sábado, 21 de marzo de 2015

LA MEMORIA COLECTIVA Y OTRO


La memoria colectiva es la historia latente de un pueblo, por ello es más que un libro o un trabajo continuo que quita la memoria al que la padece, estableció Cervantes y la llamó enemiga mortal de mi descanso. Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad, observó Schiller; porque de la memoria no podemos ser expulsados, en ese paraíso todo lo somos y lo sentimos y lo decimos porque lo vemos. Y no sólo lo que hayamos visto, porque no es un sentido el que opera sino que hay además lo oído, lo tocado, lo olido y lo gustado. La memoria reúne entendimiento, hechos, enseñanzas, seres, actos y todo lo que forma nuestra verdad, porque lo que amamos está con nosotros y porque lo que odiamos está contra lo que amamos o contra los que amamos. Así diferenciamos lo positivo de lo negativo, lo justo de lo injusto, lo que pertenece a la libertad y lo que es de la indignidad. La historia es testimonio del tiempo, verdad del tiempo, maestra y prolongación de la vida. La memoria de todos y cada uno es presente eterno. El tiempo es dulce en la primera edad, corazonado en la adolescencia y for- taleza en la madurez. En la firmeza corazonada de la juventud está la conciencia del porvenir, el espíritu de lo humano y la realidad del arte. Un día vendrá la juventud y golpeará la puerta, dialoga el personaje central de El maestro de obras Soless con el Dr. Herdal de Henrik Ibsen, en el mejor teatro noruego. Ese día ha llegado para Latinoamérica, comenzó en los años setenta y aún está vigente en la puerta que abre el futuro inmediato. Brilla más la luz del sol que nace, que la del sol poniente. La negación de lo que no es como el joven es fecunda; nunca lo fuimos quienes no negamos, después de haberlo consultado al tiempo. Cuando jóvenes tal vez no gozamos de nada con plena intensidad, porque lo queríamos todo, en el terreno de la libertad, de la vida, de la verdad del arte, de la dignidad. Ese joven nunca desalentado continúa golpeando la puerta.
(De Juarez a los jóvenes)

Publicado pr: María Gómez Díaz. Marzo de 2015.




Antonio de Viana corrobora la validez de este testimonio, al describirnos el recuento que hace el mencey Bencomo de los guerreros que desfilan ante Èl en las fiestas de finales de abril. Un relato que, si bien adornado por la imaginación del poeta, parece haber sido tomado de la tradición oral del valle de La Orotava, lugar en donde se dice escribió su poema.


Ahora, pues, el año de conquista / fin del florido abril, el gran Bencomo / puso treguas a guerras que tenÌa / con Acaymo, señor de Tacoronte, / y
Beneharo, viejo rey de Anaga, / juntose con sus grandes y vasallos / a las
annales fiestas en su corte, / mandó hacer alarde de su gente. / Ya suenan en las partes más remotas, cumbres y valles del taorino estado / en público, la voz del pregonero / dando noticia del real mandato; / Ya se aperciben once capitanes / valientes, esforzados y animosos, / sÌguenlos ocho o nueve mil infantes / ya llega el primer día de las fiestas, y junto del alcázar de Bencomo / está la plaza de armas adornada / ya ocupa el real asiento la persona / del gran Bencomo, y con semblante alegre, la vista esparce a una y otra parte; / resuenan gritos, silbos, alaridos; y entra arrogante un capitán famoso / llamado Ancor, del bravo rey pariente, / con seiscientos soldados bien armados / Pone Bencomo en la gallarda gente / los ojos y entresí los va contando, / y ellos siguiendo al capitan famoso, la plaza desocupan con buen orden. / Luego resuena el eco vocinglero / de voces, silbos, algarazas y gritos, / y entra Tigayga, capitán valiente, / con mas de mil soldados esforzados, / hicieron reverencia al rey humildes / y dejaron la plaza, cuando al punto / el capitán Guyonja, gran guerrero, / hizo reseña de ochocientos hombres, / Entra Teguayco y después Leocoldo, Sañugo, Badayco, Tauco, Arafo, / famosos y valientes capitanes, / haciendo cada cual ante Bencomo, / reseña y lista de su diestra gente. / Llega el postrero, un muy gallardo joven, / que en tiernos años sus heroicas obras / le han dado justo nombre de Sigoñe, / que entre ellos significa "el invencible"; / entró en la plaza bien acompañado / de mil y cien mancebos belicosos .Viana (1991 [1604]: I, 143-148)

María Gómez Díaz. Marzo de 2015.



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