lunes, 5 de octubre de 2015

El Tesoro de la Inquisición de Canarias




Autor: estodotuyo
No se trata de oro, plata u obras de arte. El verdadero tesoro de la Inquisición de Canarias está hecho… de papel.


 Los casi 45 metros lineales de documentos que conforman el Archivo del Santo Oficio de la Inquisición de Canarias se conservan en El Museo Canario desde su fundación en 1879.
No obstante, una parte del mismo -la denominada colección Bute- fue recuperada en 1957 en una subasta en Londres tras haber pasado por un increíble periplo que lo llevó desde Las Palmas a Escocia… Pero esa es otra historia, puede que digna de una novela.
Por pura casualidad, la actual sede de El Museo Canario comparte calle con el lugar en el que se encontraban las Casas de la Inquisición, en la esquina de las calles Dr. Chil y Dr. Verneau.
La Inquisición fue fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos. La Inquisición española tiene precedentes en instituciones similares existentes en Europa desde el siglo XII , especialmente en la fundada en Francia en el año 1184. La Inquisición española estaba bajo el control directo de la monarquía. No se abolió definitivamente hasta 1834, durante el reinado de Isabel II. Pero su abolición ya había sido aprobada en las cortes de Cádiz en 1812 por mayoría absoluta.
Las Islas Canarias, tras su paulatina conquista por la Corona de Castilla, fueron inicialmente adscritas a la Inquisición de Sevilla, hasta que en 1505 fue nombrado el primer inquisidor exclusivo para los nuevos territorios, Bartolomé López de Tribaldos.  Se inicia así una actividad continuada que llega hasta la primera mitad del siglo XIX, a lo largo de la cual se suceden las distintas actuaciones judiciales destinadas a perseguir las herejías judía, protestante y musulmana, a reprimir cualquier tipo manifestación social contraria a la ortodoxia católica (como la hechicería, la brujería o la sexualidad fuera de los parámetros religiosos establecidos) y a ejercer diversos métodos de censura del conocimiento, tales como la elaboración de listas de libros prohibidos.
A pesar de todo, puede decirse que la Inquisición tuvo en Canarias una actuación “benigna” si la comparamos con la de otros territorios peninsulares, europeos o americanos, con sólo unos once ajusticiados y aproximadamente doce autos de fe (una solemne escenificación pública del retorno simbólico de los condenados a la fe católica para escarmiento de todos los asistentes) durante tres siglos, en los que las penas de quema pública de los reos fueron muy escasas y mayoritariamente ejecutadas en efigie (se quemaba una imagen de la persona ajusticiada). Estas y otras condenas eran en realidad ejecutadas por el poder civil, tras haber sido los condenados entregados a él, un acto jurídico que paradójicamente se denominaba relajación.
El más violento de los autos de fe con quema de personas tuvo lugar el 24 de febrero de 1526 en la explanada de la ermita de Los Reyes, en el límite sur de Las Palmas, que desde aquel momento fue conocida como plaza del Quemadero. En aquella ocasión, fueron ocho los quemados en la hoguera, condenados por judaizantes. El total, en sus 300 años de existencia, “sólo” 11 personas fueron quemadas en persona.
"Nombre de las personas quemadas e cuyos procesos aquí se contienen". Archivo de la Inquisición de Canarias, El Museo Canario.
Aún así, hubo más de 2.300 procesados y se dictaron penas de gran impacto social, con comisarios de la Inquisición en todas las islas que ejercían las funciones “policiales” de informar y detener.
Estos son apenas cuatro datos sueltos del ingente y riquísimo volumen de información que contiene este extraordinario tesoro documental, gran parte del cual está aún a la espera de ser desvelado.

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