una verga con una gran vela latina trazada en forma de escudo, inflada en su parte superior por el viemo, y tendida en toda su longitud; luego parece bajarse poco á poco del mismo modo que el mástil de los grandes buques; después se vuelve á levantar, y de este modo continúa siempre, como lo han notado en todas las situaciones, dando vuelta á la isla, y suponiendo que este prodigio era producido por algún encanto mágico, no se atrevió á desembarcar en ella. También han visto otras muchas cosas que el dicho Niccoloso no ha querido contar. Sin embargo, parece que estas islas no son ricas, porque los expedicionarios difícilmente han encontrado con que cubrir los gastos de los víveres que les ha sido preciso sacar. Los cuatro hombres que han traído, todavía imberbes, de hermosa figura, van todos desnudos: tienen una especie de delantal formado de una cuerda que les ciñe la cintura, de donde cuelga una cantidad de hilos de palma de junco, que tienen la longitud de palmo y medio ó cuando mucho de dos palmos, con que se cubren por detrás y por delante, de manera que ni el viento ni la casualidad los levantan.

Son incircuncisos, sus cabellos de un rubio dorado, y llegando hasta el ombligo les cu-
bren las espaldas: caminan siempre descalzos».

La isla de donde han sido traídos se llama Canaria; encuéntrase más poblada que las otras; absolutamente nada entienden de ningún otro idioma, aunque se les haya hablado en muchos diferentes. Su talla no excede á la nuestra; son membrudos, bastante vigorosos y muy advertidos, como se puede comprender. Se les habla por signos, responden igualmente á la manera de los mudos.

Guardaban ciertas consideraciones unos respecto de otros, y particularmente con uno de
ellos. Éste tenía una cota de palma, al paso que la de los otros era de junco, pintada de
amarillo y de encarnado. Su canto es dulce; su baile es análogo al de los franceses; son
vivos y alegres y más sociables que muchos de los Españoles».

Después que se hubieron embarcado, comieron higos y pan; éste les agradó, aunque jamás lo habían probado; rehúsan completamente el vino y se contentan con el agua.

Comen igualmente el trigo y la cebada á embozadas; el queso y las carnes, de que poseen una gran abundancia, son de buena calidad; no tienen bueyes, ni camellos, ni asnos, pero si muchas cabras, carneros y jabalíes salvajes. Se les hizo ver monedas de oro y de plata y las desconocían. No comen absolutamente las especias de clase alguna.

Se les han enseñado collares de oro, vasos cincelados, espadas, sables; pero ni dieron á conocer que los habían visto jamás ni los han tenido. Aparentan una buena fe y una leahad muy grandes, porque no se da de comer á uno, sin que antes de probarla, no haya distribuido con los otros su ración en iguales porciones».

La institución del matrimonio existe entre ellos, y las mujeres casadas llevan delantal como los hombres; pero las doncellas van siempre desnudas sin manifestar vergüenza alguna».

Esta gente tiene como nosotros un sistema de numeración, según el cual colocan
las unidades antes de las decenas del modo siguiente:

1 Nait
2 Smetti
3 Ameloni
4 Acodetti
5 Simusetti
6 Sesetti
7 Sani
8 T amani
9 Alda-Morana
10 Marava
11 Nait-Marava
12 Smana-Marava
13 Amierat-Marava
14 Acodat-Marava
15 Simusat-Marava
16 Sesani-Marava, etc.

Hasta aquí llega el precioso manuscrito de Bocaccio, que parece no estar completo porque se ve al dorso de la página un blanco como para continuarlo.

Esta es la más completa descripción que de la época anterior a invasión y conquista europea nos ha quedado del Archipiélago, siendo tanto más digna de aprecio para el historiador cuanto viene a confirmar las noticias que nos han conservado en sus memorias los primeros cronistas europeos.

La claridad y presición del relato, los pormenores que refiere, los datos que consigna, todo revela la verdad y exactitud del piloto genovés y el crédito que merecen sus palabras.

Trece son las islas que contiene el grupo, entre pobladas y desiertas, y ese es el número
que se encuentra en las notas de Bocaccio. La primera isla que aborda la expedición portuguesa es al parecer la de Fuerteventura, como lo prueba la extensión de su perímetro, la abundancia de ganado cabrío y la recolección que se hizo de aceite de pescado que, según la frase de Plinio, abundaba en sus costas y sobre el islote Lobos.

La segunda isla se halla tan claramente designada que nunca hubiéramos dudado de su
Identidad, aunque no se la nombrase; sólo nos maravilla que fuese ya tan generalmente conocida con el nombre de Canaria, sin confundirla ron ninguna otra del grupo. Su estado de civilización nos demuestra que con frecuencia tocaban en sus costas buques de todas las naciones entonces comerciales, cuyo trato suavizaba sus costumbres e introducía reformas en su agricultura e industria.

En la tercera isla queremos reconocer el Hierro, con sus frondosos y espesos árboles que
se avecinan a las nubes, y en la cuarta La Gomera, con sus frescas aguas corrientes y sus palomas de sabrosa carne. La Palma debe ser la isla de elevadas cumbres donde la lluvia sin cesar caía y, Tenerife, aquella en que se levantaba el monte en cuya cima estaba izado un mástil y una vela, extendiéndose y plegándose alternativamente a impulsos del viento. Sabido es que el Teide se hallaba entonces en ignición, y en ese estado la colun1na de humo denso y negro que se escapaba del pico, subiendo al tiempo mismo en que una nube blanca y torneada rodeaba el pan de azúcar, podía ciertamente ofrecer a la vista de los inexpertos y atemorizados marinos un aspecto nuevo y sorprendente. (Agustín Millares Torres; 1977, t. I: 155-60)
1342. Parte del reino de Mallorca una expedición de mercaderes hacia las Islas Canarias. Los navegantes van a la búsqueda de materias tintóreas, esclavos, etc. El 16 de abril de ese año se firma en Palma de Mallorca una licencia en la que se autoriza a Francesc des Valers, Pere Magre, Bartolomeu Giges y otros socios y armadores a conquistar alguna de las islas recién descubiertas llamadas de la Fortuna.
1342 Abril 26. Parte del reino de  Mallorca una segunda expedición en la coca bayonesa San Joan al mando de Domingo Gual con destino a las Islas Canarias. Otras expediciones se repiten hasta fines de siglo, partiendo en unos casos de Mallorca v en otros de Barcelona.
1343. "Escarmentado el Moro como alegre la Cristiandad del castigo, la victoria de unos y de otros las pérdidas, procurando los aumentos de la fe la Reina doña Juana de Nápoles, que después de su abuelo Roberto en este año de 1343, luego hizo donación del derecho que dice tenía a la conquista de las Islas Fortunadas, y era suyo por donación del Papa á su abuelo, y por ella á su sobrino don Luís de España y Cerda porque tenía larga noticia de dichas Islas por un navío suyo que las aportó de Lancelot Mailesol napolitano que estuvo en ellas de paz y trato y comercio en el año 1320, y por este tiempo las frecuentó hasta el presente año de 1344 que el Papa Clemente VI le dio investidura y luego Don Luís envió Armada a ellas".(Marín de Cubas, p 15).
1344. Mostrencas las Canarias, Clemente V, papa de Avignon, (Papa de la secta católica Célebre por haber suprimido los templarios. Tras un cónclave difícil, reunido en Perusa, que duró más de 11 meses, fue elegido papa el arzobispo de Burdeos, Bertrand de Got (5 jun. 1305), que tomó el nombre de Clemente V. Fijó la ceremonia de su coronación en Vienne, en tierras del Imperio; pero, a instancias de Felipe I V el Hermoso, se celebró en la iglesia de SaintJust, de Lyon, en tierra francesa, ante la presencia del referido monarca (14 nov. 1305)., otorgó la investidura de Príncipe de las Fortunadas, "in partibur Africae", con la conquista de las islas y tierras "adyacentes", a Luís de la Cerda, sin más obligación que la de convertir a los naturales, adoradores del Sol. Nieto de Fernando de la Cerda, el primogénito de Alfonso X, a quien birló el trono Sancho IV, hijo de Alfonso de la Cerda y Mahalda de Francia, Luis casó con Leonor de Guzmán, nacida del Guzmán el Bueno, que vino de Allén Mar. Llevó en dote el Puerto de Santa María, comprado por el padre al almirante Micer Benito Zacarías, con el cortijo del Alijar, tierra de pan llevar, uniendo al puerto el grano, que había de llevar a la patria de origen. Muerto el flamante príncipe y sus dos varones sin descendencia, el segundo ajusticiado, por seguir prematuramente a Enrique de Trastamara, quedó por única heredera Isabel de la Cerda. Y vacas las Fortunadas. Lo estaban 1393, cuando Enrique III fletó en Sevilla armada para las Canarias, probablemente a iniciativa de la reina Catalina, hija de Juan de Gante y nieta de Enrique III de Inglaterra, el socio de Alfonso X, en la cruzada de "Alléns Mar". (L.A. Toledo)

1344. De la armada que vino a Canaria.  Se considera, a base de conyuctura: más bien que por verdadera historia, que el año de 1344  llega a esta isla la armada de don Luís de la Cerda, conde de Talmond de Francia, según lo que refiere en su historia Pedro IV, rey de España. Entonces debieron de venir a canarias los mallorquines, a quienes los canarios se vanagloriaban de haber vencido, según cuenta Francisco López de Cámara en la Historia de las Indias.

Se cree que los mallorquines que vinieron con la armada de don Luís de la Cerda llevaban consigo muchos útiles para construir y que, al desembarcar sin sospecha en la playa de Almenara, frente a la ciudad de Telde, fueron capturados por la muchedumbre de isleños que acudieron a la orilla, para oponerse a la entrada. Los demás soldados, que
habían quedado en la armada, creyendo que los presos habían sido muertos o sin esperanza de libertad, dieron vela a su nación, y no se sabe dónde fueron a parar, ni hasta ahora se ha tenido de ellos noticia alguna.

Los mallorquines cautivos hallaron en los canarios humanidad y buena voluntad; y se entendieron con ellos tan prudentemente, que vivieron junto con ellos casi como si. fuesen naturales, y más que unos amigos de fuera. Tuvieron de ellos tierras y ganado y mujeres, con las que se casaron y tuvieron hijos. Ellos fabricaron la iglesia de Santa Catalina Mártir, entre la ciudad y el puerto, la cual era cuidada por frailes franciscanos que vinieron a 'predicar el Evangelio; y hicieron estatuas de madera a la Virgen y a Santa Catalina ya San Nicolás, pero tan mal hechas, que molesta el que se deban contemplar, debajo de formas tan torpes, bellezas más que divinas. También adoctrinaron a los canarios en todas sus cosas, tanto de gobierno como en ritos y ceremonias que ellos hacían a Dios. Ello no obstante, no se sabe que algún canario se haya bautizado; se cree, al contrario, que fue establecido por los canarios que cada uno
vivise en su ley, y que no consintieron que propagasen el Evangelio.

Pero con el tiempo, aumentando la generación de los mallorquines, de modo que les parecía poder enfrentarse con los isleños, empezaron a predicar el Evangelio ya querer cambiar las cosas de éstos; y ellos (como todavía no había llegado el tiempo establecido por Dios para su conversión), en cierta hora del día, (así como los sicilianos habían hecho con los franceses), tomaron las armas y mataron a todos los mallorquines ya los que habían nacido de ellos.

Los frailes franciscanos fueron precipitados desde la altura de un monte, por lo cual todos juntos gozan hoy, triunfadores, en el cielo, la palma del martirio. (Leonardo Tooriani; 1959: 117-19)

1344 Noviembre 4.

BULA del Papa de la secta católica Clemente VI erigiendo las Islas Afortunadas en principado soberano, feudatario de la Santa Sede, e instituyendo al Infante don Luís de la Cerda en Príncipe de la Fortuna.

«Clemente obispo, siervo de los siervos de Dios, a nuestro querido hijo el noble Luís de España, Príncipe de la Fortuna: según como lo pide la solicitud que se nos ha presentado de vuestra parte, existen en el Océano, entre el Mediodía y el Occidente, unas islas, de las cuales se sabe que las unas están habitadas y los otras deshabitadas, a todas las cuales se los llama generalmente Afortunadas, aunque cada una tiene su denominación propia, como se dirá abajo, y algunas otras islas adyacentes a éstas; también existe cierta isla situada en el Mediterráneo. De todas estas islas, la primera se llama vulgarmente Canaria, la segunda Ningaria, la tercera Pluviaria, la cuarta Capraria, la quinta Junonia, la sexta Embronea, la sétima Atlántida, la octava de las Hespérides, la novena Cernent, la décima las Gorgonas y la que está en el Mediterráneo Goleta, y todas estas dichas islas desconocen la fe de Cristo y la dominación de los cristianos; para la exaltación de la fe y honra del hombre cristiano, deseáis emplear vuestra persona y vuestros bienes en la adquisición de todas las dichas islas, con tal que os sean concedidas por Nos, según lo habéis manifestado y pedido humildemente, sobre ellas el título y autoridad para vos y vuestros herederos y sucesores, tanto varones como hembras.

Nos, aprobando en consecuencia la intención piadosa que manifestáis tener bajo este concepto, y deseando que la fe ortodoxa se propague y florezca en aquellas islas, que el culto divino se observe y que por mediación vuestra se extiendan los límites de la cristiandad, acogiendo vuestra demanda para el honor de Dios, para vuestra salvación y
aumento de vuestros Estados en virtud de la autoridad Apostólica, en nuestro nombre y en el de los Romanos Pontífices, nuestros sucesores, y de la misma iglesia Romana, con acuerdo y consentimiento de nuestros hermanos y en la plenitud de la autoridad Apostólica, os concedemos y damos en feudo perpetuo en la manera, forma y tenor y bajo las condiciones y convenciones contenidas en la presente, mientras no haya cristiano alguno que pretenda tener especial derecho, todas las supradichas islas y cada una de ellos con todos sus derechos y pertenencias, alta y media justicia y toda cualquiera otra jurisdicción temporal, para vos y vuestros herederos y sucesores, así varones como hembras, católicos y legítimos, permaneciendo fieles a la Iglesia Romana; y os investimos de hecho presente del supradicho feudo, por el cetro de oro, dándoos igualmente a vos ya vuestros herederos y sucesores, salvo, como se ha dicho, el derecho de otro, pleno y libre poder de adquirir y poseer perpetuamente esas mismas islas, de acuñar moneda de una o más clases y de ejercer en los propias islas, salva la soberanía del Romano Pontífice sobre ellas, los derechos reales, con facultad de levantar en todas y cada una de ellas iglesias y monasterios y dotarlos convenientemente, reservando para vos y vuestros herederos y sucesores el derecho de patronato como está permitido por las reglas canónicas.

Y a fin de que en virtud de la concesión que os hemos hecho, seáis considerado con el título de más alta dignidad, Nos, en virtud de la autoridad ya expresada, de parecer y consentimiento de nuestros hermanos, os damos el Principado de dichas islas y decretamos que seáis llamado Príncipe de la Fortuna, poniendo con nuestras manos so- bre vuestra cabeza una corona de oro, en señal de que habéis adquirido el dicho Principado y del aumento de vuestro honor, queriendo que vos y vuestros herederos y sucesores en el mismo Principado, cualesquiera que sean, seáis en adelante llamado príncipe de la Fortuna; de suerte que vos, en lo que os atañe, y vuestros herederos y sucesores por vos mismo o por vuestros Procuradores legalmente habilitados, seáis obligado a prestar reconocimiento, homenaje, pleno vasallaje y juramento de fidelidad según la fórmula que será prescrita; que si acaeciere por algún evento el que a falta de varones, la sucesión a dicho Principado toca a una mujer soltera, ella habrá de casar con un católico fiel a la iglesia Romana, después que haya pedido el parecer al Pontífice Romano.

Y además, vos y cualquiera otro heredero vuestro y sucesores en el dicho Principado y por razón de éste, pagaréis íntegramente cada año, el día de San Pedro y San Pablo,
al Pontífice Romano entonces reinante, cualquiera que sea el lugar donde esté, y a la Iglesia Romana, o igualmente, en caso de vacante de la Santa Silla, a la iglesia misma, cualquiera que sea el punto donde se encuentre, dando al futuro Pontífice y según la parte que toca al Colegio de la dicha iglesia, un censo de 400 florines de oro puro y bueno, con el cuño y peso de Florencia, al pagamento de cuyo censo, según se acaba de decir, vos y vuestros herederos y sucesores en el dicho Principado estaréis obligados, etc., etc.». Dada en Aviñón, el 4 de noviembre de 1344;

FORMULA del juramento de fidelidad exigido al Príncipe de la Fortuna al tomar posesión de las islas. «Yo, Luís de España, príncipe de la Fortuna, confieso y reconozco que las islas abqeto expresadas, a saber: Canaria, Ningaria, Pluviaria, Junonia, Embronea, Atlántica, de las Hespérides, Cernent, Gorgónida y Goleta, con todos sus derechos y pertenencias, han sido concedidas por vos mi Señor Clemente VI, Papa por la divina Providencia, en vuestro nombre y en el de vuestros sucesores los Romanos Pontífices canónicamente elegidos y de la Iglesia Romana, en feudo perpetuo a mí y mis sucesores católicos y legítimos y unidos a la Iglesia Romana, así varones como hembras, y que yo las he recibido y las conservo mediante el censo anual de 400 florines de oro puro y bueno del peso y cuño de Florencia, pagando anualmente el dia de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a vos mi señor Clemente VI, Papa por la divina Providencia, y a vuestros sucesores y a la Iglesia Romana. Por las cuales islas presto un pleno vasallaje a vos y a vuestros sucesores canónicamente elegidos ya la Santa Iglesia Romana. Yo seré desde hoy fiel y obediente a San Pedro y a vos mi señor Clemente VI, Papa, ya vuestros sucesores canónicamente elegidos y a la Santa Iglesia Romana, etc., etc.». (En: A. Millares Torres, 1977 t. 3:333-4)
1344 Noviembre 15. La concesión del Papa de la secta católica Clemente VI de las islas Canarias a  Don Luís de la Cerda, Un mes más tarde, le nombra rey del Archipiélago a con el título de Príncipe de la Fortuna. Luís de la Cerda (era conocido en Francia como don Luís de España), de abolengo castellano, biznieto de Alfonso X el Sabio, conde de Claramont (Clermont), y almirante de Francia.
Esta concesión constituye una clara aplicación de la vieja doctrina omni-insular. De la Cerda se apresta a conquistar las islas, y la autoridad papal le concede la investidura a cambio del pago anual de un censo de 400 florines de oro, y del compromiso de promover la evangelización de los guanches naturales de ellas tal como lo había pedido.
El Drenario de San Pedro era el tributo que el papado exigía de las islas en las cuáles, de acuerdo a la doctrina omni-insular, ejercía jurisdicción. El drenario, exigido originalmente, sufrió alteraciones en su naturaleza a través del medievo, siendo considerado limosna en unos momentos, y verdadero tributo en otros (bien como diezmo o impuesto eclesiástico, o como censo temporal),  en palabras de Weckmann.
En el mismo sentido, el papa Nicolás V confirma las posesiones portuguesas frente a las costas africanas por medio de la bula Romanus Pontifex, en 1455. Los más importantes descubrimientos portugueses son las Azores y Cabo Verde (utilizadas más tarde como referencia de Alejandro VI para trazar la línea de partición), cuya concesión es confirmada en la bula Inter caetera de Calixto III en 1456.
1345. El rey Alfonso IV de Portugal, al recibir comunicación de la bula, reclama la soberanía; en carta del 12 de febrero de 1345 expone que «praedictarum insularum fuerunt prius nostri regnicolae inventores».

1345. El rey Alfonso XI de Castilla, al recibir comunicación de la bula anterior, reclama la soberanía; en carta de Alcalá de Henares del 13 de mayo de 1345 expone que la «acquisitio Regni Africae ad nos nostrumque jus regium nullunque alium dinosci tur pertinere».

1345. Aborda la isla Titeroygatra en busca de esclavos el capitán Álvaro Guerra y tomó posesión nominal de ella en nombre de  Pedro IV de Castilla, dándole el nombre de isla del Infante.

Sus convecinos los de Fuerteventura llamábanla Torcusa; los naturales denominábanla Titre-Roy-gatre.  Sus habitantes eran altos, enjutos de carnes, morenos y de rostro agradable; ágiles, sobrios, andarines, hospitalarios y tan obsequiosos, que á los extranjeros de algún viso les ofrecían sus propias mujeres. Estas eran de rostro alegre y ojos negros y grandes, bastante vivarachas y muy enamoradas.

Vestían los hombres capas cortas de pieles, á las que decían huruy, largas hasta las rodillas; envolvían sus pies en cueros sujetos con correas, calzado que recibía el nombre de maho ó maxo; adornaban sus cabezas con gorros de piel en forma de cono, al que llamaban guapil. Un saco o mochila de cuero, harguy, usaban para viaje. Las mujeres vestían una larga túnica hasta los pies, y encima un tamarco ó capa de abrigo. Una tira de cuero teñida de Color encima del gorro y que se extendía á su alrededor con tres plumas en la parte de la frente, adornaban sus cabezas.

Las armas consistían en macanas, lanzas o tezeres y ganotz, garrotes.

Vivían en cuevas y casas por ellos construidas, de piedras secas. Los matrimonios eran como en Gran Canaria. Antes de casarse la cebaban con leche y gofio para que fuese digna de sus esposos. Solían ofrecer las primicias al rey, siendo noble el hijo que se considerase suyo.

Sus cadáveres eran envueltos en pieles y enterrados, eran cubiertos de piedras -dolmen.
Adoraban á Guayaxeras -dios -en sus efequenes formados de piedras en círculo y en su interior había una piedra grande llamada Jayra. Hacían rogativas por falta de lluvias. Al Sol le decían Ahío. Al mes, Cela. A la cabra, Chinguena. A la leche, Aho. Al cerdo, Ilfe. A la cebada, Terrwmen, etc.

La medicina consistía en quemar con fuego las heridas, untándolas con manteca de ganado después; en sangrías practicadas con finos pedernales, y en cataplasmas que hacían con hojas machacadas. Obtenían fuego, frotando un palo seco de espino, contra otro estopiento de tabaiba.

Al ocupamos de los letreros hallados en la isla del Hierro, dijimos que muchos de sus caracteres eran idénticos á los usados por los chinos y japoneses, y hoy debemos añadir que muchos antropólogos aseguran que las razas Cro-magnón, Guanche, Vasca y Japonesa es una misma, pero ignoro si la lengua-madre de los guanches y sus consiguientes dialectos tenían palabras de los Japoneses y Vascos, pues únicamente se ha acreditado que los Vascos entienden sesenta palabras del lenguaje Japonés. Mr. Bellesort llama la atención de que los japoneses creen descender de la diosa "Sol" como primera emperatriz habida en el Japón.

El padre Calancha hace observar, que al conquistarse Méjico, hallaron en aquel imperio unos indios feroces, muy semejantes en su físico, uso, costumbres é industria, á los guanches de las islas Afortunadas, existiendo en la isla de Tenerife y en la villa de la Orotava un cerro, llamado por los aborígenes Chichimani, y hace suponer conexión con los mejicanos denominados Chichimecos.

El lenguaje de los indios de las pampas Argentinas, ya hemos dicho que tiene ciertas relaciones léxicas con el mejicano y el guanche. Asimismo existe gran identidad entre la antigua raza guanchinesca y la actual que en estado medio salvaje puebla las numerosas islas de la tierra del fuego y la Patagonia, en la punta Sur de América.

Si las razas enumeradas tienen tan gran afinidad entre sí, desde su constitución física, hasta sus usos, costumbres, industria y creencias religiosas, pues todas admitían un Dios superior y un principio del mal, dando culto al Sol, Bel ó Baal, -tanto las razas descritas, como otras del viejo y nuevo mundo, ¿qué partes del globo habitaban y cual fué la causa de diseminarse por la tierra? Solo existe una explicación categórica y concluyente; la desaparición de las tierras Atlántico-tricontinentales de que hemos hecho mención en la
nota del texto en su página 12 que hoy ampliamos con nuevos datos modernos.

Al efecto corrobora mis creencias el sabio profesor de Filadelfia James Lindesay; pues dice que; hace diez mil años estaban perfectamente unidas Asia y América; que el actual estrecho de Behering y toda su comarca, tenía un clima distinto del de hoy, pues ha hallado en Siberia grandes mamíferos y plantas fósiles, que solo podían vivir en climas más bien cálidos que fríos; que la Geología del litoral Americano concuerda perfectamente con el litoral Asiático, como sucede con los litorales de España y Africa; que hay abundancia de oro en la punta Americana y muchos otros signos que ha hallado, que le confirman en su opinión de que había facilidad de comunicaciones entre sí.
Otros sabios aseguran que los Vascos y Japoneses habitaban esas mismas tierras polares y que estos últimos llegaron atravesando la Siberia, la Mongolia y península de Corea, fijándose en las islas del hoy Japón, bajando los Vascos por Europa hasta los Pirineos, donde se quedaron, uniéndose después á los celtiveros.

Los demás que quedaron en la parte Americana, como es consiguiente, emigraron hacia el interior de la hoy América, huyendo de los primeros glaciares que rápidamente iban enfriando el medio ambiente y tapizando la tierra polar con sus masas heladas.
¿Quién pudo introducir entre los canarios el culto de Bel? Opino que las caravanas comerciales que constantemente salían de la primitiva Babilonia, apenas fundada, cuya fecha pasa de veinte mil años, estando aún libre la península Africano-canariense. Las excavaciones practicadas hace poco en el templo de Nippur ó Calneh -antiguo Kengi ó Babilonia, que significa tierra de canales y cañas -han dado por resultado averiguar que cinco veces fué arruinada la ciudad y sus templos y otras tantas reedificada, incluso los templos, y éstos han sido escavados y han hallado, el primero de la era cristiana, el segundo construido 600 años antes de Jesucristo en tiempo del Rey Ashurbanapal cuya terminación es palabra guanche; -unos pasos más abajo se ven ruinas del tiempo del rey Kdashman-Turgh de 1400 años A.C. La plataforma que sigue fue edificada en tiempo del Rey Ur-gur; siglos antes de nacer el patriarca Abrahan; otra plataforma se halla más abajo, de tiempo de los reyes Sargón I y Narin-sin, cuyo nombre se halla esculpido en los ladrillos; siendo el Sargón Rey 3800 años A. C., y por último en el fondo de un gran pozo se ven los escombros del emplazamiento de la primitiva Calneh ó Nippur, con fragmentos de urnas, arcos y altares, construidos hace 4500 años antes de Jesucristo. Es
decir son las ruinas de obras de hombres que trabajaron hace 7000 años. En cada capa se han hallado millares de tablillas de barro arcilloso con escritos, relatando historia, religión, cuentas, diccionarios, cronología, documentos comerciales, hechos guerreros, etc., cuyo contenido parece que traducen los antiguos con suma habilidad.

Pregunto yo ¿cuántos millares de años tendrán los letreros grabados en la lava volcánica del Hierro, de la cueva de Belmaco y otros de las islas Canarias, cuando ningún sabio los ha podido aún descifrar por completo? ¿Las tablillas ó pinturas de barro de Gran Canaria tendrán su traducción?

Los objetos hallados en dichas ruinas consistentes en alhajas de plata, oro y pedrería, ataudes hechos de yeso medio quemado, con tapas de una especie de vidrio verdoso, tuberías de barro, objetos de tierra cocida, cerámica pintada, grabados con buril en vasos de piedra, arcos, etcétera, demuestra sucesión de progreso de miles de años anteriores á las ruinas y por lo tanto identidad de ambiciones que las nuestras; teniendo ya industria y comercio por lo que ya eran razas muy civilizadas.

