miércoles, 4 de noviembre de 2015

AFRICA VERSUS AMERICA LA FUERZA DEL PARADIGMA




Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Duquesa de MedinaSidonia

CAPITULO V



II. LAS  FOPRTUNADS Y OTRAS ISLAS: LA LEYENDA


La leyenda

Antes de estallar la era del turismo de masas, las islas de Madeira [1] permanecían en su estado natural. Tropical y boscosa la primera, producía vino y caña dulce, certificando la fortaleza de Funchal, de la vetustez de la presencia portuguesa. Sin árboles Porto Santo, criaba cereales, siendo irrelevante la población de Desertas y Salvajes, reducto de cabras. Relacionando datos, llegamos a la conclusión de que pese a las similitudes, estas Madeiras no son las descubiertas en 1341, al mismo tiempo que las Azores, por los italianos Teggia y Recco, ni las redescubiertas en 1418 por portugueses, desviados por la tormenta, yendo de Ceuta a Guinea. Arribaron a Porto Santo, visitando Madeira y Desertas[2], pero no San Miguel ni las tres islas menores, la una llamada Santa María[3]. En 1420, Juan I mandó poblar cinco de las islas. Diez años más tarde, Martín V concedió las Canarias, a la corona de Castilla.

Escala en la ruta de Guinea, Madeira fue puerto de mercaderes y descubridores, del que zarparon Tristâo y Lanzarote [4]. Habiendo sido el topónimo uno de los muchos que sirvieron a designar la isla americana, bautizada a la carta, por cuantos la frecuentaban, el todo o sus partes fueron conocidos, simultáneamente o sucesivamente, por Fortunadas, Madeira y Canarias quedando por resto del pasado las Islas das Canarias, que están frente a Parnaiba, la costa más próxima a la Península, en distancia - tiempo y el Madeira, afluente del Amazonas. Viaje de Gago Coutinho, en 1446, nos sitúa. Tras dos meses de navegación, sin ver tierra, tocó en Cabo Verde. Pasando por las Canarias y Madeira, ganó altura, alcanzando el Mar de los Sargazos[5], para regresar a Lagos. En 1430, deseando solventar la guerra constante, que enfrentaba a las coronas peninsulares, en torno a la tierra del oro, Martín V dio a la de Castilla las Canarias, incluyendo San Miguel de la Palma, única que producía pastel y caña dulce, según Bernáldez, quedando el resto del reino Fez, a Portugal, con Madeira, "Desyerto" y Porto Santo, ubicada por Fernández de Oviedo a 25 leguas de Trinidad, entre el delta del Orinoco y Cáliz, con[6]. En 1433, Juan I cedió el control espiritual de las Madeira a la Orden de Cristo. Visto que los enfrentamientos no cesaban, Eugenio IV procedió a nueva partición, el 15 de septiembre de 1436, restituyendo al rey D. Duarte las islas, cuya población no estuviese bautizada. Partida Palma por el Cabo de Bojador, el norte, que quizá alcanzó la laguna mejicana de Términos, con desaguadero por el río Palmas, quedó a Castilla; el sur, nombrado San Miguel, a Portugal. Estaba "en el país de los negros, en comarca de Cabo Verde"[7]. Próspera la caña dulce, Enrique el Navegante se adjudicó la décima del azúcar, en 1443. En su testamento, otorgado en 1460, excluyó a San Miguel de legado, para hacer iglesias en Madeira, Porto Santo y Deserta. El Tratado de Alcaçobas, firmado en 1479, recoge el reparto pontificio, incluyendo en la "conquista" de Portugal, como partes del reino de Fez, Guinea, las islas de Madeira, Porto Santo, "Desyerto", "todas" las islas de los Açores, las Flores y Cabo Verde[8], no siendo mencionada San Miguel, pero tampoco Santa Cruz o Brasil, topónimos que se omiten, igualmente, en los tratados de Tordesillas y Cintra.

La provincia de Naam, cuyos naturales se hicieron sospechosos de tener cola, porque se vestían [9], pudo ser Palma o estar en sus inmediaciones. Hay quien sitúa el Cabo Bojador, "enfrente la isla de Palma, puesta hacia poniente", vaguedad que contribuyó a borrar su memoria.

