lunes, 26 de octubre de 2015

LOS DATOS DEL CIS REVALORIZA LA ABSTENCIÓN ANTICOLONIALISTA




 Edilberto Rodríguez Morales
 
      
     En relación a la última encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas),
Jorge Dorta, estudioso de la independencia de nuestro archipiélago canario, siempre atento a aportarnos datos clarificadores sobre la situación política de Canarias, hace mención a que el 13’6 % de los canarios asegura no sentirse español. Que traducido en números, contabiliza un total de 272.000 canarios. “Eso es mucha gente” como muy bien lo apunta en su blog. Prosigue su artículo lamentándose de que no se haya podido encauzar todos esos votos por culpa de los abstencionistas. ¿Existe esa organización? Si no existe partido alguno que aglutine todo ese potencial, a cuál de estos partidos deberíamos de haber votado: Alternativa Nacionalista Canaria, Movimiento UPC, Movimiento Patriótico, PODEMOS, Congreso Nacional de Canarias, Coalición Canaria, Centro Canario Nacionalista, Nueva Canarias, voto en blanco, voto nulo. ¿No estamos desorientando más aún a la ciudadanía con criterios sumisos participativos, sin estrategia política alguna? No sería mejor aglutinarnos alrededor de un Movimiento de Liberación Nacional de Canarias como ya se estaba estructurando tiempo atrás. 


A pesar de que comparto buena parte de sus planteamientos, y siga leyendo con interés todos sus artículos creo que se equivoca al calificarnos de irresponsables por pedir la abstención en las elecciones. Antes de llegar a esa conclusión habría que tener a mano la lectura de otra encuesta que aporte datos del por qué amplios sectores del independentismo canario nos negamos a colaborar en unas elecciones españolistas.

 ¿Temor a un fraude en el recuento de votos; o reconocer que la capacidad de comprar voluntades esté alegremente arraigado en las instituciones?, o por qué, entre otros muchos vaivenes, los ideólogos del independentismo canario y de los políticos en general, sobresale el liderazgo más narcisista: cuál si no, evitar sentarse alrededor de una mesa las veces que haga falta y negar senderos unitarios, porque “yo soy la opción a elegir”. Al final, unas veces por unos y otras veces por culpa de los otros, las escasas reuniones terminan con no-acuerdos por carecer de mano izquierda. Nuestro gozo en un pozo.

Podríamos afirmar que la ciudadanía en su conjunto, por otros muchos motivos, tampoco se fía de la clase política; porque sin que a priori se pretenda, a las primeras de cambio, su comportamiento en las instituciones deja mucho que desear; ya que éstas, como garantistas del Estado español banalizará la política por derroteros divergentes a la descolonización e independencia y no van a facilitar los cauces reivindicativos que sobrepase el marco españolista. Es más, intentarán por todos los medios posibles desacreditar o boicotear en la menor brevedad de tiempo la gestión que nos hayan encomendado. Por ejemplo: vernos envuelto en pasear símbolos de la conquista en alguna procesión. Estrategia muy sutil para quitarnos compañeros de en medio. ¿Para caerse hacia adelante o para caerse hacia atrás?

 ¿Con este panorama, acaso faltan razones para abstenernos? Diría en todo caso, que es la actitud más coherente, revolucionaria y pedagógica, contando como contamos con una ciudadanía despolitizada y desorganizada. Que quizá no esté tan despolitizada como uno se cree, si nos atenemos a los datos del CIS que enumerábamos al principio de este escrito; pues tendríamos que tener en cuenta que la población con derecho a decidir nuestro futuro se reduce a “los nacidos en Canarias y los hijos de canarios nacidos en cualquier parte” como nos lo vuelve a recordar Jorge Dorta; y así lo legitima el Derecho Internacional. Aproximadamente un millón de votantes, redondeando cifras, con derecho a voto, implica que alrededor de 500.000 canarios son potencialmente independentistas, difuminados en porcentajes testimoniales entre ANC y MUPC; entre partidos políticos que no recogen en su programa el proceso de descolonización e independencia; los que llegan a votar en blanco o votar nulo como un acto de rebeldía; y los que no nos sometemos a un sistema electoral fraudulento y españolista: abstencionistas. Queda evidente que un gran porcentaje (?) que eligen esta última opción, no necesitan de nuestras consignas abstencionistas; lo hacen bajo el convencimiento de que es el camino que hay que recorrer. Que para la inmediata descolonización e independencia, la única manera de ganar es apostando por senderos unitarios. Sin embargo debemos de mantenernos firmes; tener claro que no nos vale el voto útil por muy puntual que sea para otros proyectos, ni el voto a organizaciones que vayan a su libre albedrío, de derrota en derrota, por intentar en vano plantar cara al colonialismo español. La mejor elección desde mi perspectiva y desconfianza hacia las instituciones es defender un Movimiento de Liberación Nacional de Canarias. Ya lo dejaba bien claro el ideario de Mahatma Gandhi al referirse a este respecto: “EN TERRITORIOS POR DESCOLONIZAR; SOBRE TODO DONDE SE INTENSIFICAN LAS DISCREPANCIAS IDEOLÓGICAS Y LA DESPOLITIZACIÓN DE LA CLASE TRABAJADORA, SUGIERO LA ABSTENCIÓN TOTAL EN LAS ELECCIONES, DESOBEDIENCIA CIVIL Y LA NO-COLABORACIÓN NO VIOLENTA, COMO PARTE DE UNA ESTRATEGIA DE LUCHA UNITARIA RADICAL INCONTENIBLE”. Organizarnos, coordinarnos; como una araña que teje su red, en la defensa de nuestros intereses económicos y sociales.
 
 “Canarias es una nación colonizada”: ¡Viva Canarias libre e independiente!


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