domingo, 3 de mayo de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-XXII




1993.

PENDONES Y CONQUISTA

A pesar de la evidente libertad de expresión, que ha llegado traída por el actual régimen democrático, y del consecuente cambio de actitud hacia el análisis y final consideración de la historia del País experimentado en la época presente, aquí en el Archipiélago; sin embargo, nuestros políticos de servicio, obstinadamente persisten en ignorar la riada de información académica sobre la Historia de Canarias, ya fácilmente obtenible en numerosas publicaciones expuestas en cualquier librería o kioscos de las Islas, para que sigan endiñándonos la grotesca celebración de las efemérides de la vandálica invasión y criminal toma de las Islas por sicarios y mercenarios europeos, mayoritariamente castellanos. Obscenidad a la que eufemísticamente califican de "conquista"; sacando fetichistamente en procesión a la infame insignia del odiado y provacador "Pendón de la Conquista".


Canarias, al contrario que el continente Americano, nunca fue descubierta ni redescubierta por nadie. Tanto en la Edad Antigua como en la Edad Media, siempre se supo que existía y donde estaba situada; habiendo tenido, durante su Historia precolonial, contactos con civilizaciones como la del Rey Juba II de Mauritania y con los antiguos emprendedores navegantes fenicios. Como irrefutablemente lo prueban las numerosas ánforas y otros objetos fenicios que a menudo se siguen encontrando en los fondos de las aguas costeras de Fuerteventura y de Lanzarote.

En todo caso, fueron los religiosos misioneros franciscanos los verdaderos adelantados europeos en nuestras Islas, muy en particular, en Benahoare (La Palma) y en Chinet (Tenerife), y nunca el villano esclavista, Alonso Fernández de Lugo. Oportunista asesino que traicioneramente se aprovechó de la buena imagen, previamente creada durante más de medio siglo por la obra evangelizadora de dichos misioneros, embaucando, engañando y manipulando a nuestros antepasados guanches para luego usarlos unos contra otros, terminando por traicionarlos a todos. Siendo apresados y vendidos en gran número como esclavos en puertos de Europa y del Norte de África. Se cuentan más de 1.200 de ellos sólo en una redada hecha en la Isla de La Palma.

Tal monstruo, Alonso Fernández de Lugo, tenía como notable característica la astuta habilidad de saber escurrir el bulto a tiempo y de escapar de las batallas que raramente hizo de frente al oponente enemigo. Como sucedió en La Palma y en la Batalla de Acentejo en Tenerife, así como durante una de sus correrías esclavistas en el vecino continente Africano; donde, cobardemente, abandonó a sus correligionarios a su suerte cuando se supo derrotado, entregándose prisionero para más tarde obtener su libertad tras hacer que se pagara por él un gran rescate.

Hagamos votos para que durante las próximas celebraciones de las Fiestas de Mayo, en Tenerife - en Añaza y Agüere- y de la efemérides del V Centenario de la fundación de la ciudad de Santa Cruz de La Palma -de la que soy oriundo-, los responsables actuales, tal como viene ocurriendo en Las Palmas -Tamarán-, tengan el buen juicio de ahorrarnos el bochorno de la ridicula charada del espectáculo conmemorativo de lajnencionada "conquista".

TEDOTE
Revista Akli, mayo de 1993.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)

Imagen: Pendejos en La Laguna.

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