Rebautizado Bojador por el "descubridor" como Cabo de Gracias a Dios, al sur se iniciaba la "tierra de Canarias", que Benzoni identifica con Costa Rica. La "isla" lindaba, por la otra parte, con la Tierra Alta de Castilla.

Conjunto de 11 "islas" el archipiélago, se solían nombrar las siete mayores[10]. Pulgar les atribuye "gran fertilidad": bastaba rascar la tierra con "cuernos de vaca"[11], para obtener cosecha ubérrima. Para Bernáldez, autor posterior, los cuernos eran de cabra, pues sólo admite ganado mayor en Fuerteventura. Poblado el archipiélago de higueras y coníferas, para poner frutales, viña y caña dulce, los castellanos hubieron de introducir el riego[12]. Sin agua Hierro, la leyenda hizo del drago manantial. Lanzarote, residencia habitual de los señores, se abastecía por medio de aljibes, que recogían el agua de lluvia[13]. Ricas en oro las Canarias, de Pedro Mártir de Anglería, justifican el privilegio de labrar moneda, que Juan II otorgó a Jean de Bethancourt, al investirle como rey vasallo de las islas. Confirma el supuesto que en el siglo XVI, circulase el tostón de plata y la dobla de oro, en Tenerife y Gran Canaria[14], donde había yacimientos en El Carrizal: los vecinos "que lo sabían fundir.., sacaron dellos plata"[15].

Obligada a justificar su guerra con Portugal, Isabel achacó a la debilidad de Enrique IV, la apropiación de las islas de Africa y Guinea, por Alfonso V. Para probarlo hizo confeccionar albalá, incluyendo en el señorío de las Canarias y "Mar Menor", Lobos, Santa Clara y Alegranza, "vecinas e comarcanas" a las "yslas nombradas de Canaria"[16]. Conjunto de tierra continental e islas, los límites de las Canarias fueron imprecisos. En 1496, la Católica pudo hacer torre sobre la Mar Pequeña, en rada de Lanzarote, sin temor a ser acusada ante Roma, por meterse en corral ajeno, al no estar amojonadas las islas. El factor de la Peraza, vecino de Lanzarote, residía en el Puerto de San Bartolomé, que lo era de la Mar Pequeña[17], pasando la flota de Nueva España, en 1606, "entre" esta isla y la Berbería, para evitar encuentro con 9 barcos de Holanda, que merodeaban por aguas de Palma[18].

Se decía comunmente: "Tenerife, que es en la Gran Canaria", o "la isla de la Gomera, que es en la Gran Canaria", lindando ambas por "Mercadis". Asesinado Abeacob en Villa Nueva de Fez, un Abdalhaque, sospechoso de participar en el crimen, huyó a "tierra de la Gomera", de la que era originario. En la región del nacimiento del Magdalena, había una Gomera en el siglo XVI. Los que iban a Indias o Guinea, tocaban en Gomera y Hierro, a veces sucesivamente. Pedro Alonso Niño, en 1497, fue directamente a "Ferro..., que es una isla de la Gran Canaria, a Barlovento de Paria". Según Fernández de Oviedo, "quien de Fierro fuese en busca del Marañón, que está en ella.., fallará la Tierra Firme" y la Mar Pequeña, a 600 leguas[19].

En tierra de panches encontramos un Tenerife, junto a volcán de nieves perpetuas. Más al sur está Palma. Encargado Alonso Fernández de Lugo de conquistarla, en 1492, aceptó recuperar lo invertido, con beneficios, a cuenta de las rapiñas conseguidas en la isla, Tenerife y Berbería, lo cual prueba que se andaban a pie enjuto. Las alusiones a tierra ininterrumpida, son constantes. Los canarios capturaban "a los moros de la Bervería, comarcanos a esta ysla de la Grande Canaria, desde el Cabo de Aguer hasta el Cabo de Bojador, que está a noventa leguas de costa, poco más o menos", no de mar. En 1599, habiendo ocupado los holandeses la isla, Alonso de Guzmán recomendó mandar las galeras a Cabo Bojador. Separado de Gran Canaria "por muy pequeña travesía", podrían bajar "costeando" a "calas ocultas", sorprendiendo a los flamencos por la espalda[20]; en 1490, la Católica arrendó las pesquerías de Angla de Caballos[21] y Cabo Bojador, con seis leguas "abajo". Se prolongaban "al través de la costa de Canaria, fasta la postrimera ysla del Fierro"[22].

