jueves, 26 de diciembre de 2013

CAPÍTULO XLI-XVI





UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1800-1900 

CAPÍTULO XLI-XVI



Eduardo Pedro García Rodríguez

1813 Enero 5.
El apasionado y oportuno discurso del criollo y clérigo de la secta católica don Antonio Ruiz Padrón, acabó de derribar el carcomido edificio de la Inquisición. Se abrió en las Cortes españolas solemne debate sobre la incompatibilidad de aquella institución con los principios proclamados de la constitución del Estado. Brilló entre todos, por la solidez de su argumentación, el discurso del diputado canario que, en uno de sus párrafos, decía: "El daño que ha hecho la Inquisición a la Iglesia y al Estado es incalculable. Ella no ha corregido las costumbres, no ha procurado la instrucción de los pueblos en la sólida y verdadera religión; se ha opuesto, ya por conveniencia ya por política, a la instrucción de un pueblo digno de mejor suerte. Ha derramado las ti- nieblas, ha patrocinado la superstición, mira con odio la libertad de imprenta y, aunque acosada y moribunda, quiere como la hidra levantar sus siete cabezas para destruir después sordamente cuanto V .M. ha establecido en beneficio de la nación. La posteridad, juez seguro e imparcial, es la que más aplaudirá la abolición del Santo Oficio como el rasgo más digno de transmitir se a las generaciones futuras". A consecuencia de este debate, en el que tomaron parte todos los oradores más notables
del congreso, fue votada la abolición del Santo Oficio (22 de febrero de 1813) con gran regocijo del partido liberal y reformador.

La noticia llegó a Las Palmas el 31 de marzo, designando la regencia al obispo Verdugo para su cumplimiento, con encargo especial de recoger el archivo y guardar las llaves del edifico, poniendo en libertad a los presos. El cabildo, compuesto entonces en su mayoría de personas ilustradas, acogió con aplauso esta nueva y, en sesión extraordinaria que celebró el sábado 3 de abril, acordó "que, aprovechando el barco que va a salir de este puerto para España, se escriba por el cabildo a las Cortes, manifestándoles la prontitud con que se han ejecutado sus decretos sobre Inquisición y felicitándolas por su celo religioso en haber quitado este borrón de la iglesia de Jesucristo, que hace odiosa su amable y santísima religión". Al margen de este acuerdo se puso la siguiente nota: "Certifico que en la tarde de este día hice quemar en el patio de esta santa iglesia los sambenitos que había en ella, guardados en sus sótanos. sin dejar el más mínimo vestigio. Doctor Ramírez, secretario".

El obispo procuró también cumplir por su parte las órdenes del congreso, tomando, como se le ordenaba, posesión del archivo y haciéndole trasladar a su palacio, y solicitando las casas que el tribunal había ocupado para instalar en ellas una cárcel eclesiástica y ensanchar las salas del seminario. Antes de entregar el archivo, los inquisidores sustrajeron dos hojas de su libro de correspondencia con la Suprema. poniendo al margen esta nota, redactada evidentemente en 1814: "Las que faltan se quitaron porque había que entregar a 8.1. este libro después de la extinción del tribunal, y se decía en ellas, informando a 8.A., cosas contra 8.1... El jefe económico de la provincia se incautó de los muebles y enseres de la casa y puso en administración las fincas y censos hasta la resolución de las Cortes. Eran entonces inquisidores los doctores don José Francisco Borbujo y don Antonio de Echanove, de los cuales el primero permaneció en Las Palmas esperando el regreso del rey Fernando, de cuyas intenciones absolutistas había recibido secretos informes.

El triunfo de los liberales fue, como se esperaba, breve y transitorio. El famoso decreto de 21 de julio de 1814, recibido en Las Palmas el17 de agosto, restableció el suprimido tribunal, reintegrándole en todos sus privilegios y reconstituyéndole bajo las mismas bases de su antigua organización. El señor Borbujo, escudado con la comunicación reci-
bida, se presentó inmediatamente al obispo intimándole la devolución de la casa y entrega del archivo, a lo que contestó el prelado que no le era posible acceder a su petición porque aún no se le había comunicado la oportuna orden. "A la verdad -decía Borbujo al dar cuenta a sus superiores de esta visita -, que no debíamos esperar ni pro-
meternos otros resultados, aunque aparenta eficaces deseos de servirnos, teniendo a la vista, como tenemos, la carta gratulatoria que dirigió este señor a las Cortes tumultuarias... de eterno oprobio para su autor" .

Hasta el 29 de septiembre no llegó la orden de entrega, pero como había que evacuar diferentes diligencias de carácter económico y gubernativo, no pudo Borbujo abrir las puertas del tribunal tan pronto como deseaba y se vio obligado a esperar algunos días. A pesar del temor que debía inspirar una reacción que había de suponerse violenta y rencorosa, se vio que los edictos del inquisidor aparecían rotos, su jurisdicción contradicha y los cargos de alguacil y familiar, antes tan solicitados, sin personas que quisieran desempeñarlos.