Los guanches de alguna isla, tenían un débil reflejo de una antigua civilización, pero otros solo la rudimentaria del hombre de la edad de la piedra y la madera. ¿De dónde procedía su débil civilización? No es fácil la contestación: pues no puede probarse que estuvieron en relaciones directas con pueblos cultos, porque ningún objeto de arte de éstos, se ha podido hallar en los antros de sus cuevas-moradas ni en las excavaciones hechas para cimentar edificios. (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993:278-81)

1345 Diciembre 15. Don Luís de la Cerda prepara la expedición de conquista con indulgencias y privilegios de cruzada; pero no tuvo efecto por haber muerto el 25 de agosto de 1346 en la batalla de Crecy. Más, al parecer, un navío al menos llegó a Lanzarote; y de aquí, de vuelta, parece que arribó a Mallorca con algunos guanches capturados como esclavos (acaso para «lenguas» o intérpretes).
1346. Parte de Palma de Mallorca el catalán Jaime Ferrer con destino a Río de Oro (desembocadura del río Senegal donde se suponía centralizado el comercio de dicho metal precioso) en una galeaza a remo y vela, sin que volviera a tenerse noticia alguna de su expedición. Se supone que pasó por Canarias. Buena parte de estos viajes tienen como motivo el lucro, la exploración y la evangelización.
1357. El papa Clemente VI concede las indulgencias de cruzada a los ciudadanos mallorquines Juan Doria, Jaime Segarra y otros para que realicen una expedición misional a Canarias. Para ello se disponían a viajar a las islas con treinta personas piadosas que instruyeran en la fe a los aborígenes.

1347. Según nos relata Marín de Cubas, [1694] por este año una expedición depredatoria  compuesta por aragoneses recala en la isla de Tenerife, siendo invitados a abandonarla por el Mencey de la isla Betzenuriga, en el mismo relato Marín de Cubas  da una descripción de los antiguos habitantes guanches de la isla en los siguientes términos:

“Naturaleza y costumbres de los naturales de Thenerife

Esta  Isla tuvo varios nombres así en la Antigüedad como en estos tiempos: Nivaria por tener perpetua nieve el alto monte Teide, muy descollado, de más de tres leguas de alto y nueve el pie de circunferencia, y en lo alto tiene una llanada de más de legua de donde se divisan todas las Islas y en días claros el África de más de cuarenta leguas; asimismo este monte está humeando por el volcán, y sácase cantidad de piedra azufre y por eso en los derroteros es llamada Isla del Infierno; los de Canaria llaman Thenerife porque así llaman los canarios una punta de tierra que miran al Sur donde se descubre esta Isla de Thenerife; de sus mismos naturales unos la llaman Chinechi, y otros Binchini, y sus moradores guanches derivados del término Cucancha, que significa perro, y así llaman al demonio que se les aparece en esta forma grande y lanudo.

Hubo noticia en Levante de esta Isla, llamada Infierno, por los aragoneses llegados á la parte sur donde es Adeje á tratar de paz por los años del Señor 1347, y vino allí un Rey solo que dice tenía la Isla, llamado Betzenuriga con muchos capitanes, supieron el temple de toda ella y cómo eran idólatras teniendo un Dios llamado Jucanche, y cómo no admitieron tener con ellos paz diciendo que si allí volviesen otra vez á ese fin no saldrían vivos.

Después dijeron cuando llegó á ellos Diego de Herrera por el año 1464 á fines de Junio, cuando hizo con los guanches paces, que tuvieron un solo Rey, y que teniendo nueve hijos se alzaron con la tierra, y que todos nueve eran los que ahora hacían las Paces (que constan en Instrumento) y parece no fue así porque el Señor de Taoro que en la conquista es reino más poderoso, y el Señor de Teno  otro, comenzando á contar del sitio donde está la Imagen; en Güímar gobernaba Acaino, en Abona, Atguahona, en Adeje, Arbitocaspe, en Daute, Caconaimo; en Ycod, Chincanaíno; en Tacoronte, Rumen; y otro en Tegueste, en Anaga, Bencaro y Agujuco.

Cuando la conquista por los castellanos era la tierra dividida en dos reinos y doce capitanes; el mayor señorío era el de Taoro y su Rey llamado Bencomo, de casi ó más de 70 años, gobernaba con su hermano Tinguaro, la reina Jañagua y dos hijas, una Dácil y la otra Ramagua, y un hijo Deriman. En Teno era Guantacora, en Adeje, Pelinor, en Daute, Rumen, en Icod, Belicar, en Tacoronte, Jaineto; en Naga, Raito y una hija quacimara; en Güímar, Añaterve y su hijo Gaiton. Muchos hubo señalados en fuerza y valor, como Ancor, Tigaiga, Guionza, Teguico, Lescoldo, Zuñugo, Baidace, Tauco, Arazo, Ajar que fue gran luchador, compañeros Calucha, Rucaden, Arico y Godoto.

Cada Rey tenía seis capitanes llamados Sigoñe y cuatro guañemes ó consejeros; eran á modo de brujos que barruntaban futuros contingentes ó cosas apartadas; el Reyes llamado Quevey; los guanches son medianos de cuerpo, los de Taoro, que es hacia la parte del Norte, son blancos y rubios de cabello, los de
Adeje, á la del sur, son prietos y cabello negro liso, enjutos y de buen discurrir, de gran valor y fuerzas como los demás de las otras Islas.

El lenguaje, era común de todos los isleños, en pronunciar hiriendo la  lengua al paladar, á modo de tartajosos ó impedidos de lengua; comienzan las más veces con la letra T pronunciados en su acento sin finalizar, y en Thenerife más particular ese defecto sobre la aspiración nace de las fauces como los africanos, y para una cosa usaban de más de dos y tres vocablos diferentes, la lengua de todos los isleños en común es indeclinable; y lo mismo trae el P. Fr. Juan Galindo, en el Manuscrito de Conquista lib. 1 cap. 12.

En esta isla de Thenerife unos afirmaban que no había en el cuerpo alma racional, ó que en muriendo el cuerpo todo se acababa, otros confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha; juraban solemnemente por el sol, llamado Acaman y que había otro Señor que gobernaba el mundo, y las cosas sublunares llaman Iguaya hiraji, compuesto de guaya que significa espíritu, y hireji cielo. Conocen haber demonio y llaman guayote, y que él sólo tiene la pena en la tierra, y en los sitios donde hay volcanes, fuego y azufre, y en particular en el monte de Teide. Adoraban por cosa celestial y suprema deidad á la Virgen de Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban Chijoraji, hasta el tiempo de la conquista, contaban haber cien años solares que tenían á
esta Señora en su tierra, muy pocos más ó menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio de ser paganos é idólatras; hacían largas romerías á visitar los huesos de sus sepulcros en todo semejantes á los canarios y en particular había los más frecuentes en el pico del Teide y también juraban por los huesos de sus antepasados á modo de venganza ó pleito homenaje; en sus sacrificios se les aparecía el demonio en varias apariencias, y lo ordinario en la de perro grande y lleno todo de lana, llamaban cancha y guacancha; otros ponían el cuerpo tendido boca abajo hablando algunas palabras dentro de un hoyo, y así llamaban al ausente aunque fuese de muy larga distancia.

El Rey casaba con su igual sin respeto á parentesco de hermana. Algunas veces se descasaba el marido de la mujer cuando ambos querían, y ella se casaba con otro; lo ordinario era vivir juntos hasta que muriesen; dormían los hombres apartados de las mujeres, las camas de pajas y pieles; cuando nacía la criatura le lavaban con agua de todo el cuerpo, mujeres á niñas y hombres á niños, y quedaban en nuevo parentesco con los padres; el uso de vestir, el mismo que los demás de Canarias; lavábanse manos y rostro después de dormir á cualquier hora, y antes y después de comer; su alimento del mismo que hemos referido, de carnes asadas, gofio, frutas; tenían los mismos granos y animales que en Canaria; no tuvieron higueras (1) que sólo las hubo en Canaria, y el árbol lentisco que no hubo en ninguna de las demás Islas; no se halló que hubiesen usado de cosa de metal ó hierro; cortaban con rajas de pedernal; habitaban en grandes cuevas, casas de piedra, pequeñas, de terrado y pajizas, y en reparos de riscos, y viven apartados unos de otros sin forma de pueblo ó comunidad, en tierras ó cortijos propios sin ser comunes ó concejiles como en los canarios. En sus rebatos se avisan de día con humo y de noche con fuego en sus atalayas, júntanse con voces, gritos y silbos; sus armas, palos y piedras, y muy diestros por extremo para usar de ellas. Tenían grandes rumazones de cuerpos mirlados tan enjutos que parecían de madera y forrados en pieles; había mujeres con los niños al pecho enjutos con todas sus perfecciones, que podían conocerse, y sin faltarles cabellos, antes los tenían rubios, largos y fuertes; hacíanles ofrendas de comida del modo que hemos dicho; tenían mujeres que vivían en comunidad y clausura á modo de las Marimaguadas de Canaria. A nadie daban castigo de muerte; traía el Rey un bastón de buen tamaño arrimado al pecho y hombro, con que mandaba dar con él tantos palos al homicida ó matador conforme mereciese el delito, y por lo que se acordase en el Cabildo; después de los palos le sajaban las asentaderas y pantorrillas de buena manera con rajas de pedernal, y si tenía ganados se los quitaban y daban á la mujer del muerto, y él después guardábase no le cogiesen los parientes, aunque fuese desterrado á otro término. Tenían en sus términos muchos ganados sueltos y salvajes, y otros tenían mansos, y tenían dedicados á la Virgen de Candelaria otros pintados de blanco y varios colores; tenían juegos y fiestas en diversos tiempos del año, y venían de África al trato de carnes, cecinas, sebo y cueros, traían cera y hacían procesión y encendían luces á la Virgen paseando la playa donde fue hallada, y esto hicieron en secreto aún hasta el tiempo de la conquista en sus casamientos llevaban luces en la mano.

Dan noticia haber habido en esta Isla gigantes dicen de uno que hubo en el término de Arico, llamado Junicaho, donde se señala estar sepultado, y ser muy largo de cuerpo, y también está señalado el sitio de una hoguera donde se calentó y curó las heridas de todo su cuerpo untado de manteca y sacado los  pedazos de banote ó puntas de palo que muchos guanches armados contra él sólo hirieron y lastimaron, habiendo él primero hecho en ellos gran mortandad, y por último de cansado fue vencido. El Rey de Taoro juraba por un mirlado su pariente que tenia el cuerpo agigantado de más de estadio y medio en la cueva de Guatmogeti, llamado el de las Lanzadas, o porque fuese peleando con mallorquines ó por otra causa. Hacían sus fiestas como los canarios al fin de la era ó año empezando en la luna de Agosto llamado Bellasmer.”Marín de Cubas [1694] 1993)
(1) Estimamos que don Tomás estaba desinformado en cuanto a la existencia de higuerales en la isla de Chinech (Tenerife) ya que estos están recogidos en otras fuentes, además la moderna arqueología viene a confirmarlo, según un estudio llevado a cabo por la arqueóloga María C. del Arco en una prospección realizada en la Cueva de D. Gaspar en Icod, unas restos de higuera sometidos al estudio del Carbono 14 dio una antigüedad de 380 años antes de la era actual.

1350. El Libro del Conocimiento, primer libro de geografía universal, sitúa y nombra a las Islas Canarias. El libro es obra de un franciscano ibérico que debió escribirlo entre 1344 y 1350 y en él figuran enumeradas todas las islas, con los nombres que luego se generalizarán y en el orden correspondiente a su situación geográfica respecto a la costa africana. "El franciscano inicia su viaje a ver las islas perdidas que llama Tolomeo las islas de la Caridad, desde la costa africana, entre el cabo Bojador y Río de Oro, señalando que la distancia entre aquel accidente y la prime­ra isla es de 110 millas, que él salva en un leño y en compañía de unos moros, arribando así a Gresa, después a Lanzarote, dando noticia de la razón de este nombre, Bezi-maria, Rachan, Alegranza, Vegiamar, Forte Ventura, Ca­naria, Tenerifiz, Infierno, Gomera, Fero, Aragavia y Salvaje."

1351. Juan Doria (de Auria) y Jaime Segarra (de Sagarra), mercaderes mallorquines, proyectan una expedición de treinta personas -religiosos, clérigos y seglares- para la evangelización de  las islas. Para ello cuentan con doce guanches esclavos (probablemente de la expedición anterior) comprados por Juan y Jaime, convenientemente instruidos en la fe. Para llevar adelante el proyecto piden autorización al Papa.

1351. El Papa Clemente VI, en bula de Avignon, a 15 de mayo de 1351, aprueba el proyecto de Doria y Segarra y les concede gracias espirituales. Se desconocen los resultados de este proyecto.

1351. Clemente VI por la bula Coelestis, designa a fray Bernardo, de la orden del Monte Carmelo, obispo de las Islas Afortunadas, para que las evangelice con la ayuda de indígenas neófitos: "... más abajo de los límites del mar, entre el occidente y el mediodía, existen algunas islas distantes entre sí por un no grande trecho de mar, vulgarmente llamadas Afortunadas, que, con abundancia de bienes, son fértiles y están llenas de pueblos, sin embargo, aún no imbuidos con la doctrina de la salvación en la verdadera fe (...) Meditadas todas estas cosas con la debida mediación de nuestros mismos herma­nos con buen consejo y con la plenitud apostólica de la virtud, te hemos nombrado obispo y pastor en las mencio­nadas Islas Afortunadas ..." de acompañar a las islas descubiertas no ha mucho, apelli­dadas de Canaria, con el fin de convertir al conocimiento de la augusta Trinidad y de reducir a la fe ortodoxa a las gentes que habitan las mencionadas islas (...) os damos pleno poder de obrar en y sobre las dichas gentes y sobre cada una de las mismas y sobre sus bienes, y de ejercer absolutamente la omnímoda jurisdicción civil y criminal.

1351 Noviembre 7.
La bula «Coelestis rex regum» de Clemente VI (Avignon, 7 de noviembre de 1351)
erigiendo el Obispado de las Islas Afortunadas y designando a fray Bernardo, de la secta católica de los O.M.C., como primer prelado. Vaticano.

1360. Mallorquines y catalanes, en dos galeras, llegan a Tamarant (Gran Canaria) con dos sacerdotes y ocho frailes; los guanches les hicieron prisioneros y les trataron benignamente, al cabo de unos años los ajusticiaron por faltar gravemente a los preceptos morales de los guanches;  los frailes  fueron arrojados por el risco de Jinámar.

1361. Bartolomé fue nombrado este año de 1361 obispo de Telde, Tamarant (Gran Canaria) por el Papa católico Inocencio VI, en Avignon.

1366. El rey Pedro IV de Aragón ordena facilitar al caba­llero Joan de Mora aparejos y armamentos para la expedi­ción naval que estaba preparando en Mallorca para la defensa de las Islas Canarias contra la ingerencia de otros países.
1367. En la carta portulana de los hermanos Pizzigani recoge la existencia de las Islas Canarias, se le otorga a la  isla de Gomera el nombre de  clane" o "de clarie".
1367. El tercer obispo de las islas es un fraile minorita llamado Francisco.

1369. Bernardo de Marmrando (?) y Pedro de Strata, barceloneses, exponen al Papa Urbano V, en Viterbo, el deseo de diez sacerdotes seculares y veinte religiosos de ir a evangelizar las Islas Canarias;  y le presentan su proyecto de enviar un navío para la evangelización; para lo cual le piden autorización. En la época, bajo el silogismo evangelización lo que realmente se escondía era una operación de saca de esclavos.

1369. El Papa Urbano V, por la bula Ad hoc semper de Viterbo, a 30 de septiembre de dispone que los obispos de Barcelona y de Tortosa envíen a las Islas Canarias diez sacerdotes seculares y veinte  religiosos de la secta católica:  "... en Canaria y demás islas adyacentes, llamadas Fortunadas, había gente de uno y otro sexo que, no teniendo más ley ni secta que la adoración del Sol y la Luna, sería muy fácil reducirla a la fe de Cristo por medio de la predicación de su divina palabra. Que algunos religio­sos mendicantes y clérigos seculares, encendidos en el celo de misma cristiana fe y confiando en la misericordia de Dios omnipotente, estaban aparejados para navegar a aque­llas islas a fin de predicarlas y convertir a sus moradores Se desconocen los resultados de este proyecto.

1360. El obispo de Canarias es un fraile franciscano llama­do Bonanato Tarín, es nombrado obispo de Telde (Gran Canaria) por el jefe de la secta católica Urbano V. Desde su residencia en Mallorca dirige la actividad misional en las islas.
1369. Probable expedición mallorquina a las islas Canarias. "Hay, asimismo, hacia Occidente, algunas islas descubiertas de una manera casual y maravillosa no ha mucho, desde el año del Señor de 1370 o aproximadamente ... Como unos piratas persiguiesen hostilmente cierta galera o nave del rey de Aragón, los marineros, dejando a su espalda la tierra firme, es decir, el reino de Aragón, sin esperanza y contra su voluntad se lanzaron a toda vela por la inmensidad del mar Océano, hacia Occidente, empujados por un violentí­ simo viento Levante que nace de Oriente, que continuó aún con gran furia, durante nueve días y nueve noches en el desamparo del mar. Por fin, en la mañana del décimo día, salido ya el sol, mientras contemplaban unos agudos mon­tes...". Se encontraban ya ante las Canarias, donde se relacionaron con los aborígenes. Luego regresaron a Ara­gón llevando consigo algunos de éstos.
Este acontecimiento solicitó alguna expedición posterior, contando ya con el apoyo real.” Florentino Pérez Embid.
1375. El planisferio catalán de Abraham Cresques recoge la existencia de las Islas Canarias.
1377. El viaje de Ruiz de Avendaño. "Reinando en Castilla el rey don Juan el primero, hijo del rey don Enrique II, trayendo guerra con el rey de Portugal y el duque de Alencastre de Inglaterra sobre el señorío de Castilla, que decía el duque de Alencastre pertenecerle (...) hizo el rey don Juan una armada por la mar de ciertos navios, y puso por capitán dellos a un caballero vizcaíno, que se decía Martín Ruiz de Avendaño, el cual corría toda la costa de Vizcaya y Galicia y Inglaterra, que sería año de mil trescien­tos y setenta y siete, poco más o menos. El cual navegando, le dio un temporal, que les hizo arribar a Lanzarote (Titoreygatra), y tomó puerto. Y salió el capitán y gente en tierra, y los isleños lo recibieron de paz, y le ofrecieron refrescos de lo que en la tierra había, de carne, leche y queso, para refresco de su armada; y fue aposentando en la casa del rey, que se decía Zonzainas. Tenía este rey una mujer, llamada Fayna, en quien hubo Martín Ruíz de Avendaño una hija, que llama­ron Ico, en este acogimiento y hospedaje..." J. Abren Galindo.

1377. Fray Francisco, O.F.M., figura como obispo de Telde, en la isla de Tamarant (Gran Canaria).

1384. Unos frailes ermitaños piden al Papa Urbano VI, en Roma, autorización para ir a evangelizar las Islas Canarias.
1384. El Atlas Walckenaer-Pinelli recoge la existencia d las Islas Canarias.
1385. El portulano de Guilelmus Soleri recoge la existencia de las Islas Canarias.
1386. “En igual forma han conservado nuestros historiadores la memoria del arribo de otras dos embarcaciones europeas a estas islas, a fines del siglo XIV y en tiempo de la guerra que sostuvo don Juan el I de Castilla contra el rey de Portugal y el duque de Láncaster. La isla de La Gomera, según los vestigios que se hallaron, cuando llegó el caso de su última reducción, había sido sin duda el teatro de estas visitas; pero se discurre sobre la materia con alguna diversidad. Unos dicen que, entre los caballeros de Galicia que siguieron el partido de Láncaster, se distinguió mucho don Fernando de Ormel, conde de Ureña o de Andeiro, natural de La Coruña y padre de don Juan el I de Portugal asesinó dentro de la casa de la reina doña Leonor. Este oficial, pues, que recorría con una pequeña escuadra en 1386, las costas occidentales de España, penetró, azotado de una tormenta, en una de sus carabelas, hasta nuestras islas y surgió en la de La Gomera. Otros quieren que esta nave perteneciese a un don Fernando de Castro, también gallego, quien, desembarcando por el Puerto de Hipare, tuvo una sangrienta refriega con una escuadrilla de isleños mandados por el hermano del rey Amalahuige, en la que dicho príncipe quedó muerto atravesado de un pasador. Añaden que, habiendo recibido aquel monarca esta noticia, puso toda la tierra en armas y marchó en busca de los invasores, a quienes atacó tan vigorosamente, que les precisó a atrincherarse en el ventajoso puerto que llaman de Argodey, donde los tuvo bloqueados dos días, al cabo de los cuales, como se viesen forzados del hambre y la sed, se rindieron a discreción. El P. Abreu Galindo, que escribía este suceso, nos da una idea favorable de la clemencia de aquel príncipe bárbaro, asegurando que trató a todos los prisioneros, no como a homicidas de su hermano y perturbadores de sus dominios, sino como a unos extranjeros rendidos que hacían mucho honor a sus armas, regalándoles y dándoles unos ejemplos de humanidad que después no se imitaron bien. Don Fernando de Ormel, o de Castro, respetando los favores y las fuerzas del vencedor, le presentó algunos vestidos, espadas y broqueles que estimó en mucho; pero sin duda fue un presente incomparablemente más rico el de haberle dado su propio nombre en el baustismo y empezado a plantar la verdadera religión en aquella tierra, con tal suceso, que, cuando don Fernando obtuvo licencia para retornar a la Europa, le suplicó Amalahuige tuviese a bien dejar en la isla el capellán, a fin de que catequizase y bautizase a sus pueblos. Es tradición que el venerable clérigo consumó la carrera de su apostolado poco después (sobreviviendo pocos días a la ausencia de su patrono).”  (Viera y Clavijo))
Viera, siguiendo la exposición de Abreu Galindo hace de Fernando un caballero gallego de fines del s XIV. Hubo entonces, en efecto, un Fernando de Castro, alférez mayor y adelantado mayor de Galicia, conde de Traslamara, de Lemos y de Sarria por título de don Pedro el Cruel, de 23 de junio de 1366, al servicio de Portugal de 1372. Evidentemente, éste debe ser el "caballero muy principal del reino de Galicia", de quien hablaba Abreu Galindo; pero no sabemos hasta qué punto serán auténticos sus datos referente a un viaje de este personaje a Canarias. Es posible que se trate de una confusión con otro Fernando de Castro, portugués, quien hizo una expedición a Canarias, por orden del rey de Portugal, en 1424. Esta expedición, aludida por Alonso de Cartagena en sus alegatos sobre Canarias (Silva Marques, Descobrimentos portugueses, vol. I, Lisboa 1944, pág. 291-346), no carecía de importancia militar. Estaba formada por 2000 hombres y 120 de a caballo; y según Barros, quien afirma haber visto las cuentas de la misma, sólo el flete costó 39.000 doblas de oro; a esta expedición se refiere sin duda la reclamación de la ciudad de Porto, en 1439, que aun no había podido recobrar el dinero anticipado en aquella ocasión. El jefe Fernando de Castro, era padre de Alvaro de Castro, futuro conde de Monsanto. Barros refiere el desembarco que hizo en Gran Canaria, y que quedó sin resultado, ya que todo aquel ejército tuvo que reembarcar deprisa, por faltarle los mantenimientos. Se debe notar, sin embargo, que las dos expediciones difícilmente podrían confundirse, a pesar de la homonimia de los dos jefes, ya que la primera tiene por escenario La Gomera, y la segunda Gran Canaria. La expedición de un Joao de Castro a Gran Canaria, en 1415, que refiere Diogo Gomes (Vitorino Magalhaes Godino, Documentos sôbre a expansao portuguesa, Lisboa, (1945) vol I, págs. 69-70), podría ser confusión con la de 1424. En fin, las circunstancias de la expedición a La Gomera, tales como las repite Viera, después de Abreu Galindo, recuerdan demasiado a las del episodio de Diego de Silva, casi un siglo más tarde. Leonardo Torriani sitúa el suceso en el año de 1384, haciendo referencia a un solo personaje: Fernando Ormel de Castro. (Descripción de Las Isla Canarias, 1959:205-6)
1386. Por estas fechas sitúa una antigua tradición el arribe a las islas Canarias de una expedición misional que partió de Barce­lona para evangelizar a los indígenas. La leyenda afirma que los trece religiosos que componían la misión fueron asesinados por los naturales después de siete años de estan­cia en las islas.

1390. Hay en esta isla de Tenerife una imagen y figura de Nuestra Señora la Virgen María, con un Niño Jesús en brazos, intitulada Nuestra Señora de Candelaria, por cuya figura Dios Nuestro Señor obra ordinariamente muchos milagros. No se sabe ni se ha en-tendido como haya venido ni quién la haya traído, ni qué tanto tiempo ha, sino só1o una fama confusa que hay de cien años, antes más que menos, que la isla se ganase de los cristianos. Según la cuenta de los antiguos, fué su aparecimiento año de 1390.

Dicen que en el término de Güímar, a la banda del Sur, cuatro leguas de la ciudad de San Crist6bal de La Laguna, en un lugar desierto junto al mar, a la boca de un barranco donde hoy está una cruz sobre una piedra junto a una cueva, yendo dos guanches naturales de esta isla por la costa apacentando su ganado, habían de pasar el ganado por la playa y meterlo en aquella cueva, como solían, a ordeñar las cabras; y, yendo un día comiendo derramado por la boca del barranco, se espantó el ganado, y, por más que hacían y silbaban, no querían pasar las cabras para entrar en la cueva; de que se admiraron los dos pastores, viendo remolinar las cabras como espantadas. El uno de los pastores, creyendo fuese alguna gente que le quería robar su ganado, como otras veces lo habían hecho y era costumbre entre ellos hurtarse unos a otros, y, para certificarse, se paso adelante. Y, mirando hacia aquella parte del barranco, vio la santa imagen que estaba en pie sobre una piedra grande; y, como persona que está desviada a ver seme- jantes visiones, con mucho miedo y temor se la puso a mirar y considerar, y pareció1e mujer, aunque extraño el traje. Y, porque entre ellos era costumbre, si topaban alguna mujer en lugar solitario, no hablarle, porque incurrían en grave pena, por ser delicto, hízole señas que se apartase, para que el ganado pasase a la cueva, porque no podía por
otra parte, sin rodear. Y, como la santa imagen no hiciese movimiento, amohinado el pastor, tom6 una piedra y, levantando el brazo para tirársela y queriéndola desembrazar, se le qued6 el brazo sin poderlo menear, con la piedra en la mano y gran dolor.

El otro pastor y compañero, como vio el bulto que no se meneaba, cobró más atrevimiento y co1era y, llegándose cerca de la imagen, para satisfacción suya, con una tabona o laja de pedernal muy aguda quiso cortar la mano a la santa imagen; y, pensando cortaba la mano a la imagen, que tenía con su mano, se cortaba su misma mano, sin hacer daño en la imagen. Y, como se vía salir sangre de su herida y mano, ciego de la co1era y siendo porfiado, tornó otra vez a querer cortar la mano a la imagen, y cortaba su propia mano, de las cuales heridas corría mucha sangre; y la mano de la imagen quedo sin lesión ni daño, y los pastores quedaron el uno tullido del brazo, y el otro herido.