Quien iba a Tierra Firme, incluido Antonio de Ulloa, viajero del siglo XVIII, pasaba "al través" de las Canarias. En 1625, el general Rivera fue remitido de urgencia a las islas, porque "si el enemigo se apoderase de las Terceras o Canarias, se impediría la navegación de las Yndias"[23], alusión que incita a incluir San Miguel de la Palma en unas Azores, más amplias que las actuales, apuntando en esta dirección carta de Felipe II. Recién adquirida la corona de Portugal, en 1581 se felicitaba, porque le dio obediencia la isla de San Miguel, que "es muy grande",[24]. A 8 días de navegación de la Gomera, no lejos de Madeira, los vecinos debieron arrepentirse, pues la tomó en 1582, el Marqués de Santa Cruz, yendo a conquistar la Tercera. Alvaro de Bazán, que participó en la guerra de las Azores, regresó con las galeras cargadas de salitre. Lo puso en venta en el puerto de Barcelona, siendo acusado de haber acopiado contrabando, al pasar por Guinea [25].

En 1587, concentrados los barcos del embargo en Lisboa, con vistas a la conquista de
Inglaterra, se proyectó traer el oro en bergantines. Amparados en el secreto, pasarían las Canarias sin "tomar puerto... ni dejarse ver", separándose las flotas en la Deseada, libres de chismosos, por ser isla caribe[26]. En 1608, se atribuyó proyecto de saqueo al turco, que indica el orden de las islas. Empezarían por Lanzarote y Fuerteventura, siguiendo a Tenerife "que es la más rica", para rematar en las Terceras[27]. Alejados los puertos canarios entre sí, salieron de Sanlúcar cinco pataches simultáneamente, con avisos para Gran Canaria, Tenerife y Palma [28].

San Miguel de la Palma tenía acceso por mar. Nombrada la capital como la isla, el topónimo no aparece en las Canarias actuales, pero el golfo de Panamá fue de San Miguel, habiendo una San Miguel, como en El Salvador. Tampoco aparece San Cristóbal, que fue capital de Tenerife. Se dice que la llamaron La Laguna, por haberla cercana[29], pero en el entorno de la ciudad actual, no hay huella. En cambio tenemos una San Cristóbal interior, en Venezuela. El puerto de Tenerife se llamó Santa Cruz, como en la Canaria de nuestros días. El topónimo aparecía en rada del Golfo de Uraba. En la misma isla estaba el abra de Teca. Frecuentada por cazadores de esclavos, en 1610 se sitúa en Marruecos. En guerra Muley Cidam con su hermano, ordenó a las tropas no alejarse del entorno de Sela, porque de ir mal las cosas, se retirarían a Teca[30]. En la actual Tenerife, se olvidó Teca.

Los "conquistadores" de 1478, fundaron Ciudad Real de las Palmas, capital de Gran Canaria. Mediado el XVI, la visitó Benzoni. Con 400 vecinos, el puerto de Isletas estaba a dos millas del caserío, protegido por torre, con cuatro piezas de artillería. Secundario el de San Telmo, la isla producía azúcar en 1489[31], cuya exportación controlaban genoveses. Próspera la caña en las tres islas mayores, los Católicos recordaron a los vecinos de Gran Canaria, en 1497, que "al tiempo en que en esa dicha Ysla se fizieron los ingenios", se comprometieron a sacar el azúcar "en perfección", molturando la caña que produjesen los pequeños labradores, a cambio de la mitad delproducto. Negándose a recibirla, los arruinaban, con intención de "aplicar a sy los cañaverales desas dichas islas"[32]. Las Canarias exportaban halcones, vino de malvasía, confituras, conservas y maderas de calidad [33]. La de Gran Canaria se cargaba en la flota de Nueva España, en el puerto de la Habana [34].