Con la llegada del fiscal don Ramón Gregorio Gómez, se principió a perseguir los libros prohibidos y a recoger toda publicación sospechosa de herejía o de liberalismo. Se procesó al doctoral don Graciliano Afonso, a los presbísteros don José de la Rocha y don Mariano Romero, a los poetas don
Rafael Bento y don Francisco Guerra y Béthencourt, a don José Valdés, alumno del seminario, al comisario de La Gomera don José Ruiz Armas y a otros calificados de desafectos al tribunal. Las brujas y hechiceras volvieron a ser perseguidas y, entre ellas, una vecina de Agüimes llamada Juana Catalina de Quintana por embustera, supersticiosa y curandera de maleficios, como expresaba su sentencia.

En estos inocentes desahogos les sorprendió el nuevo decreto de disolución expedido en 9 de marzo de 1820, que concluyó definitivamente con tan odiosa institución. El día en que el decreto fue conocido en Las Palmas, los seminaristas principiaron a tocar a muerto y, cuando se les interrogaba, respondían: "Doblamos por la vecina" .Así terminó, en medio del desprecio universal, un organismo que fue la causa del atraso moral e intelectual de España durante los tres siglos anteriores.

Las ciencias enmudecieron, los sabios más eminentes de la nación se vieron perseguidos, el libre examen fue una horrible blasfemia y de las prensas sólo brotaban novenas y libros de santos, indigestos comentarios o libros como el Ente dilucidado. Es
verdad que poseemos el Quijote y un teatro nacional, reflejo de aquellas costumbres, cuya circulación se permitía por no contener frase alguna que fuese censurable para el Santo Oficio, pero, jcuánto hubiera podido esperarse del genio español sin la presión de estúpidos gobernantes y del veto inquisitorial !

En Canarias no fue preponderante la influencia de los autos de fe. Algunos hubo, como hemos visto en el curso de esta historia, pero aquellos que venían acompañados del siniestro resplandor de las hogueras terminaron al principio del siglo XVII.

Cuéntanse, sin embargo, II procesados quemados en persona, 107 en estatua, 498 reconciliados con penas más o menos aflictivas y 1.647 absueltos de la instancia, después de horribles tribulaciones para ellos y para sus desgraciadas familias, contin- gente no despreciable en una provincia tan pequeña y de tan morigeradas costumbres. Afortunadamente, el registro de apellidos notados, donde se dejaban consignados los fallos que a su juicio infamaban a algunas familias, es hoy una curiosidad histórica que, en vez de denigrar, honra a las personas que en su lista se encuentran. (A.Millares T. 1977)

1813 Mayo 30. El político criollo añazero (tinerfeño) José Murphy comunica la constitución de la Diputación “Provincial” en esta parte de la colonia  con sede en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife). El Ayuntamiento de Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria), por su parte, decidió no reconocerla hasta que las Cortes de la metrópoli resolvieran los recursos presentados por el diputado Pedro Gordillo Ramos.

1813 Octubre.
Llegó a la colonia la noticia de la apertura de las Cortes en la metrópoli, celebrándolo los criollos con festejos públicos y funciones religiosas, pero sin que Soverón consiguiera que Tamaránt (Gran Canaria) reconociese a la diputación “provincial” como autoridad legalmente constituida. Desahogos eran éstos que en nada cambiaban la situación de las cosas. Añazu (Santa Cruz,) centro ya del gobierno político, administrativo y militar de la colonia, favorecida por todas las autoridades  coloniales que en ella habían fijado su residencia, dotada del mejor puerto que entonces existía en el. Archipiélago, con una numerosa colonia de empleados españoles que daban vida y animación al pueblo, tenía ya asegurada su supremacía aunque le faltasen los antiguos títulos de sus rivales Eguerew (La Laguna) y Winiwuada (Las Palmas.) Sin embargo, la causa principal de su progreso la hemos de encontrar en la atención con que allí se miraban todos los asuntos comerciales y marítimos, y los recursos que se facilitaban a los buques para practicar sus operaciones de carga y descarga y abastecimiento de agua y víveres y, en fin, en los obstáculos y restricciones impuestos a los demás puertos de las islas, y especialmente al de Winiwuada (Las Palmas,) con objeto de alejar de sus respectivas poblaciones toda transacción de importancia.

