martes, 20 de diciembre de 2011

HÉROES DE LA NACIÓN CANARIA




CAPITULO I

EPOPCA PRE-COLONIAL

En la mañana del 24 de junio de 1478 de desembarcaron en el litoral de La Isleta (hoy parte-norte de la ciudad de Winiwuada n Tamaránt [1]-Las Palmas de Gran Canaria- aún teniendo como destino el de Gando -centro-este de la isla, punto habitual de desembarco de las incursiones europeas), las tropas invasoras al mando de Juan Rejón.

Era la invasión genocida del imperialismo de las Coronas Castellana-Aragonesa, las antecesoras de la actual española. Un ejército que era considerado imbatible en el mundo conocido en la época, como el español, fue derrotado en varias ocasiones por la gesta heroica e inteligente de la resistencia Guanche, gestos heroicos que fue puesto de manifiesto en múltiples batallas sostenidas por nuestros ancestros frente a los invasores europeos desde 1345 (expedición de Álvaro Guerra a Titeroygatra-Lanzarote) hasta 1496 en se produce el asentamiento europeo en la isla Chinech (Tenerife).

Si bien los europeos dan por sometido la totalidad del Archipiélago Canario con el denominado pacto de Los Realejos, en realidad no fue así, pues si bien los menceyatos que no se opusieron con las armas a los invasores y un sector de los conocidos como bandos de guerra asumieron dicho pacto, la realidad es que la mayoría de los integrantes de la liga defensiva no lo asumieron, retirándose a las zonas más abrutas de la isla formando los núcleos de resistencia denominados por los castellanos como alzados los cuales sostuvieron una continua guerra de guerrillas contra los invasores durante mucho tiempo, siendo una constante causa de incertidumbre para los colonizadores tal como quedó reflejado en las actas del Cabildo colonial.

No existe documentación alguna que recoja que dichos alzados hayamos asumido el pacto de Los Realejos y mucho menos que nos hubiéramos entregados a los invasores, el paso del tiempo y la inercia a desembocado en una especie de tregua no declarada, por tanto, podemos afirmar que continuamos alzados y por consiguiente en guerra con Castilla y sus herederos políticos e ideológicos.

Los pueblos coloniales van construyendo la historia mediante los códigos, categorías y límites que le impone el colonizador. Y en ese proceso ideológico algunos colonos cooperan con el discurso que impone el que pretende dominar. El coloniaje es tan devastador que aún entre los que fungen como portavoces de la liberación se escuchan voces idénticas a las de sus amos. Son las voces de los esclavos ladinos disfrazados de demócratas. Son los jilufos de servicio, muy adheridos a las mamas del presupuesto colonial y su vida de burguesitos privilegiados. El colonialismo es así. Y como la historia es un arma política, nuestra historiografía es colonialista. Como historia oficial la imponen en escuelas y centros universitarios y a través de todos los aparatos ideológicos del Estado como muy bien los describió Louis Althusser.
 
Pero la historia colonial, como toda contradicción, siempre tiene las expresiones en acciones y narraciones que le son contestarias. Y con ese cuadro, siempre de entrada, nos corresponde en este día intentar combatir esa historia oficial que siempre ha condenado, desvalorizado o subestimado nuestras gestas libertarias. Y en ese contexto es el que surge la necesidad de reflexionar sobre la acción de nuestros kankus.[2]

Ante las abrumadoras campañas endófobas que continuamente desarrolla el colonialismo en nuestra nación fielmente secundada por una pléyade de jilufos estómagos agradecidos incrustados en todos los estamentos de nuestra enferma sociedad, recordemos que por nuestra sangre circula los genes de quienes un día hicieron frente y derrotaron en varias ocasiones a quienes hoy nos dominan y oprimen, despertemos de esta modorra y hagamos aflorar los espíritus de nuestros héroes matrios o patrios que están latentes en nuestro ser. Veamos la semblanza de algunos de ellos:

ACÁYMO DAMIAGA. Mencey[3] de Tacoronte. Fue un valeroso guerrero. Según Núñez de la Peña alcanzó una grave herida en un muslo en la supuesta batalla de la Victoria favorable a los españoles; y al celebrarse la paz de Taoro o Realejos, se presentó con una pica ganada al enemigo aun tinta en sangre. Después de bautizado se llamó Fernando o Hernando de Taco­ronte y fue uno de los que desempeñaron papel más eficaz en la sublevación del Mencey Ichasagua, cinco años después de dada por parte de los invasores por finalizada la con­quista.
 
Casado con la que más tarde después del bautizo impuesto por los invasores se llamó Ma­ría Hernández y Fernández tuvo 8 hijos, según de Arribas: Poseía casa en La Laguna , donde testó en 1.° de marzo de 1520 ante Alonso Gutiérrez, como consta al f. 499 y fue datado en Arona, Igueste y otros puntos de la isla. Tacoronte era uno de los nueve menceyatos en que estaba dividida administrativamente la isla Chinech (Tenerife) en el momento de la invasión de los castellanos. Fueron sus hijos los siguientes:

Francisco Hernández Tacoronte, hijo primogénito de Fernando Tacoronte (Acaimo, mencey de Tacoronte) que casó con Leonor Alonso, veci­nos en Acentejo. Testó ante Sebastián Páez. Registro de 1526 y 27, folio 304. Dejó 7 hijos.

Juan Hernández Tacoronte hijo segundo de Fernando Tacoronte (Acaimo, mencey de Tacoronte), firmó poder para ante la Corte en los Realejos en 1540, folio 50.

Héctor Hernández (tercer hijo de Acaimo, mencey de Tacoronte), casó con María Jordán, vecinos en el Sauzal.

María Rodríguez y Hernández. (4ª hija de Acaimo, mencey de Tacoronte)

Luís Hernández Tacoronte (hijo 5º de Acaimo, mencey de Tacoronte), casó con Luisa Vera, se avecindaron en Adeje.

Fernando ó Hernando Tacoronte el 2º, 6º hijo de Acaimo, mencey de Tacoronte), casó con María González.

Antón Hernández Tacoronte (7º hijo de Acaimo, mencey de Tacoronte), vecino en Candelaria.

Ana Hernández (hija 8ª de Acaimo mencey de Tacoronhte), casó con el Mencey Bencomo, y en segundas con Alonso Ramírez. Entenada fue Juana Tacoronte (entenada de Acaimo, mencey de Tacoronte), que casó con Juan de la Barquilla. (Cipriano de Arribas y Sanchez (1993:74)

Según el Doctor Ignacio Reyes: Expr. t. Taconte, Tacoront, Tacoronta, Tagoronte, Taraconte.? *takoronte > takur-n-tt?y, comp. m. sing. fig. ‘monte de la vuelta’. *(a)-takur (?) > t?kor, s. m. sing. de [T·K·R] ‘extremo hinchado (nudo) de una cuerda, bastón, etc.’, ‘especie de látigo rígido de cuero con el extremo hinchado que sirve para tocar el tambor’, fig. ‘falta de pelo en la cabeza, cabeza pelada (término burlesco)’, fig. ‘monte, montaña, macizo’. N. B. Se relaciona con el verbo [D?/T·K·R] ?d?k?r > ?t?k?r, tkur ‘llenar, colmar, rellenar’, ‘completar’, aunque el concepto isleño parece haber adoptado la acepción toponímica (con la habitual aféresis de la vocal de estado).*n, prep. de [N] ‘de’. *tt?y > tte, n. vb. m. sing. de [T·Y] ‘giro, vuelta’. N. B. El análisis interdialectal sólo acredita este enunciado como aoristo (forma imperativa del verbo, en realidad), que en las hablas isleñas a menudo presentaba todavía una fuerte carga nominal (como en las realizaciones más antiguas de la tamazight y en la tradición afroasiática). (Ignacio Reyes)
 
El Menceyato de Tacoronte ocupaba una superficie considerablemente superior a la del actual municipio de Tacoronte, incluyendo los actuales Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria y Santa Ursula, y el propio Tacoronte.
 
El menceyato de Tacoronte fue uno de los integrantes de los bandos de guerra junto con los menceyatos de Tegueste, Taoro, Icod y Daute. Los bandos de guerra se opusieron ferozmente a las tropas castellanas librando cruentas batallas con ellas a fin de evitar la conquista y colonización de la isla. Dos de esas batallas, con distinto balance final, tuvieron lugar dentro del territorio de este menceyato, hablamos de la batalla de La Matanza de Acentejo y la dudosa denominada de La Victoria de Acentejo. Tras concluir esta segunda batalla de Acentejo comienza la ocupación y colonización de la isla.

ATANAUSU:= *a-tanna-usu, comp. m. fig. ‘razona bien’.*t-anna, n. vb. f. sing. de [N] ‘propósito, palabra, discurso intencionado, alocución’.*usu, n. vb. m. sing. de [S] ‘hecho de estar plenamente desarrollado’, ‘hecho de ser conveniente’. Expr. t. Atanausu, Átanauzu, Tanausa, Tanause, Tanauso, Tanaussu, Tanausu, Tanaúsu, Tanausú, Tanauzu, Tanuithu, Tenausu. (Ignacio Reyes).

El bando de Aceró, corresponde al actual territorio de la Caldera de Taburiente, cuya accesibilidad ofrece grandes dificultades.

En este lugar Tanausú liderará la resistencia a la invasión castellana siendo el último caudillo de Benahuare (La Palma) en resistir a las tropas invasoras dirigidas por Alonso Fernández de Lugo. Los castellanos fueron rechazados en dos ocasiones en sus intentos de penetrar en la región de la Caldera.

Viendo la imposibilidad de penetrar en la Caldera y de realizar una conquista militar de este territorio, Alonso Fernández de Lugo, haciendo uso de su habitual deshonor, recurre al engaño, y convoca a Tanausú a una reunión en el paso de Adamacansis para tratar la paz a través de Juan de Palma, un familiar de Tanausú que se había convertido al cristianismo. Cuando Tanausú acude a dicha reunión acompañado de su séquito se ve envuelto en una emboscada en la cual es apresado.
 
Ya capturado, Tanausú es conducido en barco como esclavo a España pero durante el trayecto se niega a comer dejándose morir de hambre. Este héroe awuara (palmero) protagonizo la primera huelga de hambre recogida en Canarias durante su historia colonial.

ARTEMY: Posible nombre del hijo de Attidamana y Gumidafe, o bien sobrenombre de este último, heredero de los derechos de la jefatura centralizada de la Isla. Expr. t. Artamy, Artemís, Artemy, Artemys, Arthemy.? *a-rtem, n. ag. m. sing. de [R·T·M] ‘el que hinca, hunde, desploma’ o ‘comprime, aprieta’. (Ignacio Reyes)

El 5 de octubre de 1405 el pirata normando Jean de Bethencourt zarpa con una escuadrilla de navíos de Titoreygatra (Lanzarote) con destino a Tamaránt (Gran Canaria) al objeto de invadirla y conquistarla.

Durante la travesía un fuerte temporal dispersa sus naves dos de las cuales fueron llevadas por la corriente y los fuertes vientos hasta las costas del continente, donde saquearon lo que pudieron.

La nave de Bethencourt llega a Tamaránt (Gran Canaria) los normandos desembarcan en la playa de Arguineguin y como era habitual tratan de conseguir la sumisión de los canarii mediante un pacto o tratado, al no conseguir sus fines los normandos confiados en su superioridad armamentística tratan de depredar el país.

Algún autor nos narra el suceso con tintes ciertamente bucólicos: “Los normandos se encuentran ya alejados de la costa y continúan la penetración en la Isla. De repente... sobre las confiadas y desprevenidas tropas normandas, cae una lluvia de piedras, dardos y gruesos troncos de palmera. Era la respuesta de los inteligentes, astutos y aguerridos canarios a los invasores. Artemi Semidán había preparado la emboscada. El gran Artemi Semidán, el más noble y famoso de todos los jefes canarii, avisado por los vigías de que unas naves se aproximaban a la Isla, reunió a sus hombres y preparó la emboscada.”