Ciertos navíos, en ruta hacia las Indias, hacían aguaje en Palma o Tenerife, tocando la flota de Nueva España en Gran Canaria [35]. Los de Guinea se acercaban a Lanzarote, primera isla que se avistaba, viniendo de España, siendo más común que se detuviesen en Gomera y Hierro. En 1623, el general Larraspuru, yendo a socorrer Cumana, hizo aguaje en canaria innominada [36]. La distancia - tiempo, que separaba las islas del Guadalquivir, difería en función a las circunstancias. Los cuatro días que tardó Colón en cruzar el Golfo de Yeguas, en 1493, pudieran ser míticos. Zarpando en agosto, Juan Sebastián el Cano alcanzó las islas a los 67 días. Dos travesías, iniciadas en distintos septiembres, se prolongaron 11 y 30 días. En condiciones aceptables, Gran Canaria estaba a un mes de Sanlúcar, ostentando el récord de lentitud príncipe de Dinamarca, que saliendo de Lisboa, a finales de la primera mitad del XV, costeó Gran Canaria, llegando a Palma a los 6 meses. Patache de 50 toneladas, con aviso de Sanlúcar para Lanzarote, tripulado por "marineros y piloto prácticos en las islas", zarpó en abril de 1582, regresando el 29 de julio [37].

En las Canarias se practicaba el "rescate", percibiendo la corona parias y quintos[38]. Sometido el comercio a las mismas normas que el de Berbería y las Islas de Indias, se canalizaba por la Casa de la Contratación. Iniciada la conquista de Gran Canaria en 1478, reanudada en 1480, por Pedro de Vera, que la continuó en Tenerife y Palma, los vecinos de una Gran Canaria en paz, recordaban en 1505, el esplendor que acompañó a la guerra "en la Berbería". Incesante el flujo de esclavos, las islas estuvieron "muy pobladas y ricas", produciendo el quinto 600.000 maravedís por año[39]. Notario mayor de Gran Canaria, nombrado por Pedro de Vera, en 1490, tuvo jurisdicción en Villa Real, la ciudad de Tedle y la villa de Galdar [40], conquistadas a los naturales. En la historia de Marruecos, Telder y Guardar aparecen como provincias del reino, incluidas en Berbería. En el siglo XI, el rey Beni Ifrani cruzó Tedle, para llegar a Sus Aska. Y en el IX Eirik el Rojo visitó a una hija, casada con Thovar, que residía en Galdar, sede de los 17 obispos de Vinlandia, el último nombrado en 1343. La colonia era próspera, cuando la visitó Nicolás Zeno [41].

Alonso Fernández de Lugo reconquistó la Palma y Tenerife, por estar en "poder de canarios infieles", calificativo reservado a los musulmanes. Cantera de esclavos las islas, expedición de vascos y andaluces, que zarpó de Sevilla en 1393, bajo los auspicios de Enrique III, saltó en Lanzarote, capturando 160 negros, vecinos de un mismo pueblo, con rey y reina en cabeza. Cueros y cera, completaron el botín[42]. Los canarios practicaban el culto al sol, como los americanos. Polígamos y monógamos alternativamente, vestían someros taparrabos, sin perjuicio de que las mujeres de Palma, se cubriesen el rostro. En la isla tenían "casas de oración", haciéndose sospechosos de canibalismo y de practicar sacrificios humanos, quizá por tener en su territorio, el "infierno" de Masaya, cráter bajo y circular, adecuado a la práctica. Escarpadas las sierras de Tenerife, sus honderos hicieron padecer más de un revés a los castellanos, replica de los sufridos por los "conquistadores", en el Darién.

Informado por el propio Colón, Bernáldez no yerra, al decir que en el primer viaje, saliendo de Palos, las carabelas fueron directamente a Cabo Verde. Gomera y Hierro eran incluidas en este archipiélago, confirmándolo el Tratado de Cintra, en 1509, pues quedaron en la conquista portuguesa. En 1600, reuniendo ambas coronas, Felipe III dio por supuesto que las salinas, frecuentadas por corsarios de toda Europa, estaban en las Canarias. Consultado el duque de Medina Sidonia, le desengañó. En el archipiélago no había sal ni salinas. Las mentadas estaban a seis jornadas de la Canaria más cercana, en la Isla de la Sal de Cabo Verde. Se llegaba pasando "entre Fuerteventura y la Verbería, por el Mar Pequeño, que es por do suelen yr las flotas a las Indias, las más vezes"[43]. Enviados navíos de armada, a expulsar a los intrusos, vinieron a parar en las Canarias. Preguntado el Guzmán por segunda vez, comprendió que en la corte olvidaron los viejos topónimos. Modernizándose, explicó que a la salina se entraba por la canal, entre Matalino y Santa Lucía. Costeadas San Vicente y Granada "por la banda ueste", se tomaba "la buelta al sudsudueste", en busca de Tierra Firme, dejando "de barlovento" los Testigos, por ir al "resguardo". En paraje con 25 o 30 brazas de fondo, los barcos harían noche sobre anclas, esperando al amanecer, para ir costeando, "hasta que halle la Margarita por la proa, questa un poco más adelante del Cabo de las Tres Puntas", de Tierra Firme. Emboscados en el puerto de Mapatán o Juan Griego, a 12 horas de la Punta de Araya, aguardarían a las urcas. Limpias las aguas, podrían zarpar al anochecer, sorprendiéndolas a la salida del sol [44].