1814.
Como de una en otra materia hemos venido a nombrar los mili­tares de Lanzarote, resumiré lo que acerca de su estado el año de 1806, habla la Memoria que interrumpimos para dar lugar al  pre­cedente.
«No he visto formado el Regimiento de Milicias de esta isla, pero por Mr. Masciot, francés recién avecindado aquí, con el cual he trabado amistad, quien ha presenciado la asamblea anual que celebra dicha tropa por tres días en la villa de Teguise principiando el de Naval, he sabido, consta de 8000 plazas, y no tiene mal aspecto por guardar cierta uniformidad provenida de vestir estos naturales con calzón corto y chaqueta de paño azul, las caperuzas ya descritas; (cap. 6.1) pero puestos a su estilo militar, que es carrujándolas y li­jándolas un lazo o cucarda encarnada en el pico, y una especie do botines o polainas de punto de malla de lana negra manufacturadas por ellos. Mas no es así los tres oficiales, porque como es de la orde­nanza española, que deben estar siempre de uniforme, creen estos que consiste solamente en la casaca, galones y charreteras. Así es, que he visto algunos vestidos de negro desde la corbata a la media, que parecen curas o beneficiados, pero con sus doradas dragonas. Otros con chalecos y calzones de nanquín amarilloso de carranclán dorado.

La instrucción militar corresponde a su vestuario; aunque no faltan algunos algún tanto petimetres y entendidos de la táctica, aprendida en Sta. Cruz. Sin embargo, el año 1806, todavía los solda­dos calaban la bayoneta al uso antiguo, es decir, asegurando la gar­ganta del fusil sobre la cadera derecha, y el cañón de dicha arma fijo sobre el brazo izquierdo. Pero un curro advenedizo, o quizá un de­sertor de Cádiz, se ofreció a enseñarles la nueva táctica, y en efecto la guarnición del puerto la aprendió. La tropa se compone de gente ágil y de buen ánimo».

La descripción antecedente es cierta: añadiremos, que el de 1814, por la casualidad de ser gobernador interino de la Isla el Cap". Dn. Ginés de Castro Estévez o «el viejo», fue la asamblea en el puer­to, su señoría no mandó evoluciones porque no sabía, hízolo su hijo de su mismo nombre y graduación mostrando a sus subordinados mucho atraso en el oficio, cuando en lugar de haber mejorado la uni­formidad del vestuario de aquella oficialidad tal vez era más extrava­gante, porque alguna ya usaba morrión, y otros sombreros de pico, redondos, calzones cortos o largos.

La previsión del autor (Cap. X, 4.) se verificó. A los dos años después que se hizo la paz con Inglaterra empezaron a salir de Lanzarote algunos jóvenes a educarse en el extranjero, de manera, que en 1814, ya algunos habían vuelto, había un vicecónsul inglés, con dos o tres de estos nacionales, tres o cuatro genoveses domiciliados, una tolerable escuela de primeras letras, quién dibujase, quién tañese algunos instrumentos, diez Forte pianos, un maestro de música, presbítero Dn. Tomás Pestaña, portugués, que asimismo era organis­ta de la iglesia, y cuyo número de pianos ha continuado aumentán­dose, un tolerable billar. (J. Álvarez Rixo, 1982:118)

1814. Tras la crisis del viñedo en la colonia de Canarias la migración se centró únicamente en Cuba y Puerto Rico, dado el conflicto bélico reinante en Venezuela. Son años de intensa migración en la que los canarios se dedican en la provincia de La Habana al abastecimiento interno o como mayorales de las plantaciones azucareras. Se extienden por el occidente y el centro de la isla y en menor medida por el oriente, dedicado esencialmente al cultivo del tabaco. Desde los cuarenta del XIX se asiste a un proceso de paulatina sustitución de la mano de obra esclava negra por asalariados agrícolas La política gubernamental rechazaba la colonización blanca. Veía en el predominio numérico de la esclavitud un freno a las tendencias independentistas. En el marco de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), la emigración canaria era considerada por los autonomistas y separatistas cubanos como diferenciada de la española, lo que llevó a contraponerla y potenciarla La fórmula habitual de la emigración era la contrata. La complicidad y el fraude presiden la actuación de las clases criollas y coloniales dominantes en Canarias. La extinción definitiva de la esclavitud fue en 1886. Se calcula entre 50 y 60.000 el total de los emigrantes canarios en la segunda mitad del XIX. La zafra de 1887 fue la primera que se hizo totalmente con asalariados semi-esclavos. Los conflictos bélicos hicieron que no fluyera el número de canarios deseados a pesar del crac de la cochinilla desde 1875.
 
1814. Arucas, Tamarant (G. Canaria) Los vecinos se oponen a los mandatos judiciales del alcalde.

1814. Teror, Tamaránt (G. Canaria). Se crean conflictos por los repartimientos de tierras en la Montaña de Doramas, llevados a cabo por los Ayuntamientos de Guía y Moya.