Los dos pastores guanches, viéndose tan mal tratados, entendiendo ser aquella imagen cosa del cielo, acordaron dar aviso y noticia de lo que habían visto y con ellos había pasado, al rey de Güímar. El rey, como los vio tullido y herido, determinó llamar a consulta a los más principales y allegados de sus tierras y casas (aqueste llamamiento y
consulta llaman ellos en su lenguaje tagoron); y acordaron todos ir a donde la santa imagen estaba, y con ellos toda la gente de la comarca.

Llegados al lugar y vista la santa imagen todos quedaron admirados y espantados, viendo la gravedad y majestad que representaba, y ninguno se atrevió ni osaba tocar en ella, no les sucediese lo que a los pastores. El rey dijo a los pastores que estaban lisiados, que ellos, que la habían tocado, fuesen con reverencia y la tomasen, para llevarla a su casa, donde quería ponerla; y así se hizo y en tocando los pastores a la santa imagen, luego a vista de todos fueron sanos, que causó grande admiración.

Vista por el rey de Agüímar la maravilla que en su presencia había obrado, considerando ser cosa del cielo, dijo no era justo villanos tocasen a ella, estando él allí y los principales de su tierra; y así la tomaron con mucho acatamiento y decencia y gran temor. Llevándola en brazos como a un tiro de arcabuz, se hizo tan pesada, que no pu- dieron menearla. El rey y todos los que le acompañaban, visto esto, siendo antes liviana y que se podía llevar, se hincaron todos de rodillas, suplicándole se dejase llevar donde querían ponerla. Luego tornaron a tomar a la santa imagen en brazos y, haciéndose liviana, tornaron a caminar con grande contento, dejándose llevar, haciendo en aquel lugar señal, que después los cristianos hicieron allí una ermita intitulada Nuestra Señora del Socorro. y llegaron con la imagen a la cueva, que era como despensa del rey, que llamaban Avehon, media legua de donde apareció, en un barranco que llaman agora Chinguaro, donde en un canto de la cueva, sobre unas pieles de cabras, le hicieron su estancia; donde esta santa imagen hizo y al presente hace muchos milagros. (Fr.J. Abreu Galindo; 1977:302-4)

1391. Los genoveses Bartolomé Scariafíga y Bartolomé Bargazo y el sevillano Juan González organizan una expe­dición a las islas Canarias. La nave Santa Ana, tripulada por andaluces y catalanes, toca en Erbania (Fuerteventura) y continúa hacia Guinea. En noviembre de ese año se registra la venta en Barcelona de un esclavo indígena de Fuerteventura que pudo ser llevado a la Península por la citada expedición.

1391. Se hace mención de trece «fraires chrestiens», martirizados por los guanches después de siete años de tratar de evangelizarlos. Seguramente como era habitual en estos religiosos católicos, faltaron a las leyes morales de los guanches, propasándose con las mujeres, delito que estaba castigado con la pena de muerte.

1392. Jaime Olzina es nombrado obispo de Telde, isla de Tamarant (Gran Canaria) por el Papa Bonifacio IX, en Roma. Este fue el último obispo de la diócesis de Telde; la cual se extinguió a finales del siglo debido a las continuas invasiones de los esclavistas europeos, y  salteadores y esclavizadores de los guanches.
1393 Las Crónicas de Enrique III, narran la primera expedición castellana al Archipiélago Canario: «En este año, estando el rey en Madrid, oyo nuevas como algunas gentes de Sevilla e de la costa de Vizcaya e Guipúzcoa armaron algunos navíos Sevilla... e pasaron a las islas que son llamadas Canarias, como quier que otros, e andovieron en la mar fasta que bien sopieron... E enviaron a decir al lo que allí fallaron e como eran islas ligeras de conquistar, si la su mercer fuese, e a pequeña cosa»
1393. Llega a la isla Gomera la expedición vasco - andaluza de Gonzalo Pérez Martell y Álvaro Becerra.
1393. Una banda de depredadores que componían una expedición española de saqueo (vizcaíno-sevillana) al mando de Gonzalo Peraza Martel, señor de Almonáster, vizcaíno, llega con licencia de Enrique III de Castilla a las islas al frente de una expedición de cinco navíos. Saqueó la isla de Titoreygatra y se volvió a Castilla con despojos, y con la presa de  los reyes de Titoreygatra (Lanazarote) Guanareme y Tinguafaya junto con 160 guanches mas  esclavizados. La desaparición de estos reyes de la isla provocó desacuerdos en torno a quién habría de sucederles, interrogante que concluyó con la ordalía de la nobleza de Ico. Con esta, en realidad, se sometía a juicio la nobleza de Guadarfía o Guadafrá, hijo de Zonzamas y de Fayna, en cuanto que la falta de casta de Ico (de resultar de la ordalía que no era hija de Zonzamas, sino de extranjero) habría afectado a todos sus parientes.

1393. En este año que los castellanos vinieron a las islas habían pasado 102 años desde que se tuvo noticias de ellas en Levante 73 desde que el Rey de Nápoles  comerció con ellas, y 47 desde que envió á ellas el Príncipe Luis29; y ahora esta Armada parece fue enviada por Castilla, concuerdan los que hablan de esta Armada de castellanos, que el capitán fuese Hernando de Castro, quién ó cómo fuese, no sabemos, más en tiempo del Rey Don Pedro de Castilla antecedente á este más de 30 años, tuvo este Rey una Armada contra Aragón, siendo su Almirante de este nombre Don Fernando de Castro, en el año 1365; éste era señor de Monforte, Lemos y Sama y Castrojeril, mayordomo del Rey Don Pedro, hermano de Doña Juana de Castro con quien se casó, repudiada y presa en Burgos la Reina Doña Blanca; eran hijos de Don Pedro de Castro y Guerra y de Doña Isabel Ponce de León, viuda de Don Diego Haro, Señor de Vizcaya, nieto del primer Don Diego Haro; y pudiera ser, ó este caballero, ú otro deudo ó sucesor, quien fuese á estas Islas 30.

Demás de haber comerciado los mallorquines en las Islas, también en las costas de África, en Cabo de Guer, donde llamaron Santa Cruz de Berbería, donde murió un religioso Agustino, y tienen su cuerpo entero, y libros y otras alhajas que fueron suyas, y éste vivió en Canaria con ejemplo de buena vida asistiendo algunos años á los cristianos que vivieron y comerciaron en la Isla. (Marín de Cubas,[1694] 1993)
1394. Según consta en la documentación de la época, el obispo de Telde es un dominico llamado Jaime Oleína que reside en Mallorca.

1396. El primer Conde de Niebla, fallecido por 1396, dejó al tercero de sus hijos, una misteriosa "Isla de Ardiles". La compró su hermano mayor, Enrique de Guzmán, que se llamó "señor de las Islas de Canaria", entre 1415 y 1428. El título aparece en escrituras públicas, de uso privado, pero no en documentos de la real chancillería.
1399. Era muy frecuente por estos tiempos la navegación desde Sevilla y los puertos de Andalucía a las Islas Aforturtunadas.

1400. Juan IV de Benthencourt (Betancor, Vitancorto), franco-normando, barón de St. Martin de Gaillard (en el condado de Eu), recibió por traspaso de supuesto derecho de conquista de las Canarias  que Robert de Braquemont (Rubín de Bracamonte) había recibido de Enrique. III de Castilla como premio por su ayuda en la guerra contra Portugal. Así, al proponerse efectuar la conquista, se hace vasallo de Castilla reconociendo como señor al  rey Enrique III (Las Casas, Histo, I, 18; BAE, XCV, 72b).

Para ello se asocia con Gadifer de Lasalle (el don Gaiferos de que hablan los romances castellanos). Este Gadifer de Lasalle había sido almirante del rey de Francia, empleo del que fue desposeído debido a su más que dudosa moral. Con una galera de su propiedad se dedicaba al corzo, piratería y trata de esclavos. (Las Casas)

1402. Jean de Bethencourt y su socio Gadifer de Lasalle parten de La Rochela para Cadiz el 1 de mayo de 1402 con doscientos ochenta franceses, a los cuales se unen otros aventureros castellanos.  Tras hacer frente a un motín de la tropa y marinos quienes reclamaban los salarios atrasados de meses, Bethencourt consigue contentarlos pagándoles parte de los mismos gracias a un préstamo concedido por un tío suyo, tras robar un ancla y un esquife a un capitán inglés, prosiguen viaje a Lanzarote a donde llegan a fines de junio. Con ellos van de capellanes los miembros de la secta católica Juan Leverrier, presbítero, y Fray Pedro Boutier (no Bonthier), O.S.B. (no O.F.M.). Bethencourt y Gadifer se apoderan de Titoreygatra (Lanzarote); edifican, un fuerte en Rubicón (Lanzarote) y Bethencourt, por falta de recursos, vuelve a Castilla y a Francia (con un cargamento de esclavos guanches), a gestionar ayudas, dejando a Gadifer como gobernador en la isla y a Berthin de Berneval como comandante del fuerte (Hist., I, 17; BAE, XCV, 65a-b). (Las Casas)
1403 Noviembre 28.  Según una bula de Clemente VI, la titularidad de la invasión y conquista de las Islas Las Canarias, pertenece a los reyes de Castilla, y haciendo uso de su supuesto derecho, Enrique IV expide una Real Cédula, que confirma al pirata Juan de Bethencourt señor feudal de Canarias y vasallo del rey castellano.
1403. Gadifer de La Salle, pirata normando socio del también pirata Jean de Bethencourt, desembarca en la isla de la Gomera capturando como esclavos a cuatro gomeros. En un nuevo intento de desembarco son rechazados.
1403. El pirata normando Jean de Bethencourt gestiona ante Enrique III (no ante Juan II que, dice el Padre Las Casas) su supuesto señorío de Canarias y pide ayuda; y recurre al Papa Benedicto XIII, en Avignon, para pedirle también ayuda material y espiritual: indulgencias y privilegios de cruzada y la creación de un obispado en el fuerte de Rubicón. (Las Casas)
1403? Benahuare (La Palma) Garehagua   (S.XV-XVI). La temprana invasión y conquista de la isla de Eseró (El Hierro,1402), llevada a cabo por los piratas Jean de Bethencourt y Gadifer de La Salle, la convierte en una excelente plataforma desde donde alcanzar con relativa facilidad las costas de Benahuare (La Palma), tanto para comerciar con los nativos como para hacerlos objeto de este comercio.
1404. Juan de Bethencourt, vuelto a las islas a principios de 1404, (con un grupo de colonos franceses) logra poner paces entre los suyos y somete a los indígenas (que se habían rebelado) el 27 de febrero de 1.404. Intenta conquistar la isla Erbania (Fuerteventura) e incluso Tamarant (Gran Canaria), pero no lo logra. (Las Casas).

1404.
Los invasores y colonos organizan un tercio denominado Arqueros Lanzaroteños: pasados algunos años se formaron dos compañías con moriscos y convertidos y en 1482 reinando los Reyes Católicos, se organizó el segundo cuerpo militar de hijos del país.

1405. Juan de Bethencourt, a principios de 1405, logra invadir y apoderarse de Erbania (Fuerteventura). El 31 de enero deja de lugarteniente suyo a Juan de Courtois y se va a Francia, de donde vuelve el 9 de mayo con más soldados y colonos; y entre sus acompañantes se halla su sobrino Maciot {Menaute) de Bethencourt. El 6 de octubre intenta conquistar Tamarant (Gran Canaria) y posteriormente Benahuare (La Palma); pero fracasa y conquista la isla que él mismo llama «1le de Fer» Esero (isla de Hierro), cautiva 111 guanches (incluido el rey de la isla) y los distribuye como esclavos entre sus acompañantes.

1418. Pedro Barba de Campos es enviado por la reina regente de Castilla con tres navíos a las islas para tomarlas y con poder de la reina regente, trata con Maciot que éste le venda las islas, el cual se las vende con poder de su tío el pirata Juan de Bethencourt (Ibid., p. 76b); menos Titoreygatra (Lanzarote).

1418. Enrique de Guzmán, conde de Niebla, vasallo de Castilla, en noviembre de 1418 (después de la muerte de la reina regente), adquiere supuestos derechos sobre las islas (Ibid.); menos Titoreygatra (Lanzarote).

1420. El rey Juan II de Castilla, por Real Provisión, de Avila, a 29 de agosto de 1420, da en fuero real a Alfonso de Casaus (o de las Casas) las islas de Tamarant (Gran Canaria), (Tenerife), Gomera y Benahuare (La Palma) para que las invada y conquiste «a Dios y al rey»; “donación” que es confirmada por el jefe de los católicos el Papa Martín V por bula del 2 de mayo de 1421.

1420. El rey castellano Juan II cede a favor de Alfonso de Las Casas  los supuestos derechos de conquista sobre las islas no dominadas en el Archipiélago Canario, que eran Tamaránt (Gran Canaria), Benahuare (La Palma), Chinech (Tenerife) y Gomera, no es un suceso casual sino que corresponde aun criterio político bien meditado, una vez que se consideró agotada la vía abierta en 1402 por los piratas Juan de Bethencourt y Gadifer de La Salle, e inadecuada la cesión total de la empresa isleña a un gran noble como era el conde de Niebla. La merced hecha por Juan II, respaldada en los tiempos que siguieron por su privado Álvaro de Luna, era una intervención nueva, indirecta pero efectiva, de la monarquía castellana en la rapiña de las islas.

1424. Hernando de Castro (padre de don Álvaro de Castro), conde de Monsanto, vasallo de Portugal (quien había ido de embajador a Castilla en 1.423 a pregonar la tregua de paces), enviado por el infante don Enrique el Navegante (quien estaba intentando que sus pilotos sobrepasasen el cabo de Bojador y no lo consegian), va con una gran armada de 2.500 hombres de a pie y 120 a caballo a las Islas Canarias para conquistar Tamaránt (Gran Canaria) e imponer el bautizo católico  a los guanches; pero no pudo sostenerla por los grandes gastos y tuvo que retirarse con la mayor parte de la armada (Hist. I, 18; BAE, XCV, 67b y 68b). . (Las Casas)

1425. Expedición de exploración y saqueo portuguesa a las Islas Canarias. Fernando de Castro con sus tropas portuguesas se adentran en la isla en un intento de conquista, siendo sitiados en Argodey por los gomeros.

1425. El rey Juan II de Castilla protesta ante el rey Juan I de Portugal de la acción del infante don Enrique. Se inicia así el pleito de estos reinos europeos ante el papado por la supremacía en la depredación en las Islas Canarias.

1427. Otra expedición portuguesa a las Islas Canarias.

1430. Deseando solventar la guerra constante, que enfrentaba a las coronas de la Península Ibérica, en torno a la tierra del oro, el Papa Martín V dio a la corona de Castilla las Canarias, incluyendo Benahuare (San Miguel de la Palma), única que producía pastel y caña dulce, según Bernáldez, quedando el resto del reino Fez, a Portugal, con Madeira, "Desyerto" y Porto Santo. (L.Al. Toledo)

1430. Guillén de las Casas adquiere el señorío de  las islas (menos Titoreygatra (Lanzarote): Tamaránt (Gran Canaria) y Gomera eran ya suyas por herencia; Chinech (Tenerife) y  Benahuare (La Palma), las adquiere de su hermano; Fuerteventura y Hierro, de Enrique de Guzmán. y pone de lugarteniente suyo a Fernán Peraza.

“La ocupación de Gomera por los europeos no ocurrió ni antes de 1434 ni después de 1445, y el primer señor europeo de Gomera fue Hernán Peraza el Viejo.”(D.J. Wölfel 1990)

1434. El infante Enrique de Portugal apeló al Papa Eugenio IV para obtener el derecho de conquista en las islas habitadas por paganos, y consiguió una bula pontificia a su favor.

1436. El rey Duarte de Portugal, mediante sus embajadores enviados al Concilio de Basilea, suplica al Papa Eugenio IV, en Bolonia, en agosto de 1436, que limite la prohibición de la bula anterior a las islas Canarias habitadas por cristianos y le faculte para conquistar las otras habitadas por infieles y adueñarse de ellas con el fin de convertirlos a la fe (como ya había comenzado a hacerlo el infante) y civilizarlos a los infieles de Canarias los describe la súplica al Papa así: «Has [insulas] indomiti silvestres fere homines inhabitant qui nulla religione coagulati, nullisque denique legum vinculis irretiti, civili conversatione neglecta, in paganitate veluti pecudes vitam agunt» y dice después que son «ferocitate quadam inmanes». Este es, pues, el concepto que, incluso el Papa -debido a tal información- tenía de los indígenas canarios. Estamos ante el antecedente inmediato de lo que se dirá de los indios de América: que eran infrahombres, bestias parlantes.
1436. Llega a las costas de la isla de La Gomera la flota portuguesa encabezada por Tavilla, Picanço y González Atayde, con el fin de reclutar guerreros para asaltar en razzia esclavista la isla Benahuare (La Palma.)
1444. El capitán Lanzarote, volviendo de Arguim, de donde traía muchos cautivos, pasando por Gomera, va a La Palma y cautiva a 17 pastores indígenas; después, al volver a Gomera para dejar a los indígenas de ahí que le habían ayudado, cautivó otros
(Hist., I, 19; BAE, XCV, 78a).
1447. Se produce el primer intento por parte de los invasores europeos establecidos en Titoreygatra (Lanzarote)  de conquistar militarmente Benahuare (La Palma), en la expedición comandada por los  Peraza. La campaña acaba en un estrepitoso fracaso, cuyo resultado más célebre es la muerte de  Guillén Peraza el joven durante una escaramuza en Tihuya.


1449? El infante de Portugal don Enrique el Navegante intenta sojuzgar las islas Canarias, incluso Titoreygatra (Lanzarote) y Gomera, ocupadas por colonos castellanos, y cautivar a éstos (Ibid., 69b).

1449. Los colonos Fernán Peraza y Guillén, su hijo, consiguieron mediante pactos establecerse en la Gomera y, construyeron la denominada Torre del Conde en Ipalam  (San Sebastián), en previsión contra las esporádicas revueltas de los gomeros, que solían alentar los portugueses, especialmente interesados en la isla. También consiguieron el dominio total sobre Esero (El Hierro), al parecer con la ayuda del vasco Juan Machín de Arteaga, que había vivido antes en Madeira y casó con una hija del rey  bimbache (herreño).

1451. Fernán Valermón, Pedro Álvares {criado de Rui Galván), Vicente Días y otros vecinos de Lagos, Rui Gonzales {hijo de Juan Gonzales) y otros vecinos de Madeira y de Lisboa, por mandato del infante don Enrique el Navegante, van con cinco carabelas a Titoreygatra (Lanzarote) para apoderarse de ella. No lo consiguen, pero hacen depredaciones en otras islas y llevan presos a algunos colonos castellanos, en Erbania (Fuerteventura) a Juan Iñiguez (Hist., I, 18; BAE, XCV, 70b).

1451. Con motivo de la boda de su hermana Leonor con el emperador Federico III, el rey portugués Alfonso incluyó entre los festejos la presencia de  indígenas canarios: «Después vinieron unos hombre salvajes, que viven en algún rincón del mundo, en unas islas lejanas del mar, pero bajo señorío del señor rey de Portugal, diciendo haber sido enviados por sus jefes a estas bodas, e hicieron a su manera unos bailes muy particulares y dignos de admiración. Que aquella primera aparición en una Corte europea del «buen salvaje» roussoniano haya correspondido a indígenas canarios nada tiene de extraño, pero Portugal estaba más interesado en Guinea, y en 1454 renunció a su presencia en Titoreygatra (Lanzarote) y a su respaldo a los gomeros, mientras que Castilla, cuyos negociadores habían sido el propio duque de Medina Sidonia y el licenciado Juan Alfonso de Burgos, aceptaban el monopolio lusitano en la navegación hacia Guinea. Alfonso V se apresuró a obtener una bula pontificia que lo asegurase: es la «Romanus Pontifex», de 8 de enero de 1455, donde se reconocía el derecho exclusivo de Portugal para navegar y conquistar al S. del cabo Bojador.

1454 de Septiembre 28.   La corona de las españas otorga a los colonos Diego de Herrera y doña Inés Peraza el señorío de Titoreygatra (Lanzarote), en su política de pleno dominio del Archipiélago como base permanente desde donde penetrar al continente para saquearlo, extrayendo oro, esclavos y especias. Los habitantes de la isla tanto los colonos europeos como sus naturales estaban molestos con la tiranía del esclavista Diego de Herrera y comenzó un motín. Los amotinados hicieron prisionera la tripulación de una carabela portuguesa dedicada a la trata de esclavos, la cual una vez liberada por Herrera fue vital en la sofocación de la revuelta.

1455. El Papa Nicolás V, en la bula Romanus pontifex, de Roma a 8 de enero de 1455, concede a Portugal el derecho a conquistar por la costa de nuestro continente hacia el sur sólo a partir de los cabos Bojador y Nam (Marruecos, por tanto, queda fuera) ya defender el monopolio de su imperio marítimo ya conseguido. Parece que don Enrique ha desistido de adueñarse de las islas de Titoreygatra (Lanzarote) y Gomera, después de la negativa de Juan II de Castilla en 1454, aunque la bula no hace alusión alguna a las Canarias.

1455. El rey Alfonso V de Portugal pide al nuevo rey Enrique IV de Castilla para Martinho Gonzalves de Taide, conde Tauguía (Atauguía) y Pedro de Meneses, conde de Vila Real, el derecho de conquista de Tamarant (Gran Canaria), chinech (Tenerife) y Benahuare (La Palma), a cambio de la renuncia de Portugal a las islas Gomera y Esero (Hierro), atacadas e invadidas en 1553.
1459. Las pretensiones portuguesas le obligaron a defender el señorío. Ese mismo año el Capitán luso Diego de Silva atacó Titoreygatra (Lanzarote) y tamaránt (Gran Canaria), donde fue derrotado, sin embargo, el conde  logró saldar ese episodio con el casamiento de Silva con su hija María de Ayala. Según la historiografía, el mandato de Diego de Herrera se caracterizó por su tiranía con los hombres del señorío. La Corona, castellano-aragonesa finalmente, decidió pasar a la conquista de las restantes islas, comprando los derechos que los Herrera-Peraza tenían sobre ellas. El título de Conde de la Gomera es confirmado, según Real Decreto de 18 de julio de 1670, en favor de Guillén Peraza de Ayala y Rojas, por la Reina Gobernadora  Mariana de Austria. El 2 de octubre de 1985 se expidió carta de sucesión en favor de  María Cotoner y Martos, hermana del Marqués de Adeje.
1460. Diego García de Herrera intenta conquistar Tamarant (Gran Canaria), pero es derrotado por los canarios. Los guanches vencedores ajustician  a cinco de los invasores franciscanos que estaban evangelizando en la isla y los arrojan al mar.

1460. La primera fortificación que se construyó en la isla de Chinech (Tenerife) por los invasores  europeos fue la que levantó Sancho de Herrera (1460-1464), que muy pronto demolieron los guanches.

1461. El colono Diego de Herrera, después de haber comprado las cuatro islas conquistadas por Juan de Letancurt, quiso seguir sus pasos. Empezó con gente forastera y con sus vasallos a asaltar a los canarios, los cuales, estando acostumbrados a la guerra contra diversas naciones, hasta al fin siempre salieron victoriosos. Entre muchas escaramuzas que tuvo con ellos, hubo una memorable, cerca de la villa de Tirahana, en la cual, además de haber perdido mucha gente, fue obligado a retirarse a la orilla del mar, en lugar fuerte.

1461. Diego de Silva, hidalgo portugués al servicio de Herrera,  con doscientos soldados escogidos fue a asaltar la villa de Gáldar. Llegado Silva a Gáldar y trabado que hubo la batalla con los galdarenses, tuvo lo peor, de modo que lo obligaron a retirarse en un sitio cercado de piedra, donde peleaba desesperadamente, siendo aquélla su última defensa.

1461 Agosto 12.
Diego García de Herrera desembarcó en la isla Tamaránt (Gran Canaria), y al acudir los canarios a obsequiarle, ordenó al escribano público Fernando de Párrega, que tomando esta cortesía por sumisión, diese fe de ella. En sus negociaciones con los indígenas recabó le permitiesen la construcción de una Torre en Gando, que como se sabe fue luego demolida por el Guayre Maninidra.

1462. Las aportaciones económicas producidas por la indulgencia pontificia de 1462, que se renovó en 1472 mediante. La bula “Pastor aeternis” de Sixto IV, fueron reclamadas por los reyes de Castilla y Aragón para contribuir a la invasión y conquista de Tamaránt (Gran Canaria), donde participó activamente cortando tantas cabezas de guanches como los mercenarios civiles el obispo de Rubicón, Fr. Juan de Frías. Fue un primer ensayo para combinar evangelización y conquista armada, aunque el resultado dejó mucho que desear porque los conquistadores actuaron de manera brutal,  y muchos naturales considerados cautivos de “buena guerra” eran esclavizados, tanto por parte de los mercenarios castellanos como por el clero católico.

En definitiva, la continua influencia eclesiástica de la iglesia católica, legitimadora y misionera, fue un elemento esencial en el desarrollo del señorío feudal, como después también en la invasión y conquista conocida como realenga, y en el establecimiento de la ocupación castellana en las islas Tamaránt, Bebanahuare y Chinech.

1462. El jefe de la iglesia católica el Papa Pío II ratifica los privilegios concedidos por sus predecesores (Eugenio IV y Nicolás V) a la “evangelización” de las Islas Canarias; aprueba los «pactos de paces» que hiciesen los obispos con los guanches; prohíbe bajo excomunión la esclavización de los guanches de los bandos o reinos de paces; manda que se dé libertad a los que, de los mismos, hayan sido hechos esclavos; y concede amplias indulgencias a quienes cooperen en la redención de cautivos o ayuden a reprimir la depredación y esclavizaci6n de los guanches (Bula Pastor bonus, de Petreoli -Siena-, a 7 de octubre de 1.462). Así, de favorecer las invasiones y conquistas sangrientas con indulgencias de cruzada, se ha pasado a favorecer la “evangelización” pacífica con indulgencias similares.

1462. Enrique IV de Castilla se casa con Juana, hermana de Alfonso V de Portugal; y, según. Barros, concede el “derecho” de conquista de las Islas Canarias a don Martinho Gonzalves de Taide, conde de Tauguía (Atauguía), por haberle traído la reina a Castilla,  aunque quedando las islas bajo la soberanía de Castilla. Así quedó resuelto diplomáticamente entre esos dos reinos europeos, por el  momento, el asunto de la invasión y saqueo de las islas que aún quedaban por conquistar.

1464. Los colonos Diego López de Illescas, obispo de Rubicón, y Diego García de Herrera, autodenominado señor de Canarias, firman «pactos de paces» y comercio con los régulos de los nuevos bandos o reinos de Chinech (Tenerife), el -21 de junio de 1464. Herrera siguiendo las costumbres europeas de la época, hace simulacro de toma posesión de la isla, desplazando piedras y rompiendo ramas de árboles, lo que causó hilaridad entre los guanches. Los guanches le permitieron construir un torreón y casa de contratación en Añazu n Chinet (actual Santa Cruz de Tenerife) pero los intentos de esclavización en algunos menceyatos, las rapiñas y violencias posteriores llevadas a cabo por los bandoleros de Herrera movieron a los guanches a demoler el torreón y Herrera tuvo que retirarse de la isla derrotado.

