Eduardo Pedro García Rodríguez
En un balcón con vistas a un jardín interior estaba colgada una jaula metálica de suave color verde, en la misma había un bonito canario de esplendoroso color amarillo oro, de esbelto cuerpo de rizado plumaje largo cuello, finas y altas patas.
Por toda la vecindad se oía el aparente alegre canto que brotaba de la garganta del enjaulado canario, su trino melodioso cautivaba los sentidos de los viandantes y llenaba de sastifación a su amo cuando este veía que los vecinos alzaban sus miradas hacia su balcón para localizar el lugar de donde provenía tan dulce canto.
Una hermosa tarde de primavera en que una suave brisa transportaba deliciosos aromas de las mil flores que abrían sus pétalos en aquel jardín interior, un canario silvestre que revoleteaba por aquel entorno en busca de las rosadas semillas de Drago se sintió atraído por el canto del canario enjaulado y dirigió su vuelo hacia la jaula posándose sobre la misma, quedó un rato contemplando al bonito pájaro que la ocupaba y, después de un momento de incertidumbre le dice: Hola hermano canario enjaulado, en el tiempo que llevo observándote quiero reconocer en ti a uno de mi especie, pero ese colorido ropaje, ese domesticado canto y esos estirados modales, me hacen difícil el creer que tus abuelos y los míos fuesen hermanos...
Verás hermano canario silvestre-le responde el canario enjaulado-, cuando tus abuelos eligieron continuar su vida silvestre los míos prefirieron ponerse bajo el amparo de un amo, y así, disfrutar de la seguridad de un poco de nuestro alpiste y agua, a cambio solamente de modificar nuestro plumaje, regalar sus oídos con nuestro dulce canto, proporcionarle añadas de buenos pichones y limitar nuestra libertad a esta jaula que aunque es ciertamente limitado me permite ver el jardín que nos rodea aunque no pueda volar hasta los árboles, necesidad que no hecho de menos pues tanto yo como los padres de mis padres hemos nacidos enjaulados y no sabemos que cosa es esa de la libertad, además ante la incertidumbre de lo que pueda encontrar en ese árbol, prefiero la seguridad de la ración de alpiste que me proporciona el amo.
Por otra parte, -continua diciendo el canario enjaulado-, me produce gran contento cuando mi amo me muestra a sus amigos y pondera ante ellos mis facultades canoras, mi rizado plumaje y mi estilizado cuerpo y, valoran que tipo de compañera me conviene para la próxima nidada, calculando el precio que va a obtener de mis pichones pues según les oigo decir, el alpiste no es gratis, en fin hermano canario silvestre, el interés del amo por mí no se limita solamente a lo que te he expuesto, también se preocupa por mi ser, así por las tardes cuando retira mi jaula del balcón y la colocan en el salón, allí tienen un aparato que llaman televisión el cual viéndolo y escuchándolo me hace comprender que no existe en este mundo mejor vida de canario que la mía y, por ello, estoy agradecido a mi amo.
Ante tan patéticos razonamientos el canario silvestre respondió a su hermano enjaulado-. Entiendo y comprendo tu desconcierto hermano canario enjaulado, desde que tus abuelos optaron por un amo, lo estrecho de sus jaulas no les permitía desarrollar sus músculos lo suficiente como para remontar el vuelo libertario, y por tanto, generación tras generación han venido asumiendo el hecho de estar enjaulado como situación natural inherente su condición de canario, situación que tu has heredado, pero debes entender hermano canario enjaulado que si bien los miedos y las fobias se heredan como ciertas enfermedades, la peor de las situaciones que puede asumir un canario es la acomodaticia, el pretender ignorar los orígenes, el adaptarse a una jaula a cambio de una ración de alpiste pagada con tus pichones.
Hermano canario enjaulado-continua el canario silvestre-, al permitir que te cambien el color de tu plumaje estas permitiendo que te despojen de tu vestimenta natural y por tanto de la defensa ante las agresiones exteriores, no sabiendo además si eres canario belga o canario español, en todo caso no te consideran canario sino simplemente un pájaro, al alargarte y estilizarte las patas te están impidiendo que puedas moverte libremente entre el follaje de la naturaleza; con el alargamiento de tu cuello te lo están preparado para colocarte mejor el yugo; cuando te alargan el pico te están impidiendo que accedas a las múltiples semillas que proporciona el campo y te ves obligado por incapacidad a comer las que te proporciona el amo, dependiendo del amo tu sustento, al educar tus trinos te están impidiendo que cantes libremente, por tanto, hermano canario enjaulado, desecha tus miedos, aprovecha el próximo cambio de alpiste para escapar y volar hacia la libertad, la cual no es tan mala como te ha hecho creer el amo para no verse privado de tu canto y pichones.