1814. Guía-Moya, Tamaránt (G. Canaria). Protestas contra la data de don Cristóbal V. Mújica.

1814.
En los pueblos de la isla de Lanzarote lo mismo que en todos los demás de las Canarias, era uso inmemorial los ranchos de gente co­mún que por Pascuas y año nuevo, iban de casa en casa tañendo panderos y asadores, cantando coplas en elogio de cuantos les pare­cía. Estos mismos u otros quienes se titulaban por el momento Pas­tores, podrán entrarse de rondón en la iglesia con sus sombreros y monteras caladas, y danzaban delante de la procesión del Niño Dios, la noche buena, con lo cual y los pitos que los niños tañían, no era mala la zambra y desorden que se armaban. A proporción que la gente se fue civilizando iban estos desapareciendo y el año 1814 que fue el último espectáculo de esta clase visto en el Puerto del Arrecife, un sólo aldeano conservó bastante entusiasmo para efectuarlo en la iglesia, brincando al son de sus castañuelas delante de la procesión. Acertó a concurrir aquella noche la mujer del nuevo vice-cónsul in­glés Mr. King, y otra señora de la propia nación M. James, quienes se vistieron unas mantillas a la isleña, para entrar no fuese que las despidieran si iban con sus gorras al estilo de su país y preguntadas a la salida que le había parecido las ceremonias del culto católico dije­ron que muy bien, pero se habían asustado al ver a un loco que deja­ron ir saltando enmedio de la procesión sin que nadie lo estorbase. Explicáronlas el enigma y no se si quedarían pensando que acaso no serían menos fatuos los que tales sandeces en un acto tan serio toleraban. (José A. Álvarez Rixo, 1982:210
1814.
En plena guerra que tenía  la Gran Bretaña con la Repú­blica Anglo Americana, cierta tarde a fines del mes de agosto, llegó la corbeta de la última nación Peacock (el Pavoreal) que fue azote de la marina mercante inglesa. Halló fuera de barras fondeados y a la carga una fragata y un bergantín de ésta, a cuyos capitanes dijo el oficial que bajó a tierra y conversó largo con ellos, que podían tranquilizarse y no les ofendería; respetó al Puerto y lo cumplió. Pero a los pocos días que salieron dichas naves, toparon con dos goletas corsarios de la propia nación enemiga que las apresó y recondujo los ingleses al Arrecife. Dichas presas valieron a los corsarios más de 56.000 pesos, pues además de 6 a 7.000 qq. de barrilla que con­ducían, llevaba el bergantín noventa pipas de vino viejo de Teneri­fe que estaba allí depositado de otra nave de la misma nación des­graciada en el mes de mayo precedente, y valía entonces a más de 120 ps. crr". por pipa.
Valor de la fragata inglesa N. poniéndola muy baja.............. 15.000
Dta. de los 5.000 qq. de barrillas al mismo costo de 20 rvs.
que conducía ....................................................................  12.500
Dta. del Bergantín «Elisa» Cap. Roberto Young por lo más
bajo .............................................................
10.000
Dta. de 1.000 y pico de qqs. de barrilla al precio de 20 rvn.
que conducía ....................................................................    2.500
Dta. de 90 pp. de vino viejo de Tenerife a 120 ps. corrt8. pipa
Ídem (1).............................................................................. 10.800
50.800
(1) Factura original del vino.

(José A. Álvarez Rixo, 1982:204-206)


1814. Tamaránt (Gran Canaria)
[…] En este camino no es de extrañar que el cabildo de Gran Canaria, apelando al patriotismo, vendiera sus bienes de propio y justo en el periodo que duró la Guerra, de 1808 a 1814, se produjo la apropiación del Lentiscal.

Merece detenernos un momento en precisar las características de la venta y roturación, así como la personalidad de los beneficiarios. La Naturaleza volcánica del terreno no era apta para el cultivo de cereales, millo o papas, lo que explica que a pesar de su proximidad a la ciudad no hubiera sido puesto en cultivo anteriormente. Pero ahora, cuando la experiencia en Lanzarote había demostrado su bondad para la vid, después de que las erupciones volcánicas de 1737-1740 cubrieran de lava enormes espacios antes productivos, los resultados favorables que se obtuvieron llegaron a transformar también las posibilidades agrícolas del Lentiscal, en donde la experiencia habla sido aplicada por aquellos propietarios que hablan conseguido datas antes de 1808.

El valor medio de cada fanegada subastada por el concejo fue el de 944,2 rs de vellón, muy similar al de otros terrenos no volcánicos y puestos en cultivo o repartidos en Doramas, donde resultó su valor medio a 957 rs la fanegada. Pero hay más. La R.O. de 1787 indica claramente que El Lentiscal era apto para el viñedo y que con este fin solicitó y obtuvo el marqués de Acialcázar una data de 300 fanegadas en la Hoya de las Arenillas.

Los terrenos rematados en El Lentiscal, al menos hasta el momento los localizados en
protocolos notariales. O sea, que el cuadro no incluye la totalidad de la superficie vendida, cuestión que luego veremos, sino el valor alcanzado en las subastas por zonas rematadas y características de los remates, que es lo que ahora interesa. El valor de la fanegada osciló entre 211 y 1733 reales de vellón, en función evidente de la calidad de la tierra, siendo la mejor la zona denominada Hoya Parrado. También conviene destacar la escasa diferencia entre el valor asignado a los lotes por los peritos y el precio alcanzado en los remates: una plusvalía del 18,5% en la Hoya de la Capa; 0,5% en la Hoya del Parrado; el 15,6% en la Solana; el 15,2% en Mondalón y el 77 ,4% en Quemado. Ello pone de manifiesto la escasa concurrencia en las pujas, pues sólo se sale de ojo la diferencia del 77 ,4% en Quemado, que responde al bajo precio que le asignaron los peritos. Dicho fenómeno adquiere mayor relevancia si observamos que sólo 20 personas acudieron en total al conjunto del remate, o que las mejores tierras, las de la Hoya de Parrado, apreciada por los peritos su fanegada en 1733 reales, sólo se remataran con un 0,5º% de plusvalía. En otras palabras, prácticamente las tierras estuvieron casi asignadas de antemano.

