Fuera del proceso
oficial correspondiente al concurso para ocupar el puesto del director de la
banda municipal de La Orotava ,
aparece una carta de don Juan Estany Rieus dirigida al entonces Sr. Alcalde de La Villa de La Orotava don Cándido Acosta
Hernández, con fecha de 31 de Mayo de 1944: “Después de saludarle, paso a
comunicarle que habiéndome enterado por familiares residentes en ésa, que está
en trámites este ayuntamiento en la elección del nuevo director de la Banda de este municipio y
deseando en caso de llegar a tiempo, presentarme al concurso á oposición, para
cubrir la plaza de maestro, le ruego me manden las bases y condiciones para
presentarme, teniendo la seguridad que por mi documentación, y cuanto puedo
aspirar a ello, aunque no pertenezco al cuerpo de director de Banda, aunque he
dirigido ya bandas y orquestas, pero por causas que cuando se formó el cuerpo
oficial yo estaba en Filipinas, no pude ingresar a él. Por ser yo maestro
reconocido en Tenerife, creo que les será fácil adquirir datos sobre mi
personalidad artística.
El periodista tinerfeño Domingo Chico,
escribía en el matutino El Día de Santa Cruz de Tenerife el 23 de febrero del
2003, un perfil sobre este laureado musicólogo que fue director de Los Frigolinos
y que tituló “DON JUAN ESTANY: UN
NOMBRE PARA EL RECUERDO”: “…
rememorar la fecha de un óbito es algo así como volver a encender la luz de una
vida mediante el milagro que brota de un hondo sentimiento; es resucitar el
ayer querido por la fe que el hecho en sí genera y el ánimo suscita. Amor y
tránsito se conjuntan a veces dando aliento y credo para una verdad que se fue
sin irse.
El caso que nos ocupa en esta hora nos lleva a la historia de un gran
artista que, ibérico él, se ajustó a lo nuestro en regla tal que en su
comportamiento se volvió canario, dando lucido brillo en lo musical al isleño
sentir, razón y forma que, en una especie de simbiosis vital, fue siempre de
aquí en lo que pudo y quiso darnos.
Ese genio, en Valencia nacido y criado en Barcelona, se conoció con el
esclarecido nombre de don Juan Estany Rius, en gracia de Dios llegado a nuestra
lagunera ciudad como director de la banda municipal de música, probándole tan
bien ésta su nueva tierra que con amor conyugal mezcló su sangre con la nuestra
para dar cuatro hijos: Luisa, José, Monserrat y Juan. Luisa heredó sus dotes
subiendo a lo más alto en canto operístico, alcanzando fama y virtud que un
feliz matrimonio truncaría, mas con perdurables merecimientos, bien ganados por
cierto.
Este virtuoso maestro, director y concertador, con veintidós nominaciones
en su haber, fue rico en producciones de todo tipo, de las que reseñamos con
admiración profunda las siguientes:
"Juegos de amor", "Fumadero de opio", "La mocita
del barrio", "No se puede ser guapo", "Rosa de
Embajadores", "Para nobleza Aragón", "Noches de
aquelarre", "Estampas de la piel de toro", "La Cenicienta ",
"Tarumba", "De mala casta" (zarzuela), como también
"El novio de mi novia", "Nostalgia canaria" y un
"Himno a la Virgen
de Candelaria", amén de otras muchas que omitimos por razón de espacio. Su
arreglo de los "Cantos Canarios" merece una muy singular mención que
no podemos silenciar, con un apoteósico estreno por el Orfeón de la Masa Coral Tinerfeña, y
más tarde en el Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, siempre con
extraordinario éxito.
Ciento veinticinco espectáculos vendrían luego, seguidos de bastantes
colaboraciones en entidades musicales de Santa Cruz, por las que recibió
Diploma con Medalla de Plata del Ayuntamiento capitalino, Medalla de Plata de la Cruz Roja Española,
Metopa de la
Capitanía General y otras acreditaciones más, algunas a
título póstumo.
Su labor fue máxima en todo el arco musical de la época, igual que los
títulos en profusión alcanzados, algunos de los cuales con pasión reseño:
título de Productor Ejemplar, Medalla de Plata de la Cruz Roja Española ,
Medalla de la Masa Coral
Tinerfeña, Diploma con Medalla de Plata del Ayuntamiento de Santa Cruz, así
como más de veinte placas y menciones laudatorias que, como reconocimiento a
sus grandes méritos, le fueron otorgadas con sincero aplauso.
Don Juan Estany, un nombre para el recuerdo que se perpetúa, además, con
la nominación de una calle que a título póstumo le fue concedida por la
corporación municipal santacrucera en acuerdo unánime como reconocimiento a su
relevante labor musical, y en la que figura esta leyenda: "Al maestro
Estany". Loor al Maestro…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
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