1466. El Papa Paulo II, por la bula Rationi congruit, de Roma, 1466 (ante dada a 16 de septiembre de 1464, como otra del mismo nombre dirigida a las Ordenes militares de Portugal), dirigida don Pedro de Meneses, conde de Vila Real, capitán y gobernador de Ceuta, a quien Enrique IV de Castilla había concedido en 1455 el derecho de conquista de Tamaránt (Gran Canaria) Chinech (Tenerife) y Benahuare (La Palma), le concede autorización para invadir y conquistar tales islas. (Con ello ratifica la  concesión de Pío II, del 13 de octubre de 1463)

1469 Junio 24. Fondea en el puerto de la Isleta en Tamaránt (Gran Canaria) la armada invasora enviada por los nefastos reyes católicos, tal como recoge don Tomás Marín de Cubas: “Después que sus Altezas Don Fernando II de Aragón y V de Castilla por casamiento con la Infanta Doña Isabel admitieron á su cuidado la conquista de las tres Islas que quedaban sólo á la conversión de sus moradores paganos proponiendo excesivos gastos sin mirar á otro fin que al bien de sus almas aunque ocupados con las guerras de Granada despacharon sus provisiones para una buena Armada con lo necesario al Asistente  de Sevilla Diego de Melo y dióseles despacho por el cronista Alonso de Plasencia  en seis navíos grandes y dos pequeños por General al capitán Juan Rejón caballero aragonés que había servido contra Portugal y por Alférez  Mayor á su cuñado Alonso Jáimez de Sotomayor  de treinta lanzas de á  caballo hijosdalgo y otros aventureros pagados y lenderos  y el Licenciado Don Juan Bermúdez por acompañado del General con título de Deán de la Iglesia de San Marcial de Rubicón vecino de Sevilla natural de la Tierra del Condado de Niebla; acompañábanle religiosos de San Francisco de la Provincia de San Miguel y otros clérigos; fueron 600 hombres de guerra y capitanes Rodrigo solórzano, Ordoño Bermúdez, Juan Cevanos ó Caballos, Francisco Espinosa y otros. Pregonóse el bando para embarcarse en el Puerto de Santa María el día 20 de Mayo de 1469 años, ofreciendo grandes repartimientos en tierras y aguas á los aventureros y á los que se avecindasen. Salieron del Puerto día 13 de Junio, negaron á dar vista á Canaria á 23 de Junio, dieron fondo en el Puerto de las Isletas el día 24 del señor San Juan Bautista, de madrugada, con luna, traían buenos prácticos, los do vecinos de Lanzarote que fueron á deponer á Doña Inés Peraza y Diego de Herrera.

1475. Después de dos días de movimiento popular contra la tiranía de los colonos asesinos Diego García de Herrera e Inés Peraza, liderado por el joven Juan Mayor, el lunes 20 de agosto, se reúnen gran número de vecinos ante escribano, y dan extenso poderes a Juan Mayor y Juan de Armas (canarios) para que, pasando a la Corte, expusieran las quejas de los vecinos contra el señorío de Diego de Herrera, un tirano sin fe ni ley, despótico, vengativo, concusionario y, expoliador ávido de rapiña y posible hijo putativo. Con el poder redactaron un amplio dossier en el que exponían los agravios y ofensas sin cuento que los vecinos de Titoreygatra (Lanzarote) venían recibiendo por parte del despótico Diego de Herrera, al tiempo que por conveniencia se declaraban fieles y respetuosos súbditos de la monarquía. Los mensajeros, fueron despachados, y con facultad para negociar hasta la suma de 15.000 maravedises, para los gastos de litigio garantizados por los principales sublevados.

1476. Mayo 28. Burgos (f. 363). Carta al Almirante mayor, a los concejos y vecinos del arzobispado de Sevilla y obispado de Cádiz, ya los capitanes de cualquier tipo de embarcación, a petición de Diego de Berrera, señor de las islas Canarias, para que consientan que éste saque pan y otros mantenimientos para la gente de guerra, a pesar de las medidas existentes contra dichas sacas. Merced destinada al sostenimiento .de las islas ya sometidas y a la conquista de las que no lo están, y bajo la condición de emplear dichos mantenimientos para el citado fin y no venderlos a los enemigos de la fe o a portugueses. El Rey y la Reina. Avila. Registrada: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)

1476 Noviembre 16. Toro (f. 746). Comisión a Esteban Pérez, vecino de Sevilla, a petición del concejo y vecinos de Lanzarote, que defienden la pertenencia de dicha isla al rey, para que averigüe quiénes conquistaron dicha isla y en nombre de quién lo hicieron, quiénes han sido sus poseedores, a quiénes pertenece por derecho y con qué título Diego de Herrera ha ejercido su señorío. Se le ordena recibir testimonio de cuantas personas puedan informarle, incluidos Diego de Herrera y su mujer, debiendo enviar dichos testimonios, junto a las demás pruebas, firmadas por él y por el escribano ante quien pasaren, en un plazo inferior a tres meses, y se le conceden cien maravedis diarios de salario, que le han de pagar Diego de Herrera y el concejo de la isla a partes iguales. El Rey y la Reina. Camañas. Reg: Diego Sánchez. .(E.Aznar Vallejo. 1981)

 1477. Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, por Real Cédula, de Sevilla, a 20 de septiembre de 1477, secundando las bulas Regimini gregis de 1434, Bonus pastor de 1462 y Regimini gregis de 1476, recogen a los indígenas traídos de la Gomera a Andalucía como esclavos y vendidos como tales, para enjuiciar el caso.

1477. Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, por Real Cédula, de Sevilla, a 28 de septiembre de 1477, reiteran lo mandado por  la Real Cédula anterior.

1477 Febrero 19. Toledo (f. 284). Orden a los concejos y vecinos de Andalucía, para que permitan a Pedro de La Algaba sacar bizcocho y otros mantenimientos, necesarios para la armada que debe aparejar en las costas de dicho reino con destino a la conquista de Canaria.

1477 Septiembre 20. Sevilla (f. 587). Orden a Pedro Osorio, alcaide de la fortaleza de Palos, para que tenga en secuestro a los canarios que se lleven a vender a dicha villa, ya que son cristianos o están en camino de convertirse. Se le concede poder cumplido para realizar esta misión y se ordena al concejo y vecinos de la villa que le presten todo favor y ayuda. El Rey y la Reina. Ariño. Reg: Diego Sánchez. .(E.Aznar Vallejo. 1981)

1477 Septiembre 28. Sevilla (f. 521). Orden a las justicias de las villas de Palos, Moguer, Huelva, Gibraleón, Lepe y demás lugares de la costa de la mar, para que secuestren y pongan en poder de personas llanas y abonadas a los canarios vendidos en dichas villas, ya que algunos son cristianos y otros están en camino de convertirse, la que no harán si se producen cautiverios. El Rey y la Reina. Ariño. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1477 Octubre 15. El convenio firmado en Sevilla  entre los Herreras y la corona castellana dejaba en poder del Reino de Castilla los supuestos derechos de conquista, posesión y dominio de Tamaránt (Gran Canaria), Chinech (Tenerife) y Benahuare (La Palma).
La principal  razón que empujó a la Reina Isabel de Castilla  a  invadir y conquistar las Islas Canarias aún no sometidas: fue la de alejar del Estrecho  de Gibraltara las incursiones  agarenas, que durante siete siglos pusieron en jaque a las fuerzas vivas de Castilla y al restos de las monarquías cristianas de la Península Ibérica. La posición estratégica de las Islas Canarias situadas en el noroeste de África era vital para mantener a salvo las fronteras  castellano-aragonesa.
1477 Noviembre 18. Sevilla (f.324). Comisión a Gómez de Nebro, contador del sueldo, para que tome a Juan de la Guerra y Juan Alfonso Izquierdo las cuentas de las presas de oro y esclavos que hicieron en las islas de Canaria y de La Gomera y en otras partes, y. que condujeron a las villas de Palos y de Moguer, sin haber pagado el quinto real, otorgándole poder cumplido para encarcelar a Juan de la Guerra y Juan Alfonso Izquierdo mientras duren las pesquisas, cobrar el quinto de éstas y otras presas, y dar cartas de pago y finiquito de lo que cobre. El Rey. Gonzalez. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)

1478. Los Reyes Católicos siguiendo sus planes de expansión en África planean la conquista de los bandos o reinos de Tamaránt (Gran Canaria) que no han querido hacer pactos de paces ni convertirse al catolicismo. No se trata de una guerra de conquista apoyada en indulgencias y privilegios de cruzada contra infieles enemigos del catolicismo que hayan hecho mal a los reinos cristianos; se trata de una guerra de conquista apoyada subrepticiamente en indulgencias de “evangelización”, guerra proyectada contra infieles reacios a la misma “evangelización” que se les ha ofrecido y para que, sometidos por la fuerza de las armas, estén en condiciones óptimas -así se entiende- para aceptarla y convertirse. Lo aprueban el cardenal legado Rodrigo de Borja, Fray Juan de Zamora, (O.F.M.), comisario de Canarias, y Fray Andrés de Zumis, también de la secta católica de los franciscanos (O.F.M)., nuncio de Guinea. S e abre así la veda a la caza y esclavización de los guanches por parte de las coronas de Castilla y de Aragón y de la iglesia católica.

1478. Ante el cariz que tomaba el establecimiento de los invasores europeos y dada la imposibilidad de expulsarlos de la isla, los canarios desarrollaron una nueva estrategia adaptativa. Después de un infructuoso acuerdo con los portugueses afines de 1478, abandonan los asentamientos del litoral y se repliegan a poblados más resguardados de las incursiones castellanas, contando con recursos alimentarios almacenados en los Cenobios (graneros-fortaleza) de diferentes puntos de la isla para el desarrollo redistributivo. A tenor de la centralización de su sistema político, inician un proceso de pactos y treguas con los invasores acercándose ocasionalmente al Real.

1478. Cuando comenzó la denominada Guerra de Canaria declarada unilateralmente por el reino de Castilla,  para invadir y conquistar la  isla de Tamaránt,  por iniciativa de los Reyes Isabel De Castilla y Fernando de Aragón  (1478-1483), la comarca posiblemente llamada Ajodar y hoy conocida como Aldea de San Nicolás   al ser montañosa sirvió de refugio a los canarios con lo que se convirtió en un centro de operaciones militares. Y, en la fortaleza natural de Ajódar, probablemente ubicada en la actual montaña de Los Hogarzos (1.010 m), la resistencia guanche infligió una humillante derrota al ejército invasor, en el invierno de 1483, con la muerte del capitán Miguel de Mújica y su compañía de 200 ballesteros vizcaínos que habían sido traídos de la Guerra de Granada, para acabar con la resistencia Guanche. 
1478. En Tamaránt (Gran Canaria), en esta isla nació Doramas, era moreno y fuerte, se parecía a Hércules, recio y musculoso, desde luego no era Hércules, era Doramas, y a pesar de su juventud vivía intensamente lo que estaba pasando en su pueblo, la insólita llegada de extranjeros que pretendían conquistar la isla. El Guanarteme o rey había muerto dejando dos niños de corta edad lo que hacía más difícil el momento. Doramas no pertenecía a la nobleza pero era respetado por sus desvelos y por su valentía frente a los conquistadores, de tal forma que llegó a ser nombrado Guanarteme o jefe de uno de los dos bandos en que se dividía la isla.
1478.  El Papa Sixto IV, por Breve del 8 de abril de 1.478, concede indulgencias para la conversión (=conquista-sometimiento-esclavización-conversión) de Tamaránt (Gran Canaria).

1478. Juan Bermúdez, deán de Rubicón, como capitán responsable de la invasión y conquista, y Juan Rejón, criado de la reina Isabel, como capitán ejecutivo de las tropas, mercenarias a los que se añadió después Pedro de Algaba como gobernador, inician el 24 de junio en nombre de los Reyes Católicos y bajo la alta dirección del obispo Juan de Frías, la conquista de Gran Canaria con más de 600 hombres. El obispo Juan de Frías lleva en otra armada los indígenas de Gomera para devolverlos a su tierra, según mandato de los Reyes Católicos. Pero la acción de conquista tuvo escasos resultados de-
bido a las diferencias entre los capitanes ya la escasez de recursos. En este intento, tanto el obispo Frías como el deán Bermúdez cortaron más cabezas de guanches que las tropas de Rejón.

1478 Mayo 13. Sevilla (f.106). Confirmación, a petición del secretario y cronista real Alonso de Palencia, de la capitulación asentada por éste, en nombre de Su Alteza, con don Juan de Frías, obispo de Rubicón, y con los capitanes .don Juan Bermúdez, deán de las islas de Canaria, y Juan Rejón, criado de la reina, sobre la armada para la conquista de Gran Canaria y otras islas pobladas de infieles. En dicha capitulación, que va inserta -Sevilla 20 de abril 1478-, se concede al obispo la orchilla de las islas mientras dure la conquista y los reyes se obligan a aportar 20 lanzas de la Hermandad. La Reina. Avila. Reg; Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)

1478 Junio 24.  Llega a Tamaránt (Gran Canaria) una escuadra invasora transportando una expedición de mercenarios compuesta por «600 peones y gentes de a caballo» al mando de Juan Rejón, acompañado por el deán Juan Bermúdez quien llevaba espada. Al cinto con la que cortó la cabeza de decenas de canarios. Tras desembarcar en la rada de Las Isletas, la hueste se dirigió a un arroyo «de agua continua a la mar» denominado Winiwuada o Guiniguada, situando en su margen un campamento que tomó el nombre de «Real de Las Palmas», por la abundante existencia de palmeras, las cuales fueron taladas para fortificar el campamento.

1479. El rey Fernando el Católico, en la Real Provisión, de Toledo, de diciembre (el día en blanco), de 1479, dice que el Papa Sixto IV, por la bula Pastoris aeterni de 1472, concedió indulgencias para la conversión de Canarias y para que «los [guanches] que por la predicación no se quisieren convertir, fuesen conquistados por la fuerza de las armas»; y que el Papa le encargó «ayudar a la dicha conversión y conquista».
1479 Agosto. una importante expedición militar, acaudillada por  el obispo Juan de Frías y el capitán de la mar Pedro Hernández Cabrón,  sufrió un serio descalabro en los alrededores de La  Caldera, por obra  de los valientes e indómitos aborígenes tirajaneros. Los castellanos  experimentaron cuantiosas pérdidas en muertos y heridos; al mismo  tiempo que revestía circunstancias trágicas la difícil retirada. La  batalla se dio el 24 de agosto, festividad de San Bartolomé, cuya  protección invocaron los soldados en derrota. Éste es el motivo del  culto y devoción al apóstol y del co patronazgo sobre la Villa.
1479. En la Isla de Thenerife hizo una entrada Alonso Fernández antes de irse á España las Compañías de la Hermandad el año 1479; llevando práctico entró de noche á la parte de Icod, trajo á Canaria (Tamaránt) buena presa de ganado que halló acorralado, muy manso, todo cabrío, tres mujeres, dos hombres y algunos muchachos, que dormían en cuevas, y mucho sebo, carne salada 263, panes de cera y cantidad de velas de cera medio encentadas y una á modo de cirio pascual encentado, cueros de cabra y cebada, dejáronse allá otras mayores cantidades de todo ésto, y molinitos ó tahonillas de mano, cazuelas y platos de barro tosco. (Marín de Cubas [1694] 1993:168-72)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 2). Orden al concejo de la ciudad de Sevilla, para que rec1ute en su término 100 ballesteros de monte, que deben unirse al gobernador Pedro de Vera que marcha a la conquista de Gran Canaria. El Rey y la Reina. Camañas. Señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Una real cédula promulgada en la metrópoli por los Reyes Católicos en la ciudad de Toledo, ordena a Pedro de Vera, genocida y gobernador impuesto de Tamaránt (Gran Canaria) que “proceda al repartimiento de todos los exidos (campos de labor) y dehesas y heredamientos de a dicha ysla entre los caballeros e escuderos e marineros e otras personas que en dicha isla están”. Este repartimiento empezaría tres años antes de concluir la conquista de la isla, que finalizó el 29 de abril de 1483.

1480 Febrero 4. Toledo (f. 2). Orden al concejo de la ciudad de Sevilla, para que rec1ute en su término 100 ballesteros de monte, que deben unirse al gobernador Pedro de Vera que marcha a la conquista de Gran Canaria. El Rey y la Reina. Camañas. Señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Febrero 4. Una real cédula promulgada en la metrópoli por los Reyes Católicos en la ciudad de Toledo, ordena a Pedro de Vera, genocida y gobernador impuesto de Tamaránt (Gran Canaria) que “proceda al repartimiento de todos los exidos (campos de labor) y dehesas y heredamientos de a dicha ysla entre los caballeros e escuderos e marineros e otras personas que en dicha isla están”. Este repartimiento empezaría tres años antes de concluir la conquista de la isla, que finalizó el 29 de abril de 1483.
1479. Por medio del Tratado Alcaçove – Toledo Portugal se compromete a no intervenir en la conquista de las Canarias con lo que abandonan La Gomera.
1479.
En la Rada de Arguineguín en Tamarant el capitán de mar, Pedro Hernández Cabrón, desembarcó con un numeroso grupo de soldados bien armados que el había facilitad el invasor Algaba, sin duda deseoso de complacerlo y que fuera su aliado en sus deseos de enviar de nuevo a España al general Juan Rejón. Por este motivo le cedió tropas, barco y avituallamientos, así como palabras de aliento para llevar a cabo su empresa para adentrase en el valle de Tirajana, dispuesto a capturar un buen número de aborígenes y venderlos a buen precio en los mercados de Valencia y Sevilla.

1479                 Agosto 24.  Una importante expedición militar invasora a la captura de esclavos, acaudillada por el obispo Juan de Frías y el capitán de la mar Pedro Hernández Cabrón, sufrió una seria derrota en los alrededores de La Caldera (Tamaránt) por obra de los valientes e indómitos guanches  de  Tirajana. Los castellanos experimentaron cuantiosas pérdidas en muertos y heridos; al mismo tiempo que revestía circunstancias trágicas la difícil retirada. Pedro Hernández Cabrón después de haber depredado en Tirahana con sus tropas de mercenarios inicia la marcha hacía la costa donde estaban fondeados los navíos. Como los canarios vieron ir a los cristianos al puerto, comenzaron también ellos a ir en su seguimiento; ya media cuesta, que es áspera y alta, dieron en los cristianos con grande ímpetu y gritería, que parecía hundirse la tierra, y los desbarataron, y mataron veinte y seis cristianos y hirieron más de ciento.
1479 Diciembre (s.d). Toledo (f. 33). Provisión, a petición de fray Andrea de Añis, nuncio y comisario apostólico de la santa indulgencia y conversión de Canarias, para que tanto él como Pedro de Setién, tesorero general de dichas indulgencias, y sus colaboradores puedan predicar por todo el reino la bula de Sixto IV, también valedera para los reinos de Portugal y Navarra, y de la que fue primer nuncio fray Andrea de Bolaño, ya difunto. Dicha petición está motivada por las maniobras de ciertas personas que pretextando la anulación de la bula pretenden utilizar la limosna para otros fines y por la comprometida situación de las tropas enviadas desde Sevilla, en número superior a los tres mil quinientos hombres, para la conquista de Gran Canaria, en la que han fundado la Villa de Las Palmas, El Rey. Camañas. Reg: Diego Sánchez. . (E.Aznar; 1981)
1480. Entre otras cosas que el gobernador Pedro de Vera hizo, luego que envió preso a Juan Rejón, fue mandar aprestar dos navíos, diciendo quería ir hacer guerra a Tenerife, a los guanches, y hacer una entrada; y mandó a percebir doscientos canarios de los que andaban en el real, haciéndoles grandes promesas y ruegos, con intento de desembarazarse de ellos, enviándolos a Castilla, por la poca confianza que de ellos tenía y por entender que, teniéndolos consigo, no se podía hacer ningún ardid contra los canarios, que ellos no fuesen avisados de éstos.
1480 Febrero (s.d.) (s.i.) (F. 175). Iguala y composición de la capitulación que los doctores de Talavera, Villalón y Lillo, del Consejo, firmaron en nombre de los reyes con Alonso Quintanilla, contador mayor de cuentas del Consejo, y Pedro Fernández, capitán de la mar, sobre la armada que éstos preparan para Gran Canaria. El acuerdo mantiene los términos del memorial ya existente, fechado en Toledo el 24 de febrero de 1480, salvo en los 100.000 maravedís consignados para que un mercader llevase ropa y otras cosas menudas; estos términos son: 200.000 maravedís de trigo y cebada, 250.000 maravedís del flete de los navios de Pedro Fernández Cabrón y de otros que se han de mandar, 36.000 maravedís para el capitán Pedro de Vera, 48.000 maravedís como sueldo de los veinte caballeros, 120.000 como sueldo de los cien vasallos de monte y 20.000 maravedís de los gastos hechos por Juan Rejón; estas sumas más las que irán apareciendo antes de la partida hacen 900.000 maravedís, de los que Alonso de Quintanilla pone 300.000 y Pedro Fernández 600.000, ofreciéndose a Pedro de Vera participar con la mitad de la parte correspondiente a Pedro Fernández, debiendo proveer los beneficiarios las gentes y navíos necesarios en un plazo de 10 años. Se concede que durante l0 años ni el Almirante ni sus lugartenientes lleven derecho alguno sobre las pesquerías y presas hechas en Gran Canaria, renunciando los reyes a los quintos sobre cueros, sebo, esclavos y armazón y sobre las presas hechas en las islas de infieles, salvo en la Mina de Oro, y comprometiéndose a impedir que Diego de Herrera haga presas en Gran Canaria y que concierte paces en Tenerife y La Palma. [falta el final] (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 3. Toledo (f. 155). Orden al Almirante mayor de la mar, al guarda mayor de la saca del pan de la ciudad de Jerez de la Frontera y sus lugartenientes, y al concejo y vecinos de Jerez de la Frontera, así como a los del Puerto de Santa María y demás villas de señorío del arzobispado de Sevilla y del obispado de Cádiz, para que permitan al alcaide Pedro de Vera, venticuatro de Jerez, o a quien su poder tuviere, sacar doscientos cahices de trigo y doscientos de cebada para la gente que va o está ya en la conquista de Gran Canaria y otros treinta cahices de trigo y veinte de cebada para una fortaleza [el nombre está en blanco], bajo juramento de emplearlos para tal fin. Se ordena que dicha saca tenga prioridad sobre cualquier otra ya acordada. El Rey y la Reina. A vila. Acordada y señalada: Villalón y Li//o. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 2). Orden al concejo y vecinos de Sevilla para que levanten en la ciudad y su término cien ballesteros de monte que han de unirse a la gente que Pedro de Vera, gobernador y capitán de Gran Canaria, llevará a la conquista de dicha isla; dichos ballesteros han de presentarse con sus ballestas y almacén, y para su alimentación se concede que tengan parte en las presas que allí se hagan. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 154). Orden a los concejos y vecinos de las ciudades de Sevilla y Jerez de la Frontera y de la Villa de Lebrija, así como al resto de villas y lugares de Andalucia, para que dejen sacar libres de todo derecho el bizcocho y demas cosas necesarias para el aprovisionamiento de la gente que está ya en la conquista de Gran Canaria y de la que ahora va al mando de Pedro de Vera, capitán y gobernador de dicha conquista. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 174). Poder a Pedro de Vera, gobernador y capitán de las islas de Canaria para repartir, a las personas que viven o quieren ir a vivir a Gran Canaria, los ejidos, dehesas y heredamientos de dicha isla, según lo que por sus méritos o estado hubieren menester, y para nombrar los oficios necesarios, ya sean anuales o vitalicios-. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Vil/alón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 175). Orden a don Alonso Enríquez, Almirante mayor de la mar, y a sus lugartenientes para que no perciban derechos sobre el pan enviado a Gran Canaria ni sobre los esclavos que desde allí se traen, mientras que dure la conquista, ya que dicha conquista pertenece a la Corona. (E.Aznar; 1981)

1480 Febrero 4. Toledo (f. 2). Orden al concejo de la ciudad de Sevilla, para que rec1ute en su término 100 ballesteros de monte, que deben unirse al gobernador Pedro de Vera que marcha a la conquista de Gran Canaria. El Rey y la Reina. Camañas. Señalada: Villalón y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Febrero 4. Una real cédula promulgada en la metrópoli por los Reyes Católicos en la ciudad de Toledo, ordena a Pedro de Vera, genocida y gobernador impuesto de Tamaránt (Gran Canaria) que “proceda al repartimiento de todos los exidos (campos de labor) y dehesas y heredamientos de a dicha ysla entre los caballeros e escuderos e marineros e otras personas que en dicha isla están”. Este repartimiento empezaría tres años antes de concluir la conquista de la isla, que finalizó el 29 de abril de 1483.

Toledo (f. II). Merced a Pedro de Vera de la gobernación y capitanía, así por tierra como por mar, de la isla de Gran Canaria, cuya conquista junto a la de Tenerife pertenece al rey, y de la alcaidía de la fortaleza de la villa del Real de Las Palmas, recibiendo así mismo el cargo de corregidor, con autoridad para poder disponer de los distintos oficios. Por esta carta se ordena a Pedro de La Algaba, alcaide de la fortaleza, que entregue ésta al nuevo gobernador se otorga poder cumplido Pedro de Vera para que resuelva las diferencias entre los capitanes de la conquista. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada y señalada: Villalon y Lillo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Abril 13. Toledo (f. 147). Comisión y poder cumplido a Diego de Merlo, asistente de Sevilla, y al cronista Alonso de Palencia, ambos del Consejo Real, y a Pedro de Cervantes, diputado provincial de la Hermandad, y Juan de Lugo, vecinos de Sevilla, para que entiedan en todo lo concerniente a la conquista de Gran Canaria y puedan enviar navíos, gentes y mantenimientos a dicha conquista, con respaldo real. El Rey y la Reina. Álvarez de Toledo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar;1981)
1481. el  invasor, capitán-gobernador colonial, Pedro de  Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una  segunda operación de esclavización y despojo contra el Valle de Tirajana.  Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por  vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la  retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres de los invasores.
1480 Abri1 13. Toledo (f. 177). Comisión a Diego de Merlo, asistente de la ciudad de Sevilla, y al cronista Alonso de Palencia, ambos del Consejo Real, ya Pedro de Vera, capitán y gobernador de Gran Canaria, para que averiguen los gastos habidos por Juan de Lugo, vecino de Sevilla, y su compañía en el envío de dos naves y gentes de a pie y de a caballo para la conquista de Gran Canaria, y que según la capitulación firmada por éstos con Diego de Merlo y Alonso de Palencia, representantes de los reyes, se les pagarían después de conquistada la isla o antes de acabar tal conquista si con otra gente se hacía repartimiento. Ordenándose a dichos comisionados que entreguen a Juan de Lugo copia del montante de dichos gastos para que le sirva, junto con la carta de pago y la presente carta real, para cobrar de las rentas de la isla y de los quintos que en ella tiene el rey las cantidades debidas, y mandando al tesorero de las bulas de conquista que
asiente el traslado de esta carta en los libros y devuelva el original a Juan de Lugo. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)

1480 Diciembre 12. La Corona de Castilla envía otra armada para reforzar las tropas de invasión en la isla Tamaránt (Gran Canaria)  se partió el capitán Miguel de Moxica con los doscientos vizcaínos, los más ballesteros, despacharon los Reyes Católicos con toda diligencia al asistente de Sevilla Diego de Merlo, que de la gente que tenía Hernán Darias Saavedra, mariscal y provincial de la Santa Hermandad de la Andalucía, proveyese luego dos compañías de jinetes y una de ballesteros, de las cuales vinieron por capitanes Esteban de Junqueras, hidalgo valiente, con ciento y cincuenta ballesteros, y el capitán Pedro de Santiesteban con treinta jinetes, y el capitán Cristóbal de Medina, con veinte y cinco jinetes. Los cuales se embarcaron en San Lúcar de Barrameda, en cinco navíos.