Ante la acometida isleña, Bethencourt intenta ordenar su ejército, pero fue inútil. Entre los normandos cunde el pánico y corren hacia la playa. Entonces, los canarii salen de sus escondites y a pecho descubierto se abalanzan sobre los invasores en un cuerpo a cuerpo arrollador. Los garrotes de madera de acebuche blandidos por los canarii pueden más que las espadas normandas.

Los canarii, a pesar de la victoria, no entonaron sus clásicos cantos porque, entre sus bajas se encontraba el heroico Artemi Semidán, quien muere en Arguineguín defendiendo la independencia de la Matria (patria) en 1405.

Veamos la visión que del asalto nos ofrecen los cronistas de la expedición depredatoria Bontier y Le Berrier:

[…] Seguidamente Moseñor de Béthecourt se fue a Gran Canaria y tuvo repetidas conferencias con el rey Artamy, y allí llegó una de las barcazas que había estado en la costa de Bojador, en que estaban hombres de mi dicho señor de Béthencourt, uno llamado Jean Le Courtois, Guillaume de Áuberbosc, Haníbal d`Andrac y varios otros compañeros; cuando llegaron allí, se mostraron orgullosos por haber entrado tan lejos en tierra de sarracenos; entonces dijo un normando llamado Guillaume de Auberbosc que con veinte hombres pensaba que podía atravesar toda la isla de Gran Canaria, a pesar de todos los canarios, los cuales pretenden ser diez mil hombres de guerra. Y contra la voluntad de Moseñor de Béthencourt empezaron la escaramuza y bajaron a tierra en una aldea llamada Arguineguin, en dos botes 45 hombre, y entre ellos habían varios, y empujaron a los canarios muy lejos hacia el interior y se desorganizaron mucho. Cuando los canarios vieron su desorden, se reunieron y le embistieron y se apoderaron de uno de los botes y le mataron a 22 hombres. Allí murieron Guillaume de Áuberbosc, que había hecho y empezado la escaramuza, Geoffroy d’Auzoville, Guillaume de Alemania, Jean Le Courtois, teniente del dicho señor de Béthencourt, Haníbal, bastardo de Gadifer, y un tal Seguirgal, Girard de Sombray, Jean Chevalier y varios más.” (Le Canarien, 1980:195-196).

ARMICHE. Último Rey Guanche de la isla Esero (Hierro), después de fuerte resistencia fue sometido y esclavizado mediante las arteras mañas traidoras de los piratas invasores, actitud desleal que era incomprensible para los espíritus nobles de los antiguos bimbaches.

AYOZE-YOSE. Uno de los jefes de la Isla cuando se produce la llegada de Bethencourt, que toma el nombre de Luís al ser bautizado. Ú. m. Ayoze. Expr. t. Ajose, Ajoze, Ayozé, Aysse. ? *a-yuhsah > ayose, n. vb. m. sing. de [S] ‘el (que) llega’. N. B. El nombre se documenta también en la t?h?ggart bajo la forma Yusa y en el antiguo líbico a través de la secuencia ysh (Prasse 1972: 159). (Ignacio Reyes)

Resistió con coraje a los mercenarios europeos hasta el 25 de enero de 1405, fecha en que los piratas de Jean de Bethencourt dieron por sometida la isla Erbania (Fuerteventura).

ADARGOMA:= addargoma ankor, n. ag. m. sing. de [N·K·R] ‘levantarse, alzarse, sublevarse’, aunque admite también la acepción ‘macho cabrío’ (ankur). Nombre de un jefe militar pariente de Benytomo. (Ignacio Reyes). Célebre capitán de los tabores del gran caudillo Kebehi Benchomo y que fue valiente en la batalla de La Matanza de Acentejo.

ANAGO:= *a-nagaw, n. vb. m. sing. de [N·G·W] ‘rugir (el guerrero en el combate)’. Nombre del isleño que, en octubre de 1402, consiguió escapar de la traición del conquistador normando Bertín de Berneval. Expr. t. Agabo, Aguaho, Ahuago, Ahuargo, Auaga, Avago. N. B. La grafía de la fuente (Le Canarien) en la versión conocida como «ms. G» [ca. 1420] es perfectamente clara; en cambio, en el «ms. B» [d. 1494] caben ciertas dudas acerca de una eventual confusión entre Anago y Auago. Pese a todo, las hipótesis explicativas se mueven en ambos casos en un espacio semántico muy próximo. (Ignacio Reyes).

ARAFUNCHE. Chaurero de Tínzer[4] (Taco-Chinech), valiente sigoñe[5] muerto al frente de su cuadrilla en la batalla de Ofra; de quien se cuenta “ganó el te­rrero” como jugador de palo en los últimos Juegos Beñesmares del reino de Tacoronte.

Decidida en 1490 por los colonos Maldonado y Saavedra la empresa de la invasión de Chinech (Tenerife) y madurado el proyecto, se acordó convocar las tropas reclutadas en Tamaránt (Canaria) y Erbania (Fuerteventura) y embarcarlas en el puerto de las Isletas, para caer con ellas por sorpresa sobre las poco popbladas costas de Añazu (hoy Santa Cruz de Tenerife) en el Menceyato de Güímar.

Así se verificó en la primavera de aquel año y, como la travesía era de pocas horas, se hallaron los buques fondeados en aquella rada antes de que los guanches pudieran advertir su presencia. Sin embargo, aquella soledad no se prolongó largo tiempo, pues los guanches estaban siempre alerta sabiendo, tal vez, que la isla vecina había pasado ya a poder de sus enemigos. El mencey de Güímar, rey de aquel menceyato, al ver los buques reunió al momento un buen número de guerreros, gente dispuesta y ágil, y apostándose con ellos en la Cuesta de Arguijón esperó en una buena posición el ataque de los invasores. El inexperto e impaciente Maldonado, después de desembarcar sin dificultad sus tropas, compuestas de 150 soldados entre castellanos y canarií, sin esperar a Saavedra que con las milicias coloniales de Erbania (Fuerteventura) se hallaba todavía a bordo, se alejó de la playa y principió a trepar la cuesta por la zona de Ufru (Ofra), llena entonces de matorrales y difíciles pasos, esperando con esta precipitación llegar al llano antes que pudieran oponerse los guanches; pero éstos, saliendo de su emboscada en el sitio más peligroso y 1anzando sus piedras y dardos en medio de sus acostumbrados ajijides[6], detuvieron la marcha del gobernador colonial, quien, a pesar de la sorpresa, pudo sostener el choque y esperar a Saavedra que oportunamente vino a socorrerlo.

Con este auxilio, y aunque en sitio tan desventajoso, pudo prolongarse la lucha y dar lugar a que los jefes acordasen una prudente retirada que se verificó en buen orden y con lentitud, llevándose sus heridos y embarcándose todos sin dilación, no siendo hostilizados por los guanches quienes no acostumbraban a perseguir a los enemigos derrotados, satisfechos con haber obtenido aquella fácil victoria, la cual sería conocida como la batalla de Ufru (Ofra).

Los invasores, dejando cien hombres muertos en la cuesta y un número considerable de heridos, regresaron a Tamaránt (Canaria) avergonzados de su derrota y dispuestos a no repetir tan inútiles y costosas aventuras. En esta batalla Arafunche se distinguió como uno de los mejores guerreros de su tiempo.

   
 
CAPITULO II
 
BENCHOMO: Expr. t. Benchomo, Benitomo, Bentomo, Ventomo. Ú. m. Bencomo (por lectura latinizante del dígrafo ch).= benčom < *we-n-ytum, comp. m. fig. ‘ambicioso’.*wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.*yətum > (i)čom, n. vb. m. sing. de [T·M] ‘anhelo, ansia’, ‘ensoñación’. (Ignacio Reyes).
Una de las figuras más importantes en los días tristes de la invasión y conquista de la
Isla Chinech (Tenerife) fue, sin duda alguna, la del Mencey de Taoro, jefe de los confederados, para hacer frente a la invasión castellana-aragonesa, Kebehi Benchomo, denominado por los propios españoles como el Rey Grande de Tahoro.
 Benchomo ó Benitomo, también denominado Quebe-ey el esforzado, el cual era viudo é hijo de Quehebi Imobach, y su madre se llamaba Caseloria, la que era hija del príncipe Serdeto de Anaga.

Uno de los acontecimientos históricos más importantes desarrollados durante el expansionismo del entonces naciente imperio colonial español, tuvo lugar en la comarca de Acentejo: “Expr. t. Acantejo, Açentejo, Asentejo, Centego, Centeio, Centejo, Çentejo, Centexo, Sentejo, Sentexo, Zentexo.― azentegho < *azen-teγăwat, comp. m. sing. lit. ‘resonancia continua’. *a-zen, n. vb. m. sing. de [Z·N] ‘resonancia, zumbido, retumbo’.*te-γăwa-t > tegho, n. vb. f. sing. de [Γ·W] ‘retumbar, resonar (sonido, grito humano o animal, cuerno, etc.)”. (Ignacio Reyes). Sitio que a partir de entonces tomó el nombre de La Matanza de Acentejo en Chinech (Tenerife). En este lugar, las tropas mercenarias dirigidas por el destacado mercenario, traficante de esclavos y masacrador de pueblos al servicio de la corona castellana, Alonso Fernández de Lugo, vio doblada su altiva e insolente cerviz, ante el más grande caudillo que ha tenido la Matria[7] (patria) Canaria, el grande entre los grandes de su tiempo, Kebehi Benchomo.
“La batalla de Acentejo supuso la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en sus conquistas imperialistas, no sólo en Canarias (cuya conquista duró casi un siglo), sino que, en las innumerables batallas sostenidas por la conquista del Continente americano, las tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de hombres como la que sufrieron en el encuentro de La Matanza de Acentejo, donde los Tabores[8] de guerreros guanches compuesto por 300 hombres dirigidos por el Achimencey Chimenchia/Tinguaro, (hermano de Kebehi Benchomo), infligió al ejército invasor la mayor derrota que jamás sufrieran los ejércitos españoles en sus aventuras coloniales durante la baja Edad Media.
En cuanto a la cantidad de efectivos que componían el Ejército expedicionario invasor los cronistas no coinciden en sus apreciaciones, así Fray Alonso de Espinosa aventura que las tropas invasoras estaban compuesta por unos novecientos hombres, sin que mencione a los caballos y a la artillería.
Por su parte, el ingeniero de fortificaciones  cremonés Leonardo Torriani, al servicio de la corona española en su "Descripción de las Islas Canarias" nos dice que la expedición invasora constaba de unos mil soldados y cuarenta caballos. Ambos cronistas están totalmente herrados en sus apreciaciones como veremos a continuación.
Es bien sabido lo aficionados que eran los cronistas de la conquista a dar cifras exageradas del numero de los enemigos y a reducir el de las tropas propias, tanto en número de operativos como en las bajas habidas de uno u otro bando, por ello vamos a tratar de aproximarnos al número real de mercenarios que componían el ejército invasor.
En Cédula de 29 de diciembre de 1493, se dicta el convenio para el transporte de las tropas desde la metrópoli a Gran Canaria, en éste, quedó estipulado como límite máximo para el embarque de la totalidad de las huestes mercenarias, reclutadas la fecha 15 de marzo de 1494, que se componían según el asiento, de: “...mil e quinientos peones e çiento de caballo, y además estipula que, e de las islas de Canaria, que están pobladas de Cristianos, cuatroçientos peones e sesenta de caballo...”. Por este documento queda claro que, el ejército conquistador reunido en la Isleta, (Gran Canaria), constaba de 1.900 peones y 160 caballos, para cuyo transporte, según testimonio del propio Alonso Fernández de Lugo, se emplearon 30 navíos, a éstos habría que sumarles los guanches aportados como auxiliares -a quienes Lugo les debió la vida-, por los Menceeyes de Naga, Güímar, Abona y Adexe los cuales podemos cifrar a la baja en unos 600 guerreros, teniendo en cuenta que de los restos de las hordas de Lugo que alcanzaron el lugar de Añazu (Santa Cruz) después de la derrota de Centejo, estos lograron embarcar con engaños a 300 de los auxiliares güímareros (los cuales fueron vendidos como esclavos en España), nos induce a pensar que el número de auxiliares fue mayor del que proponemos, por tanto, el total estimado para el contingente invasor es de 2.500 peones y 160 caballos, este dato queda corroborado por el historiador don Tomás Marín de Cubas, quien posiblemente lo tomó de A. Cedeño y que refiriéndose a la segunda entrada de los españoles dice: ."Buscáronse espías y dieron por aviso que no tenía gente junta de pelea para venir a buscarlos a la playa, porque había gran mortandad en la tierra, o ya fuese por estar apestados por la corrupción de más de 2000 cuerpos que quedaron por enterrar el año pasado en la batalla de Centejo...".

