jueves, 21 de noviembre de 2013

MATRIOTAS CANARIOS EN EL RECUERDO (I)





Eduardo Pedro García Rodríguez

Cuando hablamos de la invasión y conquista de Canarias, lo primero que se nos viene a la memoria es lucha entre españoles y guanches, en disputa constante por este archipiélago lleno de riquezas,   ya sean materiales como territoriales, y la superposición de uno frente al otro, refiriéndome exclusivamente al rol ejercido por los invasores españoles, hacia nuestros ancestros guanches, que de forma autoritaria y masacradora  llegaron a usurpar la tierra de estos, con el fin de obtener esclavos, la propia tierra y alcanzar títulos y poder en nombre de la corona española.
Esto sería lo más relevante para la historia formal, sin embargo poco es lo que abunda sobre el ejercicio de poder y de dominación por parte del estado español hacia este pueblo colonizado y ninguneado.
Se trata de procedimientos y técnicas para favorecer la desintegración o descomposición social, quebrar la moral de la nación canaria y de sus líderes, así como influir sobre la mente humana y, por ese medio, modificar las percepciones del individuo alterando sus creencias e ideas.
Quebrando las condiciones de fortaleza de los individuos, de forma tal que queden incapacitados o condicionados, de manera que puedan ser fácilmente manipulados por el sistema colonial. Para ello, se esfuerzan en romper la unidad familiar y destruir los principios inculcados en el hogar relacionados con la religión autóctona, el honor, el patriotismo y la conducta sexual.   
En parte, la aplicación de dichas técnicas psicológicas inadvertidas -sumadas a nuestros defectos y debilidades- podría explicar la pasividad, inmovilidad y la paralización de la inteligencia y de los sentimientos del pueblo canario, que vive como anestesiado e indiferente a su destino de esclavitud que le viene siendo impuesto desde hace varios siglos. 
Tal como expone en un interesante y documentado articulo el profesor José Tomas Bethencourt:
“Es bien sabido que los pue­blos que han sido conquis­tados y colonizados, se caracterizan psicológicamente por una serie de rasgos personales y pautas de comportamiento, que pueden ser agrupadas dentro de la etiqueta “Síndrome del Colonizado”.
Asimismo, parece existir acuerdo en señalar como rasgo destacable y bastante definitorio de la forma de ser del pueblo ca­nario su “complejo de inferiori­dad”, esto es, la tendencia a in­fravalorarse, a considerar como superior todo lo foráneo por el mero hecho de no pertenecer a su entorno. Esta subestimación de si mismo y hasta cierto punto autodesprecio, es uno de los ele­mentos más típicos de esa per­sonalidad propia de los pueblos colonizados.
“El pueblo canario como cual­quier pueblo, es un producto de su historia. En tal sentido, la conquista y la colonización han supuesto un proceso objetivo y obligado de mestizaje, por la convergencia y fundición de la cultura aborigen y foránea. En este proceso de mestizaje, a pe­sar de que la política colonial ejercida por España ha tratado de negar toda importancia o pervivencia de lo autóctono, hay que reconocer, y así lo acreditan variados estudios, que tanto cultu­ral como biológicamente, lo aborigen, lo prehispánico y lo guan­che poseen un peso específico muy considerable en esa mezcla que se genera y que ha dado lu­gar al actual pueblo canario.” (J.T. Bethencourt,)
El concepto liberación es polisémico. Su significado suele variar o adquirir una dimensión específica, según el lenguaje, el ámbito de realidad, el campo de reflexión o el horizonte de sentido en que se emplee: el político, el filosófico, el psicológico, el religioso, el pedagógico, etc.
El oprimido tiene que liberarse psicológicamente para no convertirse en opresor porque ellos tienden a “identificarse con su contrario”,  tanto opresores como oprimidos temen a la libertad, pero desde diferentes puntos de vista, el oprimido teme asumir la libertad y los opresores a perder la libertad de oprimir.

La liberación del oprimido no es tarea sencilla, en el caso de la revolución la independencia y descolonización de Canarias el nuevo ciudadano republicano federal debe ser capaz de estar por encima de la dinámica opresor-oprimido para dar nacimiento a una sociedad socialista donde el ser humano sea el centro y se erradique de una vez por toda la explotación del hombre por el hombre.

Tal como expone Paulo Freire (1921-1997), en sus páginas de La pedagogía del oprimido con estas palabras: “(…) la liberación es un parto. Es un parto doloroso. El hombre que nace de él es un hombre nuevo, hombre que solo es viable en la y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que, en última instancia, es la liberación de todos”.

En este doloroso parto han participado un buen número de matriotas canarios que supieron liberarse de las cadenas  psicologicas y reales impuestas por el colonialismo, los cuales no han podido ver parir a la matria preñada, con muchos de ellos he tenido el inmenso honor de compartir jornadas de lucha, primero en la clandestinidad de la época fascista franquista, y en la actual pseudos democracia colonial. Época de reuniones clandestinas, distribución de panfletos y octavillas, las pintadas de madrugada, las épicas jornadas de lucha en la CCT, y muchas, muchas carreras delante de los “grises” y algunos que otros “toque pa’lante” a las comisarías de turno donde éramos “suavizados”.  Muchos fueron torturados, encarcelados y perseguidos sin tregua por el aparato represor y sus esbirros coloniales,  los cuales hoy día se titulan demócratas e incluso nacionalistas.

Se dio el caso peregrino de un conmatriota que fue encarcelado y torturado por el hecho de tener en su casa un avión de aeromodelismo, el cual según la policía española “podía ser usado en un atentado”.

De algunos de ellos que mantengo en el recuerdo quiero dedicar algunos párrafos a sus memorias, de otros bien porque no los trate personalmente o porque no tengo conocimiento de su existencia, quedaran en el tintero, no obstante, todos ellos abnegados luchadores por la libertad de la matria, conocidos o no, tienen un puesto en mis sentimientos y en mi corazón, y creo que en el de todos los matriotas canarios. Por otra parte, la serie queda abierta, si algún lector conoce de uno o varios conmatriotas (compatriotas) fallecidos y nos promocionan datos, sería un honor para nosotros incluirlos en  esta serie, lo que además seria de justicia.

Marzo de 2013








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