Esta cuestión nos lleva a considerar quiénes fueron los que compraban tierras de propios entre 1808 y 1814. La conclusión es evidente: los beneficiarios pertenecen casi todos al grupo de grandes propietarios y, además, casi la totalidad desempeñaban cargos vinculados a los órganos de poder; que en este momento es casi absoluto porque, con las abdicaciones de los soberanos en Bayona, existia prácticamente un vacío del mismo a nivel de la administración central.

Ahora bien, si la crisis de la hacienda, el vacio de poder , etc., fue aprovechada en beneficio propio por los encargados de la administración y control de las tierras municipales, el campesinado no dejó de manifestar en forma violenta su escasa participación en dicho proceso. En efecto, frente a las 334 fanegadas y II celemines, repartidas entre 149 individuos sin fortuna en Doramas, 554 fanegadas fueron vendidas a sólo 19 individuos en el Lentiscal.

En 1809, como indica Millares Torres, comienzan los ataques a la propiedad. Los vecinos de Gula, Moya, Teror y Firgas, se adentran en la Montaña y se reparten lotes de tierras.

En Gula despojan a Cristóbal Mujica de su data y se la reparten. En La Aldea de San Nicolás el despojado fue el marqués de Villanueva del Prado. Aunque la represión desencadenada con la vuelta de Fernando VII volvería las aguas a su cauce, estas explosiones evidencian el malestar campesino en torno al tema de la propiedad de la tierra.

El último repartimiento tuvo lugar en 1819 en el Monte Lentiscal. Se trataba de las tierras de peor calidad. Teórícamente fue ordenado realizarse entre labradores desposeídos, pero una observación del cuadro nos demuestra que tampoco se excluyó a medianos y grandes propietarios. (Antonio Bethencourt Massiu et al, en: Millares Torres. 1977)

1814.   Una fragata española propiedad de don José Cullen, denominada Constitución, la cual estaba cargada de sal, se hundió en el fondeadero del Limpio Grande, en el Puerto Mequínez (Puerto de la Cruz) Chinech (Tenerife) salvándose su tripulación.

1814.
Ya había en el Puerto de Arrecife (Lanzarote) diez naves, tres de las cuales hacían via­jes a la península e Inglaterra. Y el cap", general duque del Parque había elegido una propia de Juan Manuel Brito el año 1811, para Correo entre estas islas y Cádiz, en lo que se ejercitó oportunamente.

Toda clase de barcos fue aumentándose en número y tamaño, no obstante que en la guerra última con los ingleses estos apresaron cinco, saquearon otros que soltaban tal vez para volver a pillarlos; y tres a cuatro apresaron los disidentes de nuestras colonias de Améri­ca, quienes también sólo robaron y saqueaban otras. Sin embargo, hoy cuenta el Arrecife con 12 a 13, naves de cubierta de varios tama­ños y aparejos, los más goletitas o balandras, que se ejercitan en la pesca de la vecina costa, y en el cabotaje, pero tres o cuatro que son buques mayores navegan a Europa y, América. Además de eso cosa de 42, entre barquillos y lanchas de pesca o recreo. (J. Álvarez Rixo, 1982:53)

1814.
No es referente a determinada expedición salida para Montevi­deo lo que voy a decir, pero para que el lector conozca la mala fe y detestable manejo practicado por los funcionarios públicos, y no es declamación impertinente de quien dice son merecedores de ejem­plares castigos por exponer a la muerte a tantos inocentes, quiero re­galarle con el suceso siguiente.

El año 1814, salía de Sta. Cruz para la costa de África al negocio de negros el bergantín «Sn. Cristoval», ya muy viejo. Un ciudadano tuvo escrúpulo al conocer que probablemente iban a ahogarse los que tuviesen la imprudencia de embarcarse en él, víctimas de la co­dicia de sus dueños quienes tenían asegurado el buque. Delatólo, y los jueces de Marina fingiéndose justos y humanos declararon un re­gistro riguroso, verificado por un carpintero de fuera del pueblo para que no hubiese cohecho ni parcialidad. Casualmente se hallaba allí Manuel Real del Puerto de la Orotava, le llamó el maestro de Mari­na de la plaza, y dijo, Te nombrarían para eso, que se le diría en el acto, registrase a su arbitrio; pero que le prevenía en sigilo, diese los hachazos en tales y cuales tablas y rumbos que le señaló, por lo que sería gratificado. Hizose el registro, y como dichas tablas eran preci­samente los remiendos nuevos puestos al barco en la última carena, este apareció nuevecito, y abochornado el buen hombre acusador del fraude. Pero al joven carpintero así que entró en reflexiones le punzó la culpada conciencia sin poder comer ni dormir a gusto, y rogaba a Dios continuamente llegase a salvo el fraudulento barco. Dios oyó su arrepentimiento y llegó en bien a aquella colonia donde fue conde­nado, por jueces que aunque, herejes tienen mejor conciencia que los titulados de católicos; con lo cual quedó libre de zozobras el arrepen­tido carpintero. Todavía vive, y reniega de la condescendencia que tuvo con los pérfidos empleados que a practicar tal engaño le induje­ron. (J.A. Álvarez Rixo, 1982:170)