LUGAR DE LA BATALLA: Desde el campamento de Jardina[9] el ejército invasor se puso en marcha con grandes precauciones, pues durante su marcha hacía el Valle de Tahoro eran hostigados continuamente por algunas partidas de guanches de los Menceyatos de Tegueste y Tacoronte, que les hostigaban por los flancos.
El ejercito invasor continuo su avance hacía Tahoro sin mayores dificultades, por el camino se iban apropiando de numerosos rebaños de ganados que pastaban aparentemente abandonados y que, por la natural rapiña de los mercenarios, éstos se resistían a dejar en el campo, así continuaron hasta la altura de la actual Cuesta de la Villa, donde decidieron hacer un alto y formar consejo de oficiales para determinar las medidas a tomar. En el consejo prevaleció la opinión de retornar al campamento de Añazu con la cuantiosa presa de ganados que tenían, seguidamente iniciaron la contra marcha hacía Eguerew (La Laguna). De esta manera tan poco estratégica retrocedía la vanguardia ufana con la rica presa, cuando en el aire sonaron unos agudos silbidos y ajijides que pusieron en movimiento desordenado a los hatos de ganados, al tiempo que caían grandes piedras y troncos de árboles sobre las sorprendidas tropas españolas, los banotes hendían el aire yendo a encontrarse bruscamente con los pechos de los mercenarios traspasando sus corazas.
Pasado los primeros momentos de estupor en el Ejército invasor, cada uno buscó, por instinto, un grupo donde apoyarse y, sin previo concierto, entregados a su propia iniciativa, se organizó una especie de defensa por pelotones ante la imposibilidad de maniobrabilidad de los caballos, el arma más efectiva de las tropas españolas. Bien pronto la línea del frente quedó convertida en un amasijo de cadáveres de hombres y caballos. Toda defensa ante el empuje guanche era inútil, en el fragor de la batalla destacaron por su arrojo y valentía Chimenchia, Sigoñé, Guadafrá, Arafo, Tigaiga y otros significados capitanes de Benchomo y sus aliados.
La derrota del Ejército español en la batalla, que después pasaría a conocerse como de La Matanza de Acentejo, fue total. De las tropas españolas, solamente logró sobrevivir un grupo de unos trescientos, de los que la mayoría eran canarii y algunos portugueses que a nado se refugiaron en una baja de la costa, y otro de unos treinta que lo hizo en una cueva, como veremos más adelante. Entre los hechos recogidos por los cronistas destacan tres que merecen ser narrados. El primero, la vergonzosa huida a uñas de caballo ayudados por algunos auxiliares güimareros del capitán Alonso Fernández de Lugo y, parte de su plana mayor, quienes abandonando a su suerte lo que restaba de sus tropas y, atravesando Chicayca (La Esperanza), ganaron la seguridad del torreón de Añazu (Santa Cruz). El segundo, es que, llegado Benchomo (quien se había quedado en los campos de La Orotava en previsión de un ataque por parte de los bandos confederados con los españoles, según algunos autores, o para cortar la retirada de los invasores si estos hubiesen decido replegarse a Tahoro según otros), en las postrimerías de la batalla encontrando a su hermano Chimenchia sentado en una piedra, le recriminó de la siguiente manera: -¿cómo es esto hermano, mientras tus hombres se baten con el enemigo, tú estas holgando?.- A lo que respondió Chimenchia, -hermano, yo he hecho mi oficio de capitán que es conducirlos a la victoria, ahora los carniceros hagan el suyo,- dando a entender con ello que un caudillo no tiene que mancharse las manos con la sangre de los vencidos si no es en defensa de su vida. El tercero, es el que un grupo de unos 30 de soldados, posiblemente informados por los isleños aliados, buscaron refugio en una cueva, los cuales, concluida la batalla, obtuvieron la misericordia y ayuda de Benchomo, quien los hizo conducir sanos y salvos al campamento español de Añazu.
Esta aptitud benevolente por parte del régulo tahorino se explica si, como creemos, los mercenarios se refugiaron en la Cueva Santa del Sauzal o en la necrópolis de la Montaña de los Guanches. Es bien conocido el respeto del pueblo guanche por los lugares Santos y el derecho de refugio que adquirían los asesino que se acogían en los lugares sacros. Hechos similares se habían registrado durante la conquista de Tamaránt (Gran Canaria), y posteriormente se repetiría en transcurso de la batalla de Eguerew (La Laguna).
En el glorioso día de la batalla de La Matanza de Acentejo, un 29 de mayo de 1494 las armas españolas sufrieron la mayor derrota y humillación que jamás les fuera infligida durante su larga etapa imperialista de colonización, ocupación y masacre de este y  otros pueblos. Los principales artífices de esta derrota  fue un grupo de solamente 300 kankus (guerreros) guanches de los Tabores de Taoro dirigidos por el indómito Sigoñe  Chimenchia / Tinguaro.

¿DÓNDE FUE EL CAMPO DE BATALLA?
Uno de los aspectos que más interés ha despertado entre los investigadores ha sido localizar el lugar exacto donde tuvo lugar el enfrentamiento, en este aspecto, quizás el trabajo de investigación mejor desarrollado sobre el particular, y sin lugar a dudas, se debe al Amusnau tinerfeño don Juan Bethencourt Alfonso, por tanto, dejemos que sea él quien nos sitúe en el lugar exacto de los hechos.
"...Aunque sobrecarguemos estos antecedentes corriendo el riesgo de parecer difusos, no podemos menos que insistir en ciertos detalles para comprender las evoluciones que hizo el ejército invasor, por ser indispensable para precisar el campo de batalla y la causa de la derrota.
Los historiadores y la tradición están de acuerdo en el hecho de que el combate se libró en el Barranco de Acentejo (nosotros diríamos a partir del barranco de Acentejo), pero no lo están respecto a un sitio determinado. Unos dicen, han oído a sus mayores que la batalla tuvo lugar en las Guardas, próximo a la montaña de la Atalaya; otros que fue en el fondo del barranco de Acentejo, por el sitio que lo corta el camino de San Juan; Algunos afirman que este punto del barranco fue por donde lo atraviesa la calle de El Medio, y no pocos señalan diferentes lugares del camino de San Juan a la ermita de Guía, con especial Las Toscas de los Muertos o Callejón de Centejo, que se extiende a lo largo del borde Norte del barranco de Acentejo o de San Antonio, entre la carretera y la ermita de Guía.
Indudablemente hubo refriegas en todos estos sitios, que estaban en la línea de operaciones o camino de retirada que tomó la vanguardia del ejército, cuando ya sólo se batía para abrirse paso y salvar la vida, como lo consiguieron varios.
Para nosotros es evidente que el verdadero campo de batalla, o sea la región en que se preparó la sorpresa, fue a lo largo del camino de Santo Domingo, que atraviesa el caserío de Bubaque, a partir a del barranco de Acentejo, o séase del punto de unión de los caminos de los guanches o Centejo de Abajo con el de Acentejo o Real de San Cristóbal, que se verificaba, como queda dicho, en el borde Norte del barranco de Acentejo.
Como quiera que de todos los lugares señalados sólo la parte del barranco de Acentejo, que está atravesada por el camino de San Juan, es la que más se indica por los historiadores como en la que tuvo lugar la derrota, y por otra parte se sabe que este combate se libró sobre el camino que llevaba el ejército y en el barranco de Acentejo, sólo falta que dilucidar si el antiguo camino de o Real de San Cristóbal pasaba por el hoy camino de San Juan o por el de Santo Domingo.
No hemos encontrado ni sabemos exista ningún documento que resuelva de plano este asunto; por manera que hay que resolverlo "a posteriori" y por deducción.
Creemos que el antiguo camino de Acentejo bajaba a lo largo del borde Norte del barranco de San Antonio, hasta llegar a unirse en la ermita de Guía con el de los Guanches, que después unidos cortaban el barranco y se continuaban por el que hoy lleva el nombre de Santo Domingo.

1º. Porque según la tradición el camino de San Juan, si bien antiguo, es más moderno que el que va para abajo hasta la ermita de Guía. Entre estas tradiciones se halla la que ya contamos respecto a los numerosos rebaños del "principado" de Acentejo, que al pasar por este camino de 28 varas de ancho lo cubrían por completo desde la ermita de Guía hasta la montaña de la Morra. Además, si se estudia el camino de San Juan se ve que fue abierto después de la conquista para las necesidades agrícolas de los nuevos caseríos o pueblos de la Victoria, pues no lleva la dirección de las llanuras de Acentejo.
2º. Que aún viven ancianos que vieron, antes del trazado de la carretera y las nuevas roturaciones, que seguía el camino de San Cristóbal hasta la ermita de Guía, de más de 15 varas de ancho pero que se fue perdiendo a medida que ganaba el de San Juan, convirtiéndose al fin en una vereda.
3º. Que como se sabe que el camino del Real de San Cristóbal o de Acentejo iba para las llanuras de este nombre puestos en el terreno se observa que para que así suceda es tanto más fácil -por no decir necesario- cuanto mas se baja hacía la ermita de Guía; y que si el camino de Acentejo hubiera llevado la dirección de San Juan, para ir a Tahoro no se pasaría por dichas llanuras de Acentejo.
4º. Porque colocados sobre el terreno a ninguna otra región de los contornos es aplicable el sitio en que dice se dio la batalla la siguiente data, concedida en 1503:
"Yo el Adelantado Don Alonso Fernández de Lugo, Adelantado de las islas de Canaria, Gobernador e justicia mayor de Tenerife e San Miguel de La Palma e capitán general de Berbería, por el Rey e la Reina nuestros Señores e por virtud del poder de sus Altezas tengo que repartir las tierras de riego e de sequero e heredamientos de estas dichas islas, doy a vos Juan Benítez, como a vecino e conquistador que fuiste destas dichas Islas, y por los muchos trabajos que en estas conquistas obistes os do en nombre de sus Altezas, para vos y quien vos quisieredes un pedazo de tierras de sequero, que son en Acentejo, para sembrar pan, las cuales dichas tierras haveis de echar la linde desde un Pino que está en canto de la Rambla honda donde estuvimos el Día del desbarato de Acentejo...".
Y 5º. Porque, como veremos, a no ser la sorpresa en el punto de unión de los caminos de los Guanches y Acentejo o de San Cristóbal el ejército español hubiera tenido una retirada.”

Está ampliamente documentado, que entre los guanches en sus tácticas de guerra no figuraba la persecución y extermino del enemigo vencido que huye en desbandada, por esta razón Alonso Fernández de Lugo y el resto de los invasores pudieron alcanzar el fuerte de Añazu o de Santa Cruz, y reembarcar al día siguiente los supervivientes rumbo a Tamaránt (Gran Canaria), transportando con ellos mediante engaños a trescientos guanches auxiliares del bando de Güímar, los cuales fueron enviados a España para ser vendidos como esclavos, manera que tuvo Lugo de agradecerles el que le salvaran la vida en la rota de Acentejo.” (Eduardo Pedro García Rodríguez, 2004) 
La estirpe de Benchomo ha superado los avatares de los siglos, la persecución, el odio y el desprecio de los invasores , legándonos una saga de hombres y mujeres, que, a pesar del recelo mantenido por los conquistadores, colonizadores y sus descendientes hacía esta raza de gigantes, supieron aprovechar las contradicciones de la nueva sociedad impuesta, logrando situarse entre los estamentos de influencia social, económica, religiosa y política, donde han permanecido arraigados espiritualmente con nuestros ancestros. La estirpe de Benchomo ha aportado a la humanidad una Pléyada de hombres y mujeres que han contribuido con su iniciativa, capacidad creativa y esfuerzos al engrandecimiento de los pueblos, especialmente en América.

