ACENTEJO 2012
ETNOCENTRISMO
El etnocentrismo es un concepto
elaborado para justificar la tendencia
que lleva a un país invasor a interpretar la realidad a partir de sus propios
parámetros culturales.
Esta práctica está vinculada a la creencia de que
la etnia invasora y sus prácticas culturales son superiores a los
comportamientos de los pueblos sometidos.
Una visión etnocentrista juzga y califica las
costumbres, las creencias y el lenguaje de la cultura dominada de acuerdo a una
cosmovisión considerada como deseable (que siempre es la propia).
El etnocentrismo es una tendencia común a
cualquier cultura invasora. Resulta usual que los elementos de la propia
cultura invasora sean calificados o comentados en términos positivos,
describiendo de forma negativa las creencias y costumbres de los invadidos.
En este aspecto,
la cerrazón etnocentrista llevada a cabo por el colonialismo español en
Canarias desde los inicios de la conquista han estado dirigidos a alienar
individual y colectivamente a la población sometida, contando para ello con el
apoyo incondicional de determinada confesión religiosa, institución con una
amplia y contrastada eficacia en sus métodos de lavados de cerebros, la cual
mediante depuradas técnicas psicológicas fue incrustando en las mentes de los
dominados profundos complejos de
inferioridad, y endofobia con tal
efectividad, que apenas cien años después de invadida la última isla que había
permanecido libre, la mayoría de nuestros ancestros habían asumido
resignadamente la condición de siervos
impuesta por los invasores.
En tiempos más
actuales, vemos como los invasores han cambiado de métodos, pero no de
propósitos, así vemos como en los circuitos educativos e incluso intelectuales
implantados por el colonialismo, brillan por su ausencia los contenidos sobre
la realidad sociocultural de nuestra matria, llegando incluso a falsear de
manera descarada nuestra realidad geográfica, nuestra Historia pre y colonial, y
nuestros lazos de dependencia, enmascarados bajo falacia tales como “Provincias”
“Región ultra periférica” “Comunidad autónoma” y sandeces similares.
Cuyo fin continúa siendo el mantenernos ignorantados
en cuanto a nuestra condición de colonia española ubicada en el noroeste de
nuestro continente africano, y no bajo las Baleares o frente a Portugal como
nos representan en un recuadro en sus mapas escolares o en los de los programas
del tiempo en todas las televisiones españolas.
Tampoco el recién inaugurado hotel tal, es el mas
moderno de Europa, la playa de Las Canteras no es la mejor playa urbana de Europa, Vilaflor no es el
municipio más alto de España, es Valdelinares, el Teide no es la montaña más
alta de España, es El Mulhacén, Lanzarote y Fuerteventura no son las islas de
Europa con menor pluviosidad anual. En Canarias no tenemos una hora menos, en
Canarias la Sol
sale una hora antes que en España, los observatorios astronómicos del Roque de
Los Muchachos o del Teide, no son los mejores europeos, porque Canarias no es
España, Canarias no es Europa, Canarias es una colonia de España en África.
El etnocentrismo despliega
continuamente sobre nosotros su inmenso poder mediático para mantenernos
generación tras generación completamente ignorantados, impidiéndonos el acceso
al conocimiento de nuestras verdaderas raíces, a nuestra identidad nacional,
pues sabe por experiencia que un pueblo consiente de su identidad, difícilmente
puede ser sometido, porque tal como apunta el filosofo Dr. Milvio Alexis Novoa Pérez: “La
identidad nacional integra en su expresión sintética la comunidad de aspectos
socioculturales, espirituales, étnicos lingüísticos, económicos, territoriales,
etc., así como la conciencia histórica en que se piensa su ser esencial en
tanto tal, incluyendo su auténtica realización humana, y las posibilidades de
originalidad y creación. Es, en su realidad concreta, un proceso y resultado de
la actividad humana en su historia particular, como vía de acceso a la
universalidad de su ser esencial. Proceso que transcurre como afirmación y
reafirmación del ser histórico, singular, en tanto condición imprescindible
para participar de la universalidad. Resultado que encarna y despliega en
síntesis lo singular auténtico, enriquecido, expresado ya como universal
concreto.”
Conmatriotas, hoy estamos
reunidos en este sagrado Barranco de Fanfan o de Acentejo, para hacer patente al
invasor nuestro firme proposito de reafirmar nuestra voluntad en recuperar nuestra
condición de nación libre que nos fue arrebatada debido a la inmoralidad,
brutal inhumanidad y superioridad armamentística de unos mercenarios al
servicio de los nefastos Reyes Católicos, antecesores del actual reino de
España.
También estamos aquí para
celebrar con sano orgullo matrio, la mayor gesta guerrera que jamás pueblo
alguno llevase a cabo contra el imperialismo español durante la edad media, gesta
protagonizada por nuestros antepasados quienes infligieron al imperialismo
español la mas sonada y denigrante derrota jamás sufrida por los ejércitos
españoles en sus invasiones coloniales. Es indudable que si fuésemos un pueblo
libre, batallas como las de Tirajana, Tenoya, Arguineguín y Ajodar en Tamarant,
la derrota y muerte de Guillen Peraza, la heroica resistencia de Atanausú en
Benahuare, la rebelión de los gomeros contra los colonos invasores, la de Ofra,
Las Pañuelas y la grandiosa de Acentejo en Chinech, figurarían en la
bibliografía histórica como de los grandes acontecimientos de la humanidad, en
la misma medida que el etnocentrismo europeo celebra los acontecimientos de
batallas clásicas como las de Salamina, Farsalia, de Accio, Cinocefálos,
Maratón, Gaugamela, Ipso, Pidna, Cannas (o Cannæ), o Las Termópilas, esta
última guarda notable paralelismo con la nuestra de Acentejo donde también un
tabor de trescientos katuten al mando de Chimnenchia-Tinguaro fueron los
artífices de la victoria. Esta batalla de Acentejo fue mucho más heroica, pues
un puñado de valientes armados de piedras y palos se enfrentó y derrotó a uno
de los ejércitos más modernos y mejor armados de la época.
La batalla de Acentejo supuso
como queda dicho, la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en sus
conquistas imperialistas, en Canarias (cuya conquista duró casi un siglo). La Historia nos confirma que, en las innumerables batallas sostenidas
por la conquista del continente americano, las tropas españolas jamás tuvieron
una pérdida de hombres como la que sufrieron en el encuentro de La Matanza de Acentejo.
En cuanto al número de
efectivos que componían el Ejército expedicionario invasor los cronistas no
coinciden en sus apreciaciones, así Fray Alonso de Espinosa aventura que las
tropas mercenarias estaban compuesta por unos novecientos hombres, sin que
mencione a los caballos, perros de guerra y a la artillería.
Por su
parte, el ingeniero de fortificaciones cremonés Leonardo Torriani, al servicio
de la corona española en su "Descripción de las Islas Canarias"
nos dice que la expedición invasora constaba de unos mil soldados y cuarenta
caballos, ambos cronistas están totalmente herrados en sus apreciaciones como
veremos a continuación.
Es bien conocido lo aficionados que eran los
cronistas de la conquista a dar cifras exageradas del numero de los enemigos y
a reducir el de las tropas propias tanto en numero de operativos como en las
bajas habidas de uno u otro bando, por ello vamos a tratar de aproximarnos al
numero real de mercenarios que componían el ejército invasor, según un estudio
del investigador Eduardo Pedro García Rodríguez.
“En una Real Cédula de 29 de
diciembre de 1493, se recoge el convenio para el transporte de las tropas desde
la metrópoli a Gran Canaria, en éste, quedó estipulado como limite máximo para
el embarque de la totalidad de las huestes mercenarias reclutadas la fecha 15
de marzo de 1494 que se componían según el asiento, de “...mil e quinientos
peones e çiento de caballo, y además estipula que: e de las islas de
Canaria, que están pobladas de Cristianos, cuatroçientos peones e sesenta de
caballo...”. Por este documento queda claro que, el ejército conquistador
reunido en la Isleta,
(Gran Canaria), constaba de 1.900 peones y 160 caballos, para cuyo transporte
según testimonio del propio Alonso Fernández de Lugo se emplearon 30 navíos, a
éstos habría que sumarles los guanches aportados como auxiliares - a
quienes Lugo les debió la vida- por los Menceeyes de Naga, Güímar,
Abona y Adexe los cuales podemos cifrar a la baja en unos 600
guerreros, teniendo en cuenta que de los resto de las hordas de Lugo que
alcanzaron el lugar de Añaza (Santa Cruz) después de la derrota de
Centejo, estos lograron embarcar con engaños a 300 de los auxiliares güímareros
(los cuales fueron vendidos como esclavos), nos induce a pensar que el numero
de auxiliares fue mayor del que Proponemos, por tanto, el total estimado para
el contingente invasor es de 2.500 peones y 160 caballos, este dato queda
corroborado por el historiador don Tomás Marín de Cubas, quien posiblemente lo
tomó de A. Cedeño y que refiriéndose a la segunda entrada de los españoles dice:
."Buscáronse espías y dieron por aviso que no tenía gente junta de pelea
para venir a buscarlos a la playa, porque había gran mortandad en la tierra, o
ya fuese por estar apestados por la corrupción de más de 2000 cuerpos que quedaron por enterrar el año pasado en la
batalla de Centejo...".
Entre los hechos recogidos por
los cronistas destacan tres que merecen ser narrados, el primero, la vergonzosa
huida a uñas de caballo ayudados por algunos auxiliares güimareros del capitán
Alonso Fernández de Lugo y, parte de su plana mayor, quienes abandonando a su
suerte lo que restaba de sus tropas y atravesando Chicayca (La
Esperanza), ganaron la seguridad del torreón de Santa Cruz. El segundo, es que,
llegado Benchomo ( quien se había quedado en los campos de La Orotava en
previsión de un ataque por parte de los bandos confederados con los españoles,
según algunos autores, o para cortar la retirada de los invasores si estos
hubiesen decido replegarse a Tahoro según otros), en las postrimerías de
la batalla encontrando a su hermano Chimenchia sentado en una piedra, le
recriminó de la siguiente manera: -¿cómo es esto hermano, mientras tus hombres
se baten con el enemigo, tú estas holgando?.- A lo que respondió Chimenchia,
-hermano, yo he hecho mi oficio de capitán que es conducirlos a la victoria,
ahora los carniceros hagan el suyo,- dando a entender con ello que un caudillo
no tiene que mancharse las manos con la sangre de los vencidos si no es en
defensa de su vida. El tercero, es el que un grupo de unos 30 de soldados
posiblemente informados por los isleños aliados buscaron refugio en una cueva,
los cuales concluida la batalla obtuvieron la misericordia y ayuda de Benchomo
quien los hizo conducir sanos y salvos al campamento español de Añaza.
Esta aptitud benevolente por parte del régulo tahorino se explica si, como
creemos, los mercenarios se refugiaron en la Cueva Santa del Sauzal o en la
necrópolis de la montaña de los guanches. Es bien conocido el respeto del
pueblo guanche por los lugares Santos y el derecho de refugio que adquirían los
asesino que se acogían en los lugares sacros. Hechos similares se habían
registrado durante la conquista de Gran Canaria, y posteriormente se repetiría
en transcurso de la batalla de La Laguna.
Está ampliamente documentado,
que entre nuestros ancestros guanches en sus tácticas de guerra no figuraba la
persecución y extermino del enemigo vencido que huye en desbandada, por esta
razón Alonso Fernández de Lugo con los dientes quebrados de un certero
tenikaso, pudo alcanzar el fuerte de Añazu o de Santa Cruz, y reembarcar al día
siguiente, una vez recatados los supervivientes refugiados en la baja de
Acentejo, rumbo a Gran Canaria, transportando con ellos mediante engaños a
trescientos guanches auxiliares del bando de Güímar, los cuales fueron enviados
a España para ser vendidos como esclavos, manera que tuvo Lugo de agradecerles
el que le salvaran la vida en la rota de Acentejo.
En fin conmatriotas, retomando
el inicio quisiéramos finalizar esta intervención con un pensamiento de un
Ilustre canario, el Doctor Don Manuel Díaz: “La conciencia política nacional
canaria está dotada por un cuerpo de doctrina política que descansa en las
leyes naturales, de donde procede el nacionalismo universal, el que ejercen
todos los pueblos del mundo. De esta manera asumen el principio científico de
las ciencias empíricas, es decir, el realismo crítico, conocer su realidad a la
luz de la razón, y en coincidencia con los fundamentos humanísticos de las
ciencias antropológicas, en una exquisita superposición de filosofía-ciencia,
donde el hombre conoce su origen y su destino, ese trayecto teológico enlaza
conjuntamente nuestra marcha inexorable hacia la libertad, cumpliendo así el
“principio antropico” común.
El sentimiento sublime de
nuestro amor patrio está precedido por la fuerza de la razón y la razón de la
fuerza misma, esta doble conmutación de superposición intrínseca, es
exponencialmente creciente, es una función logarítmica con traza espiral por
donde transita siempre su libertad “ad infinitud”.
Kanarias 27 de junio de 2012.
INDEPENDENCIA
Y DESCOLONIZACIÓN.
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