1481. Por si lo había olvidado, el Católico recordó a Pedro de Vera el deber de continuar la guerra, conquistando Chinech (Tenerife) y Benahuare (La Palma). En albalá dirigida al provisor de Villafranca, la reina expuso los planes para 1481: “los concejos de las behetrías de mis regnos”, darían todos los galeotes e marineros que son obligados a me servir, cada e quando fisiere o mandase faser armada”. Remitido un tercio para transportar la primera cosecha de “omicianos”, los restantes quedarían en reserva, con destino a la armada “gruesa”, que se proyectaba para abril. Recién terminados los movimientos de Galicia, contra el Obispo de Santiago, abundaban caballeros inculpados, a causa de la guerra. El 17 de enero de 1481, Isabel les invitó a servir “por su persona” y a su costa, “con la gente” y durante el tiempo que acordasen con el Justicia Mayor, nunca inferior a seis meses: “sepades que después que yo mandé conquistar la Isla de la Gran Canaria, e por la gracia de nuestro señor se ganó e los infieles della se convirtieron a nuestra santa fe católica”, Pedro de Vera y “mis gentes e capitanes, que están en la dicha costa”, emprendieron la conquista de  Chinech (Tenerife y Benahuare (La Palma)”, igualmente "en poder de ynfieles". Imposible “reducir... las dichas islas, sin que aya de yr e vaya más gente”, para que los naturales fuesen “convertidos” o “lançados” de la tierra, apelaba a los “omicianos”, por ser sus vasallos reacios al servicio en las armas y caro el soldado profesional. Cumplido el tiempo asentado, certificado de Pedro de Vera y Michel de Monxica, les haría libres de culpa y de acudir a la guerra, por los días de su vida. (L. Al. Toledo)
1481. Reconociendo Pedro de Vera que la fuerza toda de los canarios estaba en la parte del poniente de Canaria, á la de Gáldar, y que allá no se podía ir sin grave peligro por un risco atajado en el camino de montes y asperezas de más de cinco leguas, fue de acuerdo que de aquella parte estuviese un fuerte para que de él se les corriese la tierra, y por todas partes se les combatiese. Asistían los más en las cuevas enriscadas de Tirajana, tierra agrísima, en Tirma, Tazarte, Ancite que es un inexpugnable peñón, y Arjoda, con innumerables asperezas. Mandó Pedro de Vera embarcar lo necesario, y rodeando la Isla halló por puerto capaz al de qaete; cerca de la playa halló una buena y grande casa capaz que era fama ser fábrica y habitación de los mallorquines que estas Islas frecuentaban antes de la venida de Juan de Bethencourt por el año de 1360 en adelante, como dijimos en el Libro Primero. Esta llamaban los canarios Roma, es cuadrada, de á 25 pasos la cuadra, por de fuera tiene muchos paredones y casillas llenas de huesos de gentiles; es toda de piedra sola, regularmente puertas de piedras que parecen de una sola, tal es su igualdad y ajuste sin mezcla de barro ni tierra, de grueso de dos varas ó siete palmos muy largos; de ella al mar se sigue un paredón con saeteras á modo de muralla, la puerta angosta á la parte del sur; en ella se fabricó el fuerte subiéndola de tapias y maderos y tablas de palmas, y en dos meses se acabó; puso en ella Pedro de Vera veinte hombres y por Alcaide al capitán Alonso  de Lugo; y dejándole la orden más conveniente dio la vuelta al Real de Las Palmas. (Tomás Marín de Cubas [1694] 1993)
1481. Dos años después de la victoria guanche en Tirajana  en otoño,  el capitán-gobernador, Pedro de Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una segunda operación de castigo esclavización y  despojo contra el Valle de Tirajana.
 Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por  vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la  retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres.  Ansite, una gran fortaleza natural ubicada en Tirajana. Allí los canarios se habían hecho inexpugnables. Pedro de Vera trajo a la isla  a todos los hombres disponibles y reos convictos desde las islas ya dominadas, Titoreygatra (Lanzarote),  Erbania (Fuerteventura) y la Gomera, para lanzar una gran ofensiva. Avanzó con  todo este ejército hasta el pie de esta fortaleza. Seiscientos hombres  guanches y más de mil mujeres y niños intentaron resistir. El converso y traidor Fernando  Guanarteme (Thenesor Semidán) intentó convencerles de que se rindieran y sólo recibió frases de desprecio e insultos y llamándole Guayedra por traidor, pero persistiendo en el empeño logró convencerles prometiéndoles buen trato por parte de los mercenarios de Pedro de Vera. La mayoría se entregó, excepto  Bentehuy, el hijo del Guanarteme de Telde le dijo al traidor de su a su tío y  anterior rey Fernando Guanarteme, enviado por los conquistadores  españoles para pactar la rendición de los canarios asediados en  Ansite: Déjanos morir con honra… Canarias existe: mírala en píe sobre  estos roques”.Y este glorioso Guanarteme y el Faycan de Telde,  se dirigieron hacia un  gran precipicio “y, gritando al cielo ¡¡Atis-tirma!!, abrazados se dejaron caer y desriscaron, sin poderlos estorbar que no muriesen.” Lo  mismo hicieron otras dos mujeres, en otro risco, que hasta hoy se dice  el Risco de las Mujeres”.
1481. El Papa Sixto IV incluye los capítulos del Tratado de paz de Alcáçovas sobre Canarias, Fez y la costa del continente africano en su bula Aeterní regís, de Roma, a 21 de junio de 1481, con lo cual corrobora el Tratado entre Castilla y Portugal.
1481 Noviembre 30. Muere en combate el gran Doramas frente a los invasores españoles, Marín de Cubas nos dejo una acertada descripción del suceso. “Bien sentidos los españoles de las burlas pesadas de los canarios y sus  atrevimientos, intentando Pedro de Vera el castigo, por acuerdo de todos, salió día de San Andrés, miércoles, dejando bastante guarnición en el Real, con 50 lanzas de á caballo y 200 peones, en busca del enemigo camino de la sierra hacia el valle de Tenoya ó Tenoja antes de Arucas; llevaban los caballos entre sí apartados, cogido mucho campo.
Capitaneábalos el general Pedro de Vera, llevaba el pendón blanco de dos puntas con Castilla y León en señal de paz, como siempre lo traía el Alférez Jáimez, dispuestos primero todos como cristianos y hecha exhortación de hacer cada uno el deber á ley de bueno; habiendo caminado una legua se veían algunos canarios armados que se iban juntando, y medía legua adelante se vieron muchos en los riscos emparedados ó metidos en corrales de piedra á modo de fortaleza, esperando llegasen á ellos; hicimos alto y de improviso venían el valle arriba muchos canarios armados de montantes de palo, muy presurosos á los caballos; era ésta la cuadrilla del afamado Doramas que venían del mar donde se habían bañado hasta que la nueva de nuestra llegada les hizo venir; disparándoles primero los ballesteros algunos tiros y otros de fuego, más no dando lugar á más fuerza alancearlos, que se les hizo mucho daño; pelearon algunos con gran reputación, tanto de los cristianos como de los gentiles, y lo más célebre fue el estrago que hizo Doramas; meneaba en rueda con una mano su espada, que no había á entrarle hombre alguno; otros tiraban un dardillo que pasaba á un hombre armado y á un caballo, y de afuera los tiros de fuego les hacían daño, y decía Doramas: "Llegad á mí seis, doce y veinte y no tiréis de afuera", y siempre estuvo gritando y diciendo oprobios de "perros fementidos, traidores", en su lengua; hacía muchos movimientos con el cuerpo, ya retirado, ya descubierto, empleando sus golpes á su salvo.
Viendo Pedro de Vera que se señalaba en mayores estragos, le conoció y se fue á él; porque el primero que lo acometió fue Juan de Rores, que picando recio el caballo se entró tanto que quebrándole Doramas la lanza, también le quebró la cabeza del revés; siguióle Pedro López, soldado de á pie, y también le llevó la espada de la mano, desbaratando otros de á caballo; entraron otros dos, con Pedro de Vera, á rodearlo como á toro; el primero sobre el costado izquierdo, que tal no juzgó Doramas, fue Diego de Hoces, cordobés, que le hirió sobre la espalda derecha y llevó de retorno un revés que le quebró la pierna izquierda; entró luego Pedro de Vera dándole segunda lanzada por el pecho y luego le dieron un balazo en un brazo; al primero dijo Doramas: "No te irás alabando"; á Pedro de Vera: "No eres tú quien me ha muerto sino este traidor por detrás"; y por último, "que no tirasen de afuera como perros traidores, que á todos bebería la sangre"; y luego comenzó atontado, desangrándose, á pedir agua, con las ansias de la muerte; juzgaron que quería bautizarse y fue para beber; trájola uno de á caballo casi 80 pasos de allí en un sombrero alemanisco lleno de agua; echáronla en un casco de hierro, bebióla y salía clara por las heridas, y luego murió. Fue cortada la cabeza y traída delante por un canario cautivo en una asta gruesa de sus camaradas, que se dejaron prender por no desampararle; los otros canarios fueron de huída al verle ya herido; picaba el sol, eran las diez del día; deshiciéronse los paredones y descansando algún poco dio Pedro de Vera la vuelta al Real. Estuvo muchos días en la Plaza de San Antón la cabeza para escarmiento de atrevidos; la espada de palo que él jugaba con una mano como si fuera una caña no podía un español á dos manos bien menearla; la fuerza que tenía dio admiración á todos; no era muy alto de cuerpo, mas era grueso, ancho de espaldas, gran cabeza, el rostro redondo, las narices pequeñas y muy anchas las ventanas, la edad mediana, bien repartido de miembros.” (Tomás Marín de Cubas [1694] 1993)
1483. Un de las batallas más cruentas de llevada a cabo durante la invasión de Tamaránt (Gran Canaria) por los castellanos fue la de Ajodar, en el transcurso de la misma, su pudo haber cambiado el curso de la historia colonial de nuestra nación, de no haberse interpuesto el converso Thenesor Semidan, totalmente entregado a la causa de los invasores, quien con su intervención evitó el total aniquilamiento del ejército mercenario invasor. La economía castellano-aragonesa no hubiese podido soportar los costos de otra armada, (la invasión y conquista de las islas de Benahuare(La Palma) y Chinech (Tenerife) fueron concedidas a mercenarios y empresarios privados a cambio de los despojo del botín consistente en  eslavos, ganados y tierras) por lo cual posiblemente los proyectos de ocupación de la isla hubiesen sido postergados, dando tiempo a la reorganización de los canarios los cuales ya conocían las técnicas de guerra de los invasores y además podían disponer de las armas  modernas arrebatadas a los mismos.
1483 Enero. En los inicios del mes, partió el sanguinario conquistador, general Pedro de Vera con lo más lucido de sus tropas, pasando por Arucas y la costa de Lairaga, asentándose en Gáldar mientras esperaba a su cuerpo auxiliar de gomeros comandados por Herrera que partían desde Agaete.
Es aquí donde averigua Vera el punto exacto donde se encuentra el último baluarte de resistencia, donde los defensores siguen fuertes al mando de Bentejuí, acompañados del faicán de Telde y de la princesa Arminda, que además era muy respetada por los canarios, por ser la heredera de Guayasen. El sitio, en concreto, es el Bentaiga, un roque que destaca por una altura de sesenta metros sobre el sitio más alto de la montaña de Tejeda, de magníficos acantilados de basalto, que la hacían inexpugnable.
En la base, donde descansa el roque, se encontraban cuevas grandes que demostraban lo importante de este asentamiento indígena. Unos estrechos peldaños, hechos por la mano del hombre, permitían peligrosamente acceder hasta la plataforma, donde se celebraban ceremonias de culto por el rito de la Iglesia del Pueblo Guanche, y en aquel momento, donde también hacía las veces de lugar de encuentro para debatir la defensa de la patria.
En la cima se encontraban los guerreros y valientes, que luchaban con su vida, para no someterse a los bárbaros invasores. Luchar por la libertad, por la patria, contra las vejaciones, el expolio y la esclavitud.
1483 Abril 29. Los últimos canarios que resisten a las tropas de la Corona de Castilla se rinden en la fortaleza natural de Ansite ante la imposibilidad de seguir luchando por la independencia de Tamaránt (Gran Canaria). Ante la rendición en masa de los pocos guerreros que aún mantenían la lucha, Bentejuí, último guanarteme de la Isla, y el faycán de Telde, se suicidan arrojándose al vacío desde las alturas de Ansite. Otros muchos optaron por el suicidio antes de caer vivos en manos de las tropas mercenarias castellanas. Con este triste pero heroico capítulo culminó la ocupación y conquista de la Isla de Tamaránt (Gran Canaria) tras cinco años de guerra continúa desigual y heroica defensa por parte de los canarios.

Los invasores castellanos dan por  hecho, la ocupación de la isla de Tamaránt aunque esta no fue efectiva hasta que la Princesa Arminda (conocida por los invasores como Almendrabella)  fue entregada de manera previamente pactada con los invasores en un pre-acuerdo, tal como recoge el historiador don Tomás Marín de Cubas:“[...] Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora, única heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor Guanache Semidán, tío del Guadartheme y otros Gaires y Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho insistió Pedro de Vera que viniese luego, más llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más esforzados y que asistiese con Guadartheme y se fuesen a vivir a Gáldar.” (Marín de Cubas, [1.694] 1.993:165)

1476 Abril 29. Martes a las diez de la mañana diose fin aquí á la invasión y conquista por parte de los españoles de la isla Tamaránt.

 Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de  Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora, única heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor Guanache Semidán tío de Guadartheme y de otros Gaires y Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho instó Pedro de Vera que viniese luego, mas llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más esforzados y que asistiesen con Guadartheme y se fuesen á vivir á Gáldar.

1483. En el verano hubo un levantamiento parcial de los guanches, quienes ajusticiaron a algunos frailes,  los que arrojaron por el  risco del Lentiscal; probablemente a los dos dominicos que acompañaban a Pedro de Vera: Fray Pedro de las Cañas y Fray Juan de Lebrija, encubridores de los desmanes del capitán invasor.

1485. Desde que las islas se conquistaron, la esclavitud fue una de las instituciones que más se arraigaron en las costumbres, adquiriendo esclavos ya por medio de presas en el vecino Continente, ya por compras a los buques negreros que iban con ese objeto a Guinea, o por repartos al rendirse cada una de las islas. Estas adquisiciones se trasmitían luego por los medios que reconoce el derecho y se enumeraban en los testamentos, en- tre el ganado que formaba parte de la herencia.

El obispo don Juan de Frías legaba en 1485 a la fábrica de su Catedral tres esclavos que tenía, cuyos nombres consigna en su donación, “E así mesmo el dicho Sr. Obispo dijo, que por cuanto tenía siervos e esclavos e esclavas entre los cuales tenía tres… e otro que compró al provisor Diego Sánchez, que los daba… a la fabrica de la dicha Iglesia Catedral de Canaria”.

Año 1487: Las continuas tropelías, exacciones y vida licenciosa llevada por el joven y pervertido criollo Fernán Peraza, que las quejas llegaron al trono de Castilla, mandado a llamar a la Corte por la Reina Isabel y, oídos los cargos que pesaban sobre el libertino por la venta como esclavos a doscientos de sus súbditos gomeros, con la connivencia de unos patrones de Naos de San Lucar de Barrameda, la Reina, como era habitual en ella arrimó la braza para su sardina, y castigó al disoluto Fernán Peraza a casarse con la envenenadora y ninfomana Beatriz de Bobadilla, quien era dama del afecto del Rey Fernando. ”Matando así dos pájaros de un tiro”.

1487 Enero 20. En Real Cédula expedida en Salamanca, decían los reyes de la metrópoli: «Por cuanto Nos mandamos conquistar la isla de Gran Canaria, que los infieles enemigos de nuestra santa fe católica tenían ocupada, e después que la hubimos para Nuestro Señorío por la gracia de Dios, por nuestro mandado la dicha isla fue poblada de gentes de nuestros Reinos e la encorporamos e habernos por encorporada con nuestro patrimonio e Corona Real. E por cuanto por los vecinos e moradores de la dicha isla nos fue suplicado e pedido por merced que le diésemos nuestra carta, en que les asegurásemos e le prometiésemos, que agora ni en tiempo alguno ni por alguna manera la dicha isla no será enajenada ni apartada de nuestra Corona Real; Nos, por hacer bien e merced a los dichos vecinos e moradores e pobladores de la dicha isla, e porque de aquí en adelante mejor se puede e sea más noblecida, por la presente seguramos e prometemos e damos nuestra fee e palabra Real, como Reyes e Señores, por Nos e por los Reyes nuestros subcesores, que después de Nos vernán, que agora ni en tiempo alguno no enajenaremos ni enajenarán, ni apartaremos ni apartarán la dicha isla, ni cibdades, ni villas, ni lugares de ella ni de parte della con término de Señorío poblado o despoblado excepto la por Nos mandado dar al Obispo que es o fuere de la dicha isla e si lo ficiéramos Nos o cualquiera de Nos o los Reyes que después de Nos fueren queremos sea de ningún valor ni efectoe que para siempre jamás se guarde esta merced»

1488. Tras la rebelión de los Gomeros de 1488 Pedro Aguachiche fue expulsado junto a doscientos gomeros más a la isla Tamaránt (Gran Canaria). El invasor y genocida al servicio de Castilla Pedro de Vera Mandó apresar a todos, y ordenó ahorcar a los hombres, y vender a las mujeres y los niños como esclavos. Aguachiche fue subido en la horca, y por el peso que ya soportaba ésta por los otros que se encontraban allí, calló al suelo. Pedro de Vera ordenó entonces que lo ahogaran al día siguiente, y así lo tiraron con las manos y los pies atados. Cuenta la crónica de Marín de Cubas que, antes de la llegada del barco a puerto, ya se encontraba allí Aguachiche sano y salvo. Pedro de Vera ordenó que fuera ahogado de nuevo al día siguiente, y nuevamente Aguachiche consiguió liberarse, alegando nuevamente de manera astuta que se había librado gracias a la "intervención" de Santa Catalina. A partir de aquí Aguachiche pasó al servicio de Alonso Fernández de Lugo, y participó en la conquista de La Palma y Tenerife.
1488 Julio 23. Recluta en Galicia de algunos “Ilustres” soldados para la conquista y  “civilización” de las islas de  Benahuare (La Palma) y Chinech (Tenerife):
<<Doña Ysabel, Por La Graçia De Dios Reyna De Castilla E De Leon, De Aragon...,Sepades Que Después Que Yo Mandé Conquistar La Isla De La Gran Canaria, E Por La Graçia De Señor Se Ganó E Los Infieles Dellas Se Convirtieron A Nuestra Santa Fee Catolica, Yo, Entendiendo Ser Cumplidero E Serviçio De Dios E Mio E En Acreçentamiento De Nuestra Santa Fee Católica, He Mandado Conquistar Las Islas De Tenerife E La Palma, Que Están En Poder De Los Infieles, E Para Ello E Enviado Mis Gentes E Capitanes Que Están En La Dicha Conquista; E Porque Las Dichas Yslas Non Se Pueden Ansy Enteramente Acabar De Ganar E Reducir Los Infieles Dellas A Nuestra Santa Fee Sin Que Pueda Ir E Vaya Más Gente Para La Dicha Conquista; E Acatando Cuanto Nuestro Señor Diós Sería Servido Que Los Dichos Infieles Sean Convertidos A La Dicha Nuestra Santa Fee O Sean Lançados De Las Dichas Islas;....E Por Cuanto Yo Soy Informada Que En El Eryno De Galicia Ay Alguna Personas Que Han Fecho E Cometido Algunos Delictos De Diversas Calidades E Salteamiento De Iglesias E Monasterios E Otros Excesos Que Se Ha Fecho, Por Lo Cual Han Caydo E Incurrido En Diveras Penas Çeviles E Creminales...Por La Presente De Mi Propio Mutuo E Çierta Ciencia E Poderío Real Absoluto,...Podades Acordar E Acordades Co Ellos, E Cada Uno De Ellos, Que Vayan A Servir Por Sus Personas A Las Dichas Yslas, E Con Cuanta Hayan De Yr, E A Su Costa, Al Dicho Serviçio A La Dicha Conquista De Las Dichas Islas, Por El Tiempo E Tiempos Que A Vos Bien Visto Fuere, Con Tanto Que Non Puedan Ser Menos De Seys Meses, Contados Desde El Dia Que Se Presentaren Ante Pedro De Vera, Mi Gobernador E Capitán De Las Dichas Yslas, E Ante Michel De Moxica, Mi Receptor En Ellas, Fasta Ser Conplido Dicho Tiempo; E Prometer E Segurar En Mi Nonbre Que Las Tales Personas Que Asy Sirvieren En Las Dichas Islas(Borrón) Staren El Dicho Tiempo, A Su Costa Como Dicho Es, ...Sean E Serán Por Mi Perdonados De Todos E Cualesquier Crímenes E Excesos E Delictos E Robos E Fuerças E Muertes De Ome E Salteamientos De Caminos E Quebrantamientos De Iglesias E Monasterios E Otros Cualesquier Delictos,... Dada En La Çibdad De Murcia, A XXIII Dias De Jullio, Año Mill E Quatroçientos E Ochenta E Ocho Años.- Yo El Rey E Yo La Reyna.=>>
1490. Decidida por Maldonado y Saavedra la empresa de la invasión de Chinech (Tenerife) y madurado el proyecto, se acordó convocar las tropas reclutadas en Canaria y Fuerteventura y embarcarlas en el puerto de las Isletas, para caer con ellas por sorpresa sobre las desiertas costas de Añazu (Santa Cruz).

Así se verificó en la primavera de aquel año y, como la travesía era de pocas horas, se hallaron los buques fondeados en aquella rada antes que los guanches pudieran advertir su presencia. Sin embargo, aquella soledad no se prolongó largo tiempo, pues los guanches estaban siempre alerta sabiendo, tal vez, que la isla vecina había pasado ya el poder de sus enemigos. El mencey de Anaga, rey de aquel distrito, al ver los buques reunió al momento un buen número de guerreros, gente dispuesta y ágil, y apostándose con ellos en la cuesta esperó en una buena posición el ataque de los invasores. El inexperto e impaciente Maldonado, después de desembarcar sin dificultad sus tropas, compuestas de 150 soldados entre castellanos y canarios, sin esperar a Saavedra que con las milicias de Fuerteventura se hallaba todavía a bordo, se alejó de la playa y principió a trepar la cuesta de Ufru (Ofra), llena entonces de matorrales y difíciles pasos, esperando con esta precipitación llegar al llano antes que pudieran oponerse los guanches; pero éstos, saliendo de su emboscada en el sitio más peligroso y 1anzando sus piedras y dardos en medio de sus acostumbrados gritos, detuvieron la marcha del gobernador, quien, a pesar de la sorpresa, pudo sostener el choque y esperar a Saavedra que oportunamente vino a socorrerlo.

Con este auxilio, y aunque en sitio tan desventajoso, pudo prolongarse la lucha y dar lu-
gar a que los jefes acordasen una prudente retirada que se verificó en buen orden y con lentitud, llevándose sus heridos y embarcándose todos sin dilación, no siendo hostilizados por los guanches, satisfechos con haber obtenido aquella fácil victoria, la cual sería conocida como la batalla de Ufru (Ofra).

Los invasores, dejando cien hombres muertos en la cuesta y un número considerable de heridos, regresaron a Canaria avergonzados de su derrota y dispuestos a no repetir tan inútiles y costosas aventuras.

1490 Febrero 20. Ecija (f. 144). Sobrecarta a Diego López de Raro, gobernador del Reino de Galicia, y a las justicias, especialmente las de dicho reino, para que guarden a Alonso Rodríguez, vecino de Santiago, el perdón concedido por la Reina, en carta a don Fernando de Acuña, gobernador que fue de dicho reino, a favor de los homicidas del Reino de Galicia que sirvieron a su costa seis meses en la conquista de Gran Canaria, de lo que tiene carta de servicio de Pedro de Vera, gobernador de dicha isla. El Rey y la Reina. Parra. Johannes. Alonso. Antonius. (E. Aznar; 1981)

1490 Agosto. Córdoba. día en blanco S.-AS, RS,ACV, pc. IX-14go-VIII/I-2.
 Para que enbíen rrelación de Xerez lo que se vendieron los canarios.

Don Fernando e Doña Ysabel etc. A vos Pedro de Vique, vecino de la cibdad de Xerez de la Frontera, salud e gracia. Sepades que a nos es fecha relación que vos tovistes cargo por Pedro de Vera, nuestro gouernador de la Grand Canaria, de vender los Canarios e Canarias quel truxo de la ysla de la Gomera e que auéys la cuenta e rrazón dello. E que asy mismo que vos ouistes cargo de vender por Doña Beatriz de Bouadilla otros ciertos canarios e Canarias de la dicha ysla. E, porque nos queremos saber la verdad de los que fueron e que presios; lo vaheron e a qué personas se vendieron, mandamos dar esta nuestra carta para vos por la qual vos mandamos que del ora que vos fuere leyda e notificada fasta ocho días primeros siguientes, parescades personalmente ante los de nuestro consejo e traygades los libros e mmorias e otras escripturas que ayades tocantes a lo susodicho por que nos lo mandemos ver e en ello se prouea segund cumple a nuestro servicio. E no fagades ende al so pena çinco mill mrs. Dada en Córdoua, a. (blanco) días del mes de agosto año de noventa. E otrosy trahídas ante nos las escripturas e abtos que en qualquier manera sobre esto ayan pasado, que veído, vos haremos pagar vuestro gasto e devido salario que ayades de aver por la venida a nuestra corte e estada en ella e por la vuelta a vuestra casa. Don Aluaro, deán de Seuil1a, An-drés doctor, Antonius doctor, Didacus doctor. Yo Luys del Castillo escrivano etc. (D.J.Wölfel)

1491 Abril 10. Por Real Cédula la corona de la metrópoli cede el Señorío de Agüimes en Tamaránt (Gran Canaria) a la secta católica. En cuanto a la enajenación de jurisdicciones o, 1o que es igual, la venta de pueblos, la Corona española, a pesar de las promesas de no enajenación hechas por los Reyes Católicos, accedió a las pretensiones de algunos señores colonos establecidos en las islas. En el ámbito de las islas nombradas como realengas los núcleos de población dependían o pertenecían a la jurisdicción real.