Toma ejemplo de mí-prosigue el canario silvestre-, el color de mi plumaje es el adecuado para la tierra que me vio nacer; mi pico es duro adecuado para partir las múltiples semillas que da la madre tierra y no preciso alpiste de amos; mis patas son más cortas y fuertes, con ellas puedo saltar entre arbustos y zarzales; los músculos de mi cuerpo están desarrollados y me permiten volar en libertad sobre mi tierra y escapar de los depredadores; mi canto aunque no tan refinado es tan alto y fuerte que inunda el monte; mi pareja la elijo yo y mis pichones nacen libres.
Dicho esto el canario silvestre se alejó de la jaula del canario enjaulado llevándose en su fuero interno el firme convencimiento de que algún día los canarios enjaulados aprovecharían el cambio de alpiste para volar libremente y alejarse de la centenaria tutela de sus amos...
El Archipiélago Canario ha soportado durante más de medio milenio el más trágico proceso de invasiones, conquistas y explotación colonial que conoce la historia proceso que, al finalizar el siglo XX e inicios del siglo XXI, comienza a decrecer al tomar el pueblo canario conciencia de la realidad sociopolítica encausando sus energías hacía su definitiva libertad mediante un pacífico proceso de descolonización e independencia.
Cuando el gran historiador Pierre Vilar escribía que “La nación categoría histórica, solo puede ser definida históricamente”, estaba dando la clave de lectura de los procesos de liberación nacional y de nuestra lucha contra la opresión y todas las formas de violencia de la nación opresora y constante búsqueda de la recomposición de la unidad del pueblo oprimido, siendo una verdad incuestionable que ningún pueblo tiene por qué pertenecer a un Estado si no lo desea.
Hoy las consecuencias destructivas en el terreno social y ecológico del colonialismo español en Canarias son más evidentes que nunca. El colonialismo es incapaz de satisfacer las necesidades básicas de los seres humanos que habitamos este archipiélago y de proporcionar el más mínimo bienestar para la mayoría de los canarios, y ahoga cualquier aspiración igualitaria y de desarrollo real.
La crisis social generada por el capitalismo colonial nos ha conducido a un abismo laboral y económico que afecta de forma particular a las mujeres y contribuye a aumentar su sobre-explotación y opresión. Las mujeres sufren de forma particular los ajustes neoliberales: la pobreza golpea más intensamente a las mujeres que a los hombres; el paro y la precariedad afectan más a las mujeres, quienes hacen los peores trabajos, perciben salarios inferiores, sufren los peores efectos de la flexibilidad, y son las principales víctimas del acoso sexual; el recorte de las políticas sociales en terrenos como la sanidad o la educación supone una transferencia de cargas de trabajo hacia las mujeres.
Mientras tanto, los políticos canarios de servicio quienes de manera descarada dicen luchar por nuestros intereses aprovechan la crisis capitalista colonial para redondear sus sueldos y prebendas quizás porque inconscientemente prevén que la etapa de explotación de nuestro pueblo está llegando a su fin y se aplican aquello de: “Del agua derramada aprovecha la que puedas”.
Ya es hora de que los canarios y canarias silvestres nos sacudamos la modorra que no ha mantenido infectados e ignorantados durante siglos y, todos a una, expresemos el próximo sábado día 24 de octubre nuestro irrevocable propósito de Descolonización e Independencia para nuestra Matria en la manifestación que partiendo de la Plaza de Abajo (Antiguo Mercado) recorrerá varias calles de La Laguna, revestidos de nuestros colores naturales, el blanco espuma de mar, el azul cielo, el amarillo retama y el verde de nuestras estrellas. Indudablemente comenzará un periodo de regeneración del sentimiento de pertenencia y a no dudar, muchos canarios enjaulados aprovecharán la reposición del alpiste para iniciar su vuelo hacia la libertad.
Octubre de 2009.
¡DESCOLONIZACIÓN E INDEPENDENCIA!
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