Santa Lucía, en la Berbería o tierra de mahometanos, aparece como primera isla de Cabo Verde, por Barlovento. En cuanto a Matalino, que es Martinica, se incluye en Fuerteventura, que sería la primera tierra de Canarias. Sede del volcán de Montaña Pelada, de actividad moderada pero constante, bien pudo ser la Fogo portuguesa, mudada de jurisdicción por los Austria, al no tener oposición; el Carro de los Dioses de Hannón y la Infierno de los expedicionarios de 1393, que debió su nombre a "cavidad", de la que "salía fuego". Se identifica con Tenerife. Gobernada por dos reyes, a la muerte del uno, el otro era arrojado al cráter del Teide. Mientras fue Portugal independiente, Graciosa o Marigalante, era la primera Canaria, que formaban las islas de Sotavento. Mencionada en 1393[45], aparece en el Tratado de Alcaçobas, siendo probable que el topónimo, rebasase el islote. Olvidando lo firmado en 1479, Juan II de Portugal quiso hacer fortaleza, en 1488, "pollo río acima de Larache", sobre Arcilla. Con el material a pie de obra, hubo de renunciar, al amenazar el Xarife, con ruptura de tregua. Fernández de Oviedo la sitúa, sin lugar a equívocos: de la Margarita, "tirando la vía de Septentrión, se hallarán los Testigos e la Graciosa"[46]. Moderno en apariencia el topónimo Araya, cabe que proceda del Islam. En 1480 un Çadi Mahomat Araya Aben Cerraje[47], musulmán que ofreció sus servicios a Fernando V, quiso ir a su casa en las "partes de allende", para recoger media docena de "criados e servidores suyos". Obtuvo licencia para navegar cuatro meses, llevando mercancías, cuyo "rescate" amortizase el flete, a más de escolta de soldados. Habrían de impedir que confundiese el camino u olvidase el regreso[48].

Teniendo la conquista portuguesa a su cargo, el infante D. Enrique concedió a la Orden de Cristo, en 1427, el señorío de la Deserta, con las aguas y tierras que hubiese, entre el río Canizo y la Punta Tristâo. Licencia adjunta para comercializar sal[49], indica que el lote comprendía salinas. En 1436, Gómez Pireis rebasó el Cabo de Naam. Tras detenerse en Río de Oro, para embarcar 79 piezas de negro, fue a la sal, acopiándola para conservar pieles de lobos marinos, que se proponía cazar en Porto de Galé o Punta de la Galera al nordeste de Trinidad [50]. Se dice que Dinis Días fue el primer portugués, que avistó un gran cabo en el País de los Negros, al que llamó Verde. Por 1500, desviado de la ruta, al regreso de Puerto de Santa María, el vendedor de esclavos Juan de Varela, vino a dar en el Cabo. Navegando 100 leguas de a cuatro millas, en dirección poniente, ancoró en Santiago de Cabo Verde, donde tenía su domicilio[51]. El descubrimiento de las islas, se atribuye a Cadamosto. Habiendo partido en 1456 de un Cabo Blanco, que pudo estar en el Amazonas o en Nicaragua, desembarcó en paisaje de lagunas de "blanquísima sal". Puso al sitio Boavista, topónimo al que se superpusieron los de Mayo, Sal y Puerto de la Sal. En otra "isla", a la que puso Santiago, trepó a un cerro, avistando nueve porciones de tierra, de las que tomó posesión, para el rey de Portugal. En 1504, los oidores de la Audiencia de Sevilla, situaron el archipiélago de Cabo Verde en "ultramar"[52].

