miércoles, 25 de marzo de 2015

MUJERES AFRICANAS SINGULARES

 


JULIA GIL

Nació en Santa Cruz de Tenerife. Estudió Filología Románica en la Universidad de La Laguna. Hacia los 24 años entró como profesora interina en el Instituto de Santa Cruz de Tenerife. En 1963 ganó la oposición de Agregada de Lengua y Literatura Española en Jaén y en 1967 obtuvo la cátedra para Santa Cruz de La Palma. Al año siguiente retornó definitivamente a Tenerife. En septiembre de 1999 publicó su primer libro de poemas, titulado Tiempo de  pasión. Tiempo de destrucción. Otros poemarios que ha publicado son Grabados de mi infancia (2000), Vuelo, posada y remanso (2003), De olvidos y de existencias (2004) y Ciudad de Espumas (2007). Con Ediciones Idea ha publicado la novela Como tú eres así (2006), el libro de haikus Ruta de las setas (2009) y el libro juvenil que ahora presentamos Once trapecios al trasluz (2010).

Once trapecios al trasluz es el título del nuevo libro de Julia Gil, un compendio de relatos lleno de ternura y emociones, donde conviven dos vertientes principales: una social (en la que no falta el tema de la inmigración) y otra imaginativa, aunque en ocasiones ambas se presentan entrelazadas. Esta obra, publicada en la colección Tid Iuvens de Ediciones Idea, se presentó, en el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la  Cruz, en Tenerife. En el acto  intervino, junto a la autora, el profesor de literatura de la Universidad de La Laguna y director del Festival Internacional de Cuentos de los Silos, Ernesto Rodríguez Abad. El volumen cuenta con un prólogo de la escritora  orotavense Cecilia Domínguez Luis y con ilustraciones de la artista plástica Sandra Escohotado.

Julia Gil empezó a escribir los relatos recogidos en Once trapecios al trasluz cuando sus nietos comenzaron a aprender a hablar. Por eso, en algunos de ellos, la autora regresa -con gran dulzura- a la infancia, para observar la realidad de un modo inocente y cristalino, logrando siempre avivar los apegos familiares. Como explica Cecilia Domínguez Luis en el prólogo de la obra: «Son experiencias primeras que Julia Gil va enriqueciendo y transformando. Un mundo en el que despiertan las emociones, los afectos; mundo de misterio al que la escritora vuelve inevitablemente una y otra vez, como si quisiera buscar ese tiempo perdido y recobrarlo a través de la memoria y la magia de la escritura».

La influencia del sentido lúdico y de los juegos espacio-temporales de Julio Cortázar (su autor favorito) queda patente en el último texto de la obra, “Tranvía al atardecer”. Otros relatos incluidos en el volumen surgieron en la tertulia del escritor y profesor Ernesto Rodríguez Abad, de quien Julia Gil se confiesa admiradora y «discípula».
En cambio, el título de la obra, Once trapecios al trasluz, proviene de su pasión por la geometría y por el mundo infantil, y también es un guiño a la novela «Tres tristes tigres» y a los juegos de palabras de Guillermo Cabrera Infante.

Con todo ello, en sus Once trapecios al trasluz, y tal y como ha comentado la orotavense Cecilia Domínguez Luis: “Julia Gil, más que convencer con su palabra, intenta conmover, es decir, despertar nuestros sentimientos y sensaciones, porque íntimamente unido a su compromiso literario está el compromiso con el otro, con el deseo de mejorar su vida, sus ideas, a través de una escritura que aboga por la claridad. Y no escribe solo desde la memoria sino que inventa espacios donde todo es posible; mundos, personajes y situaciones a la medida de su fantasía y sus deseos”.
(Bruno Juan Álvarez Abreu)


No hay comentarios:

Publicar un comentario