1814 Abril 11. El Consejo abierto, de moda ahora, después de la promulgación del Estatuto Municipal, tiene en Icod honrosa historia, por haberse celebrado algunos en el Ayuntamiento de esta Ciudad, en tiempos ya lejanos, y cuando la importancia del asunto a resolver requería la mayor suma de opiniones competentes y autorizadas.

Entre otros, merece reseñarse el celebrado el día once de Abril del año mil ochocientos catorce; Andaban entonces nuestros abuelos empeñadisimos en conseguir radicara en Icod la capitalidad del Partido de Daute, que otras poblaciones de esta Comarca le disputaban, retrasando con estas rivalidades la implantación de un organismo tan útil para la buena administración de justicia de estos pueblos de la parte occidental de Chinet (Tenerife.)

Obtenida la autorización del Sr. Jefe político de esta colonia para la celebración de la Junta popular, y previamente convocada ésta, celebróse en la Sala Capitular del Ayuntamiento el expresado día, once del mes de Abril de aquel año 1814, y presidida por el Alcalde de primera elección don Domingo Rey y Muñoz, con la asistencia de los concejales de que entonces se componía la Corporación municipal y el Secretario don Joseph Gutiérrez de Lugo, asistiendo también muchos vecinos notables, entre 1os que se encontraban, convocados expresamente como consultivos y para el sólo efecto de ilutrar sobre el asunto que se iba a determinar, el Sr. D. Nicolás Delgado Cáceres, Vble. Vicario de este Partido; los Vbles. Beneficiados de la Parroquia de San Marcos don Juan Hernández Cordura y don Francisco Pantaleón y Acosta, Juez de Cruzada de todo el Partido de Daute, por Real Despacho; los Presbiteros don Matias Luís de Soto, Vicario de Ausencias, don José Ramos Sopranis de Montesdeoca; el M. Rdo, Maestro ex-Provincial de la Orden de Predicadores Fray Andrés Delgado Cáceres; los M. R. P. Presentados Fray Antonio Verde Bethencourt y Fray José González de Soto, de la Orden de San Agustín; don José Marín Bethencourt, Gobernador Militar de este Pueblo; don Francisco de León Huerta, Teniente Coronel del Regimiento de la Orotava, Caballero profeso del Orden de Alcántara y Alguacil mayor del Tribunal de Cruzada de este Partido; los Capitanes don Marcos Soler de Torres y don Fernando Huerta y Domínguez; los Tenientes don Norberto de Torres y don José Pérez Cáceres; don Alonso Méndez y Fernández de Lugo, don Nicolás González Domínguez, don Nicolás Padilla y Brito, don Ramón Álvarez Verde, y don Antonio García de León, Notario del exprsado Tribunal de Cruzada, todo vecinos y naturales de este dicho Lugar.

Discutiéronse todos 1os extremos que constituían la convocatoria y examináronse todos los antecedentes y Reales Cédulas, Provisiones de la  Audiencia y Capitanes Generales de estas Islas, que acreditaban les privilegios concedidos a lcod en los aficios 1601, 1603, 1612, 1613, 1618, 1637, y 1685, acordando en su vista las razones que debían invocarse para justificar el derecho de este Pueblo y las instatacias que habían de elevarse para la consecución de residencia de la Alcaldía Mayor, designando uná- nimemente y casi por aclamación para apoderado en la Corte, al ilustre hijo de Icod Doctor don Santiago Rey y Múñoz, a quien se confirió poder bastante y amplio como
la índole del asunto requería.

También, por unanimidad, se designó á Fray Andrés Delgado Cáceres para redactar la Relación histórica de este Pueblo, que había de acompañar  a los memoriales instancias a los Poderes de la metrópoli en solicitud de las pretensiones de Villazgo y Alcaldía Mayor.

Don Santiago Rey Muñoz, colono descendiente de linajuda familia irlandesa que viniera a Canarias, como otras muchas, huyendo de la persecuciones políticas y religiosas que sufriera aquella católica isla británica, residía a la sazón en Sevilla, desempeñando la dignidad de Canónigo Doctoral de la Colegiata de San Salvador y el honroso y disputado cargo de Rector d. la Universidad hispalense, y ya su nombre era conocido en toda la metrópoli, como varón insigne y elocuente, que brilló en las célebres Cortes Constituyentes de Cádiz, donde representó a esta Isla de Tenerife y dirigió la célebre minoría absolutista.