BETZENURIGA: “Hubo noticia en Levante de esta Isla, llamada Infierno, por los aragoneses llegados á la parte sur donde es Adeje á tratar de paz por los años del Señor 1347, y vino allí un Rey solo que dice tenía la Isla, llamado Betzenuriga con muchos capitanes, supieron el temple de toda ella y cómo eran idólatras teniendo un Dios llamado Jucanche, y cómo no admitieron tener con ellos paz diciendo que si allí volviesen otra vez á ese fin no saldrían vivos.” (Marin de Cubas)

BUENA JAURE. Citado como padre de Pedro el Canario, isleño que pleitea ante la corte castellana por su condición de hombre libre (23-III-1500).― Buenahuar < *we-n-ahwar, comp. m. lit. ‘éste es el antecesor’.*wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.*azwar > ahwar, n. vb. m. sing. de [Z·W·R > H·W·R] ‘hecho de preceder’. (Ignacio Reyes)

Este guerrero awara debió ser uno de los rehenes exigidos por Alonso de Lugo como garantía de que los awaras respetarían el pacto de paz, en realidad una de las falacias habituales en este esclavista para poder vender en los mercados de esclavos españoles a los guanches de los bandos de paces.

El investigador español Eduardo Aznar Vallejo recoge algunos extractos de documentos relativos al pleito que este awuara mantuvo en la metrópoli en defensa de su condición de hombre libre, de dichos documentos exponemos algunos ejemplos: 1502 Octubre 18. Madrid. Incitativa al conde de Cifuentes, don Juan de Silva, alférez mayor, mienbro del Consejo y asistente de Sevilla, para  que determine en la petición presentada por don Pedro Palmes, en nombre de los canarios de La Palma, que se entregaron a Alonso de Lugo y fueron vendidos por este en dicha ciudad, so pretexto de un levantamiento, y para que se oblige a Alonso de Lugo a dar cuenta de los bienes que les tomó y a los dueños a no venderlos o transportarlos a otros lugares, hasta que se vea en la Corte el pleito que trata sobre su libertad” (E. Aznar, 1981:114)

BENEHARO:= benehar < *we-n-ăwəssar, comp. m. ‘viejo’.*wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. Ti n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.*ăwəssar > ăwššar > ehhar, adj. vb. m. sing. de [W·S·R] ‘vejez’. Expr. t. Benearo, Benecaro, Benecharo, Benhearo. (Ignacio Reyes).

Las relaciones entre el mencey de Anaga Beneharo y el invasor Alonso Fernández de Lugo nunca fueron muy claras ni ante ni después de la invasión de la isla, el invasor siempre desconfió de Beneharo e hizo lo posible por desterrarlo de la isla consiguiendo para ello una orden de la corona castellana aduciendo para ello que el mencey era un peligro para la estabilidad de la colonia.

Beneharo, cuyo nombre cristiano, una vez bautizado por el rito católico, fue Hernando o Fernando de los Santos. El procurador de pobres Sepúlveda; solicitaba y los monarcas castellano-aragoneses accedieron a que el caso fuera visto por el juez especial designado para tramitar los procesos de los canarios, don Juan de Silva, conde de Cifuentes, asistente de Sevi1la.  Se encomendaba al citado Juez que, oídas las partes, hiciera justicia a la petición del procurador.

Algunos autores dicen que no hay referencia expresa de que el mencey estuviera en Sevilla, aunque tampoco de que hubiera vuelto a Chinech (Tenerife). Se deduce del documento que el mencey había conservado su hacienda en la Isla después de la invasión y conquista, algo que sólo puede deberse a su pertenencia a un bando de paces, y que el gobernador colonial Alonso de  Lugo la había incautado, sin especificar el motivo. Este documento nos hubiera inducido a equívoco si no conociéramos otro de dos años después, que nos aclara la situación.

En febrero de 1502 el Consejo de Castilla respondía a otra petición de justicia de Don Hernando. Por lo que parece, el juez Silva no había hecho justicia al mencey, por lo que el asunto se dirigía al gobernador de Tamaránt (Gran Canaria), a quien encomendaba actuar como juez. Sabemos por esta carta que los monarcas habían ordenado expresamente al mencey que se trasladara a vivir a la isla de Gran Canaria, posiblemente para evitar problemas con el invasor Alonso de Lugo.

Más datos se aclaran con este documento: 1502 Febrero 22. Sevilla. Orden al gobernador de Gran Canaria para que haga justicia en la petición de don Fernando, canario, antiguo rey de Anaga, a quien Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife, prohibió pasar su hacienda des­de esta isla a la de Gran Canaria, a donde se trasladó por mandato real, y le
tomó la mitad de su ganado y dos esclavos, que había comprado a Alonso de
Lugo por ser sus parientes. Se ordena, así mismo, que dicho gobernador, previo
juramento de pobre de don Fernando, haga que un letrado y procurador le ayu­
de en dicha causa y que los escribanos públicos de dicha isla no le lleven dere­
cho alguno por las escrituras que pasen ante ellos.”
 (Aznar Vallejo, 1981:112)

Alonso de Lugo, cuyo fin era el de apoderarse de los ganados del mencey, pretextando el empobrecimiento de la región de Anaga, no le permitía llevar consigo su ganado, prácticamente el único bien de que disponía don Hernando. Eran frecuentes estas actitudes injustificables en el invasor y gobernador. Hay que reseñar que era moneda corriente en aquellos años que las autoridades coloniales intentaran evitar que los habitantes, fueran castellanos o guanches, se trasladaran de una isla a otra llevando todos sus bienes. Problemas de este tipo hubo con bastante frecuencia y no sólo con los guanches.

El otro dato importante a tener en cuenta es el referente a los esclavos. No se trataba de esclavos del mencey, sino del invasor, que fueron comprados a éste por don Hernando y liberados a continuación, ya que eran sus parientes. Esta técnica de ahorramiento o liberación de esclavos guanches por parte de sus parientes o amigos libres se estaba dando en la isla desde hacía tiempo, y fue considerada varias veces como peligrosa por los invasores esclavistas  miembros del concejo de los europeos establecidos en  la isla.

De esto debe deducirse que don Hernando sí volvió a Chinech (Tenerife), aunque fuera por poco tiempo.

No sabemos si la orden de los monarcas de que se trasladara a Tamaránt (Gran Canaria) fue dada desde su llegada a Castilla en 1496 o cuando regresó a Chinech (Tenerife). El hecho es que, en cualquier caso, le dio tiempo de liberar a sus parientes esclavizados.

Como detalle emotivo, el mencey también solicitaba que se le diera el beneficio judicial de pobreza dando “el juramento e solemnidad de pobre” (ver documento al final de estas líneas)  y se le asignara letrado y procurador de oficio. La respuesta del Consejo de Castilla a la petición del mencey consistió en encargar al gobernador de Tamaránt (Gran Canaria), por entonces Antonio de Torres, que hiciese justicia al agraviado, asignándole un letrado de oficio para la defensa de los intereses lesionados y prohibiendo que se le cobrara derecho alguno por el litigio.

Conocemos por otras fuentes que el mencey de Anaga se asentó en Gran Canaria en la sureña Arguineguín, donde aparece dedicado a actividades pastoriles en 1505 acompañado de sus dos hijos don Diego y don Juan de Anaga.

El trato dado por los invasores a los menceyes de los bandos de paces fue más benévolo que a los de los bandos de guerra. Todos estos hechos se complementan con un tercer documento, que hasta este momento nadie había puesto en relación con los otros dos, de noviembre de 1504. Se trata de una solicitud de información del Consejo Real al gobernador de Tamaránt (Gran Canaria) sobre otra queja de don Hernando. Según este documento, el pleito entre el mencey y Alonso de Lugo fue fallado por el gobernador de Gran Canaria, que en aquellos años tuvo que ser, o bien el teniente de gobernador Juan Fernández de Anaya en ausencia del gobernador Antonio de Torres, que falleció en octubre de 1502, o  bien el nuevo gobernador, Alonso Escudero, que llegó a Tamaránt (Gran Canaria) el 10 de noviembre de 1503. La sentencia fue favorable al mencey, para contrariedad del gobernador Alonso de Lugo, quien, según el documento, dio al mencey un plazo perentorio de sesenta días para trasladar su hacienda a Tamaránt (Gran Canaria), tiempo en que don Hernando no pudo sacar todo lo que tenía en Chinech (Tenerife). Una vez se cumplió el plazo, Lugo lo privó de hacerlo.
Don Hernando se quejaba de esto, y además del hecho de que el gobernador, ya adelantado por entonces, no le permitía ir a la isla de Benahuare (La Palma) a cobrar deudas que tenía allí, por lo que perdió mucho dinero. Esta noticia indica que el nivel económico del mencey, aunque no fuera de riqueza, con la relatividad de lo que se podía entender por riqueza en aquellos años y en aquellas circunstancias, no era de los peores. Si don Hernando pudo liberar a sus parientes comprándolos al gobernador y pudo hacer tratos comerciales, aunque fueran de simple venta de ganado con pago aplazado, es evidente que poseía un significativo potencial económico en un momento en que el ganado era el principal bien de la isla, lo que le permitía incluso hacer llegar su voz a la Corte castellana y, lo que es más novedoso, que realmente tuvo que estar una temporada residiendo en Chinech (Tenerife) después de la invasión y conquista.

No hay más noticias de don Hernando de Anaga. Dudamos de que lograra recuperar la hacienda que estaba pendiente de sacar de Chinech (Tenerife) dada la insaciable sed de rapiña de que era presa el invasor Alonso de Lugo. (Mariano Gambia García, 2007)

1502 Febrero 22. Sevilla. El rey de Anaga don Fernando denuncia los atentadas cometidos contra su persona por el capitán conquistador y esclavista Alonso de Fernández de Lugo. Incitativa del Consejo real para que el gobernador de Gran Canaria administre justicia en el caso:

Don Fernando, rey canario. Ynçitativa.
 
Don Fernando y doña Ysabel por la graçia de Dios rey y reyna de Castilla, de León, de Aragón, de Siciilia, de Granada, de Toledo, de Valenlçia, de Gallisya, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Jahén, de los Algarbes, de Algezira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, condes de Barcelona e señores de Vyscaya e de Molina, duques de Athenas e de Neopatria, condes de Ruysellón e de Gerdania, marqueses de Oristán e de Goeano. A vos el que es o fue  nuestro governador de la ysla de la Gran Canaria, o a vuestro lugar theniente en el dicho oficio, e a cada uno de vos a quien esta nuestra carta fuere mostrada, salud e gracia. Sepades que don Fernando, rey que fue de Naga, canario de la isla de Thenerife, nos fizo relal;ión por su petición diziendo: que al tiempo que, por nuestro mandado, se pasó de la dicha ysla de Thenerife a esa dicha ysla de la Gran Canaria, dis que Alonso de Lugo, nuestro governador de la dicha isla de Tenerife, no le dexó pasar su hazienda segund que por nos le avía sido mandado; y que demás desto le tomó dos esesclavos que compró dél, porque heran sus parientes, e que asimismo le tomó la mitad de sus ganados e otros muchos agravios, que dis que le fizo ynjustamente; en lo qual él dis que a recibido mucho agravio e daño, e nos suplicó e pidió por merced acerca dello le mandásemos proveer de remedio con justicia, mandándole dar nuestra carta para vos, para que oviésedes ynformación acerca de lo susodicho, e sobre todo le fizyerdes brevemente complimiento de justicia e como la nuestra merced fuese. Lo qual visto por los del nuestro Consejo fue acordado que devyamos mandar dar esta nuestra carta en la dicha rasón. E nos tovímoslo por bien: por que vos mandamos que luego veades lo susodicho. E llamadas e oydas las partes a quien atañe; lo más brevemente e sin dilación que ser pueda, fagades e administredes a las dichas partes breve complimiento de justic;ia. por manera que la aya e alcanc;en. e por defecto de ella no tengan razon de se. quexar más sobre ello ante nos. E otrosí. por esta nuestra carta vos mandamos que fasyendo ante vos el dicho don Fernando, rey que fue de Anaga. el juramento e solemnidad de pobre. que la ley en tal caso dispone. fagáys que un letrado e procurador de esa dicha ysla le ayude en lo susodicho al dicho don Fernando. e los escrivanos públicos de esa dicha ysla non le lleven derechos algunos de las escripturas que ante ellos pasaren sobre el dicho caso; a los quales mandamos que así lo guarden e cumplan. so las penas que les vos pusierdes o mandardes poner de nuestra parte. las quales nos por la presente les ponemos e avemos por puestas. E no fagades ende al por alguna manera. so pena de la nuestra merced e de diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo contrario fiziere. Dada en la muy noble cibdad de Sevilla. a veynte e dos días del mes de febrero. año del naçimiento del nuestro salvador Jhesu Christo, de mill e quinientos e dos años. =Don Alvaro.=Obispo de Oviedo.= Fernandus. licenciatus. = Joanes. licenciatus. =Licenciatus Zapata. =Licenciatus Moxica.=Yo Bartolomé Ruyz de Castañeda, escrivano de cámara del reye de la reyna nuestros señores. la fize escrevir por su mandado, con acuerdo de los de su Consejo.