1491 Septiembre 27. Córdoba (f. 81). Orden a Francisco Maldonado, pesquisador de la isla de la Gran Canaria, para que vea los canarios que viven con Fernando de Guanarteme y el asiento que con éste se hizo al conquistar la isla, y si hay más de cuarenta, que fueron los concedidos para que en ella viviesen con dicho Guanarteme, los haga salir para que vayan a cualquier parte del Reino o fuera de él, donde quisieren. Dicha medida se debe a la petición presentada por Fernando de Porras, en nombre del concejo, justicias y vecinos de Gran Canaria, que temen que se levanten tales canarios, que han pasado de cuarenta a ciento cinquenta en ocho años, dado el escaso número de cristianos. Don Alvaro. Deán de Sevilla. Alcocer. Malpartida. Mármol. (E.Aznar; 1981)
1493. Las Bulas alejandrinas de Partición, constituyen una de las últimas aplicaciones de una vieja y extraña teoría jurídica, elaborada explícitamente en la corte pontificia a fines del siglo XI, enunciada por primera vez en el año 1091 por el papa Urbano II (pero que quizá traza su paternidad a Gregorio VIII) y conforme a la cual todas las islas pertenecen a la especial jurisdicción de San Pedro y de sus sucesores, los pontífices romanos, quienes pueden libremente disponer de ellas”. (Weckmann, Luís. Constantino el grande y Cristóbal Colón. FCE, México, 1992. p. 24.)
1492 Julio 13.Valladolid. Don Fernando y doña Ysabel etc. Por quanto vos Alonso de Lugo llevay cargo por nuestro mandado de conquistar la ysla de La Palma, que está poder de canarios ynfieles, e fue asentado con vos, por nuestro mandado avque para las costas y gastos que fiziéredes en la dicha conquista os avíamos faser merced de la mitad de los quintos a nos pertenescientes de las cosas que fueren tomadas por vos o  por otras gentes que lleváredes para la dicha conquista o por las fustas e navíos que para ello lleváredes de qualesquier vecino de la ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de la Bervería. Por ende, por haser bien e merced a vos Alonso de Lugo, en alguna enmienda de las costas e gastos que en la ysla de La Palma, que vos lleváys a cargo por nuestro mandado, avéys de faser, por la presente vos fazemos merced de la mitad de los quintos que a nos pertenescente nos avemos de aver de qualesquier tomas e cavalgadas que vos e las gentes que lleváredes o vuestros navíos e fustas para la dicha conquista tomaren de qualesquier vecinos de la ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de Berbería; e la otra mitad, de los otros quintos, es nuestra merced e voluntad que vos el dicho Alonso de Lugo la recibáys e cobréys para en quenta e parte de pago de las setec;ientás mill que nos vos avemos a dar para la dicha conquista de La Palma; e s y caso fuere que la mitad de los dichos quintos montare e valieren más de las dichas setec;ientas mill maravedís, que vos avemos a dar por la dicha conquista, que seyendo pagado de la mitad de los quintos, a la persona o personas a quien nos mandaremos. E por que se sepa lo que ansí recebís e cobráys, mandamos que lo que ansí recibiéredes e cobráredes e anos pertenecieren de la mitad de los dichos quintos lo recibais por ante escrivano público, e dello tengáys cuenta e rasón, por que por virtud della se pueda saber e averiguar lo que por vos ansí fuere recebido; e si viéremos que cunple a nuestro servicio embiar persona que esté presente al recebire cobrar de los dichos quintos, que lo podades fazer.

E por esta nuestra carta mandamos a qualesquier capitanes e maestres e contramaestres e otras qualesquier personas, que vos fueren a la dicha conquista, que vos acudan e faganacudir con los dichos quintos, que ansí a nos pertenecieren de las cabalgadas que ansí fisieren en la dicha ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de la Berbería, e que tomen vuestra carta de pago, con las quales, e con el traslado de esta. nuestra carta, mandamos que les sean recebidos e pagados en cuenta, e ques non sean pedidos nin demandados otra vez. E mandamos a los nuestros contadores maiores e a sus oficiales que ansy entren el traslado desta nuestra carta en los nuestros libros, e vos sobrescriban e den e tomen el oreginal, por que por virtud della vos sea acudido con los dichos quintos. E los unos ni los otros etc. (con enplazamiento etc.). Dada en Valladolid, a XIII de jullio de XCII años.= Yo el Rey.=Yo la Reyna.=Yo Ferrand Alvares.=Registrada, Rodericus, doctor. (A. Rumeu 1975:420)

1493. Alonso Fernández de Lugo y sus tropas de mercenarios y excarcelados, desembarcan en el puerto de Tazacorte, en la isla Benahuare. Después de emplear las argucias menos heterodoxas que imaginarse pueda, y tras algunas escaramuzas con los cantones que se habían preparado para la defensa, consigue con engaños y en un acto de traición, sorprender a Tanausú y sus guerreros en la entrada de la Caldera de Taburiente. A partir de este momento, comenzó el saqueo inmisericorde de la isla capturando y esclavizando a los nativos tanto de los bandos guerra como de paces, los cuales fueron remitidos a los mercados esclavistas de España, conjuntamente con las pieles de los ganados depredados, orchilla y demás despojos. Con el botín enviado a España y formando parte del mismo, iba el valeroso caudillo palmero Tanausú, quien prefirió dejarse morir de hambre antes que llevar una vida de esclavo, protagonizando así la primera huelga de hambre que tubo lugar en Canarias.

Dada por sometida la isla, el esclavista Fernández de Lugo, reparte el dominio de las tierras y aguas despojadas entre los mercenarios que le acompañaron en la aventura y entre los mercaderes que le financiaron la operación. Dejando un presidio de guarnición y un gobernador, regresa a Península Ibérica para dar cuenta a los reyes católicos de los resultados de tan “gloriosa victoria”, y solicitar las capitulaciones para la conquista de la isla  Chinech (Tenerife).
 
Los continuos desmanes que los invasores conquistadores que quedaron en la isla, cometían en los atribulados hawaras, acabaron por agotar la proverbial paciencia de éstos, quienes decidieron alzarse contra el férreo dominio de los extranjeros. Estando Lugo, enfrascado en la invasión de la isla de Chinech (Tenerife), recibió noticias de la rebelión de los benahoritas o hawaras y no queriendo ausentarse de esta isla, envío como su lugar teniente a la de Benahuare (La Palma) a Diego Rodríguez de Talavera con una partida de treinta mercenarios. Llegados a la isla reunieron a un contingente de palmeros de los bandos de paces y con el resto de la guarnición, inició una operación de “castigo,” consiguiendo reducir a los alzados más que por las armas, por la argucia y engaños. Una ves cautivos, Talavera ejecuto ejemplar y “cristiana justicia” en los por segunda ves sometidos hawaras, pasándolos a cuchillo, ahorcándolos y, quemándolos vivos.
1493. Preparativos para la invasión y conquista de Chinech (Tenerife): Una vez ultimados los asuntos relativos a la conquista de la isla Benahuare (La Palma), Alonso de Lugo, desde la isla de Tamaránt se desplaza a España para ultimar el convenio o capitulaciones para la conquista de Chinech (Tenerife), por esas fechas (octubre de 1493), la chancillería de los reyes católicos expide un importante conjunto de cédulas tendentes a iniciar la proyectada invasión y conquista. En éstas se concede a Alonso Fernández de Lugo el título de gobernador de la isla una vez “reducida,” en la cédula de 28 de diciembre se le faculta para que proceda en unión de un delegado regio al repartimiento de las tierras usurpadas (aunque posteriormente esta potestad quedó totalmente en manos de Alonso de Lugo), por otra de 29 de diciembre los reyes disponen que el capitán general de la armada  Iñigo de Artieta organice el transporte del ejercito invasor, deberá ser llevado a cabo por la armada de Vizcaya, "Para que lleve a Tenerife, antes de mediados del mes de marzo de 1494, 1.500 peones y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones y 60 jinetes de las islas de Canarias que ya están pobladas por cristianos, así como 1.000 cahíces de trigo y harina, 300 cahíces de cebada, 2.000 quintales de bizcocho, artillería, herramientas, bestias y demás mantenimientos, de acuerdo con el asiento hecho con Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, sobre la conquista de Tenerife, ordenándole que no lleve derecho alguno por dicho transporte e impidiéndole sacar parte de las tropas una ves desembarcadas éstas en Tenerife."(E. Aznar Vallejo, 1981,:72.D.348).
 Pero el Capitán General de la escuadra castellana Iñigo de Artieta, con quien Lugo mantenía una deuda pendiente a cuenta de los quintos que por la invasión y conquista de la isla de Benahuare (La Palma), el Almirante decía pertenecerles. Iñigo de Artieta sin negarse a cumplir la real orden, fue exponiendo una serie de excusas y dilaciones, hasta que finalmente, Lugo tuvo que arrendar naves de particulares para transportar las tropas mercenarias, animales y pertrechos de guerra.
 Es evidente que Alonso Fernández de Lugo, era incapaz de mantener algún tipo de relación con los personajes de su época en la que mediaran intereses económicos, sin que acabara siendo demandado por estos, o éste los demandase. De esta regla no pudo sustraerse la relación entre Iñigo de Artieta y Alonso de Lugo, así éste que siempre fue enemigo peligroso por lo artero de sus métodos, posiblemente despechado por no haber recibido la colaboración del almirante en sus planes para la invasión de la isla Chinet  (Tenerife), demanda ante la Corona de Castilla a Iñigo de Artieta, así el Consejo de Castilla expide Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que "entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma, concedidos por el rey para la conquista de dicha isla, ya que teme que el Almirante Mayor de la Mar le exija la mitad que le corresponde por merced real, cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros puertos de Andalucía, y para que informe si dicho Almirante había percibido la mitad de los quintos obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con que títulos, para poder resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se ha de registrar ante el escribano que nombre dicho asistente, las presas hechas por las que ha de dar fineza Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse la mitad de tales quintos hasta la resolución real."(Ibidem:72.D.351)
En cuanto a la cantidad de efectivos que componían el Ejército invasor los cronistas no coinciden en sus apreciaciones, así Fray Alonso de Espinosa aventura que las tropas invasoras estaban compuesta por unos novecientos hombres, sin que mencione a los caballos y  la artillería.
Por su parte, el ingeniero de fortificaciones cremonés Leonardo Torriani, al servicio de las coronas de Castilla y Aragón en su "Descripción de las Islas Canarias" nos dice que la expedición invasora constaba de unos mil soldados y cuarenta caballos, ambos cronistas están totalmente herrados en sus apreciaciones como veremos a continuación, es bien conocido lo aficionados que eran los cronistas de la conquista a dar cifras exageradas del numero de los enemigos y a reducir el de las tropas propias tanto en numero de operativos como en las bajas habidas de uno u otro bando, por ello vamos a tratar de aproximarnos al numero real de mercenarios que componían el ejército invasor.
En la mencionada cédula de 29 de diciembre de 1493, se dicta el convenio para el transporte de las tropas desde la metrópoli a Tamaránt (Gran Canaria), en éste, quedó estipulado como limite máximo para el embarque de la totalidad de las huestes mercenarias reclutadas la fecha 15 de marzo de 1494 que se componían según el asiento, de <<...mil e quinientos peones e çiento de caballo, y además estipula que, e de las islas de Canaria, que están pobladas de Cristianos, cuatroçientos peones e sesenta de caballo...>>. Por este documento queda claro que, el ejército conquistador reunido en la Isleta, Tamaránt (Gran Canaria), constaba de 1.900 peones y 160 caballos, para cuyo transporte según testimonio del propio Alonso Fernández de Lugo se emplearon 30 navíos, a éstos habría que sumarles los isleños aportados como auxiliares - a quienes Lugo les debió la vida- por los Menceeyes de Naga, Güímar, Abona y Adexe los cuales podemos cifrar a la baja en unos 600 guerreros, teniendo en cuenta que de los resto de las hordas de Lugo que alcanzaron el lugar de Añaza (Santa Cruz) después de la derrota de Centejo, estos lograron embarcar con engaños a 300 de los auxiliares güímareros (los cuales fueron vendidos como esclavos), nos induce a pensar que el numero de auxiliares fue mayor del que Proponemos, por tanto, el total estimado para el contingente invasor es de 2.500 peones y 160 caballos, este dato queda corroborado por el historiador don Tomás Marín de Cubas, quien posiblemente lo tomó de A. Cedeño y que refiriéndose a la segunda entrada de los españoles dice: ."Buscáronse espías y dieron por aviso que no tenía gente junta de pelea para venir a buscarlos a la playa, porque había gran mortandad en la tierra, o ya fuese por estar apestados por la corrupción de más de 2000 cuerpos que quedaron por enterrar el año pasado en la batalla de Centejo...".
1493 Febrero 28. Barcelona (f. 28). Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma concedidos por el rey para la conquista de dicha isla, ya que teme que el Almirante mayor de la Mar le exija la mitad que le corresponde por merced real, cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros puertos de Andalucía, y para que informe si dicho almirante había percibido la mitad de los quintos obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con qué títulos, para poder resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se ha de registrar ante el escribano que nombre dicho asistente, las presas hechas, por las que ha de dar fianzas Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse la mitad de tales quintos hasta la resolución real. El Rey y la Reina. Parra. Don Alvaro. Don Juan de Castilla. Alcocer. Chanciller. Oropesa. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 28. Zaragoza (f. 51). Orden a Iñigo de Artieta, capitán general de la armada, para que lleve a Tenerife, antes de mediados del mes de marzo de 1494, 1.500 peones y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones y 60 jinetes de las islas de Canarias que ya están pobladas por cristianos, así como 1.000 cahices de trigo y harina, 300 cahices de cebada, 2.000 quintales de bizcocho, artillería, herramientas, bestias y demas mantenimientos, de acuerdo con el asiento hecho con Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, sobre la conquista de Tenerife, ordenándole que no lleve derecho alguno por dicho transporte e impidiéndole sacar parte de las tropas, una vez desembarcadas éstas en Tenerife. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Señalada: Comendador Mayor. Chacón. Ulloa. Conforme a lo capitulado, Rodeericus.  (E.Aznar; 1981)
. Valladolid (f. 18). Merced a Alonso Fernández de Lugo, vecino de Sevilla, en concepto de pago para la conquista de la isla de La Palma, de los quintos que a la Corona pertenecen de cautivos, ganados y bienes de los canarios. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Acordada. Don Alvaro. Johannes. Antón. Franciscus licenciatus. Castillo. (E.Aznar; 1981)
1494. Benahuare (La Palma) Francisca de Gazmira (Francisca palmense, S. XV y XVI). Las promesas realizadas por el futuro Adelantado Alonso  de Lugo a los hawaras (palmeros) que hubiesen ayudado en la conquista, asegurándoles vida y haciendas, son rotas sistemáticamente por la parte invasora, que llevada de su codicia requisa ganados y esclaviza, empleando como excusa falsas rebeldías, a numerosas personas de los bandos de paces. La actividad de Francisca de Gazmira está documentada a partir de 1494, denunciando ante la Corte los abusos de que era objeto la población hawara. Entre los hechos denunciados destaca la selección entre los distintos bandos de 25 muchachos de ambos sexos para enviar como rehenes a los Reyes católicos y más tarde vendidos como esclavos; grupo al que seguiría, cinco meses más tarde, otro compuesto por más de cien personas que sigue idéntico fin, sin mencionar los constantes robos de ganados de que son objeto estos bandos. Los Reyes castellano-Aragonés se hacen eco de las denuncias planteadas por Francisca de Gazmira e inician una serie de pesquisas que conducen en 1500 a la localización y liberación de un grupo de esclavos en Jerez de la Frontera, compuesto por canarios, gomeros, guanches y, entre ellos, algunos palmeros del bando de Gazmira.
1494. Antes del primer desembarco en regla de  las tropas invasoras en Añazu, Lugo costeó la isla Chinech con el propósito de hacer una nueva razzia, la que efectivamente llevó a cabo por la parte norte, (posiblemente por el mismo lugar de Icoden (Icod) donde había desembarcado en 1479) consiguiendo un botín de 300 esclavos y 20.000 cabezas de ganado; los esclavos fueron inmediatamente enviados a la Gomera y desde allí a los mercados esclavistas de Sevilla y Valencia. En cuanto al ganado lo destinaron para el consumo del ejército invasor. El historiador don Antonio Rumeu de Armas pone en duda el numero de cabezas de ganado capturado por parecerle excesivo, nosotros creemos que la cifra mencionada, puede adaptarse a la realidad, teniendo en cuenta que en una isla más pequeña que Chinech (Tenerife) como es la Gomera la señora de la misma doña Inés Peraza, es demandada por el obispo de Canaria y Rubicón, fray Miguel López de la Serna, quien en 24 de marzo de 1490 reclama a doña Inés 40.000 cabezas de ganado cabrío, alegando que los compró de los expolios del anterior obispo don Juan de Frías.

1494. Francisco Palomar mercader genovés y “vecino de la ciudad de Valencia”, que se encontraba en Gran Canaria, amigo y socio del mercenario Alonso Fernández de Lugo, al que compró 87 esclavos guanches capturados en Güimar, y que serían vendidos luego en la referida ciudad del levante español. Este Francisco Palomar o Palomares, se hizo con propiedades en la Isla. En ese mismo año 1494 compraría al señalado Fernández de Lugo, en unas condiciones muy ventajosas, el ingenio azucarero y tierras aledañas que éste poseía en Agaete, propiedades de las que tuvo que desprenderse para hacer frente a los gastos de la inavasión y conquista de Tenerife.

1494 Mayo. Una flota al mando del invasor y esclavista  Alonso  de Lugo zarpa desde Tamaránt (Gran Canaria) con destino a Chinech (Tenerife). Quince embarcaciones transportaban a un gran ejército al que acompañaba un grupo de guerreros de Tamaránt, capitaneados por Maninidra.

1494 Mayo 2. El invasor esclavista,  Alonso Fernández de Lugo, al desembarcar por Añazu (Santa Cruz), hizo una torre para defensa de sus tropas mercenarias. Si bien los cronistas callan dónde se levantó, no por eso es difícil fijar su emplazamiento, ya que es conocido el paraje por donde entraron las fuerzas de Lugo; y siendo el objeto del torreón amparar a los mercenarios, hemos de sospechar que estaba junto al campamento, o sea en los alrededores de la plaza de San Telmo, pues allí acampó el ejército castellano. El torreón de Añazu persistió hasta que la población europea de Añazu (Santa Cruz) comenzó a formarse en la orilla izquierda del barranco de Araguigo (Santos,) después de la erección de la iglesia del templo de la secta católica de la Concepción.

1494 Mayo. Encuentro en La Jardina (Gracia) entre el gran Kebehi Benchomo y el capitán de los mercenarios Alonso de Lugo. Las tropas españolas invasoras acamparon en las proximidades de Gracia, que fue así escenario del singular encuentro. El fraile Espinosa recoge con puntualidad las incidencias del mismo.

El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos. Llegados frente afrente, Alonso de Lugo y Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como intérprete de Guillén Castellano, quien conocía el habla indígena por haber estado  antaño cautivo. Lo que el capitán gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras  el régulo taorino es fácil de adivinar. En primer lugar, la amistad con los reyes de Castilla y la sumisión política a este reino, circunstancia la segunda que invalidaba virtualmente la primera. En segundo término, la conversión al cristianismo. A cambio de un vejamen y una claudicación les prometía, como recompensa, que el «rey de España...”Los tomaría y recibiría debajo de su amparo y protección y les haría muchas mercedes».

La repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y dignidad sorprendentes, digna del gran caudillo que era. E lo relativo a la prometida amistad puntualizó “Que ningún hombre que no fuese provocado de otro e irritado, la había de rehusar”

En punto a religión “Que ellos que cosa era cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y se informarían, y así con más acuerdo darían repuesta”.

Especial énfasis puso el monarca guanche en replica a  la tercera demanda, que le humillaba y hería. Rechazó de plano someterse al rey de España, no era de ese parecer porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido y así pensaba morir.

No habiendo posibilidad de avenencia, el caudillo guanche y el capitán de los invasores  se separaron, dedicándose durante varias jornadas a adiestrar sus fuerzas el castellano y a movilizar sus hombres el Caudillo guanche.
1494 Mayo 28?. Uno de los acontecimientos históricos más importantes desarrollados durante el expansionismo del entonces naciente imperio colonial español, tuvo lugar en la comarca de Acentejo o Centehun, en el sitio que a partir de entonces tomó el nombre de La Matanza de Acentejo, en Chinech. (Tenerife) en este lugar en la segunda quincena del mes de mayo, las tropas invasoras mercenarias dirigidas por el destacado mercenario y traficante de esclavos al servicio de las coronas de Castilla y Aragón Alonso Fernández de Lugo vio doblada su altiva e insolente cerviz, ante el más grande caudillo que ha tenido la Matria Canaria, el grande entre los grandes de su tiempo, Kebehi Benchomo.
La batalla de Acentejo supuso la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en sus conquistas imperialistas, no sólo en Canarias (cuya conquista duró casi un siglo), sino que, en las innumerables batallas sostenidas por la conquista del Continente americano, las tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de hombres como la que sufrieron en el encuentro de La Matanza de Acentejo, donde un cuerpo de ejército guanche compuesto por 300 hombres dirigidos por el Achimencey Chimenchia/Tinguaro, (hermano del Kebehi Benchomo), infligió al ejército invasor la mayor derrota que jamás sufrieran los ejércitos españoles en sus aventuras coloniales durante la baja Edad Media.
1494. Noviembre 8.  Madrid. El Rey e la Reyna. Por quanto en el asiento que por nuestro mandado se tomó con Alonso de Lugo sobre la conquista de la ysla de Tenerife, que es una de las Canarias, se asentó que dentro de diez meses contados desde el día que desenbarcase en la dicha ysla la diese ganada; lo qual, por algunos justos ynpedimentos, dis que lo no a podido haser, e nuestra merced e voluntad es que la dicha conquista se continúe. Por la presente prorrogamos el dicho término de los dichos diez meses para lo susodicho por otros dies meses conplidos, contados desde el día que se fenecieren los otros dies meses primeros. De lo qual mandamos dar la presente, firmada de nuestros nombres e fecha a VIII de noviembre de XCIIII años. =Yo el Rey. =Yo la Reyna. (A. Rumeu 1975:432)

1494 Noviembre 14. Se enfrentan defensores guanches e  invasores esàñoles en Eguerew (La Laguna).

Creemos que la ciudad de La Laguna, la cual asienta sus cimientos en unos terrenos que fueron generosamente regados con ríos de sangre de cientos de nuestros antecesores, debe rendir  justo y merecido homenaje a quienes ofertaron el bien más preciado como es la vida, en aras de sus ideales de una Patria Libre, y que hasta la fecha han sido injustamente ninguneados por una sociedad que como la lagunera, presume de sus antecedentes presuntamente fundacionales.

Un frío y lluvioso amanecer del día catorce de noviembre del año 1494, en las inmediaciones de las faldas de la Sierra de Sejeita (San Roque), en los terrenos conocidos posteriormente como Finca del Obispado y hasta la altura de la entrada del actual Barrio Nuevo, en La Jardina, Chinech unos tabores de guerreros guanches compuestos por hombres enfermos que apenas podían sostenerse en pie debido a los estragos que en ellos -y en la población en general- estaba causando el envenenamiento de las aguas nacientes, Eres, fuentes y riachuelos,  llevado a cabo por las tropas invasoras y, que éstas denominaron como "modorra".

Estas tropas invasores, enviadas  a Alonso  de Lugo como participación en la invasión y conquista de la isla a cambio de parte de los despojos del botín de guerra por el duque de Medina Sidonia, como participación de este noble español y  mercader de esclavos.

La tropa invasora estaba compuesta por mercenarios de la Hermandad de Andalucía, conocidos como los "pardillos" debido al capote corto de color pardo con que estaban uniformados, eran hombres cuyo oficio era la guerra, gentes carentes de ningún tipo de escrúpulos, sin más Dios que la muerte y la paga que por matar recibían, a éstos se unía las fuerzas de los asesinos y ladrones convictos indultados por los reyes católicos a condición de que sirviesen en la invasión y conquista de Tenerife a su costa durante seis meses, más los auxiliares isleños de otras islas reclutados casi todos ellos a cambio de ser liberados de la esclavitud. Como se puede ver, no eran simples aventureros bisoños los que vinieron a la conquista tras el señuelo de unos repartos de tierras, como nos lo han venido presentando la historiografía oficial por el contrario, eran tropas aguerridas y veteranas de las luchas sostenidas en las españas y en Italia.

Ello explica la enorme cantidad de crímenes, violaciones y cruentas tropelías sin cuento cometidas por estos mercenarios, aun después de dada por sometidas las isla, hasta que éstas fueron reembarcadas para España en 1497, según consta  documentalmente de los archivos notariales de Sevilla de la liquidación  de los sueldos de ese grupo expedicionario.

A esta caterva de mercenarios fue  a la que tuvieron que enfrentarse las tropas de Benchomo y sus aliados, tropas enfermas, presa de las fiebres producidas por el  envenenamiento de las aguas de fuentes, nacientes y eres, por parte de los "pardillos", quienes ya habían practicado con éxito este sistema de “guerra química" en las luchas de Granada. Curiosamente, esta epidemia de "modorra' no afectó a los denominados bandos de paces, sirviendo éstos incluso  de refugio a los soldados españoles con Lugo al frente quienes huían de la pestilencia como fue el caso del Menceyato de Güímar. Los cronistas recogen que los muertos guanches en la batalla de Aguere fueron miles; no es verdad, los guanche no cayeron bajo las armas de los temibles invasores, caían muertos antes de trabar combate víctimas de la "epidemia", y aún así, estuvieron a punto en varias ocasiones de obtener la victoria, esto nos demuestra el indomable espíritu que animaba a nuestros antepasados al preferir autoinmolarse en un suicidio ritual colectivo ante el enemigo que perder la patria y la libertad sin prestar batalla al invasor, no en vano los tabores acudieron a la lucha vestidos con sus vestidos mortuorios. Algún cronista dejo recogido que, “los guanches se presentaron a la batalla con las ropas de mortaja puestas”

Son los propios cronistas españoles quienes afirman que los guanches caían en la lucha a montones sin darles resuello.

Los hechos acaecidos en las laderas de Sejeita corresponden a las grandes epopeyas protagonizadas por los pueblos en lucha por su libertad e independencia. Sucesos menos significados que los que tuvieron lugar durante el desarrollo de la batalla de Eguerew han sido magnificados por historiadores, poetas y políticos, en cambio, los de esta y otras heroicas luchas sostenidas en nuestro país, han merecido siempre el silencio del mundillo intelectual dependiente canario, como si este ignorar los grandes acontecimientos protagonizados por nuestro pueblo obedeciese a consignas emanadas de determinados poderes fácticos, soslayando o ninguneando  acontecimientos que, para bien o para mal, han conformado la historia de nuestro pueblo. Gestas heroicas que a no dudar de haber sucedido en tiempos de Homeero, hoy sería cantadas y celebradas por toda la humanidad.

1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma, que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha Francisca de La Palma, para evitar que fuera a quejarse al rey. Don Alvaro. Alcocer. Chanciller. Malpartida. Oropesa. Mármol. (E. Aznar; 1981)

1496 Noviembre 21. Burgos. Carta de comisión para que se resolviese por arbitraje las diferencias surgidas entre Alonso de Lugo y los socios armadores el reparto del botín de la invasión y conquista de Chinech (Tenerife.) Eran designados árbitros Andres de  Odón y Francisco Riberol.

 [Al margen:] Alonso de Lugo y Francisco Palomar y otros.

Comisión sobre las diferencias de invasión y conquista de Tenerife.