Fray Andrés Delgado Cáceres gozaba fama de docto teólogo y de conocimientos vastisimos en Letras y Artes, sobre todo en la historia de estas Islas, de modo que las dos designaciones que en aquel día hiciera la asamblea popular, no pudieron ser más acertadas y justas.

A estos esclarecidos varones debió Icod el titulo de Villa exenta y Capital del antiguo Partido de Daute, por lo que se hicieron acreedores a la. eterna gratitud de 1os buenos hijos de esta tierra.,que debe recordar y enaltecer sus nombres gloriosos, para enseñanza de las actuales generaciones y estimulo de la juventud que ahora empieza. a. actuar en la vida pública. (E. Gutiérrez López)

1814.
Después del volcán que duró desde el año 1730 al de 1735, sus muchas lavas que en diversas direcciones se dilataron por las hondo­nadas y llanos más inferiores de esta isla, han proporcionado que sus habitantes prevaliéndose de esta que parecía la mayor calamidad, hayan sacado las mayores ventajas. La lava y la arena volcánica tie­nen la propiedad de conservar la humedad en la tierra que cubren, , porque la resguardan del ardor del sol. Rompiendo la primera plan­taron toda clase de árboles que dan frutos los más exquisitos: singu­larmente una clase de peras, notable por tan grandes y de buen sa­bor. Y ahoyando la segunda muchas vides de listan, cuyas uvas no obstante tener buen tamaño y agradable gusto, sacan mal vino, por­que se agria muy pronto siendo la causa de esto, el que sin estar bien maduras las vendimian para que no se acabe de sollamar por los te­rribles vientos levantes que aquí suelen recalar en agosto y soplan desde dos a cuatro días.

La feracidad de las viñas plantadas en estos grandes hoyos de arena negra fue tanta que se construyeron lagares, y los caldos se des­tilaban en aguardientes que se conducían a Tenerife, y de allí para las Américas. Yo ignoro la cantidad de pipas de este licor que se hacían, pero por una minuta del diezmo del mosto se pudiera saber aproximadamente. Lo que si sabemos es, que no pocas pipas de di­cho aguardiente se consumían en Lanzarote mismo, al cual eran muy aficionados toda clase de personas; mas ya este indecente y perni­cioso uso ha ido desapareciendo entre la gente bien criada. Ahora se hacen algunos vinos con algún cuidado; pero todo el que puede lo bebe de Tenerife; y por esta razón apenas tienen trabajo las 5 a 6 des­tilas construidas en el Arrecife, ni otras que había en las mismas ha­ciendas. También se hacían y exportaban algunas ricas para moscatel.

A los naturales de esta isla les nombran en las demás conejeros y todavía por los años de 1787, hasta 91, había alguna razón para esto, pues se exportaban de ella partidas de tres a cuatrocientas docenas de pieles de conejo. Remitíanse al Puerto de la Orotava (Tenerife), y desde aquí a Londres, en cuya ciudad se vendían de 12 a 18 chelines cada docena; que rebajados costos y derechos siempre dejaba utilidad. Pero en tal coyuntura se presentó el Dr. Pedro Recio, digo nuestro gobierno, prohibiendo su extracción a fin de que como primera materia sirvie­se para las fábricas de sombreros de la nación; y como ésta no los compra ni necesita, ni se acuerda de la isla de Lanzarote sino para circularla Reales Ordenes que la son tan convenientes como los ce­rros de Ubeda, se pierde este ramo de comercio que se arroja a los muladares.
No se ve en esta isla fábrica de ninguna clase, que merezca el nombre de tal. Los pocos artesanos que se encuentran son casi lo­dos de las islas de Canaria, Tenerife y Palma, que vienen por tem­poradas a Lanzarote a buscar trabajo. Parece que estos habitantes aunque tienen excelente comprensión, se habían figurado que ellos nacieron sólo para sembrar, pescar y jugar a la pelota; y que las de­más ocupaciones las destinó Dios para otros hombres. Algunas mu­jeres de campo tejen algunas colchas, ceñidores, toallas de rico al­godón que se cosechan aunque poco, y alforjas de lana; todo en tan corta cantidad que es preciso mucha paciencia para esperar por cualesquiera de estas obras, que la misma forma tienen hoy que cuando se introdujeron al tiempo de la conquista. Y en el lugarcito denominado el Mojón hacen alguna loza gruesa de barro blanco compacto y fuerte muy capaz de admitir perfección. Es decir, que de aquella época a la presente la industria lanzaroteña muy poco o nada fabril adelanta.

Otro ramo que de justicia se debiera promover es la fábrica del jabón. La barrilla uno de sus ingredientes abunda, sebo hay alguno, y grande cantidad pudiera traerse de América o de la vecina África por medio de los barcos costeros, cuyo artículo también debiera emplearse en hacer velas y ensebar los fondos de las naves que se carenan; cosas ambas de mucho consumo en la provincia.

Tal vez que en Lanzarote haya canteras de mármol puesto que en sus playas se suelen ver algunos pequeños pedazos, y que en la vecina isla de Fuerteventura se hallan de buena cali­dad según lo examinó Dn. Manuel de la Cruz, pintor del Puerto de la Orotava, en la noticia de cuya vida se halla la que da al Cabildo eclesiástico de Canaria a fin que las trabajase en prefe­rencia a traerlos de Genova. Pero dicha corporación aunque tan riquísima ni por este patriótico aviso se estimuló a benefi­ciar al país.
En lo llamado Charco de Sn. Ginés pudiera haber un dique casi sin costo, y un mediano arsenal; que a pesar que la isla no tiene montes, tampoco Holanda los tiene, y trae los materia­les de fuera; cuanto más que los bajeles que van a Indias de donde no siempre vuelven cargados, pudieran ser obligados a traer cierto número de toneladas de madera de construcción en recompensa de las licencias que se les concede por los pasajeros y ellos gratifican de otra manera a los empleados, con poco decoro de los unos y de los otros.
Asimismo, en dicho Charco, o en algún otro punto, se pudiera hacer una presa de las aguas en términos que éstas sirvie­sen para mover máquinas alternativamente al tiempo del flujo y del reflujo para serrar las maderas. Por último, están otros locales don­de se podrían formar salinas, puesto que en varios charquitos o pocetas naturales de aquellas riberas se suele formar alguna sal muy blanca y buena.

También hay productos que se pierden por falta de conoci­mientos y de industria. Entre los lickens, además de la orchilla, hay otro más vasto denominado por los lanzaroteños Escán y por los majoreros Agicán, con el cual tiñen sus burdos tejidos en el lu­gar de Haría, y cuyo musgo merecía analizarse para ver el prove­cho que en las fábricas pudiera sacarse de ella. Lo mismo digo de la diversidad de arenas que se hallan en esta isla, alguna de las cuales podrá ser muy eficaz para fábricas de vidrios, y aunque no hay leña para caldear los hornos, pudiera introducirse el carbón de piedra.

Entre la extraordinaria abundancia de pescados que ofrecen estas aguas sosegadas, se cogen grandes atunes o albacoras, que si se supiesen preparar, daría mucho lucro su venta en los puertos del Mediterráneo. Otro tanto sucede con otros peces; pues lo más que se sabe hacer en el país es, salpicarlo con sal y secarlo al sol. (J.A. Álvarez Rixo, 1982:141-143)


1814 Abril 12. Adquieren el carácter de conflicto de tipo horizontal los que en 1814, 1822 y 1823 protagonizan los pueblos de Teror, Arucas y Firgas contra los de Guía y Moya, Tamaránt (Gran Canaria) por los repartos y roturaciones que se estaban realizando en la Montaña de Doramas por parte de la oligarquía colonial. La oposición contra el reparto efectuado en dicha Montaña en 1812-13 por los ayuntamientos de Guía y Moya cristaliza en asonada o sublevación los días 12 y 13 de abril de 1814 en que se subleva el pueblo de Teror, con participación de vecinos de Firgas y Arucas, y se dirige a la jurisdicción de Moya para destrozar las sementeras y «hacer otros estragos muy propios de tales acontecimientos, y si bien se retiraron sin otra contienda personal » .En respuesta a la asonada de Teror, los vecinos de Guía unidos a los de Moya se sublevan días más tarde introduciéndose y causando daños en las tierras concedidas en la Montaña a Cristóbal V. Mújica, a quien se consideró como representante de Teror, Arucas y Firgas en el expediente tramitado sobre la conservación de Doramas. El acoso a la Montaña por parte de los vecinos de Guía y Moya no cesa.

1814 Mayo 6. La isla de Chinech (Tenerife) ha sufrido  importantes aluviones catátrosficos durante el transcurso de su historia reciente, recordemos algunos de ellos:  El de 1814; el 6 de mayo de  1821, el temporal destrozó el “martillo”(la punta) del muelle; el 8 de marzo de1837  las aguas del barranco de Santos inundaron la iglesia de la Concepción de la secta católica y, arrastraron dos casas y parte de la huerta del hospital; En al calle del Pilar quedaron destrozadas varias casas y huertas, teniendo que ser evacuada la cárcel,  el 6 de diciembre de 1853, la aluvión inutilizó el camino a San Andrés, así como el que comunicaba con Los Campos; las casas del Modista fueron inundadas y el agua se estancó en la muralla de la Marina, que se tuvo que desbaratar parcialmente para permitir el desagüe; el 11 de diciembre de 1859 hubo una terrible aluvión causó grandes destrozos en la plaza del Hospital Militar, perdiendo la vida varias personas en la casa del Modista.

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