En el texto de Alcaçobas, las islas de Cabo Verde están "cabe" las islas de las Flores. Llamadas sucesivamente de Antonio y Bravas, su capital, fundada en 1470, se conoció por Santiago, Brava, Rivera Grande, Santiago de la Rivera y Jaime [53]. En 1580 tenía 450 casas, fuerte e iglesia. A la otra parte de la isla, sobre la playa de Santa María, creció la aldea de Praia, habiendo desaparecido San Felipe, capital de Fogo, en 1500. Tuvo posadas, cuyos cuartos servían de tienda a los mercaderes, siendo el algodón tan abundante, que las pacas reemplazaban al dinero [54]. Según Pedro Gamboa de Sarmiento, las 60 leguas cuadradas, que ocupaba el archipiélago, se repartían en haciendas. Ricas en pastos, criaban ganado mayor y menor, entre plantaciones de maíz y caña dulce, produciendo la aduana de Santiago 100.000 ducados al año, en derechos de esclavos, azúcar, cueros y oro. Parco Bernáldez, nos dice de Cabo Verde, que las matas de algodón adquirían proporciones de arbusto, abundando los papagayos y la manegueta picante.

Sarmiento abandonó Santiago el 19 de junio de 1580, navegando a pocas velas por la canal, hasta rebasar Fogo. El 23 despachó patache a Nombre de Dios, con informe de su paso por el Magallanes, dirigido al Virrey del Perú. Poniendo proa al noroeste, "porque así se corre la isla de San Antón", salió a mar abierto, mojando en Angla, puerto de la Tercera, el 18 de julio. En 1582 regresó a Cabo Verde, yendo a fundar dos poblaciones en el Magallanes. Habiendo zarpado de Cádiz el 9 de diciembre, arribó a Santiago el 9 de enero. En la isla coincidió con el ingeniero Antonelli. Reconocía el Puerto de la Sal.

El mulato Juan de Varela, tratante en esclavos y capitán de Alcázares, por el rey de Portugal, fue a caballo y a pie enjuto, de la capital a su capitanía[55], poniendo en entredicho la insularidad de Santiago. El valle de Alcázares, rico en oro, esmeraldas y serpientes de cascabel[56], tenía su entraba por "el pueblo, donde la sal se hace", disputándose el "descubrimiento" Velázares de Venezuela, Pizarros del Perú y Pedro de Lugo, gobernador en Santa Marta, que estaba a 180 leguas, de la "Punta de las Salinas"[57]. Era Felipe II rey de Portugal, cuando Juan Castellanos describió las salinas de Tepé. En territorio de "seguidores de Mahoma", los castellanos debían armarse, para acercarse a las lagunas blancas. En el mes de abril acudían los aborígenes. Se proveían de sal y pescado, que atrapado en los lucios, se secaba naturalmente. Limpio, terminaban de secarlo al sol, para llevarlo al interior. Pescadores en bancos y ríos americanos, compradores de carne y cueros, holandeses, ingleses y franceses, fueron clientes de las salinas, mientras estuvieron bajo control de Portugal y el Xarife. Cambiados en corsarios bajo los Austria, estos mandaron armadillas, galeones y flotas a la sal, con el fin de expulsarlos. Al no conseguirlo, Felipe III mandó ingenieros, que cegasen los tomaderos, aplicando el principio de acabar con la rabia, matando al perro. Sería tan imposible, como vedar las pesquerías a los de Holanda.

Las Islas de Cabo Verde, descritas por Fray Bartolomé de las Casas, con motivo del tercer viaje de Colón, tienen escasa relación, con las visitadas por Gamboa de Sarmiento. Al superar el archipiélago en número, a las adjudicadas al americano, el problema se solventó, repartiendo los topónimos, que designaban una misma isla. De la Sal, donde encontró salitre en los acantilados, pero no salinas, Colón pasó a la de Mayo, tan seca como la primera y de ahí a Boavista, "esterilísima que ni aun agua tienen, si no es de unos pozos", salobres para mayor desgracia. Por la misma causa, navegó entre Brava y Santiago[58]. En la capital, encontró seis o siete casas de portugueses, no logrando comprar una vaca, por no haberla. Con cierta ironía, el fraile hace exclamar al genovés, que "nunca vido cosa alguna verde, si no todas secas y estériles". Guía turística de mediados del siglo XX, lo ratifica. Es verde el archipiélago, porque "lluvias torrenciales cubren las rocas de un musgo color jade, que el sol y el viento del Sahara, no tardan en hacer amarillear. Con no poco trabajo, los vecinos logran en los valles, donde la erosión acumula la tierra, parcas cosechas de maíz y caña dulce, criando algunas cabezas de ganado[59].


