Éstas son dos anécdotas que sucedieron en una
famosa casa situada en el barrio Teldense. Esta casa lleva mucho tiempo
abandonada por eso ha sido un lugar de reunión para las brujas,
sesiones de quija, pero sobre todo para rituales satánicos. Es por esto que
actualmente el ayuntamiento ha cerrado todas sus puertas y ventanas. Generación
tras generación se ha oído hablar de escalofriantes historias contadas por
personas que han entrado en la casa.
Dos de ellas son las siguientes:
- Un grupo de chicas
del colegio de las monjas, una tarde decidieron entrar a la casa para
descubrir si era verdad las historias que se contaban sobre ella, todo iba
bien, hasta que subieron al segundo piso. Mientras caminaban por un
pasillo una de las chicas vio una especie de bola luminosa, que
se dirigió hacia ellas y la cual impactó contra una de las ventanas,
provocando que se proyectaran contra ellas los cristales y no hacia el
exterior.
Seguidamente las chicas salieron despavoridas de la
casa sin darse prácticamente cuenta de que estaban sangrando a causa de los
cortes producidos por los cristales que se les proyectaron.
- Todo comenzó una
calurosa tarde veraniega de domingo del año 1996, época en la cual tenía
16 años. Unos amigos y yo atraídos por las numerosas historias contadas,
decidimos entrar en esta casa cuando aún no habían sido precintadas como
se encuentran actualmente. Quedamos justamente en frente del muro de
piedra que daba a la casa, el cual ya no existe, puesto que han levantado
uno mucho mayor de cemento y barrotes de unos 5 ó 6 metros de alto; en
aquella época solo medían unos 3 metros, pero nosotros entramos por el
acceso principal de la casa.
Dimos una vuelta por sus alrededores y dimos con una
ventana que estaba entreabierta, y que daba justamente a la cocina de la casa.
El primero en entrar fui yo, después lo hizo Alejandro y por último Javier.
Mientras íbamos atravesando la cocina podíamos ver numerosos utensilios de
cocina por el suelo, tales como platos rotos, cubiertos etc; tras la puerta de
la cocina se encontraba el comedor que conectaba directamente con el hall de la casa en el
cual se situaban las escaleras de madera de acceso al piso superior, la
iluminación era prácticamente diáfana, aún así quería continuar y subir al piso
superior.
He de decir que me dio mucho miedo el subir al
segundo piso de la casa, sobre todo por las escaleras de madera, las cuales
parecían que se iban a caer, y que al pisarlas rechinaban. Al llegar al piso
superior ya mi miedo se intensificó mucho, más aún, pude ver en la pared del
pasillo unas marcas de sangre realizadas con manos ; no sé si la
sangre era humana o animal, aunque creo que más bien sería por lo segundo,
puesto que nos encontramos una serie de plumas y esqueletos de gallinas y
palomas.
Al ver esto un escalofrío no recorrió el cuerpo y
Javier dijo de marcharnos, pero aún no me podía marchar tenía curiosidad por
ver una habitación situada a la derecha, y en cuyo umbral de la puerta se
encontraban los cuerpos de estos animales. Poco a poco me acerqué a mirar de refilón
y pude ver que era un baño, pero un baño cuya bañera estaba sucia de polvo y de
lo que parecía ser sangre seca, al mirar a un lado, pude ver el lavamanos en el
cual habían una serie de velas ya utilizadas y consumidas del todo, al levantar
la vista pude ver el espejo picado y estropeado por el paso del tiempo, pero
eso no tenía importancia, lo que me impactó fue el ver en el espejo el
número 666 realizado con lo que parecía ser sangre , la cual tenía la
misma característica de la encontrada en la bañera.
Fue entonces cuando Javier salió corriendo y
Alejandro comenzó a gritarme que nos teníamos que marchar. Habían comenzado a
oírse unos ruidos de cadenas que se arrastraban por el suelo de madera y
que provenían de la esquina que se encontraba al final del pasillo . Fue
entonces cuando los dos comenzamos a correr, bajando precipitados por la
escalera de madera en dirección la cocina. Tras salir de la casa aún seguíamos
corriendo hasta lograr salir del jardín y llegar a la calle. Javier estaba ya
en la calle y mirando al piso superior de la casa, al verlo, nosotros desviamos
la vista también hacia el piso superior y pudimos ver aún aterrorizados cómo se
movían las cortinas de la casa, aquello era imposible, no era normal, todas las
ventanas estaban cerradas.
Desde ese día, siempre que paso delante de la casa,
puedo sentir el escalofrío y la horripilante sensación de que cierta presencia
hostil me observa a mí paso.
LANZAROTE
En las zonas alejadas de ciudades, siempre han
sido mayores las creencias urbanas, véase como ejemplo el mal de ojo o los
rituales de cualquier curandero de pueblo. Normalmente en las ciudades, hay más
información, la cual nos aclara todo posible acontecimiento extraño, y se hace
más difícil creer en brujas, fantasmas y cualquier leyenda urbana.
Hay un pueblo en la zona norte de Lanzarote, en
el que a sus habitantes se les debería hacer aún más difícil no creer en
brujas, y este es Haría. A lo largo de los años, el pueblo ha ido creciendo,
pero siempre que nos situamos en una posisción desde la cual se vea el pueblo
desde arriba, podemos notar cómo el contorno del pueblo forma la figura de una
bruja. Esta figura, no es que se asemeje a una bruja, sino que es 100% exacta
al contorno clásico de una bruja.
Desde luego, los habitantes del norte no creen en
brujas ni mucho menos, pero sí le aporta algo de magia al pueblo, famoso por
sus 10000 palmeras, sus paisajes y porque su entorno no se encuentra devastado
por la mano del hombre. Un hecho que para los más escépticos puede ser fruto de
la casualidad, pero que seguro tiene un punto mágico para que cada noche Haría
tenga a su brujita particular.
Como punto final, si te gusta la naturaleza, Haría es tu lugar, es un pueblo
donde el turismo es genuinamente rural y uno de los pocos lugares de Lanzarote
que podría hacerte vivir una noche mágica fuera de lo común.“Las Brujas de Laguna Grande”
La historia transcurre en La Gomera , una pequeña isla,
abrupta y montañosa, y con profundos bosques… una isla que emana misterio, y
que guarda un secreto a voces.
Hace muchos años atrás, en la isla no existían
aún las carreteras ni ningún tipo de comunicación entre los pueblos, y las
gentes vivían del campo y de la pesca. Cada semana un pescador llevaba los
mejores pescados al campo para cambiarlos por las mejores carnes, o viceversa.
Sin embargo, no era sencillo, pues los pueblos quedaban distanciados entre si, y
para hacer el trueque había que atravesar el bosque. La gente siempre había
temido el bosque, por la siniestra niebla que lo envolvía, que se deslizaba
silbando entre los árboles, por su inquietante profundidad, por los sonidos que
allí se escuchaban. Más de una vez la gente tenía que pasar de noche por
aquellos parajes para llegar temprano por la mañana a su destino, y esto les
inquietaba.
Se cuenta que una noche un campesino, montado a
lomos de su burro, atravesaba el bosque. Estaba todo oscuro, hacía mucho frío y
las ramas de los árboles golpeaban constantemente contra el hombre. De pronto
el burro comenzó a rebuznar y a correr inquieto, y acabó por tirar al suelo a
su amo. El campesino, asustado, corrió por el bosque sin parar, tratando de
encontrar al animal, hasta que vio un resplandor entre los árboles, y oyó unas
voces, como cánticos, a lo lejos….
Se acercó hasta que la luz era cada vez más fuerte y podía escuchar perfectamente voces de mujeres que cantaban, reían y hablaban de manera extraña. Escondido entre las ramas pudo contemplar como en un gran claro del bosque numerosas mujeres mayores, vestidas con túnicas negras y pintadas de manera extraña, corrían alrededor de una gran fogata, levantando y bajando las manos, gritando, cantando extraños ritos satánicos. Eran brujas en un aquelarre. De pronto oyó un rebuznar y vio como una de ellas decapitaba a su burro… La mujer clavó la cabeza del animal en un palo y danzó alrededor del fuego con ella, pasando el palo a las demás, mientras la sangre se deslizaba por el palo, y era absorbida por las hambrientas bocas de las brujas. Finalmente la lanzaron a las llamas y al instante el fuego desapareció absorbido por la tierra. Las brujas se sentaron en doce piedras, dispuestas en círculo alrededor de una piedra central, la de la bruja mayor. El campesino estaba hipnotizado observando el ritual cuando una mano se posó en su espalda. Se giró y vio como una de las bruja le echaba el aliento a la cara. El lo inspiró y sintió como una extraña niebla se metía en su interior, mientras la bruja le decía: “Todo aquel que conoce nuestro secreto, ha de morir”. Asustado echó a correr bosque abajo, y no paró hasta llegar al pueblo.
Una vez allí, cayó al suelo desplomado por el
esfuerzo. Los vecinos acudieron a socorrerle, y lo metieron en la cama,
mientras el hombre no dejaba de hablar de lo que había visto. Pasadas unas
horas el campesino murió.
A partir de entonces las gentes intentaban evitar
pasar por el bosque, y cuando tenían que hacerlo siempre llevaban una hoja de
laurel para evitar que se aparecieran las brujas.
El bosque de la leyenda aún existe, y el claro donde antiguamente danzaban las brujas, llamado la “Laguna Grande”, también. En el se pueden ver las 13 piedras y una curiosa coincidencia: todo el suelo del bosque está lleno de hierba, excepto el círculo de piedras donde se dice que bailaban las brujas.
El bosque de la leyenda aún existe, y el claro donde antiguamente danzaban las brujas, llamado la “Laguna Grande”, también. En el se pueden ver las 13 piedras y una curiosa coincidencia: todo el suelo del bosque está lleno de hierba, excepto el círculo de piedras donde se dice que bailaban las brujas.
Gran Canaria
A dos horas más o menos de la ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria se encuentra la
Presa de las Niñas. Aun no tengo ni idea de porqué se llama
así, pero creo que es por ella. Por Kasandra.
Se llama así desde que mis antepasados más lejanos tienen memoria.
Se llama así desde que mis antepasados más lejanos tienen memoria.
Todo empezó aquella noche de lluvia en
Valsequillo. Mis primos y yo nos quedamos solos en la gran casa que teníamos.
Era invierno y estábamos un poco resfriados, así que hicimos chocolate,
apagamos las luces y empezamos a contar historias de miedo. Mi prima Iballa es
la que sabe contar historias de miedo ya que es una chica de pueblo y oye
bastantes historias urbanas. Yo, como soy chica de pueblo me limito a asustarme
y no dormir una noche pensando en esas historias. Como he escrito, todo empezó
esa noche, cuando ella se iluminó con la vieja linterna de mi tío Ruyman.
Esta historia la sé yo por mi padre. En esta
historia también esta tu madre – me dijo sonriente – es la historia de Kasandra.
Alguna vez nos hemos preguntado porque se llama así la presa de las niñas, pues
yo tengo la respuesta a esto.
“Hace muchos años había una vieja cabaña donde
vivía un señor borracho y su hija Kasandra de catorce años. Siempre le pegaba y
la maltrataba, tanto físicamente como psicológicamente. Bien, pues eso se acabó
cuando llegó un chico de las afueras y la enamoró. El padre descubrió lo que
pasaba, y una noche de lluvia como esta, mató al chico y a su hija. A el lo
ahorcó aprovechando que lo había dejado inconsciente con una cadena y a ella la
violó en la propia presa mientras la ahogaba. Se dice que muchas noches de
verano se escuchan la risa de los dos chiquillos. Y las noches cercanas a esta
fecha de la que la estoy contando se escuchan las cadenas con las que el viejo
borracho mató al joven.”
¿Y Kasandra? pregunté yo.
–
– Kasandra… ? susurró ? se dicen que las personas que se han ahogado en la presa han sido ahogadas por ella misma, para que le hagan compañía en el otro mundo.
– Kasandra… ? susurró ? se dicen que las personas que se han ahogado en la presa han sido ahogadas por ella misma, para que le hagan compañía en el otro mundo.
Mi primo, el más pequeño me abrazó llorando. Le
grité a mi prima que se callase, mi primo siempre ha sido más asustadizo que
yo, así que lo llevé a su cama. Cuando fui a ver a mi prima estaba mirando la
lluvia en la ventana. Mañana te voy a demostrar que tengo razón….
Al día siguiente el cielo amaneció despejado y
fuimos en guagua a la presa. Había un árbol con hojas secas alejado de los
otros árboles. Nos acercamos y era verdad. En el árbol estaba tachado Kasandra
& Yeray.
Me quedé helada, no podría ser verdad. Ahora,
como mi prima creo en lo inexplicable.
(https://tamaragr.wordpress.com/author/tamaragr/)
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