JOSE CABRERA DÍAZ, CUBA Y EL NACIONALISMO CANARIO
Jorge Brooks Gremps
En alguna parte de uno de
los cuatro Evangelios se lee: “por sus frutos lo conoceréis”. Y por sus frutos
conocí a José Cabrera Díaz. Los suyos fueron los de un árbol gigantesco y fructífero.
Y no pude por menos que admirarlo. Y quererlo. Por lo que su muerte -una fuga
imprevista- ha tenido que conmovernos.
Que siempre nos conmueve el
coposo cedro cuando el huracán lo aterra.
José Cabrera Díaz fue un
hombre representativo de su tiempo, por su talento, su amor a las artes y a las
ciencias, por su laboriosidad incansable, por su destacado patriotismo, por su
amor a la libertad y a la justicia social.
Fue un hombre según los que
le conocieron, recto, de principios, parco en palabras, de
acción pronta y fecunda,
cortés y comedido. De carácter “a veces brusco, pero de brusquedades pasajeras,
estaba desposeído de todo rencor”, un escritor, aunque no de primer orden,
excelente literato, político y estadista. Martiano fervoroso
No nació en este
archipiélago, no obstante nos honró y nos amó como el cubano más digno. Nació
el 28 de mayo de 1875 en el seno de una familia pobre de Tenerife, fueron sus
padres Juan Cabrera y Josefa Díaz. Cursa la enseñanza primaria en su ciudad
natal con notable aprovechamiento, terminada ésta, embarca para Santa Cruz de la Palma donde ingresa en el
Instituto de Segunda Enseñanza, donde se gradúa de Bachiller. La mala situación
económica de su familia no le permite continuar estudios superiores, pues debía
trasladarse a Madrid, a la Universidad Central para poder cumplir su más
ferviente anhelo.
Adolescente, palpa de cerca
la opresión a que es sometido su pueblo que padece y se consume por la tiranía
de la Metrópoli. Se
manifiesta su espíritu recto, rebelde y de constantesuperación. Sus ideales
redentores en todos los sentidos definen su naturaleza revolucionaria,
denunciando los torvos manejos de las administraciones públicas, la explotación
a que eran sometidos los obreros por parte de sus patronos, y la falta de libertad.
...y tras titánicas luchas
con la suerte adversa; cogido desde muy joven, en las mallas en que el hombre
del pueblo de todos los países se debate, huele la tinta saludable y reveladora
de las imprentas, penetra por las entrañas vivas del periodismo candente, sabe
de las arengas que tienden a deshacer coyunturas horribles de maldad y de odio;
y en la prueba a que voluntariamente se somete, blandiendo siempre en la
diestra la pluma retadora y polémica, cuyo espíritu ya no dejará de acompañarlo
nunca.
He aquí uno de sus artículos más conocido de esa
época:
... ¡Abajo las tiranías con
que, bajo el manto del derecho y de la autoridad se aniquila a pueblos
heroicos! ¡Abajo esas cobardes hipocresías con que, haciendo votos a la Providencia y clamando
justicia, se viola, se incendia, se saquea a naciones enteras! ¡Abajo esos
infames y torpes disimulos con que, bajo el nombre de una ficticia protección,
se explota y maltrata a los infelices trabajadores, remachando más y más las
cadenas de los modernos esclavos! ... ...Y cuando luzca al fin el gran día de
la justicia y de la redención, podremos descansar con la noble satisfacción de
que hemos conducido a la clase obrera a su ideal, asegurándole una existencia
dichosa... .
En el año 1893 se inicia en
la Masonería,
donde alcanza los grados más altos de la fraternidad. Es obligado a ingresar en
los quintas, y es enviado en el año 1896 a las Islas
Filipinas. Pugnan sus
principios con los procedimientos empleados por el ejército español, quedando
plasmado en uno de sus escritos:
Si matar es cosa prohibida
por la religión y por la moral ¿Cómo no combatirlo? Matar es cosa que repugna a
los mismos que matan. Al día siguiente del fusilamiento de José Rizal, en
Manila, pregunté a uno de los soldados que formaron el pelotón de ejecución:
¿Por qué disparó usted su fusil ayer contra aquel hombre desgraciado que le
pusieron delante? El muchacho palideció. Yo le insistí: ¿Sabía acaso por qué le
condenaron a la última pena? ¿Tampoco sabía usted que ese hombre tenía un
cerebro privilegiado, que había laborado intensamente por la cultura de su
pueblo, que tenía afectos, familia, esposa amante, una legión de admiradores y
adeptos que hoy le llorarán? No pudo contestarme. El pobre muchacho lloraba,
lloraba sin cesar....
La valentía con que condenó el abuso y el atropello de
las tropas españolas en Filipinas, lo llevó a la cárcel.