[1] Actualmente: Madeira, Porto Santo, Deserta, Bugio, Chao, Baxio, Foro y Roca del Halcón.

[2] En mapas del siglo XVI, encontramos un río y Cabo Deserto, en el Nuevo Reino o Colombia. Chaves registra un Cabo Deserto en la desembocadura del Río

Grande. El interior de la provincia del Marañón se llamaba "Deserto", por serlo.
[3] Punta de Santa María, en la costa de Panamá, a 6 1/2º. A 5 leguas de la isla de Santa María. [4] ¿El Lancelot del Lago, que sirvió al rey Arturo?
[5] Crónica de Guinea. Gómez Eanes de Zurara. El "sargazo" es hierba marina, que se encuentra a 28º, en el mar de su nombre, al nordeste de las Antillas (P.C. T. IV, pág. 71 y 86).
[6] F.O. T. III.

[7] "Crónica de Guinea". Zubara. "Historia de las Américas" T. I. [8] SRGS. III.1480.302.
[9] Bernáldez, cap. CXVIII. En la Crónica de Guinea, se menciona una isla de Aldegete, en las inmediaciones de la "isla de Naam". Los naturales iban vestidos. Oviedo señala que en Tascalteca, cerca de Veracruz, usaban albornoces, "aunque son diferenciados de los de Africa... pero en la hechura e rapacejos, son muy semejantes" (F.O. Libro XIV, cap. IV).
[10] Gran Canaria, La Palma, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Graciosa, Montaña Clara, Alegranza y Los Lobos.

[11] Según Fernández de Oviedo, los cueros que exportaba Venezuela, procedían de "vacas de aquellas que los españoles llaman dantas y no lo son" ( F.O. T. III, cap. IX, lib. 2º, 8ª p., pág. 164). Esquilmado el ganado en las Indias de España, en el siglo XVIII entraron por Bonanza cueros de Brasil, a través de Portugal.
[12] Bernáldez, cap. LXVI.

[13] En Santa Cruz y Santo Tomas, Antillas de Sotavento, no había manantiales. Se recogía la lluvia en aljibes. Estas islas no producían índigo. (“Voyages en Guinée el dans les îles Caraïbes" Paul Erdman Isert. Ed. Khatala. París).
[14] En las Canarias actuales no hay oro ni plata. Tampoco en las Antillas. La dobla de oro canaria, equivalía a 500 maravedís castellanos (R.A. doc. XX). El tostón de plata de Tenerife, a 126 maravedís (R.A. doc. CXLII). En 1524 había doblas de Tenerife (R.A. doc. CXXXIII). En 1549, los reales de plata viejos, valían
41 maravedís en moneda canaria. El cambio oficial fijaba el maravedí castellano, en 1,33 maravedís canarios (SRGS. XI.1499.92).
[15] SRGS. XI.1499.92.
[16] "Información de Esteban Pérez Cabitos". Biblioteca de El Escorial. R.A. doc. IV.

[17] R.A. doc. XXVII.

[18] ADMS. 2404, 2406,2407.
[19] F.O. pág. 210. Cap. XV. Lib. 18.

[20] ADMS. 2403,4278,4423. Actualmente, el Cabo de Boxador se ubica en la costa de Mauritania. [21] SRGS. III.1490.116 Angra o Puerto Caballos estaba a 15º, al sur del Golfo de Honduras.
[22] SRGS. III.1490.116.
[23] ADMS. 2412. Año 1625.

[24] ADMS. 2397. [25] ADMS. 2399. [26] Ibídem.
[27] ADMS. 2409. [28] Ibídem
[29] En La Laguna actual, capital de Tenerife, no hay huella de lago. Al oeste del Maracaibo había una Laguna, más tarde Lagunilla.
[30] ADMS. 2407. Año 1614.
[31] Alonso de Lugo tenía en Gran Canaria,cañaverales, ingenio y molino de azúcar. SRGS IX.1489.332.