Don Fernando e doña Ysabel por la gracia de Dios, etc. A vos Andrea de Hodón, arcediano de Reyna, e Francisco de Ryberol, mercader genobés, amos a dos juntamente, e no al uno syn el otro, salud e gracia. Sepades que Alonso de Lugo, nuestro goyernador de las yslas de Tenerife e La Palma, e Francisco Palomar e Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate, mercaderes, nos hizieron relación que los dichos mercaderes hizieron ciertos asyentos e capitulaciones sobre la conquista de la dicha ysla de Tenerife, de quel dicho Alonso de Lugo tova cargo, e cierta forma e conciertas condiciones contenydas en los dichos asyentos e capitulaciones; e que as y sobre las cosas que se hizieron en la dicha conquista como en los esclabos e ganados e otras cosas que en ella se adquirieron e tomaron, ay e se esperan aver muchas dyferencias e de- bates entre ellos para la aberyguación de lo sobre dicho, e que para averiguar e terminar entre ellos todas las dichas dyferencias e debates e quentas, por víade justcia e de concordya, ellos heran concertados de tomar por juezes a vos los dichos Andrea de Hodón, arcedyano de Reyna, e Francisco de Ryberol; e que en cosa de vosotros fuésedes discordes, e que podyésedes tomar por tercero a la persona que bosotros nonbrásedes, para que lo que uno de vosotros junta con el dicho tercero determinásedes a lo que pasase por determinación, e que de la sentencia o sentencias que por vosotros, o, seyendo dyscordes, por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, fuesen dadas e pronunciadas en las dichas diferencias e debates, heran concertados e que no pudiesen aver ni hobiesen apelación ni suplicación ni otro remedio alguno hordinario ni estrahordinario; e que para que oviese más conplido hefeto lo que vos los dichos juezes determynásedes, o el uno de vosotros con el dicho tercero, e que los mandásemos dar nuestra carta de comysyón, por virtud de la qual pudiésedes concer e determinar lo sobre dicho, según dicho es, o corno la nuestra merced fuese. E nos, de consentymiento de las dichas partes e a suplicación, tovímoslo por [bien] , e confyando de vosotros que soys tales que guardaréysel derecho de las partes e acordamos de vos cometer lo sobre dicho: por que vos mandamos que fagáys parescer ante vosotros los dichos Alonso de Lugo e Francisco Palomares e Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate,e veáys las escrituras de conciertos e asyentos que entre ellos pasaron sobre lo que toca a la dicha conquista de la dicha ysla de Tenerife, e en las otras escrituras e provanças e otras escrituras ante vosotros por ellos serán allegadas, evistas, averigüéys e determinéys por vía de justicia o de concordia, como a vosotros vien visto fuere, las dichas diferencias, debates e cuentas que entre los sobre dichos ay, por vuestra sentencia o sentencias asy ynterlocutorias como difinitibas, las qua!es podades llegar a devida execución con efetto, quanto e como con derecho debades; e mandamos a las dichas partes e a las otras personas de quien entendemos ser ynformados cerca de lo sobre dicho, que vengan e parescan ante vosotros a vuestros llamamientos e enplazamientos, en los plazos e so las penas que les pusiéredes o enbiardes poner de nuestra parte, las quales nos por la presente les ponemos e avemos por puestas e vos damospoder conplido para lo esecutar en las personas e vienes dellos que en ellas yncurrieran. Para lo qual todo vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e conexidades; e s y vos los dichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de Ryberol no fuéredes concordes, en la ss determinacion de lo sobre dicho, mandamos a la persona que bosotros nonbráredes e separedes, que se junte con vosotros para ello por tercero, e que lo que el unode vosotros determinare en lo sobre dicho juntamente, aquello pase e goardepor las dichas partes; e queremos e mandamos que de lo que por vosotros losdichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de Riberol fuere determinado cerca de lo que dicho es, o por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, non aya apelación ni suplicac;ión ni otro remedio alguno hordinario niestrahordinario; para lo qual vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e conexidades. E non fagades ende al, etc. Dada en la cibdad de Burgos, a veynte un días del mes de noviembre de XCVI años. =Don Alvaro. = Iohanes, episcopus asturicensis. = Iohanes, dottor. = Andrea,dottor.=Filipus, dottor.=Petrus, dottor.=Yo Alonso del Mármol, etc. (En: A. Rumeu 1975:455)







ALZAMIENTOS Y MOTINES CONTRA LA  REPRESIÓN COLONIAL EN CANARIAS


1502. La situación bélica continúa siendo inestable, en la isla de Chinech (Tenerife,) última del Archipiélago Canario en ser invadida y ocupada por las tropas mercenarias españolas. Si bien los españoles dan por sometida a la isla desde julio de 1496, la realidad es que una parte importante de la población guanche continua sosteniendo una guerra de guerrillas contra el invasor, atacando los asentamientos europeos, asaltando los hatos de ganados recuperando así parte de lo que habían sido despojados por los conquistadores. Éstos no podían organizar campañas militares contra los denominados alzados por carecer de efectivos suficientes, ya que las tropas mercenarias tuvieron que ser licenciadas ante la imposibilidad de Alonso Fernández de Lugo y sus financiadores de la invasión para continuar sosteniendo la nómina del ejército de mercenarios, los pocos soldados que decidieron quedarse en la tierra como colonos, más las tropas de indígenas auxiliares de las otras islas, eran insuficientes para mantener la seguridad de los recién implantados poblados europeos. Además, Lugo, en su insaciable sed de rapiña, estaba inmerso en la preparación de una armada para la captura de esclavos y saqueo de las costas del continente, en la que obligaba a participar a un buen numero de conquistadores y guanches de paces, actitud tiránica habitual en el invasor que motivó el que varios de los invasores y algunos guanches de paces elevaran sus quejas ante el trono de las Españas.
A pesar de las inhumanas acciones represivas llevadas a cabo por los invasores, la resistencia opuesta por un importante núcleo del pueblo guanche iba en aumento, haciendo temer a los conquistadores la inminente expulsión de éstos. Una de las medidas tomadas para tratar de sofocar la resistencia consistió en crear, bajo coacciones y amenazas, cuadrillas de guancheros formadas por guanches adictos o sujetos a los españoles, que eran además perfectos conocedores de los escarpados parajes de las sierras donde se refugiaban los guanches alzados, y donde los invasores no se atrevían a penetrar.

1502 Febrero 22. Sevilla. El rey de Anaga don Fernando denuncia los atentadas cometidos contra su persona por el capitán invasor Alonso de Lugo. Incitativa del Consejo real para que el gobernador colonial de Gran Canaria administre justicia en el caso.
Don Fernando, rey canario. Ynçitativa.

Don Fernando y doña Ysabel por la graçia de Dios rey y reyna de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valençia, de Gallisya, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Jahén, de los Algarbes, de Algezira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, condes de Barcelona e señores de Vyscaya e de Molina, duques de Athenas e de Neopatria, condes de Ruysellón e de Gerdania, marqueses de Oristán e de Goeano. A vos el que es o fue  nuestro governador de la ysla de la Gran Canaria, o a vuestro lugar theniente en el dicho oficio, e a cada uno de vos a quien esta nuestra carta fuere mostrada, salud e gracia. Sepades que don Fernando, rey que fue de Naga, canario de la isla de Thenerife, nos fizo relaçión por su petición diziendo: que al tiempo que, por nuestro mandado, se pasó de la dicha ysla de Thenerife a esa dicha ysla de la Gran Canaria, dis que Alonso de Lugo, nuestro governador de la dicha isla de Tenerife, no le dexó pasar su hazienda segund que por nos le avía sido mandado; y que demás desto le tomó dos esesclavos que compró dél, porque heran sus parientes, e que asimismo le tomó la mitad de sus ganados e otros muchos agravios, que dis que le fizo ynjustamente; en lo qual él dis que a recibido mucho agravio e daño, e nos suplicó e pidió por merced acerca dello le mandásemos proveer de remedio con justicia, mandándole dar nuestra carta para vos, para que oviésedes ynformación acerca de lo susodicho, e sobre todo le fizyerdes brevemente complimiento de justicia e como la nuestra merced fuese. Lo qual visto por los del nuestro Consejo fue acordado que devyamos mandar dar esta nuestra carta en la dicha rasón. E nos tovímoslo por bien: por que vos mandamos que luego veades lo susodicho. E llamadas e oydas las partes a quien atañe; lo más brevemente e sin dilación que ser pueda, fagades e administredes a las dichas partes breve complimiento de justiçia por manera que la aya e alcançen e por defecto de ella no tengan razon de se quexar más sobre ello ante nos. E otrosí por esta nuestra carta vos mandamos que fasyendo ante vos el dicho don Fernando rey que fue de Anaga el juramento e solemnidad de pobre que la ley en tal caso dispone fagáys que un letrado e procurador de esa dicha ysla le ayude en lo susodicho al dicho don Fernando e los escrivanos públicos de esa dicha ysla non le lleven derechos algunos de las escripturas que ante ellos pasaren sobre el dicho caso; a los quales mandamos que así lo guarden e cumplan so las penas que les vos pusierdes o mandardes poner de nuestra parte las quales nos por la presente les ponemos e avemos por puestas. E no fagades ende al por alguna manera so pena de la nuestra merced e de diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo contrario fiziere. Dada en la muy noble cibdad de Sevilla a veynte e dos días del mes de febrero año del naçimiento del nuestro salvador Jhesu Christo, de mill e quinientos e dos años. =Don Alvaro.=Obispo de Oviedo.= Fernandus. licenciatus. = Joanes. licenciatus. =Licenciatus Zapata. =Licenciatus Moxica.=Yo Bartolomé Ruyz de Castañeda, escrivano de cámara del rey e de la reyna nuestros señores la fize escrevir por su mandado, con acuerdo de los de su Consejo.
1502 Agosto. Los guanches alzados de los distintos menceyatos de la isla Chinech (Tenerife), deciden reconstruir el Menceyato de Adeje, donde había residido el trono universal de la isla, proclamando Mencey al noble adejero Ichasagua, uno de los nobles que no se acogieron al tratado de los Realejos. Era Ichasagua guerrero enérgico y de poderosas fuerzas, de pocas palabras y hombre de acción. Fue vencedor en varias ediciones de los juegos Beñesmeres, siendo hombre valeroso y de gran sagacidad y serenidad. Estableció su corte en la fortaleza de Ahiyo, entre Adeje y Arona, señalándose por la tamusni, en la falda sur de la montaña de Hengua la cueva Menceya como parte integrante del auchón real.
La proclamación del Mencey Ichasagua, conmovió los inseguros cimientos de la recién implantada sociedad colonial europea. Comprendiendo Lugo todo el alcance político que tenía un hecho de esta naturaleza, en un país que no estaba totalmente pacificado, ordena la invasión del territorio de los alzados, aprovechando para esta operación las fuerzas que estaba preparando para sus correrías y saqueo del continente. Decreta la prisión del D. Diego de Adeje,  Pelinor. Y la invasión del menceyato de Adeje, por dos puntos distintos. Un grupo de tropas españolas apoyadas por guerreros isleños especialmente canarios y guanches de paces, superando las cumbres desembocaba por Chasna. Este ejército iba comandado por Guillén Castellano, lanzaroteño, Jerónimo Valdés, Sancho de Vargas, Andrés Suárez Gallinato y Francisco Espinosa. Simultáneamente, desembarcaba por la playa de Los Cristianos el mercenario flamenco mal llamado borgoñón, Jorge Grimón, al frente de 50 espingarderos y ballesteros, portando además socorros alimenticios para las tropas que habían penetrado por las cumbres.
Según la tamusni estas fuerzas se pusieron en contacto y recorrieron el territorio sin poder librar una verdadera batalla, ya que Ichasagua, conociendo las tácticas de combate de los españoles, ordenó a sus tabores que se desplegaran por todas partes; pero en cuanto el ejército invasor se fraccionaba en columnas los alzados se concentraban y arremetían contra los invasores, trabando encarnizados combates, de los cuales salieron siempre victoriosos los guanches gracias a la nueva estrategia empleada por Ichasagua y porque ya eran muchos los guanches que tenían armas europeas, arrebatadas a las tropas españolas durante los encuentros mantenidos con éstas y especialmente en la gran batalla de Acentejo. Estas escaramuzas se mantuvieron varios meses sin resultados positivos para los invasores. Las pérdidas y el desgaste que estaba sufriendo el ejército español por los nuevos métodos de guerrilla empleados por Ichasagua, obligaron al adelantado a cambiar de táctica, empleando las argucias políticas y de engaño que tan buenos resultados le habían dado en campañas anteriores. Así decidió replegar las fuerzas dejando a algunos guanches comprometidos con su causa, los cuales tenían por misión sembrar la discordia entre los Tabores de los alzados.
Retomemos la cuadrilla de guancheros formada en Eguerew (La Laguna) por don Pedro de Tacoronte, sus parientes y D. Diego, éstos mantienen contactos secretos con determinados Sigoñes de los tabores de Ichasagua, transmitiendo una serie de promesas de parte de los conquistadores, las cuales, por otra parte y como era habitual en ellos, jamás cumplirían. Por fin, don Pedro de Tacoronte en compañía de otros notables consigue reunir en Tagoror a algunos de los sigoñes alzados en un lugar a Abona que posteriormente se conocería como Los Parlamentos, del Valle de San Lorenzo.
Llevaban los comisionados poderes del adelantado para negociar la paz bajo las mismas condiciones del tratado de Los Realejos, con olvido de todo lo pasado; proposiciones que acabaron por aceptar los principales alzados, siempre que el Mencey Ichasagua entrara en el concierto.
Aceptado el principio de acuerdo, la asamblea se dirigió hacía el píe del actual pueblo de Arona, al lugar denominado El Llano del Rey, el cual hasta fines del siglo XVIII en los documentos oficiales se cita como El Llano del Rey Ichasagua. Cuando llegó la comitiva a presencia del Mencey encontraron a éste en píe rodeado de algunos de sus consejeros, mirando al numeroso grupo que se le aproximaba, al frente del cual venía el infante Izora, cuando éste llegó a su presencia y después de dirigirle un saludo le dio a conocer su misión y las proposiciones de paz. El Mencey Ichasagua, sin corresponder al saludo de Izora, sin pronunciar una sola palabra, recorrió con la mirada los rostros de todos los circunstantes como tratando de adivinarles el pensamiento, tiró de pronto de un puñal que llevaba al cinto y se lo hundió en el pecho. Así, cumpliendo con la tradición de sus ancestros, mediante el suicidio ritual murió el penúltimo Mencey Guanche, sin siquiera molestarse en dar repuesta a las propuestas que el verdugo Alonso Fernández de Lugo le trasmitía a través de unos renegados.
Tras el fallecimiento del Mencey Ichasagua, algunos de los conjurados aceptaron las paces propuesta por los invasores conquistadores y consiguieron arrastrar consigo a muchos de los alzados. La historia es testigo del poco honor que los españoles hicieron a lo pactado, como es habitual en ellos. Otros, los más indómitos, se dispersaron por las cumbres y montes manteniendo viva la lucha contra el invasor. Con el transcurso del tiempo, unos se fueron integrando en la nueva sociedad, otros, continuaron su lucha y su vida en las zonas más inaccesibles de nuestra geografía, y si bien con el tiempo las acciones de guerra se fueron aminorando, no es menos cierto que estos alzados jamás se rindieron al invasor, por tanto, podemos afirmar que aún continuamos en guerra con la potencia invasora, en una especie de tregua indefinida no declarada.
La conflictividad social en las islas Canarias, ha sido una constante durante más de cinco siglos de opresión de un sector minoritario y pudiente de la población sobre el resto de la misma. El sector más desprotegido se vio siempre sometido, primero con la esclavitud, después por una situación de vasallaje y, posteriormente, obligados a sobrevivir bajo las férreas estructuras Caciquiles, las cuales no escatimaban – ni escatiman- medios para dominar todas las etapas productivas del país sometido, sumiendo al pueblo en el más abyecto estado de miseria y embrutecimiento, hasta bien entrado los años sesenta del pasado siglo XX. (Eduardo Pedro García Rodríguez)
Después de finalizada la invasión y conquista de las diferentes islas, el sometimiento de los vencidos no fue total tal como los conquistadores hubiesen deseado, produciéndose en diferentes épocas y por distintas causas alzamientos contra el férreo gobierno que mantenían los estamentos dominantes en las islas y que, con diferentes métodos continúan manteniendo.
Durante los alzamientos y motines protagonizados por el sufrido pueblo Canario, los poderes dominantes no han dudado un ápice en emplear los métodos represivos más inhumanos, sanguinarios y desproporcionados. Desde pasar a cuchillo a poblaciones enteras, colgar masivamente en murallas y  plazas, extrañar y condenar a galeras, hasta las prácticas relativamente recientes de arrojar a los detenidos al mar introducidos en sacos, atados de píes y manos y con un peso añadido (Pandullo) para asegurar el hundimiento del condenado, o arrojarlos a profundas cimas como la de Jinamar en Tamaránt (Gran Canaria) la injusta represión llevada a cavo en esta colonia por el caciquismo y sus esbirros alcanzó tal magnitud que incluso escandalizó a la “sufrida” y “perseguida” iglesia católica una ves que ésta estuvo bien asentada con el poder, veamos una carta súplica dirigida al General Franco por el Obispo de Canaria, Antonio Pildain y Zapiain, rogando la conmutación de la pena de muerte al patriota Juan García Suárez “El Corredera”, la cual dice textualmente:

“Excelentísimo Señor don Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español.

Excelentísimo Señor: Yo, Antonio Pildain y Zapiain, obispo de la diócesis apostólica de Las Palmas, me veo en la obligación, como pastor de almas y padre espiritual de los canarios, de pedirle la conmutación de la pena capital de Juan García Suárez, condenado a muerte en un consejo de guerra celebrado en esta plaza. Esta muerte sería muy mal vista en Canarias, donde no pasó nada, puesto que todas las barbaridades que aquí se cometieron fue por parte de los nacionales y no de los republicanos. No quisiera ahondar mucho en el tema y recordarle a V.E. todo lo que ocurrió en esta isla, y especialmente en la sima del Jinamar, donde murieron miles de personas.”

También son mudos testigos de estos horrendos crímenes los profundos  pozos naturales como en Las Cañadas del Teide, donde eran arrojados  de manera masiva, o enterrarlos en los montes, estas han sido algunas de las fórmulas represivas sufridas por los canarios. Sin que entremos a reseñar los diferentes métodos de tortura empleados en sus cuarteles por las denominadas fuerzas de seguridad del Estado Español en Canarias, entre las que era frecuente introducir las cabezas de los interrogados en unas bañeras donde se depositaban los orines y excrementos de los cuarteles.

Vamos a dar un breve repaso a algunos de los alzamientos y motines que han tenidos lugar en el transcurso de nuestra historia colonial, los cuales narraremos en la forma más breve posible para no aburrir al posible lector y, para no extendernos en exceso en unos hechos que, aunque son conocidos ya que han venido jalonando nuestra historia reciente, han sido poco divulgados, y que, en todo caso, son prácticamente desconocidos por las generaciones actuales.

Año 1475: Después de dos días de movimiento popular contra la tiranía de los asesinos Diego García de Herrera e Inés Peraza, liderado por el joven Juan Mayor, el lunes 20 de agosto, se reúnen gran número de vecinos ante escribano, y dan extenso poderes a Juan Mayor y Juan de Armas (canarios) para que, pasando a la Corte, expusieran las quejas de los vecinos contra el señorío de Diego de Herrera, un tirano sin fe ni ley, despótico, vengativo, concusionario y, expoliador ávido de rapiña y posible hijo putativo. Con el poder redactaron un amplio dossier en el que exponían los agravios y ofensas sin cuento que los vecinos de Lanzarote venían recibiendo por parte del despótico Digo de Herrera, al tiempo que se declaraban fieles y respetuosos súbditos de la monarquía.  Los mensajeros, fueron despachados, y con facultad para negociar hasta la suma de 15.000 maravedises, para los gastos de litigio garantizados por los principales sublevados.

Los emisarios llegaron a España, pero enterado previamente de su llegada, Pedro García de Herrera, primogénito de Diego de Herrera, los izo seguir por cuatro forajidos de su confianza los cuales una jornada antes de llegar a Córdoba, los asaltaron, robándoles los documentos y secuestrándolos los mantuvieron encerrados hasta que la reina enterada del asunto ordenó ponerles en libertad. Mientras tanto, en Lanzarote  Diego de Herrera y su mujer continuaban atrincherados en su casa fuerte auxiliados por unos cuantos vasallos que les permanecían fieles. Casualmente en diciembre de 1476, aportó una carabela portuguesa y los vecinos que continuaban formados en consejo, decidieron embargarla fundándose en la guerra que mantenía la corona de Portugal con la de Castilla. Herrera creyó oportuno aprovechar la ocasión para vengarse de sus enemigos y tratar de recuperar parte de su poder y envió secretamente a su hijo Fernán Peraza a negociar con el capitán de carabela la ayuda  de éste y la de los marineros, a cambio de una buena recompensa si conseguían con la tripulación y los pocos soldados que le habían permanecido fieles, detener a los principales vecinos sublevados.

Después de conseguir liberar a la tripulación portuguesa, estas en unión de las tropas de Herrera consiguen tomar por asalto La Villa de Teguise,  eligiendo a doce vecinos de los más significados, y sin ningún tipo de juicio inmediatamente hace ahorcar a seis de ellos, confiscando los bienes de todos  los detenidos con los cuales pagó a los lusitanos. Los restantes seis vecinos que esperaban su turno en los calabozos para correr la misma suerte, pudieron escapar de la prisión embarcándose en una nao española que afortunadamente se encontraba en la rada, éstos vecino eran Pedro y Juan de Aday, Juan Ramos, Francisco García y Bartolomé Heneto. La reina enterada de los excesos del sanguinario Herrera, expidió una carta de seguro a favor de los perseguidos isleños. Herrera y su mujer fueron llamados a la Corte, y mientras se dilucidaba el derecho de Inés Peraza al señorío de las islas ya conquistadas, le concedió Real  facultad para crear mayorazgo en las personas de sus hijos sobre los bienes y vasallos que poseía en las islas Canarias. Pero como entre truhanes anda el juego, la reina aprovecha la ocasión para hacerse con los “derechos” de conquista sobre las islas de Chinech (Tenerife), Benahuare (La Palma) y Tamaránt (Gran Canaria), a cambio de pasar por alto los desmanes de Herrera y su mujer, cinco cuentos de maravedises y el título de Conde de La Gomera, capitulaciones que fueron firmadas en Sevilla, ante el escribano Bartolomé Sánchez de Porras, el 15 de octubre de 1477. Una ve más, los intereses de los poderosos predominan sobre la justicia y  libertad de los pueblos.

En cuanto a los sobrevivientes a las iras de Herrera, debieron tener algún tipo de protección por parte de la Corona castellana, pues vemos a algunos de ellos tomando parte activa en la conquista de las islas de Tamaránt (Gran Canaria), Benahuare (La Palma) y Chinech (Tenerife), e incluso los Aday recibieron datas en El Valle de Güímar, y en Heneto.

Año 1487: Muerto el Señor consorte de las Canarias, García de Herrera el 22 de junio de 1485, en su casa fuerte de Ventancuria, la viuda distribuye la herencia entre sus hijos, desheredando al primogénito Pedro García de Herrera  por ser distraído, el segundo Sancho de Herrera, obtuvo cinco dozavas partes en las rentas y producto de Lanzarote y Fuerteventura, con la propiedad de los islotes de Alegranza, Graciosa, Lobos y Santa Clara; doña María de Ayala recibió cuatro dozavos en aquellas mismas dos islas y doña Constanza los tres dozavas partes restantes. Fernán Peraza, hijo mimado por su madre heredó por mejora de ella las islas de La Gomera y el Hierro, en cuya posesión estaba cuando  la conquista de Canaria.

Las continuas tropelías, exacciones y vida licenciosa llevada por el joven y pervertido Fernán Peraza, que las quejas llegaron al trono de España, mandado a llamar a la Corte por la Reina Isabel y, oídos los cargos que pesaban sobre el libertino por la venta como esclavos a doscientos de sus súbditos gomeros, con la connivencia de unos patrones de Naos de San Lucar de Barrameda, la Reina, como era habitual en ella arrimó la braza para su sardina, y castigó al disoluto Fernán Peraza a casarse con la ninfomana Beatriz de Bobadilla, quien era dama del afecto del Rey Fernando. ”Matando así dos pájaros de un tiro”.

Retornado Fernán Peraza a su feudo de La Gomera, en compañía de su flamante y Cristiana esposa, fortalecido por haber salido airoso de su pleito en la Corte, la que además de por la razones anteriormente expuestas, necesitaba mantener buenas relaciones con los señores de las islas, para sus fines de conquista  de las denominadas islas realengas, futura base de abastecimiento para las empresas de saqueo en América, y punto de apoyo para la extracción de esclavos en el continente, y aún en las propias islas. Comenzó de nuevo a dar riendas a sus pasiones, exigiendo de sus vasallos crecidos tributos y alcabalas y, creando nuevos tributos que ni el uso autorizaba ni aquellos desgraciados gomeros podían soportar para sastifácer a su despiadado señor en sus dispendiosos gastos y locas prodigalidades.

La tiránica actitud de Fernán Peraza, terminó por colmar la paciencia del pacífico pueblo gomero, produciéndose un alzamiento generalizado en toda la isla. Peraza y su mujer en la isla quien los defendiese, y custodiado por una guardia de lanzaroteño que estaban  a su servicio se encerraron en la torre o fortaleza que está situada en la llanura de San Sebastián, y allí se defendieron algunos días de los ataques de los gomeros, que los tenían sitiados, con deseo de vengar los agravios de era victimas.

Viendo Fernán Peraza, que le era imposible sostener aquella situación por mucho tiempo, encontró el medio de enviar un mensaje a su madre residente en Lanzarote solicitando ayuda contra los sublevados. Al recibir el mensaje Inés Peraza, reunió a algunas tropas con las que contaba en aquel momento y en dos carabelas y algunos barquichuelos que estaban en la rada las envió al Real de Las Palmas con una carta dirigida a Pedro de Vera, solicitándole ayuda para su hijo, en virtud de los pactos que mantenía con la Corona, rogándole tomase el mando de las tropas y barcos, y se dirigiese a La Gomera para castigar la insolencia de aquel rebelde pueblo. Vera que por esos días estaba inactivo en el Real, sin poder saciar su permanente sed de sangre, recibió la invitación como caída de su cielo personal, aceptó con placer la invitación que se le dirigía, uniendo a los soldados lanzaroteño algunos españoles y canarios y embarcó para San Sebastián, llegando a tiempo de evitar la rendición de Peraza y los suyos, quienes acuciados por el hambre y la sed, estaban a punto de entregarse a los sitiadores.

Los sitiadores al ver la llegada de la flotilla comandada por Vera, al prever que en ella venía gran cantidad de tropas de la Hermandad de Sevilla, (Tropas de mercenarios equivalentes a la Legión Extranjera de nuestros días) decidieron  una retirada estratégica, hacía los sitios más escarpados de la isla.

El General Vera desembarco tranquilamente, sabiéndose dueño de la situación, siendo recibido como un salvador por Hernán Peraza y su candorosa esposa, que se apresuraron a obsequiarle con esplendorosos banquetes y festejos, mientras que escuadrones de canarios perseguían a los gomeros huidos por los agrestes montes de la isla, apresando indistintamente tanto a sublevados como a inocentes, en cantidad de más de doscientos, entre hombres mujeres y niños, los cuales fueron embarcados por Vera hacía Canaria, y posteriormente para España, donde fueron vendidos como esclavos, de esta manera  cobro Vera los gastos de la expedición en ayuda de Peraza.

La experiencia vivida no le sirvió a aquel mancebo soberbio y rencoroso para modificar su actitud hacía sus indefensos vasallos. Cuando se consideró seguro en su dictatorial gobierno de la isla, volvió a repetir con más crudeza si cabe, sus actos de despotismo, de arbitrarias rapacidades y de  ruines venganzas. Arrastrado por sus vicios y no contento con su mujer,  violaba a cuantas jóvenes destacaban en la isla por su gentileza y hermosura. Entre éstas destacaba una llamada Iballa, que habitaba en guahedún en unas cuevas del mismo nombre, la cual Peraza quería hacer victima de sus livindosos deseos. El viejo Pablo Hupalupu, hombre mascota y adivino, al que tenían por favorecido de espíritus superiores, advertido de la ofensa que el tirano meditaba convocó a sus parientes y amigos más próximos en un islote cerca de Tagualache, que después sería conocido por La Baja del secreto, y acordaron poner los medios necesarios para impedir este nuevo ultraje.

