lunes, 2 de marzo de 2015

JOSE MANUEL ARZOLA ARZOLA

 

 


1930.

ARZOLA EN EL RECUERDO

José Manuel Arzola y Arzola nació en la isla Caribeña de Cuba (sus padres habían emigrado a esa isla y regresaron a mediados de la década de los años treinta del siglo XX) en el año 1930, falleció en el callejón de Los Limoneros de la Villa de La Orotava donde residía desde su matrimonio el 22 de Septiembre de 2014 a los 84 años de edad.

Arzola como se le conocía, estudió en Las Graduadas de lo Bajo del Ayuntamiento, música en la Academia de la desaparecida Banda Municipal de La Orotava y dibujo en la Academia  Municipal de don José María Perdigón.

Trabajó toda su vida en la construcción de albañil, además debutó con la desaparecida Banda de Música Municipal de La Villa de La Orotava en el año 1944, conjuntamente con Francisco Ledesma Martín, siendo director titular y profesor el gaditano don José Berenguer Sánchez.

En el año 1955, formó, parte de la nueva banda de Música de la  Agrupación Musical de La Orotava con el maestro Ernesto Correa Negrín. Su especialidad musical fue el clarinete. Con la marcha de don Ernesto, abandona la banda de la Agrupación Musical Orotava, para volver en la época del maestro de Manuel Plasencia Pérez y  Ángel Hernández y Hernández, convirtiéndose con este último en pieza clave del clarinetísmo orotavense, impartiendo clases a muchos jóvenes  educandos.

Retirado del mundo laboral y musical, una vez que me lo tropecé en la esquina de su calle Los Limoneros y la Calle Nueva, me contó que jamás había tocado “La Gioconda”, que lo había hecho por primera vez en su vida como clarinete principal en la Banda de Música de la Agrupación Musical Orotava, bajo la dirección del maestro orotavenses  Ángel Hernández y Hernández.

La Gioconda es una célebre pieza operística de origen italiano cuyo libreto, firmado por Boito bajo el pseudónimo de Tobia Gorrio, se basa en el drama Angélo, tyran de Padoue (Ángelo, tirano de Padua) de Victor Hugo. Ya Saverio Mercadante había compuesto una ópera sobre este drama, titulada Il giuramento (1837).
Fue estrenada en La Scala de Milán, el 8 de abril de 1876, dirigida por Franco Faccio, el más célebre director de orquesta italiano de aquellos años. Ponchielli, durante las pruebas, se declaró muy satisfecho por los intérpretes, en particular del bajo Maini y del tenor español Julián Gayarre, quien estrenó el papel de Enzo, previendo el éxito de este último en la romanza del segundo acto Cielo e mar!.

Ponchielli retocó después la ópera y se representó con cambios en el Teatro Rossini de Venecia el 18 de octubre. Para el estreno en Roma (Teatro Apollo, 24 de enero de 1877, hizo nuevos cambios. Con estas modificaciones (nuevo cambio del final del Acto I, hizo de nuevo la primera parte del dueto entre Enzo y Laura y del finalino del Acto II, nueva sustitución del aria de Alvise, eliminación de la romanza de Laura y su sustitución con un dueto entre marido y mujer al comienzo del Acto III), la ópera debutó en la que se considera su forma definitiva en el Politeama genovés el 27 de noviembre de 1879 y volvió a La Scala cuatro años después del estreno, el 12 de febrero de 1880, recogiendo un auténtico triunfo.

Ahora que a partido para el otro mundo, al horizonte infinito, al mundo de la esperanza, de la tranquilidad y del descanso seguirá tocando su clarinete, y su obra “La Gioconda”, que le impresionó mientras estaba en la vida. Un abrazo Arzola, hasta siempre.
El amigo y convecino de la Villa de La Orotava, compañero de José Manuel Arzola y Arzola en la Banda de Música de La Agrupación Musical de La Orotava, Rafael Ramos (hijo de músicos Cristóbal Ramos, sobrino y hermanos de todo un grupo de la Banda de La Agrupación Musical Orotava), cuelga en su muro este mensaje (incluye un video) sobre el adiós definitivo de su amigo: “…El pasado día 22 de septiembre 2014 falleció el que para mí siempre fue un magnifico compañero en la Banda A. M. Orotava , “José Manuel Arzola y Arzola”.

Siempre lo recordaré en el antiguo cuarto de ensayos en los bajos del Ayuntamiento, con el suelo lleno de agua por la humedad, cuando en los momentos más pesados de los ensayo él siempre tenía alguna frase o chistecillo con los que nos hacía reír y seguir adelante.

También lo recuerdo trabajando en la reforma del mismo, para adecentarlo y hacerlo más acogedor.

No dejó de tocar en la banda por capricho sino por problemas de salud, pero aun así, él no podía pasar el Jueves Santo sin tocar una de sus marchas preferidas, y en la procesión del Señor de La Columna se incorporaba a la formación de la Banda en el lateral de la plaza del Ayuntamiento para colaborar en la interpretación de “TOSCA”. Cuando ya tampoco pudo bajar hasta la plaza, ese día nos esperaba por fuera de su casa para vernos pasar.

Para toda formación musical sería un orgullo recordar y homenajear a los Músicos que como él han pasado por ella, estén o no activos, porque ellos han sido los que cimentaron los pilares de lo que ahora existe, y no lo deben olvidar los nuevos componentes.

Al igual que a otros compañeros, yo quería ir con la Banda para acompañarlo en su sepelio, e interpretar esa magnífica marcha en su adiós a la vida, pero, las ¿NORMAS?, ¿ACUERDOS? impuestas por los que mandan, me lo impidieron, sin por lo menos habérnoslo consultado.

Hoy en mi muro quiero rendirle un pequeño homenaje, y para ello he escogido un video del año 1983 de una actuación en el Teatro Guimerá, en el que Arzola aún tocaba en la Banda, y lo podemos ver sentado en segunda posición de la fila de los clarinetes principales, interpretando el pasodoble Pepita Greus, alegre como él. Arzola “Da Capo al fine”, hasta siempre.


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