[32] SRGS. II.1497.208. [33] ADMS. 4033.
[34] En 1601 se compraron, en La Habana, 60 ejes para carretas, de madera de Canarias. Los cargó la almiranta de Nueva España, descargando en Bonanza

(ADMS. 2784).
[35] ADMS. 2412. Año 1625. [36] ADMS. 2421.
[37] ADMS. 2399.

[38] Bernáldez LXIV, pág. 612 [39] R.A. doc. LXXIV. [40] SRGS. XII.1490.20.
[41] "Historia General de las Misiones", Barón de Henrión. Barcelona 1863.

[42] "Crónica de Enrique III". Dice la tradición que el mismo año se fundó la Hermandad de los Negritos, decana de la Semana Santa sevillana. No recibió blancos hasta el siglo XIX.
[43] ADMS. 2423. Año 1626.

[44] ADMS. 2404.2407. Fecha 11.1.1607. [45] "Crónica de Enrique III".
[46] F.O. pág 210. Cap. XV. Lib. 18.

[47] SRGS. IV.1480.182. Según la leyenda, los Abencerrajes fueron exterminados por el rey de Granada, en el curso de banquete, celebrado en la Alhambra. La costumbre de tomar nombres documentados, como pivote de historias imaginarias, fue introducida por los autores de los falsos cronicones, en tiempo de Felipe II. El apellido Araya aparece documentado en 1477, siendo portador mercader de Ondarroa (SRGS. X.1483.107).
[48] SRGS. IV.1480.182.

[49] La presencia de salinas, permite identificarla con la punta de Araya.

[50] El topónimo Punta de Galé o Galera, se conserva al nordeste de Trinidad. [51] ADMS. 924.
[52] ADMS. 925.

[53] Pudo ser Santiago del Arroyo o el S. Yago, que en ciertos mapas del siglo XVI, aparece en la Península de Paria, pero también Santiago de Laón, hoy Caracas. Charles de Valera, isabelino en la guerra contra Juana, saqueó la isla de Antonio Noli, acción que se sitúa en Porto Santo y Cabo Verde. Siguió al Cabo de Leona, en la costa de Africa. Habiendo recuperado el botín el duque de Medina Sidonia, el rey le ordenó liberar a Noli, que acusó del saco a la armada formada en 1476, para ir a Guinea. La inclusión de Porto Santo en la Madeira, no estorba que perteneciese a Cabo Verde. Se describe como "isla", separada de los primeros promontorios de Guinea, "por un pequeño brazo del Océano Occidental". No siendo los rayos del sol "tan ardientes" como en lugares "comarcanos", los naturales no tenían la piel negra. Se opina que pudo ser Mera o Autolola. Antonio Noli estuvo en Sevilla, con otros genoveses. Reinando Alfonso V pasó a Lisboa. Concertándose con el Infante D. Enrique, participó en las expediciones a Guinea. En uno de los viajes, encontró isla feraz, con agua y despoblada. Se hizo "buena casa", prosperando población alrededor, gracias a una agricultura floreciente y a los navegantes que hacían aguaje, camino de Guinea. (Alonso de Palencia. Crónica de Enrique IV. Lib. VI. Cap. VI).
[54] ADMS. 924. [55] Ibídem.
[56] En el Cap. XIII del Libro XXVIII de la Historia General y Natural de las Indias, Fernández de Oviedo
menciona las "esmeraldas de los Alcázares". Ubica el valle en Tierra Firme (Cap. XXIII del Lib. 6º. T I, II, III y V).
[57] Algo más de 10º.

[58] Encontramos las siguientes islas: San Antao, S. Vicente, Santa Lucía, Branco, S. Nicolao, Fogo, Sal, Boavista, Maio, Santiago y Brava. Los topónimos Boavista, Mayo y la Sal, se superpusieron en la misma "isla", que fue la Península de Araya. Los de Rivera Brava, Rivera Grande y Jaime en Santiago. S. Antonii o San Antón y S. Nicolás, ya aparecen en la cartografía del siglo XVI.
[59] "Le Portugal". Suzanne Chantal y José Dos Santos Ed. Odé París 1950.


No hay comentarios:

Publicar un comentario