BENDALUT:= bendalut < *we-n-dalut, comp. m. ‘cruel’. *wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.*dalut, adj. vb. m. sing. de [D·L] ‘crueldad’, lit. ‘negrura (de corazón)’. Nombre, según el poeta Antonio de Viana (1604, VIII), de un guerrero de Benytomo. (Ignacio Reyes)

BENYTOMO, o Bentor digno hijo de Benchomo, confundido frecuentemente con su padre, este mencey, fue el último rey de Tahoro, quien se negó a firmar las denominadas paces de los Realejos.

Prefirió una muerte honrosa antes que rendirse a los invasores. Llevado de su inmenso amor a la Matria (patria) y a la libertad, prefirió el suicidio ritual, arrojándose al vacío desde las alturas de Tigayga antes que entregarse a los conquistadores.

[…] Llegados los castellanos hicieron alto en orden de batalla y envió el Adelantado a D. Fernando  Guanarteme con un mensaje para el rey Benytomo, “a le requerir que se di ése e tornáse cristiano e que le faría toda la cortesía que quisiése...”, cuya respuesta negativa como ya dijimos en una nota, motivó un segundo mensaje con el mismo Guanarteme y Pedro Mayor, llevando la cabeza de Bencomo clavada en una pica, para decirle de parte del general: “Que aquella cabeza le sirviése de escarmiento, pues si no se sujetaba al Rey de España con otro tanto le amenazaba”; a lo que contestó Benytomo: “Diréis a vuestro capitán que esta cabeza no me espanta, que donde quedó el cuerpo la pueden poner; y que cada cual mire por la suya”.

BENTOR. (No confundir con Bentorey). Capitán y miembro de la familia real de Kebehi Benchomo se distinguió sobre manera en las luchas contra los invasores castellanos. Según Bethencourt Alfonso fue llamado el “sigoñe” o capitán por su heroísmo, fuerza, agilidad y resistencia. La tamusni recoge que: en los Juegos Beñemeres de Anaga dio un salto de altura sobre doce palmos (2’4 metros) y que al conocerse la muerte del Rey Grande durante la batalla de Aguere, recibió en el mismo campo de batalla del Príncipe Benitomo una orden reservada y urgentísima que llevar a Taoro ¡la que desempeño en tres cuarto de horas!

BENTEJUI: Nació sobre el 1450, probablemente, en las cercanías de la actual Galdar, en Tamaránt (Gran Canaria)) y murió el 29 de abril de 1484, sobre este recayó la dura tarea de dar continuidad a las legítimas instituciones sociales de la población canarii. Pronto, este “gaire, alto, seco, y prieto de grande esfuerzo” que, según afirma Marín de Cubas [(1694: 57v) 1986: 207], ostentaba hasta entonces el significativo nombre de Tazarte “= *ta-dsart > tassart, n. vb. f. sing. de [D·S/Ś·R] ‘acusado sentido del honor, dignidad’, ‘rebeldía’, ‘agitación’, ‘maldad’. Nombre de un jefe militar del bando de Gáldar. Expr. t. Tajarte, Tajaste, Taxarte, Tazarte. N. B. Las variantes gráficas que transmite la documentación antigua hacen pensar en una pronunciación faringalizada tanto de la sibilante (*s(s) > ś) como de la vibrante (*r > ŕ).” (Ignacio Reyes).

Bentejuí se trasladó, encabezando un importante contingente humano, hacia la protección que brindaban las agrestes montañas de Tirajana. Pero, de nuevo, fueron cercados en Ansite, paraje cuya localización exacta aún se discute. Esta vez la espera acabó en éxito para los castellanos, previa mediación del converso y pusilamine Fernando Guanarteme, ante la propuesta de rendición Bentejui respondió: «Todavía Canaria no ha desaparecido del mundo y aquí la tienes toda sobre estos cerros» (Viera y Clavijo (1772) 1982, I: 529). Finalmente aceptaron las condiciones de rendición. Todos, menos Bentejuí y el faycán teldense Guariragua, que prefirieron mantener su libertad hasta el último momento de sus vidas: “[…] menos Tazartico y un faisage biejo de Telde, que ambos se derriscaron llegandose el muchacho a el viejo le cojio de un brazo, y diciendo a tiz Tirma, a tiz Tirma, de un salto vajaron hechos pedasos» (Marín (1694: 60r) 1986: 214).

Es muy probable que antes, Bentejuí (Wenteghuyyit, ‘éste vocifera, alerta o invoca’) interviniera también en la famosa Batalla de Ajódar, donde los castellanos sufrirían la mayor derrota en la isla, contribuyendo con su arrojo a que los canarios salieran indemnes en los inciertos episodios de asedio a los que fueron sometidos. Con su desaparición, se sellaba la finalización “oficial” de la conquista de Gran Canaria, un 29 de abril de 1483.

Hoy en día muchas personas participan en la Ruta de Bentejuí, que se celebra cada mes de abril para conmemorar el acontecimiento en el que nuestro protagonista dirigió a los suyos desde el Bentayga hasta Ansite, con un trazado aproximado al que siguiera el último gran héroe de Canaria. (Víctor Perera en: Mundo Guanche, nº 18).

BENTAKAYSE, con sus hermanos Tenisagua y Agacencie defendieron valientemente Tedote hasta que fueron arrollados por la superioridad armamentística de los invasores.
 
CAPITULO III
DERIMAN, hijo de Bentor, último Rey de Tahoro, al serle impuesto el bautismo cristiano tomó el nombre de Cristóbal Hernández de Taoro. Estudió en Sevilla la carrera de vocero (abogado).
Cuando regresó a la Matria (patria) tomó el nombre de su abuelo como apellido, por lo que fue más conocido como Cristóbal Bencomo. Cristóbal Bencomo o Derimán, escribió una historia de la conquista de Chinech (Tenerife), de cuya obra manuscrita se editaron tres ejemplares, lamentablemente perdidos, según Bethencourt Alfonso el último ejemplar de que se tenía noticia estuvo en poder de una familia Álvarez de Chío, -descendientes del Caudillo gomero Hupalupu-, quien la cedió a un carabinero español.
 Nuestro personaje testó en la Orotava, ante el escribano Grimón, en 1553.

DORAMAS:=dorammas  *durar-ammas, comp. m. pl. lit. ‘montañas en medio’, fig.‘anchas narices’. *durar, s. m. pl. de [D·R] ‘risco, montaña, cresta   montañosa’.*ammas, s. m. sing. de [M·S] ‘medio’, ‘centro’, ‘interior’. (Ignacio Reyes). Caudillo canario que derrotó en varias ocasiones a las tropas invasoras castellanas. (Ignacio Reyes)
Doramas fue un guerrero de finales del siglo XV, guaire[10] destacado de la resistencia guanche ante la invasión castellana en la isla de Tamarant (Gran Canaria) ante las tropas mercenarias invasoras acometida por los nefastos Reyes Católicos, quienes financiaron la actuación con la ayuda económica proporcionada mediante bulas por el Vaticano.
Originario del reino de Telde, pertenecía a la clase social de los axicatnas [11](trasquilados), como los  canarios conocían a los plebeyos. Estos debían llevar el pelo corto, no como los nobles, que lo llevaban largo rubio o teñido de ese color y, la barba en punta y sin bigotes,  gozaban de los privilegios propios de la nobleza.
De complexión fuerte, ancho de espaldas y estatura media, Doramas era conocido por su destreza en el combate y su capacidad de liderazgo. En la batalla se le describe con una rodela de drago a modo de escudo, blanca, negra y colorada, en cuarteado, y portando una enorme espada de madera endurecida al fuego.
De este extraordinario caudillo el historiador Agustín Millares Torres nos brinda una sucinta biografía de la cual extraemos algunos párrafos: “Juan Rejón sale del puerto de Santa María el 23 de mayo de 1478, y viene en junio a acampar a orillas del Guiniguada, donde asienta sus reales y se fortifica.
Por la confianza de las nuevas tropas, el aparato bélico con que efectuaron su instalación y las piezas de artillería que defendían el campamento, comprendió desde luego Doramas que el momento supremo de vencer o morir había llegado.
Avistóse, pues, con Tenesor, y juntos deliberaron reunir sus fuerzas, poniéndolas al mando del mismo Doramas, y que inmediatamente se ofreciera la batalla al general español, antes de darle tiempo de fortificarse y de asolar el país.
El 28 de junio, Rejón envió un mensajero a los canarios con estas soberbias palabras:
“Decidles que soy enviado por los muy altos y poderosos príncipes de Aragón y de Castilla, don Fernando y doña Isabel, para tomar la isla de Canaria bajo su protección y exhortar a sus habitantes a que abracen la religión cristiana, y que si así no lo hicieren, serán perseguidos sin tregua ni descanso, hasta hacerles perder la vida o llevarles a todos prisioneros.”
Doramas contestó con esta sola frase: —Decidle a vuestro general que mañana le llevaremos la respuesta.
En efecto, el 29 de junio bajaban por los cerros que dominaban el valle —donde hoy se asienta la ciudad de Las Palmas— numerosas cuadrillas de isleños, y en la llanura que precedía al Real se formaron en orden de batalla.
Entonces numerosos historiadores dicen que, volviéndose Doramas a los suyos, les habló de esta manera: —“Ese puñado de extranjeros que veis ahí encerrados es de aquella misma casta de hombres crueles que inquietan y cuya edificaciones  demolimos en Gando. Son aquellos que siempre nos han hablado de un Guanarteme[12] poderoso que los envía a robar nuestra patria, y de una religión santa que los hace mejores que nosotros. Ya es tiempo de que acaben de salir bien escarmentados de su locura y de poner para siempre nuestra libertad, nuestras mujeres y nuestros hijos al abrigo de su insolencia. Acordémonos de que somos canarios y de que Alcorac nos dio este país. Acordémonos del gran Artemi, que murió peleando en las playas de Arguineguín”.
Dicho esto, atacó con denodada furia a los españoles que, resguardados con las murallas de su campamento, cubierto el frente con varias piezas de artillería y los flancos con algunas fuerzas de a caballo sostuvieron el choque sin avanzar, pues así eran las órdenes que habían recibido de sus jefes.
Dos horas duró indecisa la victoria, hasta que, viendo malheridos los principales canarios, y conociendo que no les era fácil vencer la resistencia de sus adversarios, Doramas ordenó la retirada, sin que los españoles se atrevieran a perseguirle, tanto temían la astucia de aquel célebre caudillo y su reconocida habilidad para preparar emboscadas.
Un año permaneció Rejón en el Real de Las Palmas, sin que hubiese otro hecho notable sino la completa derrota que sufrieron sus armas, acaudilladas por el Deán de Rubicón don Juan Bermúdez, sobre la cuesta de Tenoya, derrota que previno y dirigió el mismo Doramas y que llenó de luto y consternación a los conquistadores.
Pero mientras los canarios, dueños de toda la isla menos del terreno donde alcanzaban los arcabuces españoles, se disponían con entusiasmo a continuar defendiéndose, sucedía Pedro de Vera a Juan Rejón en el mando del ejército castellano. (Agustín Millares Torres, 1978:7-22)
Este general, deseoso de concluir una conquista que duraba ya tres años, con grandes desembolsos del erario y pér­dida crecida de gente —pues de nuevo habían sido derrotados sus soldados en Tunte y Moya— salió una mañana con todo su ejército, y fue a acampar en el valle que se extiende al pie de la montaña de Arucas. Sabíase que cerca de allí moraba el intrépido Doramas, y Pedro de Vera quería provocarle a una batalla campal en la que estaba seguro de vencer a su contrario, con la ventaja que le prestaba lo llano del terreno, favorable a la caballería y al fuego de sus arcabuces.
Pedro de Vera dejó los doscientos peones que formaban su cuerpo de batalla sobre el cerro, prontos a acudir a la primera señal y, con los cincuenta de a caballo que constituían su vanguardia, armados todos con rodela, peto y lanza, se adelantó rápidamente para castigar la arrogancia del isleño.
En medio de la confusión que este ataque produjo, el soldado Juan de Flores fue el primero que llegó junto a Doramas, procurando alcanzarle con la punta de su lanza; pero el valiente caudillo, esquivando el cuerpo, le quiebra la lanza y le rompe el cráneo con su maza, mientras otro soldado llamado Pedro López intenta atacarle con su espada sin conseguir herirle.
Ocupados los isleños en defenderse, pudo Pedro de Vera dirigir un nuevo ataque sobre el temible caudillo que, solo y aislado, seguía desafiando a sus contrarios, separado imprudentemente de los suyos. Al efecto, y en tanto que él le amenazaba de frente con su lanza, el cordobés Diego de Hoces lanzó su caballo por detrás y le hirió a mansalva por la espalda. Doramas se volvió rápidamente y de un revés le quebró la pierna izquierda; pero al hacer este movimiento quedó por un instante indefenso, y aprovechando Vera esta sorpresa, le atravesó el pecho con su lanza. Doramas en la agonia de la muerte dirigiéndose a Pedro de Vera le dijo: “No eres tu quien me ha muerto, sino ese perro traidor que me ataco por las espaldas”. Su cabeza decapitada como era habitual entre los soldados cristianos se exhibió por el campamento castellano de Winiwuada (Las Palmas), como escarmiento a la población guanche. La batalla de Arehukas tuvo lugar el 30 de noviembre de 1481. 
Doramas vivió para su patria y murió por ella. ¡Dichosos los que han llegado a merecer tan sencillo elogio!

FERINTO O FEDINTO: Desconociendo los bimbaches  (herreños) las armas de alcance fue grande el asombro cuando vieron caer a varios muertos o heridos ante de llegar a las manos con el enemigo, emprendiendo todos la fuga y abandonando a su valeroso capitán Ferinto; que al tratar los invasores de hacerlo prisionero, fue tal el salto de costado que los lleno de estupor y señalaron para memoria de venideros tiempos.
Es tradicional el celebre “Salto de Ferinto” ocurrido en la época de la invasión y conquista de la isla Esero por el piratas normando Jean de Bethencourt.
Tuvo lugar en el abra de Ajonse, entre las montañas de Bentejis, donde colocaron y subsisten dos mojones enterizos de piedra viva, de 0,69 centímetros de largo por 0,49 de alto, que conservan la primitiva distancia. El salto fue de 8,89 metros. (B. Alfonso.)

GUADARFIA:= wa-darfi, n. est. m. sing. de [D·R·F] ‘el liberado o protegido (de un ataque)’ (Ignacio Reyes). Rey de Lanzarote, expresó la amistad pero no la sumisión, ejemplo de valentía y astucia frente al invasor e implacable con los traidores.
 « ¿Qué gente la de Europa ?—se decían los mahos (lanzaroteños)—. ¿Qué fe, qué religión puede ser la suya, si al tiempo que nos hacen elogios de su santidad, son traidores para con nosotros y fraudulentos para consigo mismo?...».

GUANARAME:= *wa-naram, adj. vb. m. sing. de [R·M] ‘hombre que prueba, tantea, intenta’ o ‘degusta’ o ‘explora’ o ‘afronta (a un adversario)’. Jefe de la Isla (Lanzarote) hacia  1385. Fue preso, junto a su esposa Tinguafaya y otros ciento setenta isleños, por una expedición sevillana al mando de Hernán Peraza. (Ignacio Reyes)

GARAROSA. Valeroso guerrero partidario de Doramas a quien acompañó en sus enfrentamientos con los invasores castellanos.   

GUARIRAGUA. Más conocido en la historia por «el Tuerto», era faycan[13] o gran sacerdote del reino de Telde y señor de Tara. Astuto, previsor y dominante, fue la figura de más relieve de la Isla Tamaránt (Gran Canaria). Su extraordinaria energía no vacilaba ante los contemporizadores. Acosado por propios y extraños, defendiéndose de risco en risco, llevando por delante al rey Benthejuí como suprema representación de la patria, su trágica figura se nos destaca sobre los más altos peñascos del monte Ansite; y allí, a orillas del abismo, cuando no encontró un palmo de tierra donde fijar la planta, ni un solo hombre que respondiera al grito de Independencia, después de una invocación a los cielos a las voces de Atis Tirma, al que  todo lo puede y señala los destinos de los pueblos, enganchó por los brazos al soberano y juntos se precipitaron a la sima. (B. Alfonso)


GUAHUCO:= *wa-h́uku, n. ag. m. sing. de [H́·K·(T)] ‘éste se levanta y se va’.  Expr. t. Aguahuco, Aguauco, Agujuco, Guahunco.

Según explica el poeta Antonio de Viana (1604, X), hijo bastardo del legendario jefe único que habría gobernado la Isla antes de la colonización europea y al que sus hermanos, en el reparto de la herencia territorial, cedieron la Punta del Hidalgo. ( Ignacio Reyes). Guahuco: Según Bethencourt Alfonso: “Este nombre que probablemente era Guacuco, llevávalo el 10º hijo de Tinerfe el Grande que lo tuvo de una esposa cuca, a quien dio el gobierno del diminuto achimenceyato de “Punta del Hidalgo”. Fue uno de los hermanos leales a Betzenuhya, por lo que sin duda la casa real de Tahoro alteró la ley constitutiva a favor de ambos como premio, erigiendo dichas provincias o achimenceyatos hereditarios.” Sin duda fue uno de los confederados con Benchomo en la liga contra los invasores castellanos.  

GUIZE, resistió valientemente a las hordas piratas y esclavistas invasoras de normandos y castellanos hasta octubre de 1404 en defensa de su isla Titeroygatra (Lanzarote).

GUANACHE (SEMIDAN):= *wa-nźaź, n. est. m. sing. de [N·Ź] ‘el que es inteligente, razonable o clarividente’. N. B. El concepto, que aparece implicado en otras denominaciones personales por diversas islas, figura una vez más en los registros documentales con una -ch como representación del radical final (ź). Tal y como se advirtió en el caso de Garagonohe, esto permite conjeturar un valor no faringalizado para esa consonante alveolar (z) y, por consiguiente, sugerir una forma primaria a partir del lexema [N·Z·Y > N·Z > N·Ź], donde la secuencia [Z·Y (> Š)] ya señala aquello que ‘está a punto de llegar’ o ‘está en el futuro’. (Ignacio Reyes).

Como recoge Bethencourt Alfonso, Guanache-Semidan el “Bueno” era nieto de Artemi e hijo primogénito de Taghoter Semidan, ocupó el trono de la isla estableciéndose en Gáldar, antigua corte de los reyes. Dícese que su hermano Venta-gaihe Semidan, hallándose al frente del vi­rreinato de Telde, se rebeló proclamándose independiente, no acudiendo en adelante a las «Cuevas de Paracas» a celebrar las cor­tes generales de la isla. Adquirió el sobrenombre de “Bueno” por la conducta observada con el portugués Diego de Silva, que habiendo de concierto con su suegro Diego de Herrera, invadido las costas de Gáldar con 200 hombres, fue tan bravamente embestido que tuvo que replegarse y atrincherarse en una especie de plazuela cerrada, donde lo bloquearon en términos de tener que capitular o morir de hambre o matando. Condolido el sobe­rano y viendo la actitud de su pueblo de no dar cuartel a los extranjeros, sugirió a estos la idea de que a pretexto de una conferen­cia se apoderaran de su persona para que les sirviera de rescate, y así aconteció. Era casado con Guanuriragua, hermana del faycan de Telde «el Tuerto», de la que tuvo a la princesa Arminda. (B. Alfonso)

GUADAFRET:=  *wa-dafəret, n. est. m. sing. de [D·F·R·(T)] ‘el hinchado’.nombre de un guerrero de Benytomo. El poeta Antonio de Viana (1604, XII) lo describe como un “Gigante fiero / Muy gruesso, egdematoso, barrigudo, / Como torre de carne, aunque pesado, / Valiente, suelto, diestro, y animoso”. Expr. t. Guadafreta, Guadafreto. (Ignacio Reyes)
GUAYANFANTA, mujer hermosa, de cuerpo gigantesco y de gran bravura, que se enfrentó con los cristianos bimbaches (herreños) cuando trataban de acosarla, derribando a uno que le perseguía y tomándolo bajo el brazo, estuvo dispuesta a arrojarse con él al precipicio, pero los otros bimbaches lo impidieron rompiéndole ambas piernas.  

GAZMIRA:=gazmir, s. m. sing. (col.) de [G·Z·M·R] ‘junco (planta)’, ‘grama n(Cynodon dactylum)’. ― *wayya-n-fant́az, comp. det. m. lit. ‘espíritu de vanidad’, fig. ‘orgullosa’.*wayya, n. vb. m. sing. de [Y] ‘espíritu’, lit. ‘estar en el origen de, ser la causa de’.*n, prep. de [N] ‘de’.*fant́az, n. ac. m. sing. de [F·N·T́·Z] ‘jactancia, vanidad, orgullo’. Pleiteó (1500) ante la corte y los tribunales hispanos en defensa de los derechos de sus paisanos más pobres. Expr. t. Gasmil, Gazmil. (Ignacio Reyes)

HAINETO: Valeroso Achimencey del achimenceyato de Añazu en el reino de Anaga, murió en el asalto del campamento y torreón que los españoles habían montado en las playas de Añazu, después de la batalla de Acentejo.  

HAPALUPU: Notable insular al que se le reconocían funciones de arbitraje o intermedia­ción en caso de disensiones entre los bandos. Ú. m. Hupalupa. Expr. t. Chapulapu, Chupulapu, Hapalapu, Hupalapu.*haflufal > šapalupu, n. vb. m. sing. de [H·F·L] ‘cabellera larga’. (Ignacio Reyes)

Pablo Hupalupu, anciano hombre mascota y adivino, al que tenían por favorecido de espíritus superiores, advertido de la ofensa que el tirano colono Hernán Peraza infringía a su pueblo convocó a sus parientes y amigos más próximos en un islote cerca de Tagualache, que después sería conocido por La Baja del secreto, y acordaron poner los medios necesarios para impedir este nuevo ultraje.
Puestos de acuerdo lo conjurados con Iballa, decidieron que esta diera una cita al fogoso Peraza, en la cueva de Guahedún donde le recibiría acompañada de una vieja parienta que estaba en el secreto y, a una señal convenida apresarían al tirano. Hernán Peraza, no tardó en acudir a la llamada de la bella Iballa, haciéndose acompañar de un paje y un escudero, sin sospechar de la celada que se le preparaba, entró solo en la cueva, en cuanto traspasó la puerta de ésta, comenzaron a oírse unos silbidos en los alrededores siendo esta la señal de los conjurados para pasar a la acción. Inmediatamente cercaron la colina donde se ubica la cueva y, deteniendo al paje y al escudero, creyeron asegurada su venganza. Iballa para disipar cualquier sospecha de su complicidad en el acto, instó al tirano a que se disfrazara de mujer y huyera antes de que sus parientes llegaran a la cueva. Ante la imprevista sorpresa, turbado por la situación el galán acepto ponerse unas sayas y una toca; pero la vieja, que seguía los acontecimientos gritó a los suyos: “Ese que va vestido de mujer” Peraza que la oyó, retrocedió y despojándose de las ropas femeninas, tomó la adarga y sacando su espada se adelantó con animo decidido hacía los asaltantes. En lo alto de la cueva estaba apostado un pariente de Iballa llamado Pedro Hautacuperche, quien al ver salir a Peraza le arrojó su banot con tal fuerza y puntería que le atravesó el pecho matándolo en el acto. Al verle caer los sublevados ajusticiaron también al paje y al escudero, fieles servidores de los desmanes de su señor.
Al ver consumada su venganza, los sublevados gritaron: “¡Ya se quebró el gánigo de Guahedum!”, aludiendo a que con aquel acto, quedaba roto cualquier pacto que hubieran mantenido con la casa de Peraza, pactos de colactación que acostumbraba sellar bebiendo leche de un gánigo.
Enterada del suceso Beatriz de Bobadilla se encerró con sus hijos y algunos servidores fieles en la torre, no sin antes despachar una barca a Gran Canaria en demanda de nueva ayuda al gobernador genocida Pedro de Vera. Mientras los gomeros deseando reconquistar totalmente su independencia pusieron cerco a la torre dirigidos por Hautacuperche, éste dio pruebas de un valor sin cuento en el asalto a la torre, recogiendo en el aire las saetas que desde las troneras les disparaban los defensores, precisamente uno de estos alardes fue aprovechado por dos de los defensores, mientras uno amagaba con disparar, otro situado en un nivel más bajo le atravesó el pecho con un dardo, cayendo así el héroe gomero.
Pedro de Vera teniendo en cuenta lo rentable de su anterior intervención a favor de los Peraza, y conociendo bien la ruta a La Gomera, preparó concienzudamente la expedición genocida y de saqueo. Llevaba consigo cuatrocientos hombres mercenarios veteranos de ”La Santa Hermandad” de Sevilla que gozaban de justa fama por despiadados y sanguinarios insaciables. Dos meses después del ajusticiamiento de Hernán Peraza, que había tenido lugar en noviembre de 1487, Pedro de Vera desembarca en San Sebastián al frente de sus feroces tropas mercenaria. Los gomeros atrincherados en los lugares más inaccesibles de la isla hacían frente a los continuos ataques de los españoles causándoles numerosas bajas. Vera, ante los pocos avances que conseguía en la operación de castigo que se había prometido tan fácil como la llevada a cabo anteriormente, desesperaba en su campamento, por ello, optó por recurrir una vez más al engaño, conociendo la bondad y credulidad de los isleños, ideo un ardid propio del canalla que era. Pretextado la celebración de unas exequias por el difunto Hernán Peraza, mando a pregonar al son de trompetas y tambores, anunciando que aquellos isleños que no concurriesen serían considerados como autores o cómplices del ajusticiamiento. Engañados por el pregón, muchos gomeros que no estaban comprometidos con el alzamiento acudieron a la iglesia el día señalado por el pérfido Vera. Una compacta multitud de mujeres, hombres y niños, con el afán de probar su inocencia, se dirigieron a la villa y según se iban acercando al templo el general los acorralaba en lugar apartado y cuando juzgó inútil todo disimulo, los declaró prisioneros, sin oír sus justas protestas ni sentir el menor remordimiento por su criminal acción.

Tan pronto Vera tubo a los desgraciados y estupefacto gomeros, desarmados y a su alcance, condeno a muerte a los varones mayores de quince años procedentes de los distritos de Orone y Agana, y, a fin de que la ejecución fuese más rápida y ejemplar, a los que no ahorcaba o pasaba a cuchillo los colocaba en lanchas, y atados los brazos a la espalda, los echaba al mar en sitios bastante alejados de la costa. Las mujeres y los niños fueron vendidos en España, y algunos que habían conseguido ser desterrados a Lanzarote, el patrón del navío que los llevaba llamado Alonso de Cota, los arrojó en alta mar siguiendo las ordenes de Vera.
Esta horrible masacre para mayor escarnio, tuvo su simulacro de juicio en La Gomera, por el cual Pedro de Vera aprovechó para continuar su orgía de sangre, implicando en el alzamiento a los gomero que residían en Tamarán (Gran Canaria), en declaraciones arrancadas a los desgraciados que sometió a horribles torturas. De regreso a Winiwada (Las Palmas) el feroz genocida, hizo prender en una noche a todas las familias gomera que moraban en la isla condenando a muerte a los hombres y a perpetua esclavitud a las mujeres y niños. La hecatombe fue de tal magnitud que obligó a intervenir al obispo católico Fr. Miguel de la Serna, con lo cual consiguió que Pedro de Vera acelerara la muerte de los desdichados, además de recibir la promesa de Vera de que si no cesaba en sus protestas le podría en la cabeza un casco calentado al rojo vivo.
Cuando Vera dejó la gobernación colonial de Tamarant (Gran Canaria,) en diciembre de 1489, fue recibido por los reyes de España con cariñosa solicitud y marcada benevolencia, a pesar de que tenían pleno conocimiento de los horribles crímenes cometidos por el carnicero, no solo no lo recriminaron, sino que lo destinaron a la tala de la Vega de Granada, y luego en el sitio de la ciudad. Con actitud tomada por los monarcas quedó en entredicho la supuesta política proteccionista de los reyes católicos hacía los canarios.

El Obispo católico en Canarias al ver mermado de manera alarmante el número de sus ciervos y por consiguiente sus diezmos, por la acción depredadora de Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla, interpone recurso antela corona castellana alegando que los gomeros vendidos tanto por Pedro de Vera y sus factores como por Beatriz de Bobadilla, eran cristianos, por lo cual no podían ser vendidos.

Por tanto, el Obispo exigió la intervención de la corona a favor de los esclavizados gomeros, ésta que tenía entre manos los planes para la invasión y saqueo de América, además del continente y, por consiguiente era vital el mantener las cordiales relaciones que hasta el momento sostenía con el Pontífice Romano, verdadero árbitro en la distribución de las nuevas tierras a esquilmar y por las que litigaban las coronas de Castilla y Portugal, accedió a los requerimientos del obispo, ordenando la puesta en libertad y regreso a las islas de los esclavos gomeros vendidos por Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla. Como la situación creada no era fácil de resolver mediante un decreto, la mayoría de los desdichados gomeros esclavizados tuvieron suerte diversa.

HAUTACUPERCHE. m. Go. ant. p. us. Antr. Nombre del ejecutor de Hernán Peraza. Expr. t. Auta Cuperche. N. B. Como adelantó el profesor G. Marcy (1934: 6-7), la etimología de este nombre y la historia del personaje destacan que se trató de un «hombre mascota», es decir, un sujeto protegido por las divinidades de la comunidad, el cual debía presidir todos los actos sociales de alguna importancia para favorecer una realización exitosa. ― autakupperč < *hăw-takubbert, comp. m. lit. ‘nacido con buen presagio’. *hăw, n. vb. m. sing. de [H·W] ‘nacimiento’.*ta-kubber-t > takupperč, s. f. sing. de [K·B·R] ‘cosa de buen presagio’, ‘éxito’. (Ignacio Reyes)

[…] Peraza que la oyó, retrocedió y despojándose de las ropas femeninas, tomó la adarga y sacando su espada se adelantó con ánimo decidido hacía los asaltantes. En lo alto de la cueva estaba apostado un pariente de Iballa llamado Pedro Hautacuperche, quien al ver salir a Peraza le arrojó su banot con tal fuerza y puntería que le atravesó el pecho matándolo en el acto. Al verle caer los sublevados ajusticiaron también al paje y al escudero, fieles servidores de los desmanes de su señor.

Enterada del suceso Beatriz de Bobadilla se encerró con sus hijos y algunos servidores fieles en la torre, no sin antes despachar una barca a Gran Canaria en demanda de nueva ayuda al gobernador genocida Pedro de Vera. Mientras los gomeros deseando reconquistar totalmente su independencia pusieron cerco a la torre dirigidos por Hautacuperche, éste dio pruebas de un valor sin cuento en el asalto a la torre, recogiendo en el aire las saetas que desde las troneras les disparaban los defensores, precisamente uno de estos alardes fue aprovechado por dos de los defensores, mientras uno amagaba con disparar, otro situado en un nivel más bajo le atravesó el pecho con un dardo, cayendo así este héroe gomero.

ICHAZAGUA: Los alzados de los distintos menceyatos de Chinech (Tenerife) en julio o agosto de 1502, deciden reconstruir el Menceyato de Adeje, donde había residido el trono universal de la isla, proclamando mencey al noble adejero Ichasagua, uno de los nobles que no se acogieron al tratado de los Realejos.
 
Era Ichasagua guerrero enérgico y de poderosas fuerzas, de pocas palabras y hombre de acción. Fue vencedor en varias ediciones de los juegos Beñesmeres, siendo hombre valeroso y de gran sagacidad y serenidad. Estableció su corte en la fortaleza de Ahiyo, entre Adeje y Arona, señalándose por la tamusni, en la falda sur de la montaña de Hengua la cueva Menceya como parte integrante del auchón real.

La proclamación del Mencey Ichasagua, conmovió los inseguros cimientos de la recién implantada sociedad colonial europea. Comprendiendo el esclavista Alonso de Lugo todo el alcance político que tenía un hecho de esta naturaleza, en un país que no estaba totalmente sometido, ordena la invasión del territorio de los alzados, aprovechando para esta operación las fuerzas que estaba preparando para sus correrías de saqueo en el continente.

Según la tamusni estas fuerzas de ocupación se pusieron en contacto y recorrieron el territorio sin poder librar una verdadera batalla, ya que Ichasagua, conociendo las tácticas de combate de los españoles, ordenó a sus tabores que se desplegaran por todas partes; pero en cuanto el ejército invasor se fraccionaba en columnas los alzados se concentraban y arremetían contra ellos, trabando encarnizados combates, de los cuales salieron siempre victoriosos los guanches gracias a la nueva estrategia empleada por Ichasagua y porque ya eran muchos los guanches que tenían armas europeas, arrebatadas a las tropas españolas durante los encuentros mantenidos con éstas y especialmente en la gran batalla de Acentejo. Estas escaramuzas se mantuvieron varios meses sin resultados positivos para los invasores. Las pérdidas y el desgaste que estaba sufriendo el ejército español por los nuevos métodos de guerrilla empleados por Ichasagua, obligaron al adelantado a cambiar de táctica, empleando las argucias políticas y de engaño que tan buenos resultados le habían dado en campañas anteriores.

Así decidió replegar las fuerzas dejando a algunos guanches comprometidos con su causa, los cuales tenían por misión sembrar la discordia entre los Tabores de los alzados.

JARIGUA y GAREHAGUA. En Tedote, Benahuare (La palma) resistieron los ataques de Alonso de Lugo y sus mercenarios hasta que fueron arrollados por superioridad armamentística y numérica de los invasores.

PEDRO FERNANDEZ. Este guerrero canario cristianizado debió ser uno de los repatriados por el masacrador de pueblos Pedro de Vera. Se vio obligado a pleitear en la metrópoli por su condición de hombre libre a si como por la de su mujer. Según testimonios recogidos en el Registro del Sello por el investigador español Eduardo Aznar Vallejo, el 7 de mayo de 1492 desde Santa Fe el Consejo de Castilla remite Orden a Alfonso Enríquez, corregidor de Baeza, para que ponga en libertad a María de La Gomera, mujer de Pedro Cana­rio, vecino de Sevilla. Se da a petición de éste, quien alegó para ello que su mujer es horra y fue traída a Castilla con los otros canarios y canarias de Gran Canaria, a pesar de lo cual un tal Pedraza la trata como esclava. En 4 de mayo de del año 1500 el Consejo emite nueva Orden al gobernador de las islas de Canaria, que provea en la petición de Pedro Fernández, canario, vecino de Sevilla, pasó a vivir a dicha ciudad hace dieciseis años procedente de Gran Canaria, siéndole arrebatada sus casa y viñas gobernador de dicha ciudad, no obstante su condición de cristiano. Y el de junio de 1501 desde Granada Ejecutoria en el pleito que ante el Consejo siguieron el bachiller de Sepúlveda, procurador de pobres en la corte, en nombre de don Pedro Canario, y Pedro Patino, contino de la casa real, que tenía sometido a servidumbre a don Pedro Canario, y en el que este último fue declarado Ubi». (E. Aznar)

TAMONANTE. Regía las cosas de la justicia y decidía las controversias y las disensiones que ocurrían entre los duques y los principales de la isla, y en todas las cosas era superior en su gobierno.

TAGORERO ARIFONCHE. Uno de los capitanes o Sigoñe que participaron en la batalla de Ofra (La Cuesta de Arguijón) en Chinech (Tenerife), en relación a esta derrota de las tropas españolas en su intento de invasión de la isla dice Marín y Cubas: “Salió (Maldonado) en dos navios de Canaría y llegó a la playa de Añazo, donde no vieron a nadie”.

“Dispuestos en dos escuadrones, uno en pos de otro la cuesta arriba para subir a La Laguna, guiaba el delantero Maldonado con los de Canaria. A pocos pasos salió una emboscada de guanches, con tanto esfuerzo y ánimo, que no bastó el socorro de Pedro Fernández Saavedra que con su gente ayudaba a Maldonado, sin que luego no fuesen muertos más de 100 cristianos y muchos heridos; que al huir muy arrebatados a embarcarse, no acertando, quedaban miserablemente muertos. Entraron los gentiles en el mar, el agua hasta los pechos, tirando astas y piedras, dando voces y alaridos”.

“Llegaron a Canaria bien escarmentados, y decía Maldonado: “no más guanche”, “no más guanches”; y Saavedra decía “que más parecían fieras que hombres”.

“Después fueron a hacer algunas presas y robos a Tenerife, aunque de muy poco precio, costando siempre hombre”.

Entre los cristianos muertos se contaban 70 españoles; y de los muertos y heridos guanches —pues las fuerzas que entraron en función procedían de los tagoros más próximos de los reinos de Güímar y Anaga— los güimareros sufrieron las mayores bajas, algunas de hombres muy famosos, como fue: el tagorero Arifonche, que cargando con loca impetuosidad se vio envuelto por el enemigo y después de batirse a la desesperada, se hundió el “feisne de leñablanca” (cuchillo) para no caer prisionero. (B. Alfonso)

TEGUESTE II: Según Bethencourt Alfonso era mencey de Tegueste en la epoca de la invasión castellana. Fue un valeroso general en la liga con Kebehi Benchomo, Después de bautizado por el rito católico se llamo Juan de Tegueste, recibió varias datas. Murió poco después de la invasión y conquista dejando como tutor de su hijo Juan Teguazo al conquistador lanzaroteño y regidor del primer Cabildo colonial Guillen Castellano. También tuvo otro hijo llamado Tegue que después de cristianizado se llamo Álvarez, posiblemente sea este quien ha dado nombre a la actual localidad de Pedro Álvarez en Tegueste.

TIBIABIN. Era considerada una “mujer fatídica y de mucho saber, quien, por revelación de la Divinidad o por juicio natural, profetizaba varias cosas que después resultaban verdaderas, por lo cual era considerada por todos como una diosa y venerada; y [...] gobernaba las cosas de las ceremonias y los ritos, como sacerdotisa.

TINGUARO-CHIMENCHIA. Tinguaro, nombre aplicado por Viana a Chimenchia hermano o hermanastro (según también sea la fuente consultada) del mencey de Tahoro, el Caudillo Benchomo o Bencomo, y tuvo un papel decisivo en la batalla de Acentejo achimenceyato del que era achimencey.

Topónimo ínsuloamazighe que según el Doctor Ignacio Reyes García se traduce al castellano como: “azentegho < *azen-teγăwat, comp. m. sing. lit. ‘resonancia continua’. *a-zen, n. vb. m. sing. de [Z·N] ‘resonancia, zumbido, retumbo’. *te-γăwa-t > tegho, n. vb. f. sing. de [Γ·W] ‘retumbar, resonar (sonido, grito humano o animal, cuerno, etc.”. Expr. t. Acantejo, Açentejo, Asentejo, Centego, Centeio, Centejo, Çentejo, Centexo, Sentejo, Sentexo, Zentexo.

En el lugar hoy conocido como La Matanza de Acentejo-para nosotros la Victoria de Acentejo-, en el curso del Barranco Fanfan o Farfán:= *fănfăn, n. prim. m. sing. de [F·N] ‘morro (animal)’.( Ignacio Reyes ). Hoy conocido como San Antonio en un frente de unos seis kilómetros se desarrollo la batalla entre los invasores europeos y los tabores dirigidos por Chimenchia-Tinguaro, a la que se uniría posteriormente las tropas de Benchomo que habían quedado en Tahoro a la espera de un ataque procedente del menceyato de Güímar.

En dicha batalla los invasores sufrieron la mayor derrota militar que jamás hayan sufrido los ejércitos españoles en sus aventuras coloniales, según los cronistas españoles quedaron muertos en los campos de Acentejo entre 900 y 1500 mercenarios, pero estudios modernos debidamente contrastados con la documentación existente en el Registro del Sello nos indican que fueron más de dos mil quinientos los muertos españoles en la batalla, dato al que ya se había anticipado el médico e historiador criollo Marín de Cubas, refiriéndose a la pestilencia producida por el envenenamiento de las fuentes de agua conocido como Modorra: “…además de los mas de dos mil cadáveres que quedaron sin enterrar de la batalla del año anterior”.

Podemos hacernos una idea de la magnitud de la victoria del pueblo guanche sobre los invasores españoles teniendo en cuenta que Hernán Cortés inició la conquista del imperio mexicano con una tropa de 508 hombres, cien marineros y 16 caballos, la mayoría de los cuales la finalizaron.

Chimenchia-Tinguaro dio su vida por la matria (patria) luchando contra los invasores en la batalla de Eguerew (La Laguna) el 13 de noviembre de 1496.




Fuentes consultadas:

Juan Bethencourt Alfonso

Historia del Pueblo Guanche T. I.

Edición anotada por Manuel Fariña González

ISBN 84-87973-01-9

Francisco Lemus, Editor. La Laguna 1991

Ignacio Reyes García

Amawal Esekenamazigh

Diccionario ínsuloamazighe

Fondo de Cultura Ínsuloamazighe· Eseghber n Annas Esekenamazigh

Islas Canarias, 2006 · Isekenen n Tkanaren, 2956

Eduardo Pedro García Rodríguez

Reconstitución del Menceyato de Adeje
En: www.elguanche,net

Le Canarien

Crónicas francesas de la conquista de Canarias

Traducción e introducción de Alejandro Ciuranescu

Aula de Cultura de Tenerife 1980

Agustín Millares Torres

Biografías de Canarios Célebres

Planas de Poesía

Las Palmas de Gran Canaria, 1978

Eduardo Aznar Vallejo

Documentos Canarios en el Registro del Sello (1476-1517)

Edición: Instituto de Estudios Canarios. ISBN 84-00-04928-4

La Laguna-Tenerife 1981

ABREVIATURAS PARA LAS CITAS DEL DOCTOR IGNACIO REYES GARCÍA:

abs. = absoluto

abstr. = abstracto

ac. = activo, activa

acep. = acepción

adj. = adjetivo

adv. = adverbio, adverbial

af. = afijo

ag. = agente

Anat. = Anatomía

ant. = antiguo

Antr. = Antroponimia

aor. = aoristo

apl. = aplicado, aplícase

aspec. = aspecto, aspectual

Astr. = Astronomía

aum. = aumentativo

Bot. = Botánica

ca. = circa (‘alrededor de’)

card. = cardinal

caus. = (verbo) causativo

cf. = confrontar

col. = colectivo

colq. = coloquial

com. = (género) común

comp. = compuesto

concr. = concreto

cond. = condicional

conj. = conjunción

conj. det. = conjunto determinativo


dat. = dativo

deíc. = deíctico (mostrativo)

dem. = demostrativo

desid. = (oración) desiderativa

desp. = (sentido) despectivo

desus. = desusado

dim. = diminutivo

eufem. = eufemismo

excl. = exclamación

expr. = expresión; expresivo

Expr. t. = expresado también

f. = femenino

fig. = (sentido) figurado

Fv = Fuerteventura

GC = Gran Canaria

Go = La Gomera

Hi = El Hierro

Hidr. = Hidronimia

i. e. = id est (‘esto es’)

Ictiol. = Ictiología

imp. = imperativo

imperf. = imperfecto, imperfectivo

ind. = indirecto

indep. = independiente

intens. = intensivo

inter. = interrogativo

interj. = interjección

intr. = (verbo) intransitivo

invar. = invariable

lit. = literal, literalmente

loc. = locución

LP = La Palma

Lz = Lanzarote

m. = masculino

n. = nombre, nominal; neutro

n. ac. = nombre de acción

n. ag. = nombre de agente

N. B. = nota bene (‘obsérvese’)

n. est. = nombre de estado

n. instr. = nombre de instrumento

n. n. = nombre de número

n. n. card. = nombre de número cardinal

n. n. ord. = nombre de número ordinal

n. prim. = nombre primario

n. vb. = nombre verbal

neg. = negación

p. = participio

p. ac. = participio activo

p. ej. = por ejemplo

p. ext. = por extensión

p. p. = participio pasivo

p. us. = poco usado

part. = partícula

perf. = perfecto, perfectivo

pers. = persona, personal

peyor. = peyorativo

pl. = plural

poét. = (sentido) poético

pos. = posesivo


prep. = preposición

prnl. = pronominal

pron. = pronombre

prop. = proposición

prop. nom. = proposición nominal

r. = (verbo) reflexivo

rec. = (verbo) recíproco

rég. dir. = régimen directo

rég. ind. = régimen indirecto

Rel. = Religión

rel. = relativo

s. = substantivo

s/g. = sin mención de género en la información documental

sgvo. = singulativo

sing. = singular

suf. = sufijo

Tf = Tenerife

Top. = Toponimia

tr. = (verbo) transitivo

Ú. en la expr. = úsase en la expresión

Ú. hab. c. = úsase habitualmente como

Ú. m. = úsase más

Usáb. m. = usábase más

Ú. t. = úsase también

Ú. t. c. = úsase también como

Ú. t. c. vb. prnl. = úsase también como verbo pronominal

Var. = variante

vb. = verbo, verbal

vb. ac. = verbo activo (transitivo)



vb. n. = verbo neutro (intransitivo)

Zool. = Zoología

Eguerew-Chinech, Junio de 2009.







 
 
 



[1] Winiwuada o Guiniwuada lugar situado en la desembocadura del Barranco Guayadeque donde se produjo el primer asentamiento los invasores europeos que dio lugar a la actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
[2] Kanku es el nombre guanche o insoloamazigh de los guerreros.
[3]  Mencey o Menkey es el titulo del gobernador de un Menceyato, traducido por los invasores como “rey”.
[4] Chaurero individuo perteneciente a la segunda nobleza y  es el jefe de un Auchón o clan familiar establecido en un territorio en el cual gobierna por delegación del mencey.
[5] Sigoñe es un Consejero y Capitán a guerra jefe de un Tabor.
[6]  Gritos de ánimos en la batalla y de alegría en las celebraciones.
[7] La sociedad guanche era matrilineal, era la mujer la que trasmitía el linaje y la petenencia al grupo social, por tanto, asumimos el término Matria en contraposición del de patria.
[8] Tabor es el nombre que recibe un grupo de gurreros equivalente a una compañía.
[9] Zona que abarcaba desde la actual Gracia, Los Rodeos hasta Las Mercedes o Venhu.
[10] Guayre nombre dado los Consejeros y capitanes a guerra de los Guanartemes.
[11] Axicatnas nombre que recibían las gentes del pueblo o pleveyos en Tamarant.
[12] Guanarteme es el título de los régulos canarii equivalente a Mencey o Rey.
[13] Faykan, sumo sacerdote de la religión guanche.

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