Puestos de acuerdo lo conjurados con Iballa, decidieron que esta diera una cita al fogoso Peraza, en la cueva de Guahedún donde le recibiría acompañada de una vieja parienta que estaba en el secreto y, a una señal convenida apresarían al tirano. Hernán Peraza, no tardó en acudir a la llamada de la bella Iballa, haciéndose acompañar de un paje y un escudero, sin sospechar de la celada que se le preparaba, entró solo encueva, en cuanto traspasó la puerta de ésta, comenzaron a oírse unos silbidos en los alrededores siendo esta la señal de los conjurados para pasar a la acción. Inmediatamente cercaron la colina donde se ubica la cueva y, deteniendo al paje y al escudero, creyeron asegurada su venganza. Iballa para disipar cualquier sospecha de su complicidad en el acto, instó al tirano a que se disfrazara de mujer y huyera antes de que sus parientes llegaran a la cueva. Ante la imprevista sorpresa, turbado por la situación el galán acepto ponerse unas sayas y una toca; pero la vieja, que seguía los acontecimientos gritó a los suyos: «Ese es, prendedle». Peraza que la oyó, retrocedió y despojándose de las ropas femeninas, tomó la adarga y sacando su espada se adelantó con ánimo decidido hacía los asaltantes. En lo alto de la cueva estaba apostado un pariente de Iballa llamado Pedro Hautacuperche, quien al ver salir a Peraza le arrojó su banot con tal fuerza y puntería que le atravesó el pecho matándolo en el acto. Al verle caer los sublevados ajusticiaron también al paje y al escudero, fieles servidores de los desmanes de su señor. Al ver consumada su venganza, los sublevados gritaron «Ya se quebró el gánigo de Guahedún» aludiendo a que con aquel acto, quedaba roto cualquier pacto que hubieran mantenido con la casa de Peraza, pactos que acostumbraba sellar bebiendo leche de un  gánigo.

Enterada del suceso Beatriz de Bobadilla se encerró con sus hijos y algunos servidores fieles en la torre, no sin antes despachar un barca a Gran Canaria en demanda de nueva ayuda al gobernador Pedro de Vera. Mientras los gomeros deseando reconquistar totalmente su independencia pusieron cerco a la torre dirigidos por Hautacuperche, éste dio pruebas de un valor sin cuento en el asalto a la torre, recogiendo en el aire las saetas que desde las troneras les disparaban los defensores, precisamente uno de estos alardes fue aprovechado por dos de los defensores, mientras uno amagaba con disparar, otro situado en un nivel más bajo le atravesó el pecho con un dardo, cayendo así el héroe gomero. 

Pedro de Vera teniendo en cuenta lo rentable de su anterior intervención a favor de los Peraza, y conociendo bien la ruta a La Gomera, preparó concienzudamente la expedición genocida y de saqueo. Llevaba consigo cuatrocientos hombres mercenarios veteranos de “”La Santa Hermandad”” de Sevilla que gozaban de justa fama por despiadados y sanguinarios insaciables. Dos meses después del ajusticiamiento de Hernán Peraza, que había tenido lugar en noviembre de 1487, Pedro de Vera desembarca en San Sebastián al frente de sus feroces tropas. Los gomeros atrincherados en los lugares más inaccesibles de la isla hacían frente a los continuos ataques de los españoles causándoles numerosas bajas. Vera, ante los pocos avances que conseguía en la operación de castigo que se había prometido tan fácil como la llevada a cabo anteriormente,  desesperaba en su campamento, por ello, optó por recurrir una vez más al engaño, conociendo la bondad y credulidad de los isleños, ideo un ardid propio del canalla que era. Pretextado la celebración de unas exequias por el difunto Hernán Peraza, mando a pregonar al son de trompetas y tambores, anunciando que aquellos isleños que no concurriesen serían considerados como autores o cómplices del ajusticiamiento. Engañados por el pregón, muchos gomeros que no estaban comprometidos con el alzamiento acudieron a la iglesia el día señalado por el pérfido Vera. Una compacta multitud de mujeres, hombres y niños, con el afán de probar su inocencia, se dirigieron a la villa y según se iban acercando al templo el general los acorralaba en lugar apartado y cuando juzgó inútil todo disimulo, los declaró prisioneros, sin oír sus justas protestas ni sentir el menor remordimiento por su criminal acción.

Tan pronto Vera tubo a los desgraciados y estupefacto gomeros, desarmado y a su alcance, condeno a muerte a los varones mayores de quince años procedentes de los distritos de Orone y Agana, y, a fin de que la ejecución fuese más rápida y ejemplar, a los que no ahorcaba o pasaba a cuchillo los colocaba en lanchas, y atados los brazos a la espalda, los echaba al mar en sitios bastante alejados de la costa. Las mujeres y los niños fueron vendidos en España, y algunos que habían conseguido ser desterrados a Lanzarote, el patrón del navío que los llevaba llamado Alonso de Cota, los arrojó en alta mar siguiendo las ordenes de Vera.

Este horrible genocidio, para mayor escarnio, tuvo su simulacro de juicio en La Gomera, por el cual Pedro de Vera aprovechó para continuar su orgía de sangre, implicando en el alzamiento a los gomero que residían en Gran Canaria, en declaraciones arrancadas a los desgraciados que sometió a horribles torturas. De regreso a Las Palmas el feroz genocida, hizo prender en una noche a todas las familias gomera que moraban en la isla condenando a muerte a los hombres y a perpetua esclavitud a las mujeres y niños. La hecatombe fue de tal magnitud que obligó a intervenir al obispo Fr. Miguel de la Serna, con lo cual consiguió que Vera acelerara la muerte de los desdichados, además de recibir la promesa de Vera de que si no cesaba en sus protestas le podría en la cabeza un casco calentado al rojo vivo.

Cuando Vera dejó la gobernación de Gran Canaria, en diciembre de 1489, fue recibido por los reyes de España con cariñosa solicitud y marcada benevolencia, a pesar de que tenían pleno conocimiento de los horribles crímenes cometidos por el carnicero, no solo no lo recriminaron, sino que lo destinaron a la tala de la Vega de Granada, y luego en el sitio de la ciudad. Con actitud tomada por los monarcas quedó en entredicho la supuesta política proteccionista de los reyes católicos hacía los canarios.

El Obispo de Canarias al ver mermado de manera alarmante el número de sus ciervos y por consiguiente sus diezmos, por acción depredadora de Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla, interpone recurso antela corona alegando que los gomeros vendidos tanto por Pedro de Vera y sus factores como por Beatriz de Bobadilla, eran cristianos, por lo cual no podían ser vendidos.

Por tanto, el Obispo exigió la intervención de la corona a favor de los esclavizados gomeros, ésta que tenía entre manos los planes para la invasión y saqueo de América, además del continente y, por consiguiente era vital el mantener las cordiales relaciones que hasta el momento sostenía con el Pontífice Romano, verdadero árbitro en la distribución de las nuevas tierras a esquilmar y por las que litigaban las coronas de Castilla y Portugal,  accedió a los requerimientos del obispo, ordenando la puesta en libertad y regreso a las islas de los esclavos gomeros vendidos por Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla. Como la situación creada no era fácil de resolver mediante un decreto, la mayoría de los desdichados gomeros tuvieron. Los que tuvieron la oportunidad de regresar a su patria, tuvieron que pasar por una serie de vicisitudes de las cuales nos ocuparemos en el capitulo correspondiente.

Año 1492: Alonso Fernández de Lugo y sus tropas de mercenarios y excarcelados, desembarcan en el puerto de Tazacorte. Después de emplear las argucias menos heterodoxas que imaginarse pueda, y tras algunas escaramuzas con los cantones que se habían preparado para la defensa, consigue con engaños y en un acto de traición, sorprender a Tanausú y sus guerreros en la entrada de la Caldera de Taburiente. A partir de este momento, comenzó el saqueo inmisericorde de la isla capturando y esclavizando a los nativos tanto de los bandos guerra como de paces, los cuales fueron remitidos a los mercados esclavistas de España, conjuntamente con las pieles de los ganados depredados, orchilla y demás despojos. Con el botín enviado a España y formando parte del mismo, iba el valeroso caudillo palmero Tanausú, quien prefirió dejarse morir de hambre antes que llevar una vida de esclavo, protagonizando así la primera huelga de hambre que tubo lugar en Canarias.

Dada por sometida la isla, el esclavista Fernández de Lugo, reparte el dominio de las tierras y aguas despojadas entre los mercenarios que le acompañaron en la aventura y entre los mercaderes que le financiaron la operación. Dejando un presidio de guarnición y un gobernador, regresa a España para dar cuenta a los reyes católicos de los resultados de tan “gloriosa victoria”, y solicitar las capitulaciones para la conquista de la isla de Tenerife.

Los continuos desmanes que los conquistadores que quedaron en la isla, cometían en los atribulados palmeros, acabaron por agotar la proverbial paciencia de éstos, quienes decidieron alzarse contra el férreo gobierno de los extranjeros. Estando Lugo, enfrascado en la invasión de la isla de Tenerife, recibió noticias de la rebelión de los benahoritas y no queriendo ausentarse de esta isla, envío como su lugar teniente a la de La Palma (Benahuare) a  Diego Rodríguez de Talavera con una partida de treinta mercenarios. Llegados a la isla reunieron a un contingente de palmeros de los bandos de paces y con el resto de la guarnición, inició una operación de castigo, consiguiendo reducir a los alzados más que por las armas, por la argucia y engaños. Una ves cautivos, Talavera ejecuto ejemplar y “cristiana justicia” en los por segunda ves vencidos palmeros, pasándolos a cuchillo, ahorcándolos y, mandándolos vivos a la pira.

La conflictividad social en las islas Canarias, ha sido una constante durante más de cinco siglos de opresión de un sector minoritario, pero pudiente de la población, sobre el resto de la misma. El sector más desprotegido, se vio siempre sometido, primero con la esclavitud, después por una situación de vasallaje, y posteriormente, obligados a sobrevivir bajo las férreas estructuras Caciquiles, las cuales no escatimaban – ni escatiman-medios para dominar todos los medios productivos del país.

Todo ello motivó que en diversas épocas el pueblo se amotinase a pesar del pesado yugo que les tenían- y tienen puesto - en el cuello las estructuras dominantes.  Por ser sobradamente conocidos los alzamientos y motines que como consecuencia de las situaciones reseñadas, nos limitaremos a dar una nota cronológica de los mismos, evitando así al posible lector, un motivo más de aburrimiento al ojear estas páginas

Año 1649: Una de las primeras medidas tomadas por los ediles del recién estrenado Ayuntamiento de La Orotava (villa exenta de La Laguna, noviembre de 1648) fue decretar la roturación de las tierras de las dehesas en Las Caletas del puerto, naturalmente en beneficio los propio regidores. Esta usurpación provocó una reacción popular en contra de tan injusta medida, pues con ella se privaba de los medios de subsistencia de una parte importante de la población. La justa sublevación popular se saldó con varios muertos y decenas de heridos provocados por las fuerzas de represión empleadas por  la oligarquía contra los desposeídos. En enero de 1649 el pueblo se subleva y un contingente de 600 hombres arrasan las tierras de la dehesa que ya habían sido sembradas, la situación se prolongó derivando en un sin fin de pleitos, arrestos y torturas, hasta que Felipe IV confirma el expolio de las tierras a los pobres campesinos en abril 1651.

Año 1655. Como consecuencia de las epidemias sufridas, las muertes habían sido considerables, por lo que los campos de cultivo estaban prácticamente abandonados. En esta tesitura se encontraban las islas cuando el rey de España, ordena una leva en la colonia para incrementar sus tercios con destino a Flandes. Ante la desolada situación de las islas, el Cabildo de Tenerife interpone súplica ante el capitán general A. Dávila, rogando la suspensión de la misma, pidiendo que se realice con carácter voluntario, a lo que se niega el general. Este ordena a los capitanes que apresen cada uno a 8 hombres. Al punto los hombres jóvenes imitando a sus antepasados se alzan a los montes, escondiéndose en cuevas del interior. A pesar del alzamiento las tropas de ocupación consiguen apresar y encarcelar a 1.200 hombres, ayudadas por la burguesía local la cual estaba exenta de la leva forzosa amparada por sus privilegios, con lo que sus hijos quedaban libres de esta imposición, mostrando así a la corona española, la fidelidad debida a cambio de sus privilegios. Enterado Felipe IV de la deplorable situación porque atravesaban las islas ordena suspender la leva, aún así, son enviados de manera forzada 700 de los desgraciados que habían sido encarcelados.

Año 1665: La casa Soler, pretende apoderarse del pueblo de Vilaflor, argumentado que se encontraba dentro de las tierras del mayorazgo, actitud que provocó el alzamiento del pueblo y parte de la comarca.

Año 1666: Garachico-Tenerife. Algunos comerciantes ingleses crean una  compañía para monopolizar el comercio del vino con Inglaterra.

Año 1668: La Laguna-Tenerife. Algunos terratenientes intentan exportar granos, habiendo hambruna en la isla.

Año 1696: Chasna.Vilaflor-Tenerife. Oposición a las pretensiones de  la casa Soler, que intenta apoderarse de las tierras baldías, incorporándolas al Mayorazgo.

Año 1699: Gomera. Alzamiento de los pobladores contra los señores de la isla, en un intento de liberarse de la opresión colonial señorial.

1678 Mayo 25. Gobernado en la Metrópoli el rey Carlos II se establece que, para poder comerciar la colonia canaria con las Indias Occidentales había que enviar cinco familias por cada cien toneladas de productos que se exportaran desde las islas. ¿A quiénes les toca pagar ese tributo?, a los canarios. Estos serán destinados entre otras tierras, a poblar las llamadas Lousiana, que España y Francia se disputaban por entonces.

Fue punto de partida de lo que se ha dado en llamar el “Tributo de sangre” la obligación de poblar los territorios deshabitados de América por parte de los canarios a cambio de mantener su comercio.
 
La Metrópoli limitó el comercio  de la colonia canaria a las zonas más pobres de América (Antillas españolas, Yucatán y Venezuela) que se encontraban alejadas de los grandes centros mineros (Perú y Méjico), no siendo muy rentables para el paso de navíos españoles.

Concretamente en 1777, se ordena que vaya una recluta de canarios que puedan ser útiles en la labranza y la manufactura. En esta expedición salen de Canarias 125 reclutas con sus familias. En 1778, salen de Canarias 292 personas y 18 niños de pecho. En otro barco salen en el mismo año 423 personas y 37 niños de pecho. En 1779 se trasportaron 406 personas y otro barco mas 423.Casi el 60% de ésta gente provenía de la Isla de Tenerife, particularmente de La Laguna, La Orotava, Garachico, Güimar, Icod y Adeje.

También contribuyeron Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y El Hierro. Fue toda una sangría que casi despobló las islas y que acarreó funestas consecuencias en su ya deplorable economía canaria. Lousiana, pasó de nuevo a manos de Francia en 1801 y luego fue vendida a Estados Unidos en 1803, con sus diez mil habitantes de la Ciudad de Nueva Orleáns, por la cantidad de quince millones de dólares. Comerciar con personas y forzar la migración de los pueblos sometidos ha sido una constante histórica del reino de España.

Año 1711: La Laguna-Tenerife. Se intenta exportar granos (especialmente de los diezmos de la iglesia católica) en año de extrema necesidad, provocando el levantamiento popular.

Año 1714: Isla de Lanzarote. Alzamiento de los vecinos al ser encarcelado  el síndico personero de la isla por ordenes del visitador de la Audiencia don Saturnino Daoix,

Año1715: Icod-Tenerife. El Alcalde real, con manifiesto abuso de poder registra varias casas de los vecinos, provocando graves disturbios.

Año1718: Isla de Tenerife. Por los abusos de un juez español costó la vida de un factor.

Año 1718: La Orotava-Tenerife. Los poderosos intentan usurpar las tierras comunales de las dehesas.

Año 1718: Isla de Lanzarote. El Almojarife Lázaro Machín, intenta implantar la aduana,  el pueblo se rebela.

Año 1718: Valverde-Hierro.  Por la supresión del derecho de quintos e implantación de la Aduana.

Año 1718: Agüimes-G. Canaria. Alzamientos de los vecinos y las milicias  ante la pretensión del sargento mayor la isla Francisco Amoreto, de comprar con  métodos no muy ortodoxos las tierras de Sardina y Llano del Polvo, y intentar  “anexionarse” otras realengas.

Año1718: Teguise-Lanzarote. Resistencia de algunos regidores a la actuación del oidor de la Audiencia don Fernando Morrondo.

Año1719: Moya-G. Canaria. El vecindario desea expulsar,  al teniente de cura y al mayordomo, por estar  descontentos con los mismos.

Año1719: Tirajana-G. Canaria. El pueblo se alza contra el alcalde  de aguas Fernando Quevedo, por los abusos cometidos en los vecinos.

Año 1720: Teguise-Lanzarote. Al intentar imponer la Aduana el almojarife Manzaneda, el pueblo se rebela contra el gobernador  de la isla.                                         

Año 1720: Betancuria-Fuerteventura. Como consecuencia de la terrible hambruna que padecen los vecinos, estos deciden secuestrar el arca de quintos (los fondos de los impuestos reales).

Año 1720: Santa Cruz de Tenerife. El pueblo de Santa Cruz se alza contra  las arbitrariedades del intendente Cevallos y su mujer, alentado el motín de manera indirecta,  por el capitán general, quien después  mandó a colgar de las almenas del castillo  de S. Cristóbal a varios de los   amotinados  y condenó a otros a galeras. Según fuentes españolistas este fue uno de los mejores capitanes generales que la metrópoli mandó a esta colonia.

Año 1720: La Vega-G. Canaria. El alcalde real y regidor perpetuo don Blas Carvajal, extorsionaba e injuriaba continuamente a los vecinos, a quienes además acosaba  con multas injustas, situación que motivó el amotinamiento.

Año 1721: Teror-G. Canaria. Los aguamangantes deciden usurpar  el agua del heredamiento de Tenoya,

Año 1722: La Aldea-Canaria. La actuación arbitraria de los  administradores del Marqués de Villanueva del Prado causan el amotinamiento de los vecinos.

Año1723: Telde-G. Canaria. Las multas y extorsiones impuestas por el alcalde real, propicia el alzamiento de los teldenses.

Año 1724: Guia-G. Canaria. Los moradores salen en defensa del alcalde, ante las diligencias practicadas contra este por el teniente corregidor don Juan Acedo.

Año1724: La Vega-G. Canaria. El sobre guarda del Monte Lentiscal, trata de impedir el aprovechamiento comunal.

Año 1734: Teror-G. Canaria.  Los vecinos se ven obligados a defender  sus derechos de riego con el agua de la  acequia de los Llanos de Teror.

Año 1736: Isla de Fuerteventura. Ante los continuos desfalcos que venía cometiendo el alcalde de la isla, los vecinos se amotinan para expulsarlo.

Año1742: Los Silos-Tenerife. La ocupación por parte de los terratenientes de terrenos comunales dedicados a  canteras y dehesas.

Año 1744: Isla de La Gomera. Los Gomeros se alzan contra una  vez más contra el régimen señorial.

Año 1744: La Vega-G. Canaria.   Los vecinos se alzan contra el alcalde  y regidor perpetuo don Juan de Meneses.

Año 1750: Telde-G. Canaria. Ante el intento de saca (exportar) millo en época de extrema escasez.

Año1750: Teror-G. Canaria. El pueblo se amotina ante el intento de  los herederos de Tenoya de romper las acequias y abercones.

Año 1751: Guía-G. Canaria. Contra los alcaldes de agua que iban  a registrar las acequias de los altos de Guía.

Año 1751:Guía-G. Canaria. Por las pretensiones del corregidor  Núñez de Arce de cobrar derechos por su visita.

Año 1752: Tejeda-G. Canaria. Los vecinos se amotinan por los continuos  abusos del alcalde don Sebastián Cabrera, al que estuvieron a punto de ejecutar.

Año 1762:   San Sebastián-Gomera. El pueblo sigue luchando contra el régimen señorial y contra la imposición de aduanas.

Año 1766: Telde-G. Canaria. Los vecinos se niegan a pagar la renta de almotacenazgo.

Año 1769: Teror-G. Canaria. Se crean graves conflictos sociales ante la entrega a los terratenientes de las tierras de la data de la Virgen, en la Montaña de Doramas.

Año1769: Gáldar-G. Canaria.Los vecinos se niega a pagar los impuestos sobre sitios realengos.

Año 1769: Haría-Fuerteventura. El pueblo se niega a recibir como párroco,  a fray Ignacio Ruiz.

Año 1770:S. Bartolomé-G. Canaria. Por la quema de un bardo, propiedad de  don Francisco Guerra de Yagabo.

Año 1771:Guía-G. Canaria. Amotinamiento por la roturación de  la Montaña de Guía y el encarcelamiento de algunos vecinos, que protestaron.
                                                                
Año 1772: La Esperanza-Tenerife. El poseedor del Mayorazgo de Coronado pretende apoderarse de las tierras de los Montes de La Esperanza.

Año 1772: La Aldea-G. Canaria. Los terratenientes proceden a la roturación  de tierras realengas.

Año 1775: Fasnia-Tenerife. Los vecinos exigen la puesta en libertad de los presos.

Año 1777: La Aldea-Tejeda-Artenara. La roturación de las tierras realengas por  parte de los poderosos provoca el amotinamiento de los vecinos de estos pueblos.

Año 1780: Arucas-G. Canaria. Se ignora el motivo que dio lugar al  amotinamiento. Posiblemente un asunto de tierras o aguas.

Año 1780: Gáldar-G. Canaria. Los campesinos se niegan a pagar  los censos impuestos sobre el agua de barranco Hondo.

Año1784: Maso. Is. La Palma. Conflicto suscitado por el reparto  de la dehesa de El Mocanal.

Año 1786: La Aldea-G. Canaria. Por negarse el Marqués de Villanueva  del Prado a pagar la mitad de los frutos de los terrenos de su propiedad.

Año 1786: Vilaflor-Chasna.Tfe. Los vecinos proceden al derribo  de las cercas levantadas por Chirino, Marqués de la Fuente de Las Palmas,  en su intento de apropiarse de las tierras baldías.

Año 1789: Gáldar-G. Canaria. En tiempo de suma escasez los vecinos  intentan impedir el embarque de granos por el puerto de Gáldar.

Año 1789: Conil-Lanzarote. Los vecinos intentan evitar el relevo  del gobernador de armas en la isla.

Año 1790: Arico-Tenerife.Los moradores se revelan ante la usurpación de los baldíos.

Año 1797: Las Palmas-G. Canaria. La escasez de grano desemboca en  un tumulto popular.

Año 1797: La Vega-G. Canaria. La retención de las aguas de la fuente de las higueras por parte de los vecinos de San Mateo y el Madroñal, provocó el conflicto.

Año 1797: Guía-G. Canaria. Conflictos motivados por la usurpación  de las aguas del heredamiento de las aguas de la Vega Mayor de Gáldar.

Año1799: Telde-G. Canaria. La escasez y precios desorbitados de los granos desembocaron en un conflicto.

Año 1799: Guía-G. Canaria. La prohibición de la entrada de ganados a la Montaña de Doramas, fue causa de graves conflictos.

Año 1799: Tirajana-G. Canaria. Los vecinos se niegan a pagar las multas que le son impuestas por roturación de tierras.

Año 1800: Arucas-G. Canaria. Ante la escasez de granos en la zona, se intenta impedir la salida de partidas del mismo procedente del Mayorazgo de Arucas hacía Tenerife.

Año1808: Agïmes-G. Canaria. Las actuaciones del escribano Quintana, provoca las quejas de los vecinos.

Año 1808: La Aldea-G. Canaria. Conflictos suscitados por el reparto de las tierras del Marqués de Villanueva del Prado.

Año 1808: Teror-G. Canaria. Los vecinos protestan por la ruina de laIglesia.

Año 1808: Moya-Guía.G. Canaria. El reparto de tierras en la Montaña  Doramas entre la burguesía criolla, provoca el levantamiento del pueblo.

Año1809: Gáldar-G. Canaria.  Aunque se ignora el motivo, es posible que estuviese que ver con la tierra.

Año 1809: Arrecife-Lanzarote.  Conflicto surgido por la enajenación de la isla de la Graciosa.

Año 1810: Guía-G. Canaria.  Los vecinos se niegan a pagar las  multas impuestas por roturar tierras en la Montaña de Doramas.

Año 1810: Puerto de La Cruz. Tfe. Alzamiento de los vecinos de la Orotava  por la usurpación de las dehesas por parte de la burguesía criolla

Año 1810: Güímar-Tenerife.  Disturbios a causa de la manipulación de los votos en las elecciones municipales.

Año 1810: Arrecife-Lanzarote. El pueblo se niega a que don Lorenzo B.  Guerra, sea nombrado coronel de la isla.

Año 1812: Tacoronte-Tenerife.  El derribo de unas paredes para la ampliación de la plaza de la iglesia crea enfrentamiento con los vecinos.

Año 1812: Agulo-La Gomera.   Protesta vecinal por la extracción de granos.

Año 1812: Guía-G. Canaria.   No hay constancia del motivo.

Año 1813: Arucas-G. Canaria.  Los vecinos se oponen a los mandatos  judiciales del alcalde.

Año 1814: Teror-G. Canaria. Se crean conflictos por los repartimientos  de tierras en la Montaña de Doramas, llevados a cabo por los Ayuntamientos de Guía y Moya.

Año 1814: Guía-Moya. G. Canaria. Protestas contra la data de don Cristóbal V. Mújica.

Año 1817: Valsequillo-G. Canaria.  Conflictos derivados de la usurpación  de las aguas de la Vega Mayor de Telde.

Año 1817: Tejeda y Artenara. G. Canaria.  Por la usurpación de las agua que bajan a la Aldea.

Año 1818:   Santa Lucía-G. Canaria. Usurpación del agua de la acequia real  del Ingenio.

Año 1820: Guía-G. Canaria. Las pretensiones de don Juan G. Jaque, comandante accidental del Regimiento de Guía, de que la 2ª compañía de éste  Regimiento pasase revista en Gáldar,  fue la causa del amotinamiento.

Año 1820: Ingenio-G. Canaria. Los vecinos se oponen al decreto  de 8 de junio de 1813 que, entre  otras cosas, manda a acotar y cercar  los predios particulares.

Año 1822: Santa Lucía-G. Canaria. Se promueven disturbios al impedirse enterramientos en el cementerio parroquial.

Año 1822: Teror-Arucas y Firgas. G.C. Motín suscitado por el reparto que el Ayuntamiento de Moya trataba de hacer la Montaña de Doramas en beneficio de la burguesía criolla.

Año 1822: Teror-Arucas y Firgas. G.C. Contra la data de don Juan Laguna y las roturaciones que se estaban haciendo la Montaña de Doramas.

Año 1823: Agüimes-Ingenio- G. Canaria. La imposición de un juez de Letras, del partido de Telde, cuyo sueldo deben pagar los   vecinos mediante contribuciones, dio lugar al alzamiento.

Año 1823: Pájara-Bentancuria. Fv. Los vecinos se niegan a pagar las contribuciones de exportación en la playa del jurado

Año 1826: Moya-G. Canaria.  Se niegan los vecinos al traslado  de la imagen de San José a la parroquia.

Año 1832: Las Palmas-G. Canaria.   Los ciudadanos  se manifiestan a favor de la constitución.

Año 1834: Las Palmas-G. Canaria.  A favor de la constitución.

Año 1836: Las Palmas-G. Canaria.  Los vecinos se movilizan contra los  destrozos ocasionados en los pinares de la isla.

Año 1837: Tejeda-G. Canaria.  Los vecinos se amotinan y expulsan  al párroco don Pedro González.

Año 1847: Tejeda-G. Canaria. Movimiento vecinal contra la usurpación  de las aguas que bajan a la Aldea. 

 
                                                                                          






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