Es un incansable luchador a
favor del mejoramiento colectivo, trabaja por la educación
popular, contra el
oscurantismo en que vive sumida la clase proletaria, contra el abuso y el
maltrato a la mujer. Gestiona la creación de escuelas, da conferencia para la superación
del pueblo, promueve la enseñanza de las Artes Plásticas, organiza conciertos y
veladas artísticas. Trabaja en una imprenta y continúa su labor periodística
acorde a su ideal. Colabora en distintos periódicos de tendencia democrática,
tales como El Memorándum, El Pueblo, La Palestra, La Luz, El Telégrafo,
El Orden, El Iriarte, El Diario de Avisos, El Obrero
y otros más.
Despierta entre la clase obrera el espíritu de
asociación, inicia y funda en Tenerife la
Asociación Obrera.
Por sus actividades
proletarias y nacionalistas “... sabe del sabor agrio del pan del desterrado, y
así su planta, nunca vacilante, conoce igualmente si es dura o floja la tierra
de diversos países...”, en el año 1900
tiene que emigrar a Cuba. Colabora en El Diario de La Marina, y con Diarios de su
tierra natal, siempre a favor de la clase obrera.
Regresa a Canarias y es
nuevamente condenado a ocho años de prisión, por su artículo “Militares y
Paisanos” a raíz del atropello del que fue objeto el pueblo tinerfeño.
Fundó los gremios obreros
de Santa Cruz de Tenerife y los de todas las islas, fue electo
Presidente de los
Tipógrafos retirados y más tarde de la agrupación regional.
Conjuntamente con sus
actividades obreras, regenteaba la compañía importadora La Casa Brage, y
administraba el órgano periodístico El Obrero. En 1905 contrae nupcias con
Eloisa Gómez, se dedica al negocio tabacalero, no abandona sus luchas a favor
del proletariado, “...y tras andar por los caminos del Viejo Mundo, viene a
Cuba, una y otra vez, hasta que al fin se arraiga entre nosotros para vivir
como un cubano más...” en el año 1909.
Conoce al Sr. Andrés Gómez
Mena, el cabeza de una de las familias más ricas de la sacarocracia criolla,
quien le ofrece un modesto puesto de empleado, y de inmediato por sus
condiciones lo asciende a Jefe de Oficina del Central “Mercedita”. En dos años
es ascendido a la
Administración del Central, al finalizar la guerra es el
Apoderado de la nueva Compañía Azucarera Gómez Mena, dueña de importantes
colosos de la
Industria Azucarera en Cuba.
Su alto cargo no impidió
que le dedicara tiempo a todo aquello en favor del bienestar colectivo. Ya
radicado en Cuba y con una posición económica holgada, no se olvida de las
vicisitudes por la que atraviesa su patria allende el mar, se reúne con un
grupo de compatriotas para formar un grupo poderoso para la liberación de la
patria. Realiza una
amplísima labor de prensa,
funda la agrupación denominada Ateneo Canario con fines artísticos, literarios
y culturales, y “El Guanche” en su segunda etapa como órgano para la campaña
del Partido Nacionalista Canario. “...Hoy será todo silencio en el cementerio
de Las Palmas, el silencio de las canarias que sufren y esperan el final de una
tragedia que mantiene abierta una herida, imprimiendo profunda huella en el
país, empobrecido y triste...”.
Sin abandonar la política
que mantuviera en su lejana tierra, reúne a sus correligionarios, y el treinta
de enero de 1924, funda en La
Habana el Partido Nacionalista Canario, convirtiendo a Cuba
en su segunda patria. Pretenden la “independencia de Canarias” y para ello
necesitan de un programa que conlleve a la consecución de este objetivo, como
una necesidad imperiosa para la construcción del futuro.
La prensa de la isla acoge de forma favorable y hace
publicidad al nacimiento del PNC.
La presencia de José Cabrera Díaz es determinante en
su fundación.
...Era “El Guanche” órgano del Partido Nacionalista
Canario, que desde aquí aspiraba a obtener libertades políticas y
administrativas para la
Provincia. Era su alentador, su redactor y su mantenedor
económico el Presidente del Partido, José Cabrera Díaz; el director, el que
esto suscribe...
Y más adelante en el propio
artículo se señala:
..De tal organismo fueron
miembros los representantes de las más prestigiosas colectividades cubanas y
españolas, entre ellas las de la
Prensa. Lo estaba “Ateneo Canario”, sociedad en
reorganización, presidida por Cabrera Díaz. También el Director de “Patria
Isleña”.
De una manera directa
interviene en la vida cubana, colabora con La Discusión bajo el
seudónimo del Ecónomo.
Redacta artículos sobre materias muy diversas en diferentes
periódicos habaneros y de
provincia, publica folletos sobre Sociología, Filosofía, Literatura y Política;
desde la Revista
“Carteles” bajo seudónimo, presta atención a la mujer desvalida. Es nombrado
por el Instituto Nacional de Previsión y Reformas Sociales como miembro de la Comisión de Arte, y se
destaca como miembro de la
Asociación de Escritores y Artistas Americanos.
José Cabrera Díaz, por derecho ¡cubano!, contribuye de
una manera notable al progreso
socioeconómico y cultural de nuestro país. Funda el
Club “Mercedita”en los terrenos del Central de igual nombre, para
el esparcimiento, recreo e instrucción de los trabajadores.
Por él desfilan lo mejor de
la intelectualidad cubana, dota al mismo de una excelente biblioteca que lleva
el nombre de José de la Luz
y Caballero, con alrededor de seis mil volúmenes. Organiza concursos
literarios, levanta campos de experimentación agrícola. Funda una escuela,
alienta al campesinado a cultivar y diversificar la producción como base de la
riqueza nacional, organiza campaña a favor de la repoblación forestal, de las
cooperativas agrícolas, de centros deportivos y de enseñanza en los Bateyes,
crea un extenso vivero de plantas cubanas y exóticas que distribuye de manera
gratuita, forma la sociedad
“Amigos del Árbol”. En Melena del Sur contribuye con la
construcción de la Casa
de
Socorros, y con la Sociedad Antonio
Maceo.
De sus ingresos personales instituye el Premio Arango
y Parreño para los niños de las
Escuelas de Güines y Melena del Sur, organiza la Federación de
Bibliotecas, siendo su primer Presidente.
Fue un miembro destacado de
la sociedad cubana de su tiempo, un benefactor, un propulsor fuera de época de
la cultura cubana. Animó a todo escritor, a todo artista que
requirió de su concurso,
siendo un verdadero mecenas.
No desatiende los problemas
nacionales, censura y arremete en contra de los dirigentes del gobierno, cuando
administran de forma desacertada los intereses cubanos. Alcanza el clímax de su
vida, cuando funda La Revista
“Cúspide”, órgano del Club Mercedita, verdadero paladín de
ideas cívicas y espíritu polémico, en la cual invertía todo el tiempo que le
dejaban libre sus múltiples ocupaciones; dirigía personalmente la confección
tipográfica y hacía las correcciones en la imprenta diariamente, redactaba
varias secciones importantes –editorial, crítica de libros, crónicas, etc. y
sostenía una abundantísima correspondencia relacionada con la publicación.
A finales de la década de los años treinta esta
publicación constituye una de las Revistas
más importante en Lengua Castellana, abierta al
escritor, desde el más incipiente, hasta los más autorizados. Fue considerada
una revista única de su clase en América, y por su
impresión posiblemente en el mundo.
...José Cabrera Díaz, legal
y espiritualmente cubano, tiene suficientes méritos conocidos, y alta y
meritísima labor realizada entre nosotros y en diversos sectores del bien
público, para merecer el grado de CABALLERO DE LA ORDEN NACIONAL DE
MÉRITO “CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES”...
El Grupo “América” de
Matanzas le rinde tributo y le concede un Diploma de reconocimiento por toda su
labor en función del renacimiento intelectual de Cuba; asiste al acto celebrado
en la Atenas
de Cuba, y de regreso a La
Habana, en accidente fatal, muere el 6 de agosto de 1939, a
la edad de 64 año. Este hombre, que manejó millones murió pobre, pero legó a su
tiempo todo un programa de fe constructiva.
...Este Rebelde que salió
de Las Afortunadas, donde sufrió prisiones por sus campañas periodísticas; este
quinto forzado que presencia en Filipinas la muerte de Rizal, y se indigna y
huye; este creador de un hogar en Cuba, padrazo sensible a todas las ternezas;
este espíritu inquieto, preocupado, de incisivo entusiasmo, que pone su suelo
en las nubes que pasan, pero no abandona nunca la tierra de la realidad; este hombre
de tanta capacidad de esfuerzo y de trabajo, que siempre tuvo tiempo para sus
múltiples actividades tan disímiles y contradictorias, se fue de la vida por su
inalterable costumbre de estar puntualmente a la hora que había prometido. Pero
la muerte le había dado otra cita misteriosa a la misma hora. ¡Y llegó con
puntualidad!
Ya duerme Cabrera Díaz bajo
esta tierra de Cuba que tanto amó, que regó con el sudor de su frente y con los
efluvios de su corazón magnífico. En su testamento pedía que lo volvieran a la
tierra, sin mármoles vanidosos, pero que sobre su huesa se sembrará un árbol,
allá en Melena, entre sus guajiros y sus obreros. Se cumplirá su deseo. Quiere
ser útil todavía, y que su materia abone el nuevo árbol que se empine hacia la
luz, hacia la esperanza...
Fuente:
Coloquio de Historia Canario-Americana.
Universidad de Lar Palmar de Gran Canaria
Biblioteca Universitaria Memoria Digital de Canarias, 2003.
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