Siempre ocultando la cultura, es una constante en el día a día de la historia de nuestro pueblo desde que fue invadida y sometida a la corona de Castilla. Para ser justos, nos sorprende que tras casi seis siglos de tomaduras de pelo y miedos aun podamos disfrutar de las pocas huellas que nuestro acervo nos ha dejado quizás un legado menguado que gracias a la perseverancia de algunos isleños que lo transmitieron de generación en generación hasta nuestros días
Sin olvidar también la constancia de un colectivo
que contra viento y marea tuvieron un despertar de conciencia, un momento en
que las islas experimentan en el último tercio del siglo pasado y aunque no ha
sido analizado en todas sus facetas, estos personajes, la mayoría simples
aficionados con dinero pero enamorados por la arqueología dieron de alguna
manera revalorización de lo nuestro, de lo canario....
Gracias a ellos se pudieron salvar algunos tesoros patrimoniales rescatados con más o menos acierto, que de otra manera hubieran desaparecido.
Sin embargo las sombras son una realidad y es que las redes sociales han demostrado aguantar lo que el papel no siempre pudo. De hecho presenta una proyección externa que muchos historiadores y arqueólogos les gustaría tener. Si no ¿cómo se puede explicar que una iluminada habla en las redes sociales de hallazgos arqueológicos, cuevas , momias, pieles etc... cargados de mentiras y falsedades alcanzando un eco mediático de tan gran dimensión?
Nuestro pasado y nuestra cultura está por desentrañar no podemos negarlo, no podemos seguir engañándonos con una supuesta conspiración de ocultamiento. Es momento de comprender y entender que contamos con gentes de nuestra tierra que está muy bien preparada en el ámbito de la historia y la arqueología. La mayoría de ellos, quizás los más jóvenes y emprendedores que han conseguido, fructificar en un estéril malpaís, que es el mundo del patrimonio histórico y cultural en los canarios . Entrega vital, sustentada en una gran vocación a prueba de desidias, que nos muestra una pequeña luz a un pasado tan antiguo y ancestral como también traumático, algunas veces no de manera perfecta pero sí rigurosa lo cual no parece ser suficiente para superar el eco de los profetas y adivinas e iluminadas de las redes....
No debemos engañarnos, el problema no son los falsos adivinos o profetisas. El gran problema son sus cuantiosos discípulos y, sobre todo, el eco que de nuestros medios, que se suponen profesionales que sin darse cuenta no saben cuanto daño nos hacen a este pueblo y a su patrimonio..
María Gómez Díaz. Marzo de 2015.
Foto